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Dos semanas separaron la muerte de Francisco de la salida de “El Eternauta”. La sucesión de estos dos hechos tan importantes a nivel mundial que salen desde lo más profundo de este pueblo, con su impronta a fuego, y en un momento en donde el nivel de entrega simbólica y física del territorio es flagrante no deben dejar de ser resaltados, más bien agradecidos, y pensados incluso como señales; a no hacernos los boludos.
Con la caída ininterrumpida del salario y la capacidad de compra en la ciudadanía desde hace ya por lo menos 10 años, la Argentina ingresó a un terreno de incertidumbre y despolitización que convirtieron la arena social para que cualquier cosa fuese posible. De esta manera, llegó a la presidencia un sujeto que calificó a la justicia social como “una aberración”. Esa noche, la del 13 de agosto de 2023, cuando el candidato ganador de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, Javier Milei, se enfrentó de manera cruzada a ese término, se pudo visualizar de manera profunda en que sendero seguiría el país.
Se trata de la continuidad a un modelo que en líneas generales ya desgranaba las posibilidades de los trabajadores. Como se mencionó anteriormente, el poder adquisitivo ya venía en caída desde hace años, pero en este caso, sería mediante la validación de la miseria como problema del “otro” si este no lograba resolverlo, y, mediante esa lógica, el camino estaría abierto a que cualquier desmán suceda.
El resto ya es simple historia reciente. La pérdida de poder adquisitivo que siguió con el gobierno de La Libertad Avanza fue descomunal: 118% de devaluación tan solo de un golpe y al tercer día de mandato, sin ninguna recomposición. Incluso hace unos días, el mismo gobierno afirmó que no homologará aumentos –entre privados- que superen el mísero 1% mensual. La inflación de marzo fue del 3,7%.
En esta línea es en la que, bajo la construcción de que “la justicia social es una aberración”, el gobierno avanzó durante lo que hasta ahora ha transcurrido de su gobierno, que cumple 1 año y medio de gestión. Y más allá de estos números –que de igual manera se traducen en la imposibilidad de cubrir la canasta básica, o la cantidad de horas trabajadas que una persona debe tener para llegar- la crueldad y la miseria que produce desatar estos lazos de solidaridad se pueden ver reflejados también desde la hora cero del gobierno con situaciones como la quita de medicamentos oncológicos a enfermos con cáncer (valuados en millones de pesos), que ya se cargó la vida de varios de ellos; la quita indiscriminada de pensiones con ridículos chivos expiatorios como la fake news de la “radiografía del perro” expuesta por el vocero, Manuel Adorni, o las más de 40 mil pymes cerradas producto de las políticas de contracción de la economía y apertura de importaciones, y así se podrían seguir enumerando durante párrafos y párrafos.
Cuando el Gobierno nacional hace hincapié en la “batalla cultural”, pone en valor un capital fundamental en la construcción del sentido común para los argentinos. Por eso era tan importante la banalización de la justicia social. Desde allí, todo sentido de crueldad está permitido, por supuesto con las justificaciones construidas previamente sobre la meritocracia tan justa que provee el mercado.
Pero como toda ley sociológica, si existe una hegemonía, existe también una contra, que si bien parece estar adormecida, de a poco muestra sus claras señas de hacia dónde se direcciona. Sucede que los procesos históricos son lentos, y vistos desde el presente se hacen tal vez eternos.
Casualidad o causalidad, cuando ya un año y medio de gestión parece haber sido suficiente para que el gobierno pierda credibilidad, tras sucesos como el cripto gate, la entrevista grabada con el periodista Jonatan Viale, entre otros que le sucedieron, dos hechos contra hegemónicos a esta lógica instalada en la nueva argentina se dieron de manera consecutiva.
El primero es la muerte de Francisco, y usted se preguntará qué tiene de contra-hegemónico que muera quien era el faro más grande de poder blando a favor de la justicia social y en contra del denominado capitalismo especulativo salvaje. Desde su muerte, sectores agradecidos con el primer papa jesuita e hispanoamericano alegaron sentirse “huérfanos”. Pero como el mismo Francisco decía, “el tiempo es superior al espacio”, y, desde su muerte, su legado solo se expande. Tal es así que, incluso en una complicada riña política por elegir a su sucesor -quien finalmente fue la síntesis entre conservadores y progresistas dentro del Vaticano- se eligió ni más ni menos a una de las opciones que preparó el argentino.
Por supuesto todavía restará ver el accionar del nuevo elegido, pero lo que sí quedó plasmado es que Francisco logró que el tiempo le ganase al espacio que ocupó, y esto también se ve reflejado en lo que generó en miles de Argentinos que lamentaron su muerte y ahora lo recuerdan intentando ser un poco más solidarios. Por supuesto que esta es una afirmación difícil de cuantificar, la cual usted solo podrá comprobar (o no) en la calle.
Pues bien, el segundo hecho llegó cuando todavía el líquido tiempo que hila lo mainstream no había abandonado el luto por Francisco, por lo que llegó para sumar a esta construcción de poder blando. Y si de poder blando hablamos, “El Eternauta” es por excelencia una herramienta de ello para la argentinización, pero también para remarcar la importancia de lo colectivo, de la solidaridad, y que, volviendo a citar a Francisco, no hay que renegar de la historia de uno.
“Lo viejo funciona”, icónica frase que el personaje “Tano Favalli” esgrime al hacer funcionar un auto mediante un sistema antiguo que eludía el bloqueo hecho por algún factor desconocido hasta el momento a los aparatos electrónicos, trae rápidamente a colación un discurso que se rememoró tras la muerte del argentino hace dos semanas. “No renegués la historia de tu patria. No renegués la historia de tu familia, no niegues a tus abuelos. Buscá las raíces, buscá la historia. Y desde allí construí el futuro”.
Ambas citas hacia la validación de lo que ya sucedió, funciona desde hace tiempo o cualquiera fuese su interpretación, se presentan como un discurso revolucionario ante el tiempo líquido que transcurre en la actualidad, donde algo sucede y al día ya no importa, en una línea donde la historia es subestimada, creyéndose los presentes en el tiempo partes de una realidad que nada tiene que ver con los viejos linajes.
Si el concepto anterior sonó muy ambiguo, piense usted entonces la negligencia a conocer los procesos sociales económicos e históricos que existe en la actualidad que, parte de la sociedad argentina realmente creyó y cree que el plan económico de Luis Caputo y las teorías de Milei son “nuevas”, cuando la escuela austríaca pertenece a una de las primeras corrientes de la economía liberal, que data de, por lo menos 200 años.
Si es verdad que el concepto de anarquía llevada hacia el lado del capitalismo es algo nuevo, ya que este era tirado hacia el lugar socialista en los inicios del anarquismo, pero esta “innovación” solo queda en el plano de la dialéctica, ya que en la práctica solo se asemeja a dejar una vía libre mayor para la concentración de los medios de poducción, que deriva en revivir el viejo enemigo que el capitalismo vino a destruir allá por el 1700: el feudalismo.
Pero, centrándonos pura y exclusivamente en lo que originalmente fue una historieta de Hector Germán Oesterheld escrita en 1957, la cantidad de referencias que se superan en tiempo y espacio abruman. Oesterheld fue un escritor argentino que, por lo menos tras el bombardeo a la plaza de mayo y posterior derrocamiento al gobierno democrático de Juan Domingo perón, dedicó gran parte de su obra a la militancia política. Su nieto, Martín, lo confirmó hace días: “El Eternauta no habría existido si no hubieran bombardeado la Plaza de Mayo en el 55”.
En principio, la historieta narra el conflicto que la ciudad de Buenos Aires debe afrontar al aparecer espontáneamente en el mes de diciembre una nieve que mata a los ciudadanos si estos la tocan, todo desde la óptica de Juan, el personaje principal. Sin embargo a medida que la narración avanza, la aparición de enemigos peligrosos sin explicación como cascarudos gigantes, además de algo que manipula a los propios argentinos, llevan a concluir que un enemigo externo ataca al país, pero también al continente, ya que “el tano” logra dialogar con un ciudadano brasileño y confirmar lo dicho.
Lo primero que llama la atención en este punto es la puesta en común de un enemigo externo, siendo que la Argentina se endeuda de manera externa un año antes del lanzamiento de este escrito, precisamente en 1956, con el Fondo Monetario Internacional y bajo las órdenes del gobierno de facto comandado por Pedro Aramburu y dirigido por Eduardo Lonardi. Si bien la historia de la deuda internacional y privada en Argentina yace desde 1824, hoy podemos comprobar los efectos nocivos de tal organismo. Argentina es su mayor deudor, cada ciclo de endeudamiento está marcado por devenida una crisis social, e incluso en el imaginario argentino es una mala señal. Así lo señala una de las últimas encuestas hechas por Zuban Córdoba, en donde un 63% de los encuestados alegó tener mala imagen del organismo internacional.
Al mismo tiempo, uno de los ejes centrales de la historia está en la búsqueda de Juan y su ex esposa a la hija que tienen en común, que no estaba con ninguno de ellos al inicio de la tormenta, por lo cual quedó incomunicada tras la instalación de esta. Aquí, la temporalidad se supera nuevamente cuando a día de hoy las propias nietas o nietos de Oesterheld siguen siendo buscadas por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, además de otros organismo de Derechos Humanos como HIJOS, Nietes, entre otros.
Porque sí, por supuesto, en otro increíble giro narrativo de este paralelismo que cruza la ficción, Oesterheld fue detenido y desaparecido en 1977 por la última y más sanguinaria edición de las tríadas dictatoriales que se impusieron en la Argentina para destruir el proyecto industrial del peronismo. Así mismo, fueron desaparecidas ni más ni menos que sus 4 hijas: Estela, Diana, Beatriz y Marina, y allí se dibuja otra situación en donde probablemente el propio HGO se encontró buscando a sus hijas en situación de reclusión. Aquí, nuevamente, el tiempo superó al espacio.
Así mismo, otra referencia que se supera es la elección del estadio de River Plate como primera aparición de quien se supone que es el verdadero enemigo. Lugar que, 21 años después, quedaría marcado simbólicamente como el elegido por la junta militar para montar una de sus distracciones que desviarían el foco del terrorismo de Estado, ni más ni menos que el mundial de fútbol de 1978.
Por último es interesante repasar el conflicto constante sobre qué lógica prevalecerá para sobrevivir: si el sálvese quien pueda o nadie se salva solo. Por lo menos a lo largo del breve audiovisual ofrecido hasta el momento, podemos observar un tironeo constante, pero eso sí: los momentos donde más sobrevivientes se ven son en los que funciona la organización entre pares, mediante solidaridad, y con cierta estructura, lo cual nos lleva a otro punto crucial, que es la reivindicación a las fuerzas armadas.
Tras ser la facción mas cipaya y cruel de éstas las que marcaron los tres procesos dictatoriales nombrados anteriormente (libertadora, revolución argentina y proceso de reorganización) las FFAA han quedado marcadas como un mal necesario a combatir. ¿Y cómo nos defenderíamos entonces en un hipotético ataque? ¿Cómo realizaremos el control de la soberanía ante organismos que tienen pie y medio metido en el territorio? Por esto es muy destacable que El Eternauta decide volver a mostrar esa cara de las FFA que jamás deberíamos haber olvidado como sucedió durante el alfonsinismo, al desmantelarlas por completo en una suerte de amnesia colectiva; si bien es cierto que el proceso post dictadura fue por demás complejo, y mucho se aportó al fortalecimiento de la democracia.
De resto, para lo denominado como argentinización, la historieta de HGO está cargada de simbolismos: la causa Malvinas, la reversión de los polos (el sur es el nuevo norte como posición geopolítica), retratos de héroes nacionales, el llamado de las FFAA a cumplir con la patria a “el tano”, la aparición de Trenes Argentinos y otras empresas nacionales, hasta llegar a la selección de fútbol campeona en 2022. Todo esto sin mencionar otras referencias puntuales como puede ser la misma nieve en referencia a la dificultad que tuvieron que atravesar quienes realizaron las campañas antárticas, u otras puntuales sobre Malvinas.
En definitiva, en el contraste entre el sálvese quien pueda y nadie se salva solo, el escrito de HGO toma una posición clara, y puja de lleno en un contexto en donde la última legitimidad instalada que se acerca al primer contexto nombrado muestra por lo menos dudas. Por esto mismo, la sucesión de estos dos hechos tan importantes a nivel mundial que salen desde lo más profundo de este pueblo, con su impronta a fuego, y en un momento en donde el nivel de entrega simbólica y física del territorio es flagrante no deben dejar de ser resaltados, más bien agradecidos, y pensados incluso como señales; a no hacernos los boludos.
En ese orden: la organización vence al tiempo, pero el tiempo vence al espacio.
Joaquín Bellingeri
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