¿Que me opere qué? ¡A mí déjenme jugar!
El deporte debería ser un espacio accesible para todas las personas que quieran competir, pero desafortunadamente, nuestra cultura transfóbica y las rígidas y excluyentes políticas que regulan este acceso, hacen que el número de atletas trans en competencias deportivas se vea drásticamente reducido.