El mandatario uruguayo calificó de “lastre” al Mercosur. «Lo que no puede ser ni debe ser (el Mercosur) es un lastre. No estamos dispuestos a que sea un corset en el cual nuestro país no se puede mover, y por eso hemos hablado con todos los presidentes de la flexibilización. Uruguay necesita avanzar, nuestro pueblo nos exige avanzar en el concierto internacional».
«Si nos hemos convertido en una carga lo lamento, lo más fácil es bajarse del barco» le contestó Alberto Fernández.
Brasil, Uruguay y Paraguay se enfrentan a Argentina en tensa cumbre del Mercosur – France 24Las reacciones en ambos márgenes del Río de la Plata no tardaron en aparecer. Los gorilas antiperonistas uruguayos vitorearon una vez más a Lacalle Pou. La primera vez había sido en su tour por todos los medios de Clarín. Si bien Uruguay pasó a ser de los peores países de Latinoamérica en combate a la pandemia, los medios hegemónicos argentinos, aliados del neoliberalismo, olvidaron al gobernante uruguayo. Hoy lo reflotan para hacerle críticas como tiros por elevación a Alberto Fernández.
En Uruguay, de este lado del charco, lo primero que surgió en las redes fue un chovinismo berreta, un nacionalismo de segunda mano. Los cuadros de primera línea de la derecha autóctona junto con periodistas y figuras mediáticas salieron en twitter en una coreografía perfecta a decir “yo, uruguayo”.
Se despertó el más elemental antiporteñismo uruguayo que no sabe más de Argentina por la televisión y piensa que Chaco, Formosa y Tierra del Fuego son lo mismo que la Ciudad de Buenos Aires. Enseguida aparecieron los fantasmas de Jorge Battlle y su “los argentinos son una manga de ladrones del primero hasta el último”, o la crítica de José Mujica hacia Cristina Fernández de Kirchner cuando dijo al lado de un micrófono abierto: “esta vieja es peor que el tuerto (Néstor Kirchner)”.
Lacalle Pou cuida mucho sus palabras y las prepara. Por eso, haber elegido “lastre” no es una casualidad. Como así tampoco la reacción en redes de sus seguidores y una campaña con el hashtag #URUEXIT, haciendo juego con la campaña por la salida, que luego se concretó, de Reino Unido de la Unión Europea que se llamó Brexit.
Lacalle Pou: “Necesitamos que el Mercosur no sea un lastre para Uruguay”. Esta estrategia se enmarca en una semana donde Argentina salió del Grupo de Lima, donde el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea se pospuso para 2023, donde Uruguay cada día rompe récord de contagiados por covid-19.
La cortina de humo es perfecta y es calco de la táctica del Brexit, sumado a que este deseo ya lo había planteado Luis Alberto Lacalle, padre del actual Presidente y del Mercosur, en la campaña presidencial de 2009.
Ni lerda ni perezosa, la Academia Nacional de Economía, reducto del liberalismo a ultranza en Uruguay, salió a respaldar al gobierno. La Academia está presidida por María Dolores Benavente, abonada de los think tanks uruguayos y una de las alumnas preferidas de Alejandro Vegh Villegas, ministro de Economía en la dictadura por dos períodos.
Su vicepresidente es Ignacio de Posadas, quien fuera ministro de Economía y Finanzas entre 1992 y 1995, durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle. El “Chicago-boy” Carlos Steneri, fue uno de los responsables de la negociación del canje de deuda tras la crisis de 2002, también integra el Consejo Directivo.
En 2005, al comienzo de la primera presidencia frenteamplista, Steneri fue designado Director de la Unidad de Gestión de Deuda del Ministerio de Economía y Finanzas, cargo que ocupó hasta el 2010. Aquí vemos cómo el liberalismo ha impregnado al progresismo desarrollista y que la visión de la deuda sigue siendo monolítica, no acorde a los intereses nacionales.
En el diccionario de la burguesía uruguaya no existe la palabra integración. Simplemente hay que liberalizar las economías y el dios Mercado resolverá los desajustes del propio sistema, pero poco y nada se habla de las desigualdades.
La burguesía uruguaya es un caso interesante para estudiar. Nunca en la historia ha promovido siquiera una industrialización y un desarrollo productivo dentro de un marco capitalista, para el crecimiento del país. Siempre hemos sido furgón de cola, con resabios de un feudalismo colonial. El capitalismo uruguayo es deforme y dependiente.
Esta “suicida flexibilización” como bien apuntó Aram Aharonian, servirá para condenar cincuenta años más a Uruguay a ser un país agroexportador, donde se sucedan temporadas buenas y malas según las commodities. Si las materias primas van al alza, será un veranillo… que pronto será un invierno desolador cuando el precio de estas vuelvan a caer. Winter is coming, dirían los ingleses…
Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.
La famosa frase del intelectual orgánico italiano Antonio Gramsci: cuando el viejo mundo no termina de morir y lo nuevo tarda en aparecer. En ese claroscuro surgen los monstruos; cobra mayor relevancia en estos tiempos de neoliberalismo crudo que vive Uruguay.
Este primero de marzo se cumple un año de gobierno de la Coalición Multicolor, que comprende a todos los partidos de derechas, desde la militar hasta la liberal-conservadora y con su socio camuflado, los ecologistas reaccionarios.
El ajuste sobre la clase trabajadora es claro y evidente. La totalidad de políticas, medidas y hechos que van desde un año hacia atrás son cuasi imposibles de enumerar en estas líneas. A apenas quince días de asumido el nuevo gobierno, hacía gala de su proyecto y emitió un decreto que ajustaba el presupuesto estatal asignado para ese año en un quince por ciento.
En campaña electoral Luis Lacalle Pou y aliados declaraban que iban a convocar a los mejores y que estaban prontos para gobernar. Cualquier similitud con el macrismo es puro neoliberalismo. “El despilfarro”, “hubo una fiesta” y “la pesada herencia” que dejó el Frente Amplio fueron las expresiones más utilizadas por el presidente Lacalle Pou y sus ministros, para justificar su transferencia de recursos de abajo hacia arriba.
Donde el actual oficialismo escribió en su programa que se proponía eliminar despilfarros estatales y crear condiciones más favorables para el avance del “país productivo”, debiera leerse como que revertiría conquistas sociales y aumentaría los privilegios de los más poderosos. Fueron enunciados generales, y en lo referido a la Ley de Urgente Consideración (LUC) quedaron por el camino varias propuestas, porque no reunían el apoyo necesario para su aprobación.
El gobierno se montó sobre dos fuertes pilares: la LUC y el presupuesto quinquenal. Se recortó en políticas sociales pero se aumentó el presupuesto para el Ministerio del Interior y de Defensa. Porque este proyecto solo cierra con represión. Represión que ha aumentado significativamente en los últimos doce meses.
Las fuerzas represivas son las mismas de siempre y el Frente Amplio compró el populismo punitivo como forma de abordar la seguridad pública. Hoy tienen el respaldo de un gobierno que plantea este problema como un “ellos y nosotros” o “la gente de bien” versus “los delincuentes”.
Sindicatos convocan a paro en medio de tensión con el gobierno en Uruguay
Se recortaron las becas universitarias y las becas de INEFOP que se brindan a trabajadores desempleados o en seguro de desempleo. La Universidad de la República no recibirá aumento en todo el quinquenio y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación sufrirá un recorte del 43.7% en investigación, 30.3% en formación y 51.3% en acceso a literatura científica.
La receta es la clásica de la de gobiernos de este corte, debilitamiento y déficit de la educación, salud y empresas públicas para su posterior privatización en nombre de San Déficit fiscal y reglas fiscales como salmos.
El ajuste por la boca vive
El propio Lacalle Pou en el debate presidencial dijo: “la inversión tiene que estar en conocimiento, en estudios; no en ladrillos, no en infraestructura.” Pues ni la inversión en infraestructura y educación se divisa por ningún lado.
La Ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche declaró recientemente: “Es evidente que esta situación de pandemia nos va a llevar a un aumento de personas en situación de pobreza. Es lo que estamos apoyando.”
Los números hablan por sí solos: más de 100.000 nuevas personas en situación de pobreza, más de 111.000 en seguro de desempleo (el doble que en 2019) y más de 800 ollas populares y merenderos en todo el país.
El salario real ha descendido, siendo el peor en los últimos quince años. Aumentaron las tarifas, el gasoil y varios impuestos (primaria, contribución, patrimonio).
El Partido Colorado, primer socio del Partido Nacional en esta coalición, colocó en cargos de gobierno a su ex fórmula presidencial Talvi-Silva. Los dos prometieron en campaña crear 136 liceos nuevos en todo el país. Talvi se retiró de la política a menos de seis meses de haber asumido como Canciller y Robert Silva hoy es Presidente de la Administración de la Educación Pública (ANEP).
Silva ha eliminado 250 grupos liceales (secundarios). Un liceo promedio tiene 24 grupos. Así que el recorte equivale a más de 10 liceos. La excusa del recorte es la baja natalidad, suceso que acontece desde hace décadas en Uruguay. El recorte carece de sentido, siendo que en caso de ser un motivo, se aplica solo en secundaria y no en primaria.
El último hecho grave en la educación fue el cese de quince docentes en un liceo del departamento de San José al suroeste de Uruguay por presunta violación de la laicidad. Lo que resulta de distintos testimonios y documentos es que es una clara persecución sindical por los antecedentes y declaraciones de la directora de dicha institución de filiación al oficialista Partido Nacional.
La pandemia ha sido el gran comodín que la Coalición Multicolor utilizó para escudarse en su ajuste. Arbeleche dijo, en al menos tres ocasiones, que “lo peor ya pasó” en otro ataque de macrismo explícito. Pero Urughuay ha sido el último país del continente en recibir las vacunas y el que menos gastó en pandemia para contrarrestar la misma, un 0.7% del PBI.
La oligarquía los cría y ellos se juntan
La Coalición Multicolor está poblada de apellidos centenarios, dueños del país, terratenientes, militares y de directores de think tanks. El tercer socio de la misma es un partido de ultraderecha militar, Cabildo Abierto. Es el gobierno democrático que más militares posee en cargos públicos. Donde se encuentran Ministros, Senadores, diputados y directores de entes públicos, entre otros.
El discurso de Cabildo Abierto es abiertamente antiderechos, promilitar, nostálgico de la dictadura y en contra de las organizaciones de derechos humanos. Dentro de sus adeptos se encuentran nazis, apologistas de la dictadura y torturadores. Sus declaraciones también giran en torno al “mal gasto” del dinero público y su despilfarro, pero nada han dicho en contra del déficit de la caja militar que ronda los 500 millones de dólares anuales.
Se sabía que articular al oficialismo multicolor iba a ser complicado. Ya antes de la asunción de la alianza multicolor, el expresidente colorado Julio María Sanguinetti y Guido Manini Ríos (máximo referente de Cabildo Abierto) consideraron necesario formar un organismo de conducción política de la coalición de gobierno. Cumplido ya un año, Lacalle Pou no satisfizo la demanda y ha optado por dejar que las discrepancias se manifiesten, solo en el Parlamento, lejos de su puesto de mando y diluidas entre muchos participantes.
Lacalle show
Todos los caminos conducen a Lacalle Pou. Su figura concita toda la atención y todo gira en torno a él. Sus vacaciones en tiempo de picos de contagios y fallecimientos por Covid-19, sus selfies, sus fotos surfeando, puestas en escena con “seguidores”, caminando con la primera dama por la principal avenida de Montevideo “espontáneamente”, llamando “casualmente” a la operadora del aeropuerto que recibió al avión con el cargamento de vacunas… y la lista sigue.
Apenas iniciada la pandemia el 13 de marzo, Lacalle Pou brindó conferencias de prensa diariamente y allí construyó su imagen de gobernante que “se hacía cargo”. Pero los hechos demuestran lo contrario. Aunque su cometido fue logrado exitosamente: el presidente marcaba (y marca) agenda todos los días.
¿Entonces?
El gobierno hizo muy poco para paliar las duras consecuencias de la crisis en lo económico y lo social. Los indicadores de retroceso son elocuentes, y si la gente pasa a vivir peor, el descontento no se podrá aplacar por tiempo indeterminado echándoles la culpa a la pandemia y a los gobiernos anteriores del Frente Amplio. Obviamente, una eventual insatisfacción creciente con este gobierno no significa que vayan a crecer las preferencias por el FA, y en el camino hacia las elecciones de 2024 hay mucho más que dos.
La oposición encabezada por el Frente Amplio sigue atónita e impávida. La solución y la resistencia solo se ven posible por abajo y desde las organizaciones sociales.
Estos clanes de la oligarquía no son nuevos en política, pero el contexto regional y nacional han hecho que se coaliguen de manera sui generis, mientras esperaban pacientemente y agazapados para dar el zarpazo.
Los monstruos han salido a la superficie, dejando ver su rostro y descubriendo sus verdaderas intenciones, pero lamentablemente la historia marca que aún no han mostrado ni la mitad de su cuerpo.
Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.
Luis Lacalle Pou es fruto de la capacidad de aprendizaje de los yerros y de pensar en el día después de mañana. Es hijo de un expresidente, pertenece a una de las 500 familias oligarcas del Uruguay. Hoy, siendo presidente y a través de su figura, gobierna teniendo en claro que vivimos en la era de la imagen, lo efímero y el espectáculo.
Es bisnieto del «Patriarca», apodo de Luis Alberto de Herrera, el último caudillo del Partido Nacional. El apellido Lacalle es sinónimo de poder en Uruguay. Su padre, Luis Alberto Lacalle Herrera, fue presidente de los años 90. Fiel gobernante de esa década, fue destronado por su propio hijo para ser líder del conservador Partido Nacional.
Arropado por su madre Julia Pou, fue diputado por el departamento de Canelones a pesar de que vivía en el departamento de Montevideo. Para no quedar en evidencia se mudó a Canelones, a un barrio privado muy selecto: La Tahona.
«Lacalle Pou. Un rebelde camino a la presidencia.» Es el título del libro donde lo quisieron retratar como un rebelde, contestatario y distinto. Toda acción se desarrolla en un contexto. ¿Rebelde con respecto a qué y a quién? ¿Rebelde en el seno de una familia oligarca que viene tallando la política nacional hace más de cien años? ¿Rebelde viviendo en la casa presidencial donde transitó su adolescencia? ¿Rebelde porque le gustaba pelearse porque era petiso (de estatura baja) y le tomaban el pelo en colegios privados, según cuenta de su propia boca?
La alcurnia por el barro
La cuestión es instalar una imagen y un concepto. Quitarle el acento de alta sociedad, mostrarlo como algo que no es: pueblo, a pesar de pertenecer a la otra parte del par antinómico: la oligarquía. Mostrarlo terrenal, común, vecinal. Por eso cada verano se lo veía vacacionar y comprando él mismo en verdulerías, comiendo churros, sacándose selfies con todo el mundo y él mismo tomando la foto.
Su primer campaña presidencial en el año 2014 tuvo como slogan «Por la positiva». Una especie de refrán new age que intentaba no confrontar con sus rivales y proponer más que criticar. La táctica zen duró poco y a medida que avanzaba la campaña empezó a resquebrajarse. En octubre del 2014 se trepó a una columna e hizo “la bandera” delante de las cámaras de televisión. Su intento de mostrarse en forma y juvenil frente al candidato frenteamplista, Tabaré Vázquez fue inútil y el tiro le salió por la culata.
El punto cúlmine de “la positiva” fue cuando Pedro Bordaberry, ex candidato a presidente por el Partido Colorado e hijo del dictador Juan María Bordaberry, se acercó al bunker de Luis Lacalle Pou y al oído le espetó “vine para que hagan mierda a Tabaré Vazquez”. La derrota en el balotaje fue contundente y a pesar de la coalición, la derecha volvió a perder.
En el horizonte estaba el 2019. El Frente Amplio quería conseguir su cuarto mandato consecutivo. La derecha no ganaba unas elecciones desde 1999 y los blancos -como le dicen a los del Partido Nacional- no triunfaban desde 1989.
El Partido Nacional cambió la táctica de campaña. Jugó con el viento a favor de una economía que estaba estancada, con el desgaste de tres lustros seguidos de gobierno del Frente Amplio y una Coalición de derechas orquestada por el máximo estratega de este arco político y quizá del Uruguay, Julio María Sanguinetti, dos veces presidente de la República por el otro partido tradicional, el Colorado.
Lacalle Pou supo medir en tiempo y forma la necesidad de abroquelar a las derechas bajo su candidatura porque era la única forma de poder ganarle al Frente Amplio. Así sucedió, cinco partidos políticos y apenas una diferencia de treinta mil votos en el balotaje sirvieron para que un hombre, blanco, abogado y de una de las familias patricias del país voviera a la casa de gobierno.
Macri es Lacalle Pou en Uruguay” – La Humanidad
El líder nacionalista tuvo como espejo los errores y aciertos del expresidente neoliberal argentino Mauricio Macri. Lo ha dicho en entrevistas y Macri lo ha elogiado en medio de la pandemia, diciendo que si hubiera sido presidente “hubiera ido por la línea de Lacalle Pou”. La maquinaria mediática y comunicacional macrista ha tenido grandes logros, como no sucedió con los gobiernos progresistas; y qué mejor para un gobierno neoliberal que otro del mismo signo con experticia en ese rubro.
Es así que el slogan de campaña para el 2019 fue “Está bueno cambiar”. El cambio por el cambio. Porque hay que cambiar, porque hay que moverse, no importa hacia dónde ni a qué velocidad. La premisa es cambiar. Aunque ese cambio signifique retroceder en materia de derechos, en algunos casos, cincuenta años.
Pasó por Argentina y tuvo su raid televisivo y radial. Fue por un instante el líder de las derechas rioplatenses, pero no dio la talla. Se lo quiso mostrar como un presidente “distinto” y a la vez “común”. Fue utilizado por el círculo rojo de los medios de comunicación para hacerle críticas al mandatario argentino Alberto Fernández, con tiros por elevación.
Bienvenidos al show
Una imagen que retrata estos tiempos neoliberales, individualistas y de la política como un show, es la del presidente surfeando en el balneario La Paloma. Estas minivacaciones sucedieron apenas se decretó que la licencia de los trabajadores,acumulada para el 2020, los patrones podían postergarla para el 2021. Agregado a esto Uruguay, no contaba (ni cuenta) con un plan de vacunación, mientras los casos diarios rozan los mil y las muertes aumentan paulatinamente.
Ilustración de Unastefi
Cada movimiento del presidente es retratado en fotos o justo hay una cámara de televisión pronta para captarlo en el instante. En caso de que las primeras dos no funcionen, la cuenta oficial de presidencia está pronta y presta para, por ejemplo, hacer una toma del primer mandatario recogiendo un papel del piso, entregándoselo a un custodio y así automáticamente ser el paladín de la ecología en todas las redes. Luego justo pasó por un accidente en la ruta y socorrió a los accidentados.
Asistimos a una especie de The Truman Show pero donde el protagonista es consciente de que es el centro de la atención o de un gran hermano ambulante con un solo participante.
En esta semana almorzó en un bar cercano a la Torre Ejecutiva (sede de la Presidencia) con asesores y las cámaras también estaban listas. Se habla de su look, si se afeita o no. Se lo vio sin remera de vacaciones y tomándose una selfie con adolescentes. Se sacó otra selfie con alguien que entró luego en su propia camioneta.
Podríamos seguir enumerando este tipo de hechos. Parece un chusmerío, cosas sin sentido, pero no. Estamos asistiendo a una manera de comunicar que hasta el momento en Uruguay no se había desplegado y es efectiva. La atención desviada, los comentarios en redes donde los militantes y simpatizantes de las izquierdas muerden el anzuelo para debatir sobre nimiedades superficiales y banales.
Lacalle Pou aplica una de sus máximas diciendo en varias conferencias de prensa que “tiene la marcha atrás intacta”, refiriéndose a decisiones tomadas. En su libro “El arte de ganar”, el sociólogo ecuatoriano Jaime Durán Barba, asesor de imagen de Macri, expresa: “…en varios estudios de opinión que aplicamos, los ciudadanos apreciaban que el presidente reconociera cuando se equivocaba, ya que les parecía que ese era un síntoma de que no mentía.”
Las encuestas marcan que la imagen positiva del presidente en diciembre ha descendido levemente, pero sigue con altos números y se considera que ha sorteado de buena manera la pandemia. Aunque Uruguay encabeza la lista, junto con Paraguay, de países que no tienen siquiera un plan de vacunación.
La propaganda del gobierno se centra en dos aspectos: el primero en el presidente y luego cuando hay medidas antipopulares o casos que dañan la imagen del gobierno, allí se encienden las cortinas de humo y la máquina del tiempo yendo al pasado constantemente para achacar culpas al Frente Amplio de “la pesada herencia”.
La cuestión final que queda por puntualizar es: ¿las izquierdas que modos comunicacionales están desarrollando para contrarrestar el del gobierno que a su vez se monta sobre el sentido común neoliberal que nos permea a todos?
Mientras todo este show encandila con sus luces de neón, el ajuste y la represión avanza a paso firme.
Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.
El presupuesto quinquenal y la Ley de Urgente Consideración (LUC) son los arietes de esta arremetida neoliberal. Mientras tanto el campo popular en Uruguay todavía no acusó el golpe de la derrota en octubre del año pasado. Tal es así, que luego de varias idas y vueltas, las organizaciones sociales nucleadas en la Intersocial, decidieron ir por un referéndum revocatorio de la LUC, previa recolección de firmas que avale ese mecanismo.
Los balances por calendario son injustos respecto a los movimientos políticos y sociales que realizan sus procesos por carriles distintos, pero indefectiblemente hay que pasar raya.
Pero tal es el desencuentro en el campo popular, que se van a realizar no uno sino dos campañas de recolección de firmas. Una para la derogación parcial de la LUC y otra para la derogación total de la misma. A río revuelto, ganancia para los que dicen que hay que enseñar a pescar y no dar el pescado.
En materia comunicacional el gobierno ha sido sobresaliente, para sus intereses. Con conferencias todas las noches en el inicio de la pandemia, instauró la concepción de un presidente con liderazgo y que “se hacía cargo” de la situación. Cada mensaje dejaba un reproche para los gobiernos anteriores del Frente Amplio.
Con un estilo muy macrista de comunicación, la pesada herencia y el “nos dejaron un país en ruinas” fueron frases contundentes que marcaron la tónica del gobierno actual. Los exabruptos, las declaraciones más conservadoras y deleznables pasaron a ser casos aislados o dirigentes que hablaban por motus propio y enseguida los desmarcaban de resoluciones de gobierno.
Los muros de Montevideo y ciudades aledañas tienen por consigna “la mejor vacuna que tenemos es el tapabocas, usalo”. Esta frase es pintada por grupos oficialistas que demuestran el sinsentido de la misma, pero que defienden a capa y a espada un elemento en el que gobierno hace agua: la no concreción de la vacuna.
Chile y México ya tienen vacunas. Brasil está en trámite y en Argentina ya llegaron. Incluso el propio Alberto Fernandez se ofreció a ayudar al gobierno uruguayo con dicha tarea.
El presidente Lacalle Pou desde un principio dijo que su gobierno no iba a estar guiado por la ideología, pero en su asunción no invitó a los mandatarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Sobre el tema vacunas, ¿lo moverá la ideología? ¿Se dejará ayudar por un gobierno contra el que realizó declaraciones negativas en un raid televisivo en la propia Argentina?
Debates
Es difícil saltear los lugares comunes sobre la pandemia. Está claro que el 2020 fue un año atípico. Planteó debates que estaban latentes, los colocó sobre la mesa y de manera ineludible. Específicamente en Uruguay desnudó los problemas estructurales que se acarrean desde décadas atrás y las discusiones debieron tomar tono sistémico y ya no entre reyertas domésticas.
Una de las conclusiones que se pueden extraer es que el neoliberalismo es un sistema caduco, ya que no ha podido brindar soluciones para las grandes mayorías. Eso no significa que las élites y los grandes capitales (sobre todo el financiero-especulador) no estén cómodos en este sistema.
Pero las contradicciones empiezan a tensarse cada vez más. El capitalismo se sigue deshilachando hasta que en algún punto el tejido se desgarrará; hasta entonces seguirá produciendo desigualdad.
Las élites y grandes capitales parecen que no han sufrido la crisis. Específicamente en Uruguay han aprovechado la crisis como oportunidad para reducir costos y personal, porque nunca está en sus planes reducir, aunque sea un porcentaje, su tasa de ganancia.
Unos pocos ejemplos grafican esta sentencia: este año se le permitió a las empresas no respetar los laudos de salarios consagrados por ley, y se le redujo a la mitad la pena a las empresas que falsifiquen documentos y evadan impuestos. Con la anuencia del gobierno nacional, es que tanto los latifundistas como el sector financiero han surfeado la ola del covid.
Debajo del mar los de siempre: los trabajadores formales e informales, los jubilados y pensionistas, los desempleados, mientras el descontento social va sedimentando y tensionando el panorama.
Otra de las conclusiones que podemos enunciar son los límites del progresismo encarnado en el Frente Amplio. El progresismo nace con fecha de caducidad y muere dentro del propio sistema que intenta reformar. Las mejoras siempre serán parciales, cortoplacistas y más temprano la reacción de los poderes concentrados no demorará en aparecer.
Eso fue lo que sucedió en Uruguay el año pasado en las elecciones nacionales de octubre y empezó el primero de marzo con la asunción del nuevo gobierno. Un gobierno que encarna todos los rostros del capitalismo deforme y dependiente uruguayo: oligárquico, conservador y militarista.
Las pujas a la interna del gobierno son disputas de distintas concepciones de cómo llevar al país adelante dentro de los sectores dominantes. Ello no implica fisuras ni grietas, sino correlación de fuerza, porque los de arriba también luchan.
Estas líneas de poder se pueden rastrear hasta los albores del siglo XX, incluso con apellidos que se repiten de las mismas 500 familias dueñas del Uruguay como decía el teórico y político socialista Vivian Trías. Esta es otra enseñanza que se puede rescatar: leer la historia en perspectiva para entender el presente que hoy nos convoca. No con visos nostálgicos, sino para proponer.
¿Próspero año nuevo?
El 2021 presenta nuevos desafíos en tiempos de “nueva normalidad.” Suba de tarifas, desempleo, pobreza, inflación, privatizaciones, represión y más. Este pequeño país que muchas veces vive a destiempo de América Latina, a veces de avanzada, a veces de retroceso. Tiene la tarea de soportar cuatro años de un gobierno que aún no ha desplegado toda su artillería para consumar su plan de ajuste.
La inventiva y la unidad serán menester en el campo popular para poder sortear esta victoria oligárquica. El verano ya está aquí, pero el neoliberalismo no descansa.
¿Será capaz el campo popular y las izquierdas apostar por una “nueva normalidad” pero para las grandes mayorías?
Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.
El montaje de un aparato policial con la pandemia como justificativo es el salto que ha dado el gobierno este viernes 18 de diciembre con la reglamentación del artículo 38 de la Constitución. Los medios afines blindan al gobierno, legisladores oficialistas piden presencia militar en las calles, el Presidente que hace stand up en las conferencias y las leyes dejan más que claro que todos los caminos conducen al ajuste.
Prontas las medidas
Semanas atrás se anunció una conferencia de prensa de Presidencia para el día 18 de diciembre debido al aumento exponencial de casos de covid. La misma se adelantó para el miércoles 16 con previa conferencia al mediodía del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH).
El miércoles por la noche el presidente Lacalle Pou anunció suspender los espectáculos públicos desde el 21 de diciembre al 10 de enero. Esa misma fecha se planteó restringir el ingreso al país, excepto para las personas que tuvieran pasaje programado hasta el 17 de diciembre inclusive. Alentó a vacacionar pero con distanciamiento social e incluso tuvo tiempo para decir socarronamente que se iba a tomar unas minivacaciones en el departamento de Rocha.
La prohibición de cerrar fronteras no afecta al transporte de cargas, por lo que las fronteras seguirán siendo un colador, donde se han registrado varios focos en ciudades fronterizas por estas actividades, sobre todo transporte proveniente de Brasil.
Se aumentaron las horas de apertura de los shoppings, los centros comerciales. Los ómnibus interdepartamentales deberán viajar al 50% de su capacidad y ante ésto Lacalle prometió un subsidio para las empresas. Se dará la reapertura de gimnasios y toda actividad física en lugares cerrados que habían sido suspendidas apenas diez días atrás.
Lo no-dicho
Lo más importante de la conferencia de prensa fue de lo que no se habló: de los desempleados, los que están en el seguro de paro, de las ollas populares, del sistema de salud y sus trabajadores.
Fueron nombrados en la conferencia, pero apenas eso. Se los saludó, se les reconoció el esfuerzo, pero medidas, ninguna. Similar a lo que aconteció la semana anterior cuando un uruguayo fue destacado como uno de los 10 científicos más importantes del 2020 por la Revista Nature. Alli el Presidente lo saludó y lo felicitó por twitter, y el cientifico Rodrigo Moratorio no tardó en responder que sería bueno que el apoyo sea económico y a través de presupuesto y políticas de gobierno.
El desempleo sigue aumentando. Mientras que la tasa en Montevideo es de 9,6%, en el interior del país esta cifra asciende a 12,3. Asimismo, entre las mujeres (14,2%) esta tasa es 5,6 puntos porcentuales superior a la de los hombres (8,6%).
El 38 está cargado
Lacalle Pou, en conferencia, brindó nuevos slogans vacíos que parecen ser un nuevo mote para una campaña publicitaria. Del “quedate en casa” a la “convivencia solidaria” a las “burbujas” para poder pasar las fiestas de fin de año. Se apela a la responsabilidad individual, coherente con un gobierno neoliberal que deja al Estado como garante último de la represión.
Esto queda manifestado con la implementación del artículo 38 de la Constitución. El mismo reza: “Queda garantido el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no podrá ser desconocido por ninguna autoridad de la República sino en virtud de una ley, y solamente en cuanto se oponga a la salud, la seguridad y el orden públicos.”
“Restricciones a la movilidad de la población incluirá a las marchas y movilizaciones sociales y sindicales, definió Presidencia, destacó el semanario derechista Búsqueda. El legislador blanco (del oficalista Partido Nacional) Sebastián Da Silva, por su parte, pidió presencia militar en la calle para «molestar a los ciudadanos ligeros de prevención» y así bajar la cantidad de contagios de ovid-19.
Lentamente se está montando un estado policial que restringe las libertades y calza justo en un momento donde el malestar social con el gobierno empieza a emerger a la superficie. Las medidas que se han implementado para mitigar el covid-19 no tienen correlato con la cantidad de casos en aumento y su posible reducción. Están identificados los focos de contagio y allí no se ha aplicado ninguna medida.
Ajuste
Donde sí se están aplicando medidas a rajatabla es sobre la clase trabajadora. Insólitamente se ha modificado en el Parlamento, con los votos del oficialismo, traspasar el salario vacacional acumulado en 2019 -que debía ser abonado este 2020- para el año 2021.
Es decir que los trabajadores que este año vieron congelado su salario con respecto a las tarifas y la inflación, quedarán relegados una vez más. Los empresarios celebran y se ahorrarán ese dinero, pagarán en el 2021 con un dólar en crecimiento a la par de los precios y las tarifas.
No es especulación ni pronóstico. El representante de la oposición en Antel (empresa estatal de telecomunicaciones) anunció que para el año entrante las tarifas subirán por encima de la inflación entre un 9 y 10 por ciento.
Por si faltaba algo, para sofocar cualquier atisbo de alegría, la Intendencia de Montevideo a cargo de Carolina Cosse del centroizquierdista Frente Amplio, decidió suspender el carnaval capitalino y así de un plumazo, con un escueto tuit, 40 mil personas se quedarán sin trabajo este verano.
Espejismo
Uruguay gozó de buena prensa por la gestión de la pandemia, alimentada por los voceros de la derecha rioplatense, mientras el gobierno ponía piloto automático con los pilares que había construido el Frente Amplio.
La exhortación individual ya no surte efecto. La población fatigada, que se tragó el discurso de la excepcionalidad uruguaya abonado por el propio Lacalle Pou y casi sin miedo por la pandemia, hace que los números hayan crecido exponencialmente.
Dios Momo no volverá a soñar este febrero. La murga, eterna crítica al poder de turno, verá su voz acallada por una pandemia que parece no tener fin y menos aún sus consecuencias. El 2021 dejará sus trajes colgados esperando un cuplé. La murga que cantó su retirada para volver, esta vez dejará sus versos en el tintero.
Nicolás Centurión
Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.
Empresarios, militares, terratenientes y la banca; intelectuales, académicos, medios de comunicación y políticos; familias y apellidos que se repiten una y otra vez desde hace dos siglos. Nuevos administradores, viejas políticas. Personajes que se entrecruzan en directorios de grandes grupos económicos y en cargos de gobierno. Clanes, logias, militares, religión y ONGs. De toda esa fauna está compuesta la oligarquía uruguaya.
Esta enredadera, que se viene armando desde hace décadas y que lleva adelante su proyecto de dominio y control del país, no sin disputas internas y matices, pero unidos a la hora de combatir enemigos en común.
La madeja
Empecemos por nuestro presidente Luis Lacalle Pou. Es hijo del ex presidente Luis Alberto Lacalle Herrera (1990-1995). Su padre y su madre, Julia Pou recibieron una frondosa coima por la venta del Banco Pan de Azúcar. Fiel representante de los gobiernos de la década del 90, Lacalle Herrera intentó privatizar las empresas públicas, pidió préstamos al FMI sin necesidad, según indica el economista finés Vreeland.
Luego sucedió la masacre del Hospital Filtro donde en el marco de la extradición de tres supuestos etarras, la policía asesinó a dos manifestantes e hirió a cientos de ellos. Su gabinete ministerial estuvo integrado por sendos representantes de la oligarquía nacional. Entre ellos Enrique Braga, en el Ministerio de Economía, quien luego sería procesado por abuso de funciones.
En el Banco Central, Ramón Díaz. Pater totum del neoliberalismo uruguayo. Artífice, formador e ideólogo de esta corriente a nivel criollo. Llegó a ser presidente de la Sociedad de Mont Pellerin. En inteligencia, el general Mario Oscar Aguerrondo que tuvo gran participación en la última dictadura militar de 1973-1985.
Otro de los integrantes del gabinete de Lacalle Herrera fue Juan Carlos Raffo. Senador por el Partido Nacional y ministro de Transporte y Obras Públicas. Involucrado también en casos de coimas con el empresario Igor Svetogorzky. Juan Carlos es el padre de la economista y empresaria Laura Raffo, candidata a intendenta de Montevideo por la Coalición Multicolor.
Los Lacalle
Lacalle Pou es bisnieto del caudillo del Partido Nacional Luis Alberto de Herrera, que lideró la primera victoria de su partido en el siglo XX junto con Benito Nardone (alias “Chicotazo”). Nardone fue apadrinado por Domingo Bordaberry. Otro apellido “ilustre” de nuestra historia. Domingo junto con Lacalle Herrera apoyaron el golpe de Estado de Terra en 1933.
Fue padre de Juan María Bordaberry, que el 27 de junio de 1973 dio el golpe de Estado disolviendo las cámaras legislativas. Uno de sus hijos, Pedro Bordaberry, fue candidato a la presidencia por el Partido Colorado, ministro, diputado y senador de la República. Fiel representante de su linaje, ha intentado llevar adelante reformas punitivas contra adolescentes.
Uno de sus hermanos, Santiago Bordaberry es terrateniente y estanciero vinculado a la Asociación Rural del Uruguay, organización representante de la oligarquía latifundista del país.
Junto con Domingo Bordaberry y Lacalle Herrera “El patriarca”, como le decían en su familia, otra rama de la enredadera oligárquica brinda apoyo a la dictadura de Gabriel Terra (1933): los Manini Ríos. Pedro Manini Ríos. Nació en 1897, hacendado y riverista, el sector más conservador y reaccionario del Partido Colorado.
Fue fundador del diario La Mañana en 1916, que estuvo en circulación hasta 1998. En 2019 este periódico fue reflotado por el periodista Marcos Methol (hijo de Alberto Methol Ferré), Manuela Manini, hija del arrocero Hugo Manini, y Alberto Manini, padre de Guido Manini Ríos.
La dinastía Manini echa raíces en Uruguay desde el siglo XIX. Para algunos, Guido Manini Ríos, ex general de las Fuerzas Armadas y candidato a presidente, hoy líder del partido de ultraderecha Cabildo Abierto y senador; ha sido una sorpresa en la arena política. Pero esta familia extiende sus influencias en los medios de comunicación, los cuarteles, el parlamento, el agro, etc.
Manini Ríos y la oligarquía rural
Alberto Manini Ríos fue diputado por Montevideo en 1958. Carlos Manini Ríos fue diputado y senador en 1934 y 1936. Fue embajador de Uruguay en Brasil durante la dictadura cívico-militar. Ministro del Interior durante el gobierno de Julio María Sanguinetti (1985-1990).
Carlos A. Manini Ríos, fue redactor responsable del diario La Mañana y El Diario. Junto con su hermano Hugo Manini Ríos, fundó la Juventud Uruguaya de Pie (JUP) , grupo de extrema derecha que se caracterizaba por romper huelgas y dar palizas a jóvenes de izquierda. Hugo también fue participante del escuadrón de la muerte.
Guido Manini Ríos sigue la línea familiar conservadora y ligada a las altas esferas de poder. En 1996 integró una delegación del Instituto Militar de Estudios Superiores (IMES) en la que recibió instrucción en los Estados Unidos. En el 2010 regresó como Agregado Militar adjunto a la Embajada uruguaya en ese país y como Asesor del Colegio Interamericano de Defensa.
Hoy como líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos pretende volver a la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, más conocida como ley de caducidad. En pocas palabras, una ley que pretende amnistiar a policías y militares de los delitos cometidos durante la dictadura, utilizando como siempre, un viejo aforismo de la derecha cavernaria: “dar vuelta la página.”
El pedigree
Los Bordaberry
Parece que los destinos de Uruguay siempre están signados por los mismos apellidos, las mismas familias, que a su vez tienen negociados, alianzas y participación conjunta en los menesteres de la nación. Desde diarios, atriles, radios, cuarteles, televisión, círculos, logias, colegios y más; han perfilado, pulido, manifestado, cooptado y convencido que si a ellos les va bien, a todos les va a ir bien y debe ser a su manera. Cuando la oligarquía habla de nación o patria, está hablando de clase.
Estos párrafos son simplemente una pequeña muestra de esta madeja que inicia su hilo en los albores del Uruguay como república. Los nudos de esta trama siguen pariendo capítulos donde se repiten una y otra vez actores que luego dejan a sus descendientes seguir el argumento de un final inconfesable. Mientras la grandes mayorías asisten al espectáculo del saqueo. ¿Quién romperá la cuarta pared?
Como dice un rapero: «por amor y por vicio…se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.
El viernes 14 de agosto se realizó como todos los años la Marcha de los Mártires Estudiantiles. Se toma esta fecha a raíz de la muerte de Liber Arce de 29 años, estudiante de Odontología, asesinado por las fuerzas represoras del Estado cuando reclamaba por el boleto estudiantil. Las casualidades del destino quisieron que al decir el nombre y apellido juntos se transformaran en consigna, de Liber Arce a Liberarse.
Liber fue herido de bala un 12 de agosto de 1968 por la policía del gobierno de Jorge Pacheco Areco (1967-1972), regimen sumamente autoritario que llevó adelante sus políticas al filo de la democracia y muchas veces sobrepasando y negándola. Para graficar con un ejemplo, gobernó 1.117 de 1.541 días con Medidas Prontas de Seguridad, que implican la suspensión de las garantías individuales.
En ese contexto no solo fue asesinado Liber Arce sino también varios estudiantes más en el gobierno de Juan María Bordaberry (1972-1973), que a la postre sería dictador, tras el golpe de Estado del 27 de junio de 1973. Entre ellos se encuentran: Hugo de los Santos, 19 años, estudiante de Ciencias Económicas, y Susana Pintos 27 años, estudiante de la Escuela de la Construcción de la Universidad del Trabajo, asesinados el 20 de setiembre de 1968, en una manifestación frente a la Universidad de la República.
Heber Nieto, 16 años, estudiante de la Escuela de Industrias Navales de la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU), fue asesinado el 24 de julio de 1971 por un francotirador, mientras estaba en una actividad solidaria en el marco de un conflicto con la empresa Cicssa.
Julio Spósito, 19 años, estudiante del Instituto Alfredo Vásquez Acevedo (IAVA). Fue asesinado por un policía el 1º de setiembre de 1971 mientras integraba una movilización estudiantil en reclamo por la desaparición de Héctor Castagnetto y Abel Ayala y las muertes de Heber Nieto y Nelson Ramos Filippini. Íbero Gutiérrez, 22 años, estudiante de la Facultad de Derecho y Facultad de Humanidades y Ciencias. Su cuerpo fue encontrado el 28 de febrero de 1972, un día después que lo secuestrara el Escuadrón de la Muerte.
Santiago Rodríguez Muela, 24 años, estudiante en el turno nocturno del liceo Nº 8 y trabajador de ANCAP, fue asesinado el 11 de agosto de 1972 en un asalto del grupo de extrema derecha Juventud Uruguaya de Pie (JUP) al liceo donde concurría. Joaquín Klüver, 22 años, estudiante de la Facultad de Agronomía.
Fue asesinado el 6 de diciembre de 1972 luego de ser detenido en una manifestación estudiantil contra la Ley de Enseñanza. Ramón Peré, 28 años, estudiante de la Facultad de Veterinaria, fue el primer estudiante asesinado por la dictadura, el 6 de julio de 1973 cuando estaba junto a sus compañeros ocupando la facultad durante la Huelga General.
Walter Medina, 16 años, estudiante del liceo Nº 17, fue asesinado el 8 de julio de 1973, durante la huelga general, mientras pintaba un muro que decía «consulta popular». Nibia Sabalsagaray, 24 años, profesora de Literatura en el Liceo Zorrilla. Fue detenida el 29 de junio de 1974, murió víctima de la tortura, en el Batallón N° 5, ese mismo día.
Este año la consigna de la marcha fue “Sin educación pública no hay futuro” debido a las proyecciones de recorte en el presupuesto a la educación y específicamente a la Universidad de la República donde se realiza el 80% de la investigación científica del país. Esta medida se da dentro de un marco de recortes presupuestales, ajustes y desinversión por parte del gobierno neoliberal de la Coalición Multicolor.
Casi al término de la movilización, en frente al Palacio Legislativo, un grupo de jóvenes actrices y actores realizaron una intervención donde escenificaban la represión a los mártires estudiantiles. La performance aglutinó a gran parte de la marcha, donde pareció que se detenía por un momento, emocionando a los que se agolparon a observar la obra.
De balas y navajas.
La semana pasada en el departamento de Salto, al litoral oeste, sucedió un hecho de extrema gravedad. Dos militantes frenteamplistas fueron agredidos brutalmente cuando estaban colgando pasacalles por la campaña de elecciones municipales. Sus carteles fueron pisados, los militantes insultados y luego golpeados con saña.
Una señora recibió varios puntos de sutura en el rostro debido a un golpe con un termo que le provocó fractura del tabique nasal. Su compañero fue apuñalado más de dos veces, se encuentra internado en el centro de tratamientos intensivos con dos perforaciones de pulmón.
El agresor, que ya fue detenido por la policía local, fue asociado al Frente Amplio por las redes sociales, pero fuentes departamentales aseveran que está asociado al Partido Colorado. Fiscalía iniciará acciones para formalizar al agresor por lesiones graves y homicidio en grado de tentativa.
El 31 de julio el exdiputado del Frente Amplio por Paysandú, Juan José Domínguez y su esposa fueron atacados por dos jóvenes. Según Domínguez, “en ningún momento, desde el comienzo de la agresión, hubo intención de robar algo, ni el bolso de mi esposa, ni el vehículo que estaba abierto, ni nada de supuesto valor que estaba a mano. Claramente, el objetivo era la golpiza y la hicieron con saña”, declaró a La Diaria.
Un tercer hecho de violencia política aconteció el jueves 13 de agosto a la noche. En el puente de las Américas (límite entre el departamento de Canelones y Montevideo) jóvenes frenteamplistas estaban realizando pintadas de cara a las elecciones municipales de setiembre. En más de tres ocasiones un vehículo pasó profiriendo insultos.
En la última circulación y al grito de “vamos los blancos” (como se les dice a los integrantes del Partido Nacional) se escucharon tres estruendos. Los militantes frenteamplistas se encontraron con tres casquillos de balas en la acera de enfrente a donde estaban realizando la pintada.
El cascabel
La escalada de violencia política viene en aumento. Sorprende a algunos, a otros le recuerda épocas como el pachecato, previo a la dictadura y otros más acá en el tiempo tienen el recuerdo vivo de lo que se conoce popularmente como la masacre del Filtro, por el Hospital del mismo nombre donde a manos de la policía fueron asesinados Roberto Facal y Fernando Morroni el 24 de agosto de 1994. El entonces presidente era Luis Alberto Lacalle, padre del actual mandatario Luis Lacalle Pou.
Existen violencias solapadas y algunas más visibles que otras. Desde el Ministerio del Interior se pregona una “guerra contra el narcotráfico” que de antemano ya está perdida. Una Ley de Urgente Consideración criminaliza la protesta. Salto tiene en su haber, haber sido la cuna de la JUP en 1970, cuando se promulgó la ley de interrupción voluntaria del embaraza el cien por ciento de los médicos de ese departamento declararon objeción de conciencia y cualquier mujer que quisera realizarse un aborto en hospitales públicos tenía que trasladarse a otro departamento. En las elecciones del año pasado un candidato a diputado tenía como eslogan: “mano dura y plomo.”
Existen violencias solapadas y algunas más visibles que otras. Desde el Ministerio del Interior se pregona una “guerra contra el narcotráfico” que de antemano ya está perdida. Una Ley de Urgente Consideración criminaliza la protesta.
El departamento de Salto tiene en su haber haber sido la cuna de la bandas ultraderechista de la llamada Juventud Uruguaya de Pie (JUP) en 1970, cuando se promulgó la ley de interrupción voluntaria del embarazo. El cien por ciento de los médicos de ese departamento declararon objeción de conciencia y cualquier mujer que quisiera realizarse un aborto en hospitales públicos tenía que trasladarse a otro departamento.
En las elecciones del año pasado un candidato a diputado tenía como eslogan: “mano dura y plomo. ”Estas violencias son cosecha de la siembra de los discursos de odio que vienen germinando desde hace décadas. ¿Quién le pondrá el cascabel al gato?
Como dice un rapero: «por amor y por vicio…se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.
El primero de marzo se presentó un nuevo capítulo de la saga de la derecha en el poder con la asunción del nuevo gobierno liderado por Luis Lacalle Pou. La visita de mandatarios de la derecha regional, uruguayos vitoreando a Bolsonaro y el presidente no invitando a la “troika de la tiranía” según la Casa Blanca: Cuba, Venezuela y Nicaragua. Así las relaciones internacionales se alineaban con un claro mensaje hacia Trump evocando a la Doctrina Monroe de “América para los americanos (del norte).”
La Coalición Multicolor se compone de cinco partidos. Los dos tradicionales, el Partido Colorado y Partido Nacional; los otros tres son formaciones surgidas en el siglo XXI como son Partido Independiente (2002), Partido de la Gente (2016) y Cabildo Abierto (2019).
De estos cinco partidos unidos por un documento llamado “Compromiso por el país”, dos líderes se han bajado de la coalición. El primero es Edgardo Novick, empresario y líder del Partido de la Gente. Novick ha desaparecido de la escena política, incluso uno de sus diputados declaró no saber nada de él en los últimos tiempos.
El segundo y más sorpresivo es Ernesto Talvi, quien fue candidato a la presidencia por el Partido Colorado y obtuvo el 12.3% de votos en las últimas elecciones. Es economista graduado en la Universidad de Chicago. Un Chicago Boy a la uruguaya y ex director académico del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES) uno de los think tanks que forma parte de la ultraderechista Red Atlas.
Talvi fue nombrado por el presidente electo como Canciller de la República y su vínculo duró menos de cinco meses. Renunció a la cartera ministerial de relaciones exteriores por diferendos con el presidente Lacalle, donde el punto álgido de la fricción se dio cuando el primer mandatario le exigió que declarara que Venezuela es una dictadura… y este se negó.
“Después de tomarme algunos días para reflexionar con serenidad con el apoyo de mi familia, he decidido dejar definitivamente la política activa, renunciar al Senado, no ocupar ningún cargo público y no presentarme en el futuro para ningún cargo electivo”. expresó en una carta Ernesto Talvi, que se viralizó una semana atrás.
En la carta confiesa que “sobreestimó” su capacidad para adaptarse al “quehacer político.” Para haber dejado como Secretario General del Partido Colorado al dos veces presidente Julio María Sanguinetti, se precisa más que adaptación y formación profesional. Estamos hablando de un animal político, que electo tres veces diputado, senador, dos veces ministro y que es considerado uno de los grandes “rosqueros” de la historia política uruguaya.
El sector de Talvi dentro del Partido Colorado y el propio Talvi dentro de la Coalición Multicolor eran las partes más dialoguistas con la oposición y con planteos que amortiguaban el avance del herrerismo neoliberal y el militarismo conservador del Partido Nacional y Cabildo Abierto, respectivamente.
Ante esta baja más que sensible dentro de la coalición -y sorpresiva para el sistema político local, quizá inédita-, la oposición centroizquierdista presenta a la coalición como sostenida por alfileres y cada vez más friccionada: Desde el oficialismo sostienen que no están en peligro y que siguen trabajando día a día. El paso del tiempo dirá si esta unión de partidos fue solo electoral, mientras el proyecto neoliberal, aperturista, concentrador y excluyente de la oligarquía uruguaya sigue más firme que nunca.
La santa trinidad neoliberal.
La tríada mediática-judicial-económica que sostiene a este proyecto oligárquico, tiene a un gobierno que utilizará otra tríada pero de herramientas para concretar sus objetivos: la Ley de Urgente Consideración (LUC), la ley presupuestal y los Consejos de Salarios para el 2020.
Sobre el trabajo, el Ministro de Trabajo, Pablo Mieres, afirmó que los trabajadores perderán salario real este año y que está preparando un protocolo para los “descuelgues salariales”. Un eufemismo, un neologismo más del diccionario neoliberal.
Por su parte, la salud pública recibió alrededor de 50 mil usuarios que ya no forman parte del Fondo Nacional de Salud desde el mes de febrero. Es un Fondo que permite, con los aportes patronales asistir a una mutualista de la salud. Por su parte ASSE, encargada de la salud estatal, sufrirá un recorte presupuestal de al menos 15 por ciento en sus gastos de funcionamiento.
El tema vivienda es un escollo para las familias uruguayas, sobre todo para los más jóvenes, ya que el acceso a la vivienda propia es casi una quimera y conseguir una garantía de alquiler, una epopeya.
La solución que ofrece la LUC no es proporcionar ni facilitar esa garantía, sino directamente suprimirla, lo que a primera instancia parece muy favorable para los inquilinos, sino fuera porque si estos se atrasan tres días en el pago de la renta se transforman en morosos y en menos de 15 días pueden quedar en la calle.
En lo que respecta a las empresas públicas, se estableció que cada tres vacantes haya un solo ingreso, y las empresas competidoras podrán arrendar y usufructuar los servicios de fibra óptica que están en manos del Estado, claramente invirtiendo cero peso en gastos fijos y costos de inversión.
Con respecto a los combustibles, la intención vuelve con la arremetida para desmonopolizar el mercado de hidrocarburos. La argumentación del oficialismo es que esta medida es para reducir el precio final de los combustibles y dar más competencia al mercado.
En materia de educación, La Ley de Urgente Consideración elimina la restricción en los convenios internacionales que impide que estos puedan tener carácter mercantilizador, una clara antesala a la privatización. Además se suma la eliminación de los consejos desconcentrados y con ello la participación docente en ámbitos de decisión.
En lo referente a la seguridad, en la LUC propone el aumento de penas para adolescentes, pese a que en 2019 se redujeron a la mitad los juzgados de menores, debido a la baja de los delitos cometidos por esta franja etárea. La Asociación de Fiscales sentenció que lo que propone la LUC en seguridad “son reformas proyectadas que aparentan responder a una serie de verdades establecidas o mitos que existen en la opinión pública”.
La seguridad ya no es el tema que preocupa más a los uruguayos, ahora es la economía en primer lugar y dentro de ese punto la desocupación; le sigue en segundo lugar la salud. Pero la LUC fue redactada antes de la pandemia y en sus posteriores modificaciones no la contempló.
El gobierno Apenas asumió,el gobierno emitió un decreto que recorta un 15% del presupuesto nacional con respecto a 2019. En campaña, uno de los caballitos de batalla fue la reducción del déficit fiscal con la promesa de ahorrar 900 millones de dólares sin tocar el gasto social, pero tampoco sin gravar al gran capital.
La derecha sea unida, esa es la ley primera
La derecha regional sigue en búsqueda de un referente y modelo de país para utilizar como ejemplo de horizonte a seguir. Al agotarse el modelo chileno que quedó al desnudo por las manifestaciones del año pasado enfrentada con una dura represión estatal, al no poder pegarse a Bolsonaro por su forma grotesca de hacer política y su genocidio por omisión.
La derecha en Argentina perdió las elecciones tampoco pueden poner de referente a un gobierno de facto como el de Jeanine Añez en Bolivia.
En Lacalle ¿la derecha regional encontró el modelo y el líder a seguir como referencia, hasta el momento. Así fue bendecido por los medios argentinos encabezados por Clarín. ¿Pero a quién mira la derecha uruguaya, a sí misma? Cuidado con el mito de la serpiente que se come la cola a sí misma.
Estas son apenas algunas de las aristas de este proyecto punitivo, privatizador y acaparador de riqueza de los poderes concentrados del Uruguay, con apellidos que se repiten una y otra vez a lo largo de la historia, nuevos protagonistas y actores de reparto, pero con el mismo guión, el saqueo de la oligarquía hacia la clase trabajadora. ¿Será distinto el desenlace de esta trama de hace más de cinco siglos en América Latina?
Como dice un rapero: “por amor y por vicio…se convirtió en mi oficio.” La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.
El presidente Luis Lacalle Pou que lidera la derechista Coalición Multicolor (CM) que gobierna desde el primero de marzo en Uruguay, se propone llevar adelante su plan de ajuste neoliberal: un saqueo de las arcas del Estado, un extractivismo de arriba hacia abajo, una transferencia de recursos de las clases populares hacia las élites.
Foto de Patricio Ferreira.
El instrumento predilecto para llevar adelante las reformas es la Ley de Urgente Consideración (LUC), de casi 500 artículos, redactada antes del estallido del Covid-19, pero que en las modificaciones posteriores que se le introdujo no se contempló ningún aspecto para paliar la crisis pandémica.
En resumen apunta a tres ejes de acción: mercantilización de la educación, desguace y posterior privatización de las empresas públicas y criminalización de la protesta. Esta ley divide a la población uruguaya, donde la última encuesta que realizara la consultora Opción, arrojó como resultado un 42% a favor y un 43% en contra.
La “herencia maldita”.
Los quince años de gobierno del centroizquierdista Frente Amplio no “hicieron temblar las raíces de los árboles” como expresara el ex presidente Tabaré Vázquez en su acto de asunción en 2014. El Frente Amplio dejó un déficit fiscal de 4,9% del PIB, una deuda bruta del sector público al cierre de 2019 que ascendía a 37.160 millones de dólares, lo que representa 66,4% del PIB.
La deuda pública neta, excluyendo las reservas de los bancos comerciales en el Banco Central del Uruguay (BCU), alcanzó 43,5% del PIB.
En 2019 se destruyeron más de 10.000 puestos de trabajo en la economía, confirmando lo que venía sucediendo en la última administración de Tabaré Vázquez, en el que se perdieron en el orden de 56.000 puestos laborales. Según la Rendición de Cuentas del gobierno anterior la caída del PIB de 1,6% confirma que nuestro país se encuentra en recesión desde el último trimestre del año anterior, al acumular dos variaciones de signo negativo.
Foto de Patricio Ferreira.
El horizonte no augura buenas nuevas para los que venden su fuerza de trabajo. De un presente incierto, pendiendo de un hilo, se suma un gobierno neoliberal junto con una pandemia global que sirve de tapadera y excusa para dar rienda suelta al proyecto de saqueo de la oligarquía uruguaya con apoyo del sector militar-nacionalista-ultraconservador y los poderes económicos concentrados.
La receta
La coalición gobernante posee las mayorías parlamentarias para votar a tapa cerrada prácticamente cualquier proyecto de ley. El oficialismo festeja esta nueva mayoría como un hecho democrático a destacar. “Ganó la democracia” espetó el legislador nacionalista Jorge Gandini. Pero cuando las mayorías parlamentarias las tenía el Frente Amplio, se acusaba desde tiendas de la oposición en ese entonces, de autoritarismo y falta de debate.
El Presidente Luis Lacalle expuso en un hilo de 27 tweets por qué la Ley de Urgente Consideración es “popular, justa y necesaria”. Allí plantea las bondades de la flexibilización de la forma de pago, ya sea de manera virtual o en efectivo, de los salarios. Esto divide las aguas, donde especialistas plantean que esta medida será campo fértil para el lavado de dinero y la evasión de impuestos.
En la izquierda este tema genera urticaria, ya que defender lo que fue denominada la “inclusión financiera” combate al lavado de activos pero ha hecho que los bancos aumentaran exponencialmente sus ganancias ya que todas las transacciones deben de pasar por una sucursal o terminal bancaria.
Cual manual del Fondo Monetario Internacional, el gobierno de la Coalición Multicolor pretende una reforma de las jubilaciones y la seguridad social. Busca reducir el déficit fiscal con una regla fiscal. El 3.3% del total son de intereses de deuda pública. ¿Ese 1.6% que pretenden reducir, será a través de un ajuste o una auditoría de la deuda pública? La realidad demuestra que los gobiernos que siguen los mandatos del FMI optan por la primer opción.
Siguiendo los dictámenes del organismo multilateral, el gobierno de coalición de derechas impulsará una reforma tributaria que favorecerá al sector agropecuario. Sumado a una suba del dólar del 26% en los primeros 6 días de gestión que favoreció al sector agropecuario exportador.
“Lo más importante para nuestra política económica es el mantenimiento de las políticas públicas.” sentenciaba en un spot de campaña la actual Ministra de Economía y Finanzas Azucena Arbeleche. La misma Arbeleche este 14 de julio declaró: “Si no mejoran los resultados fiscales, políticas sociales no podrán mantenerse.”
Una confesión de parte de la verdadera importancia que tienen las políticas sociales para el gobierno. Todo esto en un contexto donde la Cepal prevé una caída del PBI en América Latina de 9.1% y 28 millones de nuevos pobres.
En materia de seguridad pública se pretende declarar emergencia nacional, introducir la presunción simple de legítima defensa a favor de los funcionarios policiales, pena perpetua revisable, y volver a que los ex funcionarios policiales como militares puedan portar armas. “Agredir, amenazar o atentar contra un policía” será considerado un delito. La cuestión reside en que el concepto de agresión y amenaza es muy laxo en la ley y prácticamente podría caber casi cualquier acción dentro de la misma.
Foto de Patricio Ferreira.
Lentamente se está macerando una reforma educativa. Reducto predilecto de los neoliberales que pretende privatizar todo lo que cruce su paso. Con la promulgación de la LUC se le quitó a los docentes el voto en órganos de decisión, a la vez que forma a los estudiantes para ser emprendedores, futuros empresarios con los valores del libre mercado y así reproducir los valores hegemónicos del capital por encima de la vida.
La LUC apenas contempla unos pocos artículos para combatir la violencia de género que se lleva un alto número de vidas por año en Uruguay. “Compromiso por las mujeres.” era uno de los postulados de la Coalición Multicolor en campaña. Una de las consecuencias de la promulgación de la LUC es que el ajuste del gasto del poder judicial afectará el combate a la violencia de género, según el diario El Observador.
El capítulo de la agenda de derechos en un país que se granjea por sus avances en inclusión y pluralidad en la primavera progresista, puede desmoronarse con un soplido. Varios sectores dentro de los partidos que integran la CM están abiertamente opuestos a leyes como el matrimonio homosexual, la legalización de la marihuana, la protección de las personas trans o la despenalización del aborto.
Una nueva encuesta de aprobación de gestión da como resultado que el Presidente Lacalle mantiene un porcentaje por encima del 50%. Paralelamente a su raid televisivo y mediático en la vecina orilla argentina, los conflictos sindicales van en aumento. Tal es el caso de AUTE, funcionarios de la estatal empresa de energía eléctrica; gremios de la educación y la enseñanza, funcionarios del área de Presidencia y los sindicatos bancarios, entre otros.
La Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), que el año pasado apoyó más de 800 proyectos, cerrará temporalmente, se van a recortar los cursos de formación profesional destinados a personas desempleadas o en el seguro de desempleo y según el semanario Brecha, el Ejecutivo le comunicó a la Universidad de la República que en el próximo presupuesto para gastos e inversiones el recorte será entre un 15 y un 20 por ciento.
La puja
La central única de trabajadores PIT-CNT ha firmado un acta en una reunión tripartita entre Gobierno, trabajadores y cámaras empresariales, que acepta la propuesta económica del gobierno en torno a los salarios. El hecho suscitó mucha polémica ya que varios sindicatos y organizaciones señalan que ese acuerdo es aceptar una pérdida de salario real para los trabajadores durante este año.
Incluso el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (SUNCA) realizó una asamblea al aire libre en la Plaza Mártires de Chicago con un aforo de más de 15 mil trabajadores rechazando el acta firmada por la central de trabajadores. Por su parte, la central de trabajadores argumenta que es un preacuerdo y que no está todo dicho aún.
Foto de Patricio Ferreira.
Vuelve el fútbol el 8 de agosto, abren los shoppings, las colonias de vacaciones y centros hoteleros. Los teatros sin embargo, a pesar de tener la habilitación del Ministerio de Salud, desde la Presidencia se ha vetado su reapertura.
El Frente Amplio -como oposición- transita un camino que parece inexorable, hacia un partido más de la alternancia en la democracia representativa. La dirigencia no ha asumido sus errores en la derrota de octubre pasado e insiste con la misma fórmula que le resultó negativa.
La conformación de una intersocial que nuclee a sindicatos, gremios, organizaciones sociales, partidos políticos es, junto con el movimiento feminista los dos espacios que tienen más potencial para movilizar, reclamar y resistir el embate neoliberal.
Memorias de un saqueo en el presente que condena el futuro otra generación más de naides, como diría Eduardo Galeano. La Coalición Multicolor liberal en lo económico, excluyente en lo social, conservador en lo cultural, y con la impronta represiva y autoritaria imprescindible para imponer este retroceso en marcha.
Como dice un rapero: “por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio”. La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.
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