El futuro es nuestra consecuencia
Comenzamos el año y el expectante colectivo está a la espera de la próxima catástrofe. Eso dependerá de nuestras reflexiones y por sobre todo, de nuestras acciones.
Comenzamos el año y el expectante colectivo está a la espera de la próxima catástrofe. Eso dependerá de nuestras reflexiones y por sobre todo, de nuestras acciones.
Es necesario dejar de responsabilizar a un virus por todos los males actuales. El problema no es el virus es el sistema de muerte y depredación en el que vivimos.
El espacio virtual se ha vuelto de importancia estratégica no sólo para los grandes jugadores mundiales, sino también una fuente de preocupación para los países con menores capacidades.
Las experiencias políticas vividas en las últimas décadas en Nuestra América son una base de conocimientos invalorables para la reconstrucción del camino hacia nuestra segunda y definitiva independencia.
En el comienzo del último mes de este 2020, las calles vuelven a dar esperanza a toda Nuestra América. Algo está cambiando y pronto pueden verse los resultados. No son tiempos para aflojar.
Vivimos tiempos convulsionados producto de cambios tectónicos que se están dando cada vez más vertiginosamente. La unidad continental no es mero deseo, es necesidad histórica.
Desde hace más de una semana, la incertidumbre y las tensiones reinan en las calles de los 50 estados del país erigido -hasta ahora- como potencia mundial. Las elecciones del 3 de noviembre pusieron sobre la mesa la enorme fragmentación, lo cual tiene panorama incierto. Una gran posibilidad para el resto del continente.
Los movimientos conspiranoicos apuestan a crear un engendro ideológico ideal para escenarios antidemocráticos. Análisis del fenómeno libertario en un informe revelador.
El escenario es una buena posibilidad para que nuestro continente vuelva a tomar las riendas de su destino y que avance una segunda oleada progresista que fortalezca la construcción materializada inicialmente por Chávez, Fidel, Kirchner, Correa, Lula, Evo y tantes otres.