Llovió toda la noche, justo después de cerrar la fosa. God Bless The Grass. Para ese piso que pisamos tambien vivimos. Y servimos. Las Cronicas de un niño solo, una mirada del otro lado del mundo.
Llovió toda la noche, justo después de cerrar la fosa. God Bless The Grass. Para ese piso que pisamos tambien vivimos. Y servimos.
La tierra víctima de remosion evoca escenas de película. Somos el resultado de las imagenes contruidas, las que recreamos, las que por sernos fijadas, representamos. El condimento del día gris, la lluvia, los pinos húmedos, el bosque. Verdadero combo loco para cualquier cuerpo si le agregamos a este inverosímil encuentro la brisa fría del mar y la presencia de alguna lechuza.
El ambiente da lugar a admitir algo. La grandeza de la muerte y esa belleza anecdótica del respiro final. La potencia hecha acto. Nada desborda. Nada sobra. Nada falta. No hay más que ese salirse. Y pesa. Es un brutal momento de existencia. Es un brutal peso de cemento. Es pasión. Nirvana. Sopor. Y algo bendice el piso.
No un abrazo sino la acción de extender los brazos. En concreto. Ese momento. Existencia indisoluble. Creo que no habrá otro lapso mayor de existencia. Cúspide.
La creencia opinologa dicta que lo duro es el recuerdo y que la trascendencia es bla bla bla. Pero siempre un pero, Doña muerte mezcla cal arena agua y embadurna todo de manera gigantesca. Una bolsa de cemento sobre el pecho. Su presencia es un secreto a voces. Las pastillas son de ayuda. Médicos, consuelo. Hospitales, ermita donde descansan las fes hechas pedazos. Las frases, tés con miel.
Farmacia abierta las 24 hs. Que bonita la existencia de mañana.
Este contento narrativo sin hilo pero intentando ser filoso también es un rivotril linguístico. Consuelo de bobo. Tan cagón como él, que en vez de abrazar a su esposa -que llora en silencio- se va a cambiar el pantalón. Pelotudo.
En el mientras, solventándose del éter, experiencias que ahora son recuerdo y brillan bajo otro sol. El mundo no se hace de experiencias. El mundo se hace, deshace y hará bajo el manto de tierra donde sirve de alimento (real) la carne.
Manto, montículo, parcela que imita a la frisa de la cama. Engaña, busca ser olvido. Aunque amenace ser eterno presente cuando habita la pregunta al unísona,
¿Te fijaste
cómo está
la tierra?
y la tierra está tan ausente como un espacio vacío. el único espacio libre de atolladero material. Vacío. No silente sino vacío. Allen Zimmerman cantaba gangosamente que la muerte no es el final. Y claro, tenía razón.
Entender como suprarrealismo lo siguiente: la excepción es levantarse y respirar, lo eterno es un secreto que sabremos de seguro pero nunca podremos comunicar. La hago mas clara, no construyamos tanto que ahi viene el mar crecido embravecido y su marejada.

Gerónimo Rivera Cano
No sé mucho de mi persona. Huyo del “conócete a ti mismo”. Solo tengo por ofrecer un par de sienes ardientes: mi capital intelectual se basa en ser graduado en Ciencias Jurídicas, reseñar cosas, hacer notas de opinión, análisis y crónicas. Como sujeto narrante soy buen lector. Me prostituyo en las palabras. Formo parte del multimedio Trinchera, integro el equipo de CAPTO. Trabajo en un estudio jurídico y notarial. Nací y me crié en la ciudad de La Plata. No me gusta el helado. Maradoniano, sí, aunque se poco de futbol. Siempre de acá, el lado en donde reina el amor y la igualdad
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