El Gobierno nacional autorizó una suba del 4% para la temporada de invierno en el servicio de electricidad. Sin embargo, una combinación de factores hizo que los valores llegaran hasta a triplicarse, de acuerdo a lo que revelaron diversos especialistas y asociaciones de consumidores.
Los usuarios de Edenor y Edesur, que no fueron pocos, recibieron facturas en junio, julio y agosto cuyos montos se multiplicaban de 100% en 100% cada mes. Además, en todos los casos se confirmó afirman no haber realizado consumos que justificaran semejantes saltos y tampoco subió la tarifa en julio, y sí apenas un 4% el mes pasado.
El miércoles de la corriente semana, se conoció la inflación de agosto, y pese a todo pronóstico no solo no logró perforar el piso del 4% sino que se aceleró respecto al mes anterior, ya que se ubicó en el 4,2%. El aumento en las tarifas de servicios públicos fue el componente impulsor del índice de Precios al Consumidor (IPC).
Esto sucede por el hecho de que se acumularon subterfugios contables por la combinación de tres factores: las recategorizaciones en los ingresos de los clientes del servicio, el hecho de que el cobro sea mensual pero las lecturas de medidor bimestrales, lo cual siempre ocasiona el consumo de un mes de arrastre, y los cambios en el tope del subsidio.
El periodista Javier Slucki, en colaboración con el integrante de la Unión de Usuarios y Consumidores, Claudio Boada, y la titular de la Asociación de Defensa de los Consumidores Argentina, Sandra González, realizaron un análisis de la situación y el porqué de estos incrementos
La recategorización de los consumos según las seis categorías fue implantado durante el gobierno de Mauricio Macri (que el de Alberto Fernández dejó correr), se hace cada dos meses y no contempla estacionalidad, de modo que cuando cambia la estación, como al invierno o al verano, la diferencia en el medidor cotiza a una escala más alta en el valor de Kwh/mes, tanto en el cargo fijo como en el variable.
La fórmula que aplican las compañías es tan confusa que nadie se explica cómo es que el Gobierno hace anuncios de aumentos y lo que llega de las distribuidoras metropolitanas de electricidad, en este caso, no tenga nada que ver. El ejemplo que ponen los autores del informe es que un consumo R1 abarca hasta 150 kwh/mes y R2 entre 151 y 400 kWh/mes y así hasta R6.
Además de que los usuarios fueron segmentados por ingresos en N1, N2 y N3, de acuerdo con las declaraciones para mantener subsidios, y ahí es donde se producen saltos exponenciales: un R1 paga 833 pesos de cargo fijo y un R6 30.333 pesos, o sea 4 veces más.
En estos pases estacionales, una sola recategorización suele hacer saltar varias categorías y así un usuario puede ser que pase en un solo viaje de R2 a R5. Los cargos variables se aplican por cada kWh/mes y se encarecen al pasar de una escala a la siguiente. Por caso, para un R1 corren 34 pesos por kWh/mes, mientras que para un R6, 55 pesos. Si bien no parece mucho, pero en el momento en que se junta hace la diferencia.

A los organismos que bregan por los derechos de los consumidores, les llamó la atención de que en junio se tuvo que consumir mucho más que en mayo por el frío, de modo que en julio, cuando las compañías tomaron estado del medidor, procedieron a recategorizar ese movimiento estacional. Y así, al mes siguiente se paga mucho más por estar en una nueva categoría R, aunque el consumo no haya sido muy distinto al de julio.
Asimismo, se constató que los call center de las empresas están preparados para responder con tecnicismos y desestimar la infinidad de reclamos que fueron llegando. En consecuencia, el camino sería las denuncias en las asociaciones de consumidores o el ENRE.
Sin embargo, la metodología de aumentar las facturas por fuera de los anuncios tarifarios no termina ahí, ya que al ser mensual el envío a domicilios de la cuenta, pero la toma de medidores cada dos meses, el monto se abulta con el acumulado del consumo no contemplado en el desdoblamiento.
En las facturas que se pagaron a inicios de julio, el cliente canceló parte de sus consumos de junio y parte de los de mayo, con lo cual los mayores kw/h que aplicó a afrontar el invierno le vendrán cargados en la factura que recibirán en septiembre, que abarca julio y agosto en parte.
En la boleta aparecerá que consumió casi lo mismo en julio y agosto, por lo que en esos meses la factura tampoco debería haber variado mucho. La cuestión es que el parangón eran consumos anteriores, estacionalmente más bajos, con lo cual automáticamente subieron una o varias categorías, y por ende, los aumentos son mayores. La otra gran ensalada viene del lado de las declaraciones que justifican los subsidios.
Otro factor clave de las subas
La otra gran ensalada viene del lado de las declaraciones que justifican los subsidios. Los usuarios de ingresos medios (N3) tienen subsidiado solo hasta 250 kWh/mes y los de ingresos bajos (N2) solo hasta 350 kWh/mes, mientras los que tienen ingresos altos o N1 pagan tarifa plena.
De esta manera, cuando se superan esos topes, se duplica el cargo variable, es decir, que si un usuario N3 promedio paga 53 pesos hasta el kWh número 250, a partir del kWh número 251, solo por ese excedente, se le va a 97 pesos, o sea, 83%.
Hasta los usuarios de ingresos medios y bajos puedan permanecer dentro de los topes subsidiados cuando las temperaturas son agradables, pero en invierno el medidor se les dispara y castigan el exceso. Los que hayan consumido en julio y agosto un poco más que en junio, pero por arriba del tope, tendrán reservada una sorpresa, porque la factura no contendrá incrementos proporcionales, sino que pegará un salto.



