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Vivimos una lucha entre fuerzas tectónicas que se disputan el devenir del mundo, el cambio o no de las lógicas del sistema imperante y de quienes controlarán ese escenario. Un mundo unipolar que no termina de morir, versus un mundo multipolar que no termina de nacer. Lo que sucede en Ucrania está inmerso en el mismo escenario, al igual que lo que sucede en Niger, en Venezuela, en Siria o en cualquier otra parte del globo. En ese contexto, y enmarañado en esa lucha, se encuentra nuestro país ¿O acaso alguien cree, aún, que los poderes externos no jugaron su papel en este lío?

Producto de que lo que tiene para ofrecernos el imperio es saqueo y depredación, el gobierno de Macri (su primer intento por controlar la rebeldía argentina) terminó en tan sólo un período de gobierno. Hicieron mucho daño, pero pudimos reponernos de ese duro revés electoral.

La llegada del Frente de Todos representó la esperanza de salir de la situación de penuria a la que nos estaba sometiendo el gobierno de Cambiemos, pero pandemia, guerra en Ucrania y endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la cosa se hizo cada vez más cuesta arriba. No sin dejar de señalar la innumerable cantidad de tiros en los pies que se autoinfringió Fernández.

Preparando el terreno

Si algo supo hacer el gobierno de Macri, fue dejar las bombas preparadas para que, al momento de asumir Alberto y Cristina, poco a poco fueran explotando a medida que transcurría el tiempo. Obviamente el endeudamiento internacional con el FMI y con acreedores externos fue el mayor escollo, aún no superado.

Lo dijo Fidel Castro Ruz hace ya varias décadas… Las deudas externas sirven para condicionar a los países y sus gobiernos para que no puedan levantar cabeza y deban responder a sus designios. El caso argentino no es la excepción a ese destino.

La discusión cada vez más a la derecha

En el mientras tanto, los medios hegemónicos de comunicación comenzaron a dar cada vez más trascendencia a los planteos que hacía el que dice ser un león, pero que no es más que un títere. El libertario se convirtió primero en un personaje pintoresco, para luego pasar a ser un posible candidateable. Es por demás sabida la relación que éste tiene con el mafioso local de la ‘Ndrangheta.

El peluquín -potenciado mediáticamente- cumplía su cometido: instalar temas de agenda y correr la discusión cada vez más a la derecha (por decirlo de algún modo). Sumado esto al ya manifiesto encono mediático contra el peronismo y todo aquello que huela a popular. La ecuación es sencilla: Cristina, el peronismo, los piqueteros, o el castrochavismo son responsables de todos los males que vivimos en Argentina.

La falta de respuesta

Desde el vamos, parte del gobierno del Frente de Todos (sobre todo de figura de CFK), cuestionó y marcó su desacuerdo con el reconocimiento de la ilegítima, ilegal y fraudulenta deuda tomada por Macri -fundamentalmente- con el FMI. De hecho, allí se puede ubicar temporalmente un punto de quiebre dentro del frente de gobierno que a posteriori lo llevaría a seguir autoinfringiéndose latigazos innecesarios.

Una de las grandes críticas al actual gobierno fue la imposibilidad de mejorar el poder adquisitivo de las familias argentinas. Y si bien siempre se intentó que los sueldos no pierdan con la inflación, siempre se fue corriendo de atrás. Ahora ¿a qué se debe este escenario? Seguramente haya muchas explicaciones dado que los procesos inflacionarios no tienen una única causa, pero sí se puede afirmar que gracias a que los poderes fácticos (locales e externos) así lo dispusieron y el gobierno no pudo, no se animó o no quiso evitarlo.

Subía el dólar ilegal -porque al “mercado” se le cantaba- e inmediatamente eso se veía reflejado en aumento generalizado de precios. Obviamente, pequeños y medianos jugadores (en su mayoría) lo hicieron para cuidar su patrimonio y la posibilidad de reponer mercadería. Ahora los grandes jugadores, no. Ellos lo hicieron porque efectivamente no les interesaba la estabilización de la economía argentina. Y no les interesaba por la sencilla razón de que veían que el gobierno lo permitía y no tendrían consecuencia alguna. Esto además de que los grandes jugadores son todas multinacionales, bancos, entidades financieras, etc. Miren sino el componente de los grandes cárteles de la alimentación y verán que está concentrado en muy poquitas manos.

El descreimiento generalizado

Por estos días, quienes se dedican al análisis político local, remarcan una y otra vez que el voto al peluca responde a la falta de respuestas y en parte hay algo de realidad en esa mirada. Simplificando mucho el análisis, la lógica del votante sería: Juntos por el Cambio no resolvió nuestros problemas, el Frente de Todos tampoco, pruebo con otra opción. Incluso a veces sin importar lo que ese candidato propone, simplemente porque los otros no dieron respuesta.

El descreimiento en la política no es algo reciente, es un proceso al cual se viene abonando desde hace décadas. Si para una parte importante del pueblo “todos los políticos son lo mismo”, abre paso a que los famosos outsiders tengan tierra fértil para sembrar y cosechar el descontento. Claramente el rol mediático y de las redes sociales (y la falta de respuestas concretas) tienen una gran responsabilidad en todo esto.

Si miramos el resultado electoral, el claro ganador de la contienda fue el descontento. Por un lado, ese más de 30% que no fue a votar, por otro, el casi 5% de los que sí votaron pero lo hicieron en blanco o anulado, y por otro un gran porcentaje de votos de Milei que anteriormente habían sido para el FdT o para JxC. Argentina no se derechizó, exige respuestas concretas y palpables a sus problemas.

Qué hay detrás de la onda violeta

Ahora ¿nadie se preguntó o investigó y denunció quién financia a Milei? ¿De donde creen que sacó el dinero para hacer su campaña? ¿O acaso vamos a tragarnos el cuento de que alcanzó con lo que le dio el Estado porque correspondía por ley?

Los nombres pueden ser muchos y habría que hacer una investigación mucho más pormenorizada, pero por sólo mencionar una de las que lo ¿patrocinan? ¿financian? ¿acompañan? La Atlas Network, una organización fundada por el empresario británico y ex piloto de la Royal Air Force, Anthony Fisher. Pirata que luego migraría a los EEUU desde donde -bajo el paraguas de Atlas- “ayudaría” a crear más de 150 instituciones del mismo carácter en distintas partes del mundo.

Si miramos a los alrededores del peluquín, aparecen nombres con prontuarios aterradores como el de quien sería su economista estrella, Emilio Ocampo, literalmente un “chicago boy” que tuvo cargos ejecutivos en entidades bancarias como Chase Manhattan, Salomon Brothers, Citygroup y Morgan Stanley. O como el quien ocuparía la cancillería, la cordobesa reaccionaria Diana Mondino, de larga trayectoria en el empresariado pasando desde Loma Negra o Bodegas Bianchi, hasta Pampa Energía, Banco Supervielle, o la tristemente célebre Standard & Poors. Sorprendentemente ambos personajes formados en la UCEMA (Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos), donde incluso Mondino fue Directora de Relaciones Internacionales.

Con esta simple pincelada, se puede apreciar que el proyecto Milei, tiene detrás a los grandes bancos, a las multinacionales alimenticias, a las corporaciones mediáticas, pero fundamentalmente a los gobiernos británico y norteamericano detrás.

Vínculos con el mundo

En más de una ocasión este energúmeno, ha manifestado que no tendrá relaciones ni con China, ni con Rusia, ni con Venezuela, Cuba y Nicaragua; que abandonaría el Mercosur y un sinfín de chorreadas más entre las que hubo una muy explícita: mudar la embajada argentina de Tel Aviv a al-Quds (occidentalmente conocida como Jerusalen).

El sistema de pinzad aplicados a la Argentina entre británicos y norteamericanos se podría describir como multiforme y multidireccional: financieramente, económicamente, diplomáticamente, militarmente y sumen algunos entes más. Un escenario que puede haber sido construido minuciosamente sin ningún lugar a dudas.

¿Construido para qué? Es por demás sabido que los EEUU creen que somos su patio trasero. Una frase rimbombante pero no por ello menos cierta. Por consiguiente, nuestros bienes estratégicos como el litio, el agua, los hidrocarburos, los alimentos… Todo ello es lo que quieren. Saquearnos, rapiñarnos al menor costo posible. Ahí entran a jugar las entidades financieras como el FMI o el BM y un sinfín de mega o gigabancos como BlackRock o Standard & Poors, entre otros. Devaluación sistemática mediante las multinacionales alimenticias o energéticas que suben precios a gusto y piachere. El descontento popular por la falta de poder adquisitivo es un simple vuelto para estos engendros de la naturaleza.

Todo ello sin mencionar que este personajesco ha manifestado querer dolarizar la economía argentina. Hecho que no sólo nos haría perder uno de los pilares de la soberanía (como es tener una moneda) sino que por ello se debería pagar permanentemente un señoriaje ¿Qué es esto? Sintéticamente que cada mil dólares que nos de la Reserva Federal, sólo llegarán 900; cien se lo quedarán ellos en ese concepto. Multipliquen por los millones que deberían llegar al país ¿Un gran negocio no?

Pero no queda sólo ahí, la jugada tiene otro actor y se llama Gran Bretaña. Ese mismo ente pirata que desde hace más de 190 años ocupa ilegalmente nuestra Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur, y que gracias a ello reclama la parte antártica que hoy administra Argentina.

El casi triángulo que forman Ushuaia, las Malvinas, las Georgias del Sur y la península Antártida, es uno de los pasos interoceánicos más importantes del mundo desde el punto de vista geopolítico ante un eventual conflicto y bloqueo de otras vías navegables naturales. Esto sin mencionar la enorme riqueza natural que alberga la Antártida y que los anglosajones pretenden usufructuar para sí.

La disputa geopolítica

Por último y no menos importante, el golpe a los BRICS que significaría la derrota del peronismo en las elecciones de octubre. Fundamentalmente por China, actual segundo socio comercial de Argentina y enemigo confeso y declarado de EEUU. Colateralmente golpearía a Brasil, otro de los actores claves del bloque y una de las potencias emergentes actuales que tampoco responde a los designios de Washington.

Como se puede observar, lo que está en disputa no es meramente una presidencia. En estas elecciones se está jugando otra cosa, es mucho más que un cargo. Es la posibilidad de seguir siendo considerados un país y no convertirnos en una colonia más de las tantas que se ha anexionado el imperio.

Pero tal como lo dijimos en reiteradas oportunidades, este pueblo no morirá sin resistir. Ojalá, ese momento no llegue.

Nicolás Sampedro

Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

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