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Definitivamente, uno de los dos candidatos no está preparado para dirigir un Estado. Javier Milei desconoce engranajes fundamentales de nuestro sistema democrático, y ello quedó expuesto a través de la estrategia de Sergio Massa.

Este domingo 12 de noviembre se realizó en la Facultad de Derecho de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el último debate presidencial, previo a la elección balotaje que sucederá este próximo domingo 19 de noviembre, en donde los candidatos Sergio Massa, de Unión por la Patria, y Javier Milei, de La Libertad Avanza, disputarán voto a voto el puesto de Jefe de Estado.

Los ejes elegidos para esta última instancia fueron Economía, Relaciones de Argentina con el mundo, Educación y Salud, Producción y Trabajo, Seguridad, y Derechos Humanos y Convivencia Democrática, abordados en ese orden. A grandes rasgos, se pudo interpretar al candidato de UxP dirigiendo los hilos de los sucesos dentro del debate, tanto en el cálculo del tiempo como en la cantidad de preguntas realizadas a su contrincante que cayó ante esta lógica en los primeros dos ejes, para luego corregir levemente la postura. No obstante, durante el desarrollo de los siguientes ejes, Javier Milei cometió algunos errores que, ante ojos de propios y de extraños lo dejaron como un “novato” en la política, mientras que Massa conservó su imagen “presidencial”. Si bien algunos analistas coinciden en que la estrategia del ministro de Economía habría sido “sacar de eje” a Javier Milei, y mostrarlo como “un loquito”, y aseveran que no lo logró, no habría que descartar que tal vez las expectativas no fueron tan altas, entendiendo que hoy, Milei está “sobrecoacheado” por sus nuevos socios.

En el entendimiento de que Javier Milei reprimiría sus accionares efusivos, o de “pasión” como él mismo describió ayer, con solo arrimar algunas bochas al eje de los conocimientos que un Jefe de Estado debe tener, al ministro Massa ya le alcanzaba para cumplir la premisa de desnudar la inexperiencia del libertario. Esto se vio puntualmente a la hora de hablar de comercio exterior, cuando, en una ignorancia total de cómo deber responder un Estado ante el mercado internacional, el candidato de LLA dijo que dejaría todo en manos del privado. Sin embargo, la propia Organización Mundial del Comercio y los países centrales exigen que el Estado regule las importaciones y exportaciones. Este trajín llegó a colación de una de las arrinconadas más certeras de Massa en el ring: romper relaciones con los dos socios bilaterales más grandes de Argentina, Brasil y China. A partir de esto se desarrolló otra lógica predominante: el libertario se desdijo en más de la mitad de las propuestas que realizó durante toda su carrera pública, entre ellas romper relaciones con éstos por pertenecer al bloque BRICS de comportamientos “comunistas”, según sus propias palabras.

Tal vez fue el primer bloque, Economía, donde sorprendió que el libertario no arrinconara a Massa con los datos de la significante inflación interanual del 140%, u otras conclusiones que el liberal pueda sacar a partir de esto. Apenas repitió algunas veces que Massa, junto al “kirchnerismo”, fracasó y metió también en esa bolsa a Macri, con quien se especula que tuvo entredichos previo a la gala debido a que ningún dirigente -ni el propio líder- lo acompañó. Sin ninguna fuente oficial, se divulgó que este escenario se habría producido debido a un presupuesto que el líder del PRO no entregó para los últimos días de campaña, pero solo son rumores que acompañan el extraño clima que rodeó ayer al libertario.

Lo cierto es que, no solo el englobe de 20 años de kirchnerismo es un término falso y reduccionista, sino que incluso, si se quisiesen analizar los 12 años de lo que estos dirigentes llaman kirchnerismo, nos encontraremos con diez años (03-13) de inflación anual del 10%, reducción de la pobreza desde el 66% (2001) a un 25/30%, y crecimiento del poder adquisitivo reflejado en un salario mínimo que en 2015 era de por lo menos 600 dólares (el más alto de Latinoamérica). En contraposición con ello, Javier MIlei respaldó su dolarización con el dato de que, durante la lógica de 1 dólar=1 peso del gobierno de Carlos Saúl Menem, el salario mínimo era de 1800 dólares, pero en realidad este era de 200 pesos, es decir, que bajo esa cuenta de 1 a 1, era de 200 dólares.

En regreso de lo que respectó al eje económico, no solo Milei no tomó el centro del ring, si no que lo hizo su adversario con golpes duros bajo un pedido de “por si o por no” en referencia a si dolarizaría, si cerraría el Banco Central, y si recortaría los 15 puntos que detalló en su plataforma electoral. Las mismas preguntas se le hicieron sobre Salud y Educación, y sobre el sistema jubilatorio de AFJP (Administradora de Fondos de Jubilaciones y Pensiones), todos ítems donde el libertario afirmó que dejaría a merced del privado, pero que tuvo que redireccionar a partir del pacto con Macri y Patricia Bullrich. “¿A cual Javier Milei le creemos, al que miente hoy o al que mintió durante toda la campaña?”, sintetizó Massa sobre los desdichos de su adversario.

Otra perla para resaltar, sin duda alguna, fue durante el eje de Relaciones Exteriores, cuando ante una nueva exposición de Massa sobre la idolatría de Milei por la ex primera ministra inglesa, Margaret Tatcher, (quien dirigió militarmente al país pirata en la guerra de Malvinas), éste último realizó una insólita comparación con un partido de fútbol, y habló de la guerra como algo que “tocó”, para más adelante referirse a la situación sanitaria del COVID 19 y el ASPO como “crímenes de lesa humanidad”. Además, durante las comparaciones futboleras trastabilló y nombró al holandés Johan Cruyff en un partido entre Alemania y Argentina. De aquí Milei salió muy mal herido: mostró su claro cipayismo, cayó en comparaciones absurdas y mostró su vara de moral, en la que la desaparición, tortura y exterminio de 30 mil personas fue un “exceso”, la guerra de Malvinas no fue una decisión, si no algo que “tocó”, y la cuarentena realizada en todo el mundo fue un “crimen de lesa humanidad” en la Argentina.

Pero la controversia más grande aún estaba por llegar: durante el eje de Producción y Trabajo, Javier Milei negó la brecha salarial entre hombres y mujeres; protagonizó dos exposiciones cuando el tigrense le remarcó las denuncias que posee por plagio y que su narrativa fue propuesta por Macri (con risas de por medio); volvió a pecar de ignorante al hablar del mercado privado en exportaciones; no supo explicar que es el GDE (Gestión Documental Electrónica); y negó la eliminación de los derechos laborales, lo cual se encuentra en su plataforma, cuando propone “eliminar el artículo 14 bis” que representa las indemnizaciones, cantidad de horas máximas de trabajo, aguinaldo y demás derechos laborales.

Por último, los ejes de Seguridad y Derechos Humanos se tornaron en descenso en cuanto a las polémicas, estrategias y energía de los candidatos. En seguridad solo se resalta el preocupante ataque de Javier Milei a la titular de AYSA, Malena Galmarini, a quien refirió como “tu mujer” hablándole a Massa, cuando, luego de elogiarlo por el trabajo realizado en Tigre, aseguró que si perdió las elecciones municipales fue por la mala performance de Galmarini. Afuera de ello, coincidencias en una mano “recta”. En cuanto a Derechos Humanos, Sergio Massa aprovechó para reiterar la necesidad de la memoria viva ante la última dictadura cívico eclesiástica militar, y en contraposición de las posturas de la compañera de fórmula del libertario, Victoria Villarruel, y traspoló también la necesidad de regular la actividad que daña al ambiente, ya que su rival desconoció en varias oportunidades los daños ambientales de la industria e incluso, el cambio climático.

Por su parte, Milei tuvo el descaro de nombrar supuestos paros hechos por organizaciones sociales a Raúl Alfonsín, luego de pasearse por distintos canales insultándolo. Ante ello, Massa reiteró su capacidad de diálogo, le preguntó por el trato que le dio en la Cámara de Diputados, y mencionó nuevamente su intención de un gobierno de unidad nacional.

En síntesis, el escenario post debate arrojó un consenso: Javier Milei no demuestra estar a la altura intelectual ni empírica de cumplir el rol de Jefe de Estado, ya que desconoce groseramente el funcionamiento de varios engranajes del sistema. En este punto coincidieron varios de los analistas, incluso en la Nación +, canal de fuerte impronta anti PJ. A primera hora de la mañana además, el excéntrico Milei regaló una nueva perla, y le comentó al periodista Eduardo Feinmann que cuando él hablaba “se escuchaban toses” intencionadas a interrumpirlo.

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