El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas junto a un instituto de la Universidad del Litoral progresan en una investigación a partir de una red de neuronas artificiales.
El laboratorio del Instituto de Investigación en Señales, Sistemas e Inteligencia Computacional SINC(i), de la Universidad Nacional del Litoral, junto al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), han tenido grandes avancen en el trabajo con inteligencia artificial para identificar coincidencias entre procesos fisiológicos y perceptuales que tendrían lugar en los Trastornos del Espectro Autista (TEA). El avance fue realizado por un grupo de científicos en una investigación realizada con una red de neuronas artificiales.
En este trabajo, los científicos lograron adaptar una red neuronal artificial con el comportamiento de la corteza visual primaria de una persona con autismo, cuya percepción suele priorizar levemente la información coyuntural recibida del entorno por sobre la información previa adquirida en base a la experiencia. La mencionada red neuronal fue desarrollada previamente con el aporte del doctor en Ciencias Naturales por la Universidad Goethe de Frankfurt e investigador del CONICET, Rodrigo Echeveste durante su postdoctorado en Reino Unido.
Por esa razón gran parte de las personas con autismo suele presentar hipersensibilidad ante ciertos estímulos, como las luces brillantes o los ruidos intensos. Cabe destacar que los tipos de redes artificiales, utilizadas en el proyecto, son modelos computacionales que emulan el funcionamiento de las sinapsis neuronales en el cerebro a través del uso de algoritmos y distintas fórmulas matemáticas.
En este sentido, Echeveste destacó: “Lo que nosotros mostramos con este modelo es que cuando uno genera cambios fisiológicos del tipo que se han observado en autismo la red también empieza a percibir el mundo de esta manera, sobrepasando los estímulos sensoriales y siendo mucho más reactiva a estímulos intensos. Lo que podemos hacer es mostrar que estas dos observaciones (una fisiológica y una teoría perceptual) son consistentes o bien podrían tener una relación causal entre ambas”.
Asimismo, el investigador consideró que el aporte de este trabajo es “tender puentes” entre la fisiología y la percepción, dos formas muy diferentes de describir el TEA, “para ir completando un rompecabezas muy complejo, que es el autismo, del cual todavía hay muchas cosas que no sabemos”.