La revolución no será comunicada

La revolución no será comunicada

TIEMPO DE LECTURA: 5 min.

Urge a nuestros pueblos dejar de reproducir y narrar tal y como lo impone el imperio y sus corporaciones del negocio de la mentira. Urge la unidad de acción para frenar la destrucción del planeta. No hay tiempo que perder.

En reiteradas oportunidades hemos analizado el lugar que ocupan los medios de comunicación en la batalla de las ideas. Una lucha intestina por la hegemonía discursiva que las clases dominantes, a través de los mass media, intenta impregnar en la opinión pública, construyendo sentidos respecto de los hechos y acontecimientos que suceden a nuestro alrededor.

Hoy, el caso más rimbombante es el bombardeo informativo respecto del conflicto en Ucrania y la construcción y/o fortalecimiento de un sentimiento anti-ruso que pone en el banquillo de los acusados a todo aquel o aquella que se manifieste contra las atrocidades cometidas por el régimen neonazi de Zelinsky.

Pero lo que hoy hacen con el pueblo ruso, antes lo hicieron con el Irak de Saddam Hussein, con la Libia de Gadafi, con la Cuba de Fidel, la Nicaragua sandinista o la Venezuela bolivariana y chavista. No es por nada que lo primero que señalan prácticamente todes les analistas es que en una guerra lo primero que se pierde es la verdad.

No por nada, los EEUU y sus socios occidentales son quienes controlan las principales agencias de noticias a nivel mundial. Según un artículo realizado por el filósofo y especialista en comunicación mexicano, Fernando Buen Abad, “con la dictadura del negocio informativo y la concentración de la información, las empresas se han convertido en un oligopolio con el 90 por ciento del mercado dominado por 6 empresas principalmente: Bertelsmann (Alemania), Disney (EEUU), General Electric (EEUU), News Corporation (EEUU), Time Warner (EEUU) y Viacom (EEUU)”.

Por su parte entre las 10 agencias de noticias más influyentes del mundo, siete son occidentales: 1- Reuters (Gran Bretaña), 2- Agence France Presse (Francia), 3- Associated Press (EEUU), 4- ANSA (Italia), 5- United Press International (EEUU), 6- Press Association (Gran Bretaña), 7- Xinhua News Agency (China), 8- Europa Press (España), 9- RIA Novosti (Rusia), y 10- Interfax Information Services Group (Rusia)[1].

Cabe destacar que la gran mayoría de las empresas noticiosas del mundo, recurren a alguna de estas agencias para comunicar lo que sucede en el mundo. Desde la reproducción acrítica de ciertos medios (que sólo reproducen lo que estas cuentan o narran), hasta quienes intentan generar contenidos críticos, pero casi todos terminan recayendo de alguna manera en estas producciones comunicacionales. El problema de esta concentración mediática, de su influencia y de la capacidad de difusión de sus “verdades” es que terminan condicionando las formas de ver el mundo de quienes consumen estas “noticias”.

Pero afortunadamente no todo es tan lineal. Cientos, miles de medios populares y comunitarios aparecen por doquier contando otras realidades, narrando de otras maneras, haciendo esfuerzos inconmensurables por romper los cercos informativos que estas corporaciones de la mentira construyen.

Para no irnos muy lejos, en nuestro continente hay casos emblemáticos como el de TeleSur. Una iniciativa comunicacional pensada y puesta en marcha por el Comandante Hugo Chávez, quien con mucha agudeza analítica y audacia política comprendió que había que gestar otras formas de contar la realidad.

Más allá de TeleSur, afortunadamente, existen otras experiencias que con muy buen tino construyen otras realidades. El problema es que -volviendo a Buen Abad- “somos un archipiélago inmenso de iniciativas comunicacionales inconexas”. Decimos lo mismo, contamos lo mismo, pero llegamos a los mismos públicos. Tal como les sucede a las izquierdas o a los movimientos populares del continente, seguimos fragmentados mientras los poderosos del mundo nos siguen imponiendo sus verdades, sus formas de narrar, sus formas de contar.

Una necesidad historia, si pretendemos parir otro mundo

En unas de sus tantas intervenciones, el Comandante Chávez decía que “uno de los grandes errores que cometimos en aquella primera etapa (al inicio de su gestión), y que fue una de las causas del 11 de abril, fue aquella vana ilusión de lograr el respeto, o al menos el reconocimiento, de estos sectores que aquí gobernaron durante décadas, arrodillados al imperio; o incluso de lograr el reconocimiento del mismísimo imperio”.

Muchos de los procesos políticos de los llamados “progresistas” en la actualidad del continente están o parecen estar inmersos en esta dinámica denunciada por el comandante. Pretenden resolver los problemas de nuestros países sin tener que pararse de uno u otro lado de la vereda. Como decía el comandante, “quedar bien con dios y con el diablo”.

En aquella oportunidad, Chávez era enfático al señalar que el imperio nunca nos reconocería, que no hay que perder el tiempo en ello. Por eso reiteraba con claridad meridiana que es nuestro enemigo, al igual que la oligarquía criolla. “Nunca nos aceptarán ¡Nunca! Podrán decirlo y darse golpes de pecho, pero es mentira”, señalaba enfáticamente. Siempre estarán fraguando maniobras para tratar de sacarnos de aquí o de allá y lo vemos a diario en las reiteradas operaciones de prensa, las corridas cambiarias, la suba desmesurada de precios, las presiones diplomáticas y un largo etcétera. Cualquier similitud de aquellas palabras con el presente no es mera casualidad, es devenir histórico.

Por eso insistimos en afirmar que la construcción de la unidad política de las organizaciones libres del pueblo, de sus trabajadores y trabajadoras, de los sectores populares, de les desempleades, de les empresaries PyMEs, o de las estructuras partidarias, no es un capricho, es una necesidad histórica si realmente pretendemos cambiar la realidad en la que vivimos y llevarle felicidad a nuestros pueblos.

Para finalizar, no hay mejor cosa que retomar las palabras del comandante eterno: “Aquí decimos patria, socialismo o muerte. Y cuando acuño esa frase es llamando a todos a profundizar la conciencia, la fortaleza y a que nos ubiquemos con mayor claridad en el tablero: o somos o no somos…. Día como hoy, lo aprovecho en la reflexión, para continuar llamando a todos los venezolanos a radicalizar nuestra revolución ¡Sí! Y no hay que tenerle miedo a la palabra, porque las palabras orientan, clarifican: ¡Radicalizar!, dije. Ir a las raíces profundas… Radicalización revolucionaria, socialismo verdadero, revolución antiimperialista ¡Ese es el único camino que nos permitirá lograr los objetivos del proyecto nacional!


Referencias
[1] https://www.telesurtv.net/bloggers/Agencias-de-Noticias-Industrias-de-la-pos-verdad-y-la-plus-mentira-20180214-0005.html

Nicolás Sampedro
Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

¡Quiero suscribirme!
1
Más rápido y fácil
Difusiones Trinchera
Hola
Si querés que te incluyamos en nuestras listas de difusión de publicaciones y promoción de entrevistas en vivo, envianos un mensaje para suscribirte y te llegará toda nuestra información.
¡Sumate a la Comunidad Trinchera!