Se firmó el jueves en el puerto La Plata la licitación del dragado del Canal Magdalena, que unirá los caminos fluviales del interior del país con la salida marítima. La obra permitirá, principalmente, no depender del pase por Montevideo para importar y exportar.
En comparación con el pasado y el presente político, siempre se pueden encontrar matrices similares a soluciones y conflictos que suceden en nuestra patria, si de puja de poderes se trata. Un ejemplo recién sacado del horno podría ser la proscripción histórica a grandes líderes populares, lo que conectaría los años 60 de Juan Domingo Perón con la actualidad y el presente intento de proscripción a Cristina Fernández de Kirchner. Otro ejemplo podría ser el declive económico que hoy tiene al gobierno de turno con altos puntos de inflación, tras el paso anterior de un gobierno que toma deuda externa y que ejecuta planes económicos muy comparables (José Martínez de Hoz 1978 – Alfonso Prat Gay y sus sucesores en 2016), lo cual deriva en una dirigencia que no puede cubrir la canasta básica para su población debido a esta acelerada inflación.
Hoy sin embargo, el suceso presente que toca analizar es por lejos positivo para la nación Argentina y se puede recabar si se quiere hacia los principios de nuestra historia, donde se ven tratativas que favorecieron a los intereses nacionales y por otro lado, pasos hacia atrás que volcaron los beneficios hacia el exterior. El jueves 20 de abril, luego de distintas instancias previas donde la militancia supo estar firme a la exigencia de no retroceder, se firmó la licitación para la ejecución de la obra del dragado del Canal de Magdalena, obra que conectará el sistema fluvial con el sistema marítimo argentino y permitirá el transporte de exportaciones directo, sin la necesidad de pedir los permisos necesarios por la única vía existente hasta el momento, en Montevideo, Uruguay.
La construcción del Canal Magdalena es una solución nacional que responde a una disputa histórica en la transición de los ríos internos, en donde algunos dirigentes se posaron desde una perspectiva de protección interna como es este ejemplo, y otros liberaron la circulación y entregaron territorios.
El proteccionismo Rosista versus la liberación de Urquiza
A la hora de hablar de soberanía, es importante entender el concepto de “proteccionismo interno”, lo cual prevalece en los mercados del país que desaparecerían en una competencia con los mercados extranjeros que llevan ventaja de desarrollo. En este sentido, el engranaje consiste en desalentar las importaciones de productos que llegarían al país a un precio incompetente para los mercados internos, con la aplicación de un arancel alto que se paga al Estado por cada una de estas importaciones, de manera que se elija al producto interno por sobre el externo y así, fortalecer al comercio interior, y por ende, a la industria y a la circulación de dinero.
Cuando se trata de cuidar el territorio y los recursos, la mirada aplica de la misma manera; se puede cobrar a los externos y utilizar la mayor industria nacional, o liberar estos aranceles y reducir el negocio a una competencia entre lo interno y lo externo. En este caso, con la creación del Canal Magdalena se beneficia a la soberanía nacional al reducir el costo de un traslado que debía pagar para pasar por Montevideo. Pero no es la única situación histórica que discute la elección de mercados y los pagos de aranceles, ya que la navegación de los propios ríos internos también fueron testigos de luchas durante los primeros años de Argentina.
Juan Manuel de Rosas, gobernador de la provincia de Buenos Aires durante la décadas de 1830 y 1840, tenía una visión proteccionista para el desarrollo nacional, y así es como favoreció a los mercados internos provinciales, en este caso, desde la protección de los ríos. Mediante el Pacto Federal firmado en 1931, la Provincia de Buenos Aires (que en aquel momento tenía potestades similares a la dirigencia nacional), dispuso que la navegación de los ríos internos debiera ser de uso exclusivo para embarcaciones nacionales y de forma excepcional y bajo pedido para las extranjeras. Este tipo de medidas fueron la antesala de lo que sería la Ley de Aduana de 1835, donde se oficializaron aranceles desde 35% arriba para la importación de productos, lo cual fortaleció la producción y el mercado interno, llevando la balanza comercial a equilibrarse poco a poco hasta dar superávit en 1951. Dentro de la misma ley, se diseñaron incentivos para los transportes marítimos con buques nacionales, en el mismo intento de motivar a la producción nacional. Toda esta puesta en escena, busca remarcar que la retrospectiva histórica siempre nos va a mostrar la misma discusión de fondo, y que si en algún momento se hace confuso entender qué es lo que beneficiaría a la Nación en presente, solo hace falta comparar con algún hecho del pasado que ya haya pasado por dicha discusión.
Es importante reverlo porque la defensa de esta soberanía le costó una guerra a Rosas, que sin dudas fue un caudillo excelso, y que logró vencer a fuerzas avanzadas militar y tecnológicamente como lo eran las francesas y las británicas, con sobrados años de experiencia. La “Vuelta de Obligado” y la “Batalla de Quebracho“ fueron las dos contiendas que enfrentaron al ejército nacional contra los anglosajones, que vistos sus intereses en deterioro, lanzaron un bloqueo que buscaba la apertura de los ríos, con la ayuda de Uruguay, que les abrió paso. Pero el ejército nacional logró persistir y de esta manera, y mediante la firma de pactos, Argentina logró el reconocimiento del Río Paraná por parte de Inglaterra y Francia, hecho histórico tirado a la basura por José de Urquiza, quien en dos años derrotó a Rosas en una guerra civil y decretó la libre navegación de los Ríos Uruguay y Paraná.
La historia está escrita por patriotas que lucharon incansablemente por proteger a los internos y por otros dirigentes que nos entregaron a los intereses extranjeros, esto demuestran Rosas y Urquiza, y si bien hoy la licitación del Canal Magdalena baja muchos tonos heroicos, tiene que ver con una definición básica como es la creación y la utilización de lo propio, en un terreno tan cargado de disputa como lo son los caminos fluviales, que derivan en un centro de poder tan grande: el Río de La Plata y sus posibilidades de comercio.
En la misma línea, esta definición política sostenida por la militancia, generará beneficios económicos claros. Según el Centro de Economía Argentina (CEPA), los tiempos de navegación se mejorarán entre un 4% y 10% para el tráfico del norte y en un 80% para el tráfico del sur, y un ahorro anual de 87 millones de dólares aproximadamente, con una generación estimada del alrededor de 100 millones de dólares.
La licitación fue llevada a cabo mediante un acto encabezado por el presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el puerto La Plata, ubicado en la ciudad de Ensenada, con la presencia del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, junto a otros dirigentes. Durante la ceremonia, el multimedio Trinchera se hizo presente mediante un móvil, donde se recabaron los testimonios de les concejales por el Frente de Todos, Cintia Mansilla y Juan Manuel Granillo. Mansilla describió dicha situación como “un hecho histórico”, porque “para el pueblo argentino y para los que intentamos que la política sea una herramienta funcional, que esto se ponga en marcha es algo muy celebrable”. Por su parte, Granillo destacó que “es una inversión importante que va ayudar a que los ingresos y egresos de los barcos no tengan que pasar por Uruguay, lo cual mejora la capacidad de Argentina de inserción en el mundo y de generación de divisas”.
La militancia, de sostén y presión de luchas a la generación de realidades
Una vez más remarcar que, como mencionó Mansilla, el objetivo es que la herramienta política funcione efectivamente, y esto solo es posible gracias a la presencia y constancia del cuerpo militante que entiende una lucha a través de la interpelación de la importancia del objetivo, que en este caso fue mencionado anteriormente. Un antecedente de este mismo año fue el campamento organizado por la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua (FIPCA), realizado en la localidad de Punta Indio, (punto marítimo importante para el dragado del Canal Magdalena), donde participó el Multimedio Trinchera, junto a la Corriente Nuestrapatria, la CTD Aníbal Verón y el Movimiento Estudiantil Liberación, además de numerosas organizaciones sociales. Allí se visibilizó y se hizo hincapié en la necesidad de continuar con el proyecto firmado este jueves, que en aquel momento se encontraba pausado. Tal vez este acto no haya definido crucialmente la firma, pero se entiende que la suma de estos pronunciamientos encamina a la clase política y tensiona a no titubear en momentos claves, como ya ha sucedido en ocasiones anteriores.
En tiempos donde la clase dirigente se encuentra desgastada, donde parece que todo da lo mismo, la concreción de estos proyectos suman un grano de arena diferencial, siempre y cuando, toda la gestión que resta encaminar para la conformación del mercado marítimo sea en pos de la Nación y las grandes mayorías.

Joaquín Bellingeri
Militando desde la información y la palabra contra el amarillismo oportunista y por una sociedad en la que predomine la equidad social.