Notas ensayísticas sobre la exposición de la BIENALSUR “fragmentos de un presente a la deriva”. ¿A dónde iremos a parar? ¿Será el Estado-Nación-IA el futuro? ¿Qué hacemos con toda esta basura? ¿Qué va a pasar con las otras especies cuando colapse el mundo humano?
Cuando leemos algo, en nuestra mente, aparece la figura de une interlocutore. Para algunas personas, este es une misme; es su propia voz la que narra. En mi caso, no. Le otorgo un cuerpo, un estilo, una personalidad, y un tono de voz a esa figura que me cuenta una historia. Se construye su silueta a través de fragmentos atemporales, recortes de vivencias y aprendizajes que conforman el imaginario sobre este sujeto que habla de algo, a través de algún medio, en un momento y lugar.
Es por eso, que quisiera comentar un poco sobre quién escribe. Si bien no se trata de limitar la perspectiva de este artículo a mi existencia material (que, sin dudas, ya tiene bastantes limitaciones sin mi nota de por medio), creo que es interesante comentar un poco sobre el cómo llegué a tomar estos apuntes y por qué.
Las siguientes notas ensayísticas fueron hechas de forma analógica, en un anotador de esos verdes o naranja flúor, anillado arriba, que vale menos de mil pesos, en un experimento con (al menos) dos intenciones: la primera, trabajar la paciencia y desconectarme del mundo online por el tiempo que dure la visita; y la segunda hacer evidente para el entorno que estoy tomando notas sobre lo que allí sucede, una especie de justificación por la que me paso quince, o más, minutos frente una obra. Además, si me ponía con el celular, es posible que les guías y guardias piensen que estoy scrolleando, mientras una obra me mira fijamente, y me parecía un poco faltarle el respeto al espacio y a la muestra. Aunque, habiéndola visitado, quizá hubiese sido otro buen experimento.
Estas reflexiones bajo ningún punto de vista son inocuas: están atravesadas por mis vivencias, mi formación, lo que me pasó ese día y lo que me devuelve el entorno al momento de tomarlas.

La motivación para escribir fue clara desde el comienzo. Me resulta interesante explorar lo absurdo: hacer algo a lo que no se me invitó, que no tiene como finalidad el rendimiento, ni ser útil a la producción de un servicio o un producto. Hacer algo humano. Algo… ¿inútil? Un punto de partida que se encuentra con el de la intención curatorial de la muestra.
Investigar la exposición, sus organizadores, a les artistes, ir a comprar un anotador, hacerme tiempo después del trabajo para ir al Centro de Arte, tomar notas analógicas, hablar con quienes trabajan en las salas y con les visitantes, ver las obras expuestas/dispuestas a correr a quien las experimenta de su eje. Una invitación a moverse, más allá del plano físico (aunque es evidente que lo incluye). En un contexto donde la coyuntura nos aliena y precariza a la vez que normaliza, escribir una nota que no te va a dar más que preguntas y la satisfacción de haberla escrito parece, en efecto, absurdo.
Sin embargo, el resultado está lejos de no tener sentido. Resultó ser una prueba introspectiva a la vez que una catarsis colectiva. Una forma de permitirle a quién experimenta las obras, conectarse con formas no tan diferentes a las propias de percibir la deriva actual de nuestra sociedad. En ese sentido, el arte actuó en mi, de dos formas: como un espejo gigante, donde mirar mis peores y mejores cualidades, al igual que las de mi contexto; y, como un catalizador, que acelera el proceso de consciencia sobre lo que sucede (y lo que no) en nuestro presente.

¿A dónde iremos a parar? ¿Será el Estado-Nación-IA el futuro? ¿Qué hacemos con toda esta basura? ¿Qué va a pasar con las otras especies cuando colapse el mundo humano? La insignia del presente es el rendimiento sobre el pensamiento, la rapidez en la ejecución sobre la pregnancia de las acciones. Esto es, al mismo tiempo, distopía y utopía; depende de cómo lo narres, depende de cómo lo vivas. En redes sociales es normal cruzarse con contenido del tipo “dale campeón, resistí” o “te lo mereces, reina”, síntoma de un sistema que se alimenta de la utopía meritocrática. Esta narrativa individual se basa en los fundamentos más básicos de un neoliberalismo agonizante: tu cuerpo es la última parcela por explotar. La tecnología, tu plegaria de mercado, el único templo-institución al que está permitido rendirle culto. ¿Y les otres seres? Simple y llanamente, un recurso o un estorbo, rivales o presas, competidores en la fila de distribución por tener algo de lo que queda.
Recorrí la muestra con una profunda sensación de extrañeza, como la de estar presenciando algo que no debería ver. Esto es irónico, ya que considero al Centro de Arte de la UNLP mi refugio: es el primer espacio donde no me sentí ajena al arte. Sin embargo, esta vez, los roles cambiaron. Pararme frente a las obras y escribir notas apuradas sobre lo que me despertaban, me hizo reflexionar sobre mi papel de visitante anónima: una persona ajena a las narrativas que cuelgan de las paredes, pero a la vez, totalmente cercana y retratada en ellas. No hice estas obras, pero siento que estoy en ellas, en un sitio que hoy solo existe en nuestra imaginación. Y este espacio de reflexión, lejos de dejarme en el anonimato, reflejó nuestras más profundas cosmovisiones sobre el futuro, aquellas visiones utópicas y distópicas que compartimos por estar viviendo bajo el mismo presente (que muchas veces, se siente como futuro distópico). No importa cuán remoto sea ese no-lugar; hay un tipo de anonimato en el que no podemos refugiarnos, y es el de la propia imaginación: el anonimato es siempre una fachada hacia el exterior.
¿Será la distopía de nuestra sociedad, volverse una sociedad anónima? Humanidad S.A., deje su queja después del BIP, muchas gracias.

Composición realizada por quién escribe. Obras utilizadas: The Linguistic Errantry, Tansy Xiao (2022); Tránsito, Eva Cafiero (2023) y Los nuevos anónimos, Andrés Pasinovich (2023). La primera mediante captura de pantalla desde el sitio oficial y las últimas dos mediante fotografías tomadas por mano propia e intervenidas digitalmente.
Se hizo explícito el bilateralismo en las formas de percibir la realidad. Algunas de las obras presentaban el discurso hiperbolizado del “estado de bienestar” al que deberíamos aspirar, basado en nuestra capacidad de producción y concentración de bienes o acciones. Del otro lado, el trasbambalinas: un escenario desarticulado, lleno de basura, señalética sin dirección y otras cosas inútiles, que intentan cubrir los agujeros de una extracción en proceso. La de un recurso escaso: humanidad.
Creo, ya habiendo llegado al final de estas notas ensayísticas, que el fragmento del comienzo respecto a quien relata tiene varias intenciones. La primera es volver a traer a este texto a quién está contando la historia. No hay nada peor que transformarse en un ser extraño en una utopía ajena. Esa es, para mí, la verdadera distopía: un lugar donde nuestras formas de narrar y vivir están desconectadas del tejido social. Nuestra variable en fuga. O fugada. O un poco de ambas.
La segunda, desmantelar la noción de “objetividad” que a menudo recubre la experiencia que se narra en algunos artículos (más que nada, en este presente donde todo es “real” y nada lo es), aquella figura inocua y estándar que mencioné al comienzo. Si la exposición me ha obligado a confrontar mis absurdos y todos los fragmentos que hemos dejado tirados en este lugar llamado mundo, mi voz debe ser igualmente honesta, desordenada e in fraganti.
La tercera, sacarme la culpa por no estar haciendo cosas que tendría que hacer. Al fin y al cabo, sigo siendo una humana más en este mundo.
La exposición “FRAGMENTOS DE UN PRESENTE A LA DERIVA” de BIENALSUR se presenta en el Centro de Arte de la UNLP. Es una muestra creada en torno a la idea de utopías y distopías que propone al espectador nuevas formas de ver y representar las ideas, las tecnologías, los imaginarios y los discursos sobre los horizontes posibles que guían (muchas veces, pasando desapercibidos a nuestra fugaz e impaciente mirada) nuestra vida en sociedad. Esto lo hace a través de una clara interrogante curatorial: ¿cómo sostener el deseo de un mundo por venir? Esta pregunta, lejos de buscar una conclusión, es un llamado, desesperanzado pero con ilusión, a pensar y compartir horizontes, por y para nosotres.
Gracias por leer.
Lecturas recomendadas:
- Sara Ahmed (2020). Haciendo extraños. Traduccion de Daniel Cuello. Caja negra Editora.
- Tanevitch Braziunas, M. (2024). Visiones futuras en la era del colapso. Metal.
- Steyerl, H. (2009). In defense of the poor image. e-flux journal, 10(11), 1-9.
- Casasola Gómez, E. (2024). Imagen pobre¿Volver legítimo lo ilegible, lo inscrito pero no deseado?.
- Mumford, L. (2024). Historia de las utopías. Ediciones Godot.
- Bellamy, E. (2014). Mirando atrás. Ediciones Akal.
Sobre la exposición:
En 1932, Aldous Huxley publica “Un mundо feliz”, una novela de ficción que imagina una distopía donde cada persona acepta su lugar en una sociedad de castas y de alta tecnología, en la que las emociones se regulan mediante drogas.
Para alcanzar ese “mundo feliz” se elimina la familia, la diversidad cultural, el arte, la literatura, la religión, la filosofía y el amor.
Irónica y descarnadamente Huxley construye un horizonte contrario a la utopía, que anticipa otras representaciones de futuros indeseables, como 1984 de George Orwell, Fahrenheit 451 de Ray Bradbury o, la más reciente, Blade Runner de Ridley Scott.
Deshumanización, gobiernos tiránicos, desastres ambientales y guerras brutales se suceden en estos relatos de ficción que, curiosamente, hoy nos parecen menos lejanos. Es que esos imaginarios contaminan lo cotidiano y nos sitúan en la paradoja de tener que defender principios y valores que hasta hace poco parecían indiscutibles.
En este contexto, el arte se convierte en un reservorio. A veces para denunciar, otras para volver a imaginar. Frente al desconcierto, el arte insiste en la pregunta por la utopía: ¿cómo sostener el deseo de un mundo por venir?
Obtenido de: https://bienalsur.org/es/single_agenda/618
Artistas:
Alejandro Argüelles (ARG)
Andrés Pasinovich (ARG)
Eva Moro Cafiero (ARG)
Facundo Belén (ARG)
Florencia Levy (ARG)
Indira Montoya (ARG)
José Luis Miralles (ARG)
Marcelo Burgos (ARG-ESP)
Mariano Giraud (ARG)
Tansy Xiao (USA-CHN)
Tina Willgren (SWE)
Yaya Firpo (ARG)
Ttabajo Curatorial:
- BIENALSUR, Fernando Farina (ARG)
- BIENALSUR, Florencia Battiti (ARG)

Fera
Nacida en Mercedes (1999), vive en la ciudad de La Plata. Es trabajadora comunicacional y desarrolla su práctica en el cruce de distintos lenguajes. Actualmente es becaria alumna en la UNLP, donde colabora en proyectos vinculados a los estudios urbanos, el ocio, el arte y las tecnologías. Su escritura, que abarca poesía, ensayo y narrativa, es un ejercicio exploratorio en curso.
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