CONAE: Desplazan al directorio de la empresa aeroespacial VENG

CONAE: Desplazan al directorio de la empresa aeroespacial VENG

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

Con el directorio de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales sin reunirse desde 2023 y con una situación presupuestaria crítica, las autoridades de ciencia y tecnología comunicaron extraoficialmente que apartan al directorio de Veng, su subsidiaria encargada del desarrollo del Tronador II. Tal empresa era la encargada de la operación de los satélites argentinos de observación terrena que se encuentran en órbita. 

Esta semana se dio a conocer que las autoridades de Ciencia y Tecnología acaban de comunicar extraoficialmente que desplazarán al directorio de Veng, de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). Tal empresa era la subsidiaria encargada del desarrollo del Tronador II y de otras aplicaciones de tecnología aeroespacial, además estaba a cargo de la operación de los satélites argentinos de observación terrestre que se encuentran en órbita. 

La noticia cayó como un balde de agua fría en momentos en que sus miembros estaban colaborando para mantener a flote la empresa y buscar aportes privados, ya que el directorio de la Conae lleva sin reunirse desde el año pasado y atraviesan una situación presupuestaria crítica. Desde la empresa desplazada comentaron que hace dos semanas habíamos tenido una reunión y estábamos intentando hacer las cosas ordenadamente para solucionar los problemas. No se entiende que quieran convocar a asamblea cuando es el directorio el que debe hacerlo”.

El directorio de Veng estaba compuesto por su presidente, Marcos Actis, ingeniero aeronáutico y decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, que tuvo a su cargo el desarrollo del lanzador argentino; su vicepresidente, Leonardo Comes Penalva, ingeniero electrónico y gerente de gestión tecnológica de Conae; y como director titular, el ingeniero Guillermo David Benito, referente del INVAP. Cabe destacar que todos cumplían funciones ad honorem. 

Los reemplazantes serían Roberto Yasielski, director de la carrera de Ingeniería en Sistemas Espaciales de la Universidad Nacional de San Martín, como presidente; Leonardo Comes seguiría como vicepresidente; y Martín Suárez Gazzero (de CNEA), Julio Manco (abogado y miembro de directorio de la Fábrica Argentina de Aviones) y Mariano Luna (de la Universidad de San Andrés) ingresarían como directores. El martes a última hora, sin embargo, todavía no se había recibido la comunicación oficial.

Veng fue creada a fines de los años noventa, pero comenzó a operar en la práctica en 2007. Allí trabajan 463 ingenieros, técnicos y científicos de altísima calificación. “Son chicos de un valor extraordinario que no debemos perder”, subrayan desde la empresa.

Actualmente, trescientos de ellos se desempeñan en la estación de recepción de datos satelitales de Falda del Carmen, y sin esa dotación sería imposible operar y mantener los satélites en órbita. Por su parte, la Conae tiene una planta muy reducida de apenas 230 empleados.

En este momento, igual que la  Comisión Nacional de Actividades Espaciales, Veng está en la cuerda floja por el desfinanciamiento generalizado del área de ciencia y tecnología. Es más, se encuentran incluso entre los organismos más afectados, con una reducción del 55% del presupuesto en relación con el año pasado. 

“Se viene arrastrando una situación de posible cesación de pagos que ya se dio a mitad de año (…) aparentemente quedaría presupuesto como para que se paguen salarios hasta diciembre. Si la empresa se cae, se llevará a cuestas también a la Conae. Es decir, que dejaría de funcionar la operación de los satélites y de las estaciones terrenas para la adquisición de información satelital”, advirtieron representantes de ATE en un comunicado.

La empresa de tecnología aeroespacial desplazada se concibió para desarrollar el programa Tronador de acceso al espacio (un lanzador de cargas útiles), pero también participó como contratista en los satélites SAC-D/Aquarius y Saocom, y en el diseño y operación de la estación terrena de Tierra del Fuego. Del Tronador, se habían llegado a desarrollar los tanques y se estaba probando el motor de la segunda etapa pero este año, por la crisis presupuestaria del sector, todo quedó paralizado.

Según el último informe de indicadores macroeconómicos del Grupo Economía, Política y Ciencia del Centro Iberoamericano de Investigación en CTI (EPC-Ciicti), en octubre la función ciencia y tecnología perdió el 30,5% de su presupuesto en términos reales en comparación con el mismo mes de 2023, muy por encima del promedio de la caída del resto del presupuesto nacional, que descendió un 24,4% real.

De esta manera, es una disminución que implica que la inversión estatal en ciencia, tecnología e innovación representará el 0,216% del PBI cuando finalice 2024, lejos de lo pautado por la Ley de Financiamiento de la Ciencia, que establecía un 0,39% para este período.


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El conocimiento científico al servicio de la soberanía nacional

El conocimiento científico al servicio de la soberanía nacional

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

Con la presencia de autoridades de los Ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación; Comercio Internacional y Culto; Ambiente y Desarrollo Sostenible; Agricultura, Ganadería y Pesca; Turismo y Deportes; Defensa y Seguridad, hace algunos días se llevó a cabo el relanzamiento de la iniciativa Pampa Azul.

La reunión estuvo encabezada por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarezza, quien luego de agradecer a sus colegas de gabinete por estar presentes en esta primera reunión del Comité Interministerial de la iniciativa Pampa Azul, recordó la presentación en 2014 a cargo de Cristina Fernández de Kirchner, “que apuntaba a poner más conocimiento en el Mar Argentino con la idea no sólo de aumentar su productividad, sino también de visibilizar nuestra soberanía en territorios donde Argentina sufre la depredación de sus recursos naturales”. 

En referencia a esta primera reunión, el titular de la cartera científica remarcó la importancia de retomar el espíritu de lo que fue Pampa Azul en sus inicios y de la importancia del conocimiento científico y ambiental aplicado a la producción y a la soberanía: “Esto demuestra la voluntad política de este gobierno de caminar hacia el mar argentino”.

Roberto Salvarezza

Un paso hacia la incorporación efectiva del mar al territorio nacional

Investigar el mar argentino fue una de las metas que se propuso el Ministerio de Ciencia y Tecnología en 2014. Así nació “Pampa Azul”, una iniciativa de las Organizaciones de la Sociedad Civil, apoyada por profesionales de las ciencias marinas, que conformaron el “Foro para la Conservación de Mar Patagónico y Áreas de Influencia”.

La idea inicial fue promover políticas y medidas para la preservación del Ecosistema Marino Patagónico con una mirada de gran escala, inspirada en que los procesos del ecosistema y sus componentes vivos trascienden las fronteras políticas.

La intención era la fortalecer la presencia en la plataforma continental de la Argentina y demás espacios marítimos bajo jurisdicción nacional, con el fin de consolidar el dominio efectivo sobre nuestros bienes comunes y brindar apoyo científico a la política exterior argentina en el Atlántico sur.

Pero además se contemplaron metas a mediano plazo, como la de intentar generar productos científicos de excelencia, comenzado por las áreas más productivas del Mar Argentino; y otras a largo plazo como la determinación de la futura configuración geopolítica del Atlántico Sur y a la presencia de la Argentina en la Antártida.

Concretamente, Pampa Azul no sólo colaboró con la creación de políticas públicas, sino que también impulsó el desarrollo de campañas científicas para la investigación oceanográfica y la prospección de la diversidad marina, con participación de distintos buques del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, la Prefectura Naval Argentina y la Armada Argentina.

Como el programa era muy costoso, en 2015, el Gobierno nacional envió al Congreso el Proyecto de Ley N° 27167 (PROMAR), mediante la cual se creaba el Programa Nacional de Investigación e Innovación Productiva en Espacios Marítimos Argentinos, y posteriormente se designó al Ministerio de Ciencia y Tecnología como Autoridad de Aplicación. La norma, promulgada en septiembre de ese año, consta de ocho artículos dentro de los cuales se desarrollan los lineamientos generales y específicos para el fortalecimiento de la presencia soberana del país en el Mar Argentino, pero además tiene como uno de sus principales objetivos atender la iniciativa Pampa Azul.

Entre los aportes científicos que derivan del programa Pampa Azul en pos del apuntalamiento y ampliación de la soberanía nacional, se pueden destacar: el incremento en el conocimiento de base de nuestro mar y sus ecosistemas (considerados como altamente productivos a nivel global); la generación y el manejo de nuevas Áreas Marinas Protegidas; el desarrollo de capacidades tecnológicas vinculadas al aprovechamiento sustentable de los recursos (biológicos o energéticos) de nuestra plataforma continental; la sustitución de importaciones; la generación de puestos de trabajo genuino y calificado, y la ocupación activa y productiva (en el más amplio de los sentidos) de nuestro territorio marino. 

En 2015, sólo el 1,5% del PBI provenía del mar, por lo que la meta era llegar a un aporte potencial de entre el 10 y el 15%: para ello, debía incrementarse adecuadamente la inversión en investigación, innovación tecnológica y desarrollo productivo.

En marzo del año 2016, la Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental (CLPC), un órgano científico integrado por 21 expertos internacionales de reconocido prestigio y creado por la Convención sobre Derecho del Mar (CONVEMAR) de la ONU,  aceptó por unanimidad el pedido que el Gobierno argentino había hecho unos años antes, de ampliación de nuestra Zona Económica Exclusiva, de 200 a 350 millas náuticas.

Argentina pasó a contar con 1.700.000 km2 de territorio marino nuevo para administrar, sumándose así a los 4.800.000 km2 que ya conformaban su ZEE. Sobran las palabras respecto al significado concreto -y simbólico- que esta decisión de la ONU tiene ante nuestro reclamo histórico de soberanía sobre las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur.

La agenda del ajuste

Desde octubre de 2016, momento en el que fue presentado en el Congreso de la Nación el presupuesto para 2017, el primero que presentaba el Gobierno de Mauricio Macri, el área de Ciencia y Técnica vio reducida su participación en el mismo, lo que motivó una gran cantidad de medidas de fuerza a nivel nacional, que culminaron con una toma del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Desde el 10 de diciembre de 2015, se profundizó incansablemente en un modelo que significó la pérdida de soberanía científico-tecnológica. Bajo una agenda de ajuste, la reestructuración del Estado y el endeudamiento externo, se inició un camino de desmembramiento sistemático y políticamente planificado de las instituciones de ciencia y técnica.

En este sentido, la Ley PROMAR recibió tan solo 4,7  millones de pesos, incumpliendo con el piso de 250 millones que demandaba la ley. Si bien ese monto fijo tenía poco sentido práctico por que la inflación crecía a pasos agigantados, esa suma inicial hubiera permitido dar inicio real a la mayor parte de las líneas de investigación y desarrollo que la iniciativa Pampa Azul preveía. El dinero asignado por la Alianza Cambiemos no alcanzaba para costear ni el combustible de los buques oceanográficos para realizar las campañas.

Pampa Azul evidenció que el proyecto neoliberal tiene en sus más importantes consecuencias, y objetivos, la disminución y, en algunos casos, hasta la destrucción de toda iniciativa que contribuya a la soberanía nacional en los planos político, económico y tecnocientífico.

Caminando la soberanía

Con Pampa Azul, por primera vez en décadas, la Argentina definió una política de Estado destinada a integrar el espacio marítimo al desarrollo nacional, para lo cual, se establecieron objetivos, pero también un plan de acción con recursos económicos, técnicos y humanos.

En este sentido, el potencial de un programa como Pampa Azul, tanto en el plano económico, como en el geopolítico es, sin dudas, de una importancia sustancial. La oportunidad que presenta la reestructuración de un nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, implica poder volver a caminar un plan de acción para hacer de la soberanía de nuestro mar, una realidad efectiva.

Como dijo Salvarezza, hoy “volvemos a priorizar la soberanía en el Atlántico Sur, y ahí también está la pesca ilegal, el ingreso de buques a la zona marítima argentina, que depredan y regresan a aguas internacionales”.

Conocer en profundidad el mar genera mejores condiciones para aprender a cuidarlo y defenderlo. No hay que olvidarse que nuestro país se enfrenta a una disputa histórica vinculada a la soberanía de una parte muy importante de su mar territorial con el Reino Unido. Esto hace particularmente estratégico el desarrollo de una iniciativa como Pampa Azul, porque no hay mejor forma que reclamar la soberanía sobre un territorio que mediante el conocimiento profundo del mismo.

Después de cuatro años de una intencionada entrega de nuestros bienes comunes, es un orgullo que la soberanía comience a materializarse nuevamente a través de la acción del Estado. Esa es la verdadera Revolución de la Alegría.


Miranda Cerdá Campano
Miranda Cerdá Campano

Nací en Chubut y milito porque no hay mejor manera de transformar el mundo. Soy hincha fanática de San Lorenzo y fundamentalista de la Vuelta a Boedo, lloro por todo y no sé cómo explicarle a la gente lo mucho que me gusta la palta.

Entre desafíos y certezas: construyendo soberanía científica

Entre desafíos y certezas: construyendo soberanía científica

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

Por Melina Cianis* y Victoria Rodríguez Zanchín**

Vivimos en una sociedad en la que la ciencia y la tecnología forman parte esencial de todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana: desde nuestras formas de producción, nuestras prácticas en salud, alimentación y educación, hasta nuestra propia comunicación. La construcción de ese conocimiento científico es crucial para el funcionamiento de cualquier país, ya que permite desarrollar tecnologías para afrontar las diversas problemáticas territoriales.

Sabemos también que el desarrollo científico-tecnológico no es algo que se encuentra librado al azar, ni constituye un ente autónomo y autogestionado. Por el contrario, está relacionado directamente con decisiones políticas que se toman, dependiendo de las circunstancias e intereses puestos en juego, desde los gobiernos, instituciones, ministerios, y otra infinidad de entidades -y personas- involucradas.

Es ahí donde radica la importancia de poner en un primer plano la producción de conocimiento científico desde la estructura del Estado, no solo a través de su financiamiento como materia de inversión, sino también constituyendo al sector como una herramienta para la producción de políticas públicas que impliquen definiciones soberanas e independientes sobre cuáles son nuestras prioridades en temas de desarrollo tecnológico, algo fundamental para trazar el camino en la búsqueda de la sociedad que queremos construir y de un buen vivir para nuestros pueblos.

Hoy, el mundo se encuentra en medio de un imperativo ético y moral, en donde la definición de priorizar la economía o la vida de las personas está en manos de los gobiernos de los diferentes países. Nos encontramos atravesando una pandemia donde el fortalecimiento de las políticas de salud pública se torna crucial para enfrentar la situación de emergencia sanitaria. Nuestras defensas son bajas, y corremos a contrarreloj ya que el virus no anunció su llegada. En Argentina, les trabajadores de la salud, científiques, docentes y comerciantes están en la cancha jugando un partido que aún no hemos ganando. Las direcciones políticas son claras, y gracias a ellas estamos en una de las situaciones más controladas a nivel mundial, donde además de contener la enfermedad, le damos batalla ¿Pero quién es el equipo contrincante? ¿El virus? ¿A qué nos enfrentamos realmente?

Dos modelos de país salen a la superficie en este contexto de emergencia sanitaria: el de un país oprimido y a su vez opresor con su propio pueblo, dependiente del imperio y que aplica la misma fórmula de privatizaciones como moneda corriente y el ajuste como método de gobierno, que detiene hospitales y abre puertas a empresas multinacionales, que define la economía por sobre las vidas, un país de ricos para ricos; y en la contracara, un país con su propio horizonte de desarrollo, que apuesta a lo público como base de contención social, que construye un Estado presente y co-participativo, y que sin titubear prioriza las vidas por sobre la economía.

Ahora no es tan solo el virus, sino la obligación de que con él también enterremos al neoliberalismo que tantas vidas se ha llevado. La batalla es contra aquello que hace poco más de cuatro años tomaba el poder en Argentina y desmantelaba ministerios, reduciéndolos a Secretarías y dejando en una situación de extrema vulnerabilidad a todos los sectores que estaban bajo sus alas. El intento de privatización de ARSAT y la suspensión del ARSAT III, los hospitales parados y los insumos de salud estancados en depósitos, las tarifas cada vez más altas y los salarios cada vez más bajos, los recortes al CONICET y el desmantelamiento del sector científico-tecnológico, las graves condiciones edilicias de instituciones educativas, el desfinanciamiento a programas como Conectar Igualdad, y tantas otras cosas más, hoy nos dejan en una fuerte desventaja para combatir el virus. El enemigo, más que invisible, es tangible: lo enfrentamos cuando nos proponemos nuestra propia independencia, la que alcanzamos luchando por construir un país soberano.

La victoria de la fórmula Fernandez-Fernandez, demostró que el pueblo argentino trazaba un horizonte distinto, y evidenció la necesidad de construir espacios para el fortalecimiento y la consolidación de derechos humanos básicos para nuestra sociedad. Los ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación, de Salud, de las Mujeres, Géneros y Diversidad y de Educación, hoy se tornan imprescindibles para abordar esta emergencia sanitaria. 

El desarrollo de los respiradores artificiales, la impresión de máscaras 3D, los análisis del impacto social del aislamiento obligatorio, el diseño de modelos matemáticos de propagación de enfermedades son, entre tantos otros proyectos que se están llevando adelante, muestras concretas de que existe una decisión política de superar el mito liberal de la concepción meritocrática e individualista de la “libre investigación”, para poner de manifiesto la calidad de les intelectuales argentines y su disposición frente a las problemáticas sociales.

Tenemos la posibilidad de proyectar y fortalecer las bases estructurales necesarias para garantizar el cuidado de la población frente a cualquier adversidad. Argentina posee profesionales que se encuentran a la altura de llevar adelante soluciones concretas frente a las problemáticas territoriales. Tal es así, que nos encontramos según la Organización Mundial de la Salud, dentro de los países que pueden desarrollar una vacuna para darle fin a esta terrible pandemia. Nuestro desarrollo científico debe estar ligado, y tener como único horizonte, aportar a la construcción de un conocimiento situado. Roberto Salvarezza, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, nos propone este camino, y puso a toda la comunidad científica a trabajar frente a la contención del COVID-19.

“Es una crisis tremenda, un desastre sanitario que ha venido a ponernos ante el desafío de refundar el compromiso de la ciencia con la sociedad, y nos está dando la oportunidad de devolverle a ésta, aunque sea mínimamente, todo lo que ha invertido en nosotros. Se trata de un compromiso que se puso de manifiesto en la respuesta inmediata y eficiente de las científicas y los científicos de todo el espectro de disciplinas, derribando las falsas dicotomías que se quisieron instaurar o profundizar tiempo atrás, como la de ciencia útil y ciencia inútil, ciencias básicas y aplicadas, o duras y blandas. Hoy están todas al unísono respondiendo con celeridad para ocupar el lugar que les corresponde, al servicio que le debemos a la sociedad” afirmó Gloria Chicote, directora del CONICET La Plata.

Algunos días atrás, Roberto Salvarezza anunciaba el desarrollo, por parte de un equipo de científiques argentines encabezado por la viróloga Andrea Gamarnik, del primer test serológico para el coronavirus SARS-Co-V-2, un producto 100% nacional, el COVIDAR IgG. Este avance nos permite librarnos de la dependencia de los kits provenientes de Estados Unidos o de Europa, que poseen un costo mayor y limitan la capacidad de aplicaciones por semana. El desarrollo científico soberano se consolida como un pilar fundamental para llevar adelante la construcción de políticas que hagan a una mejora sustancial de la calidad de vida de nuestro pueblo.

Asimismo, se anunció un aporte relevante para las estrategias de control de la pandemia: la construcción del nuevo kit de testeo rápido para detectar el coronavirus SARS-Co-V-2, en un desarrollo exclusivamente nacional, con una producción sencilla y de bajo costo, que permite realizar hasta cincuenta mil testeos por semana. El NEOKIT-COVID-19, primer test molecular argentino para la identificación del virus, se constituye como un logro más de la producción científico-tecnológica, para combatir la pandemia y responder a una demanda mundial. “Que Argentina pueda realizar sus propios test es una muestra de soberanía sanitaria, de soberanía científico-tecnológica y un ejemplo de la capacidad que tienen los científicos de nuestro país, que en 45 días pudieron desarrollar un producto 100% nacional. Esta situación pone de relieve que con buenas políticas es posible hacer foco, articular y estructurar el sistema de ciencia en torno a la resolución o a la atención de problemas que puede tener nuestro país” destacó Salvarezza.

Hoy en día, el primer objetivo de la Ciencia y la Tecnología se centra en responder de manera inmediata a la emergencia social, poniendo de manifiesto el rol político protagónico que tiene este sector, llevando adelante en conjunto con el Gobierno nacional, políticas estatales que emerjan frente a problemáticas sociales. Este contexto tan adverso, nos abre la posibilidad de redimensionar al desarrollo científico-tecnológico como política de Estado, debiendo resignificar el rol social y económico del conocimiento situado, acompañado por un proyecto de país que busque consolidar las herramientas necesarias para pasar de ser trinchera, a ser un faro en la constitución de los pueblos libres y soberanos de Nuestramérica.


* Estudiante de Botánica de la FCNyM, UNLP y militante del campo nacional y popular
** Estudiante de Zoología de la FCNyM, UNLP y militante del campo nacional y popular.
Argentina retoma el Plan Geoestacionario

Argentina retoma el Plan Geoestacionario

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

Por Jonatan Pérez*

El pasado martes 4 de febrero y a pocos días de cumplirse los primeros dos meses de gestión de Alberto Fernández, ARSAT anunció que se llevará adelante la construcción del tercer satélite nacional que buscará llevar banda ancha a todo el país.

La empresa de telecomunicaciones del Estado argentino ARSAT y la empresa rionegrina de alta tecnología INVAP, llevaron adelante la primera reunión junto con  la titular de la Secretaría de Innovación Pública de la Jefatura de Gabinete, Micaela Sánchez Malcolm, y el subsecretario de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Martín Olmos, en el predio de ARSAT en Benavídez, para retomar el desarrollo del Plan Geoestacionario con la fabricación de un satélite de alto rendimiento.

*Imagen*

ARSAT presentó inicialmente el estado de situación de las redes satelitales solicitadas por la República Argentina como administración notificante ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Luego se analizó el despliegue actual del servicio de banda ancha satelital en domicilios de difícil acceso ubicados en la parte norte de la cordillera de los Andes y diversas alternativas de definición de misión para el próximo satélite de segunda generación.

INVAP, por su parte, informó sobre los avances en la plataforma de nueva generación smallgeo con propulsión eléctrica. El fabricante también presentó GSATCOM, sociedad que se estableció en 2019 con Turkish Aerospace Industries (TAI), para el desarrollo de misiones de comunicaciones geoestacionarias pequeñas con propulsión eléctrica.

Si bien el lanzamiento de lo que sería el ARSAT-3 estaba previsto en el Plan Geoestacionario para el año 2019, ahora se espera que este se de para 2023. Esto se debe a que la gestión de Cambiemos suspendió la construcción del mismo en el año 2016, en una clara violación de la  Ley 27.208 de Desarrollo Satelital.

ARSAT informó que este tercer satélite nacional será parte la flota construida anteriormente en conjunto con INVAP, siendo complementario a ARSAT-1 y ARSAT-2. También se anunció que este último será el primer satélite geoestacionario nacional de alto rendimiento (HTS por su abreviatura en inglés de High Throughput Satellite) y tendrá el objetivo principal de brindar banda ancha sobre el territorio argentino.

En cuanto a esto último, el Presidente de ARSAT, Pablo Tognetti, habló de un  “relanzamiento del Plan Satelital de Arsat que se enmarca en una política de Estado que establece el acceso universal a internet y a las tecnologías de la información como un derecho de todos los ciudadanos. Para eso hay que abarcar a todo el país con el precio más bajo posible. En ese sentido, tiene una función fundamental nuestra Red Federal de Fibra Óptica que cuenta con más de 30.000 kilómetros operativos”.

También agregó que “en la Argentina hay muchos lugares remotos, que para hacer tendidos de fibra óptica hay que invertir demasiado dinero o tiempo, entonces ahí lo más efectivo es acceder con conectividad satelital. De este modo, el tercer satélite del Plan Satelital de Arsat estará dedicado principalmente a Internet”. Por su parte, Micaela Sanchez Malcom sostuvo que  “el proyecto es una política de Estado muy importante para nosotros. Debemos igualar derechos y gestionar políticamente para garantizar la universalización de la conectividad”.


* Periodista, columnista en "No Se Mancha" y "Columna Vertebral" (ambos en Radio Estación Sur - FM 91,7), responsable de la sección Ciencia y Tecnología de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.
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