Estamos a pocos meses de que se cumpla una década desde que se hizo visible que Estados Unidos ya no era la potencia hegemónica que todo lo domina. Allá por 2002, Rusia derribaba misiles norteamericanos dirigidos hacia Siria. Ese hecho marcó lo que se conoció como “el Techo Sirio”, una muestra de músculo militar ruso que ponía fin a las bravuconadas gringas, dando impulso a que poco a poco se comience a hablar de la multipolaridad.
Desde aquellos años a inicios de siglo, la República Popular China ha avanzado significativamente como potencia productiva a nivel global, algo que se explicó en varias oportunidades y que a la fecha parece imposible dar marcha atrás.
Así las cosas y sin entrar en demasiado detalle, quedaba al descubierto que EEUU ya no era ni militar ni económicamente el país hegemónico que había sabido ser. Sumado a ello, también desde inicios de siglo, Nuestra América vivió experiencias de gobiernos populares, progresistas o revolucionarios que cambiaron la ecuación histórica del continente. Y si bien durante un breve período se vivió eso que García Linera llamó “corta noche de verano neoliberal”, la rueda siguió girando y parece venirse una segunda oleada de gobierno progresistas, populares y/o revolucionarios.
Lo señalamos en anteriores momentos y volvemos a insistir: Nuestra América es un territorio en disputa entre la vida y la muerte, entre la opresión y la liberación, entre la recolonización y esa tan ansiada y anhelada segunda y definitiva independencia.
El combo de todos los escenarios antes mencionados da cuanta del retroceso hegemónico de EEUU, pero ello, más allá de que a largo plazo podría ser algo bueno, en el corto o mediano puede generarnos muchos dolores de cabeza. EEUU es una bestia herida y acorralada que lejos de apichonarse saca sus garras y sacude manotazos de ahogado intentando retener aquello que pueda y lo que no, no importa si se destruye. Eso es lo que el mundo observó en Afganistán, en Irak, en Siria, en Yemen y lo que hoy se grafica con los ataques permanentes a Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Biden es más de lo mismo, o peor…
Joe Biden llegó a la presidencia de los EEUU argumentando en su campaña que retomaría la agenda instalada por Obama (cuando él era su vice) y que fue interrumpida con la llegada del magnate de peluquín Donald Trump.
La realidad dista mucho de lo que prometió: las agresiones contra Rusia y China continuaron, las sanciones unilaterales contra Irán, Nicaragua, Cuba y Venezuela continuaron, los intentos de interferir en asuntos internos de otros países continuaron (y continúan).
Respecto de Rusia y de China, Biden parece estar dispuesto a “quitar” el terreno ganado por estas potencias, ya sea con hostigamiento mediante la OTAN, con sanciones y/o guerra comercial o bajo la diplomacia de la compra de conciencias como está intentando hacer ahora con una Europa, que se distanció luego de la gestión Trump. Hasta ahora han sido solo bravuconadas, pero nunca hay que confiarse.
Sincronizando motores contra “el eje del mal”
En cuanto a Nicaragua, Cuba y Venezuela, la política de hostilidades nunca paró desde que el vice de Obama llegó al Despacho Oval. En todos los casos fueron múltiples las formas de agresión: intentos de intervención con mercenarios, bloqueo económico y financiero y/o sanciones, campaña mediática de desprestigio, etc. etc. etc. Todo vale si se trata de aplastar a quien los enfrenta.
La última jugada que se vio fue el nado sincronizado de todos los medios pro-imperiales intentando hacernos creer que en Cuba hay una dictadura, que por culpa del gobierno hay desabastecimiento de productos básicos, que se corta la electricidad, o que el conjunto del pueblo cubano quiere poner fin a la “dictadura castrista” instaurada hace más de 60 años por Fidel Castro Ruz.
Tal como lo afirma el filósofo mexicano especialista en comunicación, Fernando Buen Abad, lo que sorprendió fue que en gran parte de los medios de comunicación pro imperiales se habló al mismo tiempo y utilizando casi las mismas imágenes de las manifestaciones opositoras en Cuba. Lo que no importó a nadie es que muchas imágenes eran de manifestaciones en Miami, de movilizaciones de años anteriores, de movilizaciones de apoyo a la revolución cubana, o incluso movilizaciones que sucedieron en Egipto.
Todo es válido para las administraciones norteamericanas si se trata tomarse revancha con ese heroico pueblo cubano que pese al bloqueo y a la infinidad de intentos estadounidenses de derrocar a su gobierno, resistió, resiste y seguirá resistiendo. Habrá que ver si utilizan el mismo guion que pretendieron usar en Nicaragua o Venezuela (pero que antes utilizaron en Afganistán, Irak y Siria), bajo el argumento de supuestas violaciones a los derechos humanos, o de “proteger la democracia” y llevar la libertad a ese pueblo.
La región demuestra cansancio del neoliberalismo y disposición de lucha
EEUU sabe que está actuando a contrarreloj: China sigue creciendo y ampliando su base de influencias (incluso en Nuestra América), Rusia hace lo propio y mediante la geopolítica de las vacunas fortaleció sus vínculos con los 5 continentes, y el escenario regional parece acompañando esos cambios globales. México, Bolivia, Argentina con gobierno populares, Chile y Perú encaminados en el mismo sentido, Brasil y Colombia con elecciones generales el año que viene y con posibilidades de cambio de gobierno en ambos países. Incluso el magnicidio del presidente de facto haitiano Jovenel Moïse puede leerse en la misma clave.
Con la llegada de Biden continuaron las triquiñuelas para desestabilizar a gobiernos populares, progresistas y revolucionarios de la región. Si cambian el gobierno en Chile y asume una propuesta progresitas, si asume finalmente Pedro Castillo en Perú y si en las elecciones de Brasil y Colombia pasa lo propio, el subcontinente suramericano dará nuevamente un vuelco de 180 grados, podrá consolidarse esa segunda oleada popular que ya no podrá ser controlada de la misma manera por el país del norte. Lo saben y actúan en consecuencia para evitarlo.
Por ello la represión brutal en Chile, por eso el desconocimiento de los resultados en Perú, por eso las agresiones a Cuba, Nicaragua y Venezuela, por eso la manera de actuar de la derecha en Argentina y México. Como dijo recientemente Buen Abad, “el continente está viviendo todas las formas de golpismo”, poder verlo y tener respuestas rápidas y masivas ante estas agresiones es lo único que nos permitirá avanzar en la defensa de nuestra soberanía y de nuestros intereses.
Los EEUU han demostrado a lo largo de su historia como nación que son capaces de hacer las peores atrocidades con tal de obtener lo que quieren y saben que si no controlan este continente, que es nuestra patria común, no tienen chances de vencer geopolíticamente a potencias emergentes como Rusia y China.
Hace algunas semanas lo decíamos: “no hay peor siego que el que no quiere ver”. El problema es que la bestialidad imperial no tiene límites y si alguna región del mundo lo sabe, es Nuestra América. Si queremos vencer, necesitamos Unidad, unidad y más unidad para derrotar a la bestialidad imperialista y sus acólitos locales.
Otras referencias:
– https://www.alainet.org/es/articulo/213029
– https://www.jornada.com.mx/2021/07/15/mundo/022a1mun
– https://www.alainet.org/es/articulo/213080
– https://misionverdad.com/globalistan/usaid-promueve-y-encubre-golpistas-en-cuba
– https://estrategia.la/2021/07/14/cuba-nueva-hora-de-definiciones/
– https://revistatrinchera.com/2020/05/23/ellos-tienen-los-fierros/
– http://www.granma.cu/fake-news/2020-05-18/algunas-verdades-sobre-las-falsedades-18-05-2020-01-05-57
– https://www.alainet.org/es/articulo/213007
– https://misionverdad.com/ivan-duque-amigo-del-reclutador-de-mercenarios-colombianos-en-haiti
– https://estrategia.la/2021/06/23/papeles-para-dialogo-concentracion-mediatica-colonialismo-cultural-y-terrorismo-comunicacional/