Desde antes de su llegada al poder, el gobierno de Chile que hoy encabeza Sebastián Piñera, ha sido un “ejemplo a seguir”, sobre todo para las derechas que habitan en toda Nuestra América. En los papeles, nada de lo que reconocen como virtudes del gobierno de Piñera, favorece al pueblo chileno.
Sobre los retiros de pensiones
Si bien la discusión que se vivió estas semanas en el país trasandino sobre el tercer retiro de fondos de pensiones no es igual al de la presencialidad en las escuelas, tienen una característica en común: tanto Piñera como Larreta judicializaron la discusión.

El presidente chileno se presentó ante el Tribunal Constitucional alegando que de hacerse efectivo el tercer retiro de fondos, las prestadoras privadas podrían entrar en crisis, además de que miles de chilenes podrían quedarse sin sus jubilaciones. Un caradura. Parece más importante el destino de una AFP (el equivalente a las AFJP que supieron existir en Argentina) que la supervivencia de les chilenes.
La situación se vuelve aún mucho más descabellada, si se presta atención a la publicación anual de las revista Forbes, donde los ocho (sí, ocho) mil millonarios chilenos aumentaron sus patrimonios en un 73% respecto del año 2020, llegando a la escalofriante cifra de US$40.300 millones de dólares si se suman todas sus fortunas.
Estos sectores son los que se niegan a que el gobierno discuta, mucho menos que apruebe un impuesto a las grandes fortunas como se está haciendo en muchos países del mundo ¿Será que la familia Piñera es una de las que está en esa vergonzante lista de ocho megaricos?
Pese a su negativa, hasta el propio Tribunal Constitucional falló en contra de los deseos del ejecutivo chileno, forzando a Piñera a que tenga que promulgar lo que el congreso había sancionado. Hasta desde las filas del mismo partido habían votado favorablemente.

Contexto Covid-19
Pero lo más grave es que esta situación se da en medio de los debates respecto de cómo abordó la pandemia el gobierno chileno. Es que Chile es el país con más hospitalizados por millón de habitante en el mundo, de acuerdo con las cifras que arroja Worldometer, llegando a 175,19.
Más allá de los números de vacunación, Chile no escapa a que su pueblo la pase mal. Esta hospitalización quizás se pueda responder en el hecho de que el gobierno abrió todo, pese a haber sido alertado a finales del 2020 que habría un rebrote o una segunda ola y que sería peor que la primera. Explicaciones podría haber miles pero la mejor síntesis es como siempre, que Piñera gobierna para las elites a las que representa y no para todo el pueblo chileno.
Como si no alcanzara la desprotección del pueblo chileno de parte de su gobierno, ahora les migrantes tendrán más cosas de qué preocuparse. El gobierno promulgó una nueva Ley de Migraciones, que no sólo estigmatiza a quienes llegan al país, sino que pone en peligro la permanencia de les extranjeres que ya están en Chile, permitiendo que se los expulse de no regularizar su situación.

La campaña sucia
Si bien no es nuevo que los medios de comunicación hegemónicos operan permanentemente para estigmatizar a los sectores populares, a les que luchan contra la opresión, a los pueblos originarios (Mapuches en el caso chileno), a les migrantes, o a quien les haga falta en determinado momento, el temor al “peligro del populismo” cada vez suena con mayor fuerza.
Este 2021, el pueblo chileno deberá elegir mediante el voto, no sólo a intendentes municipales, gobernadores, parlamentarios y al propio presidente, sino que además, a mediados de mayo, deberá elegir a les 155 constituyentes que serán les encargades de redactar la nueva Carta Magna.
El debate de fondo, lo que está en juego, no es otra cosa que el tipo de país que quieren construir los, las y les chilenes. Los medios masivos hegemónicos y sus repetidoras operan a favor sus dueños (los grandes megamultimillonarios), el ejecutivo nacional hace todo lo posible para no dar concesiones, los diputados de uno y otro lado especulan para ver qué puede colocarlos nuevamente en sus bancadas, mientras el pueblo y sus organizaciones populares siguen resistiendo a las varias pandemias que les aquejan desde hace décadas.
El Covid-19 fue la tormenta perfecta para que se intentara frenar la avanzada popular de octubre de 2019 que estaba jaqueando a Piñera y el resto de sus lacayos y cómplices. Pero el pueblo chileno nunca dejó de luchar y resistir, porque al parecer está harto de los atropellos de una clase política que no siente que la representa.

Los desafíos
Esta es la gran batalla que atraviesa el hermano pueblo de Chile ¿Podrá algún partido político de izquierda o progresista capitalizar ese descontento social expresado en las calles durante décadas? ¿Seguirá sucediendo que las fragmentaciones de la izquierda o del campo popular generen que vuelva a triunfar la derecha? ¿Logrará ese pueblo hastiado de atropellos frenar a una derecha que desde hace décadas está acostumbrada a vivir bajo el paraguas de la dictadura pinochetista?
La democracia representativa burguesa -a las que en occidente se impuso llamar “democracia” a secas-, es sólo una de las formas de ordenamiento social. Y está demostrado que cuando un pueblo se cansa de los atropellos, de las mentiras de un orden institucional que sólo favorece a una minoría, esas formas de ordenamiento pueden cambiar. Por las buenas o por las malas. Desafortunadamente nunca es por las buenas porque la derecha nunca cederá sus privilegios y cuando se siente acorralada, generalmente, muestra su verdadera identidad y crueldad.
El caso chileno sirve de ejemplo para graficar que al capitalismo (y para el sector que mejor encarna sus lógicas -la derecha-) no le importa ni una de las peores pandemias de la historia de la humanidad, ni la saturación de los sistemas sanitarios, ni que miles de familias pasen hambre y penurias. Sólo les importa seguir acumulando riquezas y poder sin importar las consecuencias para el resto.
El Covid-19 fue la tormenta perfecta para que la derecha intente profundizar el saqueo, pero también fue la demostración empírica de que esos sectores desalmados y voraces no son nuestros adversarios, sino nuestros enemigos. Llamar a las cosas por su nombre es el primer paso para poder identificar que estamos en guerra no sólo contra un virus letal que está poniendo al mundo patas arriba, sino contra una derecha violenta y despiadada que mostró su verdadero rostro (nuevamente) durante la pandemia.
[…] semana pasada hacíamos mención de las tramoyas que está realizando el gobierno de derecha que encabeza Sebastián Piñera en Chile. Todo un andamiaje puesto al servicio de seguir beneficiando a los ricos de siempre (y los nuevos), […]
[…] algunas semanas lo decíamos: “no hay peor siego que el que no quiere ver”. El problema es que la bestialidad imperial no tiene límites y si alguna región del mundo lo sabe, es Nuestra América. Si queremos vencer, necesitamos Unidad, […]