La hipocresía del presidente Javier Milei y su nuevo préstamo del FMI

La hipocresía del presidente Javier Milei y su nuevo préstamo del FMI

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

El presidente Javier Milei, aclamado por su discurso de lucha contra la inflación y la herencia económica de años de mal manejo, se encuentra nuevamente en el ojo del huracán por sus decisiones frente a la crisis financiera de Argentina. Su reciente anuncio de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), no solo refleja una contradicción con sus promesas de austeridad, sino que revela la insostenibilidad de su plan económico. Con la firma de un nuevo préstamo, el presidente no solo carga a la Argentina con más deuda externa, sino que también deja entrever la vulnerabilidad de su gobierno ante las exigencias del FMI y las realidades económicas del país.

Según un informe reciente de Bullmarket, la consultora de Ramiro Marra, uno de los exintegrantes de la coalición libertaria, el acuerdo con el FMI incluye detalles que el gobierno ha intentado ocultar. En primer lugar, se destaca que el dinero que el FMI prestará a Argentina no podrá ser utilizado para intervenir en el mercado cambiario, lo que socava una de las principales expectativas del gobierno: calmar la disparada del dólar y estabilizar el mercado de cambios. En lugar de ello, los fondos se destinarán a pagar deudas previas, incluidas las obligaciones con el propio FMI y el Banco Central de la República Argentina (BCRA). En otras palabras, los dólares del FMI no estarán destinados a reactivar la economía o aliviar las tensiones internas, sino a tapar los agujeros de una deuda externa cada vez más grande.

Este nuevo préstamo confirma una tendencia peligrosa que caracteriza el gobierno de Milei: la búsqueda constante de financiamiento externo para cubrir déficits estructurales sin una estrategia clara para reducir la deuda o mejorar la competitividad económica del país. El presidente, que en su campaña prometió una economía sana y libre de endeudamientos, se ve forzado a recurrir una vez más a un rescate del FMI, dejando atrás las promesas de autonomía financiera y estabilidad económica que lo catapultaron a la presidencia.

El DNU que acompaña este préstamo no solo es una muestra de desesperación económica, sino también de una falta de transparencia y respeto por las instituciones. A través de este decreto, Milei ha eludido al Congreso, donde debería haberse debatido un acuerdo de esta magnitud, lo que pone en evidencia una vez más la debilidad de su gobierno ante la presión de los mercados internacionales y la falta de un plan económico que inspire confianza. A pesar de las promesas de transparencia y de un gobierno que daría la cara ante la ciudadanía, Milei prefiere pactar en secreto, sin dar detalles claros sobre las consecuencias a largo plazo de este nuevo endeudamiento.

La aprobación de este préstamo también cuestiona la coherencia del discurso oficial. Si bien en sus discursos públicos Milei insiste en que Argentina debe desendeudarse y cortar con la dependencia del FMI, las decisiones tomadas demuestran lo contrario. En lugar de implementar políticas que permitan una reducción gradual de la deuda, como la reestructuración de pagos o el impulso de una economía exportadora, se opta por más endeudamiento y una mayor dependencia de los organismos internacionales. El alivio temporal que promete el préstamo no será más que un parche que solo pospone una crisis que, tarde o temprano, tendrá que afrontarse.

En resumen, el préstamo del FMI y la gestión de Milei ante la crisis económica revelan una profunda contradicción con su retórica de independencia económica y prosperidad. El presidente parece atrapado en una trampa financiera de la que no puede salir, atrapando al pueblo argentino en una espiral de deuda que solo incrementa la fragilidad de la economía nacional. Sin un cambio radical en su enfoque económico, este préstamo no será más que otro capítulo en la historia de una crisis interminable.

Dragan Bukovički

Escritor, poeta y traductor serbio. Editor de la publicación “Dos del sur”

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¡Pero que nadie se espante!

¡Pero que nadie se espante!

TIEMPO DE LECTURA: 15 min.

Escribo y redacto cual vómito.

Escribo por el mismo sentimiento que tiene el fisura a la hora de expulsar el vino
fermentado en la panza a partir de una violenta y rasposa arcada que arrastra bilis,
llanto y otros rastros de humanidad que llevamos dentro de nuestro castigado cuerpo.

Escribo oscuro como el agua estancada en los miles de arroyos sin entubar que
zigzaguean entre los chaperíos del conurbano bonaerense.

Escribo profundo como seca de faso en la esquina, debajo de esa pintada en aerosol
gastada por el viento, la lluvia y las caravanas.

Escribo con la cabeza gacha, como señora arrumbada sobre una vieja caja de cartón,
que hace de aislante contra la fría vereda céntrica pidiendo una moneda.

Escribo humeante como olla popular tiznada y calentada a leña, porque la garrafa es un
lujo para estos tiempos que corren.

Escribo sacando pecho como nene que dejó la escuela rozando el final de la primaria y
que el único lenguaje que sabe hablar es el de la violencia que invita la calle.

Escribo flaco como brazo de pibe que espera el rojo del semáforo para ganar unas
chirolas.

Escribo frío como barrote de comisaría por la madrugada.

Escribo avergonzado de mí mismo, con culpa de militante berreta derrotado por el siglo
XXI, que, siendo consciente de la cotidianeidad de estas imágenes relatadas, no le
dieron los huevos siquiera para organizar un caño y por lo menos, volarle una pata a
alguno de los eternos saqueadores de nuestra nación y responsables de tanta miseria.

A los protagonistas de estas historias les pido permiso para contarlas.

 

La segunda Buenos Aires

Cuando uno piensa en la Provincia de Buenos Aires se le vienen destellos de imágenes
variadas. El viento húmedo de la sudestada, las costas barrosas del Río de La Plata, el
Delta interminable con sus lanchas colectivo de madera. Las ciudades balnearias con
vista al Mar Atlántico, los puertos pesqueros y graneleros, los cornalitos en Mar del
Plata y la Ruta 2 explotada en algún verano.

También puede asociarlo a la figura del paisano, el gaucho, el chacarero, las alpargatas, la bombacha de campo y el olor a aceite quemado de un viejo tractor; la carne vacuna, el maíz, el trigo, la soja, los silo bolsas y las Hilux 4×4. 

El ferrocarril serpenteando por el interminable interior productivo y los cientos de pueblos que emergieron al borde de las estaciones, para luego ser aislados ante la privatización de los trenes en los años 90.

Uno puede pensar también en la Universidad Pública, la ciudad de La Plata con sus diagonales y su Catedral Gótica sin revocar. En Avellaneda, con su corazón industrial latiendo al ritmo de las Usinas de Dock Sud, el Viaducto y el Riachuelo que se adentra en el arrabal haciéndose amigo, compartiendo unos mates, con el poblado, denso y desordenado conurbano bonaerense.

El conurbano, ese anillo que abraza a la porción más rica de Argentina, la Capital Federal, y que está plagado de gigantescos galpones que supieron ser fábricas y una a una fueron bajando sus persianas ante las crisis económicas y los modelos neoliberales. El conurbano con sus monoblocks venidos abajo, planes de viviendas y chalecitos obreros.

El almacenero que fue echado de su oficio, pero tiene aún hoy un viejo torno oxidado en el fondo de su casa, esperando volver a ser usado.

El conurbano con su infinidad de rutas provinciales que lo atraviesan y en cada barrio las renombran con el mismo apodo: Camino Negro.

La Tercera Sección Electoral, la de los diecinueve municipios, el lugar donde históricamente gana el peronismo y se queja la derecha. La pequeña extensión donde viven aproximadamente once millones de personas y además de castellano se habla guaraní, quechua y aimara. El lugar de la Argentina donde más barrios populares hay.

Esa frontera difusa que tiene un frente de monoblock o plan de viviendas que rápidamente se intercala con construcciones imperfectas: una casita de ladrillo de un solo ambiente, una construcción de tres pisos con una losa sin terminar y dos bolsas de arena arriba de todo, al lado una casilla con solo una pared de material y un balde azul de doscientos litros que hace de tanque de agua; luego un pasillo que dobla a la
derecha.

El lugar que tristemente le da la razón a Rodolfo Walsh, casi cincuenta años después de escribir su Carta a la Junta Militar:

“En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de
sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos
con la miseria planificada”. Walsh, Rodolfo (1977) Carta abierta a la junta militar.

Eduardo Galeano escribió alguna vez sobre los sectores populares. Dijo algo así como que los pobres sueñan con salir de pobres, esperando que la suerte llueva de a cántaros, pero lo único que ocurre cuando el cielo se pone negro es que rebalsan rápido las napas y las cloacas, se corta la luz, suben los arroyos y la vida se vuelve color barro. Para colmo, el escritor uruguayo también dijo que las únicas veces que los pobres son noticia es para hacer correr la tinta amarillista y punitivista de los medios de comunicación.

Los sectores populares no tuvieron la suerte siquiera de ser lo primero que se nos vino a la cabeza cuando pensamos en la Provincia de Buenos Aires, antes imaginamos el pituco Delta o el Manolo de la costanera marplatense.

Vivir en la miseria planificada

Las piernas expulsan un leve ardor cálido, no dan más, están fundidas después de una jornada tan larga como todas las anteriores. La planta del pie se acalambra levemente bajo la zapatilla de lona y justo un instante después, la rueda del bondi se cae en el mismo pozo de siempre, anticipando la entrada al barrio.

El olor a barro estancado es lo primero que se mete por las fosas nasales, luego el ladrido de los perros mezclado con el escape de una moto lejana, acompañan el zigzagueo constante y los saltos cortos esquivando charcos. Un farol municipal le da a la escena un aspecto amarillo gastado. 

Van pasando las cuadras y las fachadas de los viejos chalets obreros se terminan, comienzan a predominar construcciones irregulares, donde el ladrillo hueco sin revocar y medianeras con botellas de vidrio rotas toman relevancia. La calle ya no es un viejo pavimento arrasado por los años, solo es tierra, escombro y algún rastro de conchilla blanca, que de repente se topa con una ventana que pone fin al camino. Unos pasos a la izquierda un pasillo de aproximadamente dos metros de ancho se abre.

A esta altura, bajo el pantalón de jean, el calor de las piernas se mezcla con la humedad de la cava y la transpiración que levantan los músculos después de caminar unas siete u ocho cuadras; el resto del cuerpo solo quiere llegar a casa.

Paso a paso los techos y las paredes que dan la estructura al pasillo van descendiendo al igual que la fina carpeta de material que marca la senda del camino. Para esto hay una sola explicación: el barrio está edificado en un pozo.

El pasillo zigzaguea y cambia su geografía en cada curva, de repente puede aparecer una pintada en aerosol reclamando el mando de ese tramo y algunos nombres dando a entender la conformación de una banda, también se cruza algún Perón Vuelve, un pequeño santuario del Gauchito Gil o un stencil de la Virgen. Lo que nunca desaparece son los miles de cables que viajan por encima de los techos de chapa y la pequeña zanja que también zigzaguea siguiendo el ritmo interno del barrio, llevando un agua gris brillante que deja ver restos de jabón y grasa.

Al día de hoy, la página del RENABAP tiene registrados 6.467 barrios populares en toda la Argentina. 2.065 están en la Provincia de Buenos Aires.

Vivir en un humedal, vivir en un pantano, vivir sin agua natural, sin luz, sin gas, vivir entre la basura, caminar día a día entre la mierda del vecino por la falta de cloacas. Vivir en la miseria planificada, generación tras generación.

                                                                 ***

En el octavo país más extenso del mundo, la discusión y la lucha por la vivienda, sigue siendo hoy, una de las mayores deudas que se tiene con la dignidad del pueblo argentino.

Las causas para entender el porqué de la desigualdad a la hora de conseguir un pedazo de tierra para habitar en nuestro país son amplias, y pueden buscarse disparadores desde los tiempos de la instauración del Estado Nación hasta la actualidad. Pero fue durante la última dictadura militar cuando se consolidaron las bases de la Argentina que hasta el día de hoy sufrimos.

De la mano de Martínez de Hoz, la última dictadura cívico militar llevó adelante un plan económico que destrozó la industria nacional, se endeudó de manera fraudulenta con el FMI potenciando la deuda externa y nacionalizó la deuda privada; también devaluó y congeló los salarios.

Con una idea de controlar el territorio y disciplinar a la sociedad la dictadura volvió a darle curso, profundizando el “Plan de erradicación de las villas de emergencia de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires. Primer programa. Erradicación y alojamiento transitorio” que había comenzado Juan Carlos Onganía, anterior gobierno dictatorial durante la década del 60 (1966-1970).

Con el Mundial 1978 a la vuelta de la esquina, mediante nuevas normas de ordenamiento del territorio, descongelamiento del precio de los alquileres, desalojo, topadora, secuestro y tortura, la dictadura extirpo a gusto a miles de familias que vivían en barrios de la Capital Federal con gran proyección para el negocio inmobiliario. Mandaron a mudar grandes fábricas al Gran Buenos Aires, buscando que con ellas
también junten sus petates y se vayan los barrios obreros cercanos a los cordones industriales.

Por último, mediante deuda externa llevaron adelante la construcción de las distintas circunvalaciones y autopistas que rodean y cruzan la capital, siempre con fin en el puerto y la aduana.

Entre la concentración de propiedades, el aumento desmedido de los alquileres y la migración de las fábricas, los barrios bonaerenses cercanos a Capital Federal aumentaron su población en poco tiempo. Con muy poca planificación territorial y urbana, se terminó de edificar el primer y segundo anillo del conurbano bonaerense.

Al mismo tiempo, a través del terror y el exterminio, desapareciendo a 30.000 personas y apropiando a más de 500 bebés, generó las bases para individualizar a la sociedad, dando paso así a la fundación del neoliberalismo en Argentina.

Para el año 1977 Rodolfo Walsh dejaba asentada en la Carta a la Junta Militar un presente nacional, que con el correr de los años no ha hecho otra cosa que empeorar.

“Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez
con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de
habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias
monopólicas saquean las napas subterráneas, millares de cuadras convertidas
en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los barrios militares y
adornan la Plaza de Mayo, el río más grande del mundo contaminado en todas
sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él su residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe”. Walsh, Rodolfo (1977) Carta abierta a la junta militar

La Buenos Aires bajo la alfombra

La masa impacta en un golpe seco contra el cortafierro que nuevamente afloja un pedazo de pared y hace mover otro bloque de tres, cuatro ladrillos, acto seguido se desprende un pedazo de cemento convirtiéndose en escombro que cae al piso, dejando una pequeña nube de polvo en el aire. Por el cíclico retumbe del movimiento corporal, los hombros y los antebrazos están mareados y no saben qué parte del cuerpo debería estar más cansada. Los pensamientos se fatigan y el cerebro no sabe si el agotamiento y el dolor le corresponde al brazo izquierdo que hace de pistón subiendo y bajando con prepotencia cargando el mango de la masa o le corresponde más el brazo derecho, que agarra con fuerza el cortafierro y a cada impacto de la masa, recibe un nuevo cosquilleo metálico que le sube casi hasta el hombro. Todo es cansancio y polvo que se mezcla con una amoladora de fondo que no para de chillar.

Es lunes por la mañana. A unos pares de metros, en el primer pasillo que se abre camino al corazón del barrio aún sale cumbia de un saturado parlante, mientras la Cooperativa de Trabajo encara una nueva semana, buscando achicar los tiempos y terminar el SUM escolar que quedó clavado con los fondos nacionales que nunca más giraron.

El frío húmedo hace rato que le venció los viejos botines de trabajo. El pantalón con una franja refractaria está limpio, pero ya con los primeros mazazos fueron quedando unas pintitas blancas de polvo en el azul marino, su campera de tela anti desgarro deja ver en la espalda una serigrafía blanca que dice UTEP, el nombre de la Cooperativa y el logo de la Provincia de Buenos Aires.

                                                                    ***

Mientras el fondo de la olla se va llenando de a poco, la bolsa de red color naranja va disminuyendo. Las manos de Felisa y el cuchillo de mango de plástico están embarradas por la tierra que queda de la papa negra, aun así, el brillo del filo despliega un pequeño destello en cada corte del tubérculo. En la mesa improvisada con un tablón y dos caballetes hay un paquete de sal, una botella de aceite por la mitad, un par de cebollas, cuatro zanahorias, tres cartones de tomate y un kg de alas de pollo; el resto de los ingredientes para el guiso serán unos cuantos litros de agua, siempre dependiendo de la cantidad de familias con tuppers que se acerquen al comedor popular.

A unos dos metros, en un pequeño refugio improvisado con unas chapas oxidadas, Laura se encarga de prender el fuego. Para esto utiliza un viejo tronco tiznado con la punta ya hecha carbón, se ayuda con un par de boletas de la campaña 2023 color celeste y un viejo cajón de pollo. 

No son más de las 14 horas, ambas mujeres vienen de dejar a sus hijos en el colegio y durante el tiempo que duren las clases, ellas preparan el guiso que por la tarde noche comerá toda la cuadra.
                                                                  ***
Alcanza con caminar algunas cuadras por los cientos de barrios populares que tiene la Provincia de Buenos Aires, para arrojar una triste conclusión. El daño hecho por la última dictadura militar y la continuidad neoliberal de ese período, ha sido tan grande y tan atroz que los posteriores 12 años de gobierno kirchnerista no fueron capaces de rebatir la realidad. Esto no quita que durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández (2003-2015) el nivel de la pobreza y el crecimiento de los asentamientos y barrios populares se haya estancado en comparación con los períodos anteriores y también en algunos casos haya disminuido de la mano de la reconstrucción del empleo, la industria nacional, la obra pública y la gran batería de políticas sociales implementadas para el bienestar del pueblo argentino. Aunque no se pudo erradicar la pobreza, estas fueron las banderas y el modelo político en el que mejor le ha ido efectivamente a los sectores populares desde la vuelta de la democracia hasta hoy.

Pero haciendo una cronología hasta la actualidad, el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) dinamitó en poco tiempo los avances logrados por el kirchnerismo, atacando la industria nacional y endeudándose por cien años con el FMI. En poco tiempo volvió a dejar la situación de los barrios populares igual o peor que durante los años noventa. 

Para colmo, el Frente de Todos (2019-2023) comenzó su gestión ocupándose de la crisis sanitaria desatada por la pandemia de COVID 19. Pero una vez superada esta, las tensiones internas, las roscas, la tibieza y un panorama regional e internacional muy distinto al de los primeros años del siglo XXI imposibilitaron hacer siquiera la mitad de lo logrado durante el período del 2003-2015.

La mala gestión del Frente de Todos y su nula capacidad de construir un proyecto, tuvieron como síntesis la continuidad en la pérdida del poder adquisitivo que el pueblo argentino ya venía sufriendo desde los tiempos del macrismo. Triste afirmación, entendiendo que el gobierno y el peronismo llevaban en su espalda la esperanza de poder salir adelante de millones de argentinos y argentinas.

Un pueblo golpeado, desorientado y cansado, que soñaba recuperar las condiciones de vida que unos años atrás había tenido. Pero la contracara de ese horizonte fue el aumento de la pobreza. Y en los barrios populares, la miseria como si fuese un manchón de humedad en la pared, emergió arriba de la vieja miseria, esa que se venía acumulando desde la última dictadura hasta acá.

Árboles genealógicos con raíces humildes. Ser el último orejón del tarro como única herencia.

 

                                                                    ***
Mi Buenos Aires querido
Cuando yo te vuelva a ver
No habrás más pena ni olvido.

Carlos Gardel. “Mi buenos Aires querido”.

Barrio, esquina, escuela pública arrasada, olla tiznada y tupper lleno de guiso. Cumbia en el aire que se mezcla con la voz rasposa del Pity en sus distintas épocas: modo fierita Viejas Locas o pibe Intoxicado buscando la redención en Dios y el Sol. 

El sueño de ser Messi y Maradona, el potrero primero como escape al aburrimiento ante la falta de tele por cable y juegos de consola, luego un poquito más grandecito, el potrero como camino a la fama y la esperanza. El anhelo de comprar una casa con una pieza para cada hermano y una cocina bien grande, con muchas mesadas para mamá. El fútbol como posibilidad. La oportunidad de ingresar a un club del ascenso o de primera, esquivarle a la esquina, la vagancia y el consumo. El sueño de salir adelante
mediante taquito, gambeta y algún que otro puntinazo a la miseria.

El sueño de conocer a un hombre serio, con laburo y un oficio. Ser mamá y esquivarle al futuro en la casilla rodeada de violencia, frío y hambre.

Vivir en un barrio popular sin servicios de luz, agua potable, cloaca ni asfalto.

En verano el sol te derrite y no hay sombra, birra o “naranjú” que le dé pelea.

En invierno el frío se pega a las chapas y hiela todo a su paso, haciendo colapsar las precarias instalaciones eléctricas que vuelan por los aires quemando todo a su paso.

Tocándole los talones al cierre del primer cuarto del siglo XXI, las condiciones de vida de millones de argentinas y argentinos son más parecidas a los tiempos de los primeros conventillos arrabaleros y en muchos otros casos a la edad feudal.

Luego de dictaduras militares y la continuidad de un modelo económico neoliberal, lejos ha quedado el anhelo de la vivienda digna que alguna vez, flameó bajo las banderas de la justicia social.

La vida del pueblo humilde bonaerense se degrada y hunde en la mierda, pero la única vez que estos son noticia es para llenar las editoriales amarillistas que encubren a quienes día tras día continúan aportando a un modelo de saqueo y entrega, profundizando aún más el modelo de la miseria planificada.

Felipe Bertola

Cuando estaba en la panza, mi vieja me cantaba “Significado de Patria” para tranquilizarme. En la comunicación y organización popular encontré la clave para poder “ser la revancha de todxs aquellxs”. Como todo buen platense, sé lo que es ganar una Copa Libertadores.

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Tiempos violentos

Tiempos violentos

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

Las mujeres y las disidencias se encuentran en una encrucijada hace años, pero que se recrudeció al asumir Javier Milei como presidente junto a un gabinete de funcionarios que deslegitima, criminaliza y excluye a estos sectores desde el cierre de organismos de prevención de violencia de género hasta en declarar que las personas gays son pedófilas. 

Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, devenido también en Día de las Mujeres y Disidencias Trabajadoras, encuentra a estos grupos inmersos en el juego del “vale todo” propuesto por el oficialismo, por fuera de los llamados “consensos democráticos”, y que una parte de la sociedad pareciera avalar.

¿Cómo se llega al 8M? ¿Cómo se da vuelta el rumbo de esta sociedad que pareciera buscar la destrucción del otro/otra/otrx? ¿Se puede llamar “batalla cultural” a la persecución y hostigamiento desde las arcas del Estado contra grupos históricamente vulnerabilizados? ¿Cómo construir una resistencia sin ser cautivo de sus espejitos de colores?

 

El feminismo, enemigo del gobierno

Desde el primer día del gobierno de La Libertad Avanza en alianza con el PRO y sectores de la UCR, el feminismo y la militancia LGBTQ+ han sido declaradas enemigas. 

Se cerró la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género, luego de reducir la categoría de Ministerio en primera instancia, que implicaba mucho más que el abordaje de las violencias de género. Es la primera vez en 37 años que el país no cuenta con un organismo especializado en la temática. Al mismo tiempo, el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, pretende eliminar del código penal como agravante el término femicidio. 

El programa AcompañAr que otorga ayuda económica a víctimas de violencia de género fue reducido en un 98,63%. La línea 144 perdió el 28% de su presupuesto y el 42% de su personal. El 93,9% del presupuesto para programas de prevención del embarazo adolescente se redujo. 

Se eliminó el Fondo de Asistencia Directa a Víctimas de Trata y el Programa Acercar Derechos que facilitaba el acceso a la justicia y el acompañamiento psicológico.

El presupuesto nacional en programas de salud sexual y reproductiva es el más bajo en nueve años: no hubo entregas de medicamentos para las interrupciones voluntarias de embarazos ni fue correcto el abastecimiento y distribución de métodos anticonceptivos.

Podemos continuar en la enumeración de políticas desguazadas del Estado, pero también resulta esencial ver el plano discursivo-ideológico para profundizar en el tema.

Más allá del ataque directo que sufrieron las mujeres y las disidencias en el discurso de Milei en Davos y que despertó una gran movilización histórica antifascista y antirracista el 1 de febrero en todos los rincones del país, la erosión de los vínculos de respeto hacia las mujeres y diversidades y sus reivindicaciones históricas también radica en la destrucción en términos generales y masivos del tejido social, de las redes comunitarias de contención. Leer el ataque y la avanzada de violencia hacia los sectores mencionados solo desde los lenguajes y discursos burdos de un presidente espectacularizado podría ser un error.

 

La violencia 

El intelectual italiano Franco “Bifo” Berardi explica que el caso argentino como el resto de casos de extremas derechas a nivel global “no son elegidas a pesar de la violencia, sino por esa violencia que pregonan”, según una nota del medio feminista LATFEM. Allí se desglosa cómo desde la campaña, Javier Milei esgrime su motosierra haciéndola pública y explícita, toma la destrucción violenta como bastión de su plataforma política, haciendo gala de “la violencia al estilo gore”.

¿Quién apareció primero? ¿El huevo o la gallina? ¿Milei y su motosierra o una sociedad apropiada de las reglas de la violencia?

Para librar la batalla cultural, la Libertad Avanza pone sus armas sobre la mesa, agrede a las mujeres y las diversidades sexuales sin tapujos y reafirma su promesa electoral con sus fieles seguidores. Si bien no hay que desconocer que su agresividad hizo replantearse su voto a una parte de su electorado, no es la gran mayoría: la pérdida de su imagen positiva fue en una parte por sus medidas económicas y/o por el escándalo de la estafa cripto

La violencia se esparció ya no solo en los lugares donde no llegaba el Estado y que los espacios comunitarios, las organizaciones sociales y las instituciones intentaban contener, sino que también se apropió de las herramientas del Estado para destruir a los espacios comunitarios, las organizaciones sociales y las instituciones. ¿El resultado? Una sociedad atravesada por la violencia y los lazos comunitarios destruidos sin capacidad de contención.

En su nota de El Cohete a La Luna, Esteban Rodriguez Alzueta explica que algunos funcionarios “se olvidan que la comunidad no es un organismo natural sino una construcción política. Le corresponde también al Estado vigorizar la trama comunitaria, y le conviene que sea así porque las instituciones comunitarias pueden llegar donde las agencias estatales no llegan o tardan en llegar. En vez de organizar a la comunidad se dedicaron a ‘desintermediarla’”.

Los números hablan por sí solos. En los primeros dos meses del 2025 hubo un femicidio cada 29 horas según el Observatorio Nacional MuMaLá, 48 en total. Otro dato a tener en cuenta es que hubo 182 intentos de femicidios, es decir, uno cada ocho horas. No solo la violencia de género se acrecentó, sino que las herramientas estatales y las redes de contención y acción comunitaria no dan abasto para prevenir las agresiones.

Entre la última semana de enero y la primera de febrero hubo por lo menos cuatro ataques a lesbianas que mostraban abiertamente su orientación sexual. Un hombre prendió fuego la casa de una pareja de lesbianas y su familia, ellas habían decidido irse porque el hombre las venía hostigando hace tiempo. Una pareja que caminaba de la mano a plena luz del día en el barrio porteño de Recoleta fue golpeada por un hombre después de que les preguntará: “¿Por qué se visten como hombres si son mujeres?”. En La Plata, una mujer fue perseguida por un hombre luego de haber participado de la Asamblea Antifascista, el mismo hombre había apuñalado a una mujer de 63 años en la vía pública momentos antes. Una militante reconocida de la comunidad LGBTIQ+ en Orán (Salta) fue agredida en su propia casa por un hombre que intentó asfixiarla mientras dormía y luego intentó asesinarla con siete puñaladas.

Lo discursivo traspasa lo plano y toma otra dimensión material gracias al aval presidencial.

 

¿Y ahora qué?

Como mencionamos, Milei puso sus armas sobre la mesa: ¿qué acciones vamos a desenfundar para resistir pero también avanzar desde el movimiento feminista?

La pregunta radica en si vale la pena obnubilarse con los discursos provocadores del presidente, cuyo objetivo es reafirmar las ideas de su electorado o si somos capaces de salir de esa espectacularización de la imagen de Milei y sus aliados. Ojo, no quiero decir que hay que obviar ni minimizar las agresiones, hay que mencionarlas para denunciarlas pero tal vez, acompañadas de acciones que permitan salir de la “calle online” al verdadero escenario de disputa: las calles reales, los espacios de encuentro, las denuncias y los reclamos colectivos, la organización de la resistencia.

El gobierno ubica a quienes agredió en un lugar de pasividad, y no sólo a los movimientos feministas y de la comunidad LGBTIQ+, sino también a jubilados y jubiladas, a estudiantes, a trabajadores y trabajadoras. Todos estos sectores se encuentran amenazados directa o indirectamente porque también son parte de un colectivo u otro, se entrelazan. Es así que la transversalidad de la lucha también es fundamental para hacer frente a la desintegración social.

En este 8M cabe preguntarse ¿Cuál es el siguiente paso?

Agustina Flores

Hija de los vientos patagónicos. Compañera (in)esperada de la militancia para la liberación. Entusiasta del puño y la letra. Lo personal es político, el periodismo también.

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¡Democracia! ¿Qué pretende usted de mí? 

¡Democracia! ¿Qué pretende usted de mí? 

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

Demokratos: de origen Griego
Puede decirse que “democracia” significa literalmente “poder del pueblo”.
Pero ¿Quienes – quien es el pueblo?

Considerando que las expresiones artísticas en cualquiera de sus formatos, tienen la virtud de adelantarse la mayoría de las veces a lo que posteriormente será estudiado y enmarcado por la ciencias sociales, el caso de Street Fighting Man, no es la excepción. Jagger mencionaba en una entrevista con Jann Wenner en 1995 para la revista Rolling Stone, que la inspiración para Street Fighting Man fueron los movimientos emergentes que marcaban la presencia activa de multitudes movilizadas, entre otras las revueltas en Estados Unidos contra la guerra de Vietnam y el Mayo Francés. Y aunque hay tantas interpretaciones de esta obra como gente en el mundo, elegimos utilizarla de cortina desde donde nos introduciremos a lo que hoy nos quita el sueño. 

En 1968, los Rolling Stone, miraban a los estudiantes de París y sacudían al pueblo de Londres diciendo “Cause in sleepy London Town. There’s just no place for street fighting man” (En español algo así como: “Porque en la somnolienta ciudad de Londres. No hay lugar para el hombre que lucha en las calles“). En 2025 cabe preguntarnos: ¿Por qué está tan dormida Argentina, no hay acaso lugar para las luchas? ¿O será que nos corresponde empezar a preguntar, para saber hacia donde caminar?

Mientras la incertidumbre avanza, el rey garufa nos induce sin paliativo y así nos tienen, como diría el Indio “sentados en bolas, wacheando la tele”, presos de presiones, indignaciones y tristes pasiones.

Hace un tiempo venimos entrando en un periodo de transición de difícil embestidura para el lenguaje de época. En los círculos académicos se dirime si el gobierno de Milei es o no democracia, si es un régimen autoritario o fascista. Si hay que pensar en imperialismos, en globalización o en tecno-feudalismos para darle un marco de comprensión más acabado. De un lado y del otro se interrogan racionalidades, se construyen argumentos desde la arrogancia y se manda a leer de Hayek a Keynes. 

Nadie tiene respuestas y tampoco soy quien para aportar más luz a esta tormenta, vengo tan solo a lanzar otro cargamento de preguntas. 

José Nun, en 2002 se preguntaba qué carajo era la Democracia, y lo hacía de la forma más humanamente posible. Se preguntaba por el origen del demos, y traía nuevamente a colación la pregunta entre el gobierno del pueblo o gobierno de los políticos. 

Tanto las palabras demos como krátos, son vocablos ambiguos. La primera pregunta que nos podemos plantear es: ¿quién es “el pueblo”?. Y ante esto nos encontramos con que hay una ambigüedad de origen que se refleja en toda la historia del lenguaje político. Los griegos indicaban, bajo esas categorías o bien a la totalidad de los componentes de la comunidad política (es decir, sin mujeres, negros ni esclavos). O  bien a la parte menos elevada de la población, es decir a aquellos considerados como la clase no-noble. Otra clara ambigüedad, se debe a que del pueblo como conjunto de los ciudadanos, pueden darse dos imágenes opuestas: la imagen de un cuerpo colectivo orgánico, del cual los individuos en particular son miembros; y la imagen de un conjunto, de la simple suma de todos los individuos como particulares, que tienen o que pretenden tener valor en cuanto tales. Ambas posturas; filosóficamente válidas y políticamente antagónicas, a juicio propio, son las discusiones parteras de los enfrentamientos del mundo.  

La pregunta por la democracia en Argentina es por demás dificultosa. Nadie está dispuesto a cuestionarla como régimen preferible de gobernabilidad. Pero nadie puede definir con exactitud qué es la democracia, señalar sus límites, mentar su potestad o incluso leer en la Constitución algo más que un manual de instrucciones legales con obligaciones débiles y funciones acotadas. Decime a qué escuela jurídica perteneces y te diré que interpretas de la ley. 

El ejercicio de cuestionar la democracia es demasiado costoso, tanto para aquellos que cargan la ceniza de una infancia marcada por dictaduras, como para aquellos que crecimos con democracias vigorizantes – a riesgo claro está, de darla como algo tan bien cimentado, que somos incapaces de cuestionar-. Es entonces, a priori , un ejercicio difícil de digerir ¿Puede ser posible que esta transición política a nivel global cambie los regímenes de gobernabilidad? ¿Puede ser posible que estemos llamando democracia a gobiernos que ya no lo son? A fin de cuentas ¿La democracia era solo votar? 

En los años 20 del siglo pasado, había alrededor treintaicinco gobiernos constitucionalmente electos en el mundo, para finales de los años 30 del mismo siglo, los gobiernos democráticos se habían reducido a poco más que la mitad de los anteriormente mencionados, es decir, de treinta y pico, se pasó a alrededor de doce gobiernos democráticos. Para aquel entonces el historiador Hobsbawm decía pasada la guerra que “nadie predijo o esperaba que la democracia se revitalizará”. 

No quiero con esto, caer en pesimismos atolondrados ni hacer diagnósticos de defunción, que corresponden a videntes y especuladores. Pretendo únicamente invitar a la pregunta, ¿y si nadie predijo o esperaba el agotamiento de este sistema político? ¿Estamos dispuestos a morir por la democracia, o lo que creo aún más complejo, estamos dispuestos a discutirla? 

Hay que pensar en los dinamismos de los ciclos políticos, al lado de las transformaciones de los modelos de gobierno. Se necesita urgentemente discutir la democracia, no solamente para saber hacia dónde se quiere ir, sino también para tener la capacidad de discutir los límites de la misma.

Defenderla por el mero hecho de la defensa, es dejar en manos de aquellos que no tienen prácticas democráticas, el beneficio del acotado margen de acción dentro de las reglas de juego democrático, cuando claramente, hay un sector que no tiene pudor ni inconvenientes en transgredirlo. 

Pero para ello, nos debemos una discusión honesta y profunda en torno a qué nos referimos cuando hablamos de democracia. ¿Cuáles son sus objetivos, cuál es el modelo de país que representa y cuáles son sus límites? ¿Somos capaces de repensar nuevos horizontes de deseabilidad y construir bisagras que den lugar al surgimiento de un nuevo escenario político? 

Discutir la democracia es también discutir la justicia social, los criterios de igualdad y los modelos económicos que rigen las estructuras de distribución de capital. En un mundo que profundiza cada día más sus desigualdades, donde cinco individuos se llevan grandes porcentajes de la riqueza mundial y se desgarran las solidaridades intraclases, profundizando los criterios de diferenciación entre clases medias y bajas. Donde los sistemas de salud se desbordan, donde la educación no da abasto y donde la rivalidad se construye entre pares. En un mundo que es cada día más hostil y más violento. 

Es inminente que juntemos el guante antes de acusar a adversarios de locos e irracionales, en tiempo donde la transgresión y el corrimiento de los límites de posibilidad pareciera un ejercicio exclusivo de las derechas, insisto en preguntar: ¿Qué es la democracia? ¿Qué estamos dispuestos a hacer por ella? ¿Somos capaces de cuestionarla? ¿Somos capaces de pensar por fuera de los márgenes establecidos? ¿Seremos capaces de defenderla?

Manu Bertola

Hija y nieta de la historia de nuestro pueblo. Estudiante de sociología. Nacida y criada en la ciudad donde las diagonales tocan el sol.

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La Alianza con Trump: contraria al interés nacional argentino

La Alianza con Trump: contraria al interés nacional argentino

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

El entusiasmo de Milei por Trump y el riesgo de una decepción: la guerra comercial que amenaza a las exportaciones argentinas.

Javier Milei, el presidente argentino, ha manifestado en múltiples ocasiones su admiración por Donald Trump, el nuevo presidente (de nuevo!) de Estados Unidos. Milei ha elogiado las políticas económicas de Trump, su enfoque liberal y su estilo disruptivo, llegando a compararlo con figuras históricas como Ronald Reagan. Sin embargo, este entusiasmo podría convertirse pronto en una decepción si Trump cumple con su promesa de iniciar una guerra comercial que afectaría directamente a las exportaciones argentinas, especialmente en los sectores del acero y el aluminio, con un impacto estimado en 600 millones de dólares.

Desde su llegada al poder, Milei ha expresado abiertamente su simpatía por Donald Trump y su modelo de gobierno. Ha destacado la reducción de impuestos, la desregulación económica y el enfoque promercado que caracterizó la administración Trump en el pasado como ejemplos a seguir para Argentina. Milei ha visto en Trump a un aliado ideológico en su lucha contra el intervencionismo estatal y su defensa del liberalismo económico. Incluso ha sugerido que un gobierno de Trump en Estados Unidos podría ser beneficioso para Argentina, al promover políticas globales alineadas con sus propias ideas.

Sin embargo, esta admiración podría estar basada en una visión idealizada de lo que representa Trump, sin considerar las posibles consecuencias negativas para Argentina, especialmente en el ámbito comercial. Trump es conocido por su enfoque proteccionista y su disposición a imponer aranceles y barreras comerciales para proteger la industria estadounidense, una política que podría perjudicar a países exportadores como Argentina.

Uno de los pilares de la política económica de Trump durante su primer mandato ya era la imposición de aranceles a las importaciones de acero y aluminio, con el argumento de proteger la industria nacional y recuperar empleos en esos sectores. Estas medidas afectaron a varios países, incluidos aliados tradicionales de Estados Unidos, y generaron tensiones comerciales a nivel global.

Según un artículo publicado por Buenos Aires Times, los aranceles impuestos por Trump al acero y al aluminio no solo afectaron a los países exportadores, sino que también crearon problemas para los productores nacionales estadounidenses. El aumento en los costos de estos materiales encareció la producción de bienes en Estados Unidos, lo que generó presiones inflacionarias y complicaciones para las empresas que dependen del acero y el aluminio como insumos clave. A pesar de esto, Trump ha defendido estas políticas como necesarias para fortalecer la industria nacional.

Ahora con Trump de nuevo en el poder, ya ha anunciado la imposición de nuevas políticas proteccionistas, con aranceles de 25% a las importaciones de aluminio y acero argentinos. Esto representaría un golpe directo para las exportaciones argentinas, que actualmente suman alrededor de 600 millones de dólares anuales. Argentina, que ya enfrenta una situación económica delicada, no puede permitirse el lujo de perder un mercado tan importante para sus productos. En primer lugar, reduciría los ingresos por exportaciones, lo que afectaría la balanza comercial y limitaría la capacidad de Argentina para generar divisas. Esto es especialmente preocupante en un contexto de escasez de reservas internacionales y alta inflación.

Además, el sector del acero y el aluminio es una fuente importante de empleo en Argentina. Una caída en las exportaciones podría llevar al cierre de fábricas y a la pérdida de puestos de trabajo, agravando la situación social y económica del país. También podría desincentivar la inversión en estos sectores, lo que limitaría su capacidad para modernizarse y competir en el mercado global.

Ante la posibilidad de una guerra comercial liderada por Trump, es fundamental que Argentina diversifique sus mercados de exportación y reduzca su dependencia de un solo país. Esto implica fortalecer las relaciones comerciales con otras regiones, como Asia, Europa y América Latina, y buscar nuevos acuerdos comerciales que permitan acceder a mercados más amplios y diversos.

También es importante que el gobierno de Milei desarrolle una estrategia clara para proteger a los sectores afectados por las políticas proteccionistas de Trump. Esto podría incluir la búsqueda de exenciones arancelarias, la promoción de acuerdos bilaterales o incluso la presentación de reclamos ante organismos internacionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC).

El entusiasmo de Javier Milei por Donald Trump y su regreso al poder podría convertirse en una decepción. Con un impacto estimado en 600 millones de dólares, estas medidas representarían un golpe significativo para la economía argentina, que ya enfrenta múltiples desafíos.

Como señala el artículo de Buenos Aires Times, las políticas arancelarias de Trump no solo han generado tensiones internacionales, sino que también han creado problemas internos en Estados Unidos. Esto demuestra que el proteccionismo no es una solución mágica y que sus efectos pueden ser contraproducentes incluso para el país que lo implementa.

Es fundamental que el gobierno de Milei anticipe estos riesgos y desarrolle una estrategia para proteger a los sectores afectados y diversificar los mercados de exportación. La admiración por Trump no debe cegar a las autoridades ante las posibles consecuencias negativas de sus políticas proteccionistas. Argentina debe priorizar sus intereses económicos y comerciales, asegurándose de que no sean sacrificados en nombre de una alianza ideológica. La realidad económica es más compleja que las simpatías políticas, y el país debe estar preparado para enfrentar los desafíos que se avecinan.

Héctor Ramírez Castillo

Periodista

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Javier Milei y la Antártida: Implicaciones geopolíticas y ambientales

Javier Milei y la Antártida: Implicaciones geopolíticas y ambientales

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

En los últimos meses el presidente argentino Javier Milei ha captado atención internacional por su ascendente carrera política y sus propuestas radicales. Uno de los aspectos más significativos, aunque menos discutidos, de su discurso ha sido su interés por la Antártida, un territorio clave en la geopolítica contemporánea debido a sus recursos naturales y su valor estratégico. Este interés se ve amplificado por su cercanía con figuras como Donald Trump y la influencia de la política exterior estadounidense en América Latina.

La Antártida: Un Territorio Estratégico

La Antártida, bajo el Tratado Antártico de 1959, ha sido históricamente un espacio de cooperación internacional, con prohibiciones sobre actividades militares y reclamos territoriales. Sin embargo, la creciente competencia por sus recursos naturales, como minerales, hidrocarburos y agua dulce, ha generado tensiones internacionales. En este contexto, las propuestas de Milei, que incluyen aumentar la presencia argentina en la región, han llamado la atención. Si bien su postura libertaria y su admiración por Trump han sido la base de sus propuestas, algunos críticos consideran que su enfoque podría estar más alineado con los intereses de Estados Unidos que con los de Argentina.

Recursos Naturales y Soberanía Argentina

Milei ha propuesto una mayor explotación de los recursos naturales de la Antártida, lo que entra en conflicto con las regulaciones internacionales del Tratado Antártico y el Protocolo de Madrid, que prohíben la explotación minera y promueven la protección ambiental. Su enfoque podría llevar a una revisión de los acuerdos internacionales y generar tensiones tanto con actores globales como con sectores ambientalistas y expertos en derecho internacional.

Además de los recursos, la ubicación geográfica de la Antártida es crucial para el control de rutas marítimas y la vigilancia global. Milei ha sugerido que Argentina debería fortalecer su presencia militar en la región, especialmente ante la creciente actividad de potencias como China y Rusia, que han aumentado sus inversiones en infraestructura antártica.

Riesgos de Conflictos Territoriales con Chile

Una de las principales preocupaciones es la posible reactivación de disputas territoriales con Chile, que también reclama parte de la Antártida. A pesar de que el Tratado Antártico ha mantenido en segundo plano estas disputas, un enfoque más agresivo por parte de Milei podría reavivar conflictos históricos entre ambos países, con implicaciones no solo en la Antártida, sino en otras áreas, como el Canal de Beagle.

La relación entre Argentina y Chile en la Antártida ha sido delicada, y cualquier cambio en la postura argentina podría tensar aún más las relaciones bilaterales. En este contexto, las tensiones podrían escalar si ambos países deciden reforzar su presencia en la región, lo que podría resultar en un enfrentamiento directo por el control de las zonas reclamadas.

La Influencia de Estados Unidos y las Implicaciones para América Latina

La cercanía de Milei con Donald Trump también tiene implicaciones para la política exterior de Argentina. Ambos comparten una visión nacionalista y proteccionista que podría hacer que Argentina priorice los intereses de Estados Unidos sobre sus propios intereses estratégicos. Este alineamiento con Washington podría generar una mayor presión sobre los países de la región, especialmente si el Departamento de Estado de EE. UU. intensifica su influencia en América Latina.

El enfoque de Milei podría ser percibido como una forma de subordinar los intereses nacionales de Argentina a los de Estados Unidos, lo que, según algunos analistas, podría perjudicar la soberanía argentina en regiones estratégicas como la Antártida. Las decisiones políticas y diplomáticas de Milei, en este sentido, podrían resultar en consecuencias negativas tanto para el país como para la región.

Impacto Ambiental de la Propuesta de Milei

Otro aspecto preocupante es el impacto ambiental de una mayor presencia humana y militar en la Antártida. El continente es uno de los últimos ecosistemas prístinos del planeta, y cualquier actividad no regulada podría tener efectos devastadores sobre su delicado equilibrio ecológico. Las propuestas de Milei podrían poner en riesgo la biodiversidad antártica y el papel fundamental que este continente juega en la regulación del clima global, lo que ha sido advertido por diversas organizaciones ambientalistas.

Conclusión: Una Política Ambigua y Riesgosa

El interés de Javier Milei en la Antártida refleja una mezcla de ambiciones económicas, estratégicas y políticas que podrían tener repercusiones importantes tanto para Argentina como para el panorama internacional. Su cercanía con Trump y su propuesta de aumentar la presencia argentina en la región no solo plantean riesgos en términos de soberanía y relaciones internacionales, sino que también generan preocupaciones sobre el medio ambiente y la estabilidad geopolítica.

La posible revisión de los acuerdos internacionales, como el Tratado Antártico, podría abrir la puerta a un escenario de confrontación en la región, especialmente con Chile, y también a un mayor involucramiento de potencias extranjeras como Estados Unidos. A medida que Milei avanza en su carrera política, es crucial que sus decisiones se tomen con una visión equilibrada, que contemple tanto los intereses nacionales como las responsabilidades globales, para evitar que la Antártida se convierta en un nuevo campo de disputa que pueda poner en peligro la paz y estabilidad en la región.

Al final, parece que Milei intenta disfrazar su sumisión geopolítica a EEUU con causas vacías e inútiles, sin ningún tipo de efecto estratégico real. En lugar de luchar por la soberanía argentina en las Malvinas, integrarse con los países vecinos y proponer una plataforma soberana para el desarrollo regional, Milei prefiere crear fricciones con las naciones sudamericanas y jugar a ser un “Trump del Sur” – lo que sólo empeora, en lugar de rehabilitar, su imagen política ya decadente.

Dragan Bukovički

Escritor, poeta y traductor serbio. Editor de la publicación “Dos del sur”

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Milei viola la Ley Argentina… de nuevo

Milei viola la Ley Argentina… de nuevo

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

El presidente Javier Milei ha generado un intenso debate en Argentina tras anunciar que está cerca de alcanzar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que pretende aprobarlo sin necesidad de pasar por el Congreso. Esta declaración ha levantado suspicacias y críticas, ya que parece contradecir la Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública, aprobada en 2021, que establece que cualquier financiamiento o extensión de crédito con el FMI debe contar con la aprobación del Parlamento. Este escenario plantea serias dudas sobre el respeto a las normas legales y el equilibrio de poderes en el país.

La Ley 27.612, conocida como Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública, fue sancionada en 2021 con el objetivo de garantizar la transparencia y la responsabilidad fiscal en la gestión de la deuda pública. Entre sus disposiciones más importantes, la ley establece que cualquier operación de financiamiento o renegociación de deuda con organismos internacionales, como el FMI, debe ser aprobada por el Congreso Nacional. Esta normativa busca evitar que el Poder Ejecutivo tome decisiones unilaterales que puedan comprometer el futuro económico del país, asegurando que las decisiones de endeudamiento cuenten con el respaldo de los representantes del pueblo.

Sin embargo, las declaraciones recientes de Javier Milei sugieren una intención de eludir este requisito legal. Según un artículo publicado por El Destape, Milei afirmó que el acuerdo con el FMI está casi cerrado y que planea implementarlo sin necesidad de someterlo a la aprobación del Congreso. Esta postura ha generado preocupación entre legisladores, expertos en derecho constitucional y la sociedad en general, ya que podría implicar una violación de la ley y un debilitamiento de las instituciones democráticas.

Milei justifica su posición argumentando que el acuerdo con el FMI es urgente y necesario para estabilizar la economía argentina, que enfrenta una grave crisis inflacionaria y un déficit fiscal crónico. Según él, el proceso de aprobación en el Congreso sería lento y burocrático, lo que retrasaría la implementación de medidas clave para reactivar la economía. Sin embargo, esta justificación no exime al gobierno de cumplir con las normas legales vigentes, especialmente cuando se trata de decisiones que afectan el futuro económico del país.

La intención de Milei de aprobar el acuerdo con el FMI sin pasar por el Congreso plantea serias implicaciones legales y políticas. En primer lugar, violaría la Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública, lo que podría llevar a acciones judiciales en su contra. Además, esta actitud podría ser interpretada como un intento de concentrar poder en el Poder Ejecutivo, debilitando el papel del Congreso como contrapeso democrático.

Por otro lado, esta situación podría generar un precedente peligroso, en el que futuros gobiernos decidan ignorar las leyes vigentes bajo el argumento de la urgencia o la conveniencia política. Esto socavaría el Estado de derecho y la separación de poderes, pilares fundamentales de cualquier democracia.

El control parlamentario sobre las decisiones de endeudamiento no es un capricho legal, sino una garantía de transparencia y responsabilidad fiscal. El Congreso, como representante de la voluntad popular, tiene la responsabilidad de analizar y debatir las implicaciones de cualquier acuerdo con organismos internacionales, asegurándose de que no comprometa el bienestar de la población ni el futuro económico del país.

En el caso del acuerdo con el FMI, es fundamental que el Congreso tenga la oportunidad de evaluar los términos del acuerdo, sus condiciones y sus posibles consecuencias. Esto es especialmente relevante en un contexto en el que Argentina ha tenido una relación complicada con el FMI, caracterizada por préstamos que han generado un alto nivel de endeudamiento y condicionalidades que han afectado negativamente a la población.

Según el artículo de El Destape, Milei busca obtener “dólares frescos” a través del acuerdo con el FMI, pero pretende hacerlo sin cumplir con el requisito legal de la aprobación parlamentaria. Esta estrategia no solo viola la ley, sino que también plantea dudas sobre la transparencia del proceso. El gobierno argumenta que necesita actuar con rapidez para evitar un colapso económico, pero esto no justifica ignorar las normas establecidas para proteger los intereses de la ciudadanía.

Además, el artículo destaca que la Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública fue creada precisamente para evitar que los gobiernos tomen decisiones de endeudamiento sin el debido control y supervisión. Ignorar esta ley no solo sería ilegal, sino que también enviaría un mensaje preocupante sobre el respeto a las instituciones democráticas.

Las acciones de Javier Milei dirigidas a evitar el cumplimiento de la Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública representan un desafío serio para el Estado de derecho y la democracia en Argentina. Si bien es comprensible la urgencia de estabilizar la economía, esto no justifica eludir las normas legales ni debilitar el papel del Congreso como contrapeso democrático.

Es fundamental que el gobierno respete las leyes vigentes y garantice que cualquier acuerdo con el FMI sea debatido y aprobado por el Congreso. Solo así se podrá asegurar que las decisiones de endeudamiento sean transparentes, responsables y en beneficio de toda la población. Ignorar estas normas no solo sería ilegal, sino que también sentaría un precedente peligroso para el futuro de la democracia argentina. La ciudadanía y las instituciones deben permanecer vigilantes para evitar que se socaven los principios democráticos en nombre de la urgencia económica.

Héctor Ramírez Castillo

Periodista

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Malvinas: Mientras Milei hace silencio, los británicos pasan la gorra en el mercado de capitales

Malvinas: Mientras Milei hace silencio, los británicos pasan la gorra en el mercado de capitales

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Frente al rotundo mutismo que tuvo el Gobierno Nacional con respecto a las políticas de soberanía en los archipiélagos del Sur, el gobierno británico profundizó su avance en las mismas, y ahora pretende llevar adelante un plan de inversiones por u$s 450 millones. Tal avance incluye la construcción de un nuevo puerto, una planta de generación eléctrica, mejoras en viviendas, carreteras y sistemas de eliminación de residuos.

Tras la inacción y el silencio que ha tenido el Gobierno Nacional en lo que respecta a políticas de soberanía en las Islas Malvinas, los británicos no pierden el tiempo y ensayan llevar adelante un ambicioso plan de inversiones. En este sentido, según el portal MercoPress, la iniciativa está planteada para los próximos cinco años, y tiene un presupuesto de £350 millones, equivalente a 449 millones de dólares. Para ello, explora opciones de financiamiento en el mercado de capitales.

Tal iniciativa fue presentada por el Secretario de Finanzas de la colonia, Pat Clunie, que además explicó el alcance de la situación, y las razones. Cabe señalar, que la autorización otorgada para ese tipo de operaciones se la dio el Consejo Ejecutivo de las Islas (las autoridades ilegales de los archipiélagos), en su última reunión del mes de noviembre.

En tanto, el proyecto incluye la construcción de una nueva terminal portuaria, una planta generadora de electricidad, y mejoras en viviendas, carreteras y sistemas de eliminación de residuos. En una primera etapa, el régimen colonial busca obtener préstamos por un monto de £100 a £150 millones, aproximadamente de 128 a 192 millones de dólares, para financiar el plan de inversiones.

Según trascendió, los foráneos explorarán opciones como préstamos a corto plazo respaldados por activos líquidos y préstamos a largo plazo en el mercado de capitales. Aunque, el gerente Senior de la Tesorería de las Islas, Tracey Prior, detalló que el tema era complicado ya que se solicitó créditos o bonos respaldados por la institución del Reino Unido encargada de financiar exportaciones, relativos a la operación del puerto que involucraba a la mítica Harland & Wolf.

Sin embargo, la operación no llegó a concretarse porque la centenaria empresa cayó por una administración abrumada por las deudas y sin ánimo de rescate por parte del actual gobierno laborista británico de Keir Starmer. De todos modos, el presupuesto para el nuevo puerto sigue en pie, al igual que el de los accesos, y también, según sostuvo Clunie, enfrentarán “un significativo achique en las finanzas del gobierno durante los próximos cinco años y medio, para poder encarar el ambicioso plan de obras de inversión capital y que aspiramos poder completar”.

Para ello, han modelado escenarios de caída en los ingresos fiscales y de la industria pesquera, pero se reconoce que la situación económica puede ser volátil. Como medidas de control, tratarán de establecer un fondo de “supervivencia” para hacer frente a la deuda y se implementarán mecanismos de monitoreo y reporte trimestrales.

De esta manera, el gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte deberá aprobar las operaciones de endeudamiento de los usurpadores debido al estatus de Territorio Británico de Ultramar otorgado por el colonialismo inglés.

Asimismo, el ilegítimo gobierno de los usurpadores de las Islas Malvinas no solo está tras un crédito a largo plazo, sino que también cambiaron a los administradores del fondo de inversiones de las Islas. Ahora, el nuevo administrador es el HSBC, lo cual le permitirá acceder a un préstamo de Lombard HSBC.

En tal sentido, el tesorero señaló que un préstamo a corto plazo estará respaldado por activos líquidos del gobierno de las Islas, y anticipó que el HSBC podría suministrar unos £40 millones, unos 51 millones de dólares, con el fin de hacer frente a flujos de caja, liquidez, por los próximos doce meses.

El ambicioso plan de inversiones representa una apuesta por el futuro económico del territorio. Sin embargo, su implementación conlleva riesgos significativos que deberán ser cuidadosamente gestionados. Será fundamental contar con una planificación financiera sólida, una gestión transparente y el apoyo del Reino Unido para garantizar el éxito a largo plazo de este proyecto.

El secretario de finanzas remarcó que el petróleo no se ha incluido en ninguno de los modelos o como posible futura fuente de ingresos, pero “si hemos modelado un escenario con caída en ingresos fiscales de las corporaciones, las pérdidas que puedan generar la no zafra de Loligo, y los estimativos de una menor recaudación para ejercicios posteriores”.

“Puede que hayamos subestimado, o hasta sobreestimado, pero tampoco podemos diseñar todos los modelos posibles. El periodo de cinco años nos da la flexibilidad para hacer los cambios que entendamos necesarios. Si en efecto se desploma la pesca, tendremos que tomar decisiones muy serias para pagar el presupuesto y la financiación”, afirmó Clunie.

Cabe recordar que el gobierno ilegítimo de Malvinas en su momento solicitó al gobierno británico que le saliera de garantía en la emisión de bonos o de algún recurso para financiar obras mayores de inversión, como podría ser el desarrollo de la industria del petróleo. Pero Londres explicó que su política era la de plena transición hacia energías verdes o alternativas y contrarias al desarrollo de las fuentes de hidrocarburos.

El avance hacia un mayor desarrollo en las Islas Malvinas y una nueva facilidad portuaria para el próximo medio siglo, fundamental tanto para el movimiento de mercancías, la pesca y el turismo, solo se ha visto algo complicado por el tema de sobrecostos, a consecuencia de la inflación internacional, y la desacertada política de contratación de empresas para que procedan con el desmantelamiento de la actual estructura y montaje de una nueva; pero lejos está de ser trunca por las políticas de la Cancillería de Argentina o el Gobierno Nacional “anarco-capitalista”, ya que estos avances y libres manejos de los británicos en territorio argentino han aflorado mucho en este último año. Además, los piratas británicos  llevan gastados millones de libras en estudios y asesoramientos, muchos de los cuales han sido muy criticados por tan dispendioso desembolso.

Mientras tanto el Gobierno Nacional parece seguir en la línea de subordinación ya conocida y como ya es habitual, frente a estos avances y provocaciones, sólo responden con silencio.


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Balances de un 2024 turbulento

Balances de un 2024 turbulento

TIEMPO DE LECTURA: 10 min.

Si bien en nuestro país este año fue, particularmente, violento y desalentador para los sectores populares, no es ni el primero ni el último. Cabe destacar que no será desde la antología del llanto desde donde lograremos revertir la situación. Como siempre lo dijimos, en tiempos difíciles cada trinchera se vuelve fundamental y, para transitar las turbulencias que se avecinan, habrá que luchar y construir unidad si efectivamente pretendemos construir una patria libre, justa, soberana e inclusiva donde todo, todos y todes podamos vivir dignamente.

Como se ha retratado en varias ocasiones en nuestros artículos a lo largo de nuestra corta vida como medio de comunicación, tal como afirmaba el General Perón: “la verdadera política es la política internacional, el resto es cabotaje”. Nada de lo que nos sucede en Argentina está desligado de las tensiones y disputas globales, aunque para algunos eso pueda sonar conspiranoico. Si algo entendía muy bien Perón, es que todo lo que sucediera en el país está condicionado por lo que acontece fuera de nuestras fronteras, sobre todo en la disputa entre las naciones más poderosas del mundo.

A principios de año señalábamos que este 2024, que está llegado a su fin, iba a ser un año muy interesante de analizar, dado que podían darse hechos determinantes o muy significativos para el devenir de la humanidad. El primer hito a destacar es que más de la mitad de la población mundial estuvo llamada a votar. Más de 3700 millones de personas en elecciones de 70 países que podían tener un impacto significativo en la geopolítica mundial, entre ellas, las de Rusia, EEUU, India, las parlamentarias de la Unión Europea, o las de Venezuela y México, entre muchas otras.

En ese contexto electoral, Trump volvió a ganar las elecciones en EEUU y aplastó el sueño de reelección Demócrata (y de los globalistas), muchas expresiones reaccionarias y/o conservadoras ganaron las parlamentarias en la UE, Modi reeligió en la India, Vladimir Putin volvió a ser electo para guiar los destinos de Rusia con más del 87% de los votos, y tanto la Revolución Bolivariana como la Cuarta Transformación en México resultaron victoriosas con Maduro y Sheinbaum Pardo respectivamente.

A su vez, se dieron algunas particularidades: en Sri Lanka ganó un gobierno declarado abiertamente comunista, que recientemente vivió elecciones parlamentarias que consolidaron su victoria con una mayoría oficialista; los oficialismos en Francia y Alemania (las principales potencias del bloque europeo) vivieron reveces muy significativos que los tienen contra las cuerdas; en Gran Bretaña los laboristas dieron una paliza a los conservadores y volvieron al poder luego de 14 años; en Irán, luego de la trágica muerte de Ebrahim Raisi, resultaría electo el candidato “reformista” Masoud Pezeshkian; en países como Senegal o Chad (emblemas de un pasado colonial francés) ganaron y se consolidaron gobiernos anticoloniales, en sintonía con las revoluciones del Sahel (Mali, Niger y Burkina Faso); y el cómico devenido en presidente guerrerista, Volodimir Zelenski, quien no convocó a elecciones en Ucrania, por lo que desde mayo pasado usurpa el poder con el aval de todo el llamado Occidente Colectivo.

Pero (siempre hay un “pero”), también se vivieron procesos desestabilizadores, sobre todo recientemente en los casos de Georgia, Moldavia y Rumania, por solo citar los más recientes. Parece que si los resultados no son los deseados por Occidente, todo está permitido, sobre todo si el país a desestabilizar no es de los considerados “desarrollados”. Algo parecido a lo sucedido en Bangladesh, ese país del que en Argentina se habló mucho durante el mundial (por su fanatismo con nuestra selección) pero del que casi nadie habló cuando derrocaron a su gobernante hace unos meses.

Sin ánimos de aburrirles, mencionamos algunos de los procesos electorales porque son parte de la vida institucional bajo las normas de la democracia burguesa, y porque involucraron a más de medio planeta este año. Pero pasaron infinidad de cosas que tampoco es el lugar para detallar.

Tal como lo venimos advirtiendo, el mundo está en guerra, entre dos grandes bloques que se están disputando lugares de poder. Por un lado, el llamado Occidente Colectivo o autodenominada “comunidad internacional” básicamente compuesto por EEUU, la UE, Canadá, Japón y algunos aliados más; y por el otro, el denominado “Sur Global” compuesto fundamentalmente por los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y sus socios de Asia, África y Nuestra América y Oceanía. Y si bien hay matices en cada caso, ese podría ser hoy el gran parteaguas a nivel global, por ese mismo hecho ya hablar de izquierda o derecha parecen categorías de análisis caducas dado que no explican en su totalidad los procesos. ¿Qué tiene de izquierda el Chile de Boric en comparación con la Venezuela Revolucionaria? Nada. En este contexto ¿Rusia calificaría como de izquierda? Seguramente no encontraremos respuestas certeras y eso es porque el concepto ya no nos sirve para explicar el proceso. Materia de debate en algún artículo futuro, no en este, pero lo introdujimos para sembrar la semilla de un debate necesario.

En ese mundo en disputa hay que comprender el genocidio en Gaza y las constantes agresiones al Líbano, Siria e Irak a manos del Ente Sionista, Israel (siempre respaldado por EEUU), la guerra en Ucrania entre la OTAN y Rusia (esperamos que a estas alturas nadie crea que es sólo un enfrentamiento entre primos), o el reciente incremento de las tensiones comerciales y diplomáticas entre EEUU y Europa con China. Nada de todo ello se puede leer sin comprender la disputa global, de igual manera que nada puede alejarse de esa lupa para analizar las tensiones en el Mercosur entre Milei y el resto de los presidentes, o las tensiones internas en el Brasil de Lula, o el reciente intento de autogolpe en la República de Corea (o como se la llama cotidianamente, Corea del Sur).

Decimos “el mundo está en guerra”, pero no de la forma que nos la imaginamos con tanques y soldados por doquier (aunque en algunas regiones sí pase). La guerra mutó. Hoy una corrida cambiaria es más poderosa que un misil. Presiones diplomáticas, circulación de “noticias falsas” (que en realidad es mentir y afirmar que algo es verdad), presiones económicas, y también militares: hoy vivimos en una permanente guerra híbrida y los principales objetivos son los pueblos, la sociedad civil de cada nación.

Incluso la disputa interna que se da en los EEUU entre Demócratas y Republicanos globalistas, y Trump y su grupo selecto de pirañas, no es otra cosa que una disputa por ver cómo resuelven su decadencia. Un país cada vez más endeudado, que vive de la renta de la guerra y las deudas de los demás, que utiliza al dólar como arma y que pretende someter a todo el resto a sus designios. Para Biden, Harris y sus cómplices europeos la salida es una guerra total contra Rusia en territorio ucraniano y ruso (casi al punto de llevarla a escala nuclear) al tiempo que siguen timbeando y haciendo grandes negocios con las BigTech (tecnológicas) y BigPharma (farmacéuticas), mientras que para Trump y su tropa el enfrentamiento es contra China por el control de la producción y el comercio, por eso la “Guerra comercial”; y con Irán por el control de Asia Occidental. En definitiva, no son lo mismo, pero huelen bastante similar.

En este escenario, seguramente el imperio intentará reasegurar todo nuestro continente bajo su bota. Saben que es su gran joya preciada en el mundo que se viene si no nos llevan a una guerra global nuclear antes. Países como Venezuela, Nicaragua y Cuba, e incluso México, Brasil o Colombia seguramente podrán ser objetivos de la nueva administración gringa, ya sea con nuevos intentos de golpes de Estado, con nuevas sanciones económicas unilaterales o bloqueos, o de presiones diplomáticas, económicas o de algún otro tipo.

Es desde ese contexto global desde el que hay que partir el análisis de lo que sucede en nuestro país, dado que, si no lo hacemos desde allí, seguramente no entenderemos muchas de las cosas que lleva adelante el primer presidente autodefinido como “anarcocapitalista”, pero que en realidad es un mero peón de los grupos financieros globalizados como BlackRock, Vanguard, State Street y demás. No es casual que en materia de política exterior Milei haya dicho literalmente que sus “aliados son EEUU e Israel, con todo lo que eso implica”. Estos Fondos de Inversión (llamados “Fondos Buitres”) tienen entre sus principales actores a figuras del sionismo, con gran lobby en EEUU con una mirada rapaz y saqueadora para con el resto de la humanidad. Como verán, todo está vinculado con todo.

La política de desregulación y de intento privatizador de empresas estatales (YPF, Aerolíneas Argentinas, Trenes Argentinos, INVAP, el Correo, el Banco Nación, etc) o sectores claves como la educación, la salud o la obra pública, no son otra cosa que la posibilidad de negocios muy rentables para los “accionistas” de estos fondos mega-especulativos. Mismo caso para el tema de la deuda externa o las políticas de financierización de nuestra economía. Tercerizar, quitar derechos laborales y sociales, entregar herramientas del Estado, todo entra en el mismo combo que busca desarticular las posibilidades de un país para enfrentarse a estos grandes pulpos que buscan controlar todo lo que puedan. Bueno, Milei es su empleado. Cuando deje de servirles lo descartarán por otro.

No hay que perder de vista que los buenos vínculos de Milei con Trump no necesariamente van a significar una lluvia de dólares. Trump en la teoría es un proteccionista y va a intentar resguardar y robustecer los intereses de EEUU. La economía argentina en buena parte no es complementaria con la norteamericana, sino que compite. Aquí tenemos el primer escollo. ¿Harán esfuerzos para sostenerlo de todas maneras con más préstamos del FMI o de otros organismos internacionales? Puede ser, el tiempo lo dirá. Lo que queda claro es que nada será color de rosas.

Ahora, mientras el presidente y sus rufianes les hacen el trabajo sucio a las grandes corporaciones multinacionales y a los Fondos Buitres, y hacen negocios con sus “amigos” locales como Galperín, Roca, Midlin, entre algunos otros, millones de argentinas y argentinos, y de personas de otras nacionalidades que eligieron nuestro país para vivir, padecen las consecuencias.

La pregunta es: ¿lo que Milei tiene enfrente alcanza para evitar el saqueo y la entrega del país? Por un lado, tenemos a muchos gobernadores que se acomodan según la circunstancia, diputados y senadores que hacen lo propio, una interna en el peronismo que en lugar de ayudar a construir una alternativa parece estar pensando más en quién tiene la lapicera para poner los nombres en las listas del 2025, un sector importante de CGT preocupada por negociar (para sostener sus negocitos) pero que acompaña el sablazo a los salarios que lleva adelante el gobierno nacional, y un sector financiero (de nacionales y extranjeros) donde se están haciendo una panzada.

Por el otro algunos gobernadores (los menos) que se plantan y enfrentan el ajuste como pueden, algunos diputados y senadores que no traicionaron el mandato de sus votantes y dan la batalla en esa trinchera, algunos sindicatos que se plantan ante el ajuste, sobre todo ligados a las CTA’s y la Corriente Federal de los Trabajadores, y a las organizaciones populares nucleadas en la UTEP.

El año pasó así entre anuncios de recortes y envío de leyes para flexibilizar tal o cual política, y sectores organizados que dieron la pelea en el micromundo que les tocó. Como siempre, los sectores más necesitados fueron los más solidarios con el resto, pero a diferencia de otras oportunidades, esta vez no se inmolaron y salieron a “romper todo” como antaño. Pero de todo ese berenjenal, por ahora, al menos por ahora, al empleado de peluquín las cosas parecen estar saliéndole bastante bien. No para beneficio del pueblo argentino, sino para un sector minoritario: los mega ricos y sus terminales internacionales.

¿Esto quiere decir que el pueblo argentino se rindió y quiere entregar la patria al capital transnacional? No, definitivamente no. Como siempre, el poder pretende hacer negocios, sus cómplices ejecutan la partitura escrita en Washington o Bruselas, el problema es que nuestro pueblo se cansó de votar expresiones populares que no le resuelvan (o resuelvan a medias) sus problemas, caldo de cultivo fenomenal para la aparición de figuras como Milei que desde las redes sociales vociferan cosas grandilocuentes, pero con cero fundamentos prácticos.

Así las cosas, este 2024 termina en una relativa calma pese al cimbronazo que significó el primer año de gatito mimoso con peluquín de león. Habrá que ver qué sucede en lo que resta del año y en el verano, sobre todo en las fiestas, fechas emblemáticas de nuestro pasado reciente. Habrá que ver si el campo popular puede generar los mecanismos de resistencia y de lucha que le permitan desarticular la andanada de entrega del gobierno libertario en complicidad con el PRO y otros. Habrá que ver qué gestamos como propuesta para nuestro pueblo, porque si algo quedó claro con la llegada de Milei, es que la forma de hacer política tal como se la venía haciendo murió, y si no lo hizo hay que terminar de matarla y gestar algo nuevo, de lo contrario seguiremos de fracaso en fracaso dejando que el tren de la historia pase frente a nuestras narices.

El mundo está cambiando y al parecer (o al menos por lo que dicen los que saben) ni siquiera una guerra nuclear podría impedir que esas transformaciones globales se concreten, lógicamente, porque ante una conflagración de esas características todo el mundo perdería. Pero, nunca puede descartarse un escenario de ese tipo, sobre todo si consideramos el grado de locura que han demostrado desde ese Occidente Colectivo, que parece más propenso a la guerra que un mosquito a picarnos. Debemos prepararnos para esos cambios, sabiendo que no serán escenarios amigables o fáciles de transitar en el mediano/corto plazo.

Para concluir, afirmar que muy posiblemente el 2025 será un año muy turbulento, no solo por lo que pueda suceder en nuestro país, sino fundamentalmente, por lo que pueda suceder desde que se publique este análisis hasta la asunción de Trump de su segundo mandato, y lo que pueda devenir a posteriori. Pero como decimos desde inicios de año, “en tiempos difíciles somos más Trinchera que nunca”, y porque como decía el Che: “si el presente es de lucha, el futuro será nuestro”.

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Como diría Masetti: “Somos objetivos pero no imparciales. Consideramos que es una cobardía ser imparcial, porque no se puede ser imparcial entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, entre el oprimido y el opresor”

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