Dialogamos sobre la perspectiva indígena del Estado nación y la crisis de las instituciones y las representaciones políticas con el Werken (Vocero) Orlando Carriqueo, integrante de la Mesa Política del Parlamento Mapuche Tehuelche de Río Negro. En el momento de la entrevista Orlando se encontraba en un viaje por Europa por decisión del Parlamento Mapuche-Tehuelche para internacionalizar sus conflictos, visibilizar sus realidades, visiones, demandas y propuestas.
¿Cómo evaluas hoy el sistema político por el cual llega Milei al poder? ¿Qué alternativas crees que se pueden construir?
Yo creo que no se puede analizar la situación circunscrita solo a una parte del territorio. Hoy lo que estamos viendo en el mundo es una crisis, sobre todo una crisis climática, que tiene una afectación después de la pandemia, en una crisis laboral, en una crisis social. Hay pobreza y desempleo en todas partes del mundo, en Estados Unidos, acá en Ginebra. Yo me encuentro en una gira ahora en Europa de los últimos meses, he visto como países supuestamente desde el primer mundo restringen el derecho a la protesta, son violentos, hay una persecución a los medios de comunicación, con posibilidades de cierre, y eso está fuera de los parámetros de la democracia. Como en Abya Yala, hoy Ecuador está sumida en una protesta de los pueblos indígenas y de gran parte de la sociedad, en una crisis económica que tiene un paro de los últimos días, hay protestas en Paraguay también, el genocidio que está ocurriendo en Palestina que está tensando y está llevando reclamos en todas partes del mundo y creo que es un contexto de Tercera Guerra Mundial.
Esto es algo que no está en las discusiones políticas y que ha conllevado también en muchas partes del mundo a una crisis de representación política. Uno podría pensar y puede cuestionar claramente cualquier parlamento, cualquier legislatura, porque parte de la sociedad no está representada en esos escaños. Ni hablar en las definiciones políticas. Sobre todo en Latinoamérica que tenemos democracias presidencialistas. No hay una democracia participativa. Y estamos en un contexto donde muchas de las cuestiones de la democracia se deben discutir fundamentalmente en un contexto que es central, que es la crisis climática. Es decir, el problema que está sufriendo el proceso democrático en su debilitamiento y un modelo que justamente, principalmente, nunca receptó todas las demandas de los sectores sociales, la democracia aún renga, servía como un sistema de discusión, pero que estaba muy lejos de ser lo ideal. Era lo posible, pero aún en eso posible siempre existimos sectores sin derechos, sin acceso a la vivienda, sin acceso a la tierra, y no solo los pueblos indígenas, como sociedad.
Que acá en Europa vos puedas ver que los jóvenes no tienen la posibilidad de acceder a una tierra o a una casa o a una proyección, que no saben de qué va a trabajar, la inseguridad laboral que hay en el mundo. Es decir, eso nos pone en la dimensión de una crisis de varias crisis, algunos dicen policrisis, pero uno de los aspectos donde se evidencia la crisis es en las representaciones. Y aparecen personajes como Millei, que no vienen de la participación política. Es un personaje por fuera de la política construido a través de las plataformas de comunicación.
Es decir, hay un claro interés de poner gente que no le importa lo colectivo porque también, frente a una crisis que afecta a todo el mundo, ¿quiénes son los cuestionados? Los gobiernos progresistas, los gobiernos que en ningún caso cumplen con su rol o con las expectativas que tiene la sociedad.
Pero creo que hay un tema que es central que son los fenómenos extremos climáticos que están en principio relacionados con una pandemia donde después de que sucedió no se volvieron a recuperar los puestos de trabajo. Entonces el capitalismo como sistema está en tensión. Las sociedades también: el peligro de las sociedades es caer. Y ahí hay una gran relación con los medios de comunicación, con las plataformas digitales que crean un sentido común en la sociedad y también un proceso que se ha dado a través de la globalización donde hoy son las multinacionales y en otros casos el FMI, los que marcan los límites de la política.
Eso me parece que es grave, porque uno claramente puede decir que Milei, por supuesto, no representa ideales políticos construidos desde el debate, desde la construcción o desde la militancia. Es un personaje que cumple un rol puesto por los poderes económicos. Y esos poderes económicos en Argentina están ligados al primer genocidio, que es el genocidio indígena, de lo cual la Argentina nunca habla como sociedad. Si uno analiza quiénes son los que están en el poder detrás de Milei, los Bullrich, los Macri, las empresas ligadas a la sociedad rural que ahora han migrado al sistema financiero, que es otro de los grandes poderes construidos a través de ese despojo sistemático de los últimos 150 años en toda Abya Yala o Latinoamérica. Esas élites han tensado todos los gobiernos democráticos en Latinoamérica y han sido partícipes necesarios y se han enriquecido en todas las dictaduras genocidas. Hoy tienen hoy un peso específico ligado a los gobiernos de derecha.
Creo que hay que hablar mucho de eso porque hay que visibilizar un hilo en la historia que nos atraviesa como sociedad. Cómo la derecha que hoy gobierna o que tensa los poderes y que es claramente violenta, antidemocrática, ha llegado al poder dentro de un sistema en teoría democrático. ¿Qué tiene democrático La Libertad Avanza? Nada. ¿Qué tiene democrático el macrismo? Muy poco. Entonces también hay una hipocresía en la clase política que permite que en el resguardo de la representación aparezcan estas claras ideas que son fascistas, que son claramente violentas y que conducen a la disgregación y a la ruptura del tejido social.
Hablaste sobre el reconocimiento del genocidio a los pueblos originarios como hecho fundante del Estado-Nación. Bueno, ¿qué otras cosas te parece que deberían ser discutidas para poder construir otro tipo de sistema político?
Nuestra perspectiva indígena en la búsqueda del buen vivir para las sociedades, tiene un eje central en lo que pasa en el territorio. La sequía, los grandes incendios, la necesidad de cuidar el agua como un elemento central. Entonces discutir los procesos mineros extractivos que hoy se presentan como el recambio de la matriz energética también es un desafío. Porque no va a existir un recambio de la matriz energética si no se discute el consumo de las sociedades que apunta a la acumulación y que no se puede seguir sosteniendo en el mundo. Eso es lo que está cambiando el clima, lo que está generando el derretimiento de la Antártida y del Ártico, con consecuencias muy graves que ya están viniendo, que tienen que ver con la sequía y los incendios, pero también con terremotos y erupciones en muchas partes del mundo. Eso es el desequilibrio en el mundo y hoy no hay una decisión política de discutirlo pero las circunstancias van a llevar a que eso se empiece a debatir.
En Europa hay un nivel de vida y de bienestar devenido de los genocidios y de la expoliación de los territorios de África, de Asia y de América Latina. Entonces que los gobiernos progresistas tengan un horizonte de bienestar de las sociedades europeas es lo peor que puede pasar para cualquier mirada y perspectiva política, porque el bienestar de estas sociedades se basa en la acumulación de riquezas del colonialismo y de los genocidios que significaron y que hoy se siguen sucediendo. Estos son los proyectos petroleros, esto es pensar en el triángulo del litio en Bolivia que deja a las comunidades sin agua y produce muerte para que haya más autos eléctricos y se cuide el clima.
Entonces, el recambio de la matriz energética implica una discusión mundial y social sobre el consumo de una sociedad capitalista. ¿Cómo encarar eso? Bueno, claramente creo que se tiene que dar un proceso distinto al que se dio en la industrialización de estos 100 o 200 años, y es que se abandonó el territorio del campo para concentrarse en las ciudades que hoy son el centro del capitalismo. Vos en una ciudad si no tenés trabajo, si no vendés tu fuerza de trabajo, no comes ni vivís y ya hay un 40 o 50% de los sectores urbanos que no alcanzan ese nivel.
La derecha apunta a privatizar todo para que “funcione mejor” pero en realidad es para que sea más excluyente. Por eso están en contra de la participación del Estado. Creo que discutir las funciones del Estado en una sociedad que es intercultural: porque yo podría decir desde mi perspectiva indígena, ‘nos quedamos con la Patagonia y que se vayan todos los blancos’ y eso no va a suceder porque hay una sociedad intercultural. No podemos matar a la gente para vivir a costa de otros pueblos. Hay que construir y trabajar en una sociedad intercultural que baje el consumo y que distribuya la tierra. La tierra que está acaparada y que produce las riquezas en la pampa húmeda, son tierras claramente robadas a los pueblos indígenas. Entonces creo que cada vez más es necesario repensar las políticas del buen vivir. Eso no significa que todo el mundo de la ciudad se va a tener que ir o se tiene que ir. No, pero creo que hay sectores de la sociedad que no tienen un horizonte en la ciudad y que pueden, con políticas estatales, trabajar y reducir el consumo, vivir del autoconsumo con prácticas más de cuidado del territorio que vamos a necesitar todos. Es decir, mientras más cuidemos nuestro territorio, nuestra tierra, nuestra agua, ¿no? Va a ser para todos, seas indígena o no seas indígena. Es decir, cuando nosotros, como la Confederación Mapuche de Neuquén, como el Parlamento Mapuche de Río Negro, nos oponemos a que se haga fracking abajo del lago Marí Menuco que es la fuente de agua que da de beber a toda la ciudad de Neuquén y a las ciudades aledañas, estamos defendiendo a toda la sociedad.
Hay un proceso claro de extranjerización de la tierra que no viene de ahora, viene desde que Macri asumió y modificó el acceso a la tierra y que después vino el peronismo y no hizo nada. Y este es mucho peor, porque este es un entreguista. Entonces creo que, por supuesto que hay un modelo para discutir, que hay procesos que se van a dar y que esos procesos no van a ser tanto en la discusión política, sino en la necesidad.
Y bueno, por supuesto que es una crisis en un contexto de tercera guerra mundial.
Mencionas seguido la noción de que seguimos siendo una colonia. ¿Podés desarrollarlo?
Rompen nuestra tierra para que nosotros sigamos muriendo contaminados. Entonces la colonia no ha terminado. Nunca terminó. A pesar de que los países en teoría son soberanos e independientes porque hay un elemento central que es la deuda externa, como lo estamos viendo en Argentina, claramente ligado a la corrupción de los gobiernos. El endeudamiento que nos propone el FMI y que está actuando ya como presión sobre esto. La entrega, el compromiso que ha hecho el gobierno de Trump para sostener el gobierno corrupto de Milei a cambio de la tecnología nuclear, a cambio de generar una base en Ushuaia, que ya lo vienen pensando con el gobierno anterior de Biden.
Entonces, durante la historia de la Argentina hubo una época donde estos mismos poderes estaban consolidados y se conoció como la etapa de la década infame. Entre los años 1930 y 1940, y eran estos mismos actores -la élite, la oligarquía porteña, el poder concentrado- los que tomaban las decisiones sobre la política internacional del Estado argentino. Y hoy es lo mismo, a lo que hay que sumarle que hay una reconversión entre ese poder ganadero que estaba concentrado y que hoy también se le suma el poder financiero.
Todo esto con un poder colonizado que es el poder judicial, un poder que defiende a los intereses de los ricos en un sistema capitalista que termina generando y avalando la violencia. Estamos inmersos en un sistema capitalista y patriarcal que nos ha planteado la propiedad privada como algo central en la tierra, pero también la propiedad de las personas. Porque eso es en definitiva lo que nos plantea la derecha. Exacerbadamente la idea de que la vida de los pobres no vale nada. Y en esa vida de los pobres está el 40 o 50% de la población.
Por supuesto que rediscutir los procesos políticos, sociales e históricos de la Argentina es una necesidad en la sociedad. Por eso se hace tanto hincapié en desfinanciar la educación. Porque sí, acá en Argentina se condenó a la Junta Militar, pero no se condenó a ninguno de los que se enriquecieron. Y acá (en Alemania) con los nazis pasó lo mismo. Colgaron a los nazis que llevaron adelante eso, pero a los que se enriquecieron no. Y todo el oro y toda la plata que juntaron y guardaron en Suiza o en otros países, hoy sigue estando en los bancos. Y esos son los que financian los oleoductos y los gasoductos y las empresas mineras. Entonces, hay una relación directa en esa acumulación y en ese proceso colonial que tiene esas características de la violencia, de la exclusión, de la marginación, de la idea de que la vida de los pobres no vale nada, tanto ellos como ricos, como una clase superior, porque eso es lo que no dicen, no transparentan, pero lo piensan. Por eso hablan de negros, de villeros, de indios, que nuestra vila no vale con relación a eso. Y eso es el nazismo, eso es la pureza, eso es el racismo, porque es cierto, en todos los países vivimos el racismo, y eso es producto de un genocidio, y eso es producto de la violencia colonial. Ni más ni menos.
No escapamos de la colonialidad porque haya Estados, porque tengan sus propias leyes, porque todo ese tránsito del Poder Legislativo está colonizado, el Poder Judicial está colonizado y corrupto.
¿Cómo se resiste y se construye en esta crisis?
Creo que rescatar los valores humanos es fundamental en una sociedad que está deshumanizada. Deshumanizada desde la representación política hasta los discursos. ¿Y quiénes van a poner la fortaleza de la humanidad? Los grupos. Y para eso hay que generar comunidad. Las organizaciones sociales tienen que dar un paso más adelante de ser simples activistas. Porque el activismo te plantea una actividad en un horario y después dedicarte a tu vida particular. Creo que hay que dar un paso trascendental. Es un error plantearse que con solo la protesta alcanza, sin pensar en que hay que construir una representación distinta.
Y esa representación distinta no va a caer del cielo. Hay que construirla. Y en esa construcción, por supuesto que hay contradicciones. Pero tenemos que apostar a que esa construcción no sea ya de nosotros que transitamos unos años, sino que sea el camino por el cual jóvenes mucho más abiertos y con mucha más capacidad de ampliar su mirada y sus modos de pensar sean el camino de una sociedad mejor. Hay que apostar a eso, porque otra de las cosas que se piensa es que los cambios que trabajamos nosotros los tenemos que ver mañana. Y eso es también parte de un error que nos plantea una sociedad occidental que quiere todo ya, pero también se plantea lo efímero. Creo que hay que cuidar el mundo.

Agustina Flores
Hija de los vientos patagónicos. Compañera (in)esperada de la militancia para la liberación. Entusiasta del puño y la letra. Lo personal es político, el periodismo también.
¡Sumate a la Comunidad Trinchera y aportá a la Comunicación Popular!
Tu aporte es esencial para que el Multimedio Trinchera pueda continuar con la construcción de una comunicación por y para el pueblo. Agradecemos el apoyo de nuestra comunidad y te invitamos a suscribirte para afianzar día a día nuestra Trinchera y disfrutar de un montón de beneficios.

