Las que hicieron Patria en silencio: espías, enfermeras, mensajeras y cuidadoras. El rol vital de las mujeres anónimas en la gesta de la independencia argentina, una historia que aún busca su lugar en los libros.
“Vamos a coser polleras
con bolsillos internos,
para poner cartas con información
que vamos a hacer llegar al cuartel”
Macacha Güemes
A comienzos del siglo XIX, durante el periodo de la Guerra de la Independencia contra la Corona española, en lo que más tarde sería el territorio de la Argentina, existió un grupo de mujeres que protagonizaron una de las gestas menos estudiadas en la historia del país.
Conocidas como las “Bomberas” fueron las míticas espías de Martín Miguel de Güemes en el norte argentino. Su rol fue clave en el éxito de las tácticas de guerrilla que impidieron el avance realista desde el Alto Perú.
Estas mujeres, que pertenecían a todas las clases sociales, actuaban como espías, mensajeras y logística. Escondían información en los dobladillos de sus vestidos, en canastas o incluso en huecos de los árboles. Algunas, como Juana Moro, María Loreto Sánchez Peón, Celedonia Pacheco de Melo y Macacha Güemes, fueron quienes tejieron redes de inteligencia que permitieron anticipar movimientos enemigos y proteger a las tropas patriotas.
Macacha, hermana del general Güemes, fue la gran articuladora de esta red. Su casa funcionaba como centro de operaciones, y su liderazgo político y militar fue tan influyente que llegó a ser considerada una “ministra sin cartera”
Este grupo de mujeres no solo espiaban, también organizaban acciones, se encargaban de mediar pactos, arengaban a las tropas y hasta lideraban revueltas.
Mientras los ejércitos patriotas combatieron en los campos, en los salones coloniales, los ríos y los mercados del norte, otra guerra se libraba en silencio. Esta era peleada por las mujeres sin uniformes: negras esclavizadas, criollas de la alta sociedad, mestizas, lavanderas.
La red de redes
Muchas de estas mujeres multiplicaron el riesgo que estaban viviendo, entablando así amistades o amores con el enemigo, para ganarse su confianza y luego sacarles información confidencial de primera mano.
Además, formaron parte de una red de inteligencia patriota la cual fue clave para el éxito de la resistencia en el norte argentino durante las guerras de la independencia. Aunque muchas de ellas permanecieron invisibilizadas por la historia oficial, su valentía, astucia y compromiso con la causa libertadora dejaron una huella indeleble.
Macacha Güemes: María Magdalena Damasia Güemes de Tejada, conocida como Macacha, fue la hermana menor del general Martín Miguel de Güemes y una figura clave en la lucha por la independencia en el norte argentino. Desde Salta, organizó una red de mujeres que actuaban como espías, mensajeras y colaboradoras logísticas. Su influencia política fue tan grande que muchos la consideraban una “ministra sin cartera” del gobierno de su hermano.
Juana Gabriela Moro de López: Oriunda de Jujuy, fue una de las espías más audaces de la causa patriota. Su inteligencia y carisma le permitieron infiltrarse en círculos realistas, donde logró convencer al Marqués de Yavi de desertar antes de la batalla de Salta, debilitando así al enemigo. Fue arrestada por los realistas, encadenada y encerrada, pero nunca reveló información. Su casa funcionó como refugio para desertores y patriotas, y su valentía la convirtió en una leyenda viva de la resistencia norteña.
María Loreto Sánchez Peón de Frias: Fue una de las jefas de inteligencia más ingeniosas del Ejército del Norte. Se disfrazaba de vendedora ambulante para espiar los movimientos de las tropas realistas. Utilizaba granos de maíz para contar soldados enemigos y escondía mensajes en huecos de árboles. Su red de mujeres espías fue fundamental para las operaciones de los infernales de Güemes.
Celedonia Pacheco: Fue una patriota salteña que integró la red de mujeres espías liderada por Macacha Güemes. Participó activamente en la recolección de información sobre los movimientos realistas y en la promoción de la deserción entre oficiales enemigos. Su compromiso con la causa la llevó a arriesgar su vida en múltiples ocasiones y su trabajo silencioso fue vital para sostener la resistencia en Salta.
María Petrona Arias: Conocida como “La China”, fue una joven jinete salteña que se destacó por su audacia. Cruzaba líneas enemigas a caballo llevando mensajes secretos para las tropas de Güemes. Su habilidad para moverse rápidamente por terrenos hostiles la convirtió en una mensajera confiable y valiente.
¿Cuál fue su impacto?
El impacto que tuvieron en la guerra de la independencia fue profundo y decisivo, aunque durante mucho tiempo su rol estuvo invisibilizado. Estas mujeres, que actuaron como espías, mensajeras y colaboradoras logísticas, fueron fundamentales para el éxito de la guerra de guerrillas liderada por Martin Miguel de Güemes en el norte argentino.
Eran ellas quienes proporcionaban información vital sobre los movimientos, recursos y estrategias del ejército realista. Esto permitió anticipar los ataques, organizar las emboscadas y proteger el territorio clave.
También lograron que oficiales realistas desertaran o se desinformaran. Las bomberas contribuyeron a debilitar la moral y la cohesión del ejército español. Su valentía y compromiso con la causa de la independencia dejó una huella imborrable, en la que hoy su historia se reivindica como símbolo del rol activo de las mujeres en la construcción de la nación.
Estas mujeres no solo ayudaron a ganar la batalla, sino que también desafiaron los roles de género de su época, demostrando que la lucha por la libertad también se libró desde las sombras, con inteligencia, coraje y determinación.
Las que tejieron libertad
Actuando desde la sombra, sin uniforme ni rango militar, tejieron una red de inteligencia la cual fue vital para sostener la resistencia en el norte del país frente al avance realista. Estas mujeres, las cuales muchas fueron anónimas, desafiaron no solo al poder colonial, sino también a los mandatos sociales de su tiempo.
En una época en la cual se esperaba que las mujeres fueran invisibles a la esfera pública, ellas eligieron ser protagonistas desde la trinchera del ingenio, la astucia y el coraje. Su lucha fue también por un lugar en la historia que aún hoy sigue buscándose en los márgenes de los libros.
Reconocer a las bomberas es mucho más que un acto de justicia histórica: es comprender que la libertad no solo se consiguió con espadas, sino también con cartas escondidas en polleras, con pactos sellados en salones coloniales, y con mensajes cruzando a caballo los campos norteños. Es honrar a quienes hicieron patria en silencio, y cuya voz hoy resuena con fuerza como símbolo de lucha, de la igualdad y de la memoria.
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