Quienes son becados por el CONICET, donde se forman futuros profesionales de la ciencia y la tecnología, transitan años de estudios rigurosos complementados con trabajo sin percibir derechos laborales como aguinaldo, aportes jubilatorios y obra social. El nuevo proyecto de ley busca sumar y reglamentar dichos ítems.
ATE CONICET presentó junto al diputado Pablo Carro ante la Cámara de Diputados y el Senado de la Nación un proyecto de ley que busca garantizar los derechos de les becaries en el rubro de la ciencia y tecnología que pertenecen al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
La medida, que ya cuenta con más de 25 firmas de diputados nacionales, busca que el aumento de las becas se fije por paritarias, atado al sueldo de les investigadores; además de sumar aguinaldo, aportes jubilatorios y la incorporación al régimen de obras sociales. De un total de alrededor de 30 mil trabajadores del CONICET, 11 mil son becaries (más del 30%), y están dentro de un programa que tiene la importancia de formar científicos y tecnólogos altamente calificados, con la máxima calificación del sistema educativo argentino, es decir doctorados. Esto se resume a que existe un conjunto de trabajadores entre 27 y 35 años que durante el periodo de la beca no tienen ni aportes previsionales, ni están incorporado al sistema de obra social, (tienen una obra social tercerizada por CONICET), y no tienen aguinaldo.
Este proyecto de ley busca resolver esas tres falencias, además de intentar atar los aumentos de los estipendios a la carrera del investigador científico de CONICET, esto es importante porque “durante el macrismo uno de los modos de ajustes del sistema científico-tecnológico fue dejar congelados los estipendios de los becarios con lo cual no legaban a fin de mes” explicó en diálogo con Revista Trinchera, Nuria Giniger, Secretaria General de ATE CONICET, y agregó que producto de ello “ hubieron un montón de investigadores que se fueron del país, la famosa fuga de cerberos”.
“Es un proyecto que viene a reparar una deuda que tiene la democracia con el sistema de becas de CONICET, ya que hace muchos años que se está pidiendo que se reconozcan estos derechos”, añadió Giringer.
El proyecto tiene dos vías, por un lado el curso de debate legislativo que ya tiene el apoyo de 25 diputados y diputadas, e irá a discusión en comisiones, y la segunda instancia sería que el ministro de Ciencia y Tecnología junto con el directorio del CONICET resuelvan mediante una resolución la incorporación de estos derechos al reglamento del sistema de becas. “Se puede hacer tal cual como lo hizo Axel Kicillof el año pasado con los residentes médicos que les otorgó estos mismos derechos que tampoco tenían”, comentó la delegada de ATE.
Les diputades firmantes hasta el momento son José Pablo Carro, Constanza María Alonso, Daniel Arroyo, Rosana Bertone, Graciela Camaño, Eduardo Gabriel Fernández, Daniel Gollán, Itai Hagman, Jorge Ricardo Herrera, Rogelio Iparraguirre, Dante López Rodríguez, Susana Graciela Landriscini, Mónica Macha, Gisela Marziotta, María Rosa Martínez, María Lucila Masín, Nilda Moyano, Claudia Ormachea, Sergio Omar Palazzo, Carlos Ybrhain Ponce, Vanesa Siley, Hugo Yasky y Natalia Zaracho.
“Tenemos una oportunidad de reparar esta situación y otorgarle derechos a un conjunto importante de trabajadores de nuestro país, significativo y que además aporte al desarrollo y la soberanía nacional”, sentenció Giringer.
El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, anunció una licitación para construir siete institutos de investigación científica en diferentes provincias. Tendrá dependencia entre el Conicet y distintas universidades nacionales. Próximamente se lanzarán otra tanda de licitaciones.
El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, presentó el llamado a licitación pública para construir las sedes de institutos de investigación científica en siete provincias, con una inversión de unos cuatro mil millones de pesos. El financiamiento, destinado a fortalecer el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI), parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El acto transcurrió en el Salón de las Mujeres de la Casa de Gobierno, donde Filmus afirmó que es una inversión histórica, dado que es la primera vez que el Estado realiza esa cantidad de licitaciones públicas a la vez para el área de ciencia y tecnología. “Es posible porque hay una cierta madurez en la dirigencia argentina para tomar el tema de la ciencia y la tecnología como política de Estado”, resaltó.
Para profundizar sobre el tema Revista Trinchera dialogó con el secretario de Articulación Científico Tecnológica, Juan Pablo Paz, quien destacó: “Esta licitación forma parte del Programa Construir Ciencia que se lanzó hace unos meses y funciona mediante la Ley de Financiamiento 27.614 de ciencias y técnica, sancionada en marzo de 2021. La misma tiene por objetivo fortalecer la infraestructura edilicia de este sector que estuvo abandonado durante mucho tiempo”.
En la misma línea, Paz resaltó que “son tres tipos de edificios que estamos construyendo, en este caso las siete edificaciones son de un solo tipo en siete provincias distintas, que son institutos de investigación científica y están enlazados con el CONICET. También en Construir Ciencia estamos construyendo centros de popularización de la ciencia y centros de transferencia donde hay interacción entre el sector público y privado”.
Los proyectos de infraestructura fueron seleccionados en el marco del programa federal “Construir Ciencia” y tendrán una superficie total de 14.449 metros cuadrados. Los mismos serán construidos en las provincias de San Luis, Misiones, Corrientes, Mendoza, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. El monto de las obras, que asciende a más de 3.600 millones de pesos, será financiado mediante el Programa de Innovación Federal, a través de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Respecto a la selección de los lugares Paz sostuvo que es importante destacar el carácter federal dado que “se decidió que sea en siete provincias diferentes y no construir en el área Metropolitana de Buenos Aires en esta ocasión. Si bien había candidatos posibles para hacerlo, priorizamos otros lugares”. Además afirmó en exclusiva para este medio que “esto no quiere decir que no se vaya a hacer, ya que estamos por lanzar otra tanda de seis o siete licitaciones, que serán en Jujuy, Salta, Capital Federal, Hurlingham, La Plata y Córdoba, siempre con una mirada federal, tratando de abarcar todo el país”.
Para seleccionar las obras se tuvo en cuenta un criterio federal de distribución de recursos y la relevancia de las actividades científicas y tecnológicas que desarrollan en cada provincia. Además, los institutos serán de doble dependencia entre el Conicet y las universidades nacionales. En este sentido, Paz enfatizó: “Hubo un diálogo con las provincias en las que se les presentaron las propuestas y además se le consultó cuales les gustaría abordar teniendo en cuenta su región y trabajo”.
En este marco se construirá la infraestructura para los institutos de Física Aplicada (Infap) en San Luis; el Instituto de Materiales de Misiones-Instituto de Biología Subtropical (IMAM IBS) en Misiones; el Instituto de Botánica del Nordeste (Ibone) en Corrientes; el Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas-Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Iadiza Ianigla) en Mendoza; la Unidad de Investigación y Desarrollo en Tecnología Farmacéutica (Unitefa) en Córdoba; el Instituto de Lactología Industrial (Inlain) en Santa Fe; y el Centro de Investigación Veterinaria de Tandil (Civetan) en Buenos Aires.
Con respecto a la Ley de Financiamiento, Paz remarcó que será algo clave para el futuro de las inversiones en esta área, y enfatizó en que “por primera vez se estableció una meta cuantitativa de aumento del presupuesto gradual hasta llegar a ese famoso 1% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2032, para una cosa muy específica”. Además, la ley establece que el Poder Ejecutivo cada año tiene que presentar un proyecto de ley de presupuesto que cumpla con una pauta que es la suma de los presupuestos de todos los organismos de Ciencia y Tecnología que están en una lista, tienen que ascender a un determinado porcentaje del PBI, y que este año ascendió a un 0,34%, el año pasado fue 0,31%, el 2020 fue 0,28%.
En este sentido el secretario de Articulación Científico Tecnológica señaló: “En 2015 cuando finalizó el mandato de Cristina ese porcentaje era de 0,37% y luego de que terminó el mandato de Macri en 2019 pasó a ser 0,22. Bajo un montón, sin embargo hemos logrado recuperar y subir al 0,34% y en los siguientes años deberá seguir escalando hasta llegar al 2032 a ese famoso 1%”.
Se realizarán obras de infraestructura científica y tecnológica por un total de $9.900 millones en 16 provincias de la Argentina.
El programa “Construir Ciencia”, de una fuerte impronta federal, tiene como objetivo fortalecer la investigación de las instituciones del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Se realizarán obras de infraestructura científica y tecnológica por un monto total de $9.900 millones en 16 provincias argentinas y según se informó desde el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, se podrá “incrementar las capacidades de las provincias y así reducir las asimetrías existentes entre regiones“.
En el acto de presentación el presidente de la Nación, Alberto Fernández, manifestó: “Seguimos apostando a la educación, al conocimiento, a la ciencia y la tecnología como forma de crecimiento, y seguimos apostando a que eso no se concentre en el centro del país, sino que se distribuya a lo largo y a lo ancho de toda la patria para que toda la Argentina pueda desarrollarse a la par“. En lo concreto, se realizará la compra de 167 equipos tecnológicos para 60 instituciones científicas y tecnológicas nacionales, situadas en las 24 jurisdicciones, para alcanzar las metas propuestas.
Esta iniciativa se articula con la ley de financiamiento de la ciencia y tecnología, aprobada en marzo del 2021, y permite tener una planificación del presupuesto destinado al desarrollo de este campo, dado que emerge del Producto Bruto Interno (PBI), lo cual le da relativa previsibilidad estratégica al desarrollo científico y tecnológico del país. Además, busca romper una de las asimetrías más grandes que hay en el sistema científico tecnológico que es la concentración de las capacidades y la cantidad de científicos y científicas ubicadas -fundamentales- en Buenos Aires, más específicamente en Capital Federal y el AMBA.
Según se reveló, el dinero invertido en este plan será destinado a las provincias de Chubut, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Entre Ríos, Misiones, Buenos Aires, Salta, Río Negro, Formosa, Santiago del Estero, La Rioja, Mendoza, Jujuy, Santa Fe y Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur.
Al respecto y en dialogó con Revista Trinchera, la secretaria general de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en CABA, Nuria Giniger, resalto: “Esta brecha y desigualdad hacían que, un país tan extenso, rico y diverso como el nuestro, la desigualdad se profundice al no tener capacidad propia de producción científica en los distintos lugares. Además, de no poder atender a cuestiones vinculadas con las necesidades específicas de cada una de las regiones de Argentina y de cada uno de los pueblos que la habitan“.
Sin embargo, hay un elemento ausente en el programa que está asociado al Plan Estratégico de 2030, que aún está en el Congreso y que plantea los lineamientos de la política científica de aquí al 2030. Para Giniger “sino se planifica el desarrollo de modo estratégico para que nuestro país adquiera capacidades soberanas de ciencia y tecnología, o que el trabajo que llevan adelante los trabajadores de la ciencia se oriente en un sentido soberano justo, solidario e igualitario, todo quedará librado a la capacidad de presión o negociaciones de cada una de las regiones, provincias, centros científicos tecnológicos y universidades nacionales, y será un problema porque también podría terminar en la construcción de nuevas asimetrías“.
Al respecto desde ATE CONICET propusieron socializar aún más el debate del “Plan Científico y Tecnológico 2030”. Según indicó su secretaria general a este medio, esta propuesta “tiene como objetivo volver a discutir algunos elementos con mayor protagonismo de quienes somos trabajadores del campo científico tecnológico“.
En este sentido, Giniger agregó que será necesario “definir los lineamientos estratégicos hacia 2030 y que el -Plan “Construir Ciencia”- y los planes de desarrollo de infraestructura y de equipamiento estén asociados a un plan discutido democráticamente y participativamente, por supuesto aprobado por el Congreso y que en pos de ello se dispongan las capacidades presupuestarias, para que no quede librado a la puja de aquellos sectores que mencione“.
Por otro lado, hay que tener presente que el presidente de la comisión de Tecnología de la Cámara de Diputados de la Nación es Facundo Manes, dirigente radical hoy en el PRO. Es por ello que en este momento hay que abrir el debate del plan “Estratégico de Ciencia y Tecnología” con muchas más profundidad. En este sentido, la secretaria general de ATE CONICET resaltó que “hay que hacer llegar este debate con los trabajadores y trabajadoras de este campo para poder debatir las presiones propias de alianza Cambiemos, que también tienen sus expresiones en la ciencia y tecnología, y sean minimizadas o de cierta forma se desarrolle una inversión y un plan de desarrollo de mediano y largo plazo que ponga por delante la soberanía y la reivindicación y la valorización del trabajo de quienes efectivamente producimos ciencia y tecnología en nuestro país“.
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas junto a un instituto de la Universidad del Litoral progresan en una investigación a partir de una red de neuronas artificiales.
El laboratorio del Instituto de Investigación en Señales, Sistemas e Inteligencia Computacional SINC(i), de la Universidad Nacional del Litoral, junto al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), han tenido grandes avancen en el trabajo con inteligencia artificial para identificar coincidencias entre procesos fisiológicos y perceptuales que tendrían lugar en los Trastornos del Espectro Autista (TEA). El avance fue realizado por un grupo de científicos en una investigación realizada con una red de neuronas artificiales.
En este trabajo, los científicos lograron adaptar una red neuronal artificial con el comportamiento de la corteza visual primaria de una persona con autismo, cuya percepción suele priorizar levemente la información coyuntural recibida del entorno por sobre la información previa adquirida en base a la experiencia. La mencionada red neuronal fue desarrollada previamente con el aporte del doctor en Ciencias Naturales por la Universidad Goethe de Frankfurt e investigador del CONICET, Rodrigo Echeveste durante su postdoctorado en Reino Unido.
Por esa razón gran parte de las personas con autismo suele presentar hipersensibilidad ante ciertos estímulos, como las luces brillantes o los ruidos intensos. Cabe destacar que los tipos de redes artificiales, utilizadas en el proyecto, son modelos computacionales que emulan el funcionamiento de las sinapsis neuronales en el cerebro a través del uso de algoritmos y distintas fórmulas matemáticas.
En este sentido, Echeveste destacó: “Lo que nosotros mostramos con este modelo es que cuando uno genera cambios fisiológicos del tipo que se han observado en autismo la red también empieza a percibir el mundo de esta manera, sobrepasando los estímulos sensoriales y siendo mucho más reactiva a estímulos intensos. Lo que podemos hacer es mostrar que estas dos observaciones (una fisiológica y una teoría perceptual) son consistentes o bien podrían tener una relación causal entre ambas”.
Asimismo, el investigador consideró que el aporte de este trabajo es “tender puentes” entre la fisiología y la percepción, dos formas muy diferentes de describir el TEA, “para ir completando un rompecabezas muy complejo, que es el autismo, del cual todavía hay muchas cosas que no sabemos”.
El Gobierno nacional gestiona una Ley para que el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030 pueda convertirse en una política de Estado.
En la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, Alberto Fernández habló de la importancia que tiene el impulso de la ciencia y la tecnología para su gobierno y allí anunció el envío de un proyecto legislativo para que el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030 (PNCTI) adquiriera fuerza de ley, con el objetivo de que en el futuro la CyT no dependa de las gestiones de turno y pueda convertirse en una política de Estado.
Si se sanciona en el mediano plazo, podrá sumarse a las otras dos normas que fueron impulsadas durante su administración: la ley que impulsa la Economía del Conocimiento y las leyes de Financiamiento de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.
Las pautas del PNCTI fueron consensuadas en encuentros previos con lxs actores de la comunidad científica, universitaria y productiva del país. Tiene el objetivo de promover las agendas de investigación, desarrollo e innovación y buscará dar respuesta a las demandas de conocimiento que emerjan en toda la nación.
Ubica a la biotecnología, la nanotecnología, la transición energética, la energía nuclear, la ciencia de datos y la industria del software como algunos de sus ejes fundamentales, y también aborda temas sociales como educación, seguridad, justicia y pobreza.
“El Plan 2030, por primera vez en la historia, incluye a las agendas provinciales porque la actualidad de la ciencia y la tecnología exige que nosotros invirtamos fundamentalmente en descentralizar y federalizar el sistema”, señaló el ministro Daniel Filmus, que de cara a los próximos años también buscará federalizar el sistema de ciencia y tecnología.
La clave de esto será fortalecer las cadenas productivas, dinamizar las economías regionales y crear trabajo. Se establecerá, con este fin, una distribución de los fondos entre las 24 jurisdicciones para reducir las asimetrías entre las diferentes regiones ya que en el presente, el 85% de los investigadores e investigadoras se encuentran en el centro del país.
¿Cómo es el proceso de la fabricación de una vacuna?
El desarrollo de una vacuna es un proceso bastante complejo y empírico. Empieza en la academia en base del conocimiento que hay del patógeno, de cómo infecta, de cómo es la enfermedad, de si tenemos algún dato de la respuesta inmune, y del conocimiento de otras vacunas. A partir de ahí, uno decide determinar la composición y prueba la formulación.
Los primeros estudios son en animales, en general el modelo que más utilizamos es el modelo de ratones, y se trabaja cuidando la sanidad y la calidad para el animal. Ahí se evalúa si el candidato vacunal nos resulta ser seguro y si es capaz de generar una respuesta inmune. Si esa respuesta inmune tiene correlato con la protección contra la enfermedad, y si tenemos acceso, esta bueno también evaluarla en otros modelos animales, que en otros aspectos son más próximos al humano, como los primates no humanos.
Esa etapa se llama estudio pre clínico, si es exitoso recién ahí podés pensar los ensayos en humanos. Los ensayos en humanos no pueden hacerse si no tenemos estos resultados en el modelo animal, si los resultados son exitosos se arman los protocolos para hacer los ensayos clínicos en humanos, los presentamos al ente regulador y dice si están bien diseños.
Hay que producir una serie de dosis para hacer esos ensayos clínicos, las dosis tienen que cumplir todas las venas prácticas de manufactura y de calidad. Entonces se empieza con la fase clínica uno y se incorporan una decena de voluntarios. La pregunta que uno quiere evaluar es si la vacuna que fue seguro en el modelo animal es segura en el modelo humano, y ese es un desafío.
Si es exitosa pasamos a la fase clínica dos, donde se incorporan centenares de voluntarios, con eso aumentamos la diversidad, porque no todos somos iguales. Volvemos a evaluar la seguridad de la vacuna y empezamos a evaluar la inmunogenicidad, si nuestro candidato vacunal es capaz de inducir en el hombre una respuesta inmune.
Si eso es exitoso pasamos a la fase clínica tres, donde se incluyen decenas de miles de individuos, para aumentar la diversidad, y completamos los estudios de seguridad. Incluso a veces se hacen en distintos lugares para aumentar las etnias y se busca incluir grupos etarios distintos depende de cómo es la enfermedad. Entonces ahí se completa la evaluación de seguridad y se evalúa la eficacia de la vacuna, si la vacuna es capaz de protegernos contra la enfermedad.
Si resulta exitoso, estamos listos para licenciar la vacuna, producirla en escala y distribuirla en la población objeto de esta vacuna. Se continúan los estudios ahí, se llama la fase clínica cuatro, ahora estamos en toda la diversidad habida y por haber. Se evalúa la aparición de alguna reacción adversa que no pudimos ver en la fase clínica 3 por el espectro de diversidad. Y eso se continua y se asegura que siempre estemos trabajando con un insumo muy cuidado como son las vacunas, que pasan por un montón de filtros.
Deben ser evaluadas todas las etapas por los entes reguladores, una vez que tenemos la fase clínica 3, se hace un análisis objetivo por ellos que sumamente estrictos y que analizan todo de manera muy objetiva. Ahí terminan licenciándose y a producirse en escala en condiciones adecuadas.
¿A qué se debe la rapidez de la producción de la vacuna?
Varias cosas están contribuyendo a un aumento de la velocidad con la que se hace. Una de ellas es que en la parte pre clínica de los modelos animales, ya contábamos con datos de otras vacunas que se estaban diseñando para otros coronavirus.
También la experiencia en vacunas virales acota un poco los caminos. Después esto de trabajar en la emergencia sanitaria que permite que el esquema sea un poco acelerado. Además, unos módulos que hay en el desarrollo de vacunas es el costo que tiene, hay un dato promedio en el desarrollo de vacunas para que uno dimensione de que numero estamos hablando, es de mil millones de dólares.
Realmente es un obstáculo, imagínense que los ensayos comienzan en la academia, en la universidad, y después tenés que hacer ese salto, por lo general tiene que ser a través de las empresas que puedan a portar con esa cantidad de dinero. Esos obstáculos acá se están superando gracias a la sinergia, el trabajo conjunto, a la necesidad de tener este insumo, entonces eso hace que estos procesos vayan avanzando.
También, no estamos esperando el resultado de la fase clínica 3 y ya se está produciendo a riesgo para tener las dosis, para que una vez que estén aprobadas las vacunas, las dosis ya estén producidas, se va a necesitar una gran cantidad porque la pandemia atraviesa a todos los países, entonces la demanda de las dosis es enorme y las fábricas deben entrar en producción para cumplir con esta demanda.
¿Qué nos podes contar sobre la vacuna Sputnik V?
Esa vacuna es una vacuna muy novedosa, porque esta basada en un componente de los virus, que es el RNA material genético. No hay licenciada ninguna vacuna a RNA, tiene cuestiones que son muy atractivas en cuanto a la posibilidad de producirla, y a hacer los análisis de calidad de manera más sencilla. Por ser RNA también se tiene un aumento en la respuesta inmune.
Lo que está sucediendo en este período de emergencia es que se hacen unos análisis a mitad de camino de la fase clínica 3, y publicaron que habían alcanzado el resultado esperado, y no solamente que habían alcanzado ese resultado, sino que también fue muy bueno, porque habla del calculo que hicieron de la eficacia de las vacunas que es del 90%, un nivel muy alto. Las vacunas del calendario nacional de vacunación dan el 80% o 85%.
¿Cómo se daría el proceso de aplicación de la vacuna Sputnik V?
En el caso de la vacuna rusa en particular son dos dosis. La plataforma que usa es una plataforma que emplea un vector, un vehículo, que lleva un pedacito de la información del virus para sintetizar en nuestro cuerpo una proteína que vemos en todos los esquemas, es esa espícula. Lo que se ha observado es que es la más inmunogénica, que es la que se pega a las células del huésped y lo que se espera es que crean anticuerpos que sean capaces de neutralizar la entrada del pegado de esta proteína a las células. Esto lo hacen con estos vectores que decodifican esta proteína para que la sinteticemos nosotros, y el cuerpo la vea como extraña y que de esta respuesta inmune.
Ellos, en este diseño de dos dosis, con un lapso de tiempo entre la primer y la segunda dosis de 21 días, después de esos 21 días, después de esa segunda dosis, tenemos que esperar que nuestro organismo sintetice y prepare todo nuestro sistema inmune. En lo general, si hablamos de anti cuerpos tenemos que esperar más o menos, al igual que en otras vacunas, 14 días, entonces ahí ya estaríamos protegidos para cuando veamos el virus, desarrollar la respuesta inmune rápidamente y no enfermarnos.
Fuente: Página 12
Lo que divulgaron desde las autoridades sanitarias de nuestro país es que ya comenzó la logística de como va a ser esta campaña, que va a incluir a muchos individuos que van a ser vacunados. Va a depender de que vacuna, el resultado de la fase clínica 3, que es ahí donde se ven los distintos grupos poblacionales.
Se está evaluando como están trabajando los distintos grupos poblacionales, los distintos grupos etarios, en base a eso se va a terminar de ajustar. Pero en principio, lo que se estaba discutiendo es la necesidad de vacunar a las personas que están en riesgo, los adultos mayores de 60 años y a las personas que están mas en contacto por el virus y que se pueden enfermar por eso, pero además puede ser fuente de infección a otros, que serían el personal de salud y las fuerzas de seguridad.
¿Cómo se sigue después de la aplicación? ¿Hay un seguimiento?
La idea es que se siga así, hay todo un sistema de vigilancia cuando se aplica en la población para la detección de las posibles reacciones adversas, es un insumo muy cuidado entonces se los sigue. Esto para las vacunas anteriores, como para esta, se va a hacer lo mismo, se va a hacer un registro y un seguimiento de lo que esta pasando para que haya una notificación en caso de aparición de una reacción no esperada que deba ser notificada y analizada. Porque eso es lo que estamos buscando, si se llega a detectar algo inusual, no esperado, que no es no querido, se frenará inmediatamente todo, por eso es necesario el registro. Esto se hace para esta vacuna, como para las otras vacunas que tenemos en el calendario nacional de vacunación.
¿Cómo ves el panorama de los próximos meses?
Con los resultados de Pfizer y los diez candidatos en la fase clínica 3 hablamos de otra situación, más temprano que tarde va a llegar, no sabemos si es en diciembre o si es enero. Igual es inédito estar pensando que tengamos este insumo en este tiempo.
Mientras tanto me parece que nosotros como ciudadanos tenemos que seguir accionando porque somos realmente todos actores y actrices de lo que pasa con esta pandemia. Acá no pasa por lo que dicen los que nos gobiernan, tenemos mucho rol cada uno de nosotros. Hemos aprendido, es una enfermedad efecto contagiosa así que el virus puede estar presente en personas que se sienten asintomáticas y tienen la capacidad de contagiar, quizás no de la misma magnitud que lo hace un sintomático, pero si contagian, entonces nosotros tenemos que seguir utilizando todas las medidas que aprendimos, que no son tan complicadas, que son un poco molestas pero peor es ir al hospital.
Y a veces porque sos joven o porque te toco poquito no lo ves, pero las personas adultas o con morbilidad les atraviesa muy mal, y en ellos tenemos la alta tasa de muertos, y si tienen la suerte de no morir, pasar por estas terapias intensivas, por respiradores, en soledad que cuanto mas grande sos, mas te pega todo eso.
Entonces me parece tenemos que seguir actuando como individuos solidarios y respetuosos del otro, cuidarnos a nosotros y cuidar al resto: usar bien el barbijo, que nos tape bien toda esta zona de la nariz y boca, lavarnos frecuentemente las manos, todo lo que ingresen a nuestras casas pensar que podría ser fuente del virus, higienizarla de la mejor forma posible.
Para mi si estas vacunas, aunque sea en este periodo de emergencia, van a estar analizadas y se les va pedir los requisitos que tienen que cumplir, que es seguridad y eficacia, y los entes reguladores las van a mirar y si las aprueban, es que efectivamente pasaron esas etapas. Entonces tenemos que continuar siendo individuos responsables, los datos de la pandemia de infectados y muertos asustan, y nosotros en la vacunación, que va a ser voluntaria, también vamos a ser nuevamente actores, porque gracias a que nos vacunemos, no solamente vamos a tener un impacto positivo sobre nosotros sino también sobre la comunidad.
Creo que no debemos perder esto que a veces lo tenemos medio oculto que es la solidaridad. En eso no flaquear y sentirse como individuos que somos muy importantes en contribuir a que no se propague, a que volvamos a tener algunas mejoras, por lo menos sociales, esto de volver a encontrarnos y hacerlo de la manera adecuada para tener una vida mejor.
Segundo Bloom
Criado en la llanura del grano de maíz y de soja. Transeúnte (des)esperado del mundo y militante de la mochila contra la valija. Estudiante de Comunicación Social y de Psicología en la UNLP. Incorregible devoto de las verdades relativas.
Soy hija de los vientos patagónicos. Compañera (in)esperada de la militancia para la liberación. Entusiasta del puño y la letra. Lo personal es político, el periodismo también.
El complejo científico-tecnológico nacional fue tomando relevancia en el debate público en los últimos años, siendo un eje central en la crítica al macrismo ante el desfinanciamiento efectuado en el último ciclo de gobierno, y punta de lanza en la plataforma política del Frente de Todos durante la campaña electoral 2019.
La pandemia del COVID-19 acarrea la emergencia de una evidente necesidad de sostener como política de Estado la producción de conocimientos científicos. El presidente Alberto Fernández declaró en su discurso inaugural que éste es “un gobierno de científicos”, diferenciándose del gobierno de CEOs de la Alianza Cambiemos. Celebramos el protagonismo que se fue desarrollando en el último tiempo, sin embargo es momento de pensar hacia dónde queremos encaminar las políticas científicas.
Nos hemos apropiado de la lucha por la defensa del sector científico-tecnológico, y en ese camino dejamos pendientes discusiones que nos permitan implementar y profundizar estrategias que garanticen la soberanía científica, la soberanía tecnológica, y su consiguiente aporte a la soberanía territorial, espacial, energética, alimentaria, simbólica, económica.
Durante los dos gobiernos de Cristina Fernández, la lógica aplicada situó la elección de temas y estructuración en manos de les propies integrantes del sector. A primera vista, parece acertada la decisión, pero desde la perspectiva situada latinoamericanista hace décadas se plantean problemáticas epistemológicas de fondo a esta concepción. Afloran aquí empolvadas críticas que tienen total vigencia, siendo centrales la necesidad de establecer criterios de importancia/relevancia y la falacia de la libertad de investigación, conceptos acuñados por Oscar Varsavsky.
Dejar librado al propio sector la elección de las temáticas, métodos de evaluación, criterios de selección, implica sostener una dependencia científica, que es también dependencia cultural, que se ha extendido ya en demasía. Referirse a libertad de investigación, ilusión histórica que supone la elección objetiva de los temas a estudiar, invisibiliza la subordinación de nuestro sector público de CyT a las reglas de juego del sistema científico internacional, con temas de investigación considerados importantes y/o necesarios por los países centrales.
Así, terminamos produciendo conocimientos que tienen poca utilidad real para los países periféricos, adoptando lógicas competitivas con temáticas desvinculadas de los territorios. Entra aquí también la necesidad de establecer como pueblo criterios para identificar las temáticas relevantes. ¿Para quién son relevantes? ¿Con qué objetivos? ¿En qué marco se llevan adelante las investigaciones? Son preguntas que debemos hacernos para independizarnos del sistema científico tecnológico globalizado homogeneizador.
Hace unas semanas, en el marco del Seminario Ciencia, Tecnología y Desarrollo en tiempos de Covid-19, realizado desde el Ministerio de Producción de la Provincia de Buenos Aires, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarezza, planteó con mucha claridad la proyección para el sector: trabajar en proyectos por misión. ¿Qué significa esto? Utilizar y producir conocimientos científicos en el cumplimiento de objetivos emergentes, es decir, abordar desde la tecnociencia problemáticas situadas. Según Salvarezza, esto no restaría importancia a la ciencia tradicional, sino que se sumaría a las líneas ya existentes.
Es así que surge la necesidad de pensar de qué manera se implementará esta política científica. Para que pueda desarrollarse se torna imperioso trazar redes de articulación entre Nación – Provincias – Municipios; resulta urgente la creación de canales de comunicación con las comunidades, para que las problemáticas sean formuladas desde los territorios, y los abordajes se realicen no sólo desde la perspectiva interdisciplinaria propuesta por Rolando García, sino que también sean construidos con los saberes-haceres populares. Habrá que evitar derrotismos anclados en argumentos presupuestarios, considerando que muchas de las herramientas ya están. El conocimiento necesario en muchos casos solamente requiere ser aplicado, orientado, entrando en el cuadro también la importancia de gestionarlo.
Encarar este proceso como pueblo requiere que les integrantes del sector científico-tecnológico nos permitamos desacralizar la ciencia, que abandonemos la pretensión mesiánica, para comprender que la ciencia por sí misma no va a salvar a nadie. “Nadie se salva sólo” se convirtió en máxima para afrontar la pandemia, con esa misma lógica debemos prepararnos para involucrar la práctica científica en un proceso colectivo de recuperación del país.
Solamente podremos saldar las grandes desigualdades estructurales si logramos conjugar correctamente el Estado, el complejo CyT, el sector productivo, y las organizaciones sociales (articulación sintetizada en la herramienta analítica Triángulo de Jorge Sábato, complejizada por Renato Dagnino al sumar al último sector mencionado). Solamente podremos hacerlo si abandonamos la pretensión de escindir la militancia política de la práctica científica. Entendernos como polítiques científiques-tecniques, implica ejercer nuestras profesiones de forma crítica, situada, federal, colectiva, territorializada, vinculada a las realidades del pueblo.
Para quienes aún no integramos el sector, sino que nos estamos preparando para ello, queda la responsabilidad de discutir esta temática, y principalmente, disputar en la Universidad Pública la perspectiva cientificista bajo la cual nos estamos formando. Para acercarnos a políticas científicas duraderas y efectivas con la lógica planteada previamente, debemos incorporar a la educación superior perspectivas críticas y diálogo con distintos actores territoriales, de manera que nos permita más adelante nutrir al sector científico-tecnológico con profesionales critiques que ejerzan desde lógicas politizadas.
Fuentes: – Varsavsky, Oscar, 1969. Ciencia, Política y Cientifisimo. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires. – García, Rolando, 2006. Sistemas complejos. Conceptos, método y fundamentación epistemológica de la investigación interdisciplinaria, Barcelona, Gedisa. – Apertura del Seminario Ciencia, Tecnología y Desarrollo en tiempos de COVID-19. Ministerio de Producción de la Provincia de Buenos Aires https://www.unsam.edu.ar/tss/renato-dagnino-la-ciencia-que-se-impulsa-en-america-latina-inhibe-la-inclusion-social/
*Militante del campo nacional y popular. Feminista. Estudiante de Geología. Jardinera. Integrante de la Cátedra Libre Ciencia, Política y Sociedad de la UNLP.
Luego de cuatro meses de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), Argentina comienza con una apertura gradual encaminada a la nueva normalidad, en la que la responsabilidad ciudadana será el factor más importante.
Nuestro país cuenta con más de 130 mil casos confirmados, de los que alrededor de 60 mil ya están recuperados y cuenta con un poco más de 2300 muertes. Esto no solo marca que el ASPO ha sido efectivo a la hora de amortizar el azote de la pandemia, sino que ha demostrado que cuando las ciencias son tomadas en cuenta, saben responder de la mejor manera.
Al mismo tiempo, estos números han abierto las puertas a las ciencias del mundo. A principios de este mes, el presidente Alberto Fernández dio a conocer que nuestro país había sido seleccionado por los laboratorios internacionales Pfizer (Estados Unidos) y BioNTech SE (Alemania) para probar una vacuna experimental contra el coronavirus.
Recibí en Olivos al gerente general de la farmacéutica Pfizer, Nicolás Vaquer, y al director científico de la Fundación INFANT, Fernando Polack.
Argentina es el único país de la región donde se llevará a cabo una de las fases de prueba para una posible vacuna contra el COVID-19. pic.twitter.com/XNrSRkoZDZ
En palabras del propio Alberto Fernández, “la selección de nuestro país para llevar adelante estos estudios estuvo basada en la experiencia científica local, en las capacidades operativas y en la experiencia previa de Argentina en la realización de estudios clínicos”, lo que marca que realmente el esfuerzo de nuestres cientifiques no ha sido una pérdida de tiempo. Aunque no todas son buenas noticias.
Otra de las cuestiones por las que Argentina ha sido seleccionada como el primer país latinoamericano en probar esta vacuna es el hecho de que, si bien los números son bajos, se necesita una circulación viral del Covid-19, por lo que será fundamental el cuidado, la higiene y el distanciamiento social, y más aún si tenemos en cuenta esta nueva apertura de la cuarentena.
Estas consideraciones fueron confirmadas por el director de Vacunas de Pfizer para América del Norte, el argentino Alejandro Cané, quien destacó que “la experiencia previa de la Argentina en la realización de estudios clínicos, sumado a los altos estándares de calidad en investigación científica demostrados en los muchos estudios realizados en los últimos 20 años en el país, fue determinante en la selección de la Argentina como lugar de testeo de la fase final de la vacuna”.
Cané explicó que las fases 1 y 2 de la vacuna comenzaron a fines de abril en Alemania y en mayo en los Estados Unidos, por lo que Argentina será parte de la fase 3. Esto da mucha seguridad ya que, si bien la vacuna es experimental, ya fue probada y es bien tolerada en humanos.
Esta vacuna utiliza tecnología experimental conocida como ARN mensajero, un mecanismo genético para inducir al cuerpo humano a producir ciertas proteínas que generan anticuerpos e inmunidad celular contra el nuevo coronavirus
Otro de los resultados positivos es que esta vacuna es inmunogénica, es decir, es capaz de generar anticuerpos. De hecho, este dato fue de vital importancia para pasar a esta nueva fase. Las pruebas clínicas que se realizaron en Estados Unidos se dieron entre 45 personas de 18 a 55 años de edad y demostraron que esta vacuna desarrolló anticuerpos por encima de los generados por otras personas recuperadas con otros tratamientos.
Con estos resultados, se espera que para principios de agosto esté la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) para comenzar con la fase 3. Aunque una de las grandes diferencias es que en nuestro país se pasará de 45 personas a 30 mil, apostando a una escala mucho mayor a las ya tratadas.
Sobre esto, Cané explicó que “el estudio global incluiría a unas 30.000 personas para demostrar que la vacuna es eficaz y segura, y la cantidad de personas que involucre en Argentina dependerá de la capacidad de enrolamiento y la evolución que vaya teniendo la investigación”. Además, agregó que “si tiene éxito, estas y otras vacunas comparables serían más fáciles, más seguras y más baratas de fabricar que las vacunas tradicionales basadas en células de virus inactivadas o parciales”.
La vacuna de Pfizer Inc. y BioNTech SE es una de las doce vacunas que están siendo probadas en seres humanos (en fase clínica) alrededor del mundo según registros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero no son las únicas.
Rusia, China e India son tres de las potencias mundiales que van cabeza a cabeza junto con Estados Unidos en la búsqueda por una vacuna que termine con esta pandemia mundial.
Por un lado, Rusia finalizará la segunda fase de ensayos clínicos de la vacuna contra el nuevo coronavirus Covid-19 el próximo 3 de agosto. Esta vacuna impulsada por la Federación de Rusia a través el Instituto de Epidemiología Gamaleya de Moscú en estrecha cooperación con el Ministerio de Defensa, es la iniciativa que ahora mismo tiene mayores posibilidades de lograr un resultado positivo en comparación con las vacunas alternativas trabajadas alrededor del mundo.
El gobierno ruso espera que una vez concluida esta segunda fase se pase a una tercera de ensayos clínicos internacionales, por lo que ya se están llevando adelante negociaciones con Arabia Saudita.
En lo que respecta a esta vacuna, el Jefe del Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF), Kirill Dmitriev espera que la solución rusa sea “posiblemente la primera aprobada a nivel mundial, ya que después de 28 días de estudio, ningún voluntario de vacunas había experimentado efectos secundarios adversos graves, problemas de salud, complicaciones o reacciones adversas”.
Dmitriev se muestra optimista con los resultados de esta segunda fase y espera que Rusia comience a producir una primera tanda de 30 millones de dosis de la vacuna, con un potencial de 170 millones de dosis adicionales de producción en el extranjero. Para esto, el Ministerio de Industria y Comercio ya ha puesto en marcha los protocolos de cooperación y convenios industriales para producir en masa la vacuna cuando las pruebas hayan terminado.
Un dato no menor para todas estas cuestiones es que el gobierno ruso invirtió más de 116 mil millones de rublos para combatir la pandemia, lo que equivale a cerca de 1,67 mil millones de dólares. De este dinero, 76 mil millones de rublos se destinaron para equipar camas para los pacientes con Covid-19 en todo el país, 40 mil millones de rublos se utilizaron para entregas gratuitas de sistemas de prueba al gobierno, instituciones médicas municipales y tratamiento de personas infectadas con coronavirus. Aunque estas cifras no incluyen los fondos transferidos para apoyar el desarrollo de pruebas, vacunas y pagos adicionales al personal médico. A la par de estas inversiones, la Federación de Rusia ha destinado importantes recursos para agilizar el impulso de la vacuna.
Por su parte, la República Popular China hay diversas vacunas en fase de pruebas que cuentan con resultados prometedores. Tal es así que, en la búsqueda de una vacuna que funcione a nivel global y garantice el acceso a los países más afectados por la pandemia, la compañía Sinovac Life Science Co., con sede en Beijing, ha firmado un acuerdo de cooperación con el Instituto Butantan para llevar a cabo las pruebas cruciales de la fase 3 de la vacuna contra el Covid-19 en Brasil.
Hay que tener en cuenta que hace poco menos de un mes el gobierno chino aprobó una vacuna de uso exclusivo de sus tropas. A esto se le suma la instalación de un mega complejo en Wuhan y otro en Beijing para producir más de 200 millones de dosis de la vacuna en el momento que sea necesario.
Pero Rusia y China no son las únicas con novedades positivas. Desde India afirman que el mes de julio será clave para los ensayos clínicos de “Covaxin”, la vacuna desarrollada entre el Instituto Nacional de Virología de la India, el Consejo Indio de Investigación Médica y la compañía Bharat Biotech. El país conocido por ser la potencia mundial en producción de medicamentos se encuentra a la expectativa ya que en las primeras pruebas se ha desarrollado una respuesta positiva del sistema inmunológico.
Estas alternativas presentadas no le escapan a las diversas realidades geopolíticas. Si analizamos la forma de confrontar la pandemia, veremos que no está alejada de la realidad de cada uno de estos países. No suena para nada extraño que mientras Estados Unidos busca realizar las pruebas en nuestro país, uno de los que mejor ha afrontado la pandemia dentro de latinoamérica y el mundo; China intenta buscar una alternativa más global trabajando en conjunto con Brasil, uno de los países que más está sufriendo la pandemia. Por su parte los rusos, siguen siendo los tapados en esta lucha, pero los que más cerca están de descubrir una vacuna realmente efectiva.
China y Rusia avanzan en la búsqueda de una alternativa mucho más accesible, mientras que ni siquiera la pandemia puede parar el interés r
Mientras China y Rusia buscan una alternativa mucho más accesible y global, ni la pandemia puede parar la codicia de los Estados Unidos, que siguen buscando la manera de hacer de esto algo rentable. Esperemos que en la nueva normalidad que se avecina, busquemos entre todes soluciones más equitativas y solidarias para acabar de una vez por todas con la otra pandemia que arrasa con todo a su paso: el capitalismo.
A principios de este mes, la delegación técnica argentina partió hacia EE.UU. con el propósito de llevar adelante el lanzamiento del satélite SAOCOM 1B, el satelite que se complementara con su gemelo, el SAOCOM 1A.
Esta delegación está compuesta por el Director Ejecutivo y Técnico de la CONAE, Raúl Kulichevsky, y cinco profesionales del organismo junto al representante de la Gerencia General de INVAP, Guillermo Benito, y 11 profesionales de dicha empresa.
Luego de haber cumplido con la cuarentena estricta y tras haber dado resultados negativos en los dos test PCR de coronavirus, este equipo trabajará en la etapa de ensayos y pruebas del satélite previas a su lanzamiento y se ocuparan de controlar el satélite durante el lanzamiento, el cual se llevará a cabo desde Cabo Cañaveral por parte de la empresa dirigida por el magnate multimillonario Elon Musk, Space X.
A partir del lunes 13 de julio se llevarán adelante las pruebas de funcionamiento y del estado de salud del satélite, así como operaciones de integración y encapsulado dentro de la cofia del lanzador Falcon 9, el mismo lanzador que se utilizo para poner en órbita a su gemelo, el SAOCOM 1A.
Lanzamiento del SAOCOM 1A
Ya con su gemelo el SAOCOM 1A en órbita desde octubre de 2018, el SAOCOM 1B continuara con la Misión SAOCOM, la cual será de gran utilidad en para la producción agrícola de nuestro país.
Estos satélites fueron diseñados, producidos, testeados y operados por argentinos en el marco del Plan Espacial Nacional con el propósito de llevar un paso más allá la observación de la tierra mediante una compleja tecnología que significa una mejora más que importante con respecto a los sensores ópticos usuales. Se trata de un instrumento activo que consiste en un Radar de Apertura Sintética (SAR, por sus siglas en inglés de Synthetic Aperture Radar).
Para esto se debe tener en cuenta que ambos satélites utilizan el radar en banda L, de los cuales solamente hay tres de su tipo en el mundo. Estos fueron especialmente diseñados para detectar la humedad del suelo y obtener información de la superficie terrestre en cualquier condición meteorológica u hora del día. Esto es posible porque las microondas del radar son capaces de atravesar las nubes y obtener las imágenes aunque esté nublado, tanto de día como de noche.
Esto hace que los SAOCOM sean especialmente útiles para prevenir, monitorear, mitigar y evaluar catástrofes naturales o antrópicas. También será de gran utilidad para detectar focos de incendio y para brindar información de noche en zonas fronterizas y para controlar la pesca ilegal.
Al mismo tiempo y mediante un convenio de colaboración entre el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y la CONAE, la información brindada por la Misión SAOCOM sobre humedad de suelo ayudará a que los productores sepan cuál es el mejor momento para la siembra, fertilización y riego, en cultivos como soja, maíz, trigo y girasol. Al mismo tiempo, brindará soporte en relación al uso de productos químicos para el control de enfermedades en cultivos, en particular para la fusariosis en el trigo.
Otro aporte no menor para el sector agropecuario lo constituye el pronóstico de inundaciones, que también aporta la misión SAOCOM, desarrollado en el marco de la cooperación entre el Instituto Nacional del Agua (INA) y la CONAE.
Al mismo tiempo, los satélites SAOCOM, junto con cuatro satélites de la Constelación Italiana COSMO- SkyMed de la Agencia Espacial Italiana (ASI por sus siglas en italiano), integran el Sistema Ítalo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (SIASGE), creado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y la ASI para beneficio de la sociedad, la gestión de emergencias y el desarrollo económico.
Especificaciones del SAOCOM 1A previo a su lanzamiento. Al ser satélites gemelos, los SAOCOM comparten las mismas características.
El lanzamiento del SAOCOM 1B está pactado para el próximo sábado 25 de julio a las 20:52, hora de la Argentina. En cuanto a esto, el Director Ejecutivo y Técnico de la Conae, Raúl Kulichevsky explicó en una entrevista cómo será este procedimiento.
“Este satélite va en el cohete y se separa del vehículo lanzador a los 14 minutos. Ahí se encienden los transmisores de manera automática. Tres minutos más tarde, se despliegan los paneles. Se hace un seguimiento terreno desde Lima, tenemos un convenio con el gobierno peruano. También se hace desde Córdoba. Todo el despliegue del satélite es algo que se hace de manera muy cuidadosa, lleva un día. Después hay que probar que todas las funcionalidades estén bien.”
Además del equipo de la CONAE e INVAP presente en EE.UU., la campaña de lanzamiento se completa con tres equipos de profesionales en la Argentina, que estarán en la Ciudad de Buenos Aires y en las provincias de Córdoba y Río Negro.
Desde el Centro de Control de Misión ubicado en el Centro Espacial Teófilo Tabanera, de la CONAE, en Falda del Carmen, Córdoba, se va a realizar el monitoreo constante del satélite. Allí se recibirán sus primeras señales de vida en el espacio y se deberán chequear todas las variables con el apoyo de los equipos apostados en dos salas de soporte, en la sede de la CONAE de Buenos Aires Y en la sede de INVAP, en Bariloche. Las actividades se extenderán a lo largo de las siguientes jornadas, para realizar,con comandos a distancia, las operaciones de despliegue de la enorme antena radar SAR de 35 metros cuadrados.
De humor ácido, bastante particular. Un poco friki, un poco otaku. Le dicen “Chino” desde siempre y eso no lo cambia por nada. Apuesta por la comunicación popular, por eso intenta ser productor de la gloriosa No Se Mancha, columnista en Columna Vertebral, y escritor de la Trinchera. Un colgado que deja siempre todo para ultimo momento, lo único que puede llegar a garantizar es que va a llegar tarde así sea en la esquina de su casa.
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