TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Por Nicolás Sampedro*

Desde hace algunas semanas, en artículos anteriores, se viene reflexionando acerca de la necesidad de empezar a dar los debates para el tiempo post pandemia, que vaya une a saber cuándo será. Lo que es concreto es que nada volverá a la “normalidad”[1]. Ese concepto abstracto en el que muches comunicadores recaen para pasar la página y hacer como que nada ocurrió. Que les pobres vuelvan a ser pobres y que los ricos continúen con el saqueo a destajo de los bienes y el trabajo del pueblo.

En esta oportunidad -y posiblemente los análisis posteriores seguirán desgranando discusiones en la misma línea- se abordará un tema que está íntimamente relacionado con los grandes ganadores del momento actual: las corporaciones tecnológicas.

Se ha mencionado en varias oportunidades el uso que estas multinacionales hacen de los datos que voluntariamente les consumidores otorgan cada vez que usan alguna de sus plataformas o aplicaciones, o cuando se compra algo por internet.

El gran negocio de la venta de datos, que pese a que en la mayoría de estas compañías en sus políticas contractuales, dicen hacer un uso responsable y no distribuirlos -o peor, venderlos-, en la práctica se sabe que no es así. No sólo se venden a grandes corporaciones para armar perfiles de consumo, sino que en muchos casos son utilizados por los estados para hacer seguimiento y espionaje de sus poblaciones y perseguir a les que representan un peligro.

Escándalos de esta índole ha habido varios. Quizás el más conocido ha sido el de Cambridge Analytica y Facebook en 2018 (este último vinculado con la CIA según varies analistas). Pero ¿Cuántos casos como este deben haber pasado (o están pasando) y no salieron a la luz? ¿Quién puede asegurar que Facebook (dueña de WhatsApp, Instagram y otras plataformas) no está incurriendo en las mismas prácticas que hace unos años?

Cabe resaltar que esta situación se dio en la antesala de lo que actualmente se conoce como la Guerra Comercial entre los EEUU y China[2]. Tal situación no es la mera disputa económica entre ambas potencias: tiene que ver con la Nueva Ruta de la Seda del gigante asiático y con la carrera a contrareloj para ver quién se hace con las redes de 5G (también llamada Internet de las Cosas) a escala global, al tiempo que saca ventaja al resto en la producción de Inteligencia Artificial, hecho que sin duda revolucionará las condiciones de producción a escala planetaria.

En este punto habría que volver a mencionar el escándalo que se produjo en 2018 cuando los EEUU detuvieron a la hija del fundador de Huawei y vicepresidenta de la empresa, Meng Wanzhou[3], hecho que lejos de ser algo aislado, está íntimamente relacionado con esta guerra que involucra directamente a las dos potencias mundiales e indirectamente a todos los países del globo. A quienes no crean que este enfrentamiento afecta a la Argentina, les invitamos a que entren en las tiendas web de las tres compañías más populares de venta de telefonía móvil y busquen algún teléfono de la marca china.

Más allá de este conflicto, que sirve de ejemplo, lo que interesa resaltar en este punto es que se está ante la posibilidad de frenar la pelota y pensar una política soberana al respecto. No sólo para proteger los datos de les ciudadanes, sino para ver cómo afecta en términos económicos, geopolíticos y sociales tener o no a un Estado presente y con un rol activo en esta materia.

Como resalta la Investigadora del Grupo ETC, Silvia Ribeiro, “la primacía de mercado y ganancias de las ocho mayores plataformas (GAFAM y BAT) es abrumadora. Según el informe 2019 sobre economía digital de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), 70 plataformas digitales tienen el 90 por ciento del mercado mundial, pero las siete más grandes tienen dos tercios del mercado.  Esas mega plataformas han aumentado significativamente sus ganancias en 2020, al igual que sus fundadores, Jeff Bezos (Amazon), Bill Gates (Microsoft) y Mark Zuckerberg (Facebook)[4].

El presidente argentino Alberto Fernández ha manifestado en reiteradas oportunidades la necesidad de desarrollar al país en el ámbito de la Ciencia y la Tecnología. Haber retomado el Plan Conectar Igualdad u otros que el macrismo echó por tierra, es un buen primer paso, pero evidentemente no alcanza.

Sin ánimos de quejarse por quejarse, y comprendiendo la complejidad del momento, además de marcar las insuficiencias, se deben proponer políticas y/o proyectos concretos que puedan ser implementados para avanzar en esa política -hoy estratégica- de la que habla Fernández.

Por qué no pensar en la regulación de datos a nivel nacional, en generar o elevar considerablemente los impuestos a las grandes ganancias que general estas multinacionales[5]; en avanzar a paso firme en una legislación laboral que defienda los derechos de quienes trabajan para ellas en nuestro país; en la creación de empresas estatales (o mixtas) de producción de telefonía celular, de computadoras y de tablets; en brindar los servicios de internet y de telefonía celular desde el Estado Nacional; y un largo etcétera.

Todas estas políticas no sólo podrían engrosar la recaudación del Estado de manera directa, sino que generarían fuentes de trabajo, protección de los trabajos ya existentes, reducción de los costos que todos los meses tienen les ciudadanes, generar competitividad en esos mercados y evitar los precios abusivos de parte de las empresas privadas del sector. Las ganancias pueden ser muchas.

Sin dudas estas líneas no dejan de ser un borrador de un borrador de un borrador de una discusión seria respecto de una política soberana en la materia, pero por algo se debe empezar. Bienvenido el debate y las propuestas que se puedan materializar. Ellos (los dueños de las multinacionales) tienen los fierros, pero algo se puede hacer…


* De pocas palabras, escucha más de lo que habla. Esquemático y metódico en el trabajo. Ni comunicador, ni  periodista, ni intelectual, es una cosa amorfa en constante transformación que intenta encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Lo irritan las injusticias, perder el tiempo y fallar en algo a alguien.

Referencias:
[1] https://atilioboron.com.ar/volver-a-la-normalidad/
[2] https://www.voltairenet.org/article209926.html
[3] https://elpais.com/internacional/2018/12/06/actualidad/1544067373_031636.html
[4] https://www.alainet.org/es/articulo/206647
[5] https://www.celag.org/el-impuesto-gafa-en-america-latina/

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