La Migración centroamericana: Causas y desafíos

La Migración centroamericana: Causas y desafíos

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

Por Pablo Jofré Leal*

¿Qué impulsa a millones de seres humanos a recorrer largas distancias, cruzar montañas, vadear ríos, trechos de selva, caminar bajo el calor húmedo o soportando lluvias torrenciales, abandonar sus hogares, su familia, el entorno social en el que viven, para buscar nuevos horizontes, mejores perspectivas de vida?

Cuando esta pregunta se hace con relación a los habitantes de la región centroamericana, las causas son múltiples y suelen ser campo de estudios económicos, sociológicos y políticos. Sin embargo, a pesar de los análisis, los diagnósticos y las políticas que han sido llevadas a cabo, para intentar variar esta situación de desangramiento de la población, generalmente, la población más joven de América Central, sigue siendo una realidad y seguirá aconteciendo, mientras las razones estructurales que permiten esta emigración se mantengan.

De los 35 millones de migrantes internacionales provenientes de América Latina y El Caribe, 17 millones de ellos proceden de Centroamérica, cuyo norte principal es arribar a Estados Unidos, teniendo a México como territorio de tránsito principal. En documentos elaborados por organismo internacionales como es la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) a través del titulado Atlas de Migración[1] elaborado junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) se constata, que la mayoría de los migrantes hacia Norteamérica provienen de México y del llamado Triángulo del Norte centroamericano, conformado por Guatemala, Honduras y El Salvador. Migrantes, que en forma mayoritaria provienen de sus áreas rurales, donde se concentra la población con mayores carencias de esos países. La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcenas señala respecto a esto que “El 77% de los habitantes rurales en Guatemala son pobres, y la pobreza en Honduras afecta al 82% de los habitantes rurales, en El Salvador esa cifra es del 50%”. Cifras, que bajo el marco de la pandemia global del Coronavirus, indudablemente tienden a empeorar la situación.

Mientras los organismos mencionados llaman al estudio pero también al cambio, el énfasis de los países destinatarios de esos procesos migratorios (especialmente Estados Unidos) es intensificar el control y las prohibiciones, que impidan la migración de “indeseables, pobres, delincuentes y narcotraficantes” como han sido denominados, por el presidente estadounidense Donald Trump, en una clara discriminación a millones de personas, que buscan un mejor vivir. Es evidente que la migración tensiona fuertemente la política interna estadounidense, principalmente por las presiones a la que es sometida por los grupos de extrema derecha y en general la masa de votantes de Trump, renuentes a la diversidad y sobre todo dotados de una fuerte carga racista.

Donald Trump ve a los inmigrantes como enemigos, a los cuales “hay que disparar a las piernas o como lo dijo en el discurso a la nación del año 2018 “Durante décadas, las fronteras abiertas han permitido entrar drogas y pandilleros a nuestras comunidades más vulnerables. La inmigración ha permitido a millones de trabajadores poco cualificados competir por empleos y salarios con los estadounidenses más pobres”. Un discurso racista, que alienta la violencia y que no da cuenta del valor de esos inmigrantes, que según datos de la CEPAL el 70% de los centroamericanos provenientes del Triángulo Norte, que están en los Estados Unidos trabaja. Pero, así como aportan a la riqueza estadounidense, el 63% de ellos no posee protección social. Es decir aportan pero no existe reciprocidad. Personas, que además con sus remesas (15 mil millones de dólares el año 2019) permiten crear un circuito económico de mejora en los países mencionados. Envíos de dinero, que según la CEPAL, adquieren un rol preponderante debido, fundamentalmente, a la debilidad estructural de las economías receptoras, dejando en evidencia las razones y causas de migración.

Se verifica que en el caso centroamericano, la complejidad de los procesos migratorios ha aumentado, sobre todo por el número de migrantes en tránsito, retornados, deportados, menores no acompañados, políticas de contención fuertemente cuestionada por considerarse violatorias de los derechos humanos de las personas sometidas a prisión y resoluciones que termina con el impedimento de ingresar al país. Hoy, la migración se ha convertido en un tema sensible internacionalmente, de la más alta prioridad no sólo en América, sino también en Europa, África, Asia Occidental, entre otras zonas con conflictos migratorios migratorias que tensionan la relaciones entre los países, desatándose además crisis humanitarias, que han significado el incremento en el número de refugiados, el tráfico de personas y la muerte de miles de ellas tratando de llegar a sus destinos, ya sea en el Mar Mediterráneo, en la ruta de los Balcanes o en la frontera entre México y Estados Unidos.

El análisis fino respecto a los procesos migratorios, estudios como el señalado de la CEPAL y la FAO, informes de organismos defensores de los derechos humanos coinciden, que los factores principales que explican este éxodo, sobre todo del Triángulo Norte son: la violencia e inseguridad social en estos países, que los sitúan con los mayores índices de criminalidad y asesinatos. El Triángulo Norte de Centroamérica es la región más insegura en América Latina, según el informe ‘Estudio Mundial sobre el Homicidio’ de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Razones vinculadas a la reunificación familiar ya que muchos de estos migrantes tienen familiares directos que suelen ser un buen impulso para acometer estos viajes. El 82% de los migrantes que provienen del Triángulo Norte, tienen familiares en los Estados Unidos y esas redes son factores que sustentan la migración. Catástrofes naturales: terremotos, huracanes, sequías, avance de la desertificación incrementan la vulnerabilidad social de aquellas poblaciones que suelen visualizar, como única salida posible, la búsqueda de mejores horizontes.

Sumemos a lo mencionado, las crónicas crisis económicas de los países de origen, la desigualdad social abismal, donde la concentración de la tierra implica aumentar la pobreza rural de las familias con pedazos de terreno que no alcanzan para alimentar a sus familias. Otro punto concluyente refiere al cambio climático, donde en los últimos años, las plantaciones de café, frijoles, arroz, calabaza, plátano, maíz se han visto afectados generando altos niveles de desempleo, junto con afectar la producción de alimentos. La población rural dedicada a estas labores se ha visto forzada a migrar fuera de la región y a trabajar como mano de obra asalariada, ya que los efectos de los fenómenos climáticos se extienden en lo que se conoce como el “Corredor Seco Centroamericano”[2] que justamente abarca Guatemala, Honduras, El Salvador y parte de Nicaragua.

Este Corredor Seco, está viviendo una de las sequías más graves de los últimos 10 años, lo que implica que 3,5 millones de personas necesiten asistencia humanitaria. La inestabilidad política es, indudablemente, otro de los puntos a considerar, que obliga a buscar refugio frente al incremento de bandas, gobiernos corruptos, violencia, paramilitarismo, narcotráfico, entre otras. A la luz de los informes, la realidad descrita por los propios migrantes y el análisis comparado con otras migraciones, la modificación del actual curso de emigración, que deja a los pueblos campesinos sin su savia nueva, sólo puede tener un cambio modificando estructuralmente las razones que posibilitan esta migración.

Ello implica por trabajar e impulsar modelos y sistemas económicos sociales y políticos distintos a los que actualmente rigen estos países. Terminar con la violencia, las bandas criminales, el narcotráfico que usa a los países centroamericanos como lugares de almacenamientos y protección de la droga, que sale de los países andinos (Bolivia, Perú y Colombia) hacia el mercado norteamericano. Terminar con la dependencia política y económica, que permite el surgimiento de gobiernos sometidos a Washington y por tanto sujeto a sus políticas hegemónicas, que impiden los cambios que permitirían modificar el mapa actual de Centroamérica. Existen desafíos, sociales, económicos, ambientales, seguridad e institucionales en los países de origen de los migrantes, que su cambio impulsaría, no sólo el retorno de parte de su población (voluntariamente no deportada), sino también impedir, mediante la creación de un clima país virtuoso, la salida de millones de personas, indispensables para el desarrollo de sus países de origen.

Centroamérica, y en particular los países del Triángulo Norte, ha devenido en una subregión con profundas deficiencias y ello plantea desafíos, no sólo para esas sociedades y sus gobiernos, sino del conjunto de los países y gobiernos involucrados, además de los organismos vinculados a este tema, para abordar de manera profunda, estructural los por qué, las causas y responder con políticas adecuadas, que respeten los derechos humanos de esa población en forma principal.


* Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de revista digital www.politicaycultura.cl

Referencias:
[1] “La masiva migración irregular que hemos visto en los últimos meses es una consecuencia directa de la inseguridad alimentaria, las crisis climáticas, la erosión del tejido social y la falta de oportunidades económicas en las aldeas y territorios rurales de estos países”, explicó Kostas Stamoulis, Subdirector General del Departamento de Desarrollo Económico y Social de la FAO en el lanzamiento del Atlas.

[2] El Corredor Seco Centroamericano es una subregión de bosque tropical seco de Centroamérica, compartida por los países pertenecientes al NCA y Nicaragua (y en menor proporción por territorios en Costa Rica y Panamá). Se estima que la población de esa zona llega a 10,5 millones de personas, correspondiendo la mayor parte de esta a los países del Triángulo Norte o NCA (FAO, 2012)

Cuando migrar es delito y cagar de hambre al pueblo no es infracción

Cuando migrar es delito y cagar de hambre al pueblo no es infracción

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Por Floren Luengo*

En el año 2004, Argentina derogó la “Ley Videla” sancionada en 1981 y promulgó la Ley de Migraciones N°25.871, introduciendo el enfoque de derechos humanos. En 2017, el gobierno nacional de Mauricio Macri modificó ésta última con el Decreto 70/2017, hecho que el discurso oficial asoció directamente con la idea de que el problema de la inseguridad es consecuencia del ingreso de personas provenientes de países vecinos, específicamente de la región nuestroamericana [1]. Un claro alineamiento con las políticas migratorias de Trump en EEUU.

 “Que el Estado debe regular la política migratoria teniendo en
especial consideración el bien común”

¿Bienes para qué común?

La cita figura en el Decreto (70/2017) que firmó Mauricio Macri para modificar de la Ley de Migraciones N° 25.871, claramente anclándolo en la construcción del discurso de la inseguridad. En Jujuy se adoptó una nueva Ley que establece el cobro de los servicios públicos a los migrantes que se establezcan allí de manera transitoria. En Chubut el gobierno decretó la expulsión de todas las personas migrantes que tengan antecedentes penales. Ahora bien, ¿qué significa que las personas migren? Desde una perspectiva de género ¿Porqué se habla de una Feminización de la Migración?

Argentina derogó en 2004 la “Ley Videla” (sancionada 1981) y promulgó la Ley de Migraciones 25.871, que introduce el enfoque de los derechos humanos como eje rector, además de adoptar una perspectiva regional beneficiosa para las personas migrantes. La palabra migrar proviene del latín migrare que significa cambiar de residencia, moverse. La mayoría de las veces, los desplazamientos son consecuencia directa de las transformaciones socioeconómicas y las crecientes desigualdades de una economía global que presenta una interdependencia cada vez mayor y en la cual se producen distintos procesos de integración regional

En las últimas décadas, los países latinoamericanos han experimentado un creciente proceso de feminización de los flujos migratorios. En el caso de Argentina, las mujeres migrantes han pasado a constituir algo más del 50% en el censo 2010 (el último). Dentro de los tres grupos más dinámicos de migrantes, las personas llegan mayoritariamente de Bolivia, Paraguay y Perú, representando las mujeres en cada caso el 50,3%; 55,6% y 55% respectivamente. La inmigración femenina es superior a la masculina: 1.168.208 mujeres que migran, lo que supone el 54% del total, frente a los 996.316 de varones, que representan el 46 % restante.

De modo que, para llevar adelante la praxis de los feminismos en Nuestra América, es preciso establecer un trabajo analítico partiendo del Racismo de Estado: los procesos de racialización son inherentes a la colonialidad; ésta última como categoría y perspectiva teórica para pensar(nos) desde los conflictos geopolíticos mundiales.  El concepto de raza, para Aníbal Quijano, representa el eje que dinamiza a los procesos de socialización, a las economías mundiales y a las formas de dominio y expansión del imperialismo. 

Lo interesante para analizar de las noticias que crean algunos medios de (in)comunicación, no es Liz Moreta en sí misma ni la enfermera Vanessa Gómez Cueva, sino lo que éstas figuras representan para el sistema penal argentino y el imaginario social, así como por su condición de mujeres migrantes y originarias de países devastados por la sed acumulativa del capital. Estas dos sujetas políticas, han sido sujetadas por su pasado aun habiendo cumplido las condenas penales que se le atribuyen al rol de las mujeres migrantes que generalmente se enmarcan en causas de contrabando de estupefacientes. Pero cuando los prejuicios sociales se hacen carne tan profundamente en la sociedad, es más fácil -quizás- entablar decretos presidenciales para beneficiar las fronteras ideológicas. 

¿Será que la justicia sólo se contenta con el punitivismo sobre los cuerpos feminizados?

Las políticas sobre migración a menudo suelen ignorar la dimensión de género naturalizando situaciones de vulnerabilidad que afectan a muchas migrantes [2]. En Nuestra América, la criminalización de las mujeres e identidades disidentes en conflicto con la ley penal y la relación que éstas tienen con el sistema de justicia criminal, ha generado que desde hace más de 30 años los feminismos lleven adelante estudios y denuncien la discriminación, la vulneración de derechos y las categorías de género, clase y raza como determinantes de tal criminalización. 

El mencionado Decreto Presidencial leído en clave feminista, puede pensarse, entre otras cosas, como la criminalización del comportamiento ilegal-amoral de las mujeres. Es decir que a través del caso de una mujer migrante, le están mostrando a la sociedad toda -específicamente a los cuerpos feminizados- cómo tiene que ser una mujer y cómo no debería serlo, de lo contrario: cárcel, separación de la sociedad y de sus familias, discriminación. En breves palabras, lo que sucede es una vulneración legitimada de los derechos humanos. Entre las modificaciones a la Ley de Migraciones, se establece entre otros retrocesos, un procedimiento de expulsión que vulnera las garantías del debido proceso, el acceso a la justicia y el derecho de defensa de las personas migrantes. 

La puesta en escena del gobierno nacional de la Alianza Cambiemos busca asociar migración con delito. Desde allí, que se incrementan los recursos para las fuerzas de seguridad, se inventan noticias tendenciosas en cuanto a la peligrosidad de vivir en una sociedad que “deja entrar” a personas que vienen de países vecinos, y hasta se crea una Prisión sólo para extranjeros sin papeles, siendo la Policía Federal la encargada del traslado y custodia de las personas retenidas ¡Esto es tremendo! 

La violencia institucional se vive una y otra vez a lo largo y ancho de nuestra región, y la Argentina como se ve, no está exenta. La criminalización sobre las personas que buscan un mejor destino de vida que el que tendrían en su tierra de origen, se replica en cada trámite burocrático para obtener la ciudadanía, en cada traba administrativa y requisitos finamente calculados, en cada coima aduanera y en cada acceso carnal a los cuerpos vulnerados para que así acepten la “libre” circulación.  


* Periodista, conductora del programa La Marea (Radio Futura FM 90.5), redactora de Revista Trinchera, editora del portal Luchelatinoamérica y colaboradora de Agencia Timón.

Fuente:
[1] Pichetto sacó a pasear toda su xenofobia (Página 12)
[2] Samaranch y Di Nella (2016). Mujeres y cárceles en América Latina. Perspectivas críticas y feministas. 

¿Qué quiere Trump de México?

¿Qué quiere Trump de México?

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

por emilio ibañez*

México y EEUU llegan a un acuerdo por tema aranceles y migrantes.

Las sorpresas son uno de los factores característicos de Trump. Cuando todos los elementos nos conducen por un lado, repentinamente vemos que un viraje inoportuno nos lleva al polo opuesto. La incertidumbre ante una figura política que nos dará años de análisis y debates por si se trata de un hábil operador mediático-político o un empresario incapaz que aún se esfuerza por dominar las clavas de malabares. Cuando la racionalidad indica que el camino correcto es A, Trump decidirá por Z. La guerra comercial con China vislumbra este panorama. Su celoso proteccionismo, su alejamiento de las principales potencias económicas europeas y asiáticas o el tratamiento del TLCAN indicaban la conciliación con economías emergentes, la apuesta por nuevos socios comerciales que tengan la posibilidad de ser protagonistas. Efectivamente sucedió con México, pero por Z.

América Latina ocupaba la primera fila como espectador de la guerra comercial. La expectativa de una ruptura comercial entre los dos gigantes podía derivar en beneficios económicos para los países latinoamericanos. EEUU al dejar de comprar regularmente materia prima a Asia podía optar por naciones cercanas y dependientes fiscalmente ante la fluctuación del dólar. Así fue el caso de México, en el primer trimestre del año tuvo una alza en la canasta de importaciones de EEUU mientras la participación de China en el mercado importador estadounidense descendió. Ya se hablaba de concesiones arancelarias cuando Trump negociaba la eliminación de aranceles al acero y aluminio de México y Canadá. Algunas multinacionales optaron por mudarse a México para escapar de la telaraña impositiva de la guerra comercial y López Obrador negociaba tratados bilaterales con EEUU para monitorear importaciones chinas dentro del territorio. Todo perfilaba a una simple configuración esquemática de las rutas comerciales, un presidente mexicano que desde su llegada pregonó el diálogo y el consenso, indicaba que no había razones para trascender a mayores conflictos.

Trump anuncia el acuerdo con México por temas fronterizos y arancelarios.

Fue un revés inesperado cuando posteriormente a estos signos de consenso el presidente Trump anunció a finales de mayo la imposición de aranceles por un 5% a los productos provenientes de México a partir del 10 de junio si no tomaban “medidas decisivas” para controlar la migración. Rápidamente, los funcionarios mexicanos tuvieron que acercarse a Washington para que esta amenaza no prospere, mientras tanto, Trump sonaba amenazante: “No estoy preocupado porque ellos nos necesiten, nosotros no los necesitamos” afirmaba. Lo que venía siendo una llamativa cooperación por parte de EEUU, terminó derivando en una sorpresa negativa que debía ser resuelta con velocidad. Finalmente hubo acuerdo y los aranceles se desvanecieron  “indefinidamente” bajo un trato de unidad. López Obrador anunció el 8 de junio que México se comprometía a controlar la frontera con Guatemala enviando 6000 oficiales de la Guardia Nacional para evitar el libre flujo de migrantes.

La jugada fue acercarse a México, cautivarlo con negociaciones y asociaciones comerciales, absorber parte de su actividad económica para luego extorsionarlo con aranceles contundentes si no cumplía con lo que Trump pedía. El objetivo de EEUU con México es similar al que tiene con China: prevalecer como referente comercial a nivel global y espantar cualquier posibilidad de déficit fiscal ante sus competidores. Es un hecho que la guerra comercial con China derivó en un acercamiento a sus homólogos regionales pero bajo condiciones estrictas. Ahora México está sujeto a un acuerdo que debe cumplirse en un plazo de 45 días, de lo contrario, EEUU presionaría con nuevas imposiciones.

Foto: Notimex

Este acuerdo contempla la colaboración de ambos países para promover condiciones de asilo para aquellos migrantes que viajan desde Centro América hacia el norte, buscando de este modo evitar el flujo masivo hacia EEUU. Trump ve con urgencia la necesidad de cumplir expectativas de su electorado, muchas de sus promesas inconclusas se respaldan en políticas de este tipo. López Obrador insiste en el diálogo para evitar confrontaciones directas con la Guardia desplegada en la frontera de Guatemala y busca cómo solucionar un problema ocasionado por Norteamérica, responsables de la desidia que atraviesan en el Triángulo Norte centroamericano integrado por Honduras, El Salvador y Guatemala.

México padecerá por siempre el drama de un vecino conflictivo en el norte. La convivencia autónoma con EEUU es un desafío constante, más aún considerando que son los receptores de aproximadamente el 80% de sus exportaciones y una cuarta parte de la producción económica del país. Sumando el inevitable tránsito centroamericano por territorio mexicano para llegar a EEUU, los tratados económicos se fusionan con políticas migratorias impuestas por Trump que de no ser cumplidas se traducirán en imposiciones arancelarias. López Obrador es objeto de críticas y apoyos en México por esta resolución. Algunos ven en este acuerdo el costo de hacer el trabajo sucio de EEUU en la frontera con Guatemala para mantener limpia la imagen de Trump y favorecer su imagen para las próximas elecciones. Otros ven como un acierto conciliar un acuerdo inmediato para evitar una guerra arancelaria que podría desatar más caos. AMLO insiste en el diálogo, Trump responde con números.

* Periodista especializado en temas internacionales, columnista del programa Marcha de Gigantes (AM 1390 Radio Universidad Nacional de La Plata), redactor de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.
Migración centroamericana: Estados Unidos ataca

Migración centroamericana: Estados Unidos ataca

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

por melany de juana*

Foto: VTV

En una nueva arremetida, de esas que tanto caracteriza al mandatario norteamericano, Donald Trump  anunció el jueves 30 de mayo a través de su cuenta de Twitter que le impondrá un arancel a los productos mexicanos, por considerar que el presidente Andrés Manuel López Obrador no hizo nada para detener las migraciones de miles de centroamericanos que buscan en Estados Unidos una mejor calidad de vida.

En su anuncio, Trump postuló que a partir del 10 de junio cobrará un impuesto del 5% a los productos que México exporta a  Estados Unidos hasta el momento en que se ponga un freno a los migrantes que, escapando de la violencia, la pobreza y el hambre de sus países, intentan cruzar la frontera que une a ambos territorios.

Siguiendo la línea del presidente, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que afirmó que de no cesar la entrada ilegal de centroamericanos, los aranceles se elevarán a un 25% en octubre.

Para llevar a cabo la implementación de esta medida, Washington recurriría a la Ley de Poderes Económicos.

Los aranceles constituyen una herramienta de presión al gobierno mexicano, que tiene como objetivo resolver un problema que no es comercial sino social por medio del debilitamiento de la economía del país centroamericano quien, después de Canadá, es el primer exportador de productos agrícolas y alimenticios.

En 2017 el país azteca exportó un total de 408 millones de dólares; de esa cifra 307 millones corresponden a los productos exportados hacia Estados unidos. 

De concretarse el plan que amenaza a la economía de México, la nación tendría pérdidas iniciales valuadas en US$ 2.200 millones de dólares que afectarían a más de un millón y medio de mexicanos.

La medida llama la atención, ya que se da luego del anuncio que hizo Norteamérica en mayo de este año, en el que acordó eliminar los aranceles del 25% que aplicó en 2018 a las importaciones de acero y aluminio de Mexico y Canada.

Trump impone aranceles a México por considerar que AMLO no está haciendo lo suficiente para frenar la migración hacia su país.

A su vez la postura de Donald Trump pondría en peligro la aprobación del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá, destinado a sustituir el Triple tratado de libre comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés).

Cabe destacar que la iniciativa estadounidense se da en el marco de las detenciones de más de mil centroamericanos, efectuadas por la Patrulla Fronteriza, que en varios casos concluyó con la separación de menores de edad de sus familias, y que tuvieron como consecuencia la muerte de al menos seis niños. A esta situación se sumó la negativa del Congreso estadounidense de concederle a su presidente la suma de US$ 6.700 millones de dólares para la construcción del muro fronterizo. 

En este sentido la postura del presidente mexicano András Manuel López Obrador siempre fue la misma: el diálogo y la cooperación entre ambas naciones, con el objetivo de impulsar el desarrollo y ayudar a los países centroamericanos con inversiones productivas para producir empleos y resolver de raíz los problemas de estas regiones.

Una vez más queda demostrada la hipocresía del mandatarios norteamericano, que acusa a su vecino de no detener las migraciones que, en definitiva, son mera consecuencia de la política injerencista que Estados Unidos lleva a cabo en los países centroamericanos.


*Periodista y analista especializada en Centro América, redactora de Revista Trinchera, columnista del programa Marcha de Gigantes (AM1390) y colaboradora de Agencia Timón.
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