A dos meses del comienzo de cursadas en la Universidad de la Plata nos preguntamos: ¿Cómo se encuentra la permanencia en las aulas de quienes la transitan?
Hay un ejercicio muy sencillo que puede realizar cualquier estudiante para verificar si existe o no deserción estudiantil. Bastará con revisar en las materias que esté cursando cuantos de aquellos que estaban la primera semana de cursadas continúan presentes hoy, ya transcurrido al menos un mes de clases en la mayoría de las carreras.
Una vez hecho este primer ejercicio -que imaginamos que en más de un 90% de los casos mostrará que efectivamente, no todos los que estaban hace algunas semanas continúan haciéndose presentes- podremos seguir con nuestras inquietudes preguntándonos el por qué de aquellos que no continúan yendo. Ahí sí, en gran parte, deberemos caer en suposiciones: naturalmente en muchos casos se tratará de decisiones personales (falta de atracción por la carrera, nuevos proyectos o motivaciones, decisiones individuales que nos hacen modificar nuestras proyecciones). Sin embargo, para quien atraviesa cotidianamente las aulas y los pasillos de cualquier facultad, no es difícil percibir que independientemente de estos casos, hay condiciones estructurales que llevan a que un gran número de estudiantes deserten y abandonen sus estudios.
Es innegable la delicada situación económica en la que se encuentra nuestro país, probablemente el factor principal que explica la deserción. Sin embargo, la Universidad cuenta con un presupuesto propio destinado, además de al pago anual de sueldos docentes y no docentes y a los gastos de funcionamiento, a la generación de políticas que garanticen la permanencia estudiantil. Estudiar en la Universidad es un derecho y para garantizarlo el movimiento estudiantil históricamente ha conquistado políticas como el comedor universitario, el boleto estudiantil y las diversas becas de permanencia existentes. Sin embargo, la implementación de tales políticas continúa siendo deficitaria y es urgente proponer una revisión sobre ellas.
La UNLP, cuyo presupuesto para el año 2023 aumentó en un 99% alcanzando los 48.236 millones de pesos, cuenta con un área destinada justamente a hacer efectivas las políticas mencionadas: Bienestar Universitario, gestionada hoy en día por la Franja Morada. Esta área obtuvo a principios de este año un presupuesto superior a los 338 millones de pesos, más de un 60% de aumento respecto al del año anterior. Estos y otros números respecto al presupuesto nos permiten ver que la universidad cuenta actualmente con los montos necesarios para fortalecer las políticas de permanencia en las facultades.
¿Se está ejecutando el presupuesto para la permanencia de los estudiantes? La respuesta es que no. No solo no está aumentando acorde a las necesidades estudiantiles la cobertura que brinda el área de Bienestar, sino que se está desarrollando un evidente recorte y ajuste. Un ejemplo claro es el reciente recorte en la cobertura de salud, con la suspensión indeterminada del servicio de consejería y acompañamiento para la interrupción voluntaria e interrupción legal del embarazo (IVE/ILE).
El comedor universitario, política fundamental para la permanencia estudiantil, comenzó el año con un 160% de aumento en su precio respecto al año anterior, algo difícil de explicar ya que estamos hablando de un aumento bastante superior al de la inflación interanual. Cabe recordar que Lopez Armengol, el recientemente asumido rector de la Universidad, presentó su gestión bajo la promesa de una nueva sede del comedor, de un funcionamiento del mismo en días sábados, y de una ampliación de las sedes que ofrecen comedor turno noche, todas políticas que aún se espera se hagan efectivas. Las demandas del movimiento estudiantil respecto al comedor no terminan ahí: se necesita que todas las sedes cuenten con opción para estudiantes celíacos, además de un menú vegetariano, oferta hoy en día inexistente.
Si hablamos específicamente de las becas que brinda la Universidad, la propuesta que el nuevo rector acercó a las organizaciones estudiantiles a comienzos de su gestión consistía en una unificación de las becas disponibles, construyendo una beca única cuya cobertura sea más amplia y tenga un alcance mayor que las ya existentes. Nada de esto ocurrió. Hace algunas semanas, les estudiantes seleccionades para recibir alguna de las becas de la universidad fueron notificados y en estos días se están empezando a otorgar. Lo preocupante respecto a esto es que no hay ningún tipo de información respecto a qué porcentaje de les inscriptes recibirán cada una de las becas, cuál será el monto de cada una de ellas y cuáles fueron los criterios para su selección. La transparencia en la ejecución de estas políticas, debería ser, sin dudas, prioridad de la gestión actual, que a un año de haber asumido, todavía no ha avanzado en casi ninguna de las necesidades que el movimiento estudiantil en unidad expuso en un pliego de demandas semanas antes de su asunción.

Pedro Jalid
Profesor de Letras. Leo más de lo que escribo, trato de hacer más de lo que digo.