No se puede gambetear a la naturaleza

No se puede gambetear a la naturaleza

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POR MAIA CUBRIC*

La semana pasada, la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, con el aval del intendente del distrito, Fernando Gray, aprobó a Racing Club para avanzar en la construcción de un predio deportivo en la zona del humedal Laguna de Rocha, en Esteban Echeverría. Esa porción de suelo, en la que el club pretende avanzar con las obras, es considerada una reserva natural. Y, entre otras cosas, construir allí implicaría no solo la destrucción de la biósfera existente, sino también un peligro de inundación para los barrios aledaños, como lo es el barrio 9 de Abril.

Pero para empezar de manera ordenada (porque son varias las jugadas en las que la Academia queda en offside), la comunidad se enteró de la noticia cuando el club lo anunció en su página web. Y aunque en ese sitio de internet se puede leer que se va a trabajar en conjunto con las organizaciones ambientalistas y zarazas varias, lo cierto es que les vecines expresaron que no hubo consenso, y que, obviamente, la aprobación se llevó adelante a sus espaldas.

Asimismo, el Colectivo Ecológico Unidos por Laguna de Rocha sacó un comunicado que decía: “El martes 23 de junio vecinos/as y ambientalistas de Esteban Echeverría leímos con sorpresa la nota del medio El Diario Sur, donde se informaba que fueron aprobadas las obras del predio de Racing Club dentro de los límites originales del humedal que conforma la Reserva Natural Integral y mixta Laguna de Rocha, en Esteban Echeverría. Esta gestión se llevó a cabo a pesar de que en la última reunión realizada en conjunto este tema no fuera tratado, sino quitado silenciosamente del temario. Y, en detrimento, de la lucha histórica por preservarla”.

Intereses, insistencia y una bocha que pinta mal

Durante el gobierno de Néstor Kirchner, en el 2009, se les otorgaron a Racing y a Boca 64 hectáreas en el humedal de Laguna Rocha, las cuales fueron divididas en 32 metros cuadrados para cada club. Al tiempo, Racing tomó posesión del predio y empezó a iniciar el proyecto de construcción que duró muy poco porque les vecines y activistas pusieron una orden cautelar, mediante la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires, que estuvo vigente hasta el 2019. Elles denunciaban el impacto que tendrían las obras en el ecosistema y el peligro que implicaría en términos de inundaciones para les habitantes del lugar.

Lo cierto es que la naturaleza avisa, pero el ser humano pareciera no escuchar. Un ejemplo, quizá explicativo, de la urgencia de tomar en serio los llamados de atención de la naturaleza, fueron las obras inconclusas del ex piloto y gobernador de Santa fe, Carlos Reutemann. Las mismas podrían haber evitado la muerte de más de treinta personas en la inundación más grande la historia de Santa Fe, pero nadie quiso escuchar las advertencias. Nadie de los que tenía el poder, claro. Pero el punto es que la advertencia parece ser la misma: no se puede jugar contra la naturaleza, en ningún deporte, en ninguna región.

Sin embargo, Racing no entendió el mensaje y en consecuencia no retrocedió ni un paso. Y por el contrario, siguió insistiendo 11 años en construir sobre el humedal. Obviamente, ignorando el mensaje de las organizaciones ambientalistas que expresaron reiteradas veces que “el humedal y la Reserva forman parte de la cuenca media y baja del Matanza-Riachuelo y cumple una función fundamental como regulador hídrico y oxigenador, que es clave a la hora de evitar inundaciones”.

Frente a esto, el club de Avellaneda se comprometió a trabajar en conjunto con el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), con la autoridad de aplicación de la reserva y con el municipio. Pero resultó que algunos pases no fueron bien ejecutados y el intendente Fernando Gray, no convocó a los miembros de las organizaciones ambientales a revisar el informe (tarea que le correspondía por ser el presidente del Comité de Gestión), y “mágicamente” elevó el dictamen a la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires. Allí, también fue aprobado “mágicamente”, y todo muy entre comillas porque quien gestionó dicho trámite fue, ni más ni menos, que el socio de la Academia y ministro de Justicia Bonaerense, Julio Alak.

Entre otras cosas, ese dictamen expresaba: “habiendo sido sometido a tratamiento el Informe del Racing Club (su plan de obras más Evaluación de Impacto Ambiental) y no registrándose ni consultas ni oposiciones, se da por aprobado el proyecto”. Exactamente lo contrario a las declaraciones del geógrafo e integrante del Colectivo Ecológico Unides por Laguna de Rocha, Gabriel Videla, que afirmó hace una semana que “el tema no se trató en la sesión y no existió el comunicado que Gray afirma fue sometido a consideración”. Y de hecho, esos estudios tan mencionados por el Intendente y su equipo, no están a la vista, por lo que no son más que palabras que pretenden justificar la viabilidad de la obra.

La historia cuenta que desde el 2008 se quieren llevar adelante proyectos en la región del humedal (que comprende desde las inmediaciones de la autopista Riccheri, a la avenida Fair y la localidad Transradio), pero ninguno nunca pudo garantizar no generar un desastre natural.

¿Por qué la Academia sería la excepción? Sin pruebas refutables, ¿cuál es el argumento que respalda el discurso de cuidar la vida y la biodiversidad del lugar? Hay cálculos que dan resultados inequívocos: la tala, trae consecuencias fatales. ¿Cómo piensa construir Racing un predio para que entrene la Primera sin modificar la naturaleza del lugar? ¿Lo piensa? No sé cuáles serán las respuesta, pero lo cierto es que no debería mancharse al deporte con la ambición de avanzar sobre cualquier terreno y a costa de lo que sea.

Por último, para que cada lectore interprete lo que quiera interpretar, una vez dado el llamado de licitación para dar inicio a la primer fase del proyecto, se comenzará con la limpieza y nivelación del terreno a la altura de la autopista Riccieri. Luego de esto, las siguientes fases tendrán como objetivo la construcción de un edificio central de 3500 metros cuadrados, cinco canchas y algunas obras más, que no tendrían por qué modificar la composición del lugar. ¿Qué más natural que un predio de alto rendimiento? Todo, claramente.

El entrenamiento deportivo, la concentración, el fútbol, el equipo, son prácticas necesarias pero que deben pensarse en el marco de una sociedad que no arrase con todo cuanto tenga enfrente. No servirá de nada llenar la tierra de canchas, si eso implica la propia destrucción. Y si por años, décadas, siglos, se ignoró ese mensaje, en este contexto que nos propone la urgencia de pensar otra alternativa de construcción, tiene que ser contemplada la salud humana y el ambiente. Por eso, la tarea es ponerse la camiseta y de movida empezar a cuestionar que si dejan a la sociedad en el banco, es porque se están jugando un partido en el que, de alguna forma, hay que participar.


* Hija del mar y la luna de la perla. Entiende que nada es porque sí y que por eso mismo todo 
se puede cambiar. Sueña con un mundo igualitario y confía en que la práctica es la mejor
manera de militar. Es amiga de la palabra en sus múltiples variantes, amante del arte y del
intercambio cultural.
El partido más importante que debe jugar el fútbol

El partido más importante que debe jugar el fútbol

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Por Eduard Paz*

Si bien la violencia de género y el machismo no distinguen clase social, economía o deporte alguno, es necesario hablar y ver qué es lo que sucede dentro del fútbol, un espacio donde ambas cosas parecen no tener fin. Hay que ver las herramientas que se tienen para combatir las violencias y analizar las acciones que toman las instituciones deportivas con los casos que se generan.


La violencia de género, en cualquier modo de expresión, no debe ser menospreciada. Hay que saber que es un tema muy serio y  que debe ser evitado a toda costa, en este caso por lo jugadores. Igualmente, detrás de ellos se encuentran dirigentes que muchas veces tratan de tapar lo que sucede, como quien quiere tapar al sol con un dedo.

Si nos volcamos a los delitos cometidos en estos casos, donde comúnmente hay agresiones y amenazas, el Código Penal deja bien en claro las penas a cumplir. Por agresiones y lesiones leves rige el artículo 89 que norma que “se impondrá prisión de un mes a un año, al que causare a otro, en el cuerpo o en la salud, un daño que no esté previsto”. Con respecto a las amenazas, debemos ir a delitos contra la libertad, y aqui el artículo 149 bis, explica que “será reprimido con prisión de seis meses a dos años el que hiciere uso de amenazas para alarmar o amedrentar a una o más personas”.

Uno de los casos más recientes de violencia de género en el ámbito futbolero, fue el protagonizado por Sebastián Villa, jugador de Boca Juniors, quien fue acusado de violentar y golpear a su ex pareja. Se le abrió una causa en su contra y se habla de que podría recibir de 5 a 10 años de prisión por sus actos. Por su parte, el club xeneixe le prohibió salir del país.

Siguiendo por casos similares en Boca Juniors, Edwin Cardona y Wilmar Barrios fueron denunciados por maltrato y acusados de abuso sexual por tres mujeres, pero luego fueron absueltos del caso.

River y Racing también han tenido situaciones así en el 2019. Por el lado de River, aparece Rafael Borré como el único apuntado. La denuncia fue protagonizada por la piloto de carreras Romina Elisabet Re, pero la misma luego sería levantada por un acuerdo extrajudicial. Por el lado de Racing, Jonathan Cristaldo fue acusado por su esposa de adredirla físicamente. La sanción que tuvo por parte del club fue la separación del plantel por un periodo corto de tiempo y luego volvería como si nada a las canchas.

Los actos anteriores demuestran, en su mayoría, la resolución que se tiene. Los mismos no salen de arreglar las cosas extra judicialmente (por fuera de la ley) o con una sanción mínima de los dirigentes para con el jugador. Vemos por un lado cómo, por tratarse de jugadores importantes para el plantel, se intenta que el caso quede en el olvido y que no se ensucie el nombre de al institución; y por otro, el incesante deseo de que vuelvan a las canchas y sigan desplegando su talento con la pelota, como si nada hubiera pasado.

Pareciera ser todo negativo pero hay algo bien claro: desde que se empezaron a abrir espacios de género -a veces por fuera de los clubes porque no hay una definición política de las comisiones directivas de crear espacios que discutan las lógicas machistas- algo empezó a cambiar con respecto a estos temas en las instituciones deportivas.

Feminismo Xeneize, un espacio extrainstitucional porque Boca aún no ha discutido esta cuestión, elevó un comunicado luego del caso Villa en que afirman que más que nunca están convencidas de “que la organización feminista es el verdadero camino para la transformación”, pero donde también desmuestran su preocupación en tanto “las instituciones deportivas todavía muestran dificultades para estar a la altura de las circunstancias”, reclamando que sin áreas de género institucionales y sin protocolos para actuar en casos de violencia, no hay cambio posible.

¿Qué es un protocolo de violencia?

El protocolo de violencia permite que se tomen ciertas medidas y precauciones ante los actos delictivos de violencia de género que puedan llegar a cometer los jugadores. Desde ser sancionados económicamente y apartados del plantel, hasta el punto de rescindirle el contrato y ser desligado en su totalidad de la institución deportiva.

Este protocolo empezó a ser tomado en cuenta y ser utilizado por unos pocos clubes en nuestro país. El primero en tener uno fue Vélez Sarsfield, equipo que en la actualidad no tuvo ningún caso que se asemeje a lo ya lo mencionado, dejando en claro qué es una herramienta más que positiva para cortar con todo esto.

En este contexto, viendo como se desenvuelve todo, las soluciones están en que los jugadores deben ser educados con perspectiva de género en el transcurso de su formación; que los dirigentes pongan mano dura con este asunto y que no dejen ningún espacio institucional por fuera de esta lógica; y la que es más importante: que se tomen en cuenta y tengan real incidencia los feminismos y las áreas de género en las instituciones deportivas para dar al fin como ganado este partido en el fútbol.


* Sureño instalado en la ciudad de las diagonales. Fiel pensante de que lo político y lo deportivo 
van de la mano. Apasionado y siempre al servicio de la comunicación del pueblo y su deporte.
A las pandemias, solidaridad

A las pandemias, solidaridad

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Por Miranda Cerdá Campano*

La pandemia no solo dejó al descubierto la importancia del rol del Estado para paliar semejante crisis sanitaria, sino que también puso sobre la mesa la ambición sin límites de los poderes hegemónicos y el neoliberalismo salvaje. La destrucción de la naturaleza, violentada a extremos nunca vistos por un capitalismo que hace años parece estar llegando a su fin, deja entrever que sólo la responsabilidad social y la solidaridad pueden salvar al mundo.

¿Qué tiene que ver esto con el deporte? Mucho. A raíz de la epidemia que afecta al país, varios clubes de Primera División pusieron sus instalaciones y médicos a disposición del Ministerio de Salud. Una vez más queda en evidencia el irremplazable rol social que cumplen y por qué hay que seguir defendiéndolos de quienes los ahogan con tarifazos y quieren convertirlos en sociedades anónimas.

En épocas de sometimiento a los grandes grupos económicos, hay que resistir

San Lorenzo y Racing fueron algunos de los que se pusieron al servicio del Estado y el rescate de estas dos instituciones no es casual. Ambos clubes vieron de cerca los intentos privatizadores que quisieron ahogar su rol social, apagar su historia y colonizar la pasión de sus socios en una de las épocas más crueles de nuestro país.

Lo de Racing fue efectivo a pesar de la resistencia de los hinchas. La escalada neoliberal de la década del ‘90 y principios de los 2000 no sólo se llevó puestos a varios clubes de barrio. Racing quebró en 1998 y el 1° de enero de 2001 apareció Fernando Marín con su Blanquiceleste Sociedad Anónima. El objetivo era claro: íntimo amigo de Mauricio Macri, Marín debía demostrar a través del gerenciamiento del club de Avellaneda que las Sociedades Anónimas eran necesarias.

Marín festejó el campeonato de ese año, pero luego vino la caída libre. Durante los casi 7 años que duró el gerenciamiento, miles de hinchas abogaban por la salida de la empresa y se manifestaron en incontables oportunidades en repudio a Marín. Blanquiceleste quebró en 2007 y en julio de 2008 la justicia restituyó a Racing su carácter de asociación civil. El empresario dejó a la Academia sumergida en deudas, sueldos impagos, cheques rebotados e incluso al equipo de fútbol jugando la promoción y al borde del descenso a la segunda categoría.

“De pendejo te sigo, junto a Racing siempre a todos lados
Nos bancamos una quiebra, el descenso y fuimos alquilados
No me olvido ese día que una vieja chiflada decía
que Racing no existía, que tenía que ser liquidado”

A que no saben cómo siguió la carrera de Marín. Luego de la quiebra de Blanquiceleste SA, el hombre de negocios comenzó a trabajar para el Grupo SocMa (Sociedad Macri) y los lazos con quien fuera Presidente de la Nación entre 2015 y 2019 comenzaron a afianzarse. Con Macri en la cabeza del Gobierno nacional, Marín se hizo cargo de Fútbol Para Todos y en abril de 2016 anunció que el fútbol continuaría siendo gratuito durante toda la gestión. Todos saben cómo terminó esa historia. Fue el propio Marín el que llevó a la Casa Rosada la propuesta de entregar los derechos de televisación a Fox y Turner y como si esto fuera poco, también fue la cara detrás de la degradación de la Secretaría de Deportes en Agencia.

El Club Atlético San Lorenzo no fue ajeno a la ola privatizadora, pero la situación del Ciclón fue un tanto más particular: la firma suiza de patrocinio deportivo International Sport and Leisure no vino a quedarse con el club o al menos no desde lo discursivo. En agosto del 2000, la empresa, que pertenecía al fundador de Adidas, le hizo una oferta al entonces presidente de la institución, Fernando Miele, para adquirir la imagen del club por 10 años.

Durante septiembre, octubre y noviembre de ese año, la dirigencia de la entidad de Boedo entabló varias reuniones con ISL para llegar al acuerdo definitivo. Entre los puntos del contrato se destacaba una cláusula de confidencialidad, que establecía que los socios de San Lorenzo no podían acceder a la información del vínculo que se iba a firmar. Todo era un tanto turbio y los hinchas estaban, con razón, alarmados.

El 30 de noviembre, Miele encabezaba una reunión clave de la Comisión Directiva e intentó mantenerla en secreto. Los socios, alertados de la maniobra se autoconvocaron en el Estadio Pedro Bidegain bajo el lema “San Lorenzo no se vende”. El Nuevo Gasómetro, como solía ocurrir en aquellas épocas, se encontraba vallado y rodeado de uniformados de la Policía Federal que con gases, balas de goma y bastonazos intentaron disipar la manifestación. El “Ciclón” resistió como varias veces en su historia y aquella tarde, la CD cayó a los pies de la voluntad societaria.

“Hay una cosa que nunca van a entender
Que la Gloriosa va a copar donde jugués
Esta es tu hinchada la que se bancó el descenso
La que impidió que se vendiera a San Lorenzo”

Las experiencias de Racing, Talleres, Ferro y Defensa y Justicia dejaron en claro por qué el gerenciamiento no era una opción en Boedo y desde aquel noviembre, cada 30 se celebra el día del hincha de San Lorenzo. Hoy, debajo de una de las tribunas del Nuevo Gasómetro se lee la leyenda “Siempre CASLA, nunca SA” y cada tarde de cancha, desde las gradas bajan las estrofas de una canción que se ha vuelto himno: “quisieron privatizarte, pero yo a vos no te vendo” . En el caso de San Lorenzo, ha quedado claro que la historia no la marcan los títulos que se ganan con los botines, sino que la escriben los hinchas.

Los clubes de Todes

Retomando, cuando las papas queman, es innegable el rol social que adquieren los clubes. Durante la infame década del 90’, con la profundización del modelo neoliberal que se había intentado instalar durante la última dictadura cívica-eclesiástica-militar, los clubes acogieron a sus socios: fueron lugares donde buscar un plato de comida, levantar ferias americanas, hacer algunos trueques y olvidarse por un rato del difícil momento que atravesaba la Argentina.

Sin embargo, cambiaron los paradigmas y el centro de la vida social pasó de los clubes a la intimidad de los hogares. Por un lado, la crisis económica propició que miles de personas perdieran sus empleos y vieran pauperizarse sus estándares de vida. Ya no había un mango para aportar al club y lo poco que había se repartía en el seno de la familia.

Como agravante, la crisis generó un aumento de la marginalidad y por tanto una creciente exclusión social. En este contexto, se deshabitaron los clubes y se poblaron las calles: los pibes necesitaron salir a realizar changas para poder comer, y cuando eso no era posible había que pedir o robar.

El neoliberalismo no sólo destruyó el entramado social, sino que puso a los clubes de barrio al borde de su desaparición, al mismo tiempo que ordenó la primacía de las individualidades por sobre las prácticas colectivas.

Sólo se necesitó una pandemia como la del coronavirus para revalidar el rol del Estado como reasignador de recursos. En tiempos donde se evidencia la deshumanización, la crueldad e insensibilidad de los más poderosos; en épocas en las que la impiedad del sistema capitalista se lleva todo por delante; en momentos en los que se reproducen los discursos más meritocráticos, llegó la hora de revivir los lazos de solidaridad y compromiso social. Así lo entendieron los clubes, y así lo entendemos en este humilde espacio.


*Periodista, columnista sobre Sudamérica del programa Marcha de Gigantes (Radio UNLP - AM 1390), redactora de Revista Trinchera y colaboradora de Agencia Timón
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