Plan Nuclear: Financiar un proyecto nuevo, desfinanciado lo que ya está

Plan Nuclear: Financiar un proyecto nuevo, desfinanciado lo que ya está

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La iniciativa anunciada por Javier Milei fue cuestionada por investigadores del área de Energía Atómica ya que “hasta ahora, ha sido todo recorte en el sector” y en lo que va del año se cercenó un 40% del presupuesto. La expresidenta de la Cnea consideró que el anuncio obedece “al desconocimiento de quienes están a cargo del gobierno”.

En el marco del brutal recorte que el Gobierno Nacional lleva a cabo en el área nuclear, el presidente Javier Milei anunció la creación de un Plan Nuclear para Argentina con la intención de generar un centro mundial en inteligencia artificial abastecido por energía atómica. Sin embargo, el máximo mandatario quiere borrar con el codo el 40% del presupuesto de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que recortó a lo largo de este 2024. 

Al respecto, el físico exdirector del Instituto Balseiro y actual profesor de George Washington University, Alfredo Caro, detalló: “Es un anuncio oportuno que va en dirección de los ejes de este gobierno: la búsqueda de inversiones privadas para ciertas actividades. Se propone el desarrollo de la inteligencia artificial y el Plan Nuclear Argentino está en condiciones de enfrentar ese desafío”.

En tal sentido, señaló que tres actores como la Cnea, Invap y Nucleoeléctrica Argentina: “Están en condiciones de ejercer esa actividad. Las tres están maduras para tener programas atractivos que incluyan aportes privados. Y sería aún más atractivo si las tres actuarán en conjunto”.

En un contexto en el que el gobierno redujó la inversión en obras públicas y aplicó recortes presupuestarios al sector, el físico reconoció que el anuncio resultó “llamativo” porque “asume que no tiene recursos»”, aunque prefirió no opinar al respecto. Además, Caro entendió que “el sector nuclear podría abrirse a la inversión privada y buscar un socio para poder expandirse”. “No habiendo inversión pública, se necesita inversión de alguna naturaleza. La búsqueda de la inversión privada es la mentalidad de este gobierno argentino”, enfatizó el profesor.

Desconocimiento de los proyectos actuales:

La actual directora de la Unidad Ejecutora de Nanociencia y Nanotecnología que depende de la Cnea y el Conicet, y expresidenta de la Cnea, Adriana Serquis consideró que el anuncio de un nuevo Plan Nuclear obedece “al desconocimiento de quienes están a cargo del gobierno”. “Justamente, hablar de un proyecto nuevo cuando ya hay uno de los más avanzados del mundo, como el reactor nuclear Carem, es desconocimiento de lo que se viene haciendo en el país. Cualquier plan nuevo llevaría 10, 15 años”, resumió la investigadora.

Respecto al Plan Nuclear anunciado por Milei, planteó que hay expectativas por “saber en qué consiste. Si hablamos de reactores modulares pequeños, se desconoce un proyecto que ya existe y en el que decidieron no invertir. Hoy está ralentizado al mínimo”.

En paralelo, el doctor en Física de Bariloche, Armando Aligia, también se refirió al anuncio de Milei y recordó que el gobierno detuvo el avance de la obra civil del reactor nuclear Carem, “cuando podría haber estado terminado hace tiempo” y cuestionó la partida de “32 científicos que se fueron buscando mejores sueldos”. “Por culpa de distintos gobiernos, el proyecto no se finalizó”, detalló.

Por otro lado, Serquis se refirió al anuncio respecto a la inteligencia artificial: “Es paradójico cuando hace poco, se organizó la primera Semana de la Inteligencia Artificial en el Centro Cultural de la Ciencia y no se convocó a los investigadores que tienen trabajos pioneros en el tema, como la Universidad de Buenos Aires o La Plata”.

El encuentro fue entre el dos y el seis de diciembre y contó con expertos nacionales e internacionales de diversas áreas, más de 30 conferencias y paneles destacados con la participación de más de 25 empresas y organizaciones líderes.

Asimismo, la investigadora compartió que, en el mundo hay una apuesta a pensar que la energía nuclear, por sus bajas emisiones, por la densidad energética, puede estar asociada a brindar la energía que requieren los sistemas de inteligencia artificial o las criptomonedas. “Eso requiere de gente formada y no la formas en un año. Hoy, es un despropósito que los trabajadores del sector nuclear tengan salarios tan bajos en la Cnea lo que lleva a muchas renuncias”, refuto la directora e insistió en “una pérdida de capacidades”.

Cabe recordar que el proyecto del Carem inició su construcción en 2014, lleva invertidos unos 700 millones de dólares y requiere 200 millones más. La obra civil tiene más del 85%, lo mismo la ingeniería, pero requiere órdenes de compra para los componentes. Su puesta en marcha estaba prevista para 2026 y se trasladó al 2028. Hay otros proyectos similares del mundo previstos para el 2030. De modo que el argentino es el primero de su clase.

En tal sentido, Serquis agregó que “la Agencia de Energía Nuclear analizó los 70 proyectos más avanzados del mundo. Dentro de ellos, el Carem es uno de los que tiene sus aspectos más desarrollados” y consideró que “financiar un proyecto nuevo, desfinanciado lo que ya está casi listo, es una mala estrategia y puede hacernos perder una gran oportunidad”.

Finalmente, la investigadora resaltó que la inversión más importante del país es la formación de personas que tienen el conocimiento en el área científico tecnológica. Al respecto remarcó: “Creo que es necesario buscar inversores, pero nunca perdiendo la soberanía sobre el conocimiento desarrollado y sobre el cual nuestro país invirtió tanto”. “Hasta ahora ha sido todo recorte. Desde la Cnea, no sabemos en qué consiste el plan. Pero entendemos que es ‘pour la galerie’, como se suele decir. No hay nada concreto”, concluyó .


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Se pone en marcha la PIAP: la resistencia de la CNEA por la soberanía atómica

Se pone en marcha la PIAP: la resistencia de la CNEA por la soberanía atómica

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La entidad formalizada en 1950 para crear, regular e incentivar la producción nacional de energía atómica, sostuvo durante diversos lapsos de desfinanciamiento la estrategia y fuerza de lucha para llevar adelante los logros del presente: tres centrales atómicas bajo el nombre de Atucha, junto a una productora de agua pesada.

La presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Adriana Serquis, confirmó, junto a su entorno y el de la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería Sociedad del Estado (ENSI), que se pusieron oficialmente en marcha las obras para que vuelva a funcionar la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) ubicada en la provincia de Neuquén. Está en disfunción desde el año 2017, cuando fue desfinanciada, anteriormente se mantenía en actividad casi ininterrumpida desde su nacimiento en 1993.

El agua pesada representa un material imprescindible en el país para el funcionamiento de los reactores nucleares que utilizan uranio natural como combustible, por lo que, desde que se dejó de producir, comenzó a ser un gasto mensual más en la balanza comercial a modo de importación desde Rumania. Trata de un material similar al agua convencional, pero con dos moléculas de deuterio en vez de hidrógeno, lo cual la hace un 10% más densa, y tanto sus pisos de hervor como de congelamiento son más elevados: mientras que el agua convencional hierve a 100 grados, esta lo hace a 101,4; mientras que se congela en -3,8 grados, y no a 0 grados. En ese sentido, esta anomalía la hace valer más de 700 dólares por litro, y su fabricación requiere grandes cantidades de energía y agua.

La Planta Industrial de Agua Pesada fue un hito en la industria nacional de energía atómica logrado y resistido a través de la CNEA, creada el 31 de mayo de 1950, día que se conmemora en Argentina el Día Nacional de la Energía Atómica. Por aquellos años, el presidente de turno, Juan Domingo Perón, llevaba adelante una industrialización nacional acelerada, por lo que no es sorpresa que la comisión que logró posteriormente la producción de agua pesada en Argentina haya sido creada durante ese período. Cinco años más tarde, Perón fue derrocado mediante un golpe que no contemplo siquiera las vidas de los civiles que transitaban la Plaza de Mayo, pero la semilla ya estaba sembrada: en enero de 1958, en medio de un gobierno dictador que sabía que debía dar paso a elecciones prontamente (sería en mayo de ese año), la CNEA inauguró el primer reactor experimental de América Latina, construida en base a tecnología e instruidos del país. Serían años donde el “desarrollismo” del electo Arturo Frondizi daría paso a la industria, pero con mayoría de capitales extranjeros. Sin embargo, el plan de los golpistas comandados por Eugenio Aramburu era otro: pretendían el desguace de la capacidad instalada, por lo que en tres años Frondizi fue removido. Lo reemplazaría Arturo Illia.

La historia de la industria nacional no tiene un hilo conductor constante, sino que esta pausada en lapsos, los cuales tienen nombres, apellidos e ideologías, y mediante esta intención pasan los presidentes de turno. No es casualidad que el próximo elegido, Illia, tampoco pretendía desguazar la industria, lo cual llevó a un nuevo golpe de Estado por parte de las Fuerzas Armadas. Tampoco es azaroso que el siguiente hito en energía atómica se haya dado en 1974, cuando se creó Atucha 1, el primer reactor de potencia en América Latina, bajo el mando de Juan Domingo Perón nuevamente, que volvía del exilio tras 18 años y gobernaba luego de 20. Ese mismo año se comenzaría el segundo reactor nuclear, pero artífice de la industria nacional falleció en cuestión de meses, y la historia argentina no permitió continuar con el plan atómico durante muchos años que contemplaba la creación de 20 centrales antes del año 2000.

Durante todas estas interrupciones nombradas, la CNEA resistió en organización, así como a fines de los 70, cuando, sin poder tomar acción, planificaron la construcción de lo que en esta nota es el sujeto de análisis: la Planta Industrial de Agua Pesada, que en aquel momento se nombró como PEAP (Planta Experimental). El objetivo, ante la imposibilidad de operar, era poder demostrar que el país podía dominar esta tecnología, lo cual fue logrado de manera que quedó la “maqueta” de lo que más adelante se terminaría de conformar: en 1989 se creó la nombrada Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería Sociedad del Estado (ENSI), impulsada por la CNEA en conjunto con el gobierno provincial de Neuquén, a fin de hacer realidad la PIAP y comenzar a comercializar agua pesada.

Claro que dentro de estas “no casualidades” existen salvedades, porque a pesar de que durante el gobierno de Carlos Saúl Menem (1989-1999) se vendió gran parte de la industria nacional (aerolíneas, YPF, etc), fue durante esta década que se retomó el proyecto PIAP (1989) y finalmente se ejecutó (1993). No obstante, la línea siguió dentro de la “lógica”: el siguiente gran hito en energía atómica fue “Atucha 3”, en 2014 bajo la presidencia de la nombrada Fernández de Kirchner. Pero en un lamentable desenlace, la PIAP fue desfinanciada y depuesta de sus funciones en 2017, bajo el gobierno de Mauricio Macri, que en un período sin grandes salvedades registró bajas en la actividad industrial y la capacidad instalada. Cabe mencionar que el personal de la empresa se redujo de 400 a 100 personas dejando a 300 trabajadores en situación de desempleo.

Exactamente hace un año, en julio de 2022, Revista Trinchera dialogó con la presidenta de la CNEA, Adriana Serquis, ante la noticia de que ambas partes autoras de la PIAP (CNEA y ENSI) se movilizaron para que esta vuelva a funcionar. En aquel momento, Serquis confirmó que “en una parada técnica de mantenimiento (de la PIAP) el Gobierno de Macri decidió no volver a ponerla en marcha porque “ya había suficiente cantidad de agua para toda la vida útil” de las centrales Atucha. “Esto se desmintió al año siguiente, porque Nucleoeléctrica Argentina S.A necesitó el líquido y hubo que exportarlo”, ratificó Sequis en aquel momento. También había asegurado que la iniciativa de reactivación de PIAP era un hecho, pero que llevaría un tiempo, ya que había que contratar personal calificado que debía instruirse en el tema.

En mayo del año corriente, se firmó en el Palacio de la Hacienda el acuerdo específico para la puesta en marcha del plan “conservación, mantenimiento y acondicionamiento” de la Planta Industrial de Agua Pesada, en donde estuvieron el ministro de Economía y pre candidato a presidente de Unión Por la Patria, Sergio Massa, la secretaria de Energía, Flavia Royón, y los representantes de la CNEA y ENSI. De esta manera se dio un comienzo burocrático a lo que hoy finalmente pasa a la acción: actualmente se está acondicionando la primera línea de trabajo que pretende producir 80 toneladas anuales para 2025. La segunda línea de producción planifica fabricar amoníaco y urea para ser usados como fertilizantes. Se estima que esta producción cubra las necesidades de las tres centrales ATUCHA y exporte un margen de sobra. “En 25 meses podríamos volver a tener agua pesada desde la PIAP, pero ya en el último año y medio recibimos muchos contactos de empresas del exterior que consultan sobre las posibilidad de contar con parte de la producción”, aseguró en esta ocasión Serquis, en diálogo con Télam.

“La PIAP es la planta de agua pesada más grande del mundo y como tal es un bien estratégico del país porque garantiza tener el ciclo completo del combustible nuclear, y la posibilidad de tener una nueva central de ese tipo que va a depender de este insumo”, agregó y destacó la presidenta de la CNEA.


Joaquín Bellingeri

Militando desde la información y la palabra contra el amarillismo oportunista y por una sociedad en la que predomine la equidad social.

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