Una despedida a Omar Sánchez, destacado actor, director, dramaturgo y maestro de actores, murió el pasado lunes 25 de marzo. Un dolor agudo, inesperado, recorrió el pequeño mundo de la actividad teatral local y nos causó una absurda mudez.
“Ya no hay línea recta ni camino iluminado con un ser que partió de nosotros. ¿Dónde se aturdió nuestro afecto? Círculo tras círculo, si se acerca, es para ocultarse en seguida. Su rostro a veces viene a juntarse con el nuestro, y sólo produce un relámpago helado. El día que alargaba la felicidad entre él y nosotros no está en ningún sitio.”
René Char, “La eternidad en Lourmarin”, frag.
En un mundo donde la compasión, el coraje y la belleza verdadera, esa que puede lastimar incluso, son frutos cada vez más extraños, nos golpeó la muerte temprana, absurda, de un enorme compañero de rutas teatrales, hacedor de raras bellezas, imágenes que nos permitieron ver más allá de lo evidente y banal, de la estupidez galopante de una época.
Quienes, después de varias décadas de amistad, pudimos compartir y disfrutar su último trabajo de dirección, nos reunimos para tratar de sobrellevar el duelo, compartir las imágenes imborrables de su legado teatral y poner en palabras este nuevo dolor, sin destino ni consuelo. Fuimos sus actores y compañeros en “El niño pez y el sueño de negras alas”: Nora Oneto, Susana Disalvo, Graciela Sandoval, Oscar Vernales y quien esto escribe.

Nora Oneto (Estrenó con la dirección de Omar, una gran cantidad de trabajos: desde la inicial “Fuenteovejuna”, premiada y elogiada apenas comenzada la democracia, a “El niño Pez…” pasando por “La extraña historia del Dr. Tadeo”, (1985) versión de un cuento de Chejov, ambientado en plena pampa argentina y con una estética vinculada a la historieta, y “Tragedia de una familia guaranga”, (1990) libérrima adaptación de Las de Barranco, de Laferrere): Omar me marcó en el teatro. Por su estética particular, la valorización del cuerpo en escena, la potencia que podía estimular en cada actor, actriz, el entusiasmo en la creación.
Graciela Sandoval (participó en “…Tadeo” y “El niño pez”): Después de más de 30 años, volvimos a estar juntos! Omar nos dirigía de una manera poética, una frase, dos y se habría una compuerta por la que fluía algo de cada uno, algo propio, un gesto, una forma, un grito, una estética. Fuimos felices, peleamos, celebramos, volvimos a pelear, estrenamos, corregimos, sacamos, agregamos, volvimos a bailar.. En medio de tensiones y pasiones, fue un lujo haber compartido con él el espacio amoroso del teatro..
Susana Disalvo (al igual que Oscar, Graciela, participó como actriz en “…Tadeo” y “El niño pez…”): Esa intimidad teatral que generaba Omar en algunos ensayos, es una huella eterna en mi persona. Esa propuesta suya, una búsqueda minuciosa, estética, comprometida, que terminaba por expresarse en el trabajo, era sublime. Nos conocimos en los primeros años ´80, en otro ámbito, donde ya marcaba su compromiso social y ético: la Asamblea por los Derechos Humanos de La Plata en los inicios de la democracia, veníamos del teatro y nos habíamos visto, pero recién nos hablamos compartiendo una actividad: la caminata de estudiantes “Marcha de los 100 por los 30.000” que hicimos juntos hasta Quilmes, allí, siendo yo menuda y caminando con botas, él, con su gran estatura, se acercó a preguntarme cómo estaba, tuvo una atención y cuidado conmigo que me mostró su lado militante y humano. Esa cuestión de ver al otro, esa actitud de acercarse, preguntarme por mis hijos, esa cercanía que hoy recuerdo…
Oscar Vernales (compartió también la puesta de “…Tadeo” y “El niño pez…”): Omar me llamó, en 1985, para trabajar en Las desventuras del Dr. Tadeo. Me dejó el texto y volvimos a vernos la semana siguiente. Yo dudaba mucho en aceptar. Omar vino a mi casa y me habló por más de 2 horas de la obra, del texto, del grupo que se iba a generar (extraordinario). Lo recuerdo encendido, apasionado en su proyecto, y por supuesto, me convenció. Creo que en Tadeo, Omar mostraba por primera vez, lo que corroboró a lo largo de estos años, una genial creatividad para encontrar y expresar LENGUAJE TEATRAL. Lo vamos a extrañar mucho, pero nos queda su impronta, una huella imborrable…

Hay un aspecto insoslayable para esta difícil síntesis de su perfil humano: su constante y riguroso compromiso estético tuvo un correlato político y social. Fervoroso polemista, no rehuía emitir opiniones aún a costa de enojos y exclusiones por parte de algún mediocre funcionario de turno o un colega adocenado. Fue docente y director de la Escuela de Teatro de La Plata, en un período de propuestas estéticas novedosas y didácticas renovadoras. Participó desde el primer momento en el Ciclo Teatroxlaidentidad – La Plata como antes lo había hecho en la APDH, como señaló Susana.
Por éso se nos hace tan penosa esta conciencia de la fragilidad de la vida para poder contener tanto talento, tanta búsqueda de una belleza sin cliché ni norma ni estúpida corrección política o social.
Cuesta aceptar que no compartiremos con el flaco, más charlas y discusiones ardorosas, con una café, una copa de vino o una de sus delicias culinarias, preparadas con la misma entrega y elegancia que volcó en cada trabajo. Cuesta creer que no disfrutaremos de esas imágenes que se grabaron a fuego en quienes fuimos espectadores en cada una de sus puestas y que siguen, como joyas de una rara fascinación, brillando en nuestra memoria. Cuesta pensar que no escucharemos sus apasionadas y precisas indicaciones, para encontrar lo más profundo y sincero de cada trabajo actoral, reivindicando el riesgo y la belleza inclemente en cada puesta.
A continuación, una síntesis de su labor teatral elaborada por la Asociación Argentina de Actores, La Plata: En 1985, fundó el grupo Malajunta, estrenando la obra “Las desventuras del Doctor Tadeo” con gran repercusión.
Como director, presentó numerosas obras, incluyendo “Fuenteovejuna 1476”, “Las Paredes”, “Tristes Diablos”, “Tragedia de una familia Guaranga”, “Aureliano Buendía”, “Lanzallamas”, “El Pelícano”, “Espérame en el cielo, corazón”, “Territorio Vacío”, “Melancólicas vacas”, “Macbeth”, “Pericones”, “Belleza” y “El sol quieto”, entre otras. También trabajó para la Comedia de la Provincia de Buenos Aires e integró la comisión organizadora de TeatroxlaIdentidad La Plata.
Como actor, participó en diversos ciclos televisivos como “Impostores”,”Televisión por la Justicia – Santos y pecadores”, “Fronteras”, “Buenos Aires bajo el cielo de Orión”, “Impostores”, “Terra Ribelle III”, , así como en el cine, en los films “Call me Francis”, “Olvídame”, “La señal” y “Entremedio” . En 2017, regresó a los escenarios para protagonizar una versión de “Otelo”.
En su extensa carrera docente, ocupó roles como profesor y vicedirector en la Escuela de Teatro de La Plata, coordinador del taller “Nuevo Mundo” de la Universidad Nacional de La Plata, y fue creador del espacio La Rosa de Cobre. Además, impartió cursos y talleres en diversas instituciones.
Carlos Aprea

