La voz de alarma

La voz de alarma

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Tres libros, tres búsquedas que encontraron su voz en lugares distintos. Tres voces construidas o rescatadas para desafiar el silencio al que se condena al que se atreve a existir por fuera de las fronteras.

Manuel Puig decía que primero había que encontrar la voz. El cómo antes que el qué. El personaje aparece en su habla, en el uso particular (a veces rígido, a veces explosivo) que hace de su lengua. Molina y Valentín son dos voces en la oscuridad confinada. La verborragia emotiva de uno resalta el laconismo amargado del otro. Pero lentamente y con sus tirones, la oposición se empieza a diluir y ya ni los guiones de diálogo alcanzan para separarlos.

Empecemos por la voz, entonces, y veamos a dónde nos lleva.

Mi primera recomendación es ineludible a la hora de pensar en la materialidad de las palabras: Eisejuaz, de Sara Gallardo. El libro underdog que fácilmente es una de las mejores novelas de la segunda mitad del siglo XX. Eisejuaz es un indio loco o un santo encarnado en el monte, alguien que mastica el español con desconfianza, que lo empuña con torpeza pero con alucinada decisión. “Y nada no pasó”, dice “ni paró la lluvia”. Después levanta a un blanquito tullido y moribundo porque cree que dios le dijo que lo haga. Es genial. Es descubrir el idioma en los ojos del otro.

De igual forma, entre la fé delirante y lo salvaje del monte, pero bien asentado en el siglo XXI, les propongo Barro, escrito por Natalia Rodríguez Simón y editado por Mardulce. Con esta, su segunda novela, Natalia redobla una apuesta iniciada en Era tan oscuro el Monte. Apuesta que, por otro lado, la hizo finalista del Premio Sara Gallardo. ¿Ven cómo todo cierra? Barro es una novela en la que se expresa la dimensión animal de la naturaleza humana con una sintaxis retorcida, que de tan cruda se vuelve poética. La voz, aquí, es carne, es cuerpo doliente, cuerpo gestante, cuerpo rebelde. La voz que construye Natalia crece en el barro, al mismo tiempo es bella y salvaje, llanto atragantado y grito gutural.

Cerramos con el máximo movimiento hacia la voz empuñada. Un texto camino, hablado por Caístulo, registrado por Dani Zelko en territorio Wichí para la colección Reunión. Caístulo canta, a veces cuenta, y Zelko escribe. Si Cáistulo hace una pausa para inhalar, Zelko pasa a la línea siguiente. Durante varios encuentros entre 2020 y 2022 la voz de uno se vuelve escritura en el otro. Caístulo transmite la voz de los árboles, de su tierra ancestral arrasada. Dice “Yo no tengo voz para hacer mensaje/ yo soy un cantor/ yo soy un mensajero/ no hago mensaje/ lo llevo”.

Juan Fernández Marauda

Nació en Lanús, en 1988, pero creció en el Valle Inferior del Río Chubut. Trabaja en el cruce entre salud mental y escritura en un hospital de día. Es escritor, editor, librero y coordina el taller de escritura PULP! en la ciudad de La Plata. El puente de las brujas, su primera novela, fue publicada por EME en 2020 y Esplín Tropical (México) en 2022.

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