Según la encuesta hecha por el IAPG, un 18% de les trabajadores del sector son mujeres. En su mayoría se encuentran en puestos de servicio o apoyo, lo que limita su acceso a sectores técnicos u operativos, por ende, a puestos jerárquicos.
El informe presentado por el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG) en la Legislatura de Neuquén analiza la participación de las mujeres en la industria hidrocarburífera. Refleja que son pocas las trabajadoras que acceden a puestos operativos y técnicos, un requisito fundamental para ingresar a cargos jerárquicos o ejecutivos. La presencia de mujeres en estos sectores es incluso menor.
Más de 40 empresas participaron de la encuesta (cuyos datos terminaron de rebelarse este año) y según se aprecia, las mujeres ocupan apenas el 18% del total de puestos del sector, en tanto los varones ocupan el 82%. Porcentajes que en el país no cambió en la última década.
En comparación con otras regiones del mundo Argentina se posiciona entre los países con menor inserción laboral de mujeres en la actividad hidrocarburífera, ya que en Europa se emplea un 33% de mujeres y en las compañías globales un 25%; en América del Norte un 23%; en América Latina y Central el promedio es un 21%; en Medio Oriente un 15% y en Asia-Pacífico un 8%.
Respecto a los puestos ejecutivos, como son CEO’s y/o la gerencia general, sólo el cinco por ciento de las empresas encuestadas están lideradas por mujeres. En el caso de directorios, esa cifra asciende al 14,8%. En este sentido, la directora de Grow, Carolina Villanueva, afirmó que “mientras la escala corporativa crece, las mujeres tienden a desaparecer, quedando con escasa presencia en todos los niveles jerárquicos”, a lo cual agregó que “las mujeres solemos estar representadas en las áreas menos esenciales al negocio y más de apoyo”.
El sector operativo emplea al 41% del total de la industria. De la dotación de hombres, el 48% se encuentra en esta área y en el caso de las mujeres solo llega al 9,7%. El sector Negocios y Comercial emplea el 13% de la dotación y tiene casi el 30% del total de mujeres del sector. El informe también refleja una mayor presencia de mujeres en recursos humanos y áreas de comunicación, que representan el 0,1% del empleo total. Esto evidencia la feminización de ciertos sectores y tareas, como así también la masculinización de otros.
En cuanto a la formación de les trabajadores, un numeroso grupo de las empresas expresó no tener registro sobre los niveles educativos alcanzados por elles. Sin embargo, las que brindaron datos al respecto reflejaron que del total hombres empleados el 6,5% tiene primario completo y 35,2% el secundario completo. En cambio, las mujeres empleadas con nivel terciario o universitario asciende al 36,2%. Por lo que “las mujeres tienen un nivel educativo mayor en el sector”, según expresó Villanueva, lo que demuestra que pese a estar más calificadas no alcanzan puestos de jerarquía.
Por otra parte, la encuesta indaga sobre la existencia de políticas de género en las empresas. En este sentido el 40% de las organizaciones expresaron tener políticas de equidad de género, el 35% de ellas tienen comités de género y muchos de ellos fueron creados en los últimos cinco años. Algo que coincide con la potencia del movimiento feminista en Argentina cuyo punto de inflexión fue la marcha bajo la consigna «Ni Una Menos», el 3 de junio de 2015.
La IAPG además consultó sobre las licencias por maternidad y paternidad. La mitad de las empresas otorgan licencias con goces de sueldo entre uno a 30 días para padres. En el caso de las madres, esta se extiende hasta 90 días. El 20% no ofrece beneficios para la maternidad por encima del marco legal, hecho que se replica en el 34% para la paternidad.
Cabe destacar que en la actualidad hay un proyecto de ley en el Congreso, presentado por el presidente Alberto Fernández, vinculado con el reconocimiento de las tareas de cuidado que históricamente han recaído en las mujeres y que perjudican su inserción laboral. El proyecto plantea un nuevo régimen de licencias para personas gestantes y no gestantes, y comprende de que la legislación ya no puede ser pensada en los términos de una familia heterosexual.