Bashar Al Asad ganó con el 95,1% de los votos en unos comicios muy cuestionadas por Estados Unidos e Israel. Tanto Washington como Tel Aviv quieren derrocar a Bashar Al Asad y colocar a un gobierno títere filo-occidental. Lo ven como un “peligroso amigo” de la República Islámica de Irán y del Hizbollah del sur del Líbano.
Durante su discurso de investidura, Al Asad aseguró que “el pueblo sirio demostró con su conciencia y patriotismo, que los pueblos no pierden la determinación de defender sus derechos, sean cuales sean los planes de los colonizadores, y que fracasaron gracias a la unidad del pueblo”.
“La conciencia popular es nuestra fortaleza y es el estándar por el cual medimos nuestra capacidad para desafiar las dificultades y distinguir entre la traición y el patriotismo, y entre la revolución y el terrorismo”, agregó.
Al Asad quiere presentarse como el hombre de la reconstrucción, tras haber acumulado las victorias militares desde 2015 con el apoyo de sus aliados, Rusia e Irán, con las que logró tomar el control de nuevo de dos tercios del territorio de Siria.

Su victoria en las presidenciales es la segunda desde el inicio de la guerra, que estalló en 2011 en el marco de la llamada “Primavera Árabe” pero se fue agravando llegando a involucrar a diferentes actores, desde mercenarios extranjeros hasta grupos extremistas como el Daesh, todos experimentos de Occidente para desestabilizar Siria en todo sentido.
Alrededor de 500.000 personas murieron en eventos relacionados a los más de 10 años de guerra en Siria. Además de los muertos, provocó el exilio forzado de millones de personas. Tal panorama creó Occidente en su cruzada contra el gobierno de Al Asad, que sigue resistiendo con un amplio apoyo popular.
Pero no solo el Daesh es un engendro occidental para derrocar a Al Asad. El grupo Muyahidín Jalq (MKO, por sus siglas en inglés) tiene las manos manchadas de la sangre de los sirios desde el inicio de la crisis en 2011, según informes. Ciertos informes desvelados anteriormente por el portal Wikileaks afirman que los miembros de esta organización terrorista que estuvieron instalados durante muchos años en el campo de Ashraf en la provincia iraquí de Diyala, ingresaron a la provincia siria de Daraa tras el estallido del conflicto en el país árabe. La página web Interlink también afirmó que en su momento dos integrantes del MKO fueron enviados a Siria y murieron en ese país árabe.

Un hecho que prueba la presencia de estos elementos criminales en el territorio sirio es la participación de Abdulá al-Bashir al-Nuaimi, uno de los líderes del denominado Ejército Libre Sirio (ELS), en una reunión de Muyahidín Jalq que se organizó en 2014 en París, capital de Francia, donde ofreció un discurso a los asistentes en el acto.Lo impactante de todo es que esta banda criminal no está incluida en la lista de las organizaciones terroristas de EE.UU., y goza de libertades para organizar cumbres en Europa en contra de la República Islámica de Irán.Los elementos terroristas de Muyahidín Jalq han reconocido que han estado fabricando durante años “mentiras” para proyectar una “imagen horrible” a nivel global sobre Irán. El portal Wikileaks revela que esta organización terrorista antiraní Muyahidín Jalq ha llevado a cabo masacres en Siria para luego hecha la culpa a la República Islámica de Irán.
Horas después de prestar juramento como presidente de Siria y arrancar su cuarto mandato el sábado, Al Asad y su familia se personaron en las calles de Damasco (capital) y comieron bocadillos como la gente en un restaurante en el barrio Al-Midan, en el centro de la ciudad. Las fotos divulgadas en las redes sociales muestran a varios ciudadanos reunidos a su alrededor tomándose selfies con el mandatario sirio y su familia. Además, un vídeo muestra al presidente conduciendo su coche en este barrio entre la multitud de ciudadanos.
No todo es fácil para Siria. El país vive momentos muy difíciles económicamente, porque las sanciones que se le imponen tienen como objetivo desesperar al pueblo. Es tratar de ahogar al pueblo para que comience a levantarse en contra de sus gobiernos. Pero la lección que nos da el país, que se quiere mantener soberano a pesar de todo, es importantísima para el mundo entero. Es más, ahora, después de las elecciones varios países europeos, como Hungría. Grecia, Italia, incluso Arabia Saudita, comenzaron a entablar conversaciones diplomáticas. Arabia Saudita invitó al ministro de Turismo sirio, si bien es un rango inferior, a una conferencia de turismo regional. Hay conversaciones muy por debajo, con algunos países europeos, como Italia, que invitan a funcionarios sirios para que participen en la FAO. Esto no se daba antes. El corte diplomático era muy fuerte en todos los niveles. Se van aceitar los procesos luego de esta elección. Queda claro que la táctica de mantenerse firme y enfrentarse a los proyectos secesionistas y colonialistas, que quiere imponer Occidente, a largo plazo da resultado. Siria es ejemplo de ello.

Siria ha tejido lazos muy fuertes con Rusia y China, más allá de su gran amistad con los iraníes. También se ha acercado mucho a América Latina, siendo solidario siempre con Cuba, Venezuela y Nicaragua. Al Asad condenó el golpe de estado de 2019 contra Evo Morales en Bolivia y felicitó a Andrés Manuel López Obrador por ser un “ejemplar presidente de México”. Por el lado asiático oriental, Al Asad se acercó a la República Popular Democrática de Corea, VietNam y Laos. En el plano africano, se fortalecieron relaciones con casi todas las naciones africanas. Y Siria se ha convertido en un actor muy dinámico en el Movimiento de Países No Alineados.
Propulsado al poder en el año 2000, el oftalmólogo de 55 años logró suceder a su padre Hafez Al Asad, fallecido tras permanecer 30 años en el poder defendiendo los intereses de Siria. Desde entonces, Bashar Al Asad ha logrado crear un gobierno nacional basado en el no alineamiento, con críticas a Occidente y políticas sociales progresistas que reforzaron el estatus laico de la República Árabe Siria.