Las banderas de la diversidad: la política, el Estado y los medios

Las banderas de la diversidad: la política, el Estado y los medios

TIEMPO DE LECTURA: 13 min.

En Argentina, y en América Latina, la historia de la diversidad sexual y de género es la historia de las luchas, las demandas y las conquistas del colectivo LGBT+ y de los movimientos por los derechos humanos. La violencia y la represión a la que se ha enfrentado (y enfrenta) esta comunidad puede reconocerse de manera sistemática y estructural, a excepción -parcial- de momentos de reivindicación y políticas públicas de contención, que partieron de un Estado presente y garante de derechos.

También, puede identificarse un claro recorrido de exclusión e invisibilización en los medios de comunicación hegemónicos hacia estas identidades y sus problemáticas sociales, económicas y culturales. Estos medios modelan y fomentan un sentido común cisheteropatriarcal que empieza a ser disputado con la gestación de medios de comunicación alternativos o contrahegemónicos, que presentan los mismos hechos atravesados por la perspectiva de género o que se rigen por una nueva agenda en la que los acontecimientos y reclamos de estos colectivos históricamente vulnerados, negados y silenciados son la mayor prioridad.

30.400 compañerxs

La dictadura cívico-militar-eclesiástica que se desarrolló en nuestro país entre 1976 y 1983 tuvo un claro objetivo de reestructuración económica y social, que se llevó a cabo mediante el aniquilamiento físico y simbólico de un “otro”. El sociólogo Daniel Feierstein propone pensar esto en términos de una “práctica social genocida”, que se desplegó para la destrucción y reorganización de relaciones sociales. Con la instalación de una cultura del terror, se perpetraron miles de torturas, desapariciones y asesinatos de supuestos sospechosos, delincuentes, subhumanos, peligrosos que, según este discurso, debían ser eliminados para el bien de la sociedad. En este sentido, los militantes y dirigentes políticos, y todo aquellos que se entendieran por oposición, se convirtieron en el target de los Grupos de Tareas del poder de facto.

Y es aquí donde resulta importante agregar un factor, que no ha sido tomado tan en cuenta en las últimas décadas, y es el de la identidad, la expresión de género y la orientación sexual. La comunidad LGBT+, como toda minoría en tiempos de dictaduras, fue perseguida y torturada por formar parte de ese “otro” que fue negado y aniquilado. En ese entonces, todas las identidades eran nombradas con la categoría “homosexualidad”: travestis, trans, lesbianas, bisexuales y gays eran señaladxs y perseguidxs. En su mayoría no eran desaparecidxs por esa condición, pero el tratamiento recibido, afirmaba en 1985 el rabino Marshall Meyer (integrante de la CONADEP) a Carlos Jáuregui, había sido especialmente sádico y violento: violaciones “correctivas”, violencia psicológica, persecuciones, torturas deshumanizantes.

Estos delitos de lesa humanidad sufridos por el colectivo fueron invisibilizados en el primer registro de la CONADEP, pero se sabe que fueron, al menos, 400 compañerxs trans, travestis, gays, lesbianas y bisexuales, y que no tuvieron lugar en el documento por la presión del sector católico dentro de la misma comisión. Con el pasar de los años, la consolidación de los organismos de Derechos Humanos y la visibilización de las demandas del colectivo LGBT+ permitieron hacer públicas estas desapariciones y al día de hoy pueden encontrarse columnas en las históricas marchas del 24 de marzo que reclaman Memoria, Verdad y Justicia por los 30.400 detenidxs desaparecidxs durante el régimen dictatorial.

Fuente: Agencia Presentes

En este panorama, la complicidad, o incluso coautoría, de los medios de comunicación hegemónicos en el exterminio no resulta sorprendente. A través de la mentira, el ocultamiento y la manipulación de la información, la prensa alentó y promovió esta cultura del terror, deshumanizando y estigmatizando a estos “otros”, que eran las víctimas de un régimen criminal. La comunidad LGBT+ no existía en los medios masivos. La dictadura se autopresentaba como el modelo defensor de la familia tradicional cristiana y heterosexual, y sus cómplices mediáticos trabajaban en ese mismo sentido.

Democracia para algunxs

Con el fin de un período de violencia y horror, Argentina despertó en una primavera democrática. Con la ilusión de un pueblo que había sufrido la dictadura más cruel de su historia, la democracia de los ‘80 fue entendida a modo de “utopía”, según afirma Eduardo Rinesi en su escrito “De la democracia a la democratización” (2013). Era la esperanza de un futuro mejor, pero que se construía en base a las libertades individuales, se reducía a la ruptura de las cadenas puestas por la represión de la etapa anterior. La vuelta de esta democracia liberal y “de transición” no supuso menor represión y exclusión para varios colectivos sociales, entre ellos la comunidad LGBT+, que continuó siendo atacada y estigmatizada por los aparatos represivos del Estado. No era una democracia para todxs.

Conquistas y reconocimiento

Las históricas batallas por el reconocimiento y la inclusión de las diversidades sexuales, por el derecho a vivir de manera digna y expresar libremente su identidad de género autopercibida o su orientación sexual, encontraron un lugar de articulación y contención dentro del Estado a partir del establecimiento de gobiernos nacionales y populares que bogaron por la pluralidad, la igualdad y la diversidad.

La democracia comienza a ser entendida como un proceso de “democratización”, en la misma línea del autor antes citado. El Estado como condición y garante de la ampliación y universalización de derechos y libertades colectivas (ya no individuales). Porque no hay que olvidar que, como asegura Rinesi, “hay derechos porque hay Estado”. Pero no cualquier tipo de Estado: es necesario para la expansión y el cumplimiento pleno de los derechos de todas las personas, un aparato estatal que contenga y de voz a las demandas y reclamos de los colectivos más vulnerados y excluidos.

Esto en América Latina lo han hecho los gobiernos nacionales y populares. Con políticas públicas concretas, los colectivos de la diversidad sexual comenzaron (porque sería necio, o perverso, negar que su situación de vulnerabilidad y exclusión es una cuestión resuelta) a dar disputas en el mismo terreno de la política y las instituciones estatales, dando grandes pasos para las transformaciones estructurales necesarias para que el desarrollo de sus vidas sea en condiciones de igualdad con otros sectores de la población. La Ley de Matrimonio Igualitario (2010) y la Ley de Identidad de Género (2012), sancionadas durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, significaron un punto de inflexión y el inicio de un nuevo paradigma en materia de derechos humanos en la Argentina y en la región.

El reconocimiento de la diversidad, con el horizonte puesto en la igualdad de oportunidades, se convirtió en política pública, otorgando derechos y libertades que para otros resultaban naturales, pero que habían sido negados históricamente a esta comunidad. Se establecieron políticas de reparación de derechos. A partir de esto, lxs trans pudieron tener un documento con una identidad de género que refleje su persona real, las parejas homosexuales pudieron casarse (con reconocimiento legal), adoptar y formar familias, entre tantas otras cuestiones. La discriminación se volvió intolerable en aspectos jurídicos e institucionales, y la inclusión, una parte inexorable del cumplimiento pleno de los derechos humanos, y de la construcción de una democracia plena y participativa.

Estas políticas también se vieron reflejadas en los medios de comunicación. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, impulsada también por este gobierno y promulgada en 2009 (y modificada en 2016 por la gestión de Mauricio Macri), planteó un panorama en el que, no sólo ya no se permitiría la concentración monopólica de los medios hegemónicos, sino que tampoco la discriminación naturalizada en estos espacios.

Se postuló a la democratización de la comunicación como eje principal, y el fomento de la diversidad y la pluralidad de voces como estandarte; entendiendo siempre a la comunicación como un derecho humano fundamental. Esto ponía fin a una Ley de Radiodifusión que continuaba vigente desde la última dictadura y que se regía en el marco de “la preservación de la moral cristiana”. En total oposición, la nueva Ley de Medios anunciaba entre sus objetivos: “Promover la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombres y mujeres, y el tratamiento plural, igualitario y no estereotipado, evitando toda discriminación por género u orientación sexual”.

También resulta importante destacar, en el mismo marco de la continuación de una experiencia popular y anti neoliberal en nuestro territorio, la creación del Ministerio Nacional de las Mujeres, Género y Diversidad en el reciente 2019, con el inicio del gobierno de Alberto Fernández. Una decisión política necesaria en un contexto donde los feminismos y los movimientos por la diversidad sexual tomaron las calles y se las rebuscaron para formar parte activa del Estado.

Hay un movimiento social y político en constante expansión que no puede ser silenciado y que se cuela por las estructuras patriarcales más conservadoras. Un Ministerio que se propone trabajar en primera instancia “para construir una sociedad más justa con todos, todas y todes” no es un concepto al pasar: es asumir un compromiso político, que siempre han tenido estos gobiernos progresistas, pero que se ve cada vez más consolidado al calor de las luchas populares, en este caso, por la emancipación sexual, y en su articulación con el movimiento de liberación de las mujeres.

Alternativxs

Los medios de comunicación hegemónicos son empresas y, como tales, su foco está puesto en las ganancias y el beneficio de sus intereses; que no sólo son económicos sino también sociales y políticos: responden al bloque de poder dominante. No es extraña, ni casual, la reproducción y difusión de mensajes LGBT fóbicos a través de programas de televisión, radios y portales digitales. Es que estos medios masivos siguen construyendo y modelando sentidos comunes que sólo legitiman a las identidades cisheteronormativas y refuerzan una cultura patriarcal. Así, excluyen y estigmatizan a otras sexualidades, cuerpos y experiencias, que son demonizadas y estereotipadas, o directamente invisibilizadas de las agendas mediáticas.

La Agencia de noticias “NOVA” representa un ejemplo claro de esto. En su modus operandi se identifica la homofobia, la transfobia, la misoginia; la promoción del odio en todas sus escalas. Una de sus notas más nefastas fue publicada hace poco tiempo y se titula: “Repudio al actor travesti Flor de la V por exponer la sexualidad de famosos. Todo en la nota atenta contra los derechos del colectivo travesi-trans, principalmente el no reconocimiento de la identidad de la actriz Florencia de la V, contemplado por la Ley de Identidad de Género.

Asimismo, la avanzada de los colectivos de lucha y reivindicación de las diversidades sexuales, hermanados con los feminismos, se volvieron una realidad concreta y visible para todxs, que los medios masivos no pudieron omitir (ya sea por presión, por beneficios económicos, por convicción, etc).

La sociedad también moldea y condiciona, aunque en una medida muchísimo menor por su poder real y capacidad de respuesta a los medios hegemónicos. Muchos de estos sumaron editorxs de género a sus filas, secciones exclusivas sobre las problemáticas y reclamos de esta comunidad, perspectiva de género en algunxs de sus periodistas, pero la cuestión estructural de la concepción estereotipadas de estas identidades y su exclusión es una constante.

Los gays suelen ser mostrados como varones, jóvenes, blancos, porteños, de clase media/alta, con un aspecto que no se aleje de la imagen de “macho”, mientras las mujeres trans (que pueden contarse con los dedos de la mano) son flacas, altas, con piernas esbeltas, cabello largo y siempre arreglado. Otras identidades son totalmente negadas. Se construye un imaginario alrededor de estos cuerpos y personalidades que deja afuera a lo diferente, a lo que no encaja en el establishment: una inclusión de cartón. ¿Es un avance? Sí. ¿Debemos conformarnos? No.

En este escenario, crece la necesidad de ser representadxs, de mostrarse y hacerse oír, de ganar lugar en la batalla cultural e ideológica, de disputarle los sentidos en torno a las sexualidades y corporalidades a los grandes monopolios mediáticos: nacen nuevos medios de comunicación alternativos.

Surgen agencias de noticias como Sudaka TLGBI o Agencia Presentes, que desde una perspectiva de género, diversidad sexual y derechos humanos, y con un enfoque interseccional y latinoamericanista, conformaron espacios con comunicadorxs conscientes y activistas que pudieran dar cuenta de sus realidades y problemáticas, que pudieran denunciar y visibilizar violencias y carencias de estos colectivos, desde la voz de quienes lo viven. Disputan, aún en condiciones desiguales, la hegemonía cultural, la capacidad de nombrar al mundo, a nuestros cuerpos y sexualidades, que históricamente ha estado en mano de los grupos de poder concentrado. La misma SUDAKA TLGBI se presenta como tal: “…Desde este espacio de trinchera, resistencia y militancia, apostamos a una comunicación popular, democrática y transfeminista. Y también, buscamos disputarle la configuración de sentido sobre nuestras orientaciones e identidades, al discurso hegemónico, patriarcal y heteronormativo, que instalan los grandes medios de comunicación.”

Neoliberalismo y diversidad ficticia

Pero… ¿qué ocurre con estas luchas y reivindicaciones frente a una nueva oleada neoliberal? América Latina, y el mundo, están atravesando nuevamente el avance feroz de gobiernos ultraderechistas y reaccionarios que ponen a sus Estados al servicio de sus intereses, de la timba financiera y de los capitales extranjeros y transnacionales. Argentina, tras cuatro años de ajuste y destrucción económica y política, retomó el camino de los gobiernos populares, pero ha quedado sola en la región.

La reactualización de las prácticas neoliberales trae aparejados los mismos problemas estructurales para lxs que menos tienen y los sectores más vulnerables. En el plano de lo social, los derechos vuelven a concebirse en términos de libertades (bajo la ética del mercado), y lo colectivo desaparece frente a la individualidad y la meritocracia. Se mercantilizan las vidas, las relaciones sociales y los cuerpos. El Estado hace humo en donde más se lo necesita.

En Argentina, tuvimos un gobierno que, a través de su Secretaría de Derechos Humanos, publicó en las redes sociales una imagen que expresaba “La heterosexualidad es parte de la diversidad sexual”.

Puede parecer un anuncio inofensivo, hasta bienintencionado para algunxs, pero en verdad indicaba una manera de ver/entender (o mejor dicho, de no querer ver/entender) las problemáticas y discusiones en torno a los colectivos realmente invisibilizados y discriminados. Hay gobiernos de derecha, como el macrismo, que intentan, para atraer a ciertos sectores, seguir o implementar algunas políticas sociales de “reconocimiento” y respeto (ficticio) hacia las diversidades sexuales, pero -como explica Nancy Fraser en su libro ¡Contrahegemonía ya!, haciendo referencia al neoliberalismo progresista estadounidense- esto no apunta a abolir las jerarquías sociales, que empujan a ciertas identidades a la extrema pobreza y marginación, sino tan sólo a diversificarlas mediante la consolidación de un sentido común que instala que los “talentosos” y quienes se lo merecen pueden llegar a la cima. Igualdad se convierte en sinónimo de meritocracia.

Pero es que el reconocimiento no alcanza sin redistribución justa y equitativa de los ingresos y bienes. La igualdad debe ser colectiva e inclusiva. La ética del mercado debe ser desplazada por la ética de la responsabilidad con lxs otrxs. ¿De qué sirve una publicación de la bandera del orgullo si las mujeres trans son empujadas, por el desamparo del Estado, a una esquina para poder comer, con una expectativa de vida de entre 35 y 40 años? ¿De qué sirve alardear la inclusión de un funcionario homosexual como Peter Robledo para mostrarse “diversos” cuando sólo hay lugar para quienes cumplen con el estereotipo de varón gay, exitoso y merecedor de su lugar?

Y el rol de los medios de comunicación en este escenario es fundamental. Son ellos quienes legitiman y modelan los sentidos que hacen tolerable al modelo neoliberal y a las injusticias. Muchas personas pertenecientes a las clases medias y altas, y a su vez parte de la comunidad LGBT+, se enfilan rápidamente tras gobiernos que les aseguran que el camino de la meritocracia es el correcto, que nada tiene que ver la discriminación que sufren con “la política”. La interseccionalidad queda a un lado y se despolitiza la lucha por la diversidad. Aún así se resiste, se marcha y se reclama desde estos colectivos diversxs en busca de transformaciones estructurales que den condiciones de vida dignas para todxs. Y todxs es todxs.

No todo es lo mismo

Entonces, no todo es lo mismo. Ni todos son lo mismo. El respeto y reconocimiento de la diversidad sexual, y de las batallas y reivindicaciones de la comunidad LGBT+ en particular, debe entenderse desde una perspectiva integral y colectiva, de derechos humanos y cumplimiento de las condiciones básicas de vida. Se necesita de un Estado que articule y resuelva estas demandas mediante la ampliación de derechos, y la creación y consolidación de una estructura que contenga y garantice la inclusión y la igualdad.

Los medios de comunicación masivos tienen un papel protagónico en la construcción y reproducción de un sentido común que represente y tenga en cuenta (y no niegue, discrimine y criminalice) a estas identidades, sus reclamos y conquistas. La comunicación alternativa está dando la batalla cultural, con la voz de quienes protagonizan estas luchas, y es en esta disputa por la hegemonía (y por la prolongación de gobiernos nacionales y populares en el Estado) donde se define la representatividad política, social y mediática de estas identidades diversas.


Fuentes:
https://agenciapresentes.org/2020/03/23/memoria-lgbt-por-que-se-habla-de-30-400-desaparecidxs
https://agenciapresentes.org/2019/03/24/memorias-lgbt-en-dictadura-en-la-clandestinidad/
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/155000-159999/158649/norma.htm
http://sudakatlgbi.com.ar/como-se-representa-la-diversidad-sexual-en-los-medios-masivos-de-comu nicacion/
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-19999/17694/texact.htm
https://pulsonoticias.com.ar/37194/maricas-en-dictadura-los-desaparecidos-que-nadie-nos-conto/
RINESI, Eduardo (2013). “De la democracia a la democratización: notas para una agenda de discusión filosófico-política sobre los cambios en la Argentina actual. A tres décadas de 1983”. Revista Debates y Combates, No 5, Año 3. Buenos Aires: Fundación Casa del Pueblo.
RINESI, Eduardo (2013). “De la democracia a la democratización: notas para una agenda de discusión filosófico-política sobre los cambios en la Argentina actual. A tres décadas de 1983”. Revista Debates y Combates, No 5, Año 3. Buenos Aires: Fundación Casa del Pueblo.
Fraser Nancy (2019) “¡Contrahegemonía ya!: Por un populismo progresista que enfrente al neoliberalismo.” Lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer. (Selección) Siglo XXI Editores

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Delfina Venece
Delfina Venece

Nací en el interior de Buenos Aires: los porteños nos confunden con Parque Chacabuco. De crianza gorila, devenida en pseudo-troska por contraste, hoy peronista por convicción. Mi canción favorita a los 10 años era Los Salieris de Charly, de León Gieco.

Ciencia, Tecnología e Innovación con perspectiva de género

Ciencia, Tecnología e Innovación con perspectiva de género

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

POR JONATAN PEREZ*

El pasado jueves 4 de junio se oficializó la creación del Programa Nacional Para la Igualdad de Géneros. Este programa, creado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación en colaboración con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y el Observatorio de Violencia Laboral y de Género, busca terminar con una realidad: si bien la mayoría de las investigadoras son mujeres, son minoría dentro de los espacios mejor valorados, con altos rangos y posiciones jerárquicas.

Estas estadísticas surgen del diagnóstico nacional del sistema científico y tecnológico realizado en los últimos años, en el que se concluyó que si bien las mujeres que trabajan en el sector de CTI son mayoría, se profundiza la brecha de género en posiciones jerárquicas, en el acceso al financiamiento y en la producción científica y tecnológica, entre otras. A su vez, el diagnóstico echa luz sobre la participación desigual en algunas disciplinas científicas y especialidades en STEM en las que hay escasa representación femenina.

Cabe destacar que dichas estadísticas no han diagnosticado la situación de otras identidades de género ya que aún no se dispone de registros que logren superar el binarismo.

Fuente: Estadísticas de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación

Ahí es cuando entra en juego el Programa Nacional Para la Igualdad de Géneros, el cual tiene como objetivos garantizar la participación igualitaria de las mujeres y la población LGTBIQ+ en todos los niveles y ámbitos del sistema científico-tecnológico y promover la incorporación de la perspectiva de género en los procesos de investigación, desarrollo e innovación desde su propio diseño. También, propone hacer de las instituciones de ciencia, tecnología e innovación, ambientes propicios para el desempeño y el progreso con igualdad.

En su presentación, la Secretaria Ejecutiva del Programa, María Victoria Tignino, consideró que “la puesta en marcha de este proyecto es parte del trabajo que venimos realizando al interior del Ministerio, generando indicadores y un diagnóstico de la situación de los géneros en el sistema científico-tecnológico. Tener un programa no es un punto de llegada sino de partida, una expresión del compromiso del Estado con la política de género y un desafío para generar proyectos para reducir la brecha de género en todos los sectores, mejorar las políticas de cuidado y ofrecer espacios libres de violencia”.

Para la presidenta del CONICET, Ana Franchi, “la creación del Programa Nacional por la Igualdad de Géneros en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación es el resultado de muchos años de lucha por la equidad en nuestras instituciones de ciencia y tecnología. Este programa permitirá reforzar la búsqueda de igualdad en la participación y promoción de los distintos géneros dentro del sistema científico tecnológico”.

Por otra parte y también referido a que las desigualdades de género atraviesan todos los ámbitos laborales, la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCYT) lanzó ese mismo jueves 4 de junio el área de Política Transversal de Género y Diversidad Sexual de la Agencia.

La presentación virtual estuvo a cargo de Paula Lenguita, responsable del área de Género; Dora Barrancos, ex integrante del directorio del CONICET y referente en materia de ciencia y género; Fernando Peirano, presidente de la Agencia; María Alejandra Zinni, representante del Directorio de la Agencia; y Laura Toledo, directora del Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC) del MINCYT.

En esta presentación, Paula Lenguita contó que la tarea de la Agencia se enfocará en tres aspectos clave: “En primer lugar, tener un compromiso en la valorización de las capacidades de las mujeres en todos los terrenos de la ciencia, tecnología e innovación. Un segundo elemento es la cuestión de las tareas reproductivas y de cuidado. Esta pandemia hizo que, forzosamente, las instituciones empiecen a asumir los compromisos que requiere enfrentar la desigual distribución de esas tareas. En tercer lugar, fortalecer y promover los liderazgos femeninos a la hora de formar equipos de trabajo”

El cierre estuvo a cargo de Dora Barracos quien declaró que “en el ámbito científico muchas veces se ve una autoimpugnación, donde a las mujeres les cuesta manifestar una situación reivindicativa, subjetiva, ante la desigualdad de género, porque consideran que eso significa herir la objetividad de la ciencia. Por eso, auguro que esta iniciativa sea un programa vigoroso y vertebral. La no democracia derivada de las circunstancias de género en ciencia no es solamente un problema de moral, sino que la ciencia y la tecnología se pierden extraordinarias oportunidades de creatividad”.

Este accionar del hoy Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que viene a revalorizar la ciencia de nuestro país y el trabajo de muchas de las investigadoras no es nada nuevo ya que la igualdad fue uno de los ideales principales desde el inicio de la gestión. La designación de Carolina Vera como Jefa de Gabinete del MINCYT y la de Ana Franchi como Presidenta del CONICET fueron los primeros pasos, en conjunto con el proyecto de modificación de la Ley N°25.467 de Ciencia, Tecnología e Innovación que obtuvo media sanción a fines del año pasado. Tal parece que a 6 meses del cambio de categoría de Secretaría a Ministerio, vamos camino a reconstruir un país y una ciencia para todes.


De humor ácido, bastante particular. Un poco friki, un poco otaku. Le dicen "Chino"
desde siempre y eso no lo cambia por nada. Apuesta por la comunicación popular,
por eso intenta ser productor de la gloriosa No Se Mancha, columnista en Columna
Vertebral, y escritor de la Trinchera. Un colgado que deja siempre todo para
ultimo momento, lo único que puede llegar a garantizar es que va a llegar
tarde así sea en la esquina de su casa.

Links: 
https://revistatrinchera.com/2019/11/17/conicet-camino-a-reconstruir-un-pais-de-todxs/
https://revistatrinchera.com/2019/12/18/ciencia-tecnologia-e-innovacion-del-abandono-a-la-recuperacion-del-ministerio/
https://www.argentina.gob.ar/noticias/el-ministerio-de-ciencia-tecnologia-e-innovacion-creo-el-programa-nacional-para-la-igualdad
http://www.unsam.edu.ar/tss/politica-para-la-igualdad-de-genero-en-ciencia/

Bancando la parada, en Chile

Bancando la parada, en Chile

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Por Floren Luengo*

Un Chile disidente, revuelto, movilizado y dando claras muestras de que la vida política y social de ese país hermano dice NO: NO a la guerra, NO al neoliberalismo.


Desde el 17 de octubre, el cerco mediático no logró seguir ocultando lo que venía sucediendo en el territorio trasandino. Chile se encuentra en estado de ebullición no sólo por la suba de las tarifas del subterráneo –utilizado por casi tres millones de personas al día y una de las tarifas más caras del mundo-, sino por un sistema político, económico, social y cultural que está en crisis.

Como respuesta al descontento social, el gobierno decidió decretar el Estado de Excepción (viernes 18) y el Toque de Queda (sábado 19) retomando a los manotazos un tiempo de dictadura que desde hace 30 años algunes creían haber dejado atrás. Lo que no ha perdurado en el tiempo, es el miedo que habían instalado para que las personas no reclamen por los derechos humanos.

Foto: @hincapiesimon

Más de 1.200.000 personas marcharon por las calles de Santiago de Chile y en otras ciudades del país, poniendo el cuerpo y gestando una de las movilizaciones más grande de la historia de este país hermano. Las consignas “Deseo y Revolución” “Disidencia en acción” “¡Vamos por todo para todes!”, sintetizan algunas de las demandas de las comunidades LGTBIQ+.

Emilia Schneider (23), primera presidenta trans de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile manifestó que la problemática social excede el tema del transporte público y señaló que “este es un proceso muy relevante para el país y un estallido que lo único que demuestra es que no hemos tenido respuestas justas durante años de movilizaciones, reclamando por la mercantilización de distintos aspectos de nuestras vidas como la salud, la educación, las pensiones o la precarización laboral.”[1]

Por su parte, la Organización Trans Diversidades (OTD) de Chile, se sumó al cese de actividades y a las diferentes y legítimas formas de expresión del descontento social. En un comunicado recientemente publicado expresan que: “desde OTD Chile, rechazamos el toque de queda que deja a muches sin su sustento y repudiamos al Estado de Emergencia decretados por el Presidente Sebastián Piñera. Creemos que la militarización y represión sólo traerá una escalada de violencia y muertes injustificadas que podrían evitarse. Las personas trans en estas situaciones estamos en aún más expuestas a los abusos tanto ciudadanos como militares. Exigimos que se retiren les militares para iniciar un diálogo perdurable.”[2]

La decisión de salir a las calles de forma organizada, ocurrió el pasado miércoles 23 de octubre tras una autoconvocatoria para todas aquellas personas que se autoperciben Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans, Asexuales, Intersex, Queer, No Binaries, Pansexuales y más (LGBTIQ+) de Chile y de otros territorios. Tras varias denuncias de violencia sexual y torturas en el marco de las detenciones y frente a un aparato represivo del Estado expresamente odiante de las diversidades corporales y sexuales, se conformó la Primera Asamblea de Emergencia ante la contingencia nacional.

Foto: Agencia Presentes

Más de 150 personas se congregaron para compartir experiencias durante el Estado de Emergencia y Toque de Queda en Chile, con la intención de evidenciar que la violencia histórica continúa siendo ejercida hacia sus cuerpos y de distintas maneras: amedrentamiento, persecución, secuestro, detención, torturas, abusos sexuales y violaciones correctivas. Elementos propios de la política sexual que es parte de la represión autorizada por Sebastián Piñera, según afirma el comunicado de la OTD.

Cabe destacar que de acuerdo al último reporte entregado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos, se ha constatado la detención a nivel nacional de 3.712 personas entre ellas: 404 niños, niñas y adolescentes, 597 mujeres y 2.557 hombres. Por otro lado, dentro de las 138 acciones legales presentadas ante la justicia por violaciones a los derechos humanos, 5 son por homicidio cometidos por agentes del Estado; y 92 por tortura, entre las cuales 18 tienen connotación sexual.

Como también sucedió en Argentina en épocas de dictadura, los edictos policiales fueron la herramienta legal de una política sexual de los cuerpos a modo de normalización el orden social. En el pueblo chileno, la militarización y la represión traen como consecuencia escaladas de violencia y muertes injustificadas.

Las denuncias van desde: recibir insultos y golpes con puños y bates de beisbol a dos mujeres por ser lesbianas; abusos y torturas homofóbicas en 2 comisarías; amenaza de muerte a una pareja gay, así como la brutal agresión que sufrió un estudiante de medicina de manos de Carabineros de la 51 Comisaría de Pedro Aguirre Cerda.

Al mismo tiempo que las personas se organizan en asambleas para acompañarse y no mostrarse solos/as/xs en las calles. Organización que les brinda la posibilidad de hacer oír las demandas históricas de los movimientos de la diversidad sexual: respeto a la identidad e integridad; derechos sociales, sexuales y reproductivos; educación sexual integral, así como una ley integral que permita cupos para estudiar y trabajar, para capacitaciones y reparación por violaciones de derechos humanos. Toda una serie de cuestiones que según dicen, no se solucionan con la Ley de Identidad de Género aprobada en 2018.

Los travesticidios, femicidios, transfemicidios y demás homicidios por la condición de género y/o sexo, son responsabilidad directa del Estado. La decisión política a tomar es si se hacen cargo de la problemática social o no. Dejar librado en las manos de los militares, carabineros, policías, la gorra, los milicos o como quieran llamarlo es sólo dar rienda suelta a la destrucción de aquello que no pretende encajar en el binario, higienista y heterosexual orden social.


* Periodista, conductora del programa La Marea (Radio Futura – FM 90.5), responsable de la sección Feminismos de Revista Trinchera, editora del portal Luchelatinoamérica y colaboradora de Agencia Timón.

Bibliografía:
[1] http://agenciapresentes.org/2019/10/25/emilia-schneider-dirigente-estudiantil-trans-a-las-disidencias-nos-golpea-fuerte-la-privatizacion-y-mercantilizacion-de-la-vida/
[2] https://otdchile.org/comunicado-publico-de-otd-chile/

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