La historia de Palestina nos conmueve por el conflicto actual y por el terrible genocidio que sigue perpetrando el régimen sionista de Israel sobre esa parte del llamado Medio Oriente. En Revista Trinchera queremos presentar a nuestros lectores una breve historia de Palestina en cuatro partes para poder comprenderla desde el punto de vista historiográfico, arqueológico, geopolítico y social.
La tercera parte de la historia de Palestina está referida a repasar muy brevemente la formación de la identidad nacional del pueblo palestino. Siempre ha habido una identidad árabe en esta pequeña región asiática, por lo menos desde los tiempos del imperio romano, cuando comunidades árabe-parlantes comenzaron a asentarse allí. Algunas se cristianizaron desde el II siglo d.C. Desde el 650 d.C., el islam fue adoptado por las comunidades locales palestinas, y con la llegada de árabes musulmanes ese fenómeno se intensificó. Había pequeñas comunidades judías (los mizraím), que hablaban dialectos árabes y arameos, en Palestina, que compartían lugares sagrados con las otras pequeñas comunidades cristianas (también árabe-parlantes).
El carácter sagrado de su suelo para las tres grandes religiones monoteístas lejos de ser ajeno, fue fundamental para la definición del propio espacio palestino. La aparición del nacionalismo entre la población palestina no fue fácil. El núcleo de las tierras palestinas estaba en las tierras altas, menos desarrolladas económicamente que los núcleos de países vecinos, situados en zonas coste-ras o en llanuras del interior. Esta ubicación estaba en consonancia con una estructura social y política más tradicional. Grandes terratenientes se situaban en la cúspide social y lideraban redes integradas por notables de diferente rango que ejercían su autoridad sobre el conjunto de la población.
Había clanes árabes musulmanes que dominaban la escena en la Palestina bajo dominio otomano. Pero los Husseini y los Nashashibi, eran los más influyentes, gozando los primeros de una posición más sólida. Inicialmente no surgió un nacionalismo estrictamente palestino, sino proyectos que aspiraban a la unidad árabe o de la Gran Siria, ideas que solían entremezclarse y que rara vez se entendían como contrapuestas al imperio otomano. En 1880 solo algunos cristianos de Siria, Líbano y Palestina eran hostiles al imperio. Más en contacto con la cultura occidental, la minoría cristiana se sentía en condiciones de liderar la tarea modernizadora y en general, adoptó antes el nacionalismo, siendo la identificación religiosa sustituida por otra nacional.
Entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, llegan las ideas nacionalistas a Palestina. Surge el arabismo o panarabismo, que es un nacionalismo cultural. En algunos de sus defensores encontramos lugares comunes de este nacionalismo, como la imagen de una nación que había permanecido aletargada y era despertada por los nacionalistas. En los meses anteriores a la Primera Guerra Mundial, ese nacionalismo árabe en Palestina se asoció al antisionismo europeo, que fomentaba la inmigración de comunidades judías a la Tierra Santa. Estudiantes palestinos de Al-Azhar, en El Cairo, fundaron la Sociedad de Resistencia a los Sionistas y la campaña antisionista de Filastin fue tan intensa que las autoridades otomanas suspendieron el periódico alegando que fomentaba tensiones interraciales. Filastin replicó que los sionistas no eran una raza, sino un grupo político, diferenciando entre sionistas y judíos, acusando a los primeros de romper la tradicional convivencia armónica con estos y de aspirar a controlar el país.
Los británicos hicieron promesas para después de la guerra a sus aliados árabes. El sistema de mandatos fue menos ventajoso para los palestinos que para otros árabes, ya que no consiguieron una suficiente capacidad de autogobierno y debieron enfrentarse a los colonizadores y al sionismo. Pero los diversos nacionalismos palestinos buscaban formas de identidad. El árabe no fue un elemento integrador nacional en la misma medida que el hebreo. Por un lado, no era exclusivamente palestino, favoreciendo más bien una identificación árabe. Por otro, sus hablantes experimentaban un sentimiento de seguridad lingüística que no propició un uso ideologizado similar al del hebreo.
Entre 1920 y 1940 los nacionalismos árabes oscilaban entre el laicismo y el islamismo. El árabe, sin embargo, aglutinaba a judíos y cristianos nativos de Palestina, cuestión que fue aprovechada por elites políticas nacionalistas laicas musulmanas para crear un estado propio y en oposición al sionismo creciente.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Inglaterra prometió la independencia de las tierras árabes bajo el gobierno otomano, incluyendo Palestina, a cambio de apoyo contra Turquía que había entrado a la guerra del lado de Alemania del káiser Guillermo II. En 1916 Inglaterra y Francia firmaron el Acuerdo Sykes-Picot, y habían dividido la región árabe en zonas de influencia. Líbano y Siria fueron asignadas a Francia, Jordania e Iraq a Inglaterra y Palestina sería internacionalizada. En 1918 Lord Balfour, el Secretario de Relaciones Exteriores Británico, envió una carta al líder sionista Lord Rothschild, que más tarde se conoció como “La Declaración Balfour”. El citaba que Inglaterra iba a usar sus mejores medios para facilitar el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío. En ese tiempo la población de Palestina eran 700.000, de los cuales 574,000 eran musulmanes, 74.000 eran cristianos y 56.000 eran judíos.
En 1919 los palestinos realizaron su Primer Conferencia y expresaron su oposición a la “Declaración Balfour”. Al año siguiente, se realiza la Conferencia de San Remo que garantizó al “Mandato” de Inglaterra sobre Palestina. Dos años después Palestina estuvo efectivamente bajo la administración británica, y Sir Herbert Samuel, un declarado sionista, fue como el Primer Alto Comisionado de Inglaterra en Palestina. En 1922 el Consejo de la Liga de las Naciones expidió el “Mandato” sobre Palestina. El “Mandato” fue en favor del establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío. Pasando el tiempo, en 1936 los palestinos realizaron durante seis meses una huelga general en protesta por las continuas confiscaciones de tierra y la inmigración judía. En 1939 el gobierno británico publicó un nuevo “Papel Blanco” restringiendo la inmigración judía y ofreciendo independencia a Palestina dentro de 10 años. Este fue rechazado por los sionistas, quienes entonces organizaron grupos terroristas y lanzaron una campaña sangrienta contra los británicos y los palestinos. El objetivo era expulsar a ambos fuera de Palestina y allanar el camino para el establecimiento del estado sionista.
El horror nazi sobre la población judía europea y la Segunda Guerra Mundial llevó a los sionistas a intensificar la colonización sobre Palestina. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 se crean las Naciones Unidas y se dispuso que Palestina sea internacionalizada. Y en 1947 las Naciones Unidas aprobaron la partición bajo la cual los árabes palestinos, que sumaban el 70% de la población y poseían el 92% de la tierra, fueron reducidos al 43% del país (Resolución 181 de la ONU).

Mauricio Piñero
Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.