Rajaron a Rajapaksa y Sri Lanka es un espejo de crisis para otras naciones

Rajaron a Rajapaksa y Sri Lanka es un espejo de crisis para otras naciones

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Desde el final de la guerra civil en 2009 que la isla asiática de Sri Lanka no sufría una tremenda crisis social, económica y política de gran magnitud. La renuncia de Gotabaya Rajapaksa, un ex presidente controvertido. En este mes de julio debió enfrentar una severa crisis económica en Sri Lanka. Hubo marchas de protesta a gran escala. Al aumentar los disturbios en la capital, Colombo, los manifestantes tomaron el palacio presidencial el 9 de julio pasado exigiendo que Rajapaksa deje el cargo. Y se rajó hacia las islas Maldivas el 13 de julio dejando al país en una gran crisis.

Ranil Wickremesinghe se convirtió en el nuevo presidente en funciones el viernes 15 de julio pasado. Pero siguieron las marchas populares para reclamar ahora la dimisión de Wickremesinghe. Algunos manifestantes han quemado sus retratos. Hay un clima en Sri Lanka de que “se vayan todos”. La gente sigue movilizada y se teme que se recrudezca la disputa interétnica histórica entre los tamiles hindúes del norte y los budistas cingaleses del centro y sur de la isla. Wickremesinghe, asustado y sin poca maniobra, decreta un “estado de emergencia” en el país este lunes 18 de julio, pero las fuerzas de seguridad ya no saben cómo frenar la pueblada.

Al nuevo mandatario interino Rajapaksa le dejó un hierro caliente en la mano. O una granada a punto de estallar (otra vez). Sri Lanka se ha quedado sin dinero para pagar importaciones de productos básicos como comida, fertilizante, medicamentos y combustible para sus 22 millones de personas. Su rápido declive económico ha sido aún más impactante porque antes de la crisis, la economía estaba en crecimiento con una creciente y acomodada clase media. La isla también ha pedido ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros acreedores, pero las autoridades han dicho que sus finanzas están en tan mal estado que incluso obtener un rescate resulta difícil. Sin salida. Fueron 100 días de protestas contra Rajapaksa. Los manifestantes acusan a Rajapaksa y a su importante familia de políticos de desviar dinero de las arcas del estado y acelerar el colapso económico con su mala gestión. La familia ha negado las acusaciones de corrupción, aunque Rajapaksa ha reconocido que algunas de sus medidas contribuyeron al colapso. Rajapaksa se fue para las islas Maldivas, para luego huir a Singapur el 15 de julio pasado.

Pueblada en Sri Lanka contra la familia política de los Rajapaksa.

El FMI ya dio su opinión al respecto. Señaló que Sri Lanka es una señal de que otras naciones pueden caer en este caos. La guerra en Ucrania parece haberlo complicado todo.

“Los países con altos niveles de deuda y un espacio político limitado enfrentarán presiones adicionales. No hay que ver muy lejos, Sri Lanka es una señal de advertencia”, dijo el sábado la directora del FMI, la tecnócrata y anticomunista búlgara Kristalina Georgieva.

Todo es un cúmulo de crisis económica y financiera que afecta a las clases obreras y rurales bajas de Sri Lanka. La inflación se ha disparado alrededor del 50%, con los precios de los alimentos un 80% más altos que hace un año. Este año, la moneda local, la rupia de Sri Lanka, ha perdido valor frente al dólar estadounidense y otras monedas mundiales importantes. Se derrumbó todo. Hasta hay alarmas por “corralitos” al estilo 2001 en Argentina.

Como el caso argentino de la era de la dictadura cívico-militar-eclesiástica y la del menemato, a lo largo de los años, Sri Lanka había acumulado una gran cantidad de deuda. El mes pasado, se convirtió en el primer país de la región del Sur de Asia en dejar de pagar la deuda externa en 20 años.

Los analistas financieros tanto occidentales como asiáticos ven que lo de Sri Lanka se puede repetir en países de Asia con graves crisis institucionales y de acumuladas deudas. Pakistán sufrió un golpismo filoyanqui en abril de 2022 que derrocó al premier Imran Khan, dejando al sumiso filo-occidental Shehbaz Sharif. Al igual que Sri Lanka, Pakistán también enfrenta bajas reservas de divisas, que se han reducido casi a la mitad desde agosto del año pasado. Es que Estados Unidos obligó al nuevo régimen a pagar sus deudas y dejar de ser financiado por los rusos y los chinos. Todo un macabro juego de ajedrez en el contexto actual tenso.

El renunciado presidente Gotabaya Rajapaksa. Huyó de Sri Lanka tras una pueblada y se refugió primero en las Islas Maldivas y luego en Singapur.

Pero otras naciones se ven en peligro de que le estalle todo por los aires en Asia: Maldivas, Bangladesh, Laos, Bután y Nepal. Todos endeudados y en el equilibrio de elegir entre Occidente o China. Algunos estudiosos de las finanzas son más osados y ven que el espejo de Sri Lanka se repita en naciones latinoamericanas, con fuertes compromiso de deuda externa como Argentina, Panamá o Guatemala.

No es un buen año para países de economías capitalistas muy frágiles. Mucho menos para aquellas naciones que tienen la soga del FMI. Y la gente se cansa y sale a las calles. Y puede cambiar el rumbo de la historia. Los gobiernos que le hacen caso a los mercados, aquí o en Sri Lanka, pueden terminar muy mal. Los pueblos decidirán sus destinos y seguro pidiendo que esos mercados dejen de joderle la vida a la gante.

Mauricio Piñero
Mauricio Piñero

Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.

Situación de la economía en Estados Unidos: se encienden las primeras luces de alarma

Situación de la economía en Estados Unidos: se encienden las primeras luces de alarma

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

Habrá que ver cómo repercute todo esto en el panorama nacional, por el momento el Banco Central siguiendo lo pautado con el FMI, ya compró 600 millones de dólares en lo que va del mes de mayo, con el objetivo de fortalecer sus reservas y lograr reducir el porcentaje de inflación.

Durante una nota con la CNN el pasado domingo, Bill Gates se mostró preocupado frente a la situación que está atravesando la economía estadounidense, ya que, según su visión, a la inflación originada durante la pandemia de covid 19, y a la actual situación bélica entre Rusia y Ucrania que impactó fuertemente en los precios de alimentos y combustibles, se sumaba un nuevo elemento que podría complicar las cosas. Gates hacía referencia así al aumento de las tasas de interés anunciado por el Sistema de la Reserva Federal (Banco Central de EEUU), pronosticando que esto podría traer aparejada una desaceleración de la economía a nivel mundial, o una nueva crisis dentro del sistema financiero.

Y el pronóstico de Bill no falló, este lunes los principales índices de la bolsa de valores de Nueva York, registraron caídas de entre un 2 y un 4,3% en lo que se dio a llamar con el cinematográfico título de “el lunes negro”, a lo sucedido en la principal bolsa de valores del mundo. De esta manera Wall Street ya suma seis semanas consecutivas de caída y convierte a este 2022 en el peor comienzo de año desde 1939. Cuando hablamos de caídas en los índices, nos referimos a valores como los de Dow Jones, el Nasdaq, y el S&P 500, que son índices que reflejan la capitalización bursátil de las empresas que cotizan en las bolsas norteamericanas. Cada uno de estos índices mide distintos segmentos de mercado y empresas, por ejemplo;

-El Nasdaq está compuesto por la cotización de empresas principalmente de electrónica. El lunes cayó un 4,3% y acumula una caída anual del 24%

-El índice Dow Jones se basa en las proyecciones de las 30 empresas con mayor capitalización en la Bolsa de valores de New York. El lunes cayó un 1,99% y acumula una caída anual del 10%

-El S&P 500 se conforma por la cotización de las 500 empresas más representativas de la Bolsa de Nueva York. El lunes cayó un 3,2% y acumula una caída anual del 16%.

El motivo de que esto sucediera tal como lo predijera Bill Gates, es que el miércoles de la semana pasada la Reserva Federal, anunció un aumentó las tasas de interés con el fin de atraer mayores inversiones en líquido hacia su país para de esta manera concentrar dólares y lograr así frenar la inflación que en marzo dio un interanual acumulado para los Estados Unidos de un 8,5%, el peor índice en 40 años.

A su vez se anunció también una “reducción en su hoja de balance”, esto quiere decir que, a partir del mes de junio, con el objetivo de reducir la tenencia de bonos del tesoro, y de activos respaldados por hipotecas, saldrán a la venta mensualmente más de $30.000 millones de dólares en bonos del tesoro por mes, y $17.000 millones en activos respaldados por hipotecas.

Este escenario configura un panorama desalentador para aquellos inversionistas que poseen estos bonos ya que, al aumentar su oferta, disminuirá significativamente también su valor, es por esto que los actores del mundo de las finanzas se anticipan a lo que ven que pronto sucederá y ya comienzan a vender estos bonos atraídos por la nueva tasa de interés fijada por la Reserva Federal. De este modo se produce un corrimiento de las inversiones, haciendo que los bonos y las tenencias de acciones sean menos atractivas, perjudicando a las bolsas de comercio, pero favoreciendo la acumulación de dólares.

Podemos hablar de una maniobra o una serie de medidas de carácter contractivo, que busca retirar dólares del mercado de capitales, y de algún modo enfriar la economía para tratar de reducir la ola inflacionaria. Además, un aumento en la tasa de interés tiene consecuencias inmediatas para los ciudadanos y las empresas ya que aumenta el costo de contraer créditos, o el financiamiento para realizar inversiones o renegociar deudas, así tasas más altas en el interés podrían servir para desacelerar la inflación, pero al mismo tiempo también se reduce el crecimiento económico. Los pronósticos no prometen ser muy alentadores ya que además la Reserva Federal pretende reducir capital en bonos pasando de unos 9 a unos 6,5 billones hacia fines de 2023.

Hay algunos analistas que avecinan que comienza una época de “dinero más caro”, y con el conflicto entre Rusia y Ucrania todavía sin vistas de posible solución, todo apunta a que este será un año de un aumento progresivo de las tasas de interés de varios países del mundo.

Por otra parte, mencionar que esto es algo que podría afectar al bloque de las economías de América Latina, ya que si nada más ni nada menos desde Estados Unidos se sale a ofrecer una mejor tasa de interés, es muy probable que los inversores, o los llamados capitales golondrinas, o especuladores financieros, decidan retirar sus capitales de los países del cono sur para ir a hacer negocios directamente a tierras norteamericanas en busca de mayor rentabilidad, entonces se invierte menos en los países de la región o se compran bonos de deuda pero a intereses más altos.

De hecho, el denominado lunes negro se encargó de castigar a la Argentina y algunas de sus principales empresas estrellas, o los unicornios tecnológicos, que son aquellas empresas con una valuación de 1.000 millones de dólares, como los son el caso de Mercado Libre, que cayó un 17% en Wall Street y perdió casi USD 8.000 millones de capitalización bursátil en un día. La compañía de Marcos Galperin perdió valor por el equivalente a $28.000 millones de dólares desde fines de 2021 cuando estaba valuada en $67.000 millones. Otros casos son los de Despegar que ayer cayó un 7,8% o Gobant que registró una caída de 9,9%, pasando de valer $13.000 millones de dólares a fines de 2021 a valer $7.300 millones al día de hoy.

Finalmente, también los bonos de deuda argentinos registraron bajas cayendo entre 1,8 y 2,1% en promedio, alcanzando pérdidas de entre un 30 y un 40% desde que salieron a cotizar tras el canje de deuda.

Habrá que ver cómo repercute todo esto en el panorama nacional, por el momento el Banco Central siguiendo lo pautado con el FMI, ya compró 600 millones de dólares en lo que va del mes de mayo, con el objetivo de fortalecer sus reservas y lograr reducir el porcentaje de inflación. En el medio, las acusaciones cruzadas entre Cristina y Guzmán, el debate por una negociación paritaria que por ahora le cuesta ganarle al mal de la inflación y por delante el tema de las tarifas energéticas, la recuperación económica y la redistribución del ingreso. Debates que habrá que tomar con responsabilidad y con conciencia histórica, para aliviar el porvenir de un sector de la sociedad que necesita respuestas concretas e inmediatas acorde a los tiempos que corren.

Nacho Albanesi
Nacho Albanesi

Colaborador de Revista Trinchera y columnista de la sección Economía en el programa 526 al Fondo.
Instagram: @nacho.albanesi | Twitter: @nch_albanesi

Canto de Sirenas

Canto de Sirenas

TIEMPO DE LECTURA: 14 min.

Texto escrito en los días duros de la cuarentena del año pasado, algunos apartados siguen vigentes como deudas que arrastra el sistema para con los menos desde siempre.

Escuchando sin atención no nos dimos cuenta que las sirenas estaban entonando desde hace tiempo un canto fúnebre, un grito de auxilio y nosotros transitamos con los oídos tapados de miel para endulzar una melodía triste: en enero casi se desata una gran guerra cuando Estados Unidos decidió atacar a Irán; en febrero los incendios de Australia fueron tan grandes que las cenizas llegaban a Chile; en marzo el coronavirus (COVID-19) es declarado pandemia y casi el mundo entero, unos países antes y otros luego, entró en un largo período de cuarentena, de aislamiento social y obligatorio; en abril se desploma el precio del petróleo y lo que en un principio era una crisis ecológica devino en una crisis de salud, luego se transformó en una crisis política -entiendo que la salud es, también, una cuestión de política-, de ahí en crisis económica, y con la caída de los precios del petróleo la crisis es total.

Estábamos arriba del carro del progreso como forma de pensamiento, de las industrias como lugar de producción y del capitalismo como forma desregularizada de gobierno, que parecía prometer un crecimiento infinito, en un lugar donde los recursos son finitos y al ritmo actual no nos da ni da tiempo a la naturaleza de reponerlos[1]; las trompetas de la crisis estaban sonando hace mucho y nosotros, como especie, absortos en una razón que no razona, o que lo hace alejándonos de un algo esencial: nuestro habitar como una especie más en este planeta que llamamos hogar.

La razón que todo lo piensa, pensó en los bosques y vio que eran materias primas y con ello expulsó a las musas y fantasmas que allí habitaban; pensó los mares y amplió los límites del mundo para después comprimirlos y no vio a un Poseidón encolerizado, a una Escila y una Caribdis, a un Eolo que controlaba los vientos: vio allí que los mares tenían un límite, que los vientos y las tormentas eran explicables, que los monstruos marinos no son más que productos de la imaginación de tiempos antiguos y que el mar era -es- una fuente de recursos y de tránsito de mercancías. El grito de la razón es medible y cuantificable, y borró de un plumazo toda sacralidad y respeto por nuestro mundo, nos erigió en la especie que está por encima de todo y con ello olvidamos que somos una especie más en el orden natural de un hábitat compartido.

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Nos subimos como especie, como auriga, en el carro de la razón llevando luz a lugares en los que había sombra y dejando en la oscuridad lugares donde habían otras formas de claridad: mítica, religiosa, sacralidad, respeto por otras formas de ser y de habitar el mundo, formas que ligaban a nuestra especie con un ser/estar/habitar en un orden más respetuoso con la naturaleza. Y con ello no quiero decir que todo tiempo pasado fue mejor, pues siempre hubo barbarismos, injusticias, despotismo, pero nunca a la escala actual: que tiene la capacidad de borrar a la humanidad de un plumazo y no dejar siquiera el rastro de que una vez existimos y de que “fuimos capaces de imaginar la felicidad”[2]. Ya nos lo recordaba Esquilo cuando Prometeo canta su desdicha por haber entregado el fuego, “maestro de todas las artes”[3], a los hombres, y con ello la técnica: “puse en ellos -los humanos- ciegas esperanzas”[4]; pero por ciegas que hayan sido, las esperanzas estaban y están, y es justo estos momentos de crisis los que nos permiten cambiar el rumbo de los caballos del progreso y construir un orden social más justo, más equitativo y respetuoso con la naturaleza.

En estos momentos, justo cuando creíamos que el sistema moderno y las instituciones que de ella emanan estaban en crisis de legitimidad, nos damos cuenta que no, que es justo esta pandemia la que está poniendo en escena de nuevo a las instituciones modernas: la escuela se reinventa, el sistema de salud se fortalece, los políticos -algunos- toman medidas, y la política se sube al pedestal de las soluciones. Y esperemos que esta vez sea con intenciones transformadoras de realidades sociales más que injustas y que asumamos responsabilidades colectivas a problemas globales, pero sin dejar de lado que hay responsables mayores: no todos hemos consumido y explotado por igual. Los que más tienen más deben pagar, y no solo los millonarios individuales y las grandes multinacionales de manufactura, sino las naciones imperialistas que son las que más han socavado los cimientos de las libertades de los pueblos y naciones pequeñas, y sobre-explotado los recursos naturales del mundo entero en un banquete pantagruélico en el que las mayorías han quedado afuera y la maximización de las ganancias es para unos pocos.

¿Salud e igualdad?

El cine, como las demás artes, apela a su tiempo, y desde allí lanza críticas. Películas como La Isla, Los Recolectores, Los sustitutos, Gattaca, Elysium, son solo algunas distopías –que como toda distopía, habla más de su tiempo que de un futuro; el futuro es ahora- que tratan el tema de la salud: cuerpos modificados genéticamente para ser perfectos, clones criados y creados para ser reservorios de órganos para sus millonarios dueños, venta de órganos a cuotas, lugares creados en los que toda enfermedad e infelicidad son inexistentes, de nuevo, para una parte de la personas, mientras para la otra -sumida en la pobreza- la explotación laboral y la enfermedad son el pan de cada día. No hace falta preguntar si esas películas hablan del futuro, y eso tomando solo la salud como tema y dejando afuera las súper-ciudades, los totalitarismos, las crisis ecológicas.

No hace falta preguntarse si esta crisis de salud es igual para todos porque la respuesta es no. Lo que es igual es la posibilidad de infectarse, nada más, pero tampoco nada menos. Pues cómo va a ser igual que haya un foco de infección en una comunidad cuya dieta no llega a cumplir los requerimientos básicos del día a día, donde el hacinamiento está a la orden del día y por ende el aislamiento social es difícil, donde los habitantes están en contacto con focos de infección en su cotidianidad porque son los que habitan los cordones de miseria que deja la ciudad, son los que viven en medio de -y de- los desechos de las ciudades.

Mientras tanto, los que viven otra realidad ahora se sienten -sentimos- amenazados y ven la fragilidad del sistema de salud, y gritan desde sus redes sociales, y los medios de comunicación comienzan a pedir soluciones para lo que muchos vienen gritando desde hace mucho tiempo: la necesidad de un sistema de salud estatal fortalecido con políticas públicas y con justicia social. Es harto evidente que los ricos no nos van a dar soluciones a problemas que para ellos son, pareciera, un problema de clase: pues como recuerda la BBC[5], ellos hasta en épocas de pandemia solo buscan su bienestar, y si su bienestar es comprar pruebas -ya de por sí escasas- para realizar a sus empleados para entrar a sus barrios, lo van a hacer, de hecho: -lamentable, muy lamentable- lo hicieron.

Quizá lo que quieren recrear es esa aspiración mitológica de llegar y habitar un mundo en el que no haya enfermedad y todo sea felicidad, quizá busquen la posibilidad de hacer de sus lugares de residencia sus propios Campos Eliseos, esos en los que la dicha es eterna, los campos son verdes y florecidos y el sol acaricia; dejando para nosotros, los menos, ese temido Tártaro donde el sufrimiento es eterno. Sufrimiento es: la falta de vivienda digna, la falta de trabajo, de salud, de alimentos, la falta de justicia que brilla por su ausencia, se dice en otra distopía.

Lo que sí es nuevo es la atención que los gobiernos le están dando a un problema de salud que han convertido en un problema de seguridad policial y de control social. Si el problema para el sistema fueran las muertes ya habrían solucionado el hambre, la falta de agua potable y un sinfín de enfermedades curables. Pero lo nuevo está en el enfoque que se le ha dado a esta situación y que nos ha estallado en la cara: esta vez el problema no afecta solo a las capas socialmente relegadas. He aquí por qué el sistema le está dando la importancia que precisa, si es que afecta a todos: ricos, clase media y pobres. Entonces las demandas son atendidas, las políticas son desplegadas y los políticos toman medidas urgentes, no sea que el tinglado se les venga abajo y el costo político sea grande: te recortan libertades pero es por tu bien, para salvar tu vida, y la búsqueda de una solución es desesperada.

Somos una sociedad hedonista que vive pensando que los logros son técnicos y no sociales: celebramos que hemos llegado a la luna, pero no nos preocupamos por no llegar con un plato de comida a cada mesa. Solucionar la hambruna, la migración forzada, entre otras injusticias, sería más económico que mantener el orden injusto que hoy impera. Pero, al parecer, eso no da votos, ni crea una burbuja de presión desde las clases medias y ricas que, a través de las redes sociales y los medios de comunicación, ejercen presión para que los gobiernos tomen medidas urgentes.

Quizá esto demuestre que la democracia liberal no es la mejor forma de gobierno, pues, si nos atenemos a la definición de Mill: la mayor cantidad de bienestar para la mayor cantidad de personas queda corta en nuestro tiempo histórico, donde las masas más humildes, las mayorías, están condenadas y confinadas a vivir entre los desechos de las ciudades y en condiciones sociales escandalosas. Quizá todo esto nos permita transformar nuestra democracia en una democracia inclusiva y generosa con las mayorías. Porque éste sistema de producción y de gobierno está haciendo agua y le está pasando como a Dédalo, que por no escuchar voló cerca del sol y se le quemaron las alas cayendo al vacío. En este caso el fuego recién empieza y lo podemos apagar.

Globalización, miseria y crisis

Los videos musicales nos muestran comunas/barriadas/villas miseria coloridas y alegres, pero nos alejan del drama y las historias de violencia y tragedia a la que han estado sometidos sus habitantes. Muestran, en definitiva, que el pobre es feliz. Esto no es más que una fachada del sistema de producción que oculta las consecuencias reales de un orden injusto: la consigna parece ser -en algunos programas de tele, vídeo clips y películas- que el pobre es más que pobre: es un pobre feliz.

De los beneficios de la globalización no se ve ninguno: por lo menos las mayorías no vemos ninguno. En cambio, sus consecuencias las padecemos todos.

La acumulación de riqueza mediante la circulación de mercancías a escala planetaria se la quedan unos pocos. Los beneficios del turismo salvaje son para aquellos que se pueden dar el lujo de “vivir una experiencia” y se llenan los bolsillos con la industria hotelera. La homogenización cultural se nota en la poca incorporación de prácticas/cosmogonías/lenguas vernáculas a producciones culturales locales, en la lógica cultural de hoy: todo es reductible a formas que garantizan el éxito y la venta afuera pero que nos hace más desconocidos hacia adentro.

La pérdida ha sido muy grande, la globalización a sentado las bases para “planchar” las formas de narrar nuestro ser/habitar/ver. Es válido pensar si todo producto de un lugar es de verdad de ese lugar, o si responde a las exigencias de las lógicas estéticas y de producción que gobiernan el mercado. Los estados nacionales negocian a la baja, la “cultura” es algo que se vende, que se compra y que se cuenta como experiencia; para eso están las redes sociales. No reconocemos la pluralidad hacia dentro de nuestras naciones, lo que consecuentemente lleva a una pérdida de identidad de un nosotros desconocido: hablamos de nuestros pueblos nativos para vender sus estéticas como algo exótico, pero no incorporamos sus cosmogonías y sus relaciones con la naturaleza a nuestras formas de ver el mundo, porque, de nuevo, no entran en el campo de la razón y la técnica: se puede vivir la experiencia Maya desde el turismo, pero no desde la grandeza de una cultura que hace parte del ethos de un ser centro americano.

Para entablar un diálogo con el mundo en forma de iguales deberíamos, primero, conocernos hacia adentro, reconocernos en la diferencia, y desde esa diferencia entrar en diálogo de iguales con el resto del mundo. Pero es ahí donde fallan nuestros gobiernos: para ellos la cultura no es un valor que genere riqueza, no es un commoditie que se pueda vender y se pague en dólares.

De la crisis de salud que devino en crisis casi total, y cuyas consecuencias no podemos aventurar -y sería irresponsable, además, arrojar profecías sobre lo que vendrá-, es poco lo que se pueda decir que no se haya dicho ya. En nuestros tiempos, los Tiresias parecen estar más aventurados en pensar que esta crisis es el final del capitalismo; Zizek, en que la sociedad que surgirá va a ser una sociedad de mayor control policial sobre la población; Byung-Chul Han, en que las cosas no van a cambiar y que el capitalismo se va a recomponer y que todo volverá a ser como antes, etc., pero en el que, en definitiva, o recomponemos el rumbo de este barco que se está hundiendo, o el barco se recompondrá sin nosotros. “No tenemos otro mundo al que podernos mudar”, y contradiciendo al cine y la publicidad: no parece que haya alguien externo que venga en nuestro auxilio.

Las trompetas del apocalipsis parecen estar entonando un canto fúnebre de fin del mundo, pero entonan una melodía de cambio, ya que volver a la normalidad es la peor de las pandemias. Necesitamos cambios profundos que nos permitan incorporar a nuestra esencia otras formas de producir, de estar, de habitar el mundo, pues este sistema que parecía estable no lo es y estaba -está aun- sostenido por una forma de producción y acumulación capitalista con el petróleo y la explotación de trabajadores y naturaleza como caballo de tiro de una forma social injusta.

Cambiar el sistema es una apuesta sobre el sistema mismo. Este nos hace creer que las soluciones no requieren esfuerzos y que siempre vendrá alguien a salvarnos, o eso es lo que vende la publicidad: adelgaza comprando esto y usándolo mientras ves televisión, en reposo, sin esfuerzo alguno; cuando algo apremia siempre hay un superhéroe que nos salvará; todo es consumir y nada de trabajo para llevar adelante soluciones reales que dejen aprendizajes y establezcan otro orden, en este caso uno más justo. Sin embargo, el barco ahora se está hundiendo y no parece que haya alguien externo que venga en nuestro auxilio: solo nosotros somos, como colectivo, los que podemos salvarnos a nosotros mismos. Los héroes son colectivos.

Hormigas de ciudad

Se ha hecho viral el aplauso que se le da al personal de salud, y no es que piense que no es merecido, es justo aplaudirlos. Pero también es justo aplaudir a un montón de héroes que escapan al censor -creo, establecido por los medios de comunicación y los usuarios de redes sociales que dicen quién es merecedor y quién no- que dicta a quién hay que reconocer. Nadie ha salido a aplaudir a los profesores que hacen milagros para mantener las clases de manera virtual y sostienen el sistema educativo, nadie ha salido a aplaudir a los recolectores de residuos que evitan que se acumulen en nuestras casas, a los kiosqueros de barrio que hacen que no tengamos que ir muy lejos a comprar provisiones, a los choferes que hacen que el mundo siga andando, a los cooperativistas que barren la veredas, cortan el pasto, levantan las hojas coloridas del otoño, juntan la mugre de las calles; que hacen, en definitiva, el trabajo que otros no harían. Para todos ellos y muchos otros, no hay aplausos. Ellos: ¿son héroes de segunda? No, no y no: son las hormigas de ciudad, son los que la hacen funcionar, los que la limpian, la construyen, la mueven. Además del personal de salud, ¿a quién aplaudirás hoy?

Conclusión:

La sociedad actual es como un Narciso, ese que cayó al agua y se ahogó en la contemplación de sí mismo enamorado de su reflejo, pues era hermoso. Nosotros, como sociedad, estamos en caída, creyendo que nuestro reflejo, fundamentado desde la razón y la técnica, es hermoso. Pero esta pandemia nos está mostrando que el reflejo es espantoso y que tememos asomarnos a ver: incendios temibles, destrucción de la Amazonía, envenenamiento de los mares y ríos, hambrunas, pandemias, extinción en masa de la especies, pérdida de biodiversidad… No, nuestro reflejo no es hermoso, y sin embargo estamos cayendo obnubilados por una imagen de superioridad, y cegados por unos medios de comunicación y una academia y una forma de habitar y ser en el mundo al servicio del capital y del hambre voraz de acumulación de unos pocos. Ese es, creo, el reflejo, por lo menos el que veo. Pesimista, sí, pero creo que “los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay”[6].

Quizá como civilización -acudiendo a orientalismos- estemos viendo aquello que Buda vio después de una vida alejado de todo lo que le hiciera daño: la muerte, la vejez, la enfermedad. Y estemos ahora por empezar a ver al mendigo feliz, y comprender con ello que podemos vivir con menos, sin tantos atavíos superfluos creados por el gran mercado y vendidos y promocionados por la publicidad que aprovechando nuestro deseo explota nuestra debilidad y nos crea necesidades innecesarias. Empezar a ver que podemos transformar este mundo en uno más justo, en que las quijotadas son necesarias, en que otro mundo no solo es posible, sino necesario.

Perdón por tanto pesimismo y gracias por leerme.

Artículo publicado originalmente en MiLugarSinNombre


[1] https://www.lavanguardia.com/natural/20170802/43270260867/humanidad-agota-recursos-un-ano-tierra.html

[2] http://www.cubadebate.cu/temas/cultura-temas/2010/02/21/gabriel-garcia-marquez-una-frase-de-domingo/#.XrGLDKhKiUk

[3] Esquilo. Prometeo encadenado.

[4] Esquilo. Prometeo encadenado. Verso 250.

[5] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52316908

[6] José Saramago

Duver Arboleda
Duver Arboleda

Vengo de la tierra del café y de la ciudad de las montañas. Soy un proyecto de contador de historias y de periodista cultural, para lo que uso la fotografía, el vídeo y, sobretodo, la palabra. Escribo y «foteo» porque le apuesto a una sociedad justa. Mi lema: para todos todo.

El final es en donde partí

El final es en donde partí

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Como se ha analizando en reiteradas oportunidades, las condiciones actuales del sistema capitalista, se recrudecieron luego de la llegada del COVID 19 que puso patas arriba al mundo. Pero a no equivocarse, este ya era un mundo caótico que estaba al borde del colapso por las inmensas desigualdades generadas por un sistema que excluye, hambrea y asesina.

Occidente ya estaba en franco retroceso ante el avance de potencias emergentes como Rusia o China y ya las más altas esferas del poder económico global (occidental) habían comenzado a hablar del gran reseteo mundial.

La pandemia del COVID 19 agravó el escenario y hoy de lo que algunes analistan habla es del cuello de botella que se generó por las bajas y altas en distintos productos y por los quiebres en las cadenas de suministros. Los grandes aumentos: alimentos e insumos para su producción, y combustibles. El gran faltante: los contenedores atascados en los puertos de EEUU que no vuelven a China (la gran fábrica del mundo).

La crisis global de suministros ha golpeado particularmente a EEUU. Un país que ya venía arrastrando una fuerte crisis producto del mal manejo de la pandemia y el debilitamiento de las relaciones con sus socios occidentales durante la administración Trump, por la olla a presión que significa la disputa interna en ese país y por años de fogonear la globalización y la consiguiente relocalización de sus empresas en países con “menor costo de mano de obra”.

Como si fuera poco, a esto debe sumarse la consolidación de Rusia y China como un bloque emergente que disputa el tablero mundial y la hegemonía de EEUU en alianza con otras fuerzas occidentales. Tal como lo señala el analista Pepe Escoba, la consolidación del bloque euroasiático con instituciones como la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) o la Iniciativa de la Franja y la Ruta (en sus múltiples niveles), hacen casi imposible que la potencia del norte pueda revertir su caída en picada.

La pérdida de hegemonía a nivel global de los EEUU viene de la mano con la consolidación de China como el mayor socio comercial con gran parte del mundo, incluida Nuestra América. Así lo retrata en su último artículo el analista mexicano Alfredo Jalife (EEUU pierde Latinoamérica ante China por su pésimo manejo migratorio y su falta de inversiones), quien resalta que “en tan solo 20 años, el comercio chino con la región se incrementó de 12.000 millones a 315.000 millones. ¡26 veces más!

Si se analiza el área claves de este momento histórico (las telecomunicaciones) se puede observar que el desarrollo Chino en el sector aventaja por décadas al hegemón del norte. Al respecto el economista Alfredo Zaiat señala que “entre 2015 y 2020, empresas privadas y estatales (chinas) invirtieron alrededor de 74.850 millones de dólares en la región”.

Pero, cual bestia herida, los EEUU han dado continuidad a diversas modificaciones de su estrategia global. Saben que China es su mayor disputa y hacia allí apuntaron algunos de sus cañones, por eso el acuerdo AUKUS y sus intenciones de controlar el indo-pacífico, dejando a Europa expuesta al ridículo. Al mismo tiempo, su paranoia no les permite confiar en casi nadie y por ello la posible ampliación de la alianza “Cinco Ojos” que se dedica a espiar las telecomunicaciones de todo el mundo.

En todos los escenarios a lo largo y ancho del mapa, lo que EEUU despliega es una Guerra Híbrida, pese a que sus medios de propaganda se esfuercen para hacernos creer que quienes ejercen el terrorismo o trabajan deslealmente son potencias no occidentales que disputan el lugar de poder que otrora ocupara Washington.

Particularmente en nuestra región EEUU sabe que no puede seguir perdiendo terreno ante sus competidores, ni puede permitirse un revivir del proyecto de unidad continental que se viviera durante la primera parte del siglo XXI. Es por ello que utiliza herramientas archi conocidas como las ONG`s, las medidas coercitivas unilaterales (como sanciones o bloqueos), la difusión de mentiras mediáticas y a través de redes sociales e incluso el endeudamiento planificado de los países con organismos multilaterales de crédito (como el FMI o el BM) para acorralar y ahorcar a nuestros pueblos.

En medio de estas movidas en el tablero, estallan escándalos globales como los Pandora Papers que ponen al descubierto los entramados de corrupción de representantes de la derecha regional como Lasso, Piñera, Duque o Macri, pero que también deja en evidencia a muchos empresarios y sus prestigiosas compañías, a artistas, escritores (como Vargas Llosa) deportistas y ex funcionarios.

Y como no podía ser de otra manera, la reacción de la derecha continental es la de siempre: mentir o desviar el tema con algún chivo expiatorio. Lo hizo Lasso decretando el estado de excepción en todo el territorio ecuatoriano, lo hizo Piñera volviendo al conflicto con el pueblo Mapuche, lo hizo Duque (entre otras cosas) con la detención de Rodrigo Granda (ex comandante de las FARC y firmante de los Acuerdos de Paz).

Como lo hemos señalado en reiteradas oportunidades, es fundamental que los pueblos de Nuestra América y el mundo comprendamos que lo que sucede en cada uno de nuestros países está íntimamente relacionado con lo que sucede fuera de nuestras fronteras. Conocer los estrechos vínculos entre las oligarquías y los poderes locales y los poderes foráneos nos permitirá tener una mirada más compleja y amplia de la realidad que nos toca vivir.

El mundo es cada vez más caótico, los sectores de poder buscan permanentemente invertir los hechos y responsabilizar a los sectores populares y a sus gobiernos a través de los medios y las campañas en redes. La única medicina contra este cáncer es la conciencia colectiva y ésta se adquiere con discusión, con formación, con organización y luchando por construir un mundo más justo.

El dominio norteamericano sobre nuestro continente históricamente se sostuvo a través de la fuerza, de la guerra, de las invasiones, de los golpes de Estado o de ahorcarnos con deudas impagables contraídas por los sectores reaccionarios de nuestros países (sean civiles o militares). Y cuando algunes sostenemos que el imperio le declaró la guerra a perpetuidad a los pueblos no es otra cosa que señalar que la guerra es la política por otros medios y viceversa. En definitiva, como dice la canción, el final es en donde partí.

Nicolás Sampedro
Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

Lacalle en su torre de marfil y el abajo que empieza a crujir

Lacalle en su torre de marfil y el abajo que empieza a crujir

TIEMPO DE LECTURA: 8 min.

Ahí entran en juego los gobiernos, las medidas que toman y la actitud ante la pandemia. El gobierno derechista liderado por Luis Lacalle Pou no niega la pandemia ni es anti vacuna, pero no por ello resulta que está haciendo todos los esfuerzos posibles para paliar esta crisis.

“Los malla oro” y la economía

El gobierno mantiene su retórica de la “libertad responsable” y el “malla oro”, apuntalándose en el cuidado individual y en el sector privado de los grandes capitales. Liberalismo individual y económico en tiempos que demandan presencia del Estado, mancomunión de todos los sectores y organizaciones sociales para afrontar esta crisis. Toda una definición de clase.

El 14 de abril el Parlamento aprobó una nueva tanda del impuesto a jubilaciones y a empleados públicos con ingresos mayores a 120.000 pesos nominales (unos 2.670 dólares) para aportar al Fondo Covid. En el 2020 este impuesto recaudó apenas unos 30 millones de dólares. Ante las propuestas de gravar también a los sectores más ricos para fortalecer el fondo de crisis, desde la coalición gobernante volvieron a responder que no están dispuestos a gravar al “malla oro”, porque es el motor para salir de la crisis.

Cabe recordar que, según el Banco Central del Uruguay, entre abril y diciembre del año pasado, se fugaron capitales por concepto de inversión de cartera (también conocida como inversión especulativa) por casi 3.500 millones de dólares, cinco veces el valor de todo el fondo Covid 2020.

Las conclusiones se desprenden solas. El famoso “malla oro”, lejos de ser el motor de la economía, fuga su capital en el exterior para surfear la incertidumbre de la crisis. Son los mismos que gritan “Viva la patria” con la bandera nacional en la mano, pero sus activos en otros países. (1)

Otro de las falacias nombradas hasta el hartazgo por el gobierno, es que no hay capacidad para gravar a los capitales, pero la realidad es porfiada y ha demostrado lo contrario por boca de ellos mismos. La obsesión del equipo económico del gobierno con el déficit fiscal los coloca a la derecha del FMI. Este organismo multilateral ha fomentado que los gobiernos gasten para paliar la crisis, pero parece que el mensaje no llegó a Uruguay. (2)

Cien mil nuevos pobres, y contando…

Saluden a Uruguay que se va…

En materia sanitaria el gobierno ha hecho oídos sordos a los planteos de la oposición e incluso a los de su propio Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) que en febrero de este año anunciaba que de seguir en este rumbo, las proyecciones indicaban el aumento exponencial de contagios y fallecimientos por Covid-19.

Uruguay ostenta el tétrico galardón de ser el país con más contagios por millón de habitantes en el mundo. Las sociedades médicas estiman que en los meses siguientes se puede desencadenar la peor crisis de los centro de tratamientos intensivos. Al día de hoy su capacidad está a un 80% y en el departamento con la segunda población del país, Canelones, el porcentaje de vacunación no alcanza el 15%.

Con este panorama el presidente Lacalle tuvo tiempo para hacer lobby para conseguirle 50 mil vacunas a la Conmebol para que se pueda disputar un torneo de fútbol. ¿Gestiones para ayudar a las ollas populares? No, gracias parece decir el gobierno.

Sean los orientales tan ilustrados como conectados

Una de las pocas restricciones para reducir la movilidad ha sido la de las clases presenciales en todos los niveles. Al igual que el año pasado, las brechas económicas, habitacionales y de conectividad emergieron a la luz como erupción volcánica.

Uruguay: pobreza estructural y violencia funcional al capitalismo – CLAE

Esta semana el diario oficialista El Observador colgó en sus redes sociales un video, donde varias familias en un asentamiento popular transitaban sus clases virtuales. Las imágenes hablaban por sí solas. La conectividad, los materiales, varios hermanos en una misma habitación estudiando, la casa lloviéndose en medio de la clase virtual.

El contraste de esta situación con las declaraciones del Ministro de Desarrollo Social, generan la reacción de alguien que estuvo cautivo por años en la oscuridad y de repente mira de frente al sol. El jerarca expresó: “Los pies en el barro o el frío en la noche no impiden que la gente tenga una garra enorme” y con el “entrenamiento adecuado llegue muy lejos «.(3) La meritocracia a todo galope.

Va bala

En la última semana se registraron tres casos de abuso y autoritarismo policial. Una persecución en pleno centro de Montevideo terminó con la muerte del conductor perseguido. Los argumentos policiales fueron que el auto y el conductor estaban requeridos, y que éste abrió fuego primero. Nunca se encontró el arma.

Por esta persecución, los policías chocaron a un taxista que quedó internado. Chocaron a otro auto donde viajaba una pareja con su beba y los bajaron apuntándoles con armas.

El día jueves 15 un hombre se atrincheró en una pensión con cuchillos y fue ultimado por la policía. Una niña de 12 años murió por una bala perdida y un hombre de 29 años mientras esperaba el ómnibus falleció a causa de otra bala perdida por un enfrentamiento entre policías y delincuentes.

Conmoción: Policías asesinan a una mujer en México, en un hecho similar al crimen de George Floyd | La Opinión Austral

El fin de semana se conoció la sentencia de otro caso de abuso policial que aconteció en noviembre de 2020. Ocho policías indagados, cuatro procesados, uno de ellos con antecedentes por abuso policial y amenazas. Otra persecución y disparos de los uniformados fue el hecho desencadenante.

La única diferencia con la primera persecución fue que una bala pegó en el brazo del conductor y otra quedó alojada en el asiento del mismo a centímetros del pulmón. Incluso los policías plantaron un arma en la escena de los hechos que no tenía huellas y que estaba registrada en el Ministerio del Interior. Las pruebas de parafina para restos de pólvora, dieron positivo en los policías y negativo en el conductor. La defensa del sindicato de los policías se retiró del caso.

Esto no pretende ser una crónica policial de la semana, sino dar cuenta del clima en el que se está viviendo en Uruguay. Las fuerzas policiales tienen a un ministro que se declara “hincha” de éstas. Donde se precisa profesionalidad, mando, estrategia, se tiene a un barrabrava (Jorge Larrañaga) como mandamás.

El propio ministro fue derrotado en la interna de su partido (Nacional, el mismo que el del presidente Lacalle) y nuevamente derrotado en las urnas cuando la población le votó NO a su propuesta de reforma constitucional “Vivir sin miedo”. Básicamente constaba de sacar dos mil militares a la calle como apoyo a la policía y mano dura con el aumento de penas de determinados delitos relacionados con la propiedad.

Esta reforma se coló por la ventana y entró en la “ley ómnibus” de la Ley de Urgente Consideración. Los militares no están contemplados pero se le ha dado piedra libre a los policías. Desde la tribuna su jefe los arenga y por televisión amenaza a delincuentes mientras llama a la DEA estadounidense, dice que para combatir el narcotráfico.

Uruguay. Cuando la reunión no es un derecho: represión, ajuste y crisis – Resumen Latinoamericano

El ministro se empeña en mostrar que los delitos han bajado sensiblemente por pura y exclusiva gestión suya y no por la pandemia, como ha sucedido alrededor del globo. Incluso se le ha cuestionado la metodología con la que se miden los delitos. (4) Mientras, el Presidente se empeña en mostrar que la situación económica es por la pandemia y no por gestión suya. ¿A quién le creemos?

Así las cosas. La desigualdad agiganta su brecha cada vez más. Parece que existieran dos Uruguay. Hoy surge otra generación condenada a la desnutrición, a la marginalidad, con un futuro opaco, inalcanzable. Similar a la del 2002, nuestra última y catastrófica crisis. Cercana al narco, lejos de un libro. El aeropuerto queda más cerca que un trabajo digno. Las balas más rápidas que la luz en un cuarto oscuro que se llueve.

El proyecto de la oligarquía local parece que vuelve a posicionarse en el mismo lugar, como cada veinte años, donde el país vuelve a crujir y los de abajo a juntar los pedazos del derrumbe.

Arriba el regocijo, los paraísos fiscales, las exportaciones, el champagne y los barrios privados al alza. Abajo el desempleo, las ollas populares, la pobreza creciente, los sueños que se marchitan. El descontento empieza a fermentar.

Artículo publicado originalmente en Periferia.


Notas:

(1)»La larga lista de implicados cita contadores, abogados, políticos, deportistas, artistas, y empresarios. Pero también, a propietarios y directores de grandes medios de prensa, como El País, El Observador y Búsqueda, que operan cuentas en paraísos fiscales.

Otras figuras destacadas de la política y el deporte como Ignacio de Posadas, Sergio Abreu, Edgardo Novick, Rodrigo Goñi, Pedro Bordaberry, Jorge Sanguinetti, Antonio Marchesano, Ricardo Zerbino, Daniel Weiss, Orlando Dovat, Francisco Gallinal, Eugenio Figueredo, Pablo Forlán, Paolo Montero, Juan Pedro Damiani, Julio Szafran, Nicolás Jodal, Ernesto Kimelman, Ricardo Peirano Peirano, Guillermo Scheck, Luis Eduardo Cardoso y Hugo Romay son algunos de los nombres que parecen citados en los “Papeles de Panamá”.»

(2) Directora del FMI pide a países que “gasten y gasten” y que no retiren los estímulos

https://www.elpais.com.uy/user/suscripcion?utm_source=article

(3)Pablo Bartol: “Los pies en el barro o el frío en la noche no impiden que la gente tenga una garra enorme” y con el “entrenamiento adecuado llegue muy lejos”

https://ladiaria.com.uy/politica/articulo/2021/4/pablo-bartol-los-pies-en-el-barro-o-el-frio-en-la-noche-no-impiden-que-la-gente-tenga-una-garra-enorme-y-con-el-entrenamiento-adecuado-llegue-muy-lejos/

(4)#LIBROSPERIFERICOS – Temporada 2 – «Ya no podemos vivir así» – Rafael Paternain

Nicolás Centurión
Nicolás Centurión

Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.

Estados Unidos: Consecuencias de la crisis de su política interna

Estados Unidos: Consecuencias de la crisis de su política interna

TIEMPO DE LECTURA: 8 min.

El descrédito del llamado “modelo estadounidense” es evidente. Un país construido en base a mitos fundacionales como por ejemplo, aquel que habla del destino manifiesto o el ser luz y faro del mundo libre, pilar de la “democracia representativa”, que se ha desmoronado con estruendo a la luz de los acontecimientos catalizados, sobre todo, bajo la actual y agonizante administración del presidente Donald Trump: arbitrariedad y brutalidad policial, violación de las libertades civiles, sobre todo de las minorías de negros y latinos, unido a una creciente islamofobia.

Realidad que ha traído consigo, disturbios raciales, violencia armada, en un marco de corrupción interna y externa a través del tráfico de influencias, como muestra transversal de la responsabilidad de la casta política y empresarial estadounidense, donde juega un papel fundamental el poderoso complejo militar – industrial. Unido a los poderosos grupos de presiónsaudí, sionista y energético. Todos ellos marcando líneas de acción de política interna y externa, donde Trump ha generado una crisis de liderazgo de su país, lo que además refleja un debilitamiento como modelo a seguir en el plano hegemónico occidental.

Sumemos a ello las conductas irresponsables de la administración Trump, en materia de combate al Covid 19, que convirtieron al derrotado mandatario estadounidense en un líder negativo, considerado un negacionista y en constante entredicho con sus asesores del mundo científico. Un presidente con características megalómanas con permanentes medidas de obstrucción, para contender con la epidemia, que ha convertido a Estados Unidos en el país con mayor número de contagios (16 millones) y muertos del mundo (300 mil al 11 de diciembre del 2020). Y, sin visos que esta realidad cambie en los próximos meses, profundizando la crisis económica, que ha traído aparejada esta pandemia global.

La situación política interna, agudizada por el desconocimiento de Trump del triunfo del demócrata Joe Biden, en las elecciones del pasado 3 de noviembre y sus intentos de deslegitimar esa victoria en forma verbal y práctica. Es decir, usar las redes sociales y declaraciones a los medios de información unido a su campaña judicial, desestabiliza a las instituciones estadounidenses. Crea una atmosfera de descrédito en las instituciones de esa democracia. Incrementa la división social, genera una brecha racial, entre aquellos que mayoritariamente apoyaron al multimillonario y aún presidente y que significó 74 millones de votos y aquellos que ven en Trump un peligro a lo que denominan como “la democracia estadounidense” y que constituyen81 millones de votos, la más alta cantidad obtenida por candidato alguno, en este caso Joe Biden.

Un Estados Unidos desestabilizado en lo interno, no es garantía de fiabilidad en el plano de su política exterior. Esto, pues puede ser conducido por mentes afiebradas, por los sectores más belicistas, quienes pueden generar una salida hacia el exterior de las fronteras como una manera de descomprimir la situación interna. Aglutinar a los “patriotas” en torno a una hipotética amenaza de una potencia al otro lado del Atlántico o el Pacífico o un hipotético peligro que pueda sufrir alguno de sus aliados, como el régimen sionista, Taiwán, Colombia o un aliado europeo. Un peligro que se incrementa por el potencial nuclear estadounidense, que según datos signado para este año 2020 dispone de dos mil ciento cincuenta ojivas nucleares activas (1.950 de ellas estratégicas y 200 tácticas) a lo cual hay que sumar 2.800 en reserva y 3 mil almacenadas para su desmantelamiento, para un total aproximado de 8 mil armas nucleares, distribuidas en silos, en submarinos y aviación estratégica en permanente vuelo. No olvidemos, que parte de estas armas están dispuestas, en un porcentaje importante de sus 800 bases militares distribuidas a lo largo del mundo.

Esa inquietud que rodea a los gobiernos del mundo respecto a la posibilidad que los problemas internos de Estados Unidos deriven en una crisis internacional  se incrementan con la nula confianza que se tiene en el actual mandatario, la falta de cumplimiento en sus compromisos internacionales (por ejemplo el llamado Plan Integral de Acción Conjunta referido al acuerdo nuclear con Irán) que fue firmado por el ex presidente Barack Obama y luego borrado de un plumazo por Trump, para así satisfacer los anhelos de sionistas y saudíes en su pugna contra Irán.  Un Estados Unidos acusado permanentemente de un doble rasero cuando se trata de la lucha contra el terrorismo. Esto, porque gran parte de esos grupos, que actúan principalmente en el Magreb, Asia occidental, Asia central, han tenido el aval y apoyo del propio Washington sus aliados israelíes y la casa al Saud, quienes de esa forma han pretendido defender los intereses geopolíticos de Washington en esas partes del mundo.

Una política exterior, que se ha concretado, en innumerable oportunidades, incluso  ignorando, los propios intereses de sus aliados, por ejemplo de la organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) impulsando intervenciones militares, obligando a los gobiernos europeos a hacerse parte de una estrategia global de sanciones contra los países listados por Washington y al mismo tiempo utilizar las instituciones internacionales, de las cuales Estados Unidos se retiró de muchas de ellas, les quitó el financiamiento o simplemente las desconoce (Consejo de derechos Humanos de la ONU, UNICEF, UNESCO, Organización Mundial de la Salud, Corte Penal Internacional entre otras), para presionar la adopción de medidas sancionatorias, con bloqueos, embargos y desestabilización, que generan situaciones de conflicto y crisis humanitarias globales.

Ha sido notorio como las diferencias entre Estados Unidos y parte de sus aliados como por ejemplo Francia, Gran Bretaña y Alemania, ha llevado a la toma de decisiones, con amenazas incluso de sanciones contra ellos sino se sumaban a la política de hostilidad contra China o continuar en el Plan Integral de Acción Conjunta con Irán. Con Alemania se llegó a la decisión de retirar parte de las tropas estadounidenses estacionadas en bases militares en ese país europeo y trasladarlas a Polonia, exigiendo, a su vez, el denominado “pago de la factura militar” que según Trump, Alemania le debe a Estados Unidos por su protección. Un Estados Unidos decidido a imponer su visión de mundo, sus propias leyes al margen de la Carta de las Naciones Unidas como ha sido el apoyo irrestricto otorgado al régimen sionista, para seguir con su política de colonización y ocupación de Palestina. Negándose a utilizar el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para establecer el uso del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas,  por constituir Israel una amenaza y un quebrantamiento de la paz.

En América Latina su política de hostilidad contra Cuba y Venezuela ha sido una constante. No ha cesado de implementar lo que denomina una política de máxima presión, incluyendo la organización de ataques armados desde suelo colombiano contra Venezuela (con participación de mercenarios estadounidenses), uso de herramientas propias de las Guerras Hibridas y una política sancionatoria en todos los ámbitos, que tiene sumergida a Venezuela hoy en una profunda crisis.

Lo mencionado de la política estadounidense y en especial de la administración Trump no cesará por el mero hecho de un cambio de gobierno. No tengo muchas esperanzas en un cambio radical en las acciones desestabilizadoras contra numerosos países y sociedades de nuestro planeta o que finalicen los procesos de colonización y ocupación del pueblo saharaui y del palestino. O, que cese la guerra de agresión contra Siria, Yemen, Irak o termine de una vez la hostilidad contra Venezuela. El presidente estadounidense electo, Joe Biden, no es garantía de solución. Constituye una incógnita el saber, por ejemplo ¿Volverá a ser parte del acuerdo nuclear con Irán? ¿Volverá a reestablecer relaciones con Cuba? ¿Terminará la guerra comercial con China? ¿Cesarán las amenazas en el mar meridional de la China? Lo que sí es evidente, es la demostración del impacto negativo que la inestabilidad estadounidense genera en el mundo y sobre todo los intentos destructivos de esa nación de reescribir la historia a su antojo, con relación a una visión de mundo que hemos detallado referidos a esta idea del destino manifiesto, en el marco de los elementos del carácter nacional estadounidense.

Estados Unidos representa un peligro para nuestros países. Es una nación con búsqueda constante de objetivos signados como el MAL, a quienes enfrentar como un llamado específico de defensa de un modo de vida, que a estas alturas, está más que cuestionado. Una realidad que suele explicar que la necesidad de armarse y rearmarse y que ha sido una justificación, para el desarrollo de su complejo militar industrial, que dinamiza su economía, haciéndola parte de un engranaje imposible de detener, sin que ello signifique una crisis económica de envergadura. Estamos en presencia de un país dotado de un misticismo mesiánico peligroso, para su sociedad y para el resto del mundo, que impulsa a sus gobierno, apoyado por su poder político, financiero, mediático y grupos de presión, para cometer una serie de atropellos, no sólo a nivel externo, sino también a nivel de política doméstica, como lo hemos observado en estos meses de tensiones raciales, sociales, en plena crisis sanitaria y en elecciones generales, que han demostrado que la cacareada democracia estadounidense es simplemente un bluf.

Las consecuencias que se están viviendo, con la agudización de las dificultades de la política interna muestran, desigualdades sociales, mal manejo de la pandemia sanitaria, que en un marco de crisis del proceso de globalización muestran, igualmente y con evidencia el fracaso del unilateralismo preconizado por Washington. La prueba palpable que las instituciones de una democracia en entredicho, en tierras norteamericanas, necesitan un profundo y medular cambio, es la crisis constitucional y la violencia social, que ha traído la disputa por la presidencia, que aún no se resuelve y que dan cuenta que sus dificultades internas están en el marco de las complejidades que el mundo ofrece. Desafíos que deben ser asumidos por las administraciones estadounidenses, que a la luz de los resultados aún no ratificados, debería estar en manos del demócrata Joe Biden.

Desafíos que van desde el cambio climático, pasando por un multilateralismo, que muestran el resurgimiento de potencias y el desarrollo de otras, que ponen en entredicho la hegemonía occidental y que amenazan con causar un vuelco inevitable a las relaciones internacionales. Lo sostenido, no debe descuidar nuestra necesaria atención, a este mes que queda del aún mandato de Donald Trump. Un mandatario agónico pero bien sabemos el peligro de las fieras heridas. Un mandatario que ha llevado a su país a enfrascarse en fuertes divisiones, que las ha volcado, fundamentalmente, cada día más hacia la política exterior y que constituye hoy, a fines de este año 2020, la mayor amenaza a la seguridad que enfrenta la humanidad.

Artículo publicado originalmente en segundopaso.es

Pablo Jofré Leal
Pablo Jofré Leal

Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid. especialista en temas de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de revista digital www.politicaycultura.cl

Cuando la reunión no es un derecho: represión, ajuste y crisis en Uruguay

Cuando la reunión no es un derecho: represión, ajuste y crisis en Uruguay

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

La noche del primero de noviembre, en la plaza Líber Seregni del centro de Montevideo, la policía uruguaya reprimió con balas de goma a un grupo de jóvenes que se encontraba tocando el tambor. El hecho fue documentado por varios transeúntes y personas que se encontraban allí, donde claramente el accionar policial excedió cualquier pretensión de diálogo en pos de que la gente no se aglomerara.

Incidentes en Plaza Seregni. Foto: Francisco Flores

La excusa fue el contagio de coronavirus, pero simplemente fue un intento fallido más del ministro del Interior Jorge Larrañaga de hacer una demostración de fuerza y llevar adelante su política de mano dura contra la supuesta delincuencia. Pero en menos de 24 horas se registraron más de 13 operativos de esta índole en cinco departamentos distintos del país. Mismo modus operandi, mismo objetivo. 

La artillería de los medios de comunicación masiva salió raudamente a apoyar el accionar policial, obviando los excesos y culpando a las personas que estaban reunidas al aire libre. La práctica de estigmatización de la juventud y los sectores populares es sistemática.

Cada marcha, concentración y aglomeración que convoque las organizaciones sociales es la razón de todos los contagios de covid-19 en Uruguay según los medios de comunicación. Pero las aglomeraciones en el puente de Punta del Este cada fin de semana, de los turistas brasileños en Rivera (donde por meses fue el lugar con más casos de covid-19) que concurren a los free shops, no son reprimidas.

Tampoco la idea es que haya represión. Hasta el momento no hay toque de queda en Uruguay, no hay ninguna ley que prohíba la concentración de grupos de gente ni aglomeraciones y el gobierno solo ha trabajado en base a las exhortaciones. La cuestión es la arbitrariedad y la falta de criterio del ministro del Interior para estos operativos. Este es uno de los motivos por el que el centroizquierdista Frente Amplio interpelará al ministro Larrañaga. en los próximos días.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) informó que recibió “con preocupación” las denuncias de organizaciones sociales uruguayas sobre los operativos policiales realizados el fin de semana con el argumento de disolver aglomeraciones en el marco de la pandemia de coronavirus.

En su cuenta de Twitter, la CIDH se refirió específicamente al operativo de la plaza Seregni, en el que tres agentes de la Policía fueron heridos y hubo más de 12 detenciones. En este sentido, la CIDH llamó a Uruguay a “adoptar un enfoque de derechos humanos” en este tipo de operativos, “garantizando el derecho de reunión pacífica.”

 Pronta las medidas, prontas las botas

El eje discursivo cada día se corre un poco más de la derecha a la ultraderecha. La inseguridad -que fue el caballo de batalla de la derecha para acceder al gobierno-, sigue siendo su motor para cerrar su proyecto donde el ajuste económico deja fuera a muchos sectores de la población.

Lo cierto es que las políticas del centroizquierdista Frente Amplio en sus quince años de gobierno no fueron muy distintas de lo que hoy en día son las del gobierno de la Coalición Multicolor en materia de seguridad, pero se puede observar es una tónica más agresiva y que los votantes de la derecha están deseosos de que se aplique la mano dura y plomo contra los “delincuentes”.

Igualmente esto no es patrimonio exclusivo de los votantes de la derecha sino que dentro de las filas del Frente Amplio este discurso caló hondo también. Claro ejemplo es el plebiscito del año anterior, impulsado justamente por Jorge Larrañaga, donde se pretendía militarizar la policía. Aunque no alcanzaron los votos necesarios, obtuvo un apoyo de más de 45% de los votantes.

El diputado del ultraderechista y militarista Cabildo Abierto, Eduardo Lust planteó su disconformidad con el accionar policial ya que no existe una ley que prohiba las reuniones consagradas por la Constitución. Entonces le propuso al presidente Luis Lacalle Pou que aplique las llamadas medidas prontas de seguridad.

Estas son un mecanismo constitucional, una especie de estado de excepción con libertades civiles suspendidas, donde la última vez que se aplicaron, en los gobiernos de Jorge Pacheco Areco y Juan María Bordaberry (1967-1973), ambos del Partido Colorado, hubo muertos, graves represiones y demás abusos policiales por parte del Estado.

Por ejemplo, Pacheco decretó las medidas prontas de seguridad y gobernó con ellas 1.117 de los 1.541 días de su mandato. En su gobierno se sucedieron cientos de protestas contra su gestión y en una de ellas sucedieron los asesinatos de Susana Pintos y Liber Arce, que marcaron la inauguración de una escalada represiva que da como saldo negativo los primeros mártires estudiantiles.

Sistema-muerte

La versión de dos detenidos sobre lo ocurrido en la Plaza Seregni - Información - 03/11/2020 - EL PAÍS Uruguay

«El capitalismo ha muerto, y nosotros vivimos dentro de su cadáver, buscando a tientas una salida de su putrefacción, en vano”, escribe el filósofo y activista Franco “Bifo” Berardi. Las alternativas al sistema adquirieron la peor cara posible: pastores evangélicos conservadores, millonarios populistas, negacionistas del cambio climático, terraplanistas, militares golpistas y más. Marginales políticos del sistema, hoy se amontonan en un frankenstein peligroso que solo puede conducir al abismo.

Los gobiernos progresistas con avances importantes, pero que solo pudieron aminorar la marcha de la topadora capitalista, se rindieron ante los mandatos del neoliberalismo financiero intentado limar los costados grotescos del sistema, intentando colocar un rostro humano, en un oxímoron que da risa si no fuera que en el medio se siguen postergando a los naides de este sistema.

Pandemia, una de las palabras estrella de este 2020 significa etimológicamente: “reunión del pueblo”. Contradictorio con lo que se ha traducido en nuestras vidas y nos ha aislado con otros. En el trabajo, en el sindicato, en el centro de estudio, en los vínculos humanos elementales.

La reunión del pueblo se viene gestando, desde abajo y a fuego lento. Los movimientos sociales son los que están poniendo el cuerpo y el rostro ante el ajuste de la oligarquía local y el lomo ante la represión estatal. La dirigencia y toda la estructura del centroizquierdista Frente Amplio debe de ponerse a la altura de las circunstancias ya que una nueva crisis se aproxima en el horizonte y recién se le está corriendo el velo a las consecuencias de la pandemia.

La crítica y la denunciología se vuelven estériles si no se acompañan con propuestas. El tiempo dirá…

Artículo publicado originalmente en estrategia.la

Nicolás Centurión
Nicolás Centurión

Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.

Irrenunciablemente optimistas

Irrenunciablemente optimistas

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

En la Asamblea General de Naciones Unidas realizada allá por 2006, el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías decía “creo que hay razones para que seamos optimistas, irrenunciablemente optimistas… Porque más allá de las amenazas, de las bombas, de las guerras, de las agresiones, de la guerra preventiva, de la destrucción de pueblos enteros, uno puede apreciar que se está levantando una nueva era[1]”.

También en ese momento, el Comandante Eterno, señalaba que los imperialistas iban a vivir como una pesadilla las décadas que vendrían. Y no se equivocaba.

Nuestra América

Las recientes victorias populares en Bolivia y Chile, no sólo dan aires frescos a las siempre hostigadas Venezuela, Cuba y Nicaragua; también comienzan a esbozar las posibilidades concretas para de una rearticulación de los países progresistas en la región.

A estas victorias habrá que añadirle los procesos en disputa con final incierto que aparecen en el horizonte: las elecciones en Ecuador a principios del 2021, las elecciones en Perú pocos meses después, y las previstas en 2022 en Brasil, Colombia y Paraguay. El mapa que estuvo inclinado a la derecha en el último lustro, puede virar y retomar nuevamente lo que se conoció como Diplomacia de los Pueblos.

Lo decíamos en oportunidades anteriores, la derecha pro imperio, pro neoliberalismo, no tiene un proyecto alternativo. Lo que proponen es viejo, caduco, senil. El hartazgo de los pueblos se vio reflejado a finales del año pasado, no sólo con las elecciones en Argentina, fundamentalmente en los procesos de luchas populares en Chile, Colombia, Brasil, Perú y varios países de Centro América.

Lo que suceda en las elecciones de este 3 de noviembre en los EEUU, significará que ese reacomodo progresista sea más o menos complejo, pero en ninguno de ambos casos el ocupante del Despacho Oval de la Casa Blanca dormirá tranquilo. Por más dinero que inyecten en ONG’s, por más que intenten comprar voluntades de jueces, fiscales, periodistas, funcionarios o incluso presidentes, la voluntad de los pueblos se impondrá.

Al imperio norteamericano se le descalabraron las estructuras y por más que aún conserve muchas de las herramientas de presión sobre nuestros gobiernos, eso no modifica la conciencia histórica y los procesos de lucha que han venido madurando lentamente pero a paso firme.

Eurasia en el ojo de la tormenta

A esa voluntad irreverente, rebelde y osada de los pueblos de Nuestra América; a la debilidad global -cada vez más acentuada- del imperio del norte, se suman las frustradas estrategias para descarrilas a sus rivales y al gran bloque euroasiático que representan Rusia y China.

La gira de Mike Pompeo por Asia tuvo como protagonistas a Indonesia, Sri Lanka y Maldivia, pero en ninguno de los casos parece haber una respuesta favorable a EEUU. Retno Marsudi, ministra de Relaciones Exteriores de Indonesia, aseguró que su país quiere “un mar de China Meridional estable y pacífico en el que se respete el derecho internacional“, en tanto que el presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, afirmó a Pompeo que no estaba dispuesto a poner en peligro la independencia su país, al tiempo que negó que éste pudiera caer en la trampa de la deuda china.

Según el experto en Asia y Oceanía, Dmitri Mosiakov, EEUU pretende forjar una alianza indopacífica para acorralar a China. Según afirma el analista la intención de Pompeo es construir un bloque antichino con eje en Japón, Australia, India y EEUU. Estrategia donde Singapur, Vietnam, Indonesia y Tailandia son piezas claves para construir esta imagen negativa alrededor del gigante asiático.

Producto de las constantes agresiones de EEUU a su país y pese a todos los esfuerzos por bajar las tensiones, el mandarín Xi parece haberse cansado. Hace algunas semanas, en una visita al cuerpo de marines en Chaozhou (Guangdong), el mandatario conminó a “mantener un estado de alta alerta y de colocar sus mentes y energía a prepararse para la guerra“.

Lo decíamos en anteriores oportunidades, EEUU está jugando con fuego -¡Literalmente!- al pretender arrinconar en simultáneo a Rusia y a China. Flor de susto se llevaron los piratas británicos ante la avanzada de submarinos rusos en el atlántico. Las presiones desde la OTAN a Rusia parecen haberse convertido en un revés y el voluptuoso poderío militar ruso hará pensar dos veces a los países europeos antes de embarcarse en una conflagración contra el oso euroasiático.

Según el analista mexicano Alfredo Jalife Rhame, mientras en EEUU, Demócratas y Republicanos se pelean por llegar al Despacho Oval, Putin aplica la Doctrina Estrada, sin mencionarla, debido a la participación de Rusia en el equilibrio estratégico global, intentando relacionarse civilizada y diplomáticamente con los norteamericanos.

Jalife sostiene que en declaraciones a Rossiya TV, el presidente ruso sostuvo que “Trabajaremos con cualquier futuro presidente de EU, a quien el pueblo estadunidense otorgue su voto de confianza”. Al mismo tiempo agregó que “Lo que sucede en EU es el resultado de sus procesos políticos internos y sus problemas”.

Medio Oriente también mira con expectativas

Las monarquías del Golfo, sobre todo Arabia Saudí, saben que gane quien gane, seguirán siendo compradores de su petróleo y un mercado para seguir comprando armamento para la guerra contra los Huties yemeníes.

El ente sionista seguirá apostando por un triunfo del magnate de peluquín, dado el apoyo que Trump ha hecho hacia el régimen de Tel Aviv y sus incansables intervenciones no sólo contra los palestinos, sino contra sirios y otros vecinos.

Por su parte Irán apuesta a una victoria Demócrata, aspirando a que el ganador que llegue a la  Casa Blanca, retome la política de diálogo y negociación que había encaminado el ex presidente Barack Obama.

De todas maneras, este escenario se da en un contexto de derrota militar y simbólica en muchos de los países donde intervino. El especialista militar The Saker analiza las derrotas en Afganistán, Irak, Siria y Yemen, al tiempo que señala que Irán lentamente está expulsando de esos territorios al imperio norteamericano.

La decadencia militar es un fiel reflejo de que ese imperio que durante los 90 parecía indestructible, ya no es tal. No sólo Rusia y China se le plantaron, países de menor envergadura han demostrado que se podía derrotar en ese campo a los norteamericanos.

La manzana podrida son ellos

La descomposición del sistema norteamericano llega a grados inesperados hace menos de una década atrás. La posibilidad de escenarios violentos hacia lo interno de EEUU estaban ocultos por la corporación mediática (naturalizados), pero ese pueblo también comienza a decir basta.

Todo lo anterior reafirma el debilitamiento de la potencia del norte. Esto no es ni más ni menos que eso, un debilitamiento. Algo que vuelve aún más peligroso tanto a un Trump como a un Biden, por más que el segundo pueda intentar retomar la tradicional diplomacia demócrata.

El escenario es una buena posibilidad para que nuestro continente vuelva a tomar las riendas de su destino y que avance una segunda oleada progresista que fortalezca la construcción materializada inicialmente por Chávez, Fidel, Kirchner, Correa, Lula, Evo y tantes otres.

Las palabras del Comandante Chávez en la ONU allá por 2006 vuelven a tomar relevancia sustancial si se mira el mapa, los acontecimientos políticos y las dificultades que enfrentan los gobiernos cipayos del continente para hacer frente a las luchas populares. Podrá ser tortuoso, complejo o doloroso, pero todo indica que -como Chávez- debemos ser irrenunciablemente optimistas.


[1] https://www.youtube.com/watch?v=OuYG4xiiKE0&ab_channel=Sucreranda-LaguerraporVenezuela

Nicolás Sampedro
Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

Inseguridad(es) y el miedo como ingrediente del fascismo

Inseguridad(es) y el miedo como ingrediente del fascismo

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

En campaña electoral y prácticamente durante los gobiernos frenteamplistas, la seguridad fue el caballo de batalla de la derecha que en este tema encontró una grieta para minar la imagen del centroizquierdista Frente Amplio. 

¿De qué hablamos cuando hablamos de inseguridad(es)? 

Cuando hablamos de inseguridad generalmente se hace en singular como si existiera un solo tipo. Por eso, una de las primeras barreras a saltar es la del lenguaje y su representación. Ya que opera y construye realidad, si entendemos que el lenguaje es la forma por la que  conocemos o por lo menos que codificamos. Ante esto tenemos que hablar entonces de inseguridades en plural. 

Existe una matriz que nos condiciona, dispositivos que producen sentido donde se visibilizan, se les da más foco, se hace hincapié y otras prácticas, que ponen en el centro de atención a algunos delitos y a otros no. Una maquinaria comunicacional que opera a gran escala, reforzando distintos valores y preconceptos sobre determinados sectores de la población. Generando procesos de subjetivación que terminan definiendo una perspectiva sobre más seguridad del país.

Se apela a sentimientos primarios: angustia, dolor, rabia. A situaciones donde se hayan tenido experiencias traumáticas. Las soluciones a las que se acude rápidamente son: cárceles, policías, penas más duras. Todo desde una óptica meramente punitiva. Se empieza a desplegar todo un mecanismo jurídico-policial para dar “solución” a un tema policausal y que se debe de intervenir desde distintas perspectivas.

Las soluciones que se plantean ante este fenómeno, son de tipo “mágico”, efectista, instantáneo e inmediato. Se pretende que ante penas más duras los delincuentes desistan de cometer delitos. Ante una policía efectiva en tema de arrestos y una justicia que condene con celeridad, los delincuentes opten por no delinquir más. 

A pesar de los gobiernos de distinto signo, los delitos siguen aumentando considerablemente. En el año 1987 el 80% de los uruguayos se sentían inseguros en su barrio. En la década del 90 se dispararon las cifras de ciertos delitos y además empezó a consolidarse la infantilización de la pobreza producto de las políticas neoliberales de los gobiernos de ese entonces. La década del 90 fue la antecesora a la crisis del 2002, donde se fue gestando un proceso de pauperización de la población y en varios ámbitos de la sociedad. Como ser la educación, la seguridad pública, la salud, etc.

¿Qué hace la crisis del 2002? Reaviva los viejos temores de la desidentificación. El peligro no es necesariamente la gente pobre, los sectores más postergados y vulnerados de este sistema, sino que el peligro sería quedar como ellos. El temor a la pérdida de un cierto status social, de una potencia económica, de un sistema de valores, el temor se vuelve hostilidad. En 2004 el 51% confesó miedo ante personas pobres que habitan ciertos barrios o asentamientos. El 8% ante desocupados o marginales. 

De la hostilidad a los discursos de odio, a los linchamientos, la justicia por mano propia. Se carga las tintas sobre un sector de la población que no es la que genera las desigualdades ni acumula riqueza sobre las espaldas de sectores empobrecidos. De allí el odio a los pobres, a los inmigrantes y a cualquier minoría. Se vuelven amenaza para sectores de la población que se autoidentifican dentro de la ficción de la clase media, pero que hasta hace no mucho engrosaban la lista de los sectores al que le echaban la culpa de todos los males de la nación. 

¿Dónde estamos?

Uruguay posee una de las tasas de encarcelamiento más altas de América Latina. Esto desmiente el imaginario colectivo de que la policía y el sistema judicial dejan libres a los delincuentes o entran por una puerta y salen por otra. De igual manera, no es algo de lo que estar orgullosos, porque las cárceles están atestadas de jóvenes pobres menores de 29 años. En un país donde seguimos siendo los mismos tres millones de siempre, tenemos el futuro obturado.

Varios sectores y votantes del Frente Amplio han caído en la trampa de la derecha casi que sin ayuda. El discurso del progresismo hoy se afilia a las tesis y la retórica de la derecha, con consignas punitivistas y que enrostra en la cara de los votantes de la coalición multicolor de derechas, cada vez que se comete un homicidio. Lo mismo que hacía la derecha y que pedía la renuncia de los ministros del Interior cada vez que se cometía un delito. 

La salida que se propone sigue siendo la misma por la que entramos en este problema. Más cárceles, más dispositivos punitivos, más policías, más militares, más represión, cortando por el lado más fino la cuerda y después nos asustamos cuando la bomba nos explota en la cara.

Por más que la derecha cuando gobernó y gobierna, sigue ensanchando la brecha de desigualdad en la población y alimentando las condiciones en las cuales se reproduce la delincuencia, y el progresismo haya tratado de paliar esa situación; las políticas en seguridad no han diferido mucho. Lo que en los 90 se llamaban razzias, en el período progresista eran “operativos de saturación”. Con la izquierda se construían planes de ayuda social y con la derecha se sostuvo el mismo garrote de los sectores concentrados de poder.

La derecha captó el descontento, se propuso como la salvadora de la República ante el “caos reinante de la delincuencia.” Hoy al ser gobierno, ajustan más la perilla y la represión es algo que les surge de los poros y más con una formación que tiene a la ultraderecha militar en su seno. Pero como decíamos, el progresismo se posicionó del otro lado del mostrador con un discurso “ asusta viejas” y no con una propuesta superadora del palo y la cárcel hacia los pobres. 

Como plantea el psicólogo y jesuita Martín -Baró precisamos “modelos de identificaciòn que, en lugar de encadenar y enajenar a los pueblos, les abra el horizonte hacia su liberación y realizaciòn.”

Artículo publicado originalmente en Periferia

Nicolás Centurión
Nicolás Centurión

Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.

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