Desde que se produjeron las elecciones presidenciales en la República Bolivariana de Venezuela, “parece” que al mundo entero sólo le importa lo que allí sucede. La información que circula no es más que un vómito permanente repleto de falsedades y política injerencista, por supuesto, disfrazada de “información”. Pero si no queremos confundirnos, lo mejor es repasar la historia y tener memoria (teléfono para les Nac&Pop argentos).
Para abordar lo que está sucediendo en la República Bolivariana de Venezuela desde el fin de semana pasado, aunque muchos no lo tengan en cuenta, conviene comenzar haciendo un breve repaso del contexto geopolítico en el que nos encontramos. Como siempre lo decimos, si nos quedamos sólo con lo que ocurre internamente en un país (teniendo en cuenta que habitualmente los medios –y redes- hace un recorte aún más parcial), le vamos a estar pifiando fiero en los análisis.
Contexto geopolítico
Como lo hemos venido analizando nos encontramos en un momento bisagra para la historia de la humanidad. La decadencia occidental es cada vez más acelerada, fundamentalmente ante el avance de otros polos de acumulación geopolítica y geoeconómica, principalmente los que tienen entre sus filas a países como China y Rusia. Hablamos principalmente de los BRICS+ (que además de sus 10 miembros, cuenta con más de 50 pedidos de incorporación), de la Organización de Cooperación de Shanghái (a la que recientemente se sumó Bielorrusia), y la de la Unión Económica Euroasiática. De hecho, como lo hemos mencionado anteriormente, el PBI del BRICS (sin contar los nuevos socios) ya es superior al del G7, y las proyecciones indican que esto se agudizará.
El llamado Occidente Colectivo está perdiendo la guerra contra Rusia en territorio ucraniano; países como Hungría y Serbia se manifiestan abiertamente contra la continuidad de la guerra; electoralmente tanto en las europarlamentarias como en elecciones locales vienen perdiendo las expresiones políticas PRO guerra; en África el eje de la resistencia del Sahel está llevando adelante una profunda descolonización 2.0 de las metrópolis, principalmente Francia (y acercándose estratégicamente a Rusia y China); el eje de la resistencia en Asia Occidental está acorralando al régimen sionista, que, si bien quiere agigantar la escalada de violencia, está encontrando respuestas muy mesuradas; China logró no sólo mediar entre saudíes e iraníes, sino que ahora lo hizo entre las distintas organizaciones políticas palestinas; y como frutilla del postre, como consecuencia de su utilización geopolítica para presionar a gobiernos “rebeldes” mediante sanciones unilaterales, el dólar no sólo está perdiendo peso como moneda de intercambio comercial a nivel mundial, sino que también lo está haciendo como moneda de reserva. En fin, se podría afirmar que al Occidente Colectivo “se le está terminando la nafta”.
La importancia de Nuestra América en el juego geopolítico
En este contexto de pérdida de hegemonía del Occidente Colectivo, sobre todo de EEUU, Nuestra América se vuelve una pieza clave para el hegemón. Ergo, no se puede permitir perder el control del continente a manos de Xi Jimping o Putin. Y es algo que, como ya hemos mencionado, lo dicen abiertamente, sólo que lo matizan discursivamente: “hay que reducir la influencia de China y Rusia en la región porque es un peligro para la democracia y la Seguridad Nacional”. Palabras que no salieron de una serie de alguna plataforma de Hollywood como antaño, lo afirmó públicamente la generala del Comando Sur de los EEUU, Laura Richardson. Quien, además, aseguró que vienen por nuestro litio, nuestros minerales estratégicos, nuestros hidrocarburos y nuestra agua. Porque en el fondo es eso lo que más les importa. Los pueblos les sobran.
Lo afirmamos en su momento y lo volvemos a repetir: Milei fue y es un experimento, financiado por los sectores financieros anglo-sionistas, Macri encarna al representante predilecto del establishment del hegemón, y el peronismo, si los confronta con las directrices gringas, es el mal a combatir; sino, es el aliado perfecto como sucedió durante el menemato.
Venezuela como pieza clave en la región
Ahora, ¿por qué el encono gringo con Venezuela? Bueno, no hay una única respuesta. Una de ellas sin dudas es porque cuenta con las reservas certificadas de petróleo más grandes del mundo. Tengamos en cuenta que al haber finalizado el acuerdo por el que Arabia Saudí sólo podía vender su petróleo en dólares (de allí el famoso concepto de “petrodólar”), ahora, legalmente (porque esto ya venía sucediendo) la monarquía puede vender crudo en la moneda que le plazca generando un impacto no sólo en el uso del dólar, sino incluso en el posible abastecimiento de occidente de ese recurso estratégico.
Sin el control sobre petróleo saudí; con posibles limitaciones para seguir robando el petróleo sirio (aunque es mucho menos volumen); con los militantes de Ansarolá impidiendo la circulación de barcos de bandera norteamericana, británica o israelí por el estrecho de Bab al-Mandab; con las dificultades cada vez mayores para seguir saqueando los hidrocarburos en África… La ecuación es simple: necesitan el petróleo venezolano. De hecho, el mismo Maduro declaró públicamente que desde hace meses venían discutiendo con los EEUU para recomponer los vínculos comerciales y comenzar a vender petróleo nuevamente al país del norte. Toda estrategia les es válida y es algo que reconocen desde la CIA hasta el mismísimo Trump.
Otro de los elementos a tener en cuenta es el rol histórico que ha jugado la Revolución Bolivariana desde la llegada del Comandante Hugo Chávez Frías al gobierno: el de crear y promover alianzas políticas y económicas (regionales y extra regionales) que se contraponen al rol injerencista e imperial de los norteamericanos y sus corporaciones.
Sin dudas la creación del ALBA-TCP allá por 2004 fue la expresión más revolucionaria en cuanto a construcción de bloque regional, sobre todo porque planteaba aprovechar las complementariedades de los países miembros (en lugar de competir), además de crear su propia moneda: el SUCRE. Desafortunadamente la traición de Lenin Moreno (a la Revolución Ciudadana en Ecuador) y el golpe de estado consumado en Bolivia (contra Evo Morales), desinflaron el peso que había adquirido inicialmente. Esto sin olvidar mencionar que la guerra de sanciones contra Venezuela erosionó la ayuda que ésta hacía sobre todo con los países del CARICOM, el verdadero marenostrum gringo.
Pero no fue sólo el ALBA-TCP, Venezuela también fue impulsora de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) e incluso osó comenzar los trámites y formalidades para incorporarse al MerCoSur. Y como era de esperarse EEUU no podía permitir que ello sucediera, producto de lo cual hizo todo lo que pudo para desestabilizar gobiernos, que haya cambios de signos partidarios a títeres suyos e intentar desarticular estos procesos.
En el plano extra regional, desde la llegada de Chávez al gobierno, es por demás sabido el grado de afinidad que consiguió forjar con países como China, Rusia, Irán, países de distintas regiones de África, etc. Todo ello sin mencionar que históricamente la Revolución Bolivariana se declaró antiimperialista y antiinjerencista, se solidarizó con los pueblos oprimidos como el palestino, y siempre tendió una mano a quien la necesitó, como la Argentina gobernada por Néstor y Cristina.
El contexto previo a la elección en Venezuela
Pese a las sanciones unilaterales y la guerra multimodal desplegada por los EEUU y sus lamebotas europeos, el gobierno bolivariano logró sobrellevar la situación. Tanto es así que, en los últimos años, no sin antes haber tenido que ingeniárselas para que no se incendie el país (cabe mencionar que tuvieron picos de inflación de más del 344 mil por ciento) comenzó a revertir la situación: se estabilizó el tipo de cambio; la economía empezó a crecer; la paz volvió a ser la normalidad; ya no había faltante de productos en los supermercados; la inflación acumulada es de un dígito, siendo mayo el mes de menor inflación desde 2004 con un 1,5%; y según estimaciones de la CEPAL o el FMI Venezuela volverá a ser una de las economías nuestroamericanas que mayor crecimiento tendrá en este 2024 rondando en un 8%; y un largo etcétera que podría continuar la lista.
Cabe destacar que uno de los procesos más interesante tuvo que ver con lo que comúnmente se denomina sustitución de importaciones. Venezuela al ser un país petrolero, históricamente, importó muchas de los productos básicos que consumía su población. Producto del ataque económico, las sanciones y las dificultades para sostener la industria petrolera en funcionamientos normales, ésta comenzó a decaer, lo que sumado a la hiperinflación generada por la falta de divisas (entre un sinfín de otros motivos), obligó a acelerar el proceso de producción nacional de esos productos básicos como los alimentos, papel higiénico, entre otros.
Un poco de historia opositora
Pero en toda esta película, montada al calor de Hollywood, lo que las corporaciones mediáticas occidentales ocultan, y sus repetidoras (conscientes o no) reproducen al unísono, es el rol que ha tenido ésta facción golpista y violenta de la oposición venezolana.
Sólo por mencionar alguno de los hitos que María Corina Machado tiene en su prontuario: Llamar a que fuerzas extranjeras invadan Venezuela para derrocar al chavismo; fomentar las mal llamadas “Guarimbas” en 2014 y 2017, que dejaron decenas de venezolanos muertos; desconocer sistemáticamente a las instituciones públicas del Estado venezolano, sea el poder judicial, el electoral, el ejecutivo, el legislativo, el popular; no le quedó nadie ni nada por atacar.
Ahora qué decir de Edmundo González Urrutia, el títere que encontraron para proponer como candidato: Según la ex diputada salvadoreña y militante del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Nadia Díaz, este personaje siniestro vestido de carmelita descalza, fue un actor clave en la implementación del Plan Cóndor durante los años 80, época en la que trabajaba como asesor del embajador venezolano en El Salvador, Leopoldo Castillo, conocido popularmente como el “Matacuras”.
Díaz señala que “en los documentos desclasificados de la CIA, en febrero de 2009, Castillo apareció mencionado como corresponsable de los servicios de inteligencia que coordinaron, financiaron y dieron la orden para la ejecución de la Operación Centauro, que consistió en una serie de acciones violentas del ejército salvadoreño y los “escuadrones de la muerte” para eliminar físicamente a las comunidades religiosas congregadas en torno a la búsqueda coherente a la teología de la liberación, de una solución pacífica y negociada de la guerra”. Crímenes que son considerados de lesa humanidad y por tanto son imprescriptibles.
Como se dice en Argentina, “para muestra basta un botón” ¿No?
El proceso electoral
Si del proceso electoral se trata, lo primero que hay que señalar es que la lista de Edmundo González Urrutia (que en realidad es de María Corina Machado) no era “la oposición”. Hubo otros ocho candidatos que también participaron del proceso electoral y de ellos al menos cuatro reconocieron el triunfo de Maduro y la validez de lo expresado por el Consejo Nacional Electoral al día siguiente. Otros tres candidatos reconocieron el proceso electoral, pero exigieron, con mayor o menor vehemencia, que se publiquen los resultados oficiales. Solo un candidato (además de González Urrutia) puso en duda la transparencia del proceso electoral.
Jornada electoral que a decir de los más de 900 veedores internacionales se caracterizó por la alegría y la paz. Lógicamente esto no excluye que haya habido problemas en algunos lugares, pero eso es algo que habitualmente pasa, sobre todo en un clima tan polarizado como el que vivió Venezuela en los últimos meses.
El CNE emitió un primer comunicado donde sostenía que con el 80% de las actas escrutadas el Presidente Nicolás Maduro Moro, reelegía con el 51,20% del total. Como era de esperarse, la oposición violenta intentó por todos los medios inundar las calles con venezolanos y reavivar los procesos guarimberos (terroristas) como los de 2014 y 2017. Y durante algunas horas lo consiguió. Se vieron movilizaciones y expresiones de protesta opositoras, algunas tranquilas otras (las más) violentas: Destrucción de transporte público, corte de accesos, destrucción y robo de locales, destrucción de estatuas y monumentos venezolanos, etc. Todos hechos que rápidamente fueron desarticulados por las fuerzas de seguridad.
Con el correr de las horas la ansiedad mediática pro-imperial creció, y sirvió para que la prensa occidental operara sobre la realidad, no sólo venezolana, sino mundial. “Fraude”, “Venezuela”, o “Dictadura”, fueron palabras que marcaron tendencia en esa gigantesca cloaca llamada X o ex twitter. Lo interesante sería preguntarse cuántos miles de millones de dólares les está costando realizar esta mega operación para realizar un nuevo intento de golpe de Estado contra el chavismo: desde los guarimberos hasta las granjas de bots, pasando por los cientos de mercenarios mediáticos que dedicaron horas y horas de tv, radio, streaming y chorros de tinta en una infinidad de medios digitales e impresos.
Pero tal como lo había denunciado el CNE, la transmisión de datos y el avance del escrutinio se ralentizó producto de ataques informáticos provenientes de desde distintas partes del mundo, hecho que no se resuelve ni de un día para otro (si son constantes) y que necesariamente requería de una ingeniería lo más segura posible para que llegado el caso de publicarse esos resultados (las famosas actas que reclamaban) no sea posible un nuevo hackeo.
Mientras tanto un sinfín de operetas para seguir abonando a la deslegitimación del proceso electoral: desde informes como el del Centro Carters, hasta las declaraciones de reconocimientos de González Urritia como nuevo presidente como las que hicieron el gobierno norteamericano, o perrito faldero argentino. Nada nuevo bajo el sol si consideramos que Maduro ya había alertado sobre un operativo Guaidóg 2.0. Ni que hablar de la desprestigiada OEA del lamebotas de Almagro. No sólo porque Venezuela no pertenece más a ese engendro (al igual que Nicaragua y Cuba), sino porque encima ni siquiera llegaron a tener los votos necesarios, je.
Pero también hubo de los que fueron más prudentes y solo se limitaron a plantear esperar los resultados oficiales. Con matices -y más o menos utilizados en la gran operación anti chavista en curso-, la postura de México, Brasil y Colombia se limitó a pedir que se publiquen las famosas actas para corroborar que efectivamente el resultado era el que había hecho público el CNE. Vale destacar el papel de Andrés Manuel López Obrador quien públicamente fue el más sensato, pidiendo calma, paciencia y paz hasta que estén los resultados oficiales.
Todo transcurrió con la “normalidad” que caracteriza a un intento de golpe de Estado de nueva generación hasta que este viernes dos de agosto el órgano rector del Poder Electoral venezolano emitió su segundo comunicado en el que afirmó que con el 96,87% de los votos escrutados, Nicolás Maduro Moros obtuvo un 51,95% de los votos, mientras que Edmundo González Urrutia obtuvo 43,18% de los mismos. Algo que si se quiere poner en perspectiva, incluso habían pronosticado desde el mercado financiero, pero previamente a que la elección sucediera.
Claramente la figura de la época dorada de Nuestra América que faltaba aparecer en este lío era Cristina Fernández de Kirchner, quien, si bien se plegó al pedido realizado por Lula, Petro y AMLO, realizó una extensa contextualización que dejó pedaleando a propios y ajenos. Pero como no podía ser de otra forma, lo único que se recortó de su discurso fue “que publiquen las actas”. De vuelta: Nada nuevo bajo el sol.
En el medio de ello Nicolás Maduro habló claro y concreto a su pueblo: La paz triunfará pese a las intentonas golpistas y en la República Bolivariana de Venezuela hay una Constitución Nacional que debe ser respetada y el gobierno bregará para que ese mandato se cumple, por los medios que hagan falta. Y por ello acudió al Tribunal Supremo de Justicia para que realice una investigación por lo ocurrido.
Una pregunta necesaria
Permítasenos introducir un paréntesis para resaltar un llamado de atención que hace Maduro al planeta entero, pese a que los medios de comunicación -controlados por el poder del Occidente Colectivo- buscaran ridiculizarlo o restarle importancia: Las redes sociales (como la cloaca de twitter) están jugando un rol preponderante en la construcción de narrativas antipopulares, antipatria y pro Occidente Colectivo. Quizás por ello habría que preguntarse si no fue ese el motivo real para que un multimillonario excéntrico como Elon Musk haya comprado esa plataforma pese a que le de pérdidas. Recuerden ustedes que una de las primeras cosas que hizo fue devolverle la cuenta al especialista en Fake News y vómitos de 140 caracteres Donald Trump. Eso, sin contar que además se quitaron muchas restricciones permitiendo una avalancha de violencia twittera contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Bueno, en realidad, contra cualquiera que no sean ellos: el dueño de twitter, quitó la tilde de verificación de Maduro por sólo poner un ejemplo. Bien democrática la red.
Pocos días después, Maduro anunció medidas regulatorias para el uso de redes sociales en Venezuela, al tiempo que propuso, como primer paso, el retiro voluntario de los usuarios de la aplicación de mensajería WhattsApp. “¡Fuera WhatsApp de Venezuela! Porque ahí los criminales amenazan a la juventud, a los líderes populares desde teléfonos de Colombia, Miami, Perú, Chile se esconden cobardes detrás del anonimato”, sostuvo.
Cabe recordar q ue la aplicación de mensajería es propiedad de la empresa Meta, del tristemente célebre, Mark Zuckerberg, quien fue demandado en 2018, por el fiscal general de Distrito de Columbia, EEUU, por el escándalo de Cambridge Analytica en el que se denunció el “uso indebido de datos de 87 millones de usuarios de Facebook por parte de Cambdrige Analytica durante la campaña de las presidenciales de 2016 en EE.UU”. Algo similar a lo que se denunciara en su momento respecto de la campaña de 2015 en Argentina, o lo que sucedió en 2018 en Brasil con la campaña de fake’s de Bolsonaro vía WhattsApp.
Si bien hay otras experiencias en el mundo, la decisión de Maduro es algo novedoso en Occidente. Pero sin lugar a dudas es una invitación a reflexionar sobre el entorno virtual (y muchas veces ficticio) al que nos lleva la construcción narrativa de las famosas “redes sociales”, que no son más que empresas que absorben millones de millones de datos que luego venden al mejor postor para fragmentar “audiencias” o “consumidores”.
Y cuando se publiquen las actas ¿de qué se van a disfrazar?
Está más que claro que ni la oposición más virulenta, ni las narrativas construida mediáticamente o por redes sociales, ni los desconfiados de la vida creerán en los resultados finales expuestos por el CNE; ni siquiera lo harán cuando el Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela se expida respecto de la investigación que el propio gobierno pidió que se realice. Porque lo que está en juego no es si los resultados electorales expuestos por el CNE son reales o no, sino la puja por la instalación de la narrativa golpista pro imperial. Hecho que no es otra cosa que una muestra más de la desesperación de EEUU y la decadencia de ese llamado Occidente Colectivo.
De hecho, si queremos indagar más en los motivos, EEUU no puede bajo ningún concepto reconocer el resultado electoral ¿Por qué? Porque de hacerlo debería devolver la subsidiaria venezolana de PDVSA en Gringolandia, Citgo, y con ella los millones y millones de dólares que le robaron al pueblo venezolano en momentos del “presidente encargado”.
Lo que seguramente suceda, a medida que se publiquen los datos oficiales, que veedores internacionales y países puedan cotejar los resultados, y que el TSJ se expida luego de su investigación, es que paulatinamente quienes estaban en duda irán reconociendo la gran victoria de la Revolución Bolivariana. Pero eso no quiere decir que el imperio y sus lacayos lo hagan, seguramente seguirán insistiendo en que “hubo fraude”, que “Maduro es un dictador y un usurpador del cargo”, y bla bla bla. Ya lo hicieron con el autoproclamado en una plaza Guaidóg, que ahora vive en Miami. Y vamos por un “Nada nuevo bajo el sol”.
Pero ojo, a no confundirse, que para los pueblos de Nuestra América da igual qué gringo esté sentado en el Despacho Oval, sea un Demócrata o un Republicano, siempre tendrán una actitud imperialista e injerencista para con los gobiernos de nuestros países. Porque si no controlan esta región del mundo, difícilmente podrán hacerle frente al desafío mayor que tienen que es ese mundo multipolar y multinodal que está surgiendo y que tiene a China y Rusia como sus principales promotores.
Como decía el Comandante Eterno, ahora más que nunca “rodilla en tierra” en defensa a la Revolución Bolivariana ante cualquier tormenta que se avecine.

Nicolás Sampedro
Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.
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