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El mundo multipolar se afianza cada vez mas en la geopolítica con el crecimiento de sus principales actores y que se organizan dentro de organismos como BRICS. Mientras tanto, en Argentina y otros países de la región, se tienta mediante sabotajes a sumarse a un tren que cada día pierde más recorrido.

La reciente corrida cambiaria dispara, en primera medida, la desesperación de la gran mayoría de la población argentina que percibe su sueldo en pesos y ve como en cuestión de minutos, horas y días su poder adquisitivo se desvaloriza ante la escalada del tipo de cambio del dólar ilegal Blue. Si bien no es un aumento que afecte al tipo de cambio oficial, un gran porcentaje de les trabajadores no pueden acceder a la compra del tipo de cambio solidario y esta medida es la que modifica los precios de las Pymes, y por las dudas, también el de las grandes empresas.

El conflicto se encuentra en el control de una medida de dinero que varía en torno a la “timba financiera” de operadores que nada comparten con los intereses nacionales. Si hablamos de corrida cambiaria mencionamos una escala acelerada de un tipo de cambio que modifica los precios en cuestión de semanas. Cuando esta situación amaina, la escalada del Blue retrocede de la misma forma pero no se reponen los precios en pesos que ya fueron aumentados desde el primer hasta el último eslabón de la cadena de precios. Un ejemplo de lo mencionado fue esta semana donde el Blue cerró el martes en 495 pesos y se encontró el jueves en 460 pesos, ya en retroceso, pero aún lejos del valor de 390 pesos donde partió.

El gobierno nacional no logra articular las herramientas para combatir esta escalada y es inminente la creciente inflación. Pero por fuera de ello, ¿Qué sucede detrás de este fenómeno? ¿Qué sucedió durante estas semanas en Argentina y en el mundo?

La mayoría de los fenómenos políticos se explican desde una relación internacional; la geopolítica sin dudas mueve los mercados y este caso no es ajeno. Lo primero a entender es el mundo multipolar en el que se vive actualmente donde las influencias de potencias como China, con su gran crecimiento, y en compañía de la siempre fuerte y anti occidente Rusia, logran fortalecer una lógica de mercado alternativa a la que fue influyente desde el fin de la guerra fría con Estados Unidos junto a las potencias occidentales de la OTAN. Claro está que el avance de la guerra entre Rusia y la OTAN aceleró este proceso. En este contexto, las nombradas Rusia y China forman actualmente un grupo político y económico mundial llamado BRICS, siglas que corresponden a sus primeros integrantes: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

En este sentido, no es casualidad que esta semana el embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, haya mantenido un encuentro con el nuevo canciller chino, Qin Gang, y con la presidenta del nuevo banco de las BRICS y ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. No solo se busca acelerar el ingreso de Argentina en dicha organización, sino que sea incluida en este nuevo banco emergente. No es azaroso que la corrida cambiaria se mantenga en paralelo a este intento de Argentina que lo alejaría de los intereses de OTAN.

La potencialidad y la influencia de las BRICS es tan masiva hoy en el mundo que muchos analistas financieros mundiales vaticinan sobre un período de pérdida de influencia del dólar en el mundo como producto de la misma pérdida de influencia de occidente. Mientras tanto, en Argentina algunos “genios de la economía” proponen ir en dirección contraria y dolarizar la economía.

Esta discusión se entrelaza con una perspectiva histórica del ser servicial y dependiente de las demandas extranjeras en un modelo agroexportador de producción primaria con el uso de monedas extranjeras. En contraposición con un proyecto de país industrial que sustituya importaciones y gane así, protección e independencia. Una economía dependiente de lo que suceda afuera no solo es frágil a las crisis extranjeras (sino rever los desmanes que produce la guerra OTAN – Rusia o mucho más atrás en el tiempo con la gran crisis del 29), si no que, con la utilización de una moneda externa no existe posibilidad de controlar herramientas financieras como emitir, devaluar o cualquier otra que pueda ser necesaria.

“La corrida cambiaria es el resultado de una estrategia de pinzas articulada entre el FMI y Juntos por el Cambio para imponernos condicionalidades geopolíticas, condenarnos al extractivismo primarizador e impedir el despliegue productivo e industrial que nos habilitaría a una mayor autonomía y soberanía”, explicó el profesor y doctor en Ciencias Económicas, Jorge Elbaum para Radio Nacional, que además agregó: “Estados Unidos y Mauricio Macri están logrando lo que buscaron” en referencia al condicionamiento económico y financiero del país, producto de la deuda asumida por el expresidente ante el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Elbaum basó estas declaraciones en las visitas oficiales de la jefa del Comando Sur, Laura Richardson; de la subsecretaria del Departamento de Estado, Wendy Sherman; del presidente de la Comisión Reguladora Nuclear estadounidense, Christopher Hanson; y del secretario adjunto de Energía, David Turk; además de las recorridas periódicas del embajador Marc Stanley. Además, en un contexto lleno de declaraciones públicas de varios funcionarios estadounidenses que promueven la ruptura de los acuerdos energéticos de Argentina con China y una mayor presencia del país del norte en los negocios con los recursos naturales, en especial el litio.

Más allá de ello, Elbaum planteó que “hay esperanza, ya que este año hay elecciones, más allá de que las condicionalidades sean muchas”, y reafirmó: “Se puede decir basta en un contexto de mundo multipolar y vivir con lo nuestro, ya que tenemos recursos básicos, técnicos y humanos para cambiar esa dependencia”.

En este año de carácter electoral, donde se percibe un desgaste poblacional a la hora de pensar la política y donde los propios dirigentes de turno no logran cubrir las necesidades es importante remarcar estos conceptos perdidos entre la discusión de “izquierda o derecha”, para poder llegar a quienes están totalmente desentendidos a tan solo dos meses de los comicios. Se contraponen dos modelos: una economía de producción primaria y dependiente de lo que ocurra en el exterior o una industrialización que proteja y nutra la soberanía; la aplicación de una moneda que pierde hegemonía y no puede ser controlada o una moneda propia maleable. O de manera más sintética: patria o semicolonia.


Joaquín Bellingeri

Militando desde la información y la palabra contra el amarillismo oportunista y por una sociedad en la que predomine la equidad social.

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