La petrolífera estatal publicó un crecimiento del 7% respecto al mismo trimestre del 2022 y un 1% en comparación al primer trimestre de 2023. Las deudas heredadas cuando YPF fue juguete de negocios privados no vencen a la potencialidad de la misma.
La empresa petrolera de mayoría estatal publicó resultados del ETIDBA financiero (Earnings Before Interest Taxes Depreciation and Amortization) del segundo trimestre del año. En ellos se registró un nuevo crecimiento, al tiempo que se oficializó las exportaciones de petróleo a Chile a través del oleoducto que conecta Neuquén con el el vecino país, reactivado en el mes de mayo.
De este modo YPF acumula un crecimiento de sus inversiones, producción y ganancias anuales de alrededor del 12%. Según registró el ETIDBA, (que es un indicador financiero que se utiliza para mostrar el beneficio de empresas), en el segundo trimestre del año hubo un crecimiento del 7% respecto del mismo período de 2022 en cuanto a la producción de hidrocarburos, y un 1% si se compara con el primer trimestre de este 2023. Estos números se explican producto de la explotación de Vaca Muerta y por la utilización de otros recursos, entre los que se destaca la puesta en marcha del oleoducto que vuelvió a exportar petróleo directamente Chile.
La producción total de shale (formación sedimentaria que contiene gas y petróleo) llegó a un nuevo récord y alcanzó el 45% de la producción total. Mientras el crudo no convencional aumentó un 28%, el gas no convencional lo hizo en un 10%, en comparación con el segundo trimestre de 2022. “Este crecimiento se apalanca nuevamente en las mejoras operativas desarrolladas por la compañía en sus campos en Vaca Muerta”, argumentaron desde YPF en documentos oficiales publicados a través de sus redes. Además se enfatiza que “en el segundo trimestre, se mantuvieron altos estándares de eficiencia en los tiempos de perforación y fractura de los pozos, alcanzando durante julio la marca histórica más alta en ambos indicadores”.
Se estima de crecimiento en retrospectiva es de un 7%, con un incremento en inversión del 60% que generó ganancias trimestrales por un valor de 85 mil millones de pesos y un acumulado anual de 144 mil millones de pesos. No obstante, la empresa ve vapuleados sus ingresos debido al cierre del juicio que mantenía con la empresa Maxus. En esa línea, el flujo de caja libre fue negativo en 284 millones de dólares, pura y exclusivamente debido al pago de esta deuda.
Por otro lado, el excelente pasar de la empresa también se verá afectado por el juicio que mantiene con el fondo buitre Burford, que representa las concesiones que Eton Park y Petersen Energía poseían de YPF al momento de la re estatización, cuando el Estado Nacional no abrió el concurso para las partes previo a tomar posesión. Esta obligación fue tomada por la gestión que vendió YPF a fondos privados en 1993, durante la presidencia de Carlos Saúl Menem.
Maxus (parte de Repsol), fue adquiriendo parte de la deuda a través de inversores privados, cuando Repsol controlaba YPF. En ese entonces Maxus fue denunciada por conminación por el Estado de Nueva Jersey. En definitiva, los términos de venta, sumados a las gestiones que se realizaron entre privados, hicieron que hoy el crecimiento acumulado de YPF no se vea reflejado tal cual es. La petrolera controlada por el estado argentino sigue de pie gracias al enorme potencial que tiene el país y al significativo cambio de rumbo que tomó volver a manos argentinas.