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Y la sensibilidad prima como ley primera; la empatía emana, hasta de aquellos rincones donde cinco minutos antes nacían sentencias de odio a aquellxs distintxs.

A todxs nos duele Maia

Y el periodista de chimentos viste su mejor traje, para contarte dónde y cómo vivía, y gracias a la organización colectiva y el grito plantado en el cielo de la barriada hoy vive esa pequeña niña que, como otrxs, rasca el fondo de la olla para levantar el cuerpo fundido entre lluvia y tierra

A todxs nos duele Maia.

Incluso a vos, que te quejas de las medidas económicas redistributivas, para que a lxs pibes como a Maia, les llegue algún ingreso, para por lo menos ejercitar la mandíbula con alguna ingesta de comida. Incluso a vos, que sentenciás como negrxs de mierda a todxs lxs que descansan después de jornadas descomunales limpiando las calles de tu barrio bajo la sombra de un árbol.

A todxs nos duele Maia. La realidad de Maia.

A vos, que cuando alguien se te acerca a pedirte un mango, respingás la nariz y con la más miserable cara, mentís, como en el truco, no tener nada. A vos, que cuando unx niñx exactamente igual a Maia te ofrece pañuelitos a cambio de chirolas, esgrimís el peor de los quejidos y sentenciás la peor de las malarias. A vos, que cuando te encontrás almorzando en un restaurante donde el plato más económico ronda los 1700 pesos, y se te acerca un niño/a/joven/viejo, tenés la indecencia de llamar al guardia o en su defecto a la policía, porque invaden tu espacio.

A vos también te duele.

Porque un muñeco de torta, encerrado en la caja parlante de tu living, te ordena que, por un instante, desarrolles el ejercicio de la empatía, por una milésima de segundo no más, hasta que una noticia más amarillista y más útil llegue a sus manos y borre ese segundo de piedad patéticamente. Y entonces el Dólar, y entonces la inflación, y entonces otras fake news, y entonces otro plan para estos vagos de mierda, y entonces…

Y entonces tendremos que cambiar el enunciado en su versión de imperativo y empezar a cuestionarnos qué es lo que nos pasa. Y donde sacamos el imperativo, se diluye esa moralidad caucásica impartida por los medios y de repente, nos encontramos de frente con algo mucho más duro y mucho más real, que es la realidad en la que viven miles de pibes en nuestro suelo patrio, mientras en las pantallas, banquetes y bandidos cargados de billetes, mastican y labian sobre la moralidad del pueblo que con hambre y frío, vive, o -si se me permite la licencia- sobre-vive a la intemperie de la lluvia, al sol tajante y al viento, sin reparo ni abrigo.

Tengo una espina clavada en la mano de tanto cerrar el puño en la incerteza por esta cuestión que me ronda la cabeza.

A todxs nos duele Maia. La realidad de Maia.

¿A todxs nos duele?

Manu Bertola
Manu Bertola

Hija y nieta de la historia de nuestro pueblo. Estudiante de sociología. Nacida y criada en la ciudad donde las diagonales tocan el sol.

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