Repercusiones tras el intento golpista en Bolivia

Repercusiones tras el intento golpista en Bolivia

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La jornada que se tiñó de verde camuflado este miércoles en Bolivia resulta compleja de definir como un simple “intento de golpe de Estado” por los hechos que la anteceden. Las internas del ex presidente Morales con el actual jefe, sumadas a los dichos del general Zuñiga antes y después del fallido intento aún dejan cabos sueltos y sucesos para analizar.

La jornada de este miércoles se vio envuelta en un clima de alta tensión en Bolivia debido al levantamiento de las fuerzas armadas, quienes pasearon con tanques y distintos móviles del ejército hacia la sede de gobierno, en búsqueda de realizar lo que a simple vista se vio como un intento fallido de golpe de Estado. El hecho fue rápidamente repudiado por el ex presidente del país, Evo Morales, y luego por el actual jefe de Estado, Luis Arce.

El rápido accionar por parte de ciudadanos que salieron a las calles a defender la “institucionalidad”, como de las distintas voces representativas de la región que se expresaron en contra de la escalada militar hicieron que el intento de golpe de Estado comandado por el ahora ex Comandante en Jefe, Juan José Zuñiga, resistiera apenas hora y media hasta su disolución total. Durante el mismo miércoles el propio Zuñiga junto al jefe de la Armada Boliviana, Juan Arnez Salvador fueron arrestados como máximos autores del hecho.

En paralelo, las fotos del suceso le dieron al presidente Arce una imagen de confrontación con Zuñiga y los suyos, pero los antecedentes políticos de los últimos meses, sumado a la insistencia del ex presidente Morales en que se trató de un “autogolpe”, y a algunas declaraciones del propio Zuñiga, complejizan la narración del hecho más allá de un simple intento de golpe. 

“Aquí hay varias claves, por empezar en la interna que se viene llevando hace meses dentro del propio oficialismo entre las líneas del presidente Luis Arce y el ex presidente Evo Morales, una interna muy sangrienta porque dividió a todos los movimientos sociales en dos”, explicó para Radio Trinchera Carlos Aznarez, Director de Resumen Latinoamericano.

Morales, que recomendó a Arce para continuar con el ciclo político que construyó en gran parte del siglo 21, se ve envuelto en una feroz interna en la cual, él mismo cree que se lleva adelante para hacerlo a un lado en una posible nueva candidatura. Hace tan solo algunos días, en el marco de una entrevista televisiva, Zuñiga alegó que estaba en contra de esa posibilidad y que haría “lo que sea necesario para detenerlo”. A partir de estos dichos Morales aseguró que buscaban “proscribirlo desde el propio gobierno”.  “Todo eso quedó en un juego de interna, pero distinto es cuando ves que salen los tanques a las calles”, agregó en esa línea Aznarez.

También durante los días anteriores se hizo eco de una posible destitución del propio Zuñiga, quien luego del hecho declaró que el propio presidente pidió montar todo para “levantar prestigio”. “Arce va a frenar a Zuñiga pero luego Zuñiga declara que había sido un pedido del propio Arce para levantar prestigio, y Evo entonces insiste en que es un autogolpe”, esclareció el director de Resumen Latinoamericano.

“Todavía hay incertidumbre sobre lo que pasó, lo seguro es que el pueblo salió a defender la institucionalidad, y Evo insiste en que Arce sigue conspirando porque parece creer que esta movida lo va a beneficiar, pero en realidad, en la medida que esto no se aclara, solo va a seguir perjudicando al gobierno”, añadió Aznarez, quien además sostuvo que quienes estuvieron detrás del golpe de Estado de 2019 miran de reojo la situación de cara a las elecciones de 2025.

“Hay advertencias de distintos analistas políticos y dirigentes que ven venir que cualquiera de estas circunstancias de internas sean aprovechadas por la derecha para intentar arrimar el bochín”, explicó en esa línea el entrevistado y profundizó: “Hay que señalar que hace poco más de dos meses hubo un encuentro en Washington de los capitostes de la derecha convocados desde EEUU para que se unan para las elecciones del 2025 para aprovechar esta interna y derrotar al gobierno de Arce por las urnas”.

Por último, a nivel regional, Aznarez advirtió: “Hay que recordar los dichos de la Jefa del Comando Sur, Laura Richardson, que se relamió pensando en el Litio que hay en la zona, y no dudo que conspiren para que la región siga teniendo gobiernos entreguistas”.


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Un verano mas acalorado de lo habitual: nueva tensión democrática en Perú

Un verano mas acalorado de lo habitual: nueva tensión democrática en Perú

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Diciembre del 2022 comenzó en Perú con un golpe de Estado parlamentario que mantiene al presidente electo, Pedro Castillo, privado de su libertad, y a una presidenta transitoria que recibe las demandas del pueblo a los golpes. Los números de víctimas fatales y de violaciones a los derechos humanos crecen día a día.

Durante los últimos meses, la actualidad en Nuestra América se complejizó aún más de lo habitual. La región suele transitar históricamente procesos de desestabilización política y económica, marcados por las tendencias colonizadoras de hace varios siglos por parte de naciones imperialistas y que como respuesta se gestaron luchas organizadas y más tarde, apareció el compromiso de ciertos líderes populares que le devuelven a los pueblos de nuestro continente la libertad y la justicia que merece.

Sin embargo, no es el caso de Perú que vive un presente que cortó con la armonía democrática que poseía hasta principios de diciembre. Tiene como preso político al presidente elegido mediante el voto popular, Pedro Castillo, y en el ejercicio del poder a Dina Boluarte, quien ocupaba el cargo de vicepresidenta hasta que ocurrió dicho golpe.

Desde hace un poco más de dos meses (cuando Castillo fue derrocado por el gobierno golpista), las manifestaciones en contra del actual régimen y en pedido de un adelantamiento de elecciones no cesan, y, por el contrario, se incrementan cada vez más. Al mismo tiempo, se anexan nuevas exigencias como el cierre del Congreso y la tratativa de una Asamblea Constituyente libre y soberana.

Conforme pasa el tiempo, las protestas se tensan cada vez más con acciones más enérgicas y con un número de protestantes en constante ascenso, entre los que se encuentran mayoritariamente campesinos y trabajadores. Este crecimiento se fogonea en gran parte por el repudio a la respuesta del gobierno de facto que reprime de manera violenta y que lleva a día de hoy, el saldo de más de 70 muertes. Además de los miles de heridos, desaparecidos y detenidos que atravesaron situaciones de violencia sexual y torturas ejecutadas por el aparato represivo del Estado a través de la policía y el ejército.

Este desbalance político tuvo su comienzo puntual entre los días 7, 8 y 9 de diciembre, cuando el hasta entonces presidente Castillo, fue acusado por “incapacidad moral permanente”, una infracción constitucional que no tiene límites de acciones claros y que se convierte en un gran arma a la hora de ejecutar un golpe parlamentario, como lo es en este caso.

Si bien el actual preso político cargaba en su corto mandato con una falta de rumbo concisa y ciertos errores, entre ellos, muchas vinculaciones a la corrupción (sin pruebas hasta ahora), este tipo de acusación contiene una carga subjetiva muy grande y es definida en base a los intereses de la mayoría que constituye el parlamento.

Debido a la sumatoria de estos motivos, el golpe de Estado en Perú durante diciembre del año pasado fue casi un trámite. Legal en ciertos papeles y una muestra más de cómo los mecanismos de poder dominan los países de Nuestra América sin la necesidad de grandes esfuerzos y con una carga de cinismo efervescente.

Pero no es exactamente por esta vía que fue derrocado Castillo, sino por su intento de defensa, ya que ante la arremetida acusación que preveía un único final bajo un objetivo premeditado, el hasta entonces presidente decretó un “gobierno de extensión”, en el cuál resolvió disolver el Congreso, llamar a elecciones para una Asamblea Constituyente y reorganizar el Poder Judicial. Hecho que le sirvió a opositores y a funcionarios del propio gobierno para tildarlo a él como “anti constitucional” y a su accionar como un “intento de golpe de Estado”. Por lo que el Poder Legislativo optó por amplia mayoría la destitución de Castillo, al mismo tiempo que fue detenido tras la orden de la fiscal Patricia Benavidez. Minutos después, un portavoz del Departamento de Estado de Washington, declaró que Estados Unidos ya lo consideraba “ex presidente”.

Esta maquinaria golpista funcionó en el gobierno de Castillo durante toda su corta gestión, ya que en el lapso de un año y medio, se lo acusó dos veces con la misma carátula, pero no llegó a reunir los votos necesarios. Con esta última situación, son cuatro en total los intentos de desestabilización que se hicieron, si se tiene en cuenta la acusación de “traición a la patria”, mediante la cual se ejerció un juicio político al presidente preso, pero que finalmente fue anulada por falta de sustento según el Tribunal Constitucional.

No obstante, esta inestabilidad democrática que rige al poder ejecutivo del Perú no es tan solo un hecho de la presidencia de Castillo, sino que data de una sucesión de conflictos que se prolongan desde hace varios años. Desde 2018 hasta la actualidad, (tiempo que solo permite dos mandatos cumplidos distintos como máximo), Perú tuvo seis presidentes.

En este sentido, según el documento firmado por el Comité en Solidaridad con el Pueblo peruano de La Plata, Berisso y Ensenada, que marchó hace algunas semanas hacia el consulado peruano para exigir el cese del golpe de estado, esta convulsión tiene sus raíces incluso años atrás: “El Perú viene atravesando unas de sus peores crisis político/social de los últimos años, consecuencia de 30 años de la instalación del neoliberalismo en nuestro país y 202 años de la fundación de la República donde no hicieron parte a los indios, los esclavos y las mujeres que lucharon por la independencia de España, que sometió a nuestros pueblos – de la mano de la aristocracia limeña – por más de 300 años”, comienza el escrito firmado por los convocantes a la marcha.

En los últimos 23 años de haber recuperado nuestra democracia, luego de derrocar a la dictadura de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, nuevamente el pueblo se ha volcado a las calles para denunciar y repudiar a la dirigencia política – títere de los grupos de poder – que en complicidad con las fuerzas represivas del Estado han usufructuado nuestra débil democracia para sus viles negociados en detrimento del sufrimiento de nuestras naciones”, continúa el documento que repasa los últimos antecedentes antidemocráticos.

En esa línea, Arturo Sánchez, integrante del comité, vociferó a micrófono abierto: “Venimos en son de paz a manifestar nuestro dolor para que la sociedad platense sepa lo que está pasando en Perú, que ya lo sabe, pero pretendemos que no llegue solo el discurso mediático de que es una democracia y una pelea entre violentos y nada más; es una dictadura en la que está muriendo gente que es el pueblo, que está poniendo el cuerpo, gente del pueblo del sur que son los más pobres”, y sentenció: “Claramente no es un conflicto cuando el manifestante sale con un palo y le disparan una bomba lacrimógena a 3 metros de la cabeza, eso es una dictadura”.

Joaquín Bellingeri
Joaquín Bellingeri

Militando desde la información y la palabra contra el amarillismo oportunista y por una sociedad en la que predomine la equidad social.

Golpe en Bolivia: La Fiscalía pidió 15 años de cárcel para Jeanine Áñez

Golpe en Bolivia: La Fiscalía pidió 15 años de cárcel para Jeanine Áñez

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Está detenida hace 15 meses por sedición, conspiración y terrorismo. En la causa “Golpe de Estado II” es acusada por asumir ilegalmente la presidencia al violar el reglamento del Senado. En el juicio se analiza también la conducta de varios exjefes militares y policiales.

Pese a los reiterados pedidos de su defensa para suspender el proceso, el juicio penal contra la expresidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, se reanudó este lunes 6 de junio y la Fiscalía resolvió pedir 15 años de cárcel por el caso “Golpe de Estado II”, en el que se juzga si asumió ilegalmente la presidencia del país vulnerando el reglamento del Senado y que lo que debía hacer después de la renuncia del entonces presidente Morales, el vicepresidente García Linera y presidentes de la Cámara de Senadores y de Diputados, era convocar a una sesión y elegir nuevas directivas. A juicio del oficialista MAS, la presidencia debió recaer sobre un legislador de su espacio y no en Áñez.

La ex mandataria de facto de 54 años pidió estar presente en la sala judicial, sin embargo el juzgado anticorrupción de La Paz rechazó el pedido y retomó la audiencia mediante videoconferencia desde el penal de mujeres de Miraflores, en el que está recluida desde marzo de 2021. Al respecto, Añez consiguió dilatar una vez más el juicio alegando un malestar en la espalda y el Tribunal Primero de Sentencia de La Paz determinó un receso hasta este martes a las 14 horas. 

El fiscal Omar Mejillones detalló todas las acciones de Áñez entre el 11 y 12 de noviembre de 2019, y al final de su alocución pidió “que se aplique la pena privativa de 15 años de prisión en el penal de Obrajes porque se ha probado la existencia del concurso real de delitos de dos tipos penales, además del pago de costas al Estado“. En cambio, Áñez alega que no debe ser sometida a estos juicios sino a un juicio de responsabilidades o de privilegio como ex presidenta.

Mejillones relató, junto con videos de medios de comunicación, que Áñez conocía todo el procedimiento legislativo para convocar a sesión: leer la renuncia de la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, primero, y luego leer las renuncias de los dos primeros mandatarios, Evo Morales y Álvaro García Linera. El fiscal también resaltó: “Al no haber instalado la sesión, no podía proclamarse como presidenta de esa instancia legislativa y por tanto, no podía convocar a una sesión de Asamblea“.

Además, Mejillones indicó que al no tener en cuenta a todas las bancadas legislativas presentes, especialmente la del MAS que era la principal, no se podía ignorar su ausencia, dado que los parlamentarios son representantes de la población. Por lo tanto, el fiscal concluyó que Áñez violó los derechos de 11 millones de bolivianos de estar presentes en esa sesión, de acuerdo al diario El Deber.

Por su parte los abogados de Áñez argumentaron que antes de esta instancia judicial, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) debió responder al recurso presentado por la ex presidenta de facto en el que solicitó que se manifestara sobre la inconstitucionalidad de los delitos que se le atribuyen en esta causa: incumplimiento de deberes y resoluciones contrarias a la Constitución y a las leyes. Argumentaron que el TCP no se pronunció sobre ese pedido y, por ende, el juicio podría no retomarse hasta que haya una decisión. 

Con esta solicitud, Áñez y su defensa pretendían frenar la reanudación del juicio, que fue suspendido a principios de mayo, dado que los abogados de la ex mandataria presentaron la demanda de inconstitucionalidad ante el tribunal. Sin embargo, en este caso no prosperó y el juicio se reinstaló, una decisión que el abogado Alaín de Canedo calificó de “ilegal y arbitraria” y aseguró que “cuando se agoten todas las instancias internas que señalan nuestro procedimiento se va a recurrir a instancias internacionales“.

Pese a los posicionamientos el juicio tuvo una nueva suspensión, ya que Áñez tuvo un repentino malestar y abandonó la instancia que sigue desde el penal de Miraflores en el que cumple condena. En este sentido el presidente del tribunal informó al asesor jurídico de la cárcel: “Por intermedio de usted, al personal de Miraflores estamos disponiendo efectuar un receso hasta el día de mañana a horas 14, para que la señora Áñez pueda conectarse y puedan ustedes continuar con la revisión médica de la misma“. 

Finalmente, este martes, la defensa de la ex senadora tendrá una hora para poder presentar sus alegatos y plantear los argumentos para liberar de culpa y cargo a su defendida. Por pedido de la defensa, los miembros del tribunal (presidido por el juez Germán Ramos) irán a los penales de Miraflores y de San Pedro para escuchar a Áñez y los ex mandos militares Flavio Arce y Pastor Mendieta, respectivamente, quienes también están siendo juzgados por el caso “Golpe de Estado II”.

Áñez está detenida desde marzo del año pasado, inicialmente por el caso Golpe de Estado I, por acusaciones de terrorismo, sedición y conspiración que sirvieron para mantenerla recluida durante seis meses. Luego se abrió la causa llamada Golpe de Estado II que amplió esa detención por un tiempo similar. El juicio comenzó a principios de abril, tras un par de aplazamientos debido a las supuestas crisis de salud que presentó la expresidenta de facto o algunos recursos que planteó su defensa por observaciones a los procedimientos jurídicos.

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