Patriarcado en forma de manada: poder e impunidad en Chubut

Patriarcado en forma de manada: poder e impunidad en Chubut

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

POR AGUSTINA FLORES*

En septiembre del 2012 en Playa Unión, el patriarcado comenzó a llevarse por delante la vida de una piba más. Durante una fiesta en casa de dueños con apellido pesado, un grupo de chicos la abusaron en manada: cuatro la violaban, uno observaba y el sexto sostenía la puerta para que nadie más entrara. Su amiga la encontró inconsciente en la habitación y presenció la situación deteniendo a los violadores. En estado de shock y con uno de los dueños echando a la multitud de la casa con el grito de que nadie cuente nada, varias personas la ayudaron a calmarse y a buscar su ropa. Una vez en su casa, le siguieron un intento de suicidio y una persecución por parte de los victimarios para que se mantenga en silencio. Terminó yéndose de Puerto Madryn -ciudad de la que es oriunda ella y la mayoría de las personas involucradas- por el hostigamiento.

La ciudad guardó silencio; un pueblo fiel a las órdenes del patriarcado permitió que los hijos del poder sigan su vida normalmente y dio las condiciones para que la situación quedé atrás como un mal recuerdo o una macana de adolescentes.

En enero del 2019, la víctima denunció lo sucedido por redes sociales y en agosto llegó a los tribunales. Siete años de silencio se vieron corrompidos por el grito de miles de pibas que, dentro de una sociedad que aprendió de sus errores, acompañaron a la víctima desde el primer momento de la denuncia.

Fuente: La Opinión Austral

Ellos

Además de estar bajo el ala del patriarcado, los victimarios son hijos de los billetes más verdes de la ciudad. Desde inmobiliarias y canales de televisión hasta compañías internacionales son algunos de los ámbitos donde se manejan Quintana, Del Villar, Mallemaci, Viglione, Pérez y Soriano. Pero el poder no compra el silencio, no para siempre.

Luego de lo sucedido, la víctima fue perseguida por estos empresarios y sus familias para que el hecho sea olvidado y dejado atrás. Fue tanto el hostigamiento por ellos y por su entorno -en función a lo que los poderosos necesitaban- que la víctima se fue de la ciudad y no realizó ninguna denuncia.

Nadie cuestiona al poder: el estrato en el que se posicionan, demarca cierta legitimidad difícil de romper, y este se aprovecha de las relaciones sociales desde su posición en lo alto, por encima de todo, y se maneja dentro de la impunidad. Los discursos hostigadores son creados gracias al marco que se le brinda a este tipo de personas; tienden a idear la “historia oficial” y convencer al resto de las personas de que esa es la única verdad irrefutable, acto contrario conllevaría un enfrentamiento en el que el inferior sabe que pierde.

Además de esconderse detrás de las sombras de sus grandes imperios, son hombres guiados por la pauta heteronormativa. Como dignos soldados del patriarcado, adjudicaron toda la culpa a la víctima y lo tomaron como un hecho menor.

Disminuyen la magnitud del delito porque la ven a ella como una cosa y como todas las otras cosas, pensaron que podían apropiársela. La complicidad en manada es un mecanismo de auto justificación o aprobación de lo que hacen; lo que no se animan a hacer individualmente, lo realizan en grupo, alentándose entre ellos y construyendo una perversión grupal en la que nadie juzga al otro: si queda entre ellos, nada saldría mal.

A la víctima la culpabilizan y le designan el nombre de responsable de lo que le sucedió. Ellos vieron la oportunidad y la tomaron, ella no debería haber llegado hasta allí. Esta perspectiva misógina se repite en los medios de comunicación, revictimizando a la víctima, buscando el qué hizo para que le hicieran eso, descansan en su accionar y no en el enfermizo abuso de los victimarios. ¿Por qué no analizar los marcos que siguen legitimando la violencia en vez de culpar a la víctima de ser víctima? En este punto volvemos a la impunidad del poder y los dólares que valen los apellidos.

La Justicia

Luego de que la denuncia se viralizara por redes sociales, el Ministerio Público Fiscal comenzó la investigación preliminar sin que la víctima hiciera una denuncia formal. Según el Código Penal, cuando las víctimas son menores de edad, los fiscales pueden investigar de oficio y la víctima puede ratificar o no su intención de que la investigación continúe. De esta forma, se inició el procedimiento con audiencias con más de 60 testigos a favor de ella, que no fueron públicas y en las que se ocultaron las identidades de las personas involucradas por tratarse de una causa de delitos contra la integridad sexual y que involucraba a menores de edad.

Solo cinco de ellos fueron juzgados. Ezequiel Quintana, Leandro Del Villar y Luciano Mallemaci fueron imputados, primero bajo la calificación legal de “abuso con acceso carnal” y que en la última audiencia paso a ser “abuso sexual simple”, disminuyendo la cantidad de años de la condena a tres, por lo que no se encontrarán bajo rejas -la pena mínima para cumplir en la cárcel es de cuatro años-. Para el fiscal Fernando Rivarola, se trató de un “desahogo sexual”.

¿Desahogo sexual? Lo único que logra el término es mitigar culpas y ejercer violencia sobre la víctima, otra vez. Nos encontramos reiteradamente con una “justicia” que es funcional al patriarcado y sigue manejando la inimputabilidad a su gusto.

Según se ha dado a conocer por el Ministerio Público Fiscal, la denominación es un término avalado legalmente, por lo que nos lleva a replantearnos los pilares donde se construye nuestro sistema judicial. Vemos, detrás de un lenguaje técnico, prácticas machistas que siguen siendo avaladas porque la ley es una y se debe cumplir. El Poder Judicial, al fin y al cabo, es poder, y como analizamos anteriormente, las verdades del poder son irrefutables. Es necesario cuestionar estos términos que disfrazan un sistema patriarcal y conservador para ir deconstruyéndolos como corresponde.

La víctima aceptó y se manifestó conforme con el juicio abreviado, de esta forma no enfrentaría un juicio oral y tampoco la revictimización permanente. Los procedimientos, vagos en materia de perspectiva de género, terminan siendo agobiantes y hostigadores, reprimiendo aún más a la víctima.

La ciudad se vio inundada de carteles y consignas, tal vez en forma de disculpas por la complicidad en la que se vio sumergida siete años atrás. La denominación que dio el fiscal y la culminación del juicio se dio a conocer el 3 de junio, día en el que millones de mujeres de todo el país nos unimos bajo el grito de Ni Una Menos. Con la angustia en la garganta y con gritos desgarradores, se han realizado manifestaciones a lo largo de los días en las ciudades de Puerto Madryn y Trelew.

A raíz de esto, la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Elizabeth Gómez Alcorta, se acercó a la ciudad para mantener reuniones con funcionarias y colectividades feministas y dar la discusión sobre la falta de perspectiva de género en un órgano tan importante como es el judicial.

Del mismo modo, desde la Provincia se denunció al fiscal por mal desempeño en sus funciones y desconocimiento inexcusable del derecho.

Resulta indispensable repensar las relaciones y las lógicas de las masculinidades que, si volvemos al término “desahogo sexual”, solo dan a entender que no tienen la capacidad de aguantar su apetito sexual de violar a una chica. La educación de generaciones basada en la pornografía, guía de sus relaciones violentas con las mujeres, debe ser modificada y reemplazada por una implementación adecuada de la Educación Sexual e Integral.

La ola de los feminismos sigue creciendo y da las luchas que durante años estuvieron invisibilizadas. Es hora de desenmascarar las prácticas retrógradas escondidas bajo los marcos legales para que se deje de revictimizar a las mujeres y que, de una vez por todas, se haga justicia.


* Hija de los vientos patagónicos. Compañera (in)esperada de la militancia para la 
liberación.
Entusiasta del puño y la letra. Lo personal es político, el periodismo también.

Fuentes:
https://www.perfil.com/noticias/sociedad/violar-manada-que-hay-detras-abusos-sexuales-grupo.phtml
https://www.adnsur.com.ar/policiales—judiciales/se-presento-el-acuerdo-de-juicio-abreviado-por-la-violacion–en-manada–en-chubut-_a5ede55f1825a585eb6a3b821
https://www.eldiarionuevodia.com.ar/regional/policiales/2020/6/8/audiencia-por-la-manada-de-chubut-la-victima-dijo-que-necesita-cerrar-el-hecho-para-seguir-viviendo-114316.html
https://www.pagina12.com.ar/209884-la-manada-de-chubut-la-justicia-ya-investiga-la-denuncia-que

El partido más importante que debe jugar el fútbol

El partido más importante que debe jugar el fútbol

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

Por Eduard Paz*

Si bien la violencia de género y el machismo no distinguen clase social, economía o deporte alguno, es necesario hablar y ver qué es lo que sucede dentro del fútbol, un espacio donde ambas cosas parecen no tener fin. Hay que ver las herramientas que se tienen para combatir las violencias y analizar las acciones que toman las instituciones deportivas con los casos que se generan.


La violencia de género, en cualquier modo de expresión, no debe ser menospreciada. Hay que saber que es un tema muy serio y  que debe ser evitado a toda costa, en este caso por lo jugadores. Igualmente, detrás de ellos se encuentran dirigentes que muchas veces tratan de tapar lo que sucede, como quien quiere tapar al sol con un dedo.

Si nos volcamos a los delitos cometidos en estos casos, donde comúnmente hay agresiones y amenazas, el Código Penal deja bien en claro las penas a cumplir. Por agresiones y lesiones leves rige el artículo 89 que norma que “se impondrá prisión de un mes a un año, al que causare a otro, en el cuerpo o en la salud, un daño que no esté previsto”. Con respecto a las amenazas, debemos ir a delitos contra la libertad, y aqui el artículo 149 bis, explica que “será reprimido con prisión de seis meses a dos años el que hiciere uso de amenazas para alarmar o amedrentar a una o más personas”.

Uno de los casos más recientes de violencia de género en el ámbito futbolero, fue el protagonizado por Sebastián Villa, jugador de Boca Juniors, quien fue acusado de violentar y golpear a su ex pareja. Se le abrió una causa en su contra y se habla de que podría recibir de 5 a 10 años de prisión por sus actos. Por su parte, el club xeneixe le prohibió salir del país.

Siguiendo por casos similares en Boca Juniors, Edwin Cardona y Wilmar Barrios fueron denunciados por maltrato y acusados de abuso sexual por tres mujeres, pero luego fueron absueltos del caso.

River y Racing también han tenido situaciones así en el 2019. Por el lado de River, aparece Rafael Borré como el único apuntado. La denuncia fue protagonizada por la piloto de carreras Romina Elisabet Re, pero la misma luego sería levantada por un acuerdo extrajudicial. Por el lado de Racing, Jonathan Cristaldo fue acusado por su esposa de adredirla físicamente. La sanción que tuvo por parte del club fue la separación del plantel por un periodo corto de tiempo y luego volvería como si nada a las canchas.

Los actos anteriores demuestran, en su mayoría, la resolución que se tiene. Los mismos no salen de arreglar las cosas extra judicialmente (por fuera de la ley) o con una sanción mínima de los dirigentes para con el jugador. Vemos por un lado cómo, por tratarse de jugadores importantes para el plantel, se intenta que el caso quede en el olvido y que no se ensucie el nombre de al institución; y por otro, el incesante deseo de que vuelvan a las canchas y sigan desplegando su talento con la pelota, como si nada hubiera pasado.

Pareciera ser todo negativo pero hay algo bien claro: desde que se empezaron a abrir espacios de género -a veces por fuera de los clubes porque no hay una definición política de las comisiones directivas de crear espacios que discutan las lógicas machistas- algo empezó a cambiar con respecto a estos temas en las instituciones deportivas.

Feminismo Xeneize, un espacio extrainstitucional porque Boca aún no ha discutido esta cuestión, elevó un comunicado luego del caso Villa en que afirman que más que nunca están convencidas de “que la organización feminista es el verdadero camino para la transformación”, pero donde también desmuestran su preocupación en tanto “las instituciones deportivas todavía muestran dificultades para estar a la altura de las circunstancias”, reclamando que sin áreas de género institucionales y sin protocolos para actuar en casos de violencia, no hay cambio posible.

¿Qué es un protocolo de violencia?

El protocolo de violencia permite que se tomen ciertas medidas y precauciones ante los actos delictivos de violencia de género que puedan llegar a cometer los jugadores. Desde ser sancionados económicamente y apartados del plantel, hasta el punto de rescindirle el contrato y ser desligado en su totalidad de la institución deportiva.

Este protocolo empezó a ser tomado en cuenta y ser utilizado por unos pocos clubes en nuestro país. El primero en tener uno fue Vélez Sarsfield, equipo que en la actualidad no tuvo ningún caso que se asemeje a lo ya lo mencionado, dejando en claro qué es una herramienta más que positiva para cortar con todo esto.

En este contexto, viendo como se desenvuelve todo, las soluciones están en que los jugadores deben ser educados con perspectiva de género en el transcurso de su formación; que los dirigentes pongan mano dura con este asunto y que no dejen ningún espacio institucional por fuera de esta lógica; y la que es más importante: que se tomen en cuenta y tengan real incidencia los feminismos y las áreas de género en las instituciones deportivas para dar al fin como ganado este partido en el fútbol.


* Sureño instalado en la ciudad de las diagonales. Fiel pensante de que lo político y lo deportivo 
van de la mano. Apasionado y siempre al servicio de la comunicación del pueblo y su deporte.
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