Durante el fin de semana Larreta quiso impedir que la militancia expresara su apoyo a Cristina Fernández. Pero sólo provocó grandes marcos de unidad en defensa de la vicepresidenta.
Mediante la mecánica de provocar y reprimir, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, quiso impedir que la militancia desfile y exprese su apoyo frente a la casa de la ex presidenta Cristina Fernández, luego de que el partido judicial busque condenarla y proscribir. El resultado fue una mayor cohesión de la coalición de gobierno, grandes marcos discursivos de unidad y la movilización de todo el peronismo en defensa de la vicepresidenta.
La manifestación en los alrededores de la casa de CFK fue, a pesar de lo que quiso expresar Juntos por el Cambio acercando incluso contenedores de obra cargados de piedras, pacífica y sobre todo alegre. En paralelo, en muchas provincias se realizaron demostraciones de respaldo a Cristina y cabe destacar que aquellas que se llevaron adelante en ciudades gobernadas por Juntos por el Cambio, también se desarrollaron durante toda la jornada de forma pacífica. Salvo, claro está, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Hasta la tarde del sábado, todas las actividades de respaldo a Cristina en el AMBA se realizaban en diferentes localidades del conurbano y en al menos dos plazas de la Capital Federal. Pero la provocación por parte de Larreta, cuya Policía colocó un vallado y desplegó a la infantería con camiones hidrantes y decenas de efectivos armados, provocó la unificación de todas esas expresiones en una sola en las cercanías de la casa de CFK.
Por la noche, Cristina le habló al pueblo: “Después dicen que los violentos somos nosotros”, y recordó los episodios de violencia en la puerta de su casa cuando dejó la presidencia en 2015, o en las manifestaciones contra el Gobierno de Alberto Fernández, con bolsas mortuorias, guillotinas y horcas. “Es increíble el grado de cinismo y perversión de no hacerse cargo de lo que quieren: exterminar el peronismo”, apuntó, y agregó: “Odian la alegría y el amor peronista”.
En diálogo con Radio Trinchera, Alejandro Grimson, antropólogo social y asesor presidencial de Alberto Fernández, mencionó: “Hay distintas dimensiones, primeramente una política porque Larreta toma una medida extrema, como el vallado de las calles, que es una metáfora con un grado de literalidad, como si el apresara a la expresidenta”.
“Desde el punto de vista jurídico, habría que remontarse a otra etapa de la historia para ver un disparate de esas proporciones. Que un intendente con una policía municipal establezca limitaciones a la movilidad de diputados y senadores nacionales, ministros federales y la vicepresidenta de la Nación, realmente es una cosa insólita. En ninguna otra ciudad de la Nación se produjo una situación similar”, sostuvo Grimson con respecto al accionar de Larreta.
Además, el asesor del presidente comparó el hecho y la reacción popular con lo sucedido en 1945 contra el peronismo: “Se busca apresar a la máxima referencia de ese momento, recordemos que el 9 de octubre lo obligan a renunciar a Perón y el 13 lo meten preso y ese hecho termina desatando la reacción popular. En este caso sucede con el pedido de prisión e indagatoria de Cristina, aunque creo que estamos asistiendo a una lucha bastante extensa en el tiempo”.
“Siempre existió una ilusión de los poderes concentrados, en palabras de ellos, de extirpar el ‘cáncer del peronismo’ en la sociedad Argentina, desperonizar al país. Esas son las palabras que ellos usaban y creían que lo iban a hacer prohibiendo el uso de la palabra Perón o Eva y así sucesivamente. Entonces hay un proceso histórico que da cuenta de lo siguiente: la derecha Argentina no tolera tener adversarios políticos, los quiere extirpar”, sostuvo el antropólogo social con respecto a la persecución.
En este sentido, Grimson alegó que “el ataque al peronismo es un ataque a la democracia, porque no puede haber democracia cuando no hay pluralidad política o no hay derecho a la defensa de juicio. Entonces esta vulneración de derechos pone en cuestión las bases elementales de la democracia”.
Carlos Bianco, Jefe de Asesores del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, en diálogo con el móvil de Radio Trinchera presente en la jornada del sábado, afirmó que “la vicepresidenta está sufriendo una persecución política, judicial y mediática, siendo acusada por fiscales, que jugaban en la quinta del ex presidente Macri, sin ningún tipo de prueba”. Además definió: “Estamos acá no solo por Cristina sino que se trata de una avanzada contra los derechos de los trabajadores y trabajadoras, que es en última instancia el sueño húmedo de la derecha”.
Juntos Por el Cambio, mientras tanto, justificó la represión atribuyéndole a los reprimidos la violencia institucional desatada el gobierno porteño. “La responsable de este desborde y alteración de la paz es CFK, que nuevamente atropella las instituciones, creyéndose por encima de la ley. Se victimiza para promover el caos. Envío mi apoyo a las fuerzas de seguridad y al Gobierno de la Ciudad”, sostuvo Mauricio Macri.
Mientras tanto, Rodríguez Larreta, encabezó a la noche una conferencia de prensa en la que defendió la actuación policial: “La Policía actuó con firmeza, con determinación y con profesionalismo. La violencia es el límite. No lo vamos a permitir. Siempre que haya situaciones de violencia, la Policía de la Ciudad va a actuar”.
Pero claro está que la colocación de contenedores colmados de piedras y ladrillos rotos, con el acompañamiento del violento accionar de los efectivos policiales de CABA, es a todas luces la demostración de que se buscó generar las condiciones para que para justificar una represión.