Vienen por todo

Vienen por todo

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Esta afirmación es algo que venimos sosteniendo desde hace algún tiempo. Era sabido que esté quien esté en el Despacho Oval, EEUU cree que Nuestra América les pertenece y en este contexto de decadencia eso se vuelve aún más peligroso para nuestros pueblos.

Hace ya algún tiempo se viene advirtiendo que EEUU está en franco repliegue y que el control de Nuestra América es el territorio vital para poder sobrevivir como uno de los actores de peso a nivel mundial.

El complejo escenario afgano

Muches analistas calificaron la salida de EEUU de Afganistán como apresurada, desprolija y un largo etcétera de críticas al gigante del norte sindicando que éste había perdido en Afganistán. Sin embargo, la retirada norteamericana podría leerse como una retirada estratégica: dejar un polvorín difícil de controlar, financiar al ISIS-K, complicar los negocios chinos e iraníes en la región y un largo etc.

De ello da cuenta por qué rusos, chinos e iraníes están intentando acelerar las vías diplomáticas para acercar posiciones don los Talibanes y ordenar lo antes posible el escenario. De ello da cuenta el analista brasileño, Pepe Escobar en un reciente artículo publicado en el Asia Times.

China toma la delantera

La retirada (formal) de los norteamericanos, puso al descubierto nuevamente que el “terrorismo” es no sólo una práctica ampliamente conocida por los EEUU, sino utilizada, financiada y creada.

Lo cierto es que China no sólo está tomando la delantera en materia tecnológica, de inteligencia artificial o como “fábrica del mundo”, sino que esto a su vez está modificando hasta la propia cartografía marítima y cómo se desplazan las mercancías a través del planeta. Al respecto el analista Germán Gorraiz López hace un minucioso estudio de cómo podría cambiar las rutas y el impacto global que ello significaría.

La tarea: Frenar a China

EEUU sigue haciendo pasos desesperados por revertir la tendencia. Eso fue el AUKUS, cuerdo militar del que hemos hablado en anteriores oportunidades y que no es más que una alianza militar con quienes siempre fueron sus socios, para intentar contener a China en lo que ésta reclama como su mar.

El problema es que así y todo, más allá de que los norteamericanos hayan logrado convencer a Australia, Japón o Taiwán de enfrentarse al gigante asiático, para el resto de la región EEUU no tiene nada que ofrecer. Tal como lo señala el economista brasileño, Tulio Ribeiro, los norteamericanos no tienen la capacidad económica para enfrentar a la iniciativa de la Franja y la Ruta de China.

¿Una guerra convencional con China?

EEUU sabe que saldría perdiendo ante un enfrentamiento con el gigante asiático. No por que EEUU no pueda vencer militarmente a China, sino por quienes podrían involucrarían en ese conflicto.

El otro problema que tienen los norteamericanos, en palabras del analista uruguayo Raúl Zibechi, es el conflicto interno. Una sociedad que en las últimas décadas ha visto como una generación entera perdía la empatía, cómo se encerraba en sí misma al punto de perder la sociabilidad y el compromiso.

Este fenómeno está preocupando a los norteamericanos porque según un estudio “el 71% de los jóvenes estadounidenses entre 17 y 24 años no son elegibles para servir en el ejército, es decir, 24 millones de los 34 millones de personas de ese grupo de edad“. Si se mira esta cifra en detalle, la imposibilidad de que muchos jóvenes entraran en el ejército se debe: “el 32% es por razones de salud, el 27% por escasas aptitudes físicas, el 25% por no haber finalizado la secundaria y el 10% por presentar una historia criminal”.

En este punto cabe destacar la reflexión del analista uruguayo quien sostiene que no hay que olvidar que la capacidad militar “depende más de la entereza de los seres humanos que de las máquinas”.

A este problema se suma que China está avanzando considerablemente en sus capacidades militares; que sigue avanzando en su vinculación comercial, financiera y política con la gran mayoría de los países del mundo; y que los EEUU están manejando muy mal el tema migratorio y de inversiones en Nuestra América, motivo por el cual el analista mexicano Alfredo Jalife Rhame sostuvo recientemente que el país del norte “pierde Latinoamérica ante China por su pésimo manejo migratorio y su falta de inversiones”. De hecho, ya hay países del continente que son parte de la famosa Iniciativa de la Franja y la Ruta.

La caída norteamericana puede ser un sisma para la región

La retirada de Afganistán tranquilamente puede haber sido una retirada estratégica, dejando un caos aquel país para focalizar sus cañones en nuestro continente. Un continente que creen que es de su propiedad.

Al punto tal que esta semana medios oficiales de la República Islámica de Irán, dieron a conocer como frustraron el robo del contenido de un barco petrolero iraní en el Golfo de Omán. Petróleo que fue recuperado por fuerzas iraníes pero luego de un breve enfrentamiento militar con fuerzas nosteamericanas. Un hecho de piratería en aguas internacionales que lisa y llanamente pone al descubierto la desesperación de los EEUU.

El combo antes mencionado, pone a los EEUU en la apremiante situación de recuperar el control de Nuestra América si es que pretenden seguir siendo un jugador de grandes ligas como hasta ahora. Por este motivo el obstinamiento sobre Nicaragua, Cuba y Venezuela. Porque desde la lógica imperial, son malos ejemplos a seguir, obviamente no sólo porque no siguen los designios de la Casa Blanca, sino porque los combaten.

Lo dicen sin tapujos

Días recientes el sociólogo y politólogo argentino Atilio Borón citaba dos declaraciones de personeros del imperio que como mínimo hay que tener en el radar: La primera relacionada con los dichos de quien fue elegido por la administración Biden para ser el Embajador en Argentina, Marc Stanley. Este personero del imperio sostuvo que nuestro país es un “hermoso bus turístico pero cuyas ruedas no funcionan bien” y aclaró que trabajará con sectores locales –básicamente- para que Argentina no haga acuerdo con China respecto al 5G, para que se condene a Irán y Hezbollah por el atentado a la AMIA y para que se firme rápidamente (y sin chistar) un acuerdo con el FMI.

A las barbaridades expresadas por quien puede llegar a ser el Embajador de EEUU en Argentina, hay que acoplar las declaraciones del general Mark A. Milley, Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos quien en una ceremonia en el Cuartel General del Comando Sur (en la que asumió Laura Richardson como nueva jefa) donde afirmó que el “este hemisferio (el occidental) nos pertenece a nosotros y a nadie más”  a lo cual agregó que “estamos hombro con hombro en esta causa común para proteger a nuestro hemisferio de cualquier amenaza internacional.”

Las declaraciones de Milley obviamente hacen alusión a no seguir perdiendo terreno en el continente ante el avance de las relaciones con países como China, Rusia o Irán, fundamentalmente del gigante asiático.

En este sentido vale recordar las declaraciones del Secretario de Defensa de Biden, el general Lloyd J. Austin III, quien hace no mucho tiempo sostuvo que la misión del Comando Sur es trabajar en estrecho vínculo con los gobiernos de la región para “combatir” a las “malignas influencias” que merodean Nuestra América.

En este contexto de Doctrina Monroe a cara descubierta nuestro país negocia con el Fondo Monetario Internacional la impagable deuda contraía por el gobierno de Mauricio Macri, en este contexto se dan las presiones para devaluar, en este contexto la derecha profundiza su discurso de odio y propone una destrucción más rápida de nuestro país.

Como decía Stella Calloni en una entrevista radial reciente, no estamos discutiendo con los personajes de cartón que están en la Argentina representando o haciendo de voceros de las corporaciones y del imperio. Estamos discutiendo contra toda esa brutalidad imperial.

El devenir de nuestro país y de toda Nuestra América, como ya se ha dicho en anteriores oportunidades, dependerá -fundamentalmente- de la fortaleza de nuestros gobiernos y pueblos y de las luchas que estemos dispuestos a dar, en definitiva de si estamos o no a la altura del desafío histórico que se nos presenta.

Nicolás Sampedro
Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

El destino manifiesto de los pueblos de Nuestra América es ser libres

El destino manifiesto de los pueblos de Nuestra América es ser libres

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Por Nicolás Sampedro*

Semanas anteriores se señalaba que Nuestra América se debate entre la vida y la muerte que proponen dos proyectos antagónicos. Pero aunque la convulsión que vive hoy Nuestra América parece nueva, no lo es.


Hace exactamente 115 años la administración norteamericana, en cabeza de Theodore Roosevelt, daba a conocer su famoso “Corolario”, una tesis maldita que plagaría el continente de hambre y miseria a nombre de la “libertad”. Paradójicamente se pronunció en el mensaje anual del presidente norteamericano, luego de la intervención de los imperios británico y alemán y del Reino de Italia que bloquearon navalmente a Venezuela entre 1902 y 1903.

El “Corolario Roosevelt” afirma que si cualquier país de Nuestra América bajo la influencia de los EEUU amenaza o pone en peligro los derechos o las propiedades de ciudadanos o empresas norteamericanas, el gobierno de los EEUU está obligado a intervenir en ese país para “reordenarlo”. Bajo ésta lógica se implementaría en las relaciones diplomáticas la política del Gran Garrote que llevaría a los norteamericanos a intervenir militarmente -en decenas de ocasiones- en países del continente; y es lo que sigue haciendo.

Si bien ya se ha puesto en relieve en otras oportunidades, vale la pena recordar que este Corolario se inscribe en y reafirma la famosa Doctrina Monroe (1823), que si bien se la atribuye le presidente norteamericano James Monroe, fue elaborada por su sucesor en el cargo, John Quincy Adams.

Esta doctrina se puede sintetizar en la frase “América para los americanos”. Valdría aclarar que para las administraciones gringas “los americanos” son ellos, los del norte. Esta forma de comprenderse en el territorio surge con la referencia de las políticas aislacionistas de George Washington que se distanciaba del colonialismo europeo, y de Thomas Jefferson quien a su vez aseguraba que “América tiene un hemisferio para sí misma”.

Como se puede observar, el surgimiento mismo de los EEUU como Estado Nacional, está signado por esta lógica expansionista. Pero faltaría hablar del famoso “Destino Manifiesto”, un elemento clave, incluso para comprender algunos fenómenos que hoy se están dando en la región.

El primero en hablar del “Destino Manifiesto” fue el periodista John L. O’Sullivan que en el  artículo “Anexión”, publicado en su diario Revisión Democrática, justificaba el expansionismo territorial de EEUU. Es que para este periodista los EEUU tenían el designio divino -mesiánico-de extender la libertad y la democracia y ayudar a las razas inferiores.

La similitud entre las expresiones de O´Sullivan y los dichos de Luis Fernando Camacho en Bolivia o Jair Mesias Bolsonaro en Brasil no son mera coincidencia. Tal como señala Enrique Dussel, la biblia que ingresó Camacho al Palacio Quemado días previos a que renunciara Evo Morales, es una biblia evangélica que viene de sectas norteamericanas, que cambia el paradigma y que ve a lo originario como pagano. Una forma de comprensión del mundo que “pretende convertir al indígena en un hombre moderno que deje las borracheras, que sea más aséptico, que se proponga trabajar y entrar en la sociedad capitalista burguesa[1], y que pretende erradicar a rajatabla las creencias indígenas. Ya no es una biblia católica de derecha como la que tomaban como símbolo las dictaduras continentales de los años 70, ahora será una biblia “unida al racismo tradicional y al machismo con un sentido común burgués y pro-norteamericano”. Dussel remarcará que es un “cristianismo fundamentalista, fanático pero que educa la subjetividad para entrar al mundo moderno, donde ahora hay que trabajar para lograr una cierta riqueza. Y la riqueza es considerada una gracia de Dios”.

El escenario lo completan ONG´s y organismos internacionales como el FMI, el BM o la OEA. Ésta última comandada por el ex canciller uruguayo, Luis Almagro, que el año que viene irá por su reelección al frente del organismo con el apoyo manifiesto de los EEUU.

Tanto la OEA como el FMI han sido claves de la dominación norteamericana de la región, tal como lo ha señalado el líder y estadista cubano, Fidel Castro Ruz. El canciller de Cuba, Raúl Roa García, catalogó a la OEA como el “ministerio de colonias de Estados Unidos” en la cumbre del organismo realizada en 1960 (en San José, Costa Rica). Por su parte Fidel en reiteradas oportunidades manifestó la necesidad de que los pueblos Nuestra América se unan para desconocer la deuda externa continental con el Fondo Monetario Internacional e incluso escribió un extenso análisis al respecto.

Los levantamientos que hoy se ven en Colombia, Ecuador, Perú, Haití, Honduras o Guatemala, están todos atravesados por las políticas de ajuste que “recomienda” el Fondo Monetario Internacional a los gobiernos de esos países. Como se ha dicho en reiteradas oportunidades, en política las casualidades no existen, existen las causalidades. Nada muy distinto a las políticas que implementaron los gobiernos de Temer y Bolsonaro en Brasil, Abdó Benitez en Paraguay, Macri en Argentina, Peña Nieto y sus antecesores en México y la lista podría seguir incansablemente.

El comandante Hugo Chávez, citando a Bolívar, decía que “los Estados Unidos de Norteamérica parecen destinados por la providencia a plagar la América de miseria a nombre de la libertad”. Y no se equivocaba. Sea con militares, con los organismos multilaterales de crédito, con ONG´s, con fuerzas de seguridad, con estructuras paramilitares o -como sucede en la actualidad- con jueces, fiscales y periodistas, siempre han intentado alinear este continente a sus intereses. Intereses siempre asociados al saqueo de nuestros bienes comunes que son los que le permiten seguir siendo la potencia global que es, pese a que hoy estén en retroceso.

Pero la memoria colectiva de nuestros pueblos siempre ha permanecido latente. Esa memoria de resistencia que proviene de nuestras culturas originarias, esa misma que encendió los corazones de millones de personas a lo largo y ancho de este continente y que rápidamente multiplicó por miles las banderas Wiphala, luego de que los golpistas bolivianos quemaran ese símbolo de unión de los pueblos originarios del Abya Yala.

Un símbolo de resistencia que recorre Nuestra América y que nos hermana con todos los pueblos. Símbolo que tiene siglos de historia y que se ve en la gran mayoría de las movilizaciones que hoy suceden en el continente.

El presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, señaló recientemente a la prensa que “estamos más acompañados que nunca” (min 40,40). El mandatario que asumirá el próximo 10 de diciembre remarca que los pueblos que hoy están luchando contra las políticas de ajuste y saqueo del imperio son esa compañía, pese a que la gran mayoría de los gobierno de la región sean aliados de los EEUU.

En este contexto, Argentina con les Fernández y México con AMLO, tendrán el enorme desafío de reorganizar y posibilitar la vuelta de los procesos progresistas en la región. Habrá que ver cuánta cintura tienen quienes comandan estos procesos para sortear los obstáculos que pongan el imperio y sus lacayos. Y los pueblos del continente tendrán la gran tarea de respaldar, cuidar y potenciar estos procesos, porque en ambos casos el imperio y su maquinaria de muerte ya se echó a andar para intentar fragmentarlos y deslegitimarlos.

Para concluir, insistir con que siempre hay que tener muy presente lo que señalaba el Che Guevara: no se puede confiar nada en el imperialismo. Habrá que recordar una y otra vez que la bestialidad imperialista, esa que no tiene fronteras ni pertenece a un país determinado, es “la que bestializa a los hombres”. Por lo que los desafíos de los pueblos de la región sin duda serán difíciles, dolorosos e incluso contradictorios. Procesos que requerirán del esfuerzo y el trabajo de todes, pero que más temprano que tarde vencerán, porque este continente está resuelto a ser libre.


* Periodista, conductor de Marcha de Gigantes (Radio UNLP - AM 1390), productor de Columna Vertebral (Radio Estación Sur - FM 91.7), columnista La Marea (Radio Futura – FM 90.5) y Mirada Crítica (Realpolitik), responsable de la sección Sindical de Revista Trinchera y colaborador de Agencia Timón.

Links:
[1] https://www.youtube.com/watch?v=GWJl89hdAZQ

Que se entienda de una vez: América de los americanos

Que se entienda de una vez: América de los americanos

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Por Pablo Jofré Leal*

Estados Unidos representa un peligro para las relaciones internacionales y sobre todo cuando la referencia es Latinoamérica. En esta región se han concretado ciertas concepciones, que han determinado una particular forma de entender los vínculos que Washington tiene con los países al sur del río Bravo. Y esta noción es la que en el plano de la política exterior estadounidense, con relación al conjunto del continente americano, se conoce como la Doctrina Monroe (1) que marca el inicio de la política exterior del país del norte.

Un evangelio político diseñado bajo la creación intelectual de John Quincy Adams y atribuida erróneamente al quinto presidente de los Estados Unidos James Monroe cuando éste la presentó en el Discurso ante el Congreso el año 1823. Una Doctrina, que en esencia proclamaba a Estados Unidos como líder de la oposición de los países americanos a la amenaza de la posible restauración monárquica en Europa y la llamada Santa Alianza tras las guerras napoleónicas y el temor que pretendieran recuperar algunas posesiones en América. La idea de “América para los americanos” como oposición al colonialismo, se transformó en “América para los estadounidenses”, que incluso tomaron para sí el nombre de América, expresando de ese modo su verdadero objetivo: transformar a los países del sur en su patio trasero, países dependientes de Estados Unidos, en todos los planos: económico, militar, político y hasta cultural. América no es Estados Unidos y un acto de soberanía y de exigencia a quienes se refieran a ese país,es dejar de mencionarlos con nuestra denominación. América es Norteamérica, Centroamérica, Sudamérica pero no Estados Unidos. Un acto de independencia cultural comienza por este sencillo paso de autodeterminación.

Mitos Estadounidenses

Existe un documento muy interesante, del autor Martin Goldstein “America´s Foreigh Policy: Drift or Decision”(2), donde examina una serie de valores, creencias y tradiciones, que se manifiestan en la cultura política norteamericana, y que son significativos e importantes a la hora de entender su conducta en política exterior. Conceptos tales como aislacionismo, legalismo,moralismo, sentido de misión, a lo que se une el pragmatismo político, Liberalismo económico, empresa privada y optimismo, se confunden en su actuar en el plano internacional, originando una conjunción de intereses políticos, económicos, militares y lógicamente culturales, que se proponen imponer, no compartir. Y, en ese plano resulta indispensable sostener una política crítica con relación a la participación de Washington en nuestros procesos regionales de integración y que suelen ser amenazados precisamente por el régimen estadounidense.

Estos elementos de la cultura política estadounidense que he mencionado son contradictorios, ambivalentes y nunca actúan o intervienen de forma individual. Al realizar un análisis más detallado de la historia de los Estados Unidos, notamos un país convencido de tener un sentido de misión en el mundo a través de una especie de destino manifiesto [1] bajo la égida de una serie de valores morales que se oponen a su actuar práctico: intervencionista, sostén de dictaduras y regímenes antidemocráticos, y lejos de su manoseada monserga de libertad política, autodeterminación y otros puntos más parecidos a una utopía que una realidad. La política estadounidense suele ser de control de aquellos países cuyos gobiernos le son incondicionales y de intervención directa o desestabilización cuando los gobiernos no le son afines como es el caso de Cuba y Venezuela como ejemplos paradigmáticos de intervención de Washington en los procesos de política interna dañando en forma evidente la soberanía de estos países.

Desde sus inicios, los habitantes de las colonias inglesas en el Nuevo Mundo se sintieron parte de una nueva cosmovisión. Los Puritanos del Mayflower escapaban de la persecución en tierras inglesas, para establecerse en una tierra que se les ofrecía pletórica de oportunidades.  Llegaban con una concepción del mundo, con una ética y un espíritu que transformarían en razón y motor de su actuar cotidiano. Los Puritanos que arribaron a América del Norte tenían como emblema, y espíritu de sus creencias capitalistas el trabajo como principal sostén en el desarrollo integral del hombre. Un hombre ” que elevaba su conducta a trabajo racional, calculado, coherente y dotado de aquella férrea unidad y obstinación con la que el cristiano buscaba su salvación”(3). Y la forma política donde mejor se podía expresar esta manera de entender el mundo, era con un sistema donde se permitiera la iniciativa particular, sin trabas del estado en la generación de riqueza, que sobreentendía el hecho, que a más riqueza individual, más riqueza social. La competencia es entendida como un torneo de limpieza y prosperidad – Yo muestro mi valer como ser humano, ante otros y ante dios si consigo el éxito en las empresas en las que me embarco.

A partir de lo anterior podemos entender, que uno de los elementos fundamentales del carácter nacional norteamericano, que más influyó en su forma de actuar y entender la política exterior se refiere a su moral, a su ética en lo que dice relación a entender su conducta frente al comportamiento de los otros. Ese espíritu al que nos referimos marcó el actuar, la comprensión y el análisis que se hacían sobre los fenómenos políticos externos en los que Estados Unidos ha participado, ya sea por acción o por omisión, y en ese comportamiento el concepto de dinero adquiere una relevancia fundamental: El tiempo es dinero. El crédito es Dinero. El dinero tiene una naturaleza fértil y prolífica. Un buen pagador es el dueño de la bolsa de cualquiera. El hombre ha de tener cuidado sobre las cuestiones más insignificantes que influyan sobre su crédito. El hombre debe cuidar de considerar su propiedad como todo lo que posee y de vivir de acuerdo con ello. El sentido del ahorro fortalece mi vida futura(4)

Lo mencionado, es parte componente de esta moral puritana que influyó en la conformación del pueblo norteamericano. Hay por ello un entrecruzamiento entre el moralismo religioso y la actividad económica. Creo que esto es lo importante de un sistema de valores en los Estados Unidos, y no tanto ese supuesto respeto a la autodeterminación de los pueblos, a los derechos fundamentales del hombre o la libertad individual de aquellos. Para los Estados Unidos todos aquellos conceptos son letra muerta cuando sus intereses, que es hablar de peligro para su afán de riqueza es amenazado. Eso genera que el actuar puritano pierda el supuesto carácter aséptico, de sana competencia, de individualismo consciente del bienestar social. De eso sólo queda la excusa, el cascarón hueco de quien sigue repitiendo esas ideas, pero se comporta como un animal carroñero.

Aquellos que no creemos en el sistema de valores, creencias y tradiciones estadounidenses tenemos la responsabilidad de leer los palimpsestos, que la historia de las relaciones internacionales nos muestra, como ejemplos de la falsedad de la política exterior de un país que ha basado su desarrollo y poderío en el desprecio por los derechos de otros pueblos. En ese plano es importante apoyarse en aquellos que perciben también el peligro de resucitar la Doctrina Monroe. Tal idea ha sido declarada por el ministro de Defensa Ruso Serguei Shoigú quien afirmó que “Estados Unidos reanima su doctrina Monroe a fin de restringir la soberanía de los países latinoamericanos…el gobierno de Donald Trump pretende presionar a todos aquellos que no comulguen con su política y un ejemplo de ello es la situación en Venezuela, donde el Gobierno legítimo del presidente venezolano, Nicolás Maduro, es blanco de una presión “sin precedentes” desde el exterior. Shoigú indicó que, ante la política de EE.UU. basada en la mencionada doctrina, Rusia está dispuesta a fortalecer la cooperación militar con los países de América Latina. “Esa cooperación da sus frutos”,” concluyó el alto funcionario ruso en su intervención en la VII Conferencia de Seguridad Internacional de Moscú.

El factor ruso: Buscando Nuevos caminos

En este escenario político resulta evidente, que Latinoamérica no puede confiar en Estados Unidos y sus administraciones. Debe buscar socios diversos, confiables y que no estén dotados de esa carga valórica donde se desprecia al contrario. Uno de esos posibles socios y que ya ha trazado un camino importante, principalmente es la federación rusa cuya interacción, a diferencia de aquellas que suelen tener Estados Unidos y las ex metrópolis coloniales como España, Francia, Holanda y Gran Bretaña, se basa tradicionalmente en relaciones equitativas y mutuamente beneficiosas. Así se percibe en los pasillos de gran parte de las cancillerías del continente americano, a pesar de la campaña de desprestigio lanzada por Estados Unidos contra el país euroasiático.

El aumento de los vínculos económicos con Rusia ha ido a la par de la apertura a China y la República Islámica de Irán sobre todo en aquella área que en algún momento se denominó ALBA y que recibió el ímpetu desestabilizador de Estados Unidos.Sobre todo durante la última década, en que una serie de gobiernos latinoamericanos: Venezuela, Ecuador, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Argentina ubicados en la trinchera política más de izquierda o progresistas profundizaron su relaciones políticas y económicas con la Federación Rusa. La tesis subyacente a este tipo de acciones, que es considerada y estudiada en aquellas cancillerías más sujetas al influjo estadounidenses, refiere que en un entorno de paz inestable en el mundo, Rusia y aquella asociación de países en la cual se inscribe, como es el BRICS sigue siendo una de las pocas asociaciones internacionales basadas en una asociación equitativa y mutuamente beneficiosa.

Esa visión ha sido expresada en el más alto nivel del gobierno ruso. Hace unos meses atrás el director para América Latina del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores, Alexander Schetinin, señaló que Rusia trabaja con objetivos que no son coyunturales “Las buenas relaciones de Rusia con América Latina no dependen del color del Gobierno” haciendo clara referencia a una mirada estratégica, que no dependen de los cambios que se operen en cada país pero que, indudablemente, mientras sean más independiente de Washington, mucho mejor. Es evidente que bajo Donald Trump, la importancia que Washington ha otorgado al resto del continente americano ha sido escasa. Más dedicado a impedir la entrada de inmigrantes a su territorio que a buscar caminos de desarrollo junto a sus vecinos del sur o acercar posiciones políticas y económicas con el polo sudamericano, Trump ha menospreciado a gran parte de América.

Y, en ese contexto, en un mundo pleno de cambios, creo ya demasiado tarde, Estados Unidos ve con creciente temor como China y especialmente la Federación rusa, están teniendo una gran incidencia en el área. El factor Venezuela ha sido especialmente sensible, lo que ha puesto  tanto a Moscú como a Beijíng en el ojo político estadounidense, calificándolos como los rivales a temer en la región ya no extra hemisféricos, lo que muestra el talante del desafío que enfrenta una política que solía mirar a los países al sur del río Grande como una simple suma y que ha tenido que entrar a entender que existen otros países capaces de entender las relaciones internacionales como mutuamente beneficiosas y no sólo en beneficio de la voracidad gringa. Rusia, así sostenido por Schetinin, expresando con ello la posición de su gobierno afirma “Nosotros trabajamos a favor de una estabilidad estratégica en el mundo… no le ponemos ninguna condición a ningún país para sentarse a negociar”

Estos años de gobierno de Putin han mostrado a una Rusia distinta, que se presenta ante el mundo como la potencia que es, con una gran consolidación interna y proyectándose al mundo como un actor relevante, en cada continente. Ya sea en oriente medio y su defensa de Siria, en gran parte de los países americanos, del proceso cubano y venezolano, exigiendo respecto a la autodeterminación de los pueblos. Rusia es hoy un actor que despierta confianza, que trabaja sin amenazas o sanciones. Trabaja con reglas adscritas a las normas internacionalmente reconocidas por el derecho internacional y ello, con un Estados Unidos que aún cree en el destino manifiesto, en Doctrinas añejas y peligrosas, sin duda se agradece.

No es extraño entonces que esta América, despliegue un abanico de relaciones con aquellos que nos respeten. Un continente que día a día consolida su propio nombre, sin temor a usarlo, llamándonos como lo que somos, alejándonos, por ejemplo, de conceptualizaciones como aquellas de denominarnos hispanoamericanos o latinoamericanos, que nos permite recobrar nuestro concepto, nuestra forma de identificarnos. América con señorío de los americanos no tiene dificultades en sentarse con Estados Unidos, China, con la Federación rusa y con Irán si así lo desea pero bajo premisas de una asociación equitativa y mutuamente beneficiosa, sea esto en el plano político, comunicacional, económico o militar.Ser americano y mantener buenas relaciones con el mundo es un imperativo, haciendo realidad aquellas palabras del fallecido artista chileno Rolando Alarcón “Si somos americanos somos hermanos señores, si somos americanos no miraremos fronteras”.


* Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de revista digital www.politicaycultura.cl

[1] John Quincy Adams, autor intelectual de esta doctrina sostenía la necesidad de mantener y desarrollar el concepto de supremacía de la forma de vida norteamericana, sobre otras culturas consideradas inferiores, y lógicamente constituían una “casta imposible de mejorar” ante tal panorama no quedaba otra cosa que civilizar a tales hordas.

Bibliografía:

  1. Goldstein, Martin. “America´s Foreign Policy: Drift or Decision. Rowman & Littlefield Publishers. 1984
  2. John Quincy Adams, autor intelectual de esta doctrina sostenía la necesidad de mantener y desarrollar el concepto de supremacía de la forma de vida norteamericana, sobre otras culturas consideradas inferiores, y lógicamente constituían una “casta imposible de mejorar” ante tal panorama no quedaba otra cosa que civilizar a tales hordas.
  3. Weber Max. “La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo “. Itsmo Editores. Madrid, España, 1998, Página 9.
  4. Weber Max. Op. Cit. Página 105
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