¿Alguien dijo persecución judicial?

¿Alguien dijo persecución judicial?

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Por Nicolás De La Iglesia*

Si tuviéramos que elegir una palabra que se haya destacado en el mes de diciembre ¿Cuál sería? ¿Desempleo? ¿Pobreza? ¿Inflación acaso? No, la palabra que quedó  flotando en el aire (o que eligieron instalar los medios hegemónicos) es lawfare.

A principios de mes, la vicepresidenta Cristina Fernández en la declaración indagatoria durante el juicio por irregularidades en la obra pública, utilizó una palabra que trajo revuelo mediático: lawfare. Alberto Fernández, en su primer discurso como presidente, habló de una nueva justicia sin operadores. Axel Kicillof usó la palabra lawfare cuando en el primer boletín oficial de la gobernación de la Provincia de Buenos Aires designó a dos funcionarios que están procesados.

Ahora bien, ¿a qué hace referencia esta palabra de origen estadounidense? Básicamente y sin dar muchas vueltas, law es ley en inglés y fare viene de warfare que es guerra; pero no cualquier guerra sino una en donde hay poderes dispares entre los adversarios. Cuando se usa esta palabra se hace referencia a la justicia como un elemento de guerra. En el caso nuestroamericano, es un arma para perseguir a los empresarios que arrasan con recursos naturales, especulan y se llevan el 90% de la guita de un país. Nah, mentira, lo usan justamente esos tipos para perseguir a líderes populares. 

La palabra lawfare comenzó a utilizarse tras el caso de Lula en Brasil: si nos detenemos a pensar dos segundos al Luiz Inácio lo metieron preso sin pruebas. Así de brutal, no encontraron ni una prueba en su contra y sin embargo, llegaron a meterlo preso justo antes de que se llevaran adelante las elecciones. Siempre dicen que la justicia es lenta, hasta que tiene que meter en cana al tipo que mejor imagen tenía y que de seguro habría ganado cómodo si hubiera podido presentarse.

A partir de ese hecho se le pudo poner nombre y apellido a lo que estaba pasando acá, con las cientas causas inventadas contra funcionarios kirchneristas. Sin embargo, a aquellos que se animaban a llamar a las cosas por su nombre y denunciar la persecución política, se los acusaba de ser fanáticos y de defender la “corrupción k”, como dice el diario más vendido del país. Acá hay algo a lo que hay que prestarle atención: el lawfare no es posible sin una articulación mediática. Es por esto que Clarín, La Nación y todos los medios oficialistas, ahora opositores, pegaron el grito en el cielo cuando Cristina osó ponerle nombre a la persecución política.

Hasta el momento todo muy lindo, pero de algo se olvidaron los medios -que dicho sea de paso están más concentrados y tienen la billetera más gorda que nunca-. Resulta que a principios de este año un empresario rural, Pedro Etchebest, denunció que había sido extorsionado por un abogado llamado Marcelo D’Alessio -quien dijo trabajar para un fiscal de apellido Stornelli. A Etchebest lo presionaban para que declarara como arrepentido en la famosa “causa de los cuadernos”: pedían que señalara a funcionarios k y además pagar la pequeña suma de medio millón de dólares  para que no fuera preso.

Todo podía ser parte de una fábula de un empresario rural corrupto, pero resulta que el muchacho se tomó la molestia de marcar los 15 mil dólares que entregó a D’Alessio como parte del primer pago; de guardar las conversaciones y de filmar el encuentro en donde le dio la plata. Y podría ser parte de una cama para un abogado que investiga mafiosos, pero resulta que cuando la causa cae en manos del juez de Dolores, Alejo Ramos Padilla, se descubre que este abogado que se presentaba como agente de la DEA norteamericana, no era ningún abogado, y ahí se empieza destapa la olla.

Por Horacio Verbitsky

Cuando allanan la casa del falso abogado encuentran muchísima información de empresarios y de conocidos operadores mediáticos como Alejandro Fantino o el “niño rata”, mejor conocido como Luis Majul. En esos documentos se puede ver el modus operandi de D’Alessio, que recolectaba información y la usaba para presionar a empresarios y que estos acusaran a funcionarios y otros empresarios afines al kirchnerismo.

Todavía podría pensarse que es parte de una gran casualidad y que es un caso aislado, pero resulta que cuando el juez pidió recursos para analizar las pruebas que encontró, no le dieron. Ni siquiera una computadora o un perito informático para investigar la notebook del operador judicial. Después de varias idas y vueltas y a través de las pericias informáticas y del celular del acusado, se confirmaron las sospechas.

El Fiscal Stornelli fue seis veces citado a declarar y tuvo el atrevimiento de no presentarse. Demás está decir que esto no lo puede hacer nadie que no tenga el apoyo del poder político -de hecho Mauricio Macri y Lilita Carrió salieron en su defensa en más de una vez, sin demasiados fundamentos por supuesto-. Ningún juicio de valor se leyó en los diarios sobre este fiscal acusado de presionar a empresarios para que declararan en contra de ex funcionarios que no se presentaba a declarar.

En abril, en medio de la presión que generó este caso, Giselle Robles, ex abogada de Fariña, declaró y dio pruebas de que las declaraciones del empresario vinculado a la corrupción k estaban guionadas. Sí, leíste bien: el muchacho declaró exactamente y cuando digo exactamente es con los mismos puntos y comas o palabras escritas en mayúsculas, lo que decía el guión que ella escribió.

Leonardo Fariña: mejor guión adaptado

Por último, y por si necesita una voz imparcial, la mismísima ONU alertó sobre las presiones que ejerció el macrismo en la justicia. Entonces podemos ver que pruebas hay y de sobra para demostrar cómo se  persiguió a líderes populares a través de un complejo entramado político-mediático-judicial. Acá entraron en juego la Agencia Federal de Inteligencia e incluso la Gendarmería Nacional, sobre la que pesan acusaciones de espiar a personas del ámbito judicial.

Comodoro Py, como fue denunciado, es nada más y nada menos que un nido de ratas que se mueven siempre a favor de sus propios intereses. Será tarea del gobierno buscar maneras, en primera instancia de desinfectar el edificio, y después de llevar adelante las políticas correspondientes para asegurar que, como dijo el presidente en su primer discurso, de una vez por todas haya una justicia libre de operadores. Sin dudas la intervención de la AFI parece ser un buen primer paso.


*Periodista, columnista sobre Europa del programa Marcha de Gigantes (Radio UNLP - AM 1390) responsable de la sección de Política Nacional de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.
Entre la crisis política, la presión social y los designios de Trump

Entre la crisis política, la presión social y los designios de Trump

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

POR MIRANDA CERDÁ CAMPANO*

Los cortocircuitos en el Gobierno de Jair Bolsonaro eran de esperarse. El actual presidente fue a la disputa presidencial del año pasado sin un partido político y sin la bendición manifiesta de los principales grupos de interés. Apostó a que la ruptura política que planeaba instaurar generara equilibrio para gobernar, aproximando a la escena a militares, evangélicos, ultraneoliberales y figuras públicas destacadas alineadas con su discurso de derecha.

Pero en lo que va de estos meses, sus proyecciones no se cumplieron y los militares comenzaron a diferenciarse de la familia Bolsonaro. Se trata de una fricción en curso, que ya tuvo algunos choques frontales vía redes sociales, como el de Carlos Bolsonaro y el vicepresidente Hamilton Mourão. De esta tensión, la principal causante de la grave crisis política, derivan otras: en estos cinco meses y medio, el secretario general de la Presidencia y el ministro de Educación fueron renunciados por desarreglos internos, con los militares en el medio.

Las internas en el Gabinete se alimentan de otras disputas, como las que algunos ministros tuvieron con representantes de los otros poderes públicos. Tal es el caso de los ministros de Justicia, Sergio Moro, y de Economía, Paulo Guedes, con el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia; o el cruce entre varios miembros y voceros del Poder Ejecutivo con algunos integrantes de la Corte Suprema de Justicia. En el medio, otras cuestiones hacen ruido a nivel institucional: pedidos de juicio político de parlamentarios oficialistas al propio vicepresidente.

Las decisiones de Bolsonaro no sólo carecen de respaldo puertas adentro de su Gobierno, sino que se traducen en un descontento social cada vez mayor. Las movilizaciones contra el presidente de Brasil llegaron a un punto culminante el pasado 15 de mayo, cuando miles de estudiantes salieron en los 27 distritos del país para protestar contra los recortes en Educación. Un mes después, los sindicatos y movimientos sociales convocaron la primera huelga general desde que asumió Bolsonaro como Presidente para protestar contra la reforma del Sistema Previsional. Se pretende destruir el sistema de pensiones para su privatización y su impacto se potenciaría con la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Michel Temer.


#LULALIVRE

En paralelo a la deconstrucción de la capacidad de Bolsonaro para orientar la escena política, fue reapareciendo la figura de Luiz Inácio Lula da Silva. Hace varios meses se lanzó la campaña “Lula Livre”, un espacio que recibió el apoyo no sólo de círculos jurídicos y organizaciones sociales a nivel nacional, sino también de organismos internacionales, como el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas que recomendó que el ex mandatario pudiera participar de las elecciones del año pasado.

Durante la gestión de Bolsonaro, cada vez más figuras del propio subsistema político-judicial comenzaron a admitir lo fraudulento de los procesos de investigación en su contra y lo injusto de su condena. Gilmar Mendes, miembro de la Corte Suprema que supo callar durante el juicio político a Dilma y que no hizo nada para que se rectificaran los procesos judiciales contra Lula, admitió en un reportaje a principios de este año que Lula no debió haber ido preso; y el propio Paulo Guedes, Ministro de Economía de Bolsonaro, reconoció en una reunión con seis presidentes de Tribunales de Cuentas estaduales en abril, que Lula “no robó ni un centavo y su patrimonio lo prueba”.

Por si no estaba clara la intencionalidad política del absurdo jurídico contra Lula, esta última semana una secuencia novedosa lo volvió a colocar en un lugar destacado. Y es que el domingo 9 de junio, el diario The Intercept Brasil divulgó tres reportajes exclusivos sobre la Operación Lava Jato en ese país y el papel político que ejercieron el actual ministro de Justicia y entonces juez, Sergio Moro, y el fiscal Deltan Dallagnol durante las investigaciones contra Lula. La opereta judicial le costó al ex presidente una pena de 12 años en prisión y la imposibilidad de participar de las elecciones de 2018. Su exclusión de la contienda electoral fue una pieza clave para abrir la senda del triunfo de Jair Bolsonaro.

Las filtraciones reveladas por el medio brasileño exponen mensajes que intercambiaban los fiscales de Lava Jato con el ex magistrado y dan cuenta de actitudes altamente controvertidas y legalmente dudosas del equipo que llevaba adelante la investigación. Los elementos señalan que se hablaba abiertamente sobre la voluntad de impedir la victoria electoral del Partido de los Trabajadores (PT) y que Moro colaboró de forma antiética con los fiscales para ayudar a montar la acusación contra Lula.    

Además, se prueba que los fiscales conspiraron para obstaculizar una entrevista preelectoral con Lula con el objetivo explícito de afectar el resultado de las elecciones; Dallagnol advertía que la entrevista “podría elegir a Haddad” o permitir “la vuelta del PT al poder”. El fiscal también se mostraba inseguro en relación al punto central de la acusación que terminó con la detención de Lula: que había recibido de regalo un apartamento triplex en la playa de Guarujá como pago de la constructora OAS por facilitar supuestos contratos millonarios con Petrobras. Nunca se pudo probar que Lula fuera propietario del inmueble y eso parecía alarmar a Dallagnol.

El reportaje demuestra en otra instancia, que Moro le proponía a Dallagnol cambiar el orden de las fases de la Operación Lava Jato, le demandaba agilizar nuevas operaciones y le brindaba consejos e indicios informales, además de anticipar algunas de sus decisiones.

Deltan Dallagnol – Sérgio Moro

El 12 de junio, The Intercept reveló una nueva conversación un grupo de procuradores. En ella, Deltan Dallagnol admitía al grupo “haber conversado una vez más con Luis Fux” (ministro del Supremo Tribunal Federal de Brasil) y señalaba que contaban con él para lo que necesitaran. En dicha conversación, el entonces Juez, Sergio Moro, respondió: “Excelente, en Fux confiamos”. Fux fue el ministro del STF que prohibió la entrevista a Lula en la campaña electoral, y en enero de este año, a pedido de Flavio Bolsonaro, concedió la suspensión a la investigación instaurada por el Ministerio Público de Río de Janeiro que investigaba los movimientos financieros de Fabricio Queiroz, ex asesor del senador Flavio Bolsonaro.

Desde hace años, diversos sectores de la sociedad denuncian los desvíos, abusos y acciones inconstitucionales cometidos en el marco de la Operación Lava Jato. Una operación que se levantó tratando de explicar que la corrupción constituía el meollo de la crisis institucional, pero que tenía un propósito claro: condenar la “ineficiencia de lo público”, “la incapacidad del Estado” y “la corrupción de los políticos”, para justificar el retorno a la senda neoliberal.

La Operación Lava Jato fue una estrategia muy bien elaborada con el objetivo de privatizar el sector para que las multinacionales (en su mayoría estadounidenses) accedan a las reservas de petróleo de Brasil en un momento de disputa por los recursos estratégicos a nivel mundial. Para legitimar esta venta de hidrocarburos, pero también de soberanía, era fundamental mostrar la ineficiencia e incapacidad de Petrobras como empresa estatal y sacar del camino la posibilidad de un gobierno popular que no cumpliera los designios de Donald Trump.

Todo el proceso de Lava Jato se hace en coordinación con el Departamento de Justicia norteamericano. Y aunque la injerencia se retruca desde un discurso en el que Estados Unidos aparece como el que viene a salvar a Brasil de la corrupción, se debe entender que cualquier intervención yanqui en Nuestra América no es ni un acto de amor por el resto de los países del continente, ni una mera casualidad: es el modo de control sobre su “patio trasero” y una clara puja por la hegemonía mundial.


*Periodista especializada en Sudamérica, redactora de Revista Trinchera y columnista del programa Marcha de Gigantes (AM 1390 Radio Universidad Nacional de La Plata) y colaboradora de Agencia Timón  
Rodrigo Granda: “Quieren llevar a toda la antigua comandancia de las FARC a las cárceles de los EEUU”

Rodrigo Granda: “Quieren llevar a toda la antigua comandancia de las FARC a las cárceles de los EEUU”

TIEMPO DE LECTURA: 9 min.

Trinchera comparte la segunda parte de la entrevista con Rodrigo Granda, integrante del Consejo Político Nacional del Partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. En esta oportunidad el ex líder guerrillero habla sobre la respuesta del gobierno ante los asesinatos a líderes, lideresas y ex guerrilleros, sobre la posición de EEUU sobre el conflicto colombiano con la llegada de la administración Trump, sobre el lawfare y el rol de los medios de comunicación, sobre el rol de Colombia en la estrategia de recolonización del continente de parte de los EEUU, y de cómo ven a Nuestra América en este contexto.


Rodrigo Granda

¿Hay alguna respuesta desde el gobierno colombiano, encabezado por Iván Duque, o siguen en una negación de toda la problemática y del fenómeno paramilitar?

Desde las altas esferas del poder se apoya esto que está ocurriendo en el país con la estigmatización. Son altos funcionarios. Queda muy mal que, donde ya hay cosa juzgada como es el caso de la salida de Jesús Santrich de la cárcel, el mismo señor presidente salga a decir que Santrich es un narcotraficante y que los narcotraficantes tienen que estar en la cárcel. O que el ministro del Posconflicto salga a decir en los medios de comunicación que si hay un ex-combatiente muerto (mejor dicho “ex-guerrillero” muerto) es porque estaba haciendo alguna picardía. En Colombia no existe la pena de muerte. O como el ministro de Defensa que, ante la muerte de Dimar Torres, sale apresuradamente a decirle al país que eso se debió a un forcejeo y que Dimar había tratado de desarmar a un militar. En estas condiciones, eso se reproduce a través de toda la amplia sociedad.

Con esa estigmatización, hoy o mañana, cualquiera le pega uno o dos tiros a Santrich y piensa que está haciendo algo bueno, porque está matando a un narcotraficante y no atentando contra la vida de uno de sus conciudadanos. Eso es una cosa absolutamente asombrosa e irresponsable desde el punto de vista del manejo de las posiciones de gobierno y más allá del gobierno, del Estado.

El presidente de los Estados Unidos visitaría el país el próximo 2 de diciembre pero su viaje fue pospuesto. Foto: Presidencia de la República (Fuente: Sputnik)

¿Cómo analizan el juego de la administración Trump, después del comunicado de la Embajada de EEUU (en Colombia) rechazando la resolución de la JEP que ordenaba liberar a Jesús Santrich?

Ustedes saben que siempre hubo inconvenientes con los gobiernos de los Estados Unidos de Norte América. Primero porque ellos iniciaron, financiaron, colocaron aviones y dinero para la agresión a Marquetalia en nombre del ataque al comunismo en nuestro país, y evitar el triunfo de una revolución como la cubana.

Todas las agencias del gobierno norteamericano están presentes en Colombia. Trataron por todos los medios de hacerse a la central de comunicación, al asesoramiento militar y técnico del ejército, a manejarlo como ellos quieren y a hacer la guerra contrainsurgente. Después inventan la lucha contra el narcotráfico y esa guerra contra el narcotráfico la convierten en una guerra contrainsurgente. Luego hablan del narcoterrorismo y con ese “San Benito” se da la persecución contra el movimiento obrero y popular, contra el movimiento campesino y desde luego contra el movimiento insurgente fundamentalmente de la FARC.

Ellos organizan, dividen, planifican y financian el Plan Colombia que le costó a los EEUU más de 10 mil millones de dólares para el ataque concentrado para tratar de exterminar física y políticamente a la guerrilla colombiana. Logros que no pudieron tener. Eso ha sido siempre una permanente injerencia. Ahora se creen los dueños del país y que pueden sacar a cualquier colombiano cuando a ellos les dé la gana y llevárselo para las cárceles de los EEUU. No se quedaron contentos con haberle levantado a Simón Trinidad, un hombre que es un guerrillero destacado y un revolucionario transparente, falsos cargos en EEUU y tenerlo allá. Quieren llevar a toda la antigua comandancia de las FARC a las cárceles de los EEUU, con cualquier pretexto. No pueden tolerar que un movimiento armado, como lo fueron las FARC, se haya alzado en armas contra un Estado como el colombiano: patrocinado por ellos; y que ese movimiento no hubiera podido ser vencido en el campo de batalla. Entonces quieren nuestras cabezas para escarmentar no solamente al resto de colombianos y del continente, sino del mundo, diciendo “miren lo que les espera si se rebelan contra la institucionalidad vigente en cualquier país de América Latina”.

Fuente: El espectador

Rafael Correa y Cristina Fernández de Kirchner hablan de Lawfare o Guerra Jurídica. Otros analistas hablan de Guerra de 4ta o 5ta Generación, de Guerra Psicológica o Contrainsurgente ¿Ustedes qué lugar creen que tienen los medios tradicionales de comunicación? ¿Qué rol cumplen los medios alternativos o más pequeños? ¿Y qué rol están jugando las redes sociales?

En Colombia, al igual que en casi todos nuestros países, los medios masivos de comunicación son unos monopolios que abarcan todo y que además están sincronizados a través de la radio, de la televisión, de los periódicos, de las revistas y que tratan, incluso, de influir en las redes.

Muchos periodistas están en las nóminas de los grandes capitalistas. No todos, porque ahí hay también gente honesta e incorrompible, aunque las amenazas y toda la situación contra los periodistas es terrible. En el campo de asesinato de periodistas, sólo nos lleva la delantera México. Acá es muy complicado que los comunicadores puedan desarrollar su actividad sin miedo a ser asesinados.

Las redes sociales han cambiado y revolucionado todo esto. Lo de Dimar (Torres) no hubiera sido posible sin las redes. Los asesinatos que están ocurriendo se conocen en el mismo momento y el país los conoce casi en tiempo real. Esto no ocurría en los años 80 cuando pasó lo de la Unión Patriótica. Con esto se ha formado un torrente de opinión que le dificulta a la gran prensa esconder cuestiones tan evidentes.

Desde La Habana le dimos una gran importancia a los medios alternativos. Primero en el sentido de que se deben respetar y ampliar, incluyendo las emisoras comunitarias. También peleamos por acceso y la creación a 20 estaciones de radio, porque vemos que es una obligación del Estado permitir el acceso a los pobladores a estos medios de comunicación. Hay algunos acuerdos con canal 13 de televisión, surgidos también de La Habana, donde se tiene una franja de opinión que hace referencia a la implementación del Acuerdo de Paz. Este es otro frente.

Nuestra lucha es en la cuestión política, en la ideológica, en la financiera. Estamos implementando la economía solidaria y cooperativa, la cuestión del agrupamiento, mientras el Estado trata de diluirnos y desaparecer cualquier forma organizativa. Como partido político FARC tenemos una dinámica propia y tenemos que participar en los espacios donde nos encontramos e irradiar nuestra acción política organizativa de masas, de trabajo conjunto, con las comunidades que allí existen para poder desplegar planes en todos los órdenes, incluyendo el comunicacional.

Funete: Cubadebate
http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/05/11/bases-militares-de-eeuu-en-colombia-apuntan-a-venezuela/

Thierry Meyssan señala que los planes del imperio son los de caotizar la región. Algo de eso se observó cuando se movilizaron paramilitares a la frontera con Venezuela ¿Cómo ven estos movimientos y cual estaría siendo hoy el rol de Colombia en la recolonización de Nuestra América que pretende EEUU?

Colombia tiene 7 bases militares norteamericanas en su territorio, tiene una gran cantidad de asesores militares y es indudablemente (después de Israel y Egipto) el país que más ayuda recibe de los EEUU.

Tenían a Colombia como la plataforma de agresión contra Venezuela. Desde la época de la “Seguridad Democrática”, el señor Uribe logró mover huestes paramilitares a lo largo y ancho de la frontera. Ahora ellos vieron la oportunidad y pensaban que con el presidente títere podían inmediatamente hacer un levantamiento dentro de Venezuela (como 5ta columna) y luego desde territorio colombiano ayudar a la caída del presidente Maduro y de la revolución venezolana. No pudieron hacerlo.

Hoy la guerra le camina a un grupo muy reducido de personas. Se demuestra que la diplomacia latinoamericana, la diplomacia de los pueblos, sirve para luchar contra la acción del imperio y de sus lacayos.

Además, Venezuela no está sola. Han estado solidariamente y porque tienen intereses económicos grandes, los rusos, los chinos, los hindúes, los iraníes. Es decir, ahora el mundo es globalizado y estas situaciones han puesto a pensar al imperio.

Desde el comienzo hemos pregonado que Colombia debe hacerse a un lado y dejar que Venezuela resuelva entre ellos sus problemas. Tenemos una deuda de gratitud muy grande con el presidente Hugo Rafael Chávez Frías, que muy joven se nos fue de este planeta, e igualmente con el presidente Maduro y con este pueblo que prestó e hizo todo para que los colombianos pudiéramos conquistar la paz. Y que esa paz que conquistamos los colombianos fuera la paz del continente como lo dijo Mujica.

Sin embargo, a los venezolanos les pagamos con las monedas de Judas. Es decir, traicionamos y nos convertimos en el Caín de América, como lo hicimos en la época del nefasto (Julio César) Turbay Ayala, cuando la Guerra de las Malvinas. Fuimos los únicos latinoamericanos que dejamos solita a nuestra amada Argentina. Uno todavía se avergüenza de esta corrupción terrible y ese arrodillamiento de los mandatarios colombinos frente al imperio. No queremos que eso se repita y por eso hay fuerzas que se mueven para evitar esa guerra.

Andrés Manuel López Obrador

A partir de esto que describe y de la derechización de los gobiernos de la región luego del ciclo progresista que vivió Nuestra América, ¿cómo ven la región, en términos generales, y qué perspectiva puede tener a futuro?

Es indudable que la derecha envalentonada y agrupada desde el señor Trump, creció en nuestro continente. Pero ya empiezan a tener una especie de destorcida. Lo de López Obrador en México es un campanazo de alerta, una señal de que no todo está perdido y que se pueden abrir posibilidades de que estos gobernantes “progresistas” puedan volver a levantar cabeza.

Hubo una especie de autocrítica sobre qué pasó para tener este reversazo. Hubo confusión cuando se pensaba que se podía conectar con la derecha, con la burguesía; se rebajó la capacidad ideológica de las organizaciones sociales y de los partidos políticos de izquierda. Mucho manoseo hacia los dirigentes que tenemos la responsabilidad de manejar y trabajar cerca de los obreros, de los campesinos, de las capas medias de la sociedad.

Estos gobiernos de derecha no han resuelto ninguno de los problemas grandes que se presentan. Ustedes en Argentina han dado una reciente muestra con el Paro General. La situación es permanente en la lucha por adquirir nuevas bases de triunfos y victorias, y la reserva democrática del continente no están perdidas. La derecha y la ultraderecha no pueden abusar ni hacer lo que les da la gana en el continente, por más crecidos que se quieran presentar en estos momentos.

Valentino: “El ser humano no puede estar separado de la política, porque hasta cuando decís <yo no hago política> estás haciendo política”

Valentino: “El ser humano no puede estar separado de la política, porque hasta cuando decís estás haciendo política”

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

Dialogamos con la co-guionista y productora del documental “Lawfare in the Backyard – La Guerra Judicial en Latinoamérica”, Ana Valentino, quien nos contó las experiencias vividas durante el rodaje y sus apreciaciones sobre esta forma de guerra que está invadiendo la política de toda la región.


¿Qué concepción de “Guerra Jurídica” tienen y desde donde se posicionan para hablar y desarrollar este concepto a lo largo del documental?

En el documental separamos la información en capítulos. El primer capítulo nos dedicamos a desarrollar el concepto de “Guerra Judicial” o “Lawfare”, a nivel global. Y lo que planteamos es que depende quién lo dice y desde qué mirada. Tiene que ver más con una cuestión geopolítica la pregunta ¿Qué es el Lawfare?.

La definición o la visión de lo que es, es bastante distinta, desde los países dominantes que desde los nuestros. Por ejemplo para Estados Unidos, hoy el Lawfare, es una cuestión de “seguridad interior”. Lo ven en el marco de una guerra jurídica que les ahorra problemas de política internacional, de derecho internacional, además de ahorrarles costos materiales, físicos o que les prepara el camino para después desarrollar una guerra sin tener costos a nivel de política o de derecho internacional.

Para Israel los palestinos les hacen Lawfare poniendo niños al frente y después denunciándolos en cortes internacionales de Derechos Humanos. A eso le llaman Lawfare.

Nosotros en América Latina tenemos una visión muy distinta. Por lo menos, en nuestro caso, estuvimos recogiendo testimonios de la definición de académicos, de juristas y de periodistas del continente, y lo vemos más en el marco de lo que sería una estrategia para llevarnos a planteos o a programas de gobierno en términos de pos soberanía.

En América Latina tiene más que ver con impedir que surjan gobiernos populares o gobiernos que no estén alineados con Estados Unidos como cabeza del continente, y poder imponer planes de gobierno neoliberales que a ellos les permita la extracción de nuestros recursos naturales y una serie de cuestiones que tienen que ver más con lo económico; llegar a una hegemonía del poder financiero transnacional.

Explicación de Lawfare por RT

Hacías referencia a un esquema genera o un esquema imperial y el Lawfare como una operatoria propia del imperio que tiene algunas características particulares según el lugar en el cual se aplica ¿encontrás algunos puntos en común en cuanto, por ejemplo, a la persecución de los distintos poderes judiciales, alguna identidad común en clave de formación ideológica de esa persecución? ¿Este poder judicial que opera en la Argentina procesando a algunos referentes concretos de la oposición se vincula con el caso de Ecuador? ¿Hay alguna identidad en términos técnicos e/o ideológicos? ¿Hay sectores de formación desde el imperio para esta planificación?

No te quepa ninguna duda. Ya podríamos tacharlo de Escuela Jurídica desde el punto de partida que se dan charlas y seminarios en las universidades de Estados Unidos a las que invitan a nuestros jueces y fiscales. Esto quiere decir que le pagan todos los gastos, el viaje, los viáticos; y se llevan nuestros jueces allá para “prepararse”.

Aún aquí, en Buenos Aires, en Argentina, en las universidades privadas de la derecha, también preparan ideológicamente a nuestros futuros abogados en este sentido, y tratan de justificar como una cosa legal. Porque en realidad (el Lawfare) es un uso de la ley. Es contradictorio, pero es un uso ilegítimo de la ley…

El ex Presidente Rafael Correa comparte el trailer del documental

Jueces y fiscales funcionan bajo la vulneración del Estado de Derecho…

El otro día había un abogado que me decía que era un “abuso del derecho”.

Además ahora a nosotros se nos prende la lamparita por la situación en la que estamos en este momento pero en verdad hace muchos años –creo que desde que existimos, que existe la academia- nuestros profesionales, todos, hacen sus posgrados, como una tradición, en Estados Unidos o en universidades extranjeras, donde todo el conocimiento que acumulan va en un sentido ideológico que no tiene que ver con nuestros intereses nacionales y nuestra idiosincrasia. Y es un problema muy serio que tenemos.

Nos pasa en todos los rubros. Lo que pasa es que en el rubro judicial se vuelve central en este momento, porque ya está enfocado a imponernos sistemas, planes y programas de gobierno. Entonces directamente nos quedamos sin soberanía, con democracias de muy baja intensidad y muy desvirtuado todo lo que es el sistema institucional, y eso es realmente grave.

En el marco de que presentaron el documental en el Festival de Cine Político ¿Qué es el cine político? ¿Por qué es importante conocerlo? Acto seguido: ¿Existe la posibilidad de un cine que no sea político?

El ser humano no puede estar separado de la política, porque hasta cuando decís “yo no hago política” estás haciendo política. Creo que no hay un cine no-político. Entonces ¿A qué le llamamos cine político? Cuando es explícito, cuando desde el vamos está la intención de que sepa que lo estás haciendo desde una determinada óptica desde un determinado enfoque ideológico, subjetivo y propio.

La era del hielo no es cine político. Ahora, vos podés mirarlo y decir “mirá como desde acá le enseñan a los nenes quiénes son los buenos y quiénes son los malos”. Y es cine político ¿no?

¿Cómo fue el clima en el que trabajaron durante el documental? Y específicamente la caravana de Sao Borja?

Eso despertó curiosidad en la prensa porque en  algún momento conté una pequeña anécdota. Nosotros tuvimos un pre-estreno en el Congreso de la Nación, cuando todavía no estaba terminado, y nos lo declararon de interés.

Cuando se nos ocurrió la idea de trabajar este tema (hace más de un año), en el marco del Comité de solidaridad argentino con Lula. Como parte del comité empezamos a cubrir los actos y los hechos políticos del comité. En ese marco se nos ocurrió que había que hacer un documental sobre este tema de la “Guerra jurídica”.

Cuando Lula (Da Silva) todavía estaba libre y estaba haciendo las famosas caravanas de campaña, iba a pasar por el sur, por Sao Borja, que queda en el límite con Corrientes (o sea que nos quedaba bastante posible llegarnos hasta allá (somos una cooperativa que hacemos esto a pulmón y con mucho esfuerzo), dijimos “esta es una oportunidad de ver de cerca lo que está pasando” y nos fuimos hasta allá a sumarnos a esa caravana y a tratar de registrarla.

Cuando estábamos en el micro viajando, a la noche, nos llega un mensaje de Wahts App de los compañeros del PT y de la CUT de Sao Pablo, avisándonos que habían baleado la caravana. Ya estábamos en el micro embarcados en esa y no daba para echarse atrás. Cuando llegamos allá nos encontramos con que mucha de la gente que iba a ir desde Argentina no fue y había un clima absolutamente tenso.

La caravana tenía que llegar al medio día y no llegaba. Y con el paso de los minutos nos fuimos enterando que no llagaba porque la gente de la derecha de Brasil los perseguía y tuvieron que ir campo traviesa, guiados por la gente del Movimiento Sin Tierra (que son los que conocen los caminos alternativos porque están acostumbrados a la persecución) y así llego la caravana, mientras en Sao Borja se había juntado un montón de gente que estaba esperando a Lula para darle la bienvenida y otro montón de gente que lo estaba esperando para todo lo contrario (incluso tenían un muñeco de Lula vestido como presidiario y colgado en una grúa); y la policía montada que se interponía, iban y venían con los caballos y se interponían entre los dos grupos porque estábamos casi cara a cara.  Todo eso lo tenemos registrado.

Y hubo dos o tres momentos donde, por ejemplo, hubo gente que saltó la valla y entonces hubo unas escaramuzas, golpes y empujones, gritos. Realmente no sabíamos dónde iba a terminar la cosa.

Entre nosotros, ahora, a veces, nos acordamos y nos reímos porque en un momento era tal nuestro entusiasmo por registrar todo que Leandro (Carvalho) no se dio cuenta, se subió al techo de un auto para filmar desde arriba y no se dio cuenta que era un patrullero y tuvo que salir corriendo.

Así que para nosotros fue toda una aventura pero al mismo tiempo fue bueno porque nos permitió palpar que es una cosa que se pelea cuerpo a cuerpo, que tiene muchos aspectos y facetas, pero lo que nos impactó –y es la pata más importante del Lawfare- es lo mediático.

El poder judicial puede salirse del molde y hacer lo que hace porque el poder mediático le allana el camino, convence a la población. Lincha mediáticamente a la persona que es blanco, que es objeto del Lawfare (en este caso a Lula), y la gente queda convencida de que es un delincuente y que todo el que defiende a Lula es porque es chorro. Esto que nos pasa acá de “choriplaneros”, “grasa militante”, entonces la gente se pone violenta. Llega un punto que se pone violenta de verdad. Y la violencia social es parte también de esto.

Los enredos de la pseudo-democracia actual

Los enredos de la pseudo-democracia actual

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.trump-macri-bolsonaro

Por Nicolás Sampedro

La periodista, investigadora y militante, Stella Calloni, reflexionaba en una reciente entrevista publicada en el portal Misión Verdad, acerca de las nuevas formas de intromisión de los EEUU en la política de los países de Nuestra América, y la imperiosa necesidad de sentarse a pensar cómo adelantarse a tales políticas para lograr salir del lugar de sumisión a los designios imperiales.

Calloni habla de las “Democracias de Seguridad Nacional” en clara alusión a la Doctrina de Seguridad Nacional implementada por los EEUU durante los años 70 mediante las diferentes dictaduras militares del Cono Sur, el Plan Colombia y el Plan Mérida, entre otras políticas de intervención.

Hoy la formación no es a militares en la Escuela de las Américas, sino que “se crearon escuelas de justicias y La Academia Internacional Para el Cumplimiento de la Ley en El Salvador con el mismo criterio de captación y formación de funcionarios judiciales y policiales”.

Éste es uno de los pilares para comprender los procesos de desestabilización judicial o “Lawfare” de los que son víctimas les ex presidentes Lula Da Silva, Cristina Fernández de Kirchner, Rafael Correa y Gustavo Petro, como reflexiona el sociólogo y científico político brasileño, coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro, Emir Sader. Algo similar que lo sucedió (y con éxito comprobable) con Mel Zelaya, Fernando Lugo y Dilma Rousseff, anteriormente.

Incluso si se presta atención en las recientes elecciones de Brasil, el juez de primera instancia Sergio Moro, manda a encarcelar a Lula sin tener una sola prueba en su contra, pero “con la firme convicción” de que era responsable de lo que se lo acusaba, fundamentalmente en la prensa, porque jurídicamente no había nada.

La victoria de Bolsonaro, al igual que la de Donald Trump en los EEUU, representa el segundo gran pilar de este enredo: el manejo de las redes sociales digitales. Tanto Facebook, como Twitter, Instagram y en este caso también WhatsApp (propiedad de Facebook), sirvieron para realizar una campaña de desprestigio -sin precedentes- contra el candidato del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad.

No es casual que el discurso reaccionario de Bolsonaro haya prendido en grandes sectores de la población brasileña. Según Sally Burch, periodista británica-ecuatoriana y directora ejecutiva de la Agencia Latinoamericana de Información: “las emociones negativas conllevan a tendencias de acción en línea más fuertes que las emociones positivas; por lo tanto, ciertos algoritmos terminan priorizando aquellos contenidos que provocan reacciones de ira u odio en el usuario. También, cuando un usuario muestra interés en contenidos con posiciones político-sociales extremistas, el algoritmo le ofrece nuevos contenidos aún más extremos.  Con ello, estos sistemas contribuyen a radicalizar posturas y a agudizar antagonismos existentes en la sociedad, al punto que, en contextos de fuerte conflictividad, han llegado a catalizar acciones colectivas (offline) de violencia física e incluso casos de linchamiento. Como consecuencia, se estrecha el espacio para el debate político y la confrontación de ideas, programas, tesis y la búsqueda de consensos mínimos entre puntos de visto divergentes que son fundamentales para la convivencia democrática”.

De este dato/afirmación se puede extraer que: las redes no sólo son un arma de desinformación, que van segmentando a los distintos grupos por intereses, sino que refuerzan las contradicciones y la división social. La descomposición social, el no diálogo y consenso mínimo, la deslegitimación de la política como instrumento de transformación, y del estado como ente regulador de la sociedad, entre otras.

En Argentina esto mismo se puede ver con los equipos de trolls de Peña Brown bombardeando con Fake News las redes, estigmatizando a quienes enfrentan las decisiones del gobierno de Cambiemos, con la clara complicidad mediática que desde hace años que viene estigmatizando a los sectores populares, a los sindicatos, a les colectives feministas y a la expresión política realmente opositora al macrismo, que es el kirchnerismo.

El colega Mariano Molina afirma en un artículo recientemente publicado en Agencia Paco Urondo que “es tiempo, entonces, de volver a aclarar -una vez más- que la identidad y la representación política no la otorga la autodefinición individual o colectiva, sino la percepción de la sociedad y la consideración que tenga el enemigo. De este modo, no sirve de nada definirse de tal o cual ideología si el conjunto de la sociedad y el enemigo no te valoran como tal. Hay quienes piensan que los gobiernos populares de las últimas décadas son puro cotillón, pero esa consideración pierde valor frente a los enemigos que tienen y han tenido esas experiencias. Cuando las grandes corporaciones económicas y los intereses del Departamento de Estado estiman al PT, el kirchnerismo, el chavismo, el Frente Amplio uruguayo, el MAS boliviano o el correismo sus enemigos reales, toda otra discusión es pura chapucería”.

Como tercer eslabón de esta cadena de herramientas del impero para controlar los procesos políticos en la región, se puede ubicar a dos fenómenos disímiles pero que cumplen el mismo objetivo: Las iglesias evangélicas o pentecostales y las Organizaciones No Gubernamentales.

Ambas expresiones tienen por tarea la imposibilidad de que las organizaciones populares crezcan, se reproduzcan y acumulen poder territorial. Las iglesias ligadas teledirigidas a acaparar fuerza en los sectores populares de menores recursos, vendiendo la falsa ilusión de que dios todo lo puede y que sólo evangelizando al pueblo se podrá salir de las garras del demonio (pónganle el nombre de cualquiera de les ex presidentes antes mencionades). No es casual que tanto Heidi Vidal como Mameluco Olmedo (entre otros) hayan salido a su búsqueda, dada la gran efectividad que mostró en Brasil.

Lo preocupante de este escenario es que las iglesias evangélicas en argentina, no sólo se reprodujeron con una velocidad atroz, cooptaron a gran parte de la población carcelaria (no sólo a quienes están privados de su libertad, sino también a una importante cantidad de efectivos del sistema penitenciario) y que ya cuentan con ejércitos propios. Recientemente se pudo observar en las redes un video donde se vanaglorian de tal hazaña.

En éste marco, las declaraciones de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, cobran aún más relevancia y se vuelven más peligrosas. “El que quiera estar armado, que ande armado; el que no quiera estar armado, que no ande armado. La Argentina es un país libre”. No sólo es irresponsable porque según nuestra legislación no cualquiera puede portar armas, sino porque está estadísticamente comprobado que el aumento de armas en las calles incrementa los niveles de asesinatos, muertes por accidentes o las masacres como sucede en los EEUU.

Las ONG´s, por otro lado, apuntan a sectores medios que van a hacer ayuda social (voluntarismo) y terminan lavando sus culpas sin involucrarse en un proceso de organización que busque la real transformación del status quo y de las realidades de nuestros pueblos. Aparecerán Caritas, Un techo para mi país u otras; al tiempo que también florecerán expresiones como Poder Ciudadano (de donde salió Laurita Alonso, hoy a cargo de la Agencia Anticorrupción), desde donde se denunciaran casos de corrupción direccionados a sólo efecto de que las corporaciones mediáticas y judiciales tengan elementos para operar sobre la realidad política del país.

En tal sentido, Stella Calloni historizaba y reflexionaba al respecto afirmando que las ONG´s “invadieron silenciosamente América Latina en los años 80 y ya para el 2000 se reproducían por miles, preparando el terreno para el proyecto geoestrátegico de Estados Unidos de recolonización de la región”.

Como se podrá observar, el panorama que se avecina no sólo es complejo de analizar, sino también de abordar. Como sostiene Calloni, los pueblos de Nuestra América nos debemos una reflexión profunda para actuar contra estos mecanismos ya instalados en nuestras sociedades, que necesariamente deberán partir de algunas de las apreciaciones que realizaba recientemente el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera.

Linera enumera 5 consideraciones de las derrotas que vienen sufriendo los procesos populares en la región:

1- Se puede hacer cualquier concesión, se puede dialogar con quien sea que permita ayudar al crecimiento económico, pero siempre garantizando el poder político en manos de los trabajadores y los revolucionarios. Y no se puede adoptar medidas que afecten al bloque revolucionario, potenciando al bloque conservador.

2- Si la ampliación de capacidad de consumo, de ampliación de la capacidad de justicia social no viene acompañada con politización social, no estamos ganando el sentido común. Hemos creado una nueva clase media, con capacidad de consumo, con capacidad de satisfacción, pero portadora del viejo sentido común conservador.

3- Una débil reforma moral. La corrupción característica del capitalismo y los neoliberales, termina siendo su bandera contra nuestros gobiernos.

4- La imposibilidad de la continuidad de los liderazgos producto de los cepos demo-liberales.

5- La débil articulación e integración real comercial, económica y productiva.

Concluye este artículo citando nuevamente al colega Mariano Molina: “Las horas que vivimos son trágicas y de una gravedad que todavía no logramos dimensionar. A ese enemigo (o esos poderosos enemigos) deben apuntar los cañones de las fuerzas populares, de izquierda y progresista. Todo lo demás es fuerza desperdiciada o cómplice del fascismo que azota en una versión modernizante. Está en juego la vida y cierta forma de la libertad y la participación política, como bien lo sabemos (y sufrimos) en nuestro país desde el 10 de diciembre de 2015. No son épocas de debate abstractos, porque se juegan formas de sobrevivir para poder volver a generar opciones políticas que nos permitan una vida mejor”.

Bibliografía

”Internet, derivaciones y paradojas”, por Osvaldo León (01/11/2018)

”Redes sociales digitales: un gran negocio”, por Sally Burch (31/10/2018)

”Stella Calloni: ‘La democracia de seguridad nacional es la nueva forma de intervención estadounidense”’, por Bruno Sgarzini (29/07/2018)

¡Quiero suscribirme!
1
Más rápido y fácil
Difusiones Trinchera
Hola
Si querés que te incluyamos en nuestras listas de difusión de publicaciones y promoción de entrevistas en vivo, envianos un mensaje para suscribirte y te llegará toda nuestra información.
¡Sumate a la Comunidad Trinchera!