Después de todo, era por eso que quería tanto a mi equipo, no solo por la alegría de la victoria cuando estaba combinada con la fatiga que sigue al esfuerzo, sino también por el estúpido deseo de llorar en las noches después de cada derrota.
Albert Camus
Es la alegría del pueblo lo que marca lo mejor de la jornada por eso sería un error hablar de una gesta deportiva. Hoy no importa reivindicar a Messi, Di Maria o el trabajo de Scaloni, tampoco importa recordar que extrañamos mucho al Diego: hoy el pueblo celebra.
Fotos: @hincapiesimon
El fútbol no es más que un pretexto hermoso y caprichoso para juntar al pueblo y marcar que tan lejos está de la antipatria, aquella que daría su vida por aparecer en la tele como voceros de los dueños quienes les llenarían los bolsillos con un par de pesos, de esas migajas que condenan a las mayorías a la desigualdad.
Fotos: @hincapiesimon
De un lado está el pueblo que quiere vacunarse, del otro está Viviana Canosa; de un lado está el pueblo queriendo festejar y del otro están loa periodistas de Telenoche pidiendo que Messi se lesione o el Pollo Vignolo y la banda de ESPN F90 pidiendo que la selección Argentina (esa que no les da entrevistas) pierda.
Fotos: @duverarboleda
Albert Camus afirmaba que la patria era la selección de futbol. En nuestro caso se trata de un país de capitalismo periférico, semicolonial y endeudado hasta los huesos en el que las desigualdades son moneda corriente: hambre, poder adquisitivo, acceso a la educación y a la tecnología son títulos ilustrativos de esta problemática.
Fotos: @duverarboleda
Lo único que borra por un instante esta desigualdad es la fiesta de la selección. En la calle todos brindan, comen y cantan el himno por igual. Es ilustrativo el video del repartidor que entrega un pedido en el minuto 85 y se queda a ver lo que falta del partido, come, toma, canta y festeja.
Lástima que la fiesta terminó anoche y volvimos al país desigual con una resaca que nos parte la cabeza.
Juan Pablo Hincapié
Comunicador social, fotoperiodista. Especialista en el conflicto colombiano.
Vengo de la tierra del café y de la ciudad de las montañas. Soy un proyecto de contador de historias y de periodista cultural, para lo que uso la fotografía, el vídeo y, sobretodo, la palabra. Escribo y «foteo» porque le apuesto a una sociedad justa. Mi lema: para todos todo.
Luego de las varias idas y vueltas entre el gobierno nacional y la CONMEBOL -a causa de los estrictos protocolos presentados por el Ministerio de Salud- el presidente Alberto Fernández decidió dar de baja a la Argentina como sede de la Copa América, algo totalmente acertado dada la situación sanitaria que atraviesa el país. De haberse jugado, seguramente se hubiesen incrementado los casos de Covid-19, ya sea por los festejos en las calles como por los tumultos de la gente en las cercanías de los estadios.
La Conmebol terminó por activar una opción bastante ilógica y lógica a la vez: ilógica porque Brasil continúa siendo uno de los grandes epicentros de la pandemia, pero lógica porque si algo ha quedado claro durante estos meses es que a Jair Bolsonaro le importa poco y nada el sufrimiento del pueblo brasileño. El jefe de Estado de Brasil aceptó albergar la Copa América en solo 24 horas y adelantó que Brasilia, Cuiabá, Rio de Janeiro y Goiânia serían las ciudades sede.
¿Qué pasa en Brasil?
Dos días después de confirmar su localía y de acuerdo a las cifras proporcionadas por el Ministerio de Salud de Brasil, el país registró 95.601 nuevos casos de Covid-19 y 2.507 muertes, cifra que se acerca al récord de los 100 mil contagios que se constataron el 25 de marzo pasado.
También es necesario recordar que es el segundo país -detrás de Estados Unidos- con mayor cantidad de muertes por COVID-19, y el tercero en cantidad de casos. El último 27 de mayo, por ejemplo, Bolsonaro pidió a la Corte Suprema que las medidas de gobernadores e intendentes para “lockdown” o restricciones sean declaradas inconstitucionales.
Parecen no pesar en el cínico círculo político de la ultraderecha brasileña los más de 460.000 fallecidos, pero tampoco sorprende: Bolsonaro siempre tuvo un discurso negacionista con respecto al peligro de la pandemia, declaró dudas sobre las vacunas y se burló de los muertos; exigió a los brasileños que “dejaran de lloriquear” y hasta hoy sigue recomendando el uso cloroquina -medicamento contra la malaria, ineficaz contra Covid-19- que puede producir severos efectos secundarios.
Asimismo, también es importante señalar que varios de los estados de Brasil están cerca del colapso sanitario. Sin embargo, a la ultraderecha neoliberal que gobierna con Bolsonaro a la cabeza, esos números no la conmueven. Sin ir más lejos, una de las sedes que ofreció Brasil fue el estadio Arena Amazonia, ubicado en Manaos -sede del Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos 2016-, pero por la cepa que lleva el nombre de la localidad, la iniciativa de Bolsonaro duró solo una hora. Por otro lado, desde el gobierno de Pernambuco, liderado por Paulo Câmara, se determinó no ser parte de la competencia.
Los expertos dieron alerta sobre la posible llegada de una tercera ola, como también por la propagación de otras variantes del SARS-CoV-2, que se suman al hambre y la pobreza que azotan a Brasil: cada vez son más las personas que viven en la indigencia y dependen de políticas estatales que no existen, porque Bolsonaro desgobierna.
No es casualidad que la propuesta de realizar la Copa América en Brasil haya llegado 48 horas después de la mayor movilización que hubo hasta entonces contra el Gobierno de Bolsonaro y su gestión de la pandemia. Fueron decenas de miles lxs brasileñxs que se movilizaron en varias ciudades del país para exigir “Fora Bolsonaro” y cabe mencionar que entre ellxs se encontraban hinchadas de clubes como Gremio, Palmeiras, Bahía y Corinthians.
Reacciones en contra ¿y a favor? del torneo:
El vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourao, mencionó que el país presenta “menos riesgo” frente a la pandemia que la Argentina: «No es que sea más seguro, es menos riesgoso. Es menor el riesgo, pero el riesgo continúa» y señaló con total liviandad: «No habiendo público, no hay problema. Es apenas dividir las sedes y listo. Nuestra ventaja es la amplitud del país y de nuestros estadios», palabras que cayeron pésimo en el entorno dado a lo complejo que está siendo realizar la competición.
Por otro lado, la críticas fueron muchas y una de las más fuerte fue de la presidenta del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hofmann, que se mostró en contra de la decisión de albergar el torneo y agregó: «¡Y nos enteramos que (el presidente, Jair) Bolsonaro autorizó la realización de la Copa América aquí en Brasil! ¿Esto es serio? ¿En medio de la pandemia, la llegada de la tercera ola, riesgo por falta de camas, suministros y con vacunación lenta? ¡Increíble!».
Asimismo, el lunes por la noche el Partido de los Trabajadores había presentado una solicitud para que se suspendan las negociaciones entabladas para la realización de la Copa América en Brasil, aludiendo que el traslado del evento a Brasil aumentaba los riesgos de proliferación del nuevo coronavirus en medio de la descontrolada crisis sanitaria en el país.
En esa misma solicitud, el PT también pedía la citación a los gobernadores y alcaldes de las ciudades donde se prevé la realización de los partidos. Esta última solicitud se fundamenta en que el Tribunal Supremo resolvió previamente que los gestores locales tienen competencia para decidir sobre hechos que impliquen riesgo de aglomeraciones, medidas de aislamiento, etc.
En el plano judicial el juez de la Corte Suprema de Justicia de Brasil, Ricardo Lewandowski, le pidió a Jair Bolsonaro que dé explicaciones por el acuerdo con la Conmebol para realizar la Copa América en medio de la segunda ola de coronavirus: «Considerando la importancia del tema y la emergencia de salud pública derivada del brote de coronavirus, así como la urgencia que requiere el caso, se solicitan informaciones previas al Presidente de la República dentro del plazo legal» manifestó el magistrado.
A las protestas también se sumó el sindicato internacional de jugadores profesionales -FIFPRO- que el martes emitió un comunicado expresando su preocupación con el proceso que se tomó para reasignar la Copa América, ya que incluyó decisiones tardías y el anuncio de una nueva sede apenas unos días antes del inicio del torneo y agregó: «Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, hemos manifestado claramente que la salud pública y la seguridad deben ser la prioridad máxima dentro de la industria del fútbol», .
Y completó el comunicado diciendo: “La decisión de trasladar con tan poco tiempo de antelación a cientos de futbolistas para competir en un torneo de semejante complejidad abre un escenario de incertidumbre para cada uno de ellos y sus familias”, dejando claro que “en este contexto, FIFPro apoyará naturalmente a cada futbolista que decida rechazar la convocatoria y no participar en el torneo en base a sus preocupaciones respecto a salud y seguridad”.
Por último, el jueves por la noche un grupo de jugadores de la Selección de Brasil se plantaron contra la realización de la Copa en su país y, según Rádio Gaúcha, los que juegan en Europa pidieron no jugar el certamen. En conferencia de prensa, Tite, entrenador de Brasil, mencionó el tema, pero no reveló detalles y dijo: «Ellos -los jugadores- tienen una opinión, se la expresaron al presidente, y la van a expresar al público. Con esto tiene que ver la ausencia de nuestro capitán, Casemiro».
Como si la preocupación no fuera poca, por la tarde del viernes el presidente de la Confederação Brasileira de Futebol, Rogério Caboclo, fue denunciado ante la Comisión de Ética de CBF y la Junta de Gobierno y Cumplimiento por acoso sexual y moral por un empleado de la entidad que saltó en defensa de una compañera de trabajo; el escrito detalla los episodios que habría SUFRIDO la víctima, quien además afirma tener pruebas contundentes de varias conductas abusivas en viajes y reuniones de Comisión Directiva. Su intención ante la Justicia es que Caboclo sea investigado y destituido de su cargo.
Aún con la incertidumbre de si se jugará o no en nuestro país vecino, lo que sí parece claro es que la Copa América está siendo utilizada en Brasil como cortina de humo para meter debajo de la alfombra -al menos por un rato- el genocidio al que Jair Bolsonaro somete al pueblo brasileño con su desgobierno. Bolsonaro no solo intenta desviar la atención sobre sus crímenes, sino que subestima a un pueblo digno que rechaza su gestión de la pandemia y en las calles seguirá gritando “Fora Bolsonaro” hasta liberar a Brasil.
Paz Eduard
Proveniente del sur, me instaléenla ciudad de las diagonales.Fiel pensante que la política y el deportevande la mano. Siempre me vas a tener alservicio de la comunicacióndel puebloy su deporte.
En principio, es necesario aclarar y visibilizar de manera concreta por qué Colombia no será sede de la Copa América (organización que compartía con la Argentina). El pueblo hermano de Colombia despertó; las calles se colmaron de colombianes que hace semanas exigen el fin del modelo neoliberal, de la guerra y del espantoso Gobierno de Iván Duque. Aunque la administración de turno quiso hacerle creer a la CONMEBOL que todo estaba bajo control para organizar el torneo, las imágenes que llegan desde el país dejan expuesta la violencia que Iván Duque y sus lacayos despliegan sobre el pueblo: por las manifestaciones, ya hay más de 50 muertes, 578 personas heridas, 524 desaparecidas e incluso mas de 20 mujeres que denunciaron violencia sexual.
El conflicto social, que estalló con la reforma tributaria que quiso impulsar Duque, pero que tiene que ver con una discusión muchísimo más profunda que se debían les colombianes, no cesa. Por ese motivo, la dirigencia de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) se reunió el jueves pasado con sus pares de la Conmebol y se acordó la baja del país cafetero de la organización de la Copa América 2021, que se llevará a cabo del 13 de junio al 10 de julio.
Claramente los partidos de prueba -At. Nacional vs Nacional de Montevideo e Ind. de Santa Fe vs River Plate- en las ciudades de Pereira y Barranquilla, para ver si se podía o no jugar, fracasaron y varias veces tuvieron que ser detenidos. Luego de esto la CONMEBOL y FCF sacaron un comunicado en el que se confirmó que por el Covid-19 y la situación actual, es imposible garantizar la seguridad y la localía de los equipos colombianos. De hecho, en la última fecha de Copa Libertadores y Copa Sudamericana, los partidos entre Santa Fe y Junior y entre La Equidad y Gremio se disputarán en Ecuador.
Juan Pablo Sorin fue uno de los que denunció el experimento que la Conmebol intentó hacer en Colombia: «Vergüenza que se hayan jugado Junior vs River y Atlético Nacional vs Nacional (de Uruguay) ayer en Colombia: conflicto social, represión policial, cantidad de muertos y desaparecidos que suben día a día, lamentablemente. Fuerza Colombia. El show no puede continuar a cualquier precio».
Sin embargo, el Gobierno del presidente Iván Duque trató de seguir utilizando el fútbol como manto y presentó una propuesta para que la Copa América se aplace a diciembre y que “haya público”. No obstante, el encargo no tuvo una buena respuesta y fue denegada a las pocas horas en un comunicado de CONMEBOL, en el que se aseguró que en los próximos días se daría a conocer la relocalización de los partidos que se iban a disputar en Colombia.
Sin dudas este hecho marca un revés para el gobierno colombiano y puertas adentro se habla de la inminente renuncia de Ernesto Lucena -Ministro de Deporte-, que fue el principal precursor para que parte del certamen continental se disputara allí como sea.
Otro de los actores del fútbol que manifestó su postura fue el actual jugador del Manchester United, Edinson Cavani: «La Copa América no debería jugarse en Colombia. La Conmebol está pensando únicamente en dinero y haciéndole un favor al Gobierno encubriendo con fútbol toda la ineptitud que ha causado durante los últimos años». El mensaje se viralizó rápidamente luego de que el delantero uruguayo sentenciara que si se jugaba en Colombia, él no participaría.
Aunque la Conmebol suspendió la Copa América en Colombia, el discurso sigue siendo muy contradictoria: pese a los últimos sucesos, el viernes pasado, junto a FIFA, anunció que el partido entre Argentina y Colombia, correspondiente a la fecha 8 de las Eliminatorias Sudamericanas para al Mundial de Qatar 2022, por el momento, se disputará en el estadio Metropolitano de Barranquilla el 8 de junio.
¿Cómo recibe la Copa Argentina?
A principio de la semana pasada, el presidente Alberto Fernández ya había anunciado que la Argentina podía transformarse en sede única de la Copa América y expresó: «Hay que ponerse muy estricto con los protocolos porque el fútbol es un juego de equipo y eliminar las concentraciones me pareció una buena idea. Si la Conmebol me pregunta si Argentina puede hacerse cargo, estoy dispuesto a estudiarlo porque uno de los problemas más serios que tenemos son las cepas que vienen de países extranjeros».
Argentina viene de una semana en la que los casos y muertes han llegado a cifras récord y la situación hospitalaria es sumamente compleja. Con la confirmación de que el país será única sede, el Presidente argentino dijo que “con las restricciones del caso, estamos preparados”, y agregó: «Será una Copa para la TV, eso hay que dejarlo claro (…) nosotros podemos analizar organizar toda la Copa América en la medida que todos estrictamente cumplan las condiciones de controles y protocolos».
Por otro lado, la asociaciones y confederaciones regionales fueron criticadas por una de las voces más reconocidas y legitimadas del fútbol argentino, Fernando Signorini, preparador de futbolistas de la selección durante más de 30 años, que disparó en su cuenta de Twitter: «¿Fútbol en Colombia en medio de la brutal represión? ¿Competencia con equipos en pleno brote de COVID? Business are business (negocios son negocios), hasta que no muera un futbolista por COVID en vivo para la TV no van a parar este circo romano».
Cabe destacar que tras los exorbitantes números de contagios registrados en la Argentina, la AFA y la Liga de Fútbol Profesional decidieron frenar las semifinales que se iban a disputar este último fin de semana, poniéndose a disposición del gobierno. Por la situación, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero explicó: «En este caso quedan por delante dos partidos, ambos en la provincia de San Juan. Venimos conversando para encontrar, de modo consensuado, una solución», dejando abierta la fecha de reanudación.
Pese al parate del fútbol local, y sin pudor alguno, la Conmebol ya se empezó a moverse y estudiar qué otros estadios pueden funcionar de localía para la Copa América -además de los ya confirmados Monumental en Buenos Aires, Mario Alberto Kempes en Córdoba, Malvinas Argentinas en Mendoza y Único de Santiago del Estero- : la Bombonera, el Libertadores de América, el Cilindro de Avellaneda y el Único de La Plata.
Lo que queda claro en este análisis es que la política y el fútbol en Colombia están jugando un mismo partido y no hay que dejar que la pelota tape la realidad de una sociedad golpeada y atacada por la derecha neoliberal de Iván Duque, que quiso hacerlo utilizando la Copa América y las competiciones internacionales.
CONMEBOL sigue con la idea de realizar la Copa América y continuar con los torneos internacionales porque los millones de dólares que se mueven parecen ser más importantes que las miles de vidas que se están perdiendo en Nuestra América. Sin ir más lejos, para seguir con su plan, pudo hacerse con 50 mil dosis de la vacuna Sinovac para inmunizar a las delegaciones, cuando sabemos que las vacunas son un bien escaso, que hay países que aún no pueden acceder, y otros que aún no terminaron de inmunizar a su población de riesgo. ¿Hasta cuándo la pelota va a seguir rodando a cualquier costo?
Eduard Paz
Proveniente del sur, me instaléenla ciudad de las diagonales.Fiel pensante que la política y el deportevande la mano. Siempre me vas a tener alservicio de la comunicacióndel puebloy su deporte.
Terminó el certamen de seleccionados nacionales, más importante de Sudamérica, del deporte más consumido y practicado del mundo: el fútbol. Plagado de controversias, desde la dudosa utilización del VAR, fallos graves en el arbitraje a favor del equipo local, hasta un presidente brasileño muy activo, que incluso llegó a saltarse los reglamentos de la FIFA.
Está Copa América estuvo caracterizada por un sinfín de hechos que la rodeo desde un principio. Desde el partido inaugural el 14 de junio, entre el combinado local y la selección de Bolivia, y donde Jair Bolsonaro se encontraba junto a la gente de la Conmebol, a los hechos que se suscitaban fuera del estadio, donde diferentes sindicatos brasileños entre los que estaban la Central Única de trabajadores (CUT) y La Unión Nacional de Estudiantes (UNE), protestando y movilizados hacia el estadio Morumbi (en Sao Paulo), por los recortes en materia educativa y la eliminación de planes sociales.
Fuente: teleSUR
A sabiendas de lo que estaba por ocurrir, el gobierno de ultraderecha dispuso una cifra muy alta de efectivos policiales para sofocar dichas movilizaciones, que luchan contra las medidas de ajuste y la generación pobreza que motoriza el gobierno de Bolsonaro. A todo esto, debe agregarse que ese día también se reclamaba la inmediata liberación del ex-presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Cabe destacar el gran fracaso en la venta de entradas a los estadios en las fases de grupos. El poco interés del pueblo brasilero y las dificultades económicas que atraviesa el país, jugaron en contra del negocio de los empresarios del futbol. El promedio de asistentes en los primeros 5 partidos fue de 25.801, número que si se lo compara con la copa disputada en Estados Unidos (país donde el fútbol es uno de los deportes menos consumidos) donde el promedio ascendía 46.373 espectadores, lo de Brasil queda muy por debajo y deja entrever la realidad económica del país del “jogo bonito”.
Foto: Página 12
A lo largo del show deportivo, lo que en un principio parecían meras casualidades del juego (como las fallas arbitrales y la poca o nula utilización del VAR), fueron tomando fuerza y colocándose en el ojo de la tormenta: en varios partidos los árbitros de la Conmebol favorecieran enormemente al local; se vio en reiteradas ocasiones al presidente de esta institución, Alejandro Domínguez, compartiendo palco con Bolsonaro, quien se veía muy ofuscado cuando el partido no iba de acuerdo a lo que esperaba.
En el partido final que se realizó el mítico “Maracaná”, y en el cual se enfrentaban el combinado local y el conjunto peruano, tuvo como los principales espectadores a los presidentes de la Confederación Sudamericana de Fútbol y al presidente brasileño Bolsonaro. Este último acompañado de su ministro de Justicia, Sergio Moro (actualmente es investigado por el Supremo Tribunal Federal), envuelto en un escándalo político por la filtración de mensajes que muestran su participación activa en el manejo discrecional de la causa Lava Jato y la prisión del ex-presidente Lula Da Silva. Ello no los privó de presenciar el gran show montado alrededor de la final, partido emocionante y parejo -pero de conclusión predecible- donde el combinado brasileño se impuso por 3 a 1.
Fuente: Folha Do Brasil
Como no podía ser de otra manera, el cierre fue lo más sorprendente y atípico: el propio Bolsonaro ingresando al campo de juego (como lo hizo contra Argentina donde dio una vuelta olímpica), pero está vez llevándolo más allá: se puso festejar con el seleccionado campeón e incluso se sacó la foto principal con el trofeo que en general levanta el capitán.
Lo grave de la situación es que estos actos viola el artículo 60 del reglamento FIFA (sobre “Seguridad en los Estadios”), en donde se prohíbe y dictamina que está “terminantemente prohibida la promoción o el anuncio por cualquier medio de mensajes políticos o religiosos, cualquier acto político o religioso en el estadio o sus mediaciones antes, durante y después de terminado el partido”. El Brasil de Bolsonaro hizo y deshizo tanto en lo deportivo como en lo político y termina colocando a esta Copa América en el ridículo, hecho qué quedará en la historia negra de la competencia y de sus organizadores.
* Periodista especializado en deportes, columnista del programa La Marea (Radio Futura FM 90.5), co-conductor del programa No Se Mancha (Radio Estación Sur FM 91.7) redactora de Revista Trinchera y colaboradora de Agencia Timón.
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