De bonobos, bisexualidad y naturaleza cultural

De bonobos, bisexualidad y naturaleza cultural

TIEMPO DE LECTURA: 3 min.

La naturaleza no es del todo binaria sexualmente como se dice. Un estudio primatológico sobre los chimpancés bonobos habla mucho de la sexualidad humana, sobre todo cuando se ven en comunidades simiescas bisexuales. Toda una ruptura heteronormativa que hace ruido a una biología algo reaccionaria.

La humanidad y los chimpancés bonobos tienen algo en común. Pertenecen al reino animal, pero además forman parte del orden de los mamíferos primates. Dentro de los primates son parte de la familia de los homínidos. Y hay más similitudes si se observa el ADN. Pero la humanidad tiene el nombre científico Homo sapiens, mientras que los chimpancés bonobos son llamados Pan paniscus.

Estudios diversos de primatólogos prestigiosos han observado en los chimpancés bonobos comportamientos bisexuales que han generado gran impacto en la comunidad científica reaccionaria y heteronormativa. Entre los bonobos, por ejemplo, se ha visto que se trata de una sociedad matriarcal, donde todos los individuos, machos y hembras, acostumbran a ser bisexuales. De hecho, según algunos estudiosos como el zoólogo neerlandés Frans De Waal, la transexualidad también tendría un origen biológico.

“El sexo es biológico, el género es cultural, ya que es el rol de cada sexo en la sociedad. La identidad de género tiene un factor biológico y por eso puedes nacer con un sexo, dependiente de tus cromosomas, pero con otra identidad de género. Eso es lo que muestra la ciencia y también las observaciones de primates -y, para mí, los humanos son primates- en la naturaleza”, ha informado De Waal en varias de sus ponencias científicas.

El 75 % de las relaciones sexuales entre chimpancés bonobos no tienen nada que ver con la reproducción de la especie. Se ha observado que hay entre esta especie simiesca prácticas lésbicas comunes. Los chimpancés bonobos nunca han tenido problemas con su identidad sexual. A diferencia de otros primates (como los seres humanos), no se cuestionan quién les gusta o qué hacen a la hora de tener relaciones sexuales. Por el contrario, parecen disfrutar de una vida erótica constante, incluyente y muy activa. En algunos casos, las hembras utilizan los encuentros homoeróticos para apaciguar los conflictos entre los miembros de sus manadas y restablecer la armonía en el grupo. Así funciona.

Las hembras dominantes del grupo bonobo frotan sus genitales contra aquellas en la manada para reducir el estrés y la competitividad entre sí. Una vez que se comprometen sexualmente las unas con las otras, generan lazos afectivos profundos, que les evitan tener problemas en el futuro. Sin embargo, esta práctica no se da únicamente como un acuerdo de paz. Por el contrario, se ha observado como una manera de consolar a las hembras tristes.

Las orgías, relaciones homoeróticas y los encuentros casuales no se entienden como conductas promiscuas entre los chimpancés bonobos. Por el contrario, revela un acercamiento más social hacia la sexualidad. Liberados de cualquier moral, los chimpancés bonobos pueden darse una vida sexual activa y diversa que mantiene la cohesión del grupo.

Esto demuestra que la bisexualidad parece ser que está en la “naturaleza”. Y no es una rareza. Sobre todo, cuando se considera que los simios homínidos engendran prácticas culturales que se aprenden y no se heredan por genes. Y eso atañe a la humanidad. Se vive libre sexualmente entre el mundo bonobo, y no hay censuras culturales punitivas como en el mundo humano.

Las elites religiosas homofóbicas ya no pueden asegurar del todo que en la “naturaleza” prevalece la sexualidad binaria y masculinista. La dominación del macho hasta puede ser cuestionada en el mundo primate no humano. Y los estudios primatológicos sobre la sexualidad en los parientes simiescos más cercanos hablan mucho de nuestra sexualidad humana, que para nada es binaria del todo, sino una construcción cultural que pide a gritos la liberación de género.


Mauricio Piñero

Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.

Malacalza: “Argentina es un faro de política de género a nivel latinoamericano”

Malacalza: “Argentina es un faro de política de género a nivel latinoamericano”

TIEMPO DE LECTURA: 2 min.

En comunicación con el programa 526 al fondo, Laurana Malacalza, Subsecretaria de Abordaje Integral de las Violencias por Razones de Género del Ministerio de Mujeres Géneros y Diversidad, reflexionó sobre el 8m, los logros conquistados, los que quedan pendientes y cuáles son los desafíos más urgentes. 

El 8M es un buen pretexto para poner en valor las políticas que se van implementando a nivel ministerial, y también reactualizando la agenda de los pendientes, no solo por lo que como Estado podes planificar, sino también por la agenda de los feminismos que permanentemente van promoviendo nuevos temas y nuevas exigencias al Estado“, sostuvo Malacalza y agregó que el Ministerio es resultado del movimiento feminista.

En relación a las acciones y políticas llevadas a cabo por la cartera de la que es funcionaria afirmó “venimos con una agenda, dentro de la Subsecretaria contra la violencia, muy ardua. Finalizar el primer plan Nacional de acción y poner en marcha el segundo plan para junio“, al mismo tiempo destacó que”estamos en un momento (en lo que tiene que ver con políticas contra la violencia) en el que las líneas gruesas ya están definida y lo que necesitamos es que esas políticas lleguen a cada rincón del país“.

Por otro lado, analizó las reacciones adversas que despertó tanto la creación del ministerio como las políticas implementadas, y destacó que “hay dos líneas de critica, unas que directamente tienen una oposición ideológica, filosófica y política contra las políticas de igualdad de género y eso es un movimiento a nivel mundial. Todo lo que tiene que ver con el avance en la igualdad de género produce una reacción conservadora de no modificar la desigualdad“. En tanto, la segunda línea tiene que ver con las críticas ante la falta de amplitud de llegada territorial de dichas políticas.

Sobre estas señaló que “la primera me preocupa porque viene de la mano de una derechización, de una reacción neoconservadora, religiosa, neoliberal, con proyectos políticos y electorales claros detrás; y la otra tiene que ver con una serie de criticas con las que incluso hasta coincidimos“.

Contrario a las opiniones críticas, la Malacalza destacó la labor llevada adelante en estos tres primeros años -pandemia de por medio- del Ministerio. “Se armó un ministerio en tiempo récord, y apenas estábamos tramitando los primeros expedientes administrativos y judiciales se vino la pandemia. En ese contexto falta mucho por hacer, pero creo que Argentina ha avanzado muchísimo contra la violencia de género y lo han dicho organismos internacionales“, enfatizó.

Con el fútbol de suplente, el deporte olímpico y la igualdad van de titulares

Con el fútbol de suplente, el deporte olímpico y la igualdad van de titulares

TIEMPO DE LECTURA: 4 min.

EDUARD PAZ*

Son más las dudas que las certezas con respecto al fútbol y el deporte olímpico en el país, por lo que cada noticia o frase especulativa que se conoce de algún dirigente deportivo e incluso del mismo Presidente, son tomadas rápidamente por los grandes medios de comunicación como algo legítimo.

Alberto Fernández brindó una entrevista a un medio deportivo y a partir de ella se desprendieron varios temas importantes con respecto al deporte y cómo podrían tratarse en el presente y en un futuro próximo.

Uno de los temas más importantes que tocó el mandatario fue la crítica hacia los dirigentes del fútbol argentino, por no mantener un formato de juego y estar en constante cambio, algo que complejiza mucho el trabajo de aquellos clubes que se encuentran en las zonas de ascensos y descensos.

Otra de las cosas sobre las que se habló fue la vuelta del fútbol masculino profesional y la idea de poder llevarlo a las provincias del norte. Ante esto, el Presidente fue bien claro: falta mucho para que vuelva el fútbol. La única posibilidad que se baraja es que vuelvan los entrenamientos con sus respectivos protocolos en los clubes de la Primera División. 

San Lorenzo y Racing había recibido propuestas para ir a entrenarse a Jujuy, pero el jefe de Estado fue categórico al respecto: “el riesgo también es llevar el virus; me pueden hacer un test hoy y dar negativo, me lo pueden repetir mañana y dar negativo, y puede ser que pasado mañana dé positivo, que tenga el virus y no sea detectado”.

Es claro el mensaje del Presidente con respecto al fútbol: pese a simbolizar un emblema en la cultura nacional, este tiene que esperar, porque hoy lo importante es resguardar la salud de les argentines. En otro nivel de importancia está la igualdad en materia de género en el deporte y la voluntad por ayudar con su preparación a les representantes de la Argentina a nivel olímpico.

Que las prácticas femeninas tengan la misma importancia y valoración que las masculinas y que las mujeres puedan acceder a cargos o lugares de poder en las instituciones deportivas es una deuda a saldar. En este sentido, Alberto aseguró que “hay una idea para que mejore la situación del deporte de las mujeres”. “En verdad necesitamos cambiar la cabeza de una sociedad que todavía no se acostumbra a la igualdad entre el hombre y la mujer”, añadió.

En este sentido, se ha observado a partir de la creación de una Dirección de Género dependiente de la Secretaría de Deportes de la Nación, la intención del Gobierno nacional de disputar el statu quo dentro del deporte. Porque la idea de cambio podrá instalarse en la sociedad cuando las federaciones e instituciones se capaciten en género, modifiquen sus estatutos e integren a mujeres y diversidades en las mesas de decisión. 

El Ministerio de Turismo y Deporte haciendo su trabajo

La semana pasada varios medios empezaron a replicar que el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, había afirmado que los deportistas ya clasificados para los próximos juegos olímpicos y los que tuvieran posibilidades de acceder a Tokio 2021, podrían volver a entrenarse.  

Lammens, sin embargo, no había dado una fecha específica: su mensaje apuntaba a llevar tranquilidad a les atletas olímpiques, anunciando que el permiso se habilitaría en los próximos días. La circulación de la noticia en los medios, sin embargo, generó malestar porque los deportistas tardaron varios días en recibir el permiso. 

El ministro tuvo una actitud responsable al anunciar que los permisos se resolverían en algunos días y no confirmar una fecha apresurado. El proceso administrativo era complejo, porque las federaciones de las distintas disciplinas enviaron los protocolos correspondientes al ministerio, pero de ahí debían trasladarse a la órbita de Salud para ser inspeccionados. 

En este sentido, los medios hegemónicos de comunicación salieron a tildar de mentiroso a Lammens y no revisaron el error de difundir una noticia sin especificar que la medida no tenía una fecha precisa para cumplirse. Lo cierto es que desde el Ministerio se hizo un trabajo excelente y siempre se puso por delante el cuidado de la salud de les deportistas y el equipo que les rodea. 

Los permisos ya fueron habilitados por la Jefatura de Gabinete de la Nación, a cargo de Santiago Cafiero y oficialmente les deportistas de las diferentes disciplinas pueden comenzar a entrenarse en sus respectivas sedes, con el objetivo de llegar en las mejores condiciones a Tokio, pero cuidando su salud  y la de toda la población. 


* Sureño instalado en la ciudad de las diagonales. Fiel pensante de que lo político 
y lo deportivo van de la mano. Apasionado y siempre al servicio de la comunicación
del pueblo y su deporte.

Al patriarcado, marca personal

Al patriarcado, marca personal

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POR MAIA CUBRIC*

Siempre se comienza por el repaso histórico de estos últimos cuatro años, ya que el deporte argentino fue absolutamente desfinanciado por una gestión basada en políticas neoliberales, que lo concebía desde una lógica exclusivamente mercantil. Lo cierto es que desde la asunción del Frente de Todes, a fines del año pasado, el escenario cambió. Y acá por lo menos hay dos puntos que son claves para señalar.

En lo que respecta a las problemáticas que castigan a mujeres y diversidades, se puede celebrar, entre otras cosas, la creación del primer Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.

Y más puntual, en lo que al ámbito deportivo se refiere, es la primera vez en la historia que una mujer está a cargo de la Secretaría de Deportes a nivel nacional, lo que no es menor y más si se trata de la ex-leona Inés Arrondo.

Foto: Alejandro Leiva

Ahora, ¿se festejaría la llegada de un hombre a un espacio que siempre se lo adueñó, por su simple condición de género y/o lugar privilegiado, la mujer? Claramente no, porque no pasa. Esto da cuenta no solo de la desigualdad existente, sino de los espacios en los que todavía falta cuestionar su composición respecto a la diversidad. Por eso, este cambio táctico que pone a una compañera mujer en la Secretaría de Deportes es, entre otras cosas, una muestra de que la voluntad política no solo se basa en el financiamiento económico, sino que requiere ser pensada desde una perspectiva integral. Es decir, si se quiere promulgar medidas para la igualdad, es preciso darle voz y voto a quienes siempre han recibido un trato desigual.

Un ejemplo concreto de que esto simboliza un avance fue la creación del curso “Género y Deporte” que la Secretaría de Deportes y la Secretaría de Estado de Igualdad y Género, en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social, comenzaron a llevar a cabo el 15 de mayo. Se trata de una capacitación que tiene como objetivo generar un proceso de formación continua para las instituciones y les deportistas de forma virtual; y está enmarcada en el Plan de Eliminación de las Violencias en el Deporte.

El primer taller de este curso se denomina “Lo que no podés dejar de saber sobre Género, Masculinidades y Violencia” y propone ser un espacio de formación y reflexión que sea útil para pensar y transformar las prácticas diarias en las instituciones deportivas (que históricamente fomentaron y construyeron desigualdades respecto al género y/o la orientación sexual). Y teniendo en cuenta que están asistiendo a estas capacitaciones organismos como la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) o la Unión Argentina de Rugby (UAR), que tanto tienen que de-construir, queda a la vista la importancia del Estado como herramienta para realizar transformaciones profundas y necesarias.

A su vez, el taller tiene como objetivo fortalecer a las instituciones con la creación de áreas específicas o referentes de género y crear capacitaciones para formar a las dirigencias en esta perspectiva, como así también elaborar protocolos de acción. Y es clave detenerse en este último punto porque si se tiene en cuenta la cantidad de sucesos violentos en los que están implicados diferentes jugadores de fútbol de Primera División, crear protocolos para las instituciones es urgente. De hecho, hace poco se sumó el caso de Sebastián Villa a la larga lista que tiene, entre otros, a Jonatan Cristaldo, Lautaro Acosta, Edwin Cardona, Frank Fabra, Wilmar Barrios, Ricardo Centurión, Agustín Rossi, Rafael Santos Borré, Alexis Zárate y Renzo Saravia. Todos ellos denunciados por violencia de género y con una ventaja en común: las instituciones no tienen definido cómo actuar.

Por otra parte, el segundo taller del curso se denomina “Comunicación y Periodismo Deportivo con perspectiva de Género”  y respecto al mismo, Inés Arrondo expresó: “Además de trabajar en el campo del deporte, tanto en sus estructuras directivas, técnicas y los propios deportistas, es fundamental la comunicación y tener en claro esta perspectiva de género”. Recordemos que cuando de periodismo deportivo se trata, el panorama es complejo porque está construido sobre cimientos de lógicas machistas (que se encargan de mantener en constante reproducción). Y es otro espacio que históricamente fue negado a las mujeres y las diversidades bajo la justificación de la “incapacidad”. Como si la masculinidad fuese sinónimo de sabiduría o comprensión, cuando en realidad las profesiones no tienen género, y se trata de una cuestión de posibilidad.

Si bien las luchas de los movimientos de mujeres y diversidades están gestando cambios reales y necesarios en estructuras enquistadas en la sociedad, queda claro que hay un largo camino por recorrer. Si no, habría que preguntarse cuántas mujeres componen el Comité Ejecutivo de la AFA y las desigualdades estarían a la vista. Es preciso analizar que por algo no se deja avanzar a las mujeres y diversidades en determinadas canchas, y a su vez, no existe cupo cuando se trata de ocupar lugares de decisión “real”. La paridad de género, entonces, está condicionada por quienes quieren seguir siendo dueños de la autenticidad. Algo que la secretaria de Deporte no desconoce y que menciona desde el año pasado: “No hace falta hacer un diagnóstico porque está a la vista cuando ves la composición de las comisiones directivas de las federaciones y los clubes, los lugares de entrenadores y la utilización de recursos. Queremos desarrollar un plan para ir transformando esas estructuras en concordancia con la transformación que está haciendo toda la sociedad”.

La presencia de un Estado que tiene la pelota y que decide pasarsela a quienes siempre han sido obligades a ir al banco, por quienes se creen dueños de la legitimidad social, es de vital importancia. Como también lo es la construcción de políticas públicas en ese sentido: por ejemplo, el programa Género y Deportes o el lanzamiento de Escuelas Deportivas Argentinas (EDA) para promover  la práctica deportiva y la inclusión social. En palabras de la propia secretaria, dichas en diciembre del año pasado:  “El deporte tiene que ser un espacio que nos fortalezca como país (…) Cuando una actividad deportiva desembarca en el espacio público transforma las ciudades. Hay que resignificar la frase de que el deporte te ayuda a sacar a los niños de la calle: el deporte ayuda a sacar a los niños de las adicciones, del sedentarismo, de la obesidad, pero no de la calle. De la calle no nos tiene que sacar nadie. Es una actividad que permite transformar el espacio público en un espacio participativo“.

En resumidas cuentas, como en el fútbol, ningún equipo sale campeón sin una dirigencia, ni ninguna dirigencia puede hacer algo sin la construcción general. Del diálogo entre las dos partes es desde donde se construye. Además, si bien nunca se festejan las victorias antes de tiempo, tampoco nunca se deja de alentar si se busca ganar. Y ganar, en este mundo, en este contexto, es construir igualdad. Lo interesante, entonces, es que este es un partido que el Estado está dispuesto a jugar.


* Hija del mar y la luna de la perla. Entiende que nada es porque sí y que por eso mismo todo 
se puede cambiar. Sueña con un mundo igualitario y confía en que la práctica es la mejor
manera de militar. Es amiga de la palabra en sus múltiples variantes, amante del arte y del
intercambio cultural.
La colonialidad de género: Un breve acercamiento a los feminismos latinoamericanos

La colonialidad de género: Un breve acercamiento a los feminismos latinoamericanos

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Por. M. Viviana Yopasa Ramírez*

La categoría género permite reconocer las dinámicas, conflictos, luchas y terrenos ganados por organizaciones, colectivos académicos y movimientos sociales, con relación a los derechos de las mujeres, sus proclamas, accionar social y su posicionamiento como agentes políticas. Sin embargo, es importante aclarar que la categoría género no es un sinónimo de estudios de mujer o teorías feministas, hace referencia principalmente a lo que se ha construido como masculino y femenino y la distribución de sus roles en la sociedad, buscando la deconstrucción del sujeto moderno: racional y universal.

En América Latina, la categoría género tuvo impacto en las feministas entre finales de los años 80 y 90, planteando al patriarcado como uno de los patrones de poder existentes en las sociedades latinoamericanas pero donde también se tejen relaciones de subordinación por medio de los dispositivos de control y jerarquización como raza, grupo étnico, clase social, debatiendo con ello al feminismo hegemónico blanco surgido en Europa y EEUU, que dejaba de lado las variables de clase, etnia y su relación con la sexualidad. Como lo plantea María lugones:

La lucha de las feministas blancas y de la «segunda liberación de la mujer» de los años 70 en adelante pasó a ser una lucha contra las posiciones, los roles, los estereotipos, los rasgos, y los deseos impuestos con la subordinación de las mujeres burguesas blancas. No se ocuparon de la opresión de género de nadie más. Concibieron a «la mujer» como un ser corpóreo y evidentemente blanco pero sin conciencia explícita de la modificación racial. Es decir, no se entendieron así mismas en términos interseccionales, en la intersección de raza, género, y otras potentes marcas de sujeción o dominación. Como no percibieron estas profundas diferencias, no encontraron ninguna necesidad de crear coaliciones. Asumieron que había una hermandad, una sororidad, un vínculo ya existente debido a la sujeción de género.

Lugones 2008: 93

Uno de los debates que centró la discusión frente al feminismo hegemónico, fue el hecho generado desde los estudios sobre la mujer hacia los años 70, con relación al desarrollo de la “categoría mujer”, definiéndola en una categoría estática, esencialista y universal. Haciendo referencia a la mujer principalmente desde su anatomía y su relación con lo femenino, como una identidad homogénea. Sin tomar en cuenta los contextos sociales, históricos y culturales en los que están inmersos las mujeres en diferentes partes del mundo. A partir de esta categorización, las mujeres en Latinoamérica que no entraban dentro de las características homogenizantes en la definición de la mujer, manifestaron la necesidad de reconocer que las mujeres son diferentes y por ende las formas en que son subordinadas también.

En este escenario, las activistas y académicas latinoamericanas han planteado frente al feminismo hegemónico la perspectiva de la Colonialidad del Género, buscando visibilizar la relación directa entre raza, clase, género y sexualidad “con el objetivo de entender la preocupante indiferencia que los hombres muestran hacia las violencias que sistemáticamente se infringen sobre las mujeres de color, es decir, mujeres no blancas víctimas de la colonialidad del poder”[1] (Lugones 2008, 94).  En este sentido, la perspectiva de la colonialidad del género busca dar cuenta de la construcción de la autoridad colectiva, de todos los aspectos de la relación entre capital y trabajo y de la construcción del conocimiento principalmente  racializado y  geopolíticamente legitimado en occidente.  Revelando  las maneras en que las mujeres colonizadas no–blancas fueron subordinadas y desprovistas de poder.

Desde la configuración de la modernidad/colonialidad, se asignaron roles con base en la racialización; por ejemplo, el rol social de la prostitución fue otorgado a las mujeres negras, donde la representación sobre ellas se encaminó en lo sexual, la explotación y lo salvaje, estereotipos creados a partir de la colonización y que subsisten en la actualidad:

“Históricamente, la caracterización de las mujeres Europeas blancas como sexualmente pasivas y física y mentalmente frágiles las colocó en oposición a las mujeres colonizadas, no-blancas, quienes, en cambio, fueron caracterizadas a lo largo de una gama de perversión y agresión sexuales y también lo suficientemente fuertes como para acarrear cualquier tipo de trabajo”.

Lugones, 2008: 95-96
https://www.eldesconcierto.cl/2017/03/08/presente-feminista-las-mujeres-mapuche-del-debate-una-lucha-multiples-violencias/

Breny Mendoza propone reflexionar desde una interseccionalidad entre raza, género y clase, planteando que la matriz de dominación se configuró desde el racismo, el sexismo y el clasismo, afectando en diferentes formas a las mujeres de la región: “las mujeres no solo fueron racializadas, sino que al mismo tiempo fueron reinventadas como mujeres de acuerdo a códigos y principios discriminatorios de género occidentales” ( 2010: 23) donde el hombre colonizado también adoptó estos mecanismos de subordinación creados y expandidos por el hombre-blanco–heterosexual.

A lo largo de la historia, estos factores de subordinación y reinvención han generado la otrificación de la mujer negra e indígena y su representación como “algo”  exótico e inferior, sin conocimiento, construyendo estereotipos raciales y sociales sobre sus cuerpos y sus vidas, esencializarndo, naturalizando y fijando  la diferencia con el objetivo de legitimar la subalternización  que ha reducido  a la mujer afro e indígena  a rasgos esenciales, ligados, a lo natural, lo salvaje y lo inhumano y  reduciéndolas a roles y labores específicas. 

De ahí la urgencia de proponer  la construcción de  escenarios de reflexión que impliquen la comprensión de la realidad de estas mujeres  sus  diferencias sociales, históricas y culturales, las formas en cómo han resistido y re-existido a las violencias ejercidas históricamente sobre ellas.


[1] Categoría desarrollada por el sociólogo peruano Aníbal Quijano. La noción colonialidad del poder cuestiona la construcción eurocéntrica de la sociedad liberal europea como la norma universal y sus formas de conocimiento como las únicas válidas, introduciendo la importancia de la dimensión racial para la dominación y la construcción de subjetividades.


* Lic. En educación y Ciencias Sociales, Estudiante de Maestría en Sociología de la cultura y análisis cultural en Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES), UNSAM. Columnista del programa La Marea, (FM 90.5 Radio Futura), redactora de Revista Trinchera y colaboradora Agencia Timón.

Referencias

Lugones María, 2008.  “Colonialidad y Género”, en Revista Tabula Rasa. Núm. 9, Bogotá, Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, p.73-101.

Mendoza Breny, 2010 “La epistemología del sur, la colonialidad de género y el feminismo latinoamericano”, en Yuderkys Espinosa Miñoso. Coord., Aproximaciones críticas  a las prácticas teórico –políticas del feminismo latinoamericano, vol. I, Buenos Aires, En la frontera, p. 19-36, 2010.

Cecilia Ábalos: “La experiencia en el trabajo da que en la universidad hay mucha inequidad naturalizada”

Cecilia Ábalos: “La experiencia en el trabajo da que en la universidad hay mucha inequidad naturalizada”

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

Dialogamos con la Directora de Género de ADULP, Cecilia Ábalos, nos contó el camino recorrido para la conformación de esta dirección y los desafíos que tendrán hacia adelante.

Cecilia Ábalos, Directora de Género de Adulp

Contanos el proceso de la creación de la Dirección de Género en el gremio

Le pusimos Dirección de políticas de Género para que sea amplio. Siempre los nombres, en este tema, están en construcción. No puede ser secretaría porque para ello habría que reformar el estatuto y si bien está la voluntad para que eso suceda, por ahora es dirección.

Hay una historia y aparece desde abajo hacia arriba con el acompañamiento de todos los compañeros y las compañeras, en especial de Tato que instó a que ese espacio creciera y nos dio el “ok” para todo lo que queríamos.

Con las delegadas lo empezamos a pensar porque son las representantes de los y las trabajadores y las convocamos a ellas y a otras compañeras que se son militantes de distintas facultades o de los colegios y que tenían ganas de hacer algo. Y así empezamos a juntarnos.

Hay una preparación, que tenemos las mujeres, para la multiafiliación, por lo que tenemos capacidad para hacer las cosas muy operativamente. Históricamente tenemos reuniones de 45 minutos y en esas reuniones, con pibes y griteríos, se resolvieron un montón de cosas y así fuimos avanzando con las fechas históricas (las que nos convocan siempre para movilizarnos), pero también fuimos pensando otras cosas que son bien gremiales, porque efectivamente es un espacio gremial.

Son prácticas que también se dan en los espacios políticos, donde los varones suelen hablar más. Hay un encantamiento con la propia voz que las mujeres no tenemos. Al menos es una percepción y es parte de lo que venimos discutiendo con las compañeras porque es algo que se ve bastante. Algo que se puede decir en dos frases arrancan “bueno en el año 85…” y bueno, está bien, pero ¿Qué hacemos? Y nosotras abarcamos agendas súper amplias y avanzamos sin tanta vuelta.

Cómo se incorpora esta dirección de ADULP a las discusiones que se están dando y a cuáles en el movimiento de mujeres de La Plata

Primero que nos incorporamos con alegría. Pasa que muchas compañeras estamos en muchas cosas y desde esos otros lugares vamos entrando a discutir distintas cosas. Lo que tratamos de hacer es confluir en ADULP trayendo todas nuestras otras afiliaciones.

En mi caso estoy en un colectivo de abogadas que se llama Mujeres en la Abogacía, estoy en la Red de Profesoras de Derecho y en muchas otras, y así cada compañera. Por ejemplo hay compañeras que estaban yendo a las reuniones del Encuentro Nacional de Mujeres y ahora van a empezar a ir en representación del gremio, porque ahora hay un espacio institucional. Antes le llamábamos colectivo, espacio, área. Ahora sentimos la diferencia y el respaldo. Trabajábamos bien, pero no es lo mismo.

Cuando discutíamos qué modalidad íbamos a utilizar en la presentación de la dirección, primero pensamos que tenemos que construir institucionalidad en un gremio. Es un gremio muy accesible, amigable, no es un gremio duro, tradicional, pero igual tenemos que hacer esta construcción. Incluso a veces compañeros o compañeras no preguntan qué hacemos. Y te lo dicen con amor y con respeto, entonces tenemos que tomarnos unos meses para que no haya nadie que no sepa qué estamos haciendo.

También es importante pensar otras formas de participación política, otras formas de construcción de los liderazgos, otra forma de acuerdos, colectivos. Creo que hasta lo más operativo se puede discutir sin generar ninguna torpeza. Hay una dinámica de las marchas que está muy naturalizada que es que va alguien gritando “vamos para allá” y no es necesario. Hay otras formas y tenemos que ir construyéndolas porque recién están empezando a observarse.

Personalmente me encanta el  libro de Tali Goldman “La Marea Sindical”. Estamos empezando a observarnos a nosotras mismas y a observar los espacios donde estamos habitando y construyendo a la vez.

¿En qué espacios están proyectando el trabajo?

En las facultades y colegios de la universidad. Pensamos en esos espacios. Igualmente estamos de reunión en reunión, estamos sumando gente todo el tiempo.

Algo interesante es que hay gente que no habla en las asambleas, o que no va, y acá te re milita. Hay ámbitos que te expulsan, no porque estén pensados así, sino porque la gente que habla, habla muy bien; no sabés en qué momento empezar a hablar. Las compañeras lo dicen: “no sé cómo hablar”, “no sé cómo decir esto” y tienen un montón de cosas para decir.

Yo estoy acostumbrada a hablar porque soy abogada, pero hay disciplinas donde no hablan. Bueno, hay que empezar a hablar. A hablar se aprende hablando, así que, hay que hablar.


También tiene que ver con una cuestión de pertenencia

Claramente. La experiencia en el trabajo da que en la universidad hay mucha inequidad naturalizada. Siempre damos el mismo ejemplo: “Vos que sos prolija anotá la lista de oradores” o “¿no me traes un cafecito?” Traetelo vos.

Siempre decimos que lo personal es político y también las cosas personales las resolvemos ahí. Se dio una dinámica en el grupo muy interesante, donde cuando una tiene un problema, lo vamos resolviendo entre las compañeras. Esto de la sororidad no es una pavada. La verdad que es un concepto que tenía que aparecer porque había algo ahí, sin nombre. Hay una dinámica de cuidado.


¿Cómo resuelven las cosas que van surgiendo? Porque aparecen cosas todo el tiempo

En principio, no sé: “Pará, vamos a hablar con las compañeras” Y las compañeras tienen mucha, mucha experiencia. A lo mejor no es una experiencia sistematizada. “Pasó esto en un baño en tal lado ¿qué hacemos?” Bueno, hay múltiples disciplinas, hay miradas políticas muy sensatas.

Una preocupación que tenemos es la proporcionalidad. Con las situaciones de vulneración hay que pensar la proporcionalidad en la estrategia de restitución del derecho y también si hay algo punitivo, si es que debe haberlo, en qué proporción. No es lo mismo (perdón la brutalidad del ejemplo) violar a una chica que decirle “hola princesa” o “qué linda que estás”. Son dos situaciones de vulneración muy distintas y que requieren una atención distinta, una alarma distinta. Esto hay que construirlo, porque los mecanismos o procedimientos donde incluso hemos participado, son procedimientos que siguen nuestra formación, donde el derecho es patriarcal, donde tiene formas estructuradas.

¿Qué políticas están proponiendo desde la Dirección?

Lo que hacemos es relevar lo que ya está y potenciarlo. Una tiene que ver con la equidad de los paneles, que está al límite entre lo académico y lo gremial, pero es importante. Por ahí en Trabajo Social no pasa tanto, pero en otras facultades ha pasado de que haya paneles de varones, cuando hay tantas compañeras con muchísima experiencia, con doctorados, con formación, con tantas cosas interesantes para decir. Esa es una política concreta.

Otra política: las cosas que se aprueban en una facultad intentamos que se apruebe en todas. No desde el Consejo Superior, que se apruebe en las bases. Primero por las particularidades de cada lugar, pero a la vez, porque si una compañera delegada tiene esa política para proponer, se fortalece como militante, como referente en su grupo y con sus compañeras y compañeros.

Hay otra propuesta, que es de psicología, que tiene que ver con los cuidados. Si vos declaras que tenés una persona, por ejemplo una hija o hijo menor de 3 años o una persona que necesita de cuidados especiales, que tengas prioridad en la elección del práctico.

Personalmente me pasó que cuando nació mi último hijo que tiene 3 años, estaba dando 4 horas y el titular me exigió que desdoblara las horas. Mi respuesta fue que tengo un montón de hijos y tareas además de dar clases. Si estuviese aprobada esta propuesta, daría la posibilidad a que defiendas ese derecho a elegir por tener prioridad por este tipo de motivos, porque es muy difícil la crianza de los hijos en el espacio urbano. Es una crianza con las instituciones y con la familia.

Los varones de clase media también están disputando lugares en la crianza y también se está construyendo como, pero a la mujer se le dispensan menos cosas. Si se enferma un niño o una niña es para la mamá, aún sigue siendo así. No digo que esté bien, hasta ahora sigue siendo así. Las licencias tienen que ver con eso, las mujeres tomando licencia para los cuidados.

Las políticas son esas: equidad, todo lo que ataque a las disparidades. Lo que vamos a hacer en septiembre, por ejemplo, es juntar a todas las compañeras que están haciendo investigación en relación a la violencia en la universidad -y a las que no pero tengan ganas- y vamos a empezar a realizar un relevamiento territorial. Vamos a ver qué pasa en el territorio durante todo el año que viene. Este año vamos a plantear los lineamientos.

Hay una frase histórica que dice “mis compañeros son mejores que yo”. Mis compañeras son mejores que yo y está buenísimo. Y cualquiera puede estar en este lugar y no me consagro ni nada. Es una dirección en un gremio, pero es importante repetirlo todo el tiempo eso. No quiere decir que seamos fungibles y que se pueda cambiar una persona por la otra, sino que hay mucha preparación, mucha preocupación, mucho respeto, mucha sensatez.

Entonces lo que vamos a hacer es potenciar lo que están haciendo las compañeras en sus lugares o lo que no pueden hacer, acompañarlas. Y al tener un espacio institucional, todo el tiempo podes sentarte a charlar con alguien y preguntar ¿qué pasa que en tu facu no aprueban esto? Es diferente porque además de un derecho empieza a ser una cuestión de corrección política.

Bruna Stamato: “Todavía hoy se escucha que en Argentina no hay afrodescendientes y afroargentinos y eso no es una verdad histórica, siempre estuvieron”

Bruna Stamato: “Todavía hoy se escucha que en Argentina no hay afrodescendientes y afroargentinos y eso no es una verdad histórica, siempre estuvieron”

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.
Bruna Stamato

Dialogamos con la militante feminista negra, integrante de la colectiva TeMa (Tertulia de Mujeres Afrolatinoamericanas) y maestra en estudios políticos y de genero en la UNTREF, Bruna Stamato, acerca de las características del feminismo negro, la violencia hacia la comunidad negra en Argentina y sobre los diferentes abordajes que están haciendo como organización.

¿Qué acercamientos has tenido y de qué se está hablando, cuando se habla de feminismo negro? ¿Cuál es la importancia y la relevancia que tiene en estos momentos?

Mi primer acercamiento fue en la búsqueda por entender mi lugar en el mundo. Empecé a leer feministas negras brasileñas.

Soy brasileña, vivo ya hace un par de años acá en la Argentina. Allá el movimiento feminista negro está bastante avanzado porque las afrodescendientes somos el 54% de la población. Así que sentí la necesidad de entender mi lugar en el mundo, en este movimiento feminista.

Cuando hablamos de feminismo negro, básicamente, estamos hablando desde una perspectiva interseccional porque cuando nos acercamos al movimiento feminista, la discusión de género, el patriarcado y la opresión contra las mujeres, las mujeres negras no estamos paradas en el mismo lugar que una mujer blanca hegemónica eurodescendiente. Para nosotras es fundamental pensar la cuestión de clase y la de la raza para evaluar las necesidades que tenemos en relación al movimiento feminista.

Por ejemplo, una de las reivindicaciones del movimiento feminista de principios del Siglo XX era el derecho a salir a laburar y nosotras las mujeres afro siempre estuvimos en la calle laburando. Acá en las Américas sufrimos un proceso de esclavitud que duró más de 400 años, así que en la cuestión del trabajo siempre trabajamos. Esta demanda, esta necesidad de que las mujeres blancas eurodescendientes pudieran salir a laburar no nos contemplaba porque nosotras ya estábamos ahí en el trabajo.

Una de las particularidades de nuestro movimiento, que hay que evaluar es el lugar que ocupamos como subalternas, como marginalizadas por el racismo estructural que hay en nuestros países; en Argentina, en Brasil, en Uruguay o en otros lados, mismo en América del Norte. En todos los países donde hubo procesos de esclavitud, el racismo es estructurante de la sociedad y nos deja en un lugar del que todavía hoy es difícil de salir.

Nos asocia al machismo el racismo, en general estamos muy vinculadas con la pobreza, tenemos poco acceso a la salud y a la educación de calidad. Estas son cuestiones fundamentales para nosotras. Tenemos un movimiento que sí o sí tiene que ser antirracista y sí o sí tiene que tener una perspectiva interseccional, porque distintas opresiones impactan en nuestro cuerpo. Eso es fundamental para el movimiento negro.

Respecto al racismo estructural ¿Cómo es la situación de las mujeres negras en Argentina? ¿Cuáles son las diferencias, las propuestas y los retos que tiene el movimiento de mujeres negras que se viven y da sus luchas en Argentina?

Hay un problema bastante grave, que es una naturalización del racismo y la invisibilización de la comunidad afro en general. Todavía hoy se escucha que “en Argentina no hay afrodescendientes y afroargentinos“, y eso no es una verdad histórica, siempre estuvieron.

Hay algunos mitos de que murieron en la Guerra del Paraguay, de enfermedades o por el mestizaje. Todo eso realmente paso pero son argumentos insostenibles porque la población afro siempre estuvo. Son poblaciones que vinieron desde los tiempos de las Colonias y también los y las migrantes afrodescendientes que están desde antes.

La Argentina es un país que recibió muchos migrantes afrodescendientes. El movimiento feminista negro esta en un momento muy interesante, de consolidación, de expansión, conformado por afroargentinas, por afromigrantes y africanas lo cual da una pluralidad muy interesante. Y uno de los desafíos para las afroargentinas sin duda es combatir esta invisibilización, que no son o que no pueden ser de acá.

Como soy una mujer migrante, una mujer negra migrante, no me impacta porque no soy de acá pero lo que si sufro es el racismo; salir a la calle y no encontrar mucha gente parecida a mí. En cualquier espacio, desde las cosas más cotidianas como tomarse un colectivo, un subte o salir a tomar un café; en empresas, en trabajos, en representación política, no estar en espacios de poder, espacios de tomas de decisiones. Todo eso impacta en nuestra vida, además de la negación del racismo ¿Cómo vamos a combatir algo que no existe? ¿No?

Es muy difícil. Estamos en un momento de afirmar y reafirmar todo el tiempo que sí hay una población afrodescendiente, que es importante y que necesitamos estar en este lugar de lucha.

¿Cuáles han sido los avances en derechos de visibilización y empoderamiento? ¿Cómo han participado o qué cambios hubo en la política pública en base a las demandas que tiene el actual movimiento afrodescendiente argentino? Y particularmente ¿Como están trabajando desde la Colectiva “Tertulia de mujeres afrolatinoamericanas”?

Uno de los momentos que me parecen más importantes en el movimiento de mujeres fue la realización de un taller de mujeres afrodescendientes en el “Encuentro Nacional de Mujeres”. Después de 30 años, la primera vez que hubo un taller fue en Rosario en 2016.

Esto es muy interesante porque reunió mujeres de Argentina, de Brasil, Uruguay de distintos países que vivían en el país y en ese momento nos dimos cuenta que no estamos solas. Ahí empezaron a surgir alianzas, a consolidarse grupos políticos, colectivas, porque la lucha que tenemos es colectiva y eso es muy interesante.

Otro marco interesante e importante para nosotras (como mujeres afrodescendientes) fue la ley en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que celebra el día de la mujer afrolatinoamericana y caribeña. Es una ley que fue sancionada por la legislatura porteña en el 2013.

Otro hecho importante, que no es solamente de mujeres afrodescendientes, es el día de los y las afroargentinas/argentinos que es el 8 de noviembre. Ese día se celebra María Remedios del Valle considerada “la capitana de la patria” (ley sancionada en 2013).

Estos marcos son importantes para nuestro movimiento pero políticamente, en políticas públicas para la comunidad afro no las hay todavía, estamos luchando por eso, para tener -por ejemplo- un instituto de afrodescendientes, afroargentinos y africanos. Es fundamental para pensar políticas públicas para la comunidad afrodescendiente. Al igual que pensar el acceso a la salud, a la educación, a oportunidades laborales, que podamos ocupar espacios en la sociedad, no estar en los márgenes, padeciendo la pobreza, la falta de trabajo digno.

Hay acciones que son interesantes: hace poco tuvimos una intervención sobre la “black face”, en las escuelas: pintar a los nenes con el corcho negro, que es algo súper estereotipante para la comunidad. Hay que hacer una campaña de concientización en la sociedad: señalar esas prácticas discriminatorias y racistas. Son prácticas que no van más. Es demasiado humillante y sigue poniendo a las y los afrodescendientes en un lugar de invisibilización.

Apuntes históricos de la lucha del Movimiento Social de Mujeres

Apuntes históricos de la lucha del Movimiento Social de Mujeres

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

por M. Viviana Yopasa Ramírez*

Foto: Latinta.com.ar

El Movimiento Social de Mujeres (MSM), a partir de una experiencia histórica de resistencia y de cuestionamiento a las bases del modelo de sociedad vigente juega un papel preponderante en la transformación de las estructuras de poder del Estado y la sociedad. Sin lugar a dudas, a partir de los aportes realizados desde las movilizaciones de mujeres en la segunda mitad del siglo XX, ellas empiezan a cuestionar el sistema de pensamiento hegemónico patriarcal y sus formas de opresión en lo sociopolítico, económico, cultural y sexual.

Visibilizar la situación de subordinación y opresión de las mujeres constituiría los primeros eslabones de la lucha por el reconocimiento de sus derechos, cuyas demandas y exigencias de transformación, fue liderada por tres tendencias del movimiento: la primera, se considera como el movimiento feminista[1], desarrollado en Europa entre los años 60’s y 70’s, generalizándose en América Latina alrededor de los años 80’s, en contextos sociales y políticos como la restitución de la sociedad civil, la modernización del Estado y de la economía, así como la democratización política y social de la región: “En esta misma década se advierte el fracaso de las formas tradicionales de hacer política y se desdibuja el ideal revolucionario. Surgen los nuevos movimientos sociales y ello facilita, como se mencionó, la presencia del movimiento de mujeres que antecede los estudios académicos” [2]

Este feminismo perteneciente a la denominada “segunda ola del feminismo”[3], la cual define una oposición directa al modelo de sociedad patriarcalista (generalmente reproducido por el sistema económico y democrático neoliberal), entendiéndola como “la estructura básica de todas las sociedades contemporáneas, caracterizado por la autoridad impuesta desde las instituciones de los varones sobre las mujeres y las hijas-os en la familia. Para que esta autoridad se ejerza, el patriarcado domina toda la organización de la sociedad, de la producción, el consumo, la política, el derecho y la cultura. Las relaciones interpersonales, y por tanto la personalidad, están marcadas por la dominación y la violencia que se construye en la cultura y en las instituciones del patriarcado[4]

Foto: entrefachasyrojos.com

El reconocimiento de este primer espacio histórico, social y político, permitió a las mujeres de este campo, consolidar los nuevos vértices del movimiento feminista: los derechos reproductivos y la libre opción a la maternidad y la sexualidad; la participación política plena y activa de las mujeres. A su vez se develaba con mayor claridad la desigualdad existente en la división sexual del trabajo y la violencia de la que eran y son objeto mujeres de todas las clases, razas y edades. El feminismo se presentaba como una forma múltiple y simultanea de toma de conciencia sobre los nuevos desafíos que exigía la realidad social de la época y que precisaba -en el movimiento- un proceso de consolidación de estas acciones.

Al interior de este feminismo también se evidenciaron dos claros perfiles, producto de las intermitencias y el proceso histórico que movilizaba sus luchas, principalmente, en el escenario político: Las feministas militantes en los partidos (que mantenían una lucha por la liberación de los sectores más oprimidos, dividiendo la lucha de los sectores dominados sobre el problema mismo de la mujer) y las feministas autónomas (convocando a un proceso de autoconsciencia y permanente trasformación). Se reflejaba allí, la temprana diferenciación de un movimiento en formación, que ponía en el escenario político la compresión de sus opresiones desde distintos ángulos y delinea las inserciones que los colectivos, organizaciones y redes de mujeres empezarían a tejer para formar diversas estrategias de resistencia.

En concordancia con lo anterior, se diría que mientras las “feministas autónomas que consideraban la opresión sexual como sobre determinante y las feministas de partido, que postulaban el papel de la explotación económica del capitalismo como el marco privilegio de la opresión sexual (…) El capitalismo aparece como beneficiario de la postergación social de la mujer por su interés en la mano de obra barata que genera la unidad domestica[5]. Las dos apuestas políticas e ideológicas, han logrado visibilizar una fuerte tensión al interior del movimiento entre dos formas del acción: las mujeres que se relacionan y se visibilizan a partir de sus vínculos de negociación con el estado, en procesos de políticas públicas y presupuestos reivindicativos; y las que fomentan el fortalecimiento del movimiento desde la relación directa con la sociedad civil, cuestionando las democracias existentes y fortaleciendo por el contrario las alianzas con amplios movimientos sociales y de identidad, llamadas feministas radicales o mujeres autónomas.

Programa de Canal Encuentro

La segunda tendencia, que emerge para finales de los 80’s y abarca toda la década de los 90’s, se consolida en organizaciones, grupos y colectivos de mujeres que generaron procesos de autoconciencia y gestionaron un trabajo con los sectores populares. Estos grupos son reconocidos como las expresiones del movimientos urbanos-populares de mujeres, haciendo una clara división con el movimiento feminista, desde sus críticas puntuales a la desigualdad entre roles sociales, los significados de género, el maternalismo y el sistema patriarcal en general.[6]

Esta tendencia, que tuvo un desarrollo importante en América Latina, se distinguió por generar procesos de autoconciencia y un trabajo participativo con los sectores populares: se vincularon mujeres de los barrios llamados “marginales” o “excluidos”, las madres comunitarias, mujeres trabajadoras. Las actividades giraban en torno a la reflexión sobre el género y los programas de desarrollo amparados en organizaciones no gubernamentales, que facilitaron mayores recursos fiscales para su infraestructura y demandas en servicios públicos[7].  Allí, las mujeres jugaron un papel fundamental, “organizándose para la autogestión de recursos dirigidos a cubrir necesidades básicas de alimentación, seguridad y servicios, basados en el espíritu comunitario y fuertes lazos de solidaridad. Ejemplos claros de este fenómeno son los comedores de madres y los comités del vaso de leche en Perú)”.[8]

La tercera tendencia, que corresponde a las mujeres de participación institucionalizada, refiere a mujeres adscriptas a espacios formales y tradicionales de participación política como los partidos, los sindicatos. Estas comenzaron un amplio proceso de cuestionamiento y organización autónoma al interior de esos espacios de legitimidad masculina por excelencia.  Algunos de estos colectivos, al experimentar los primeros signos de subordinación, intentan modificar esos espacios o abrir nuevos caminos que les permitiera una mayor participación en la toma de decisiones a nivel local y nacional.

Foto: Perfil de Facebook “Ellos salvaron al Comunismo y a la Humanidad”

Aunque cada una de las vertientes sugiere una dinámica, unos objetivos y una base social diferentes, lo que caracteriza a este movimiento es, precisamente, que las tendencias se interconectan, comunican y que tiene múltiples puntos de coincidencia, como las plataformas, las temáticas, la cultura y las reivindicaciones en las cuales convergen[9].

El espacio de actuación se convierte en un ámbito de relaciones entre lo estructural y lo cultural: allí se da una “creación interactiva (vincúlate de nuestras acciones), intersubjetiva (relaciones que nos conectan desde planos íntimos que tocan con las mentalidades y lo psicológico socialmente constituido) y dialógica de mujeres excluidas -por principio- del pacto moderno entre los hombres[10]. Es a partir de la confluencia de la multiplicidad de identidades (o formas de concebirse de las mujeres) al interior del movimiento, que comienza el reconocimiento de esas “otras” que comparten una condición de subordinación (las mujeres negras, indígenas y lesbianas, en dónde se articulan el género, la raza y la opción sexual) y que representan una crítica a prácticas discursivas excluyentes que están presentes en la sociedad.


[1] Barbieri, Teresita; Oliveira, Orlandina. 1990 “Mujeres en América Latina: análisis de una década en crisis” Madrid, Editorial IEPALA. Pp. 40

[2] León, Magdalena. 2004. “Reflexiones para un debate sobre los estudios de género” En: Seminario memorias de género, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá  Pp. 12

[3] Entendida como el movimiento social de mujeres que se desarrollo en la década de los 60’s, durante un período de intensa protesta feminista en Europa y Estados Unidos (1968-1980). Esta etapa se caracteriza por incorporar una perspectiva subversiva, de transformación de largo aliento, y un compromiso por unir las luchas por la transformación de las subordinaciones de las mujeres con las transformaciones de la sociedad y la política. Tomado de: León, Magdalena “Reflexiones para un debate sobre los estudios de género”. En: “Género, mujer y saberes en América Latina, entre el movimiento social, la academia y el estado”. Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, 2004

[4] Sánchez G., Olga Amparo. 2006. “Nuevas formas de resistencia civil de lo privado a lo público. Movilizaciones de la Ruta Pacifica 1996-2006. Medellín; Ruta Pacifica de las Mujeres” Pp. 45

[5] Luna, Lola (1995) “Historia, Genero y Política: Movimientos de mujeres y participación política en Colombia” Pp. 178

[6]  Ibíd.

[7] Barbieri, Teresita; Oliveira, Orlandina. Op. Cit. Pp 43.

[8] Bruckmann, Mónic, Dos Santos, Theotonio. 1995. Los movimientos sociales en América Latina: un balance histórico.  Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Pp. 16.

[9] Valente, Virginia. 1993.  “Los intereses de las mujeres y los procesos de emancipación” Universidad Nacional autónoma de México. Pp. 10.

[10] Lagarde, Marcela. 2009. “Aculturación Feminista” 1998. En: Mazo López, Clara Inés “La identidad colectiva del movimiento social de mujeres” Corporación Vamos Mujer. Pp. 4


* Lic. En educación y Ciencias Sociales, Estudiante de Maestría en Sociología de la cultura y análisis cultural en Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES), UNSAM. Columnista del programa La Marea, (FM 90.5 Radio Futura), redactora de Revista Trinchera y colaboradora Agencia Timón.
Mónica Macha: “Para poder pensar y plantear la implementación de una política como la de la legalización del aborto, necesitamos un Estado activo, presente”

Mónica Macha: “Para poder pensar y plantear la implementación de una política como la de la legalización del aborto, necesitamos un Estado activo, presente”

TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

Dialogamos con la diputada nacional por el Frente Para La Victoria – PJ, Mónica Macha, respecto de la nueva presentación del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que se realizó el pasado 28 de mayo en la Cámara de Diputados de la Nación.


¿Cómo fue la presentación del proyecto? ¿Desde adentro del recinto qué expectativas hay de avanzar en la implementación de esta ley?

En principio lo que se hizo el 28 de mayo fue dar una conferencia de prensa, para hacer la presentación del proyecto que ingresa a la Cámara de Diputados. Estuvimos compañeras y Diputadas de los distintos bloques políticos de esta construcción que comenzó hace mucho tiempo, pero que tuvo mucha visibilidad el año pasado cuando discutimos el proyecto en el recinto.

Ahora lo que viene es ver qué estrategias nos vamos a dar este año, que todavía no lo discutimos,  para también poder trabajar el proyecto en alguna comisión (o en todas). Hay que ver cómo se va dando esto para después poder llevarlo al recinto.

Con una manifestación super importante, con el acompañamiento de muchas compañeras y muchos compañeros, bancando toda la tarde la conferencia de prensa más un festival con varios que se acercaron a hablar en el escenario. Ahora viene la tarea legislativa. Veremos los tiempos que nos lleve.

¿Cómo fue el trabajo que llevaron adelante desde la presentación -en agosto del año pasado- en la Cámara de Senadores, donde el proyecto no prosperó? ¿Cómo fue ese proceso de trabajo que las llevó, hoy, al nuevo proyecto que acaban de presentar?

Nosotras en principio pudimos hacer una articulación muy fuerte en la Cámara de Diputadas y Diputados, armando reuniones informativas, definiendo qué campos íbamos a trabajar desde la salud pública, desde la filosofía, desde la ciencia, desde distintas dimensiones. Eso fue llevando a que definiéramos las invitadas y los invitados. Todas esas instancias, implicaba que después cada reunión informativa nos quedáramos discutiendo, pensado. Había como una evaluación del día y una preparación para la siguiente reunión.

Esa dinámica de trabajo también la llevamos al día de la votación el 13 de junio y creo que eso es parte de la posibilidad de haber concretado la media sanción.

Esta instancia de trabajo o esta articulación, no la pudimos replicar en el Senado. Creo que en el Senado, si bien había quienes estaban a favor y quienes en contra -y había también una definición de cómo se llevaron a cabo las reuniones informativas- no se obtuvo ese logro de este pequeño colectivo que era el que no solamente hacía este trabajo hacia afuera, sino hacia dentro de la Cámara.

Nosotras en la Cámara de Diputados y Diputadas, íbamos viendo también cuáles eran esos votos a favor que estaban ya convencidos y con quienes teníamos que conversar para poder plantear la necesidad -si surgía alguna modificación-, en pos de tener más votos a favor que no fueran en contra del proyecto, de su estructura o de aquellas cosas que eran innegociables. Me parece que eso falto en el Senado. Recuerdo que cuando estábamos muy cerca de la votación, nos acercamos a hablar con los senadores que no estaban convencidos, fuimos con las compañeras de la Campaña, con el Colectivo de Actrices Argentinas. Pero bueno, falto un poco más de ese trabajo.

Hoy es como volver a empezar pero de otro modo, porque en el nuevo proyecto (que obviamente tiene muchas de las características del proyecto anterior) se retoma lo anterior y con toda la experiencia del año pasado, que también permite posicionarnos en un lugar diferente.

¿Crees que afectó de alguna manera el paro del 29 de mayo? Por todas las pibas que viajaban desde el interior del país a Buenos Aires para apoyar.

La verdad no creo que haya afectado. Lo cierto es que si comparamos la presentación este 28 de mayo, con la presentación del proyecto del 6 de marzo del año pasado, esta presentación fue con muchísima más participación.

Esta vez tuvo características muy distintas. Fue mucha gente dentro del edificio del Congreso, en el anexo, en la sala donde hacíamos la conferencia de prensa, pero muy poquita gente en la calle porque recién empezábamos. La experiencia que tuvimos el año pasado permite potenciar y que nos podamos organizar mejor en las instancias que vayamos llevando adelante este año.


En un año electoral y con esta nueva presentación ¿Cómo ves el posicionamiento sobre este tema en los debates y la agenda política que se viene?

En principio es un tema que es polémico y que divide. Entonces, a priori y teniendo en cuenta la tradición política de la Argentina, sería inconveniente presentarlo ahora.

Hay dos cuestiones para pensar: La primera es que la decisión de presentar el proyecto es de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, entonces las organizaciones que forman parte de la campaña le imprimen un modo de hacer política que está por fuera de los partidos políticos. No es una definición de las diputadas presentarlo ahora. Nosotras acompañamos la presentación de la Campaña. Esa es una definición de las organizaciones que son parte.

Y está bueno porque tiene otros tiempos, otros objetivos. Uno de los objetivos de la Campaña era (y se cumple) que el proyecto siempre este en estado parlamentario, que no haya un momento en el que no esté el proyecto por la legalización del aborto presentado en el Congreso. Eso me parece que es un objetivo de la Campaña que ellas vienen cumpliendo.

La otra es, justamente, cómo estamos pensando con categorías y con contextos de la política tradicional. Me parece interesante animarse a ver qué pasa en este contexto, con un tema urgente para las mujeres, que tiene una militancia de décadas para poder lograr la legalización y que hoy tiene un colectivo diverso, heterogéneo, muy movilizado, muy activo. Hay que ver si nosotras podemos hacer una experiencia distinta también. Me parece que -es una puesta a transformar la política.

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Particularmente bajo el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos ¿Cómo ven la posibilidad de la implementación de este proyecto o de cualquier otro en condiciones de ajustes como las que tenemos?

Si lo pensamos en los términos de cuán posible es que se logre la sanción este proyecto y que sea ley  ¿Cuantas posibilidades tenemos a que se implemente? Son nulas, porque ni siquiera tenemos Ministerio de Salud.

Lo que pasa es que son cosas que, en principio, van en caminos paralelos. Para poder pensar y plantear la implementación de una política como la de la legalización del aborto, necesitamos un Estado activo, presente. Un Estado cuya orientación se manifiesta en sus políticas públicas. Hoy cuando vemos el estado de los hospitales, cuando vemos el ajuste en salud, cuando tenemos los índices de desempleo que tenemos, cuando todos los días se pierden puestos de trabajo, claramente no va de la mano de un proyecto que busca ampliar derechos.

Pero nosotras y nosotros trabajamos y militamos en varios contextos a la vez. Uno es la Cámara de Diputados y Diputadas, que tiene que ver con la presentación del proyecto y con tratar de que el proyecto se trate y ganar las instancias que la Cámara Legislativa plantea.

Al mismo tiempo estamos militando fuertemente para que pueda ganar y pueda volver al Estado un gobierno nacional, popular, democrático y feminista. Son luchas que se articulan y van juntas, y que inclusive, no obliga a pensar como nos atraviesan las distintas desigualdades. Por lo menos pensar en la desigualdad de género, en la desigualdad de clase y en la desigualdad de raza. Mirándolo desde la militancia y desde la lucha por lograr la igualdad en esas dimensiones, necesitamos ver cómo se puede articular. Para quienes queremos transformar la Argentina, significa poder militar en contra de esas desigualdades para lograr la igualdad en todas esas dimensiones.

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