¿Acelerando el caos?

¿Acelerando el caos?

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

La vorágine y la desesperación del Occidente Colectivo cada semana adquiere un ribete nuevo. Hace algunas semanas hablábamos de la Cumbre de Alaska entre Trump y Putin; o de la cumbre de Tianjín del triángulo Primakov entre Putin, Xi y Modi, y pocas horas después del Foro Económico de Vladivostok; y estas semanas… Para hacer dulce de leche.

La gran tarea de los medios de (des)información occidentales ha sido durante décadas la de desvirtuar los hechos de la realidad para presentarlos como verdaderos o falsos según su conveniencia, para fragmentarlos y que difícilmente el común de quienes los consumen puedan interrelacionarlos. Por obvias razones esa mecánica se multiplicó exponencialmente con la aparición de las redes sociales. No hay mucho para agregar que no hayamos dicho en ocasiones anteriores en este punto.

Lo bueno es que, con esa irrupción, también comienzan a filtrarse otras narrativas, otras miradas de lo que sucede en este mundo -como decimos siempre- cada vez más complejo y enloquecido. Medios de comunicación alternativos en Nuestra América, medio estatales o con financiamiento estatal de países como Rusia, China, Irán u otros. Lo interesante es que permite tener una multiplicidad de campanas respecto de un mismo hecho, cosa que no sucedía con frecuencia hace poco menos de una década.

Sin estos medios y la irrupción de las redes sociales, muy posiblemente habríamos tardado mucho más tiempo para ver el genocidio en Gaza, el trato fascista contra palestinos en Cisjordania o incluso el bombardeo israelí en Doha para intentar asesinar a los líderes y negociadores de la organización Hamas.

Dicho sea de paso, se habla de que la inteligencia de Türkiye evitó que allí mueran los representantes palestinos. Ataque que se dio en supuesta complicidad con la inteligencia y la aviación británicas y norteamericanas en la que, al parecer, EEUU habría desactivado las baterías antimisiles y donde se encuentra emplazada la mayor base militar gringa, sede del CentCom. Parece que la frase del estratega emblema de los norteamericanos, el criminal Henry Kissinger, resuena aún con más fuerza: “Ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser amigo es fatal”.

Pero esta aberración a toda norma y regla, la traición abierta y deliberada a un supuesto socio como Qatar, no hace más que empeorar las cosas para Occidente. Inmediatamente Rusia, China, India, Irán, Brasil, Arabia Saudí, entre muchos otros. Si las monarquías del golfo estaban pensando en empezar a jugar en ese bando, ahora el accionar sionista como mínimo les pone en entredicho.

Y esto se da en la misma semana en la que: el presidente español, Pedro Sánchez, anunció, entre otras medidas, el embargo de armas al régimen genocida israelí, esto llevó a un cruce diplomático con el criminal de Netanyahu, respaldado por EEUU, quien rápidamente salió a presionar al mandatario español; que en Gran Bretaña (fuertemente endeudada) comienza a sentirse con más fuerza la crisis financiera y ya se escucha hablar de un posible rescate del FMI; o que en Francia pierde la moción de censura el primer ministro y Macrón pierde a su quinto hombre, y quien lo sucede lo hace -Sébastien Lecornu (lucogrnú)-, asume su mandato en medio de protestas en todo el país exigiendo la renuncia del presidente y el llamado a nuevas elecciones generales.

Esta misma semana, no casualmente, Polonia denuncia la supuesta violación de su espacio aéreo de parte de drones rusos. Y si bien los drones fueron derribados, la gran pregunta que todo mundo (sensato) se hace es: ¿Qué ganaría Rusia con violar el espacio aéreo polaco sin apuntar a objetivos estratégicos? Rápidamente el Ministerio ruso de Asuntos Exteriores salió a desmentir las afirmaciones de Varsovia. El país euroasiático liderado por Putin puede ser catalogado como cualquier cosa menos como imprudente o falto de capacidades estratégicas, por lo cual rápidamente comenzaron a resonar análisis sobre un “atentado de falsa bandera”. Nada nuevo. A lo largo de la historia se ha visto cientos de veces. Hasta el mismísimo Trump salió a bajar la espuma.

Lo que pocos asociaron a estas acusaciones es que, por un lado, Polonia comenzó los ejercicios militares Iron Defender-25 (en las fronteras con Bielorrusia) con más de 30 mil soldados junto con países de la OTAN; y que, por otro lado, en Bielorrusia comenzó este viernes 12 de septiembre el Zapad-25, “juegos de guerra nucleares” organizados por ese país y Rusia, y de los cuales participarán más de una veintena de países entre los que se encuentra India.

Los globalistas y neocons están empeñados en arrastrarlo en sus “guerras eternas” (como diría Pepe Escobar). No hay que dejar pasar por alto que están perdiendo en Ucrania y luego de Alaska, las relaciones entre EEUU y Rusia parecen estar encaminadas (al igual que las de EEUU con China), y el Occidente Colectivo ha invertido muchísimo dinero en esa guerra contra los rusos en suelo ucraniano. Tampoco se puede desconocer que el Primer Ministro polaco, Donald Tusk, es un acérrimo rusófobo. Quizás la señal de que es poco probable una escalada es que el Presidente de ese país, Karol Nawrocki, es un “trumpista” y -por ahora- nada hace creer que Trump quiera un enfrentamiento directo con Putin, todo lo contrario.

Y bueno, internamente Trump tampoco la está pasando bien. En lo doméstico y con ayuda (sin dudas) del Deep State le están poniendo palos en la rueda todo el tiempo: Caso Epstein y sus múltiples ribetes (aunque el caso enchastra a demócratas como a republicanos); el asesinato del influencer MAGA, Charlie Kirck y la escalada de violencia política que va aumentando las tensiones; entre un sinnúmero de hechos que profundizan la “grieta” gringa. De hecho, hay autores que ya lo catalogan como una suerte de “guerra civil de baja intensidad”. Si repasamos los hechos violentos desde la asunción de su segundo mandato podemos relacionar muchos, comenzando por los intentos de magnicidio contra el magnate de peluquín hasta llegar al asesinato de Kirck.

Particularmente sobre este último hecho hay varias tesis que comienzan a circular. El politólogo dominicano y magister en teoría política, Elvis Calcaño es uno de los que acuña término de guerra civil de “baja intensidad”, y sostiene que se abre un escenario muy peligroso, dado que es “un país con una historia muy violenta (los asesinatos políticos son algo normal en el proceso histórico de estadounidense) y especialmente racista (en el que hasta hace muy poco entre personas negras y blancas no podían casarse legalmente en muchos estados). Y en el que la tenencia de todo tipo de armas es algo común que se vincula a la libertad. Con lo cual, hay cientos de millones de armas en manos de ciudadanos hoy día asustados por los cambios que ven y mentalmente inestables debido a la desinformación y consumo de estupefacientes. Y ahora con un presidente irresponsable que abiertamente agita el odio ideológico para acusar (sin ninguna prueba) a sectores políticos de una violencia que siempre ha existido en su país”.

En la misma sintonía fueron las palabras del empresario norteamericano Patrick Bet-David, quien mostró preocupación y advirtió que no sería descabellado ver en próximos días/semanas que suceda algo similar, pero con algún “influencer de izquierda”. Lo cual también va en sintonía con el análisis realizado por el filósofo argentino radicado en Alemania, Martín Gak, quien directamente lo catalogó como LA noticia del día: los discursos de odio propagados por Trump, Kirck y compañía durante años, presentados ahora como víctimas ante el asesinato de este último, lo que podría dar justificativo al trumpismo para ser mucho más violento y agresivo, y que avance sin tapujos “contra los medios de comunicación y el discurso público que se les enfrenta”. Algo que parece comenzar a verse llevado a la práctica luego de las amenazas de Trump de quitar las licencias a los medios críticos con su gestión.

Pero la cosa no termina ahí, se vuelve mucho más compleja, dado que hay quienes ponen el acento en que podría haber sido un atentado de falsa bandera dado que Kirck manifestó públicamente que habia que publicar todos los documentos del caso Epstein en el que no se salva nadie entre la clase política estadounidense, entre ellos Trump.

Otros analistas ponen sobre la mesa un escenario en el que apuntan al sionismo, dado que, si bien siempre fue pro israelí, después del genocidio en Gaza, al parecer, Kirck estaba cambiando su postura pública dada la pérdida de muchos adeptos MAGA por esta situación. Incluso hay materiales en los que se lo ve afirmando que desatar una guerra con Irán sería un error y, según Tucker Carlson, visitó el Despacho Oval para darle sus argumentos al mismísimo Trump. Párrafo aparte, merece el macabro de Netanyahu quien rápidamente aprovechó el asesinato para llevar agua para su molino.

Un tercer escenario advierte que podrían haber sido sectores ligados a Zelenski, dado que Kirck desde hace tiempo venía criticando no sólo el financiamiento norteamericano a los ucranianos, sino la perversidad de las elites ucranianas y el jugoso negocio que está haciendo el complejo industrial militar.

En definitiva ¿este hecho atroz podría ser un mensaje para Tucker Carlson, Candace Owens y todos los creadores de contenidos multimedia? Sin dudas. Si fueron capaces de asesinar a un presidente o a un candidato a serlo o a líderes sociales como Martin Luther King ¿Por qué habría que descartar esa posibilidad?

Es sorprendente la velocidad con la que el Occidente Colectivo parece desmoronarse. Pero como dice el dicho, cuando la bestia está herida y la arrinconan, se vuelve aún más peligrosa e impredecible. En ese mundo demente vivimos.

Nicolás Sampedro

Prefiero escucha antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

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No todo huele a podrido

No todo huele a podrido

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

El mundo que conocimos, ese que huele a podrido y está plagado de injusticias, está cambiando muy rápidamente. Quizás a una velocidad como nunca antes en su historia.

Desde hace meses, por no decir años, venimos analizando los cambios que se asumen en el devenir histórico de la humanidad. Un imperio en decadencia, que arrastra a todo su séquito (el tristemente célebre, Occidente Colectivo) en múltiples derrotas a manos de un proyecto multipolar caracterizado por la heterogeneidad y diversidad de sus actores, pero que no buscan imponerle nada a nadie. Proyecto que, como nos habrán escuchado nombrar más de una vez, se puede caracterizar como del “Sur global”, y está motorizado, principalmente, por los BRICS+.

La semana pasada les invitábamos a atar “cabos sueltos” de ese derrotero. Hechos que se nos presentan mediáticamente como hechos aislados pero que, leídos en su conjunto e interrelacionados, permitirán comprender el panorama general o “Big picture”. Repasemos algunos de los hechos de los últimos 7 días que dan cuenta de esa caída en picada libre, cada vez más notoria.

El caso más emblemático sin lugar a dudas es la situación en Gaza. No sólo por las barbaridades que ha hecho el sionismo desde la fundación misma del Ente, o dicho de sus representantes de ayer y de hoy. Los últimos y más descarados fueron el del ministro de Patrimonio, Amichai Eliyahu, quien “gracias a Dios” están “acabando con este mal”, que “toda Gaza será judía“, o que “no hay hambre en Gaza… Deja que el mundo se preocupe por eso“; o los del propio Primer Ministro Benjamín Mileicowsky (Netanyahu) despotricando contra el presidente galo por reconocer al Estado de Palestina, al afirmar que “condenamos enérgicamente la decisión del presidente Macron de reconocer un Estado palestino al lado de Tel Aviv“.

Y si bien podemos coincidir con Pedro Sánchez en que es de celebrar que el franchute haya tomado esa definición; o que el británico Starmer, o el ex Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Mr “cara de piedra” Borrell, se anden rasgando las vestiduras por el sufrimiento palestino, no hay que perder de vista que durante décadas toda casi todos los gobiernos de Europa han sido cómplices de Israel. El último ejemplo lo dio Hungría, al no detener a Netanyahu pese a tener una orden de detención labrada por la Corte Penal Internacional. Parece que para Orbán no importan ni los más de 900 asesinados en las últimas semanas, ni el bombardeo recurrente a hospitales o escuelas, para comprender que entre el Holocausto y esto no habría mucha diferencia. Hasta los ex soldados israelíes están denunciando las atrocidades.

Gobernantes y partidos políticos que durante décadas callaron e hicieron cuantiosos negocios vendiendo todo lo que pudieron al Ente, sobre todo armas, tecnología y hasta silencio. Como diría Putin: “Occidente nos ha enseñado que los derechos humanos comienzan y terminan en las fronteras de los intereses de Israel”.

Y -lo dejamos como interrogante- pero quizás cabría preguntarse si muchas de estas declaraciones rimbombantes y peleas mediáticas en realidad no son una tapadera para intentar que no se hable sobre las chanchadas en las que podrían estar envueltos: ¿Por qué ahora se reaviva el conflicto fronterizo entre la ex colonia francesa Camboya y la indomable Tailandia (antes conocida como Siam), hoy miembro de los BRICS+? Un conflicto de antaño que de pronto reaparece en el bajo vientre chino, al lado de Vietnam, pegado al Estrecho de Malaca del que hablamos en el artículo anterior. Recordemos que nada en política es azaroso o casual. ¿O volvimos a la época de la geopolítica expansionista de los clásicos Friederich Ratzel o el general Haushofer?

O incluso para que no se hable de las declaraciones previas de un posible envío de tropas francesas, alemanas y británicas a territorio ucraniano. Una forma rimbombante de seguir presionando y mostrando fortaleza (para la tribuna) cuando en el campo de batalla están perdiendo de manera aplastante. Y tan abrumadora es la derrota que hasta los propios ucranianos están saliendo a las calles a despotricar contra el usurpador de la presidencia de ese país, Volodimir Zelenski.

Téngase en cuenta que aún ni mencionamos el bochorno mediático que vive en estos momentos la administración Trump con el Caso Epstein. Escándalo que usufructuó el magnate de peluquín durante su campaña y con el que ahora parece que el Deep State le está embarrando la cancha. Al parecer nadie se salva en este show que reparte mierdas para todos los lados y partidos. Evitemos comarnos la curva narrativa Occidental de que el único involucrado es el actual presidente y que por eso no se publica la lista completa y toda la información que seguramente existe y tienen desde hace mucho tiempo.

Administración que prometió terminar todas las guerras, pero que las profundizó; que dijo que iba a resolver el gran agujero económico y de deuda, pero lo está empeorando con su política arancelaria; que viaja por el mundo pretendiendo seguir siendo el patrón de estancia, cambiando el nombre a lugares como si fuese el dueño del planeta, pero cada vez queda más aislado (buscado o no); entre muchos otros etcéteras.

Afortunadamente, las caretas se van cayendo y hasta sectores del propio MAGA empiezan a hacer cada vez más ruido. Quizás el que más llamó la atención es el propio Tucker Carlson, quien viene con una seguidilla de entrevistas que -como se dice popularmente- son “para alquilar balcones”. La más reciente (tiene apenas unas horas publicada) a la presentadora del programa “The Young Turks”, la norteamericana Ana Kasparian. En esta charla, entre otras cosas, se despacha sobre la complicidad de EEUU con Israel, la venta de armas al sionismo que terminaron en manos de azeríes y que fueron utilizadas para masacrar armenios, el rol de los medios corporativos en el país, el caso Epstein, entre muchos otros. La colega, descendiente de armenios, se volvió viral en redes sociales en las últimas semanas al denunciar la hipocresía mediática y la complicidad en torno al genocidio en Gaza.

Una Palestina a la que muchos mencionan, pero a la que pocos realmente ayudan. Como siempre, quizás los más osados (al menos visiblemente) sean los yemeníes de Ansar Allah. Su líder, Abdul Malik al-Houthi, dijo públicamente que hay más de 1.7 millones de voluntarios completamente entrenados y “preparados para participar en una confrontación terrestre con Israel”, y pidió a los países árabes que abrieran un corredor terrestre que les permita apoyar al pueblo palestino.

Menos bélico, pero igual de osado fue el presidente colombiano, Gustavo Petro, que ayer viernes, en un acto oficial y como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, instruyó a los mandos militares a que no saliera “una tonelada de carbón para Israel”, asumiendo la responsabilidad de prohibió su exportación, alegando que “Colombia no será cómplice del genocidio”.

Y Petro no es el único que en Nuestra América está plantando cara a la podredumbre del actual orden. Sin ir más lejos, y producto de la política arancelaria de EEUU, Lula Da Silva y Claudia Sheimbaun vienen aumento significativamente sus diálogos en post de mejorar sus vínculos comerciales y políticos. Y como si eso no bastara, recientemente la presidenta mexicana afirmó que también están charlando con Japón y China para mejorar su comercio. Dijo: “Nosotros privilegiamos el Tratado Comercial que tenemos con Estados Unidos, pero ante la situación de Aranceles tenemos que proteger nuestro mercado interno“. Nótese que ni nos metimos con las nuevas modalidades de pago con las que están experimentando los integrantes del BRICS+.

Pero quizás lo más significativo y a lo que más haya que prestar atención es a lo que está sucediendo en el Sahel africano. Figuras como la de Ibrahim Traoré en Burkina Faso, Assimi Goïta en Mali, Abdourahamane Tchiani en Níger, no sólo crearon la Alianza de Estados del Sahel (poniendo fin a la hegemonía francesa en la diplomacia africana), sino que están arrastrando a otros que poco a poco empiezan a rebelarse contra el colonialismo occidental. Sólo pensemos por un momento que crearon su propia Corte Penal común entre los tres países. Y podríamos mencionar decenas, cientos de cosas que están ocurriendo en esa región que -literalmente- nos volarían el cerebro.

El mundo que conocimos, ese que huele a podrido y está plagado de injusticias, está cambiando muy rápidamente. Quizás a una velocidad como nunca antes en su historia. Dejemos el pelotudeo y las internitas, y luchemos unidos para que, más temprano que tarde, Argentina se sume a esa ola de cambios.

Nicolás Sampedro

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Atando cabos sueltos de una guerra multidimensional

Atando cabos sueltos de una guerra multidimensional

TIEMPO DE LECTURA: 8 min.

Vivimos un tiempo de desbocados, de desespero del Occidente Colectivo por verse perdiendo su lugar de privilegio. Vivimos un momento en que nada es casual, sino casi todo causal.

El Occidente Colectivo se desmorona y su desespero queda cada vez más en evidencia. Atemos algunos cabos para ver cuán hilvanados están los temas por más que nos los presenten como hechos aislados:

Desde su llegada al poder Donald Trump creyó que la implementación de aranceles y la Guerra Comercial resolvería el problemita de la deuda, generado por las anteriores administraciones prácticamente sin control. No sólo no resolvió el problema, sino que generó otros. Tampoco frenó a China y su influencia como mayor socio comercial del planeta, ni frenó en su desarrollo tecnológico, ni resolvió el conflicto en Ucrania en el que Rusia avanza a paso firme; ni tampoco logró alcanzar sus objetivos con las llamadas “sanciones económicas” (medidas coercitivas unilaterales, e ilegales) frenaron a Rusia, Irán, Cuba o Venezuela.

Comparativa desde 2000 a 2024, entre EEUU y China como mayores socios comerciales con el resto del mundo.

Pese a su poca efectividad y a generar más problemas que soluciones, Trump insiste: ahora metiendo a Brasil al selecto grupo de países con un 50% o más de aranceles ¿Qué pretendía generar? Aleccionar, sancionar a Lula por haber organizado la cumbre del BRICS, por plantear la creación de una moneda alternativa al dólar y arrastrarlo al tenebroso juego de las “guerras eternas” del que nos habla Pepe Escobar. Bolsonaro es una excusa para la tribuna.

Estas sanciones y aranceles recargados, no sólo contra los BRICS sino contra todo el mundo, no sólo es difícil que cumplan el objetivo buscado, muy posiblemente generen un efecto contrario: más países buscarán alternativas. Estas semanas se daba a conocer que Rusia y la India están trabajando para vincular sus sistemas de pagos (UPI y SPFS) y sus redes de tarjetas (RuPay y Mir). Sin Visa, sin Mastercard, sin Swift. Un ejemplo más de como el denominado Sur Global está buscando alternativas que no dependan del dólar, ni sean plausibles de sanciones o bloqueos. Tal como viene sucediendo con el intercambio entre distintos países en sus propias monedas.

Y si hablamos de bloqueos y de comercio, hablamos de rutas. Rutas como las que significan los famosos corredores económicos de los que hemos hablado en más de una ocasión. El Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC) es uno de los que más hemos mencionado pero no es el único. Y si bien no es la primera vez, resulta llamativo que estas semanas se hayan provocado tensiones entre Azerbaiyán y sus dos socios en ese proyecto: en el norte chisporroteos con Rusia por una redada y detenciones masivas contra la mafia azerí y sus asociados en territorio ruso; y en el sur con Irán porque al parecer algunos de los drones utilizados por Israel en su agresión habrían salido de ese país, en la hoy llamada “Guerra de los 12 días” (dicho sea de paso, misma fórmula que utilizó el jázaro Zelenski en su ataque a Rusia). Guerra que se encuentra en un impasse. Nadie puede garantizar que no se reavivarán los cruces de misiles. Ahora, cabría preguntarse, más allá de la declaración iraní de que fue un accidente: ¿El ex presidente iraní, Ibrahim Raisi, realmente se accidentó o fue asesinado por el Mossad? No hay que perder de vista que aquella jornada repleta de neblina en la frontera azero-iraní, sólo uno de los tres helicópteros de la comitiva cayó y ¡Oh casualidad! era en el que viajaban presidente y canciller persas de ese momento.

Y tal como mencionamos semanas anteriores, las agresiones de Israel a Irán se dieron en el contexto de éste último tomando cada vez un rol más estratégico en el Asia Occidental, sobre todo luego de diversos acuerdos de asociación estratégica con China y su Belt And Road Iniciative. No hay que perder de vista, como también lo hemos dicho, que las agresiones sionistas se dieron tan sólo unos días después de que llegara un tren directo desde el gigante asiático. Parte de las nuevas rutas que, si bien podría ser una alternativa a las rutas marítimas y las posibles complicaciones y dependencias del Estrecho de Malaca, aún quedan muchos desafíos por sortear.

Hablamos de Estrechos y hablamos de Bab Al-Manda y de Ormus. Dos estrechos que están en el ojo de la tormenta producto. El primero por el bloqueo yemení de navieras que viajen al ente sionista o que sean gringas (en solidaridad con palestina), el segundo ante su posible paralización luego de la agresión israelí-estadounidense. Un descalabro de proporciones bíblicas si se paralizan.

Y en esto habría que preguntarse si entre las razones por las cuales se metió Pakistán en la jugada, amén de que Netanyahu pretende derrotara uno y avanzar con el otro, no tiene nada que ver con algunos elementos: el problema del Baluchistán que comparten; el buen vínculo entre ambas naciones en una suerte de contrapeso a la buena relación India-Israel; los aviones chinos J-10C utilizados por Pakistán para aplastar a los rafales franceses usados por India en los enfrentamientos de hace algunas semanas en Cachemira; y la ahora posibilidad de que China suministre esos mismos aviones a Irán para renovar su flota. Todo está entrecruzado e interrelacionado.

Y como ya lo hemos mencionado Irán es parte emblemática del Eje de la Resistencia, que le está dando más de un dolor de cabeza a Occidente, sobre todo a EEUU. Y por eso durante la primera administración Trump autorizó asesinar a Soleimani; por eso EEUU dejó hacer al sionismo para que asesine a Hassan Nasrallah y a la cúpula de Hezbollah del Líbano, por eso entre Turkiye, Arabia Saudí, Qatar, Gran Bretaña, Israel y EEUU, financiaron y armaron a las hordas de Al-Joulani para derrocar a Bashar Al-Assad. Porque además Siria es un paso clave para otros corredores como el IMEC (al que Assad se había negado) y que compite con el INSTC. La disputa de ese país hoy queda en manos de Turkiye e Israel y llevan a imágenes como las que vimos esta semana en la que el ente sionista bombardeó Damasco. Y, lógicamente, también deben destruir y apoderarse de Gaza, por eso el genocidio continúa, y de Cisjordania. Un gran negocio… de muerte.

Y si hablamos de desestabilizaciones e intromisiones de terceros países, ni que hablar de la periferia europea donde como lo hemos mencionado están en permanente tensión procesos políticos que no quieren seguir abonando a la guerra eterna lanzada por el Occidente Colectivo: Ahora la UE pone el foco en Moldavia, pero antes Rumania, Georgia, Estonia, Letonia, Serbia o Eslovaquia.

Nada muy distinto a lo que está haciendo la Unión Europea en Armenia: prometerle el oro y el moro bajo el auspicio del proyecto Global Gateway y del Acuerdo de Asociación Integral y Reforzado (CEPA), que su presidente Pashinián acepte las dádivas y su país sea utilizado por Occidente como ariete para desestabilizar a cualquiera de sus cuatro vecinos: Azerbaiyán, Georgia, Rusia e Irán. Con el agregado de que si Occidente llegase a controlar el Corredor Zangezur (que viene desde Turkiye y bordea toda la frontera entre Irán y Armenia y Azerbaiyán), podría significar otro golpe a Irán, limitando sus vínculos con Armenia.

Y ya que volvimos a corredores, veremos que las agresiones, sanciones y escalada diplomática entre Washington y Brasilia, también responde a que Lula y Xi firmaron un proyecto para construir un tren interoceánico que atravesaría todo Brasil desde el atlántico hasta el pacífico llegando al Puerto de Chancay en Perú.

Es una constante y permanente guerra multidimensional entre un Occidente Colectivo en decadencia (¿ya sin Trump?), con la cara de Von Der Leyen, Macron y Merz; y de un Sur Global complejo, diverso, pero que apuesta por un orden multipolar (en ascenso) con la cara de Xi, Putin, Jomeneni, Lula, Modi, y otros. Es un tire y afloje constante en esto que Alfrejo Jalife ha caracterizado como la Primera Guerra Global de Desinformación. ¿Qué sucedería si como vaticinó el mexicano, Trump se apersona en el 80 aniversario (chino) del fin de lo que en Occidente se conoce como 2da Guerra Mundial, para reunirse con sus pares Xi y Putin? El mundo está cambiando muy velozmente y en el proceso, reina el caos.

Como siempre decimos: no hagan caso omiso al ruido taladrante y estéril de los mass media. Busquen, indaguen, contrasten, chequeen. La primera víctima de toda guerra es la verdad.

Nicolás Sampedro

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La historia que no es historia

La historia que no es historia

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

Aprovechando la significativa cantidad de fechas emblemáticas que se conmemoran en estas semanas, compartimos con ustedes una interesantísima reflexión acerca de las construcciones simbólicas a las cuales estamos sometidos desde hace décadas, por no decir siglos.

Este próximo 9 de mayo se cumplirán 80 años de lo que en Rusia se conmemora como el “Día de la victoria” de lo que ellos llaman la “Gran Guerra Patria”. En concreto, la derrota definitiva del nazismo (en 1945) a manos del Ejército Rojo. Lo que en occidente se conoció como el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Y si bien los desfiles conmemoratorios en un primer momento se hicieron en fechas específicas, desde 1995, esta fecha es un día patrio en que cada año se rinde homenaje a los, al menos, 26 millones de soviéticos muertos en aquella conflagración.

Y por qué nos parecía importante darle la dimensión que se merece a éste hecho. Básicamente, porque el llamado Occidente Colectivo lo ha intentado invisibilizar prácticamente desde el momento en que sucedió. Uno intuye que, en principio, fue porque quienes habían asestado tal derrota a Hitler habían sido los comunistas. Y sólo hablando del aporte soviético, podríamos indagar en los más de 30 millones de chinos que murieron (como nos señalaba el ex embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, hace algunas semanas), o la infinidad de pueblos ofrecieron sus vidas en aquellos años.

Lo interesante es que, si miramos el panorama completo, más allá del hecho puntual, veremos que el control sobre las narrativas y cómo se cuenta lo que sucede (o lo que no), siempre ha sido algo que Europa, y después EEUU, controlaron puntillosamente. Desde Hollywood y su infinidad de series y películas, hasta los manuales de historia, pasando por los medios de comunicación y las diversas formas de construcción de narrativas occidentalocéntricas, incluida la academia.

En este sentido, nos pareció más que oportuno compartirles un texto escrito por el académico colombiano, Manuel Fernando González Villamil, sobre la base de un pensador argentino, radicado en México hasta su paso a la inmortalidad, y al que estamos convencidos que deberíamos leer más seguido: Enrique Dussel.

El texto de está titulado como “La mentira que llamamos historia” y dice así:

Cómo Europa escribió el guion del mundo y borró a quien lo había inventado. Nos enseñaron que venimos de Grecia que pensamos como europeos que progresamos gracias a su luz; nos contaron que América empezó a existir en 1492; que la filosofía nació en Atenas; y que la historia solo vale si pasa por Londres París o Berlín; pero no era verdad, nunca lo fue.

La historia oficial no fue un espejo, fue una amputación. Europa no fue el centro del mundo, fue una periferia mal adaptada que durante siglos miró con envidia a las civilizaciones que realmente sostenían el comercio, la ciencia, la cultura y la Vida: China, India, Egipto, la Mesopotamia, las culturas amerindias, los bantúes.

Europa no inventó el mundo, lo saqueó y luego escribió los libros. El Mediterráneo no era el centro, era un charco pequeño, insignificante, frente al océano del comercio real: El Pacífico. Los mapas escolares nos enseñaron a dibujar a Europa en el medio, agrandada, arrogante, como si de allí hubiera brotado todo, pero antes de que los europeos aprendieran a leer y a fundir acero los chinos ya imprimían libros, construían puentes, navegaban océanos. El renacimiento que tanto celebramos no fue un milagro creativo, fue una copia, una transferencia furtiva de saberes árabes, chinos y africanos que Europa absorbió sin dar crédito. Leonardo Da Vinci no inventó sus máquinas, replicó libros chinos que llegaron a Florencia. La imprenta, el papel moneda, la pólvora, los sistemas agrícolas modernos, todo existía mucho antes de que Europa soñara con dominar algo más que sus propios pantanos.

No somos hijos de Europa, somos nietos de civilizaciones que Europa apenas alcanzó a copiar. La modernidad no empezó con la ilustración, ni con la revolución industrial, empezó con el saqueo, con la invasión de América, con la destrucción de mundos enteros bajo el pretexto de traer civilización.

La verdadera modernidad se fundó sobre el exterminio, el trabajo forzado y el robo de tierras, de saberes, de cuerpos. Nos enseñaron a hablar de descubrimiento como si América hubiera estado escondida, esperando ser encontrada. Nos dijeron que la historia es una línea recta que va del este al oeste, de la barbarie a la razón, del mito al progreso. Nos domesticaron para repetir esas tonterías como si fueran certezas: la Edad Antigua, la Edad Media, la Edad Moderna ¿Quién decidió esas etapas? ¿Desde qué arrogancia se nombró así la historia? Esas categorías no explican el mundo, lo reducen. Son la gramática de un romanticismo europeo que convirtió su marginalidad en mito.

La verdad es más incómoda. Mientras Europa balbuceaba, China producía más acero que Inglaterra y Estados Unidos juntos. Mientras los castillos feudales se caían a pedazos, Bagdad tenía bibliotecas que harían sonrojar a cualquier universidad moderna. Mientras Europa olía a letrina, Córdoba brillaba con luces públicas y hospitales abiertos. Y América… América no era un vacío esperando a ser llenado, era un continente vivo, diverso, plagado de culturas, de ciencias, de astronomías, de filosofías que no caben en los manuales escolares. Los mayas tenían observatorios cuando en Europa todavía creían que la Tierra era plana, pero contar eso no convenía, así que, Europa inventó otra historia, una donde ellos son los protagonistas eternos, los padres fundadores, los civilizadores universales. Una mentira que repetimos hasta olvidarla. Europa venció militarmente, pero fracasó moralmente. Ganó guerras, pero perdió la memoria.

Hoy seguimos repitiendo sus relatos como loros bien entrenados. Seguimos creyendo que ser modernos es parecerse a París, que ser exitosos es consumir como Londres, que ser civilizados es pensar como Berlín. El eurocentrismo no es solo una mentira académica, es una amputación espiritual. Nos arrancaron la memoria y con ella la posibilidad de pensarnos de otro modo. Nos domesticaron para creer que la historia empieza donde ellos llegan y termina donde ellos deciden.

¿Quién estudió la historia mundial con otro esquema? Nadie. Ni en Berlín, ni en Bogotá, ni en Santiago. Seguimos esclavizados a un calendario ajeno a unas edades inventadas, a un centro falso, pero, tal vez, sea hora de romper el espejo; tal vez, sea hora de recordar que antes de Europa hubo otras luces, otras civilizaciones que no necesitaron conquistar para construir, que no midieron su grandeza por la sangre derramada, ni por los libros quemados.

La historia no necesita vencedores, necesita administradores lúcidos. Tal vez, el futuro no sea escribir nuevos imperios. Tal vez, sea recuperar las memorias robadas, las voces calladas, las raíces enterradas. Porque quien no recuerda de dónde viene, no solo pierde su historia, pierde su alma y nosotros ya perdimos demasiado. Este texto es un eco modesto de la lucidez de Enrique Dusel quien nos enseñó que para ser libres primero debemos recordar quiénes fuimos”.

Hoy la disputa por las narrativas se sigue observando en el conflicto en Ucrania, en lo que sucede respecto de los aranceles y la guerra de divisas, en la propaganda sionista respecto de Irán y su industria nuclear, del rol del Papa Francisco y su posible sucesor, entre muchos otros etcéteras.

Tal como lo hemos mencionado en otras oportunidades, los pueblos del sur global, los “rezagados”, los saqueados y rapiñados por el Occidente Colectivo, tenemos la tarea titánica de redescubrir nuestra propia historia. Esa que como describe Dussel nos fue arrebatada. Sólo entonces podremos construir de un futuro digno de ser vivido. Pongamos manos a la obra de una buena vez, porque la historia que nos contaron, no es la única historia.

Nicolás Sampedro

Prefiero escucha antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

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Son tiempos de resistencia, pero el reloj les juega en su contra

Son tiempos de resistencia, pero el reloj les juega en su contra

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Las fichas se siguen moviendo en el tablero, la realidad mundial sigue mutando hacia algo desconocido, pero en principio con algún grado de certidumbre, y cada vez son más quienes se animan a desafiar las directrices del -hasta ahora- hegemón. No sin que haya contragolpes y juego sucio de parte de la bestia herida, intentando defenderse y recuperar terreno.

Solo por mencionar un aspecto, reiterar algo que venimos siguiendo de cerca: en el último tiempo más de 50 países han manifestado su intención de ingresar al BRICS+; Bielorrusia recientemente se sumó a la Organización de Cooperación de Shanghái; el proceso de desdolarización sigue avanzando a paso firme y cada vez son más los intercambios en monedas locales; estos bloques comienzan a gestar una arquitectura financiera distinta que evite el uso punitivo de del hegemón mediante sanciones o impidiendo el sistema de pagos SWIFT. De hecho, hasta provincias como la de Buenos Aires han manifestado su intención de coordinar con el bloque. Recordemos que Milei nos privó de esa posibilidad por mera ceguera ideológica y en un claro alineamiento con EEUU e Israel.

El sur global parece tener cada vez más claro que el Occidente Colectivo llegó a un punto de deterioro que difícilmente se revierta en el corto plazo. La guerra en Ucrania está completamente perdida (y lo saben desde hace rato) y sus consecuencias empiezan a verse: situación económica deteriorada, descontento social, violencia; el genocidio en Gaza es tan evidente que hasta dentro de sus propios países ha habido inmensas manifestaciones en contra de que se perpetúe, e incluso comienza a haber países supuestamente de ese bloque que empiezan a desmarcarse. Más allá de quienes ya venían en esa postura como Orbán de Hungría, Vucic de Serbia, incluso Fico de Eslovaquia, que recientemente afirmó que no entregaría ni una sola bala a Ucrania; la visita de la italiana Georgia Meloni al mandarín Xi Jimping no debe haber caído muy bien en el Despacho Oval. Incluso en Alemania hay sectores (sobre todo en las provincias de la parte oriental) que están planteando abiertamente que el país debe recuperar los vínculos con Rusia y pensar un sistema de seguridad común, algo como lo que viene planteando Putin para toda Eurasia.

Como si fuera poco, recientemente circuló la posibilidad de que Rusia, China e India vuelvan a poner en funciones al RIC, bloque que integran los tres países y que fue la antesala al BRICS ya con Brasil y Sudáfrica como socios. Aceitar sus relaciones políticas, comerciales y estratégicas seguramente aceleraría aún más los procesos que se vienen gestando. Paso fundamental será que China e India logren un entendimiento que permita evitar las tensiones en su frontera, aunque parece que están avanzando seriamente en ese sentido. Recientemente sus ministros de Relaciones Exteriores, Wang Yi y Subrahmanyam Jaishankar, tuvieron un encuentro, al parecer, bastante fructífero.

Quizás esa recomposición de relaciones sumado al hecho de que el presidente indio Narendra Modi visitara Moscú el mismo día en que comenzaba el 75 aniversario de la creación de la OTAN, o que manifestara abiertamente que la India no sería parte de ninguna alianza que encabece EEUU, hayan sido algunos de los elementos que llevaron a que los norteamericanos apoyaran abiertamente el golpe de Estado en Bangladesh, país vecino de India en donde gobernaba la Primera Ministra, Sheikh Hasina, de buenos vínculos con Nueva Deli.

En medio de esa desesperación por su pérdida de hegemonía, afloran las peores expresiones de odio, inoculadas durante décadas por medios de comunicación y amplificadas hoy por redes sociales como la cloaca de X (ex twitter) que controla Musk: Sea en Venezuela, en Gran Bretaña, en Bangladesh o en donde sea, siempre están detrás sectores desestabilizadores que sólo tienen como propuesta incendiarlo todo y eliminar al otro, o sea, a nosotros.

Son tiempos complejos y posiblemente los que vendrán sean aún más complejos y virulentos. Serán tiempos difíciles, pero habrá que mantener la calma, la mente fría y rodilla en tierra. No regalarse y ser inteligente, pero no abandonar absolutamente ningún espacio. Es tiempo de resistencia, y por más que aquí parezca lo contrario, el reloj está jugando en su contra.

Nicolás Sampedro

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