Organizaciones populares y democratización de la Educación: el Plan FinES

Organizaciones populares y democratización de la Educación: el Plan FinES

TIEMPO DE LECTURA: 7 min.

POR FABIÁN ANDRÉS GUTIERREZ*

“Una pedagogía Radical (…) implica escuchar a los (…) grupos subordinados y trabajar con ellos para dotarlos de la capacidad de palabra y actuación que le permita subvertir las relaciones de poder opresivas”

Henry A.Giroux

Para aquellos que no conocen el programa, el Plan de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios (FinES), hoy FinES 2, es un plan educativo argentino impulsado durante el Gobierno de Cristina Kirchner en el año 2008, con presencia en todas las jurisdicciones de Argentina. El objetivo de este plan era que los jóvenes y adultos puedan finalizar su educación primaria y secundaria. En el año 2010, se creó el FinES 2 -que llega hasta la actualidad- centrado principalmente en la finalización de los estudios secundarios para los cooperativistas de los programas estatales “Argentina Trabaja” y “Ellas Hacen”.

Entre los años 2008 y 2015, 600.000 estudiantes finalizaron el secundario. En el año 2013, el Plan había alcanzado a cerca de 1 millón y medio de personas, con alrededor de 15 mil sedes y unos 130 mil coordinadores o referentes (voluntarios) en todo el país; y egresaron para ese momento 400.000 estudiantes. Solo se detallan algunas cifras que dan cuenta del impacto socio-comunitario del Programa.

Pero como otros programas, y este no es la excepción, quedó sujeto a los vaivenes de los cambios de paradigma político que se dieran en nuestro país en los últimos años.

Cabe destacar que el programa, presentado como una política de estado para finales del 2008, se estructuraba sobre la base de atender, a través de la herramienta educativa, a aquellos sectores cuyos derechos sociales, económicos, políticos, culturales y principalmente educativos se encontraban históricamente vulnerados.

Entonces, hablamos de experiencias educativas que utilizan el formato escolar, y se generan como políticas públicas, pero que encuentran su origen en lo mejor de las experiencias docentes de la educación pública. Y también en lo mejor del desarrollo territorial de iglesias, clubes de barrio y, principalmente, Organizaciones Sociales del Campo Popular, surgidas desde los márgenes del sistema económico capitalista y sus crisis cíclicas. Desde las mismas, también se disputa, entre otras cosas, el sentido de lo público propio de la matriz liberal de los sistemas escolares.

De este modo, y como pocas veces en nuestro país (quizás lo mas parecido fue el Programa de alfabetización CREAR, durante el gobierno de Cámpora -1973/74), sectores de origen sindical Docente (CTERA-SUTEBA) y Organizaciones Sociales despliegan distintos dispositivos para incidir en el espacio público y en las políticas estatales en el campo educativo. No de manera improvisada, sino a través del análisis de los actores sociales emergentes en los barrios y sus intereses en juego en la definición del problema de la educación de dichos sectores.

Pero nada de esto hubiese sido posible de no ser por la promulgación de la Ley de Educación Nacional N°26.206 (2006) y la inclusión del concepto de “escuelas de gestión social” como marco jurídico, desde el cual se pretendió incorporarlas a la educación oficial. Al mismo tiempo, se rompía con la histórica lógica selectiva y expulsiva del nivel secundario.

Asistimos, entonces, a nuevos procesos de construcción del interés general en el ámbito de las experiencias educativas, insertos en la esfera Pública y en las co-relaciones de fuerza de los actores que intervienen. Entramos en la discusión de los alcances y los límites de los procesos de democratización al interior de las experiencias –el espacio público de la escuela– en términos de transformación de la sociedad y tipo de subjetividades que en el ámbito escolar se reproducen.

Hablamos del valor de este programa, que aporta al proceso de creación de alternativas educativas que utilizan el formato escolar. Esto en el marco de las estrategias de construcción de poder popular, o contra-poder de los movimientos sociales, y del fortalecimiento del Estado de derecho, a partir del aumento de la escolarización de los ciudadanos.

Este programa, y las experiencias que lo integran a lo largo de su rica historia de mas de 10 años, nos permiten asegurar de manera positiva, y sin temor a equivocarnos, que la articulación entre alternativa escolar y movimientos sociales dan como resultado 12 años de inclusión educativa, restitución de derechos, construcción de redes sociales, etc. Esto, a pesar del cambio de paradigma político en los pasados 4 años de macrismo, y sus intentos por vaciar el programa.

En el saliente gobierno de Macri y Vidal, existió una clara intencionalidad política de terminar con el programa, primero (aunque no pudieron gracias a la resistencia) y de despolitizarlo y burocratizarlo, después. Quisieron desdibujar la figura del Coordinador o referente social y político que, desde la génesis del programa, funciona como sostén de la sede, nexo entre el barrio y el estado, y garante de que dicho grupo no se desgrane y sostenga su continuidad pedagógica hasta el fin del ciclo.

Sin dudas, en el marco del nuevo gobierno asumido pocos meses atrás, que propone nuevas condiciones políticas, que se presenta en lo enunciativo y lo simbólico, se retoma lo mejor del origen del programa y se revaloriza el rol del referente político social. Asistimos al reconocimiento de un programa que llego para quedarse.

Sin duda, la continuidad y el afianzamiento de propuestas como el FinES, tienen que ver con las distintas formas que las alternativas escolares toman en manos de los Movimientos sociales, que las asumen como propias, las resignifican y/o confrontan con las principales líneas escolares convencionales.

Pero siempre es difícil que se valorice algo que tiene su origen en el Subsuelo de la Patria sublevada. Por ello, para poder lograr, en la mayoría de la sociedad y la comunidad educativa, una visión positiva de dicho programa, es necesario hacer conocer las dimensiones de las propuestas pedagógicas y organizacionales que inciden sobre los procesos de subjetivación política de quienes transitan por estos espacios educativos.
Es este el objetivo principal de estas líneas, e invitamos al estudio de los procesos educativos que desarrollan los movimientos sociales que convergen en distintas líneas de acción.

Los mismos movimientos sociales sostienen su incursión en la herramienta educativa en los barrios a través de programas como el FinES, sostenidos principalmente en la lucha popular por el derecho a la educación; las discusiones acerca del aporte de la escuela en la producción y reproducción del orden dominante, así como el carácter contradictorio del Estado y de la formación, dando lugar a luchas populares por el acceso al saber.

El desarrollo que estos colectivos educativos populares despliegan en el territorio en torno a lo escolar -a través de distinta iniciativas o alternativas o utilizando en algunos casos los modelos escolares establecidos- lleva a los movimientos a asumirse en sus diferentes estrategias de lucha, ampliando lo pedagógico más allá de las frías y blancas paredes de la escuela.

Buscando redondear la idea, nos referimos a cómo los movimientos sociales disputan el sentido de lo público propio de la matriz liberal de los sistemas educativos al grupo de poder hegemónico. Cómo luchan por la construcción de una escuela pública popular que cuestiona el Estado mismo como principio unificador, como decía Bourdieu a fines de los 60.

Los movimientos Sociales despliegan su lucha cuestionando el espacio público demo- burgués, y en ello también el espacio educativo y lo que este sistema reproduce.

A modo de síntesis

La principal valoración positiva de dicho programa de educación territorial se basa en la construcción social del deseo a partir de la percepción de la “falta” y la disposición para la acción en relación a una demanda en un campo de disputa. En este caso, en torno a lo educativo-escolar.

Los actuales movimientos sociales, surgidos al calor de la resistencia de los 90, y el Argentinazo del 2001, han desarrollado una nueva propuesta de organización del espacio geográfico, donde surgen nuevas prácticas y relaciones sociales. Han dado nueva preponderancia al territorio, siendo este el espacio en el que se construye colectivamente una nueva organización social, donde los nuevos roles se instituyen mientras se va instituyendo el espacio y por ende la apropiación simbólica que se hace del mismo.

Cabe resaltar que existe, hacia adentro de los movimientos sociales, una concepción pedagógica: su despliegue implica la formación de sujetos en el propio proceso de lucha. En este proceso, lo educativo en las organizaciones sociales, tienen que ver tanto con las demandas o confrontaciones hacia el Estado demo-burgués y su propuesta educativa “formal”, como hacia el interior del propio movimiento, que se concibe como un actor pedagógico en el sentido más amplio.

Es decir que los movimientos sociales, se consideran sujeto y principio educativo y por ende, la educación en ellos atraviesa todo su desarrollo político. Hablamos de una matriz pedagógica que apunta a construir un modelo de formación humana, cuyas intenciones puedan anclar en lo escolar, pero principalmente en lo formativo social en general. Y apuntar a los objetivos y principios como movimiento, entiéndase por la concepción del mundo y la sociedad que sostiene, en términos de principio e ideología, dicha organización.

Se trata de lo que algunos autores denominan como “formación técnico-política” para dar cuenta de la compleja articulación entre los avances en el conocimiento y su aplicación, y los proyectos sociopolíticos potencialmente constructores de una alternancia a la sociedad Capitalista y Liberal que reproduce las desigualdades.


* Del lobo, maradoniano, chavista y cristinista. Soy profe de historia y por mi formación marxista 
suelo ser bastante estructurado. Soy más de hablar que de escuchar, aunque a veces hablo sin pensar.
Milito en el campo nacional y popular, porque como decía el general, quien más, quien menos, todos
somos peronistas.

Referencias:
– Zibechi, Raúl (2007) Autonomías y emancipaciones. América Latina en Movimiento, Ed. Programa Democracia y Transformación Global (Lima: Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales Unidad de Post Grado UNMSM).

– Zibechi, Raúl (2005) La educación en los movimientos sociales. Programa de las Américas (Silver City. NM: International Relations Center). Disponible en: <www.americaspolicy.org/citizen> acceso en mayo 2007.

– Falero, Alfredo (2011) “Movimientos sociales y formación técnico-política en América Latina: algunos desafíos” Ponencia presentada al XXVIII Congreso Internacional de ALAS, Recife-PE, 6 a 11 de setiembre.

– Gluz, Nora – Las luchas populares por el derecho a la educación: experiencias educativas de movimientos sociales. – 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CLACSO, 2013.E-Book. – (Becas de investigación) ISBN 978-987-1891-76-41. Movimientos Sociales. I. Título. CDD 303.484

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