La organización social Proyecto 7, integrada por personas en situación de calle, trabaja para ayudar a la gente que está en su misma condición y, con ese fin, primero creó una panificadora, que lleva diez años de actividad, y recientemente para, darle mayor masividad a su producción, lanzó su propia línea de alfajores.
Su coordinador Horacio Ávila, relató el proceso que llevó a desarrollar esta iniciativa, primero con la panificadora y ahora con la fábrica de alfajores Boca Calle, en el barrio porteño de Barracas, con el objetivo de darle a la gente en situación de calle “una oportunidad real” de trabajo.
Según el último relevamiento anual realizado por organizaciones de la sociedad civil, la Defensoría de la Ciudad y la Auditoría General porteña, son 7.251 personas las que viven en situación de calle en la ciudad de Buenos Aires.
“Yo a lo nuestro lo defino como algo que nadie se animó a hacer. Nosotros trabajamos con ese objetivo que es darle una oportunidad a la gente para que deje de estar en la calle”, dijo Ávila.
12 personas trabajan en la elaboración del alfajor
¿Cómo nació la idea para la fabricación de alfajores, teniendo en cuenta que ustedes son una organización social que ayuda a las personas sin vivienda en la Ciudad de Buenos Aires?
La fabricación de alfajores tiene que ver con una continuidad del trabajo. Nosotros ya tenemos funcionando una cooperativa de panificación que se llama “Siete Espigas” y nos pusimos a pensar en fabricar un producto más masivo aún, como los alfajores, con un bajo costo.
¿Cómo se llama el alfajor y cuántas personas trabajan para su producción?
El alfajor se llama Boca Calle. El nombre fue elegido por los compañeros y es muy simbólico. Por ahora son 12 trabajadores en la elaboración del alfajor. Estamos pensando en cinco puntos de la Ciudad de Buenos Aires para que el alfajor se pueda vender y estamos viendo otras formas de comercialización más eficientes.
¿Cuántos años llevan ya de trabajo comunitario en Proyecto 7?
Proyecto 7 tiene 18 años de trabajo y estamos próximo a cumplir los 10 años del (Albergue) Monteagudo, que es el primer centro de integración para personas en situación de calle del mundo y manejado por las mismas personas sin vivienda. El 4 de abril el Monteagudo cumplirá sus 10 años y para nosotros es un momento importante en nuestra historia. Pasamos crisis como los cuatro años del gobierno anterior y la pandemia y seguimos trabajando duro para encontrar soluciones para la gente que vive en la calle.
¿A cuántas personas asiste el Centro Monteagudo todos los días?
Son 120 varones adultos que residen, más aquellas personas que vienen por ayuda todos los días.
¿También tienen un centro de contención para mujeres sin vivienda?
El Centro de Rehabilitación Frida, en homenaje a la artista mexicana Frida Kahlo, cumplió cinco años y está a pleno, con toda la casa llena de mujeres, mujeres trans, niñas y niños también. Ya hemos tenido siete nacimientos en el Frida, es un lugar organizado, que funciona bien y estamos muy contentos con los logros obtenidos.
¿Cómo define el trabajo social que vienen realizando Proyecto 7 y sus emprendimientos?
Lo defino como algo que nadie se animó a hacer y que nosotros tomamos la posta, nos pusimos objetivos, comenzamos a trabajar con la problemáticas de las personas en situación de calle con una visión muy diferente y darle una oportunidad a la gente para que deje de estar en la calle. Eso son nuestros objetivos y eso es lo que hacemos.
El Proyecto 7 y sus albergues para las personas sin viviendas, ¿funciona solamente en Capital Federal?.
Por el momento sí, pero ya hemos hablado con la gente del Ministerio de Desarrollo con la Comunidad de la provincia, que conduce Andrés Larroque, y estamos viendo de llevar adelante un proyecto similar en la provincia.
¿Cómo es la relación de Proyecto 7 con los gobiernos?
Con el Gobierno de la Ciudad tenemos una relación política, sabiendo que cada uno está en una vereda diferente, pero dentro de esa articulación, hace años que venimos trabajando. Con el Gobierno bonaerense es una relación nueva, porque es una gestión nueva, pero con muchas expectativas de poder trabajar juntos y armar Centros de Integración en la provincia de Buenos Aires para poder hacer en la provincia lo que hacemos en la ciudad de Buenos aires. En tanto, con el Gobierno nacional venimos con algunos trabajos conjuntos para poder organizar la ayuda para el invierno que se nos viene y además que estamos muy próximos para que se apruebe la ley para las personas en situación de calle, una iniciativa que también es nuestra, y que permitirá alcanzar trabajo para muchísimos compañeros y compañeras.
¿Cómo le gusta que definan a Proyecto 7, ua organización social, política, o comunitaria?
Nosotros somos una organización política y social, tenemos las dos patas. Nuestro eje principal es lo social, pero también estamos en una lucha política reivindicativa por los derechos de los compañeros en situación de calle y también apoyamos otras causas políticas en el país. Socialmente, podemos mostrar nuestros centros de contención social y todo lo que hacemos, y también tenemos nuestra definición política y actuamos políticamente.
El No al ALCA de 2005 fue el puntapié para construir instancias de integración regional sin la participación de Estados Unidos, que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial se las había rebuscado para mantener cierto control sobre los países de América Latina. Una de ellas fue la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), creada en 2008 para integrar a los países de América del Sur en una comunidad política, social, cultural y económica, basada en su historia común y el sueño de los próceres que querían ver una América unida.
Ese mismo año, la UNASUR creó el Consejo de Defensa Suramericano, que reunía a todos los ministros del área y buscaba preservar a la región como zona de paz y generar medidas de creciente cooperación militar entre los Estados. A su vez, el CDS creó el Centro de Estudios Estratégicos de Defensa, con el objetivo de generar un pensamiento estratégico a nivel regional, que coadyuve la coordinación y la armonización en materia de políticas de Defensa en Suramérica; y en 2015 se inauguró la Escuela Suramericana de Defensa, que permitiría avanzar en la definición de una base conceptual común a través del estudio de las diferentes percepciones y visiones de cada uno de los países.
Sin embargo, los cambios que se dieron en las administraciones de los Estados miembros a partir del 2015, generaron un giro de 180° en relación a la construcción del bloque suramericano. Con Mauricio Macri, Michelle Temer, Iván Duque, Mario Abdo Benítez, Sebastián Piñera y Lenín Moreno, Argentina, Brasil, Colombia, Paraguay, Chile y Ecuador cesaron su participación en la UNASUR para construir espacios de integración con las condiciones que imponía Estados Unidos: que presionaran a Venezuela y siguieran las directrices del Comando Sur. Así nacieron el Grupo de Lima y PROSUR.
A comienzos de este año, con la Argentina de vuelta bajo un gobierno progresista, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, mantuvo conversaciones con el subsecretario de Defensa de Chile, Cristián de la Maza, y con el Secretario de Asuntos Estratégicos de Brasil, Flavio Augusto Viana Rocha; y la semana pasada, Cancillería anunció que el país se retiraba formalmente del Grupo de Lima. ¿Cuál es la importancia de volver a generar espacios de diálogo con los países vecinos?
Un imperio que se repliega sobre nuestro territorio
Las instancias de cooperación regional sin su participación nunca fueron del agrado de Estados Unidos, que además enfrenta una disputa que año a año lo encuentra más debilitado frente a un actor que no para de crecer, como lo es China. En ese marco, “vemos a un imperio que se repliega sobre la que siempre ha sido su zona de influencia, América Latina”, advierte el secretario de Estrategia y Asuntos Militares de la Nación, Sergio Rossi.
Por eso, en el ultimo tiempo, Estados Unidos ha avanzado, como analiza la periodista Telma Luzzani, con una creciente militarización; el desconocimiento explícito de las leyes internacionales; apoyando el avance de derechas antidemocráticas; y promoviendo el caos, principalmente, a través de nuevas técnicas: ataques informáticos, pulsos electromagnéticos dirigidos, terrorismo mediático, lawfare.
En este sentido, la desarticulación UNASUR tiene su correlato geopolítico en la estrategia que Estados Unidos configuró al apoyar las dictaduras militares que hubo en la región durante las décadas del 60 y 70: sostener su hegemonía en lo que considera su “patio trasero” y poseer determinado control sobre las Fuerzas Armadas del continente. Y es que en materia de Defensa, la destrucción del CDS supuso un completo cambio de paradigma para la región.
Sin ir más lejos, en Argentina, la Directiva de Política de Defensa Nacional de 2018, se alejaba de la noción de que la región era una zona de paz, para referirse a una “baja probabilidad de ocurrencia de conflictos militares interestatales”. A su vez, privilegiaba a la OEA en la resolución de controversias; y en línea con las directrices estadounidenses, identificaba a Venezuela como una amenaza a la consolidación de la paz sudamericana y buscaba forzar una relación entre la región y el terrorismo islámico, a partir de una caracterización de la Triple Frontera.
Defensa en Sudamérica: un debate que aún debe darse
La cooperación regional en materia de defensa tuvo su punto álgido con la creación del Consejo de Defensa Suramericano, el Centro de Estudios Estratégicos de Defensa y la Escuela Suramericana de Defensa, una iniciativa argentina en el marco del CDS.
Estas instancias contribuyeron a la consolidación de una zona libre de armas nucleares, químicas y biológicas; a la concertación política entre los países de la región en materia de defensa y, por lo tanto, a la construcción de medidas de confianza recíprocas. Esto se vio materializado en diversas iniciativas políticas de carácter multilateral con implicancias visibles: el producto más notable es quizás el bajísimo grado de conflictos armados entre los países de la región, y el fuerte apego a las normas de resolución pacífica de disputas.
El desafío, en este escenario de disputa global, no puede ser otro que el de renovar instancias de integración regional que recuperen los intentos de construcción de una identidad suramericana en materia de defensa. Como decía Juan Domingo Perón, “somos depositarios de riquezas que algún día el mundo va a demandar” y es por eso que llegó la hora de aunar fuerzas que permitan defender del saqueo a nuestros bienes comunes, baluartes para el bienestar de nuestros pueblos.
En diálogo con este medio, el General retirado del Ejército, Fabián Brown, sostuvo que “si nosotros no reflotamos una instancia de cooperación regional como lo fue UNASUR y su CDS, lo harán nuestros hijos, porque se trata de poder tener peso en el plano internacional, de tener capacidad de autodeterminación sobre nuestro destino. Es un objetivo irrenunciable si queremos tallar en el mundo”.
Esto no supone la renuncia de los países a estructurar y organizar los dispositivos que le aseguren una capacidad de defensa autónoma. Al contrario: el desarrollo y el fortalecimiento de esas capacidades, en el marco de esquemas cooperativos como los que la región supo construir, permitirá la necesaria consolidación del bloque en este escenario de disputa global.
Son muchos los elementos de la actualidad que pueden arrojarse sobre la mesa de manera desordenada, aislada o desconectada, pero si se frena, si se hace una pausa y se observa con detenimiento, si cada une se toma el trabajo de observar críticamente esos hechos, fácilmente se podrían encontrar las conexiones existentes.
Unos pasos para atrás: Trump y su guerra contra China
Desde comienzo de la pandemia, el gobierno de Donald Trump comenzó a hacer una fabulosa campaña anti China: “El virus chino” decía el magnate de peluquín (para referirse al Covid-19) cada vez que tenía la oportunidad. Esa administración comenzó una batalla de desprestigio sobre China que rápidamente fue replicada por la prensa occidental. El acople fue casi inmediato pese a que en las sombras se llevaba adelante un sabotaje para que los Demócratas lleguen nuevamente al Despacho Oval.
Ya con Joe Biden como presidente, y tras conocer sus primeros movimientos, ha comenzado a verse con más claridad que la disputa (de un EE.UU. agonizante) no solo enfrenta a China, sino también a Rusia. No es un dato menor que Biden haya sido el primer presidente norteamericano en tildar públicamente como “asesino” al presidente de otra nación de gran porte. En este caso a Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa.
Guerra en los medios
En paralelo a lo antes dicho, en el marco mediático, durante el final de la administración Trump y el inicio de la del “Demócrata”, los grandes conglomerados (des)info-comunicacionales comenzaron una monumental campaña de desprestigio contra las vacunas no occidentales. Las rusas primero, las chinas después, y de las cubanas ni siquiera se habla… Hasta ese punto llega el bloqueo contra la isla.
Se publicaron cientos de artículos desacreditando la producción no occidental de vacunas. Toda una catarata de mentiras que solo cuestionaban el fármaco por su lugar de procedencia. Incluso en la actualidad sigue habiendo coletazos. Pero nadie come vidrio y la avaricia de las denominadas “Big Pharma” de EE.UU, Europa o Gran Bretaña, muy rápidamente quedó expuesta a la luz.
Por su parte, y ante la publicación en revistas científicas de prestigio de los niveles de efectividad de la vacuna rusa Sputnik V, muchos países se vieron envueltos en la contradicción: si no se apuraban a comprarla quedarían relegados, pero si la compraban se estarían contradiciendo con lo dicho anteriormente, con la consiguiente posibilidad de perder aún más credibilidad. Esto fue lo que les pasó a muchos países, sobre todo europeos.
El gran negocio de la salud
La guerra por la adquisición de vacunas, a diferencia de otras cosas, sí discriminó entre los países occidentales, incluso los miembros de la Unión Europea quedaron en off-side cuando laboratorios como Pfizer comenzaron a exportar sus producciones a EE.UU, Reino Unido o Israel (porque pagaban más dinero por cada dosis), en lugar de cumplir con sus obligaciones con la propia Europa. Recordemos el salvajismo vivido a inicio de la pandemia cuando los países occidentales literalmente se robaban los cargamentos con insumos médicos como barbijos o componentes para su producción. La norma fue el individualismo, el intentar salvarse el culo solos. Esa fue la actitud de muchas potencias occidentales.
Grandes titulares, grandes loas a las compañías farmacéuticas occidentales que producen las vacunas contra el Covid-19, grandes alabanzas a los países que vacunaban masivamente a su población pero, ¿qué cosa no contaron los medios o qué información abordaron livianamente casi minimizándola? Las grandes inversiones públicas y el monumental negocio que significó para el sector privado.
La colega Pascualina Curcio lo dejó muy bien retratado en un artículo publicado recientemente: “De los US$ 13.900 millones que se han destinado a la investigación de la vacuna contra el Covid-19, los gobiernos han proporcionado US$ 8.600 millones, las organizaciones sin fines de lucro US$ 1.900 millones, mientras que solo US$ 3.400 millones los han puesto las empresas farmacéuticas privadas, apenas el 25% (Airfinity)”[1].
Las farmacéuticas pusieron poco dinero (en comparación con lo que fue financiado por los Estados), tienen garantizada la compra de millones de dosis de los países y en algunas ocasiones pretendían incluir cláusulas descabelladas en sus contratos.
Para que se comprenda el monumental traspaso de recursos de los Estados al sector privado, y solo por citar los ejemplos de dos de los casos más mencionados mediáticamente: la estadounidense Moderna tuvo un financiamiento del 100% de parte del Estado, recibió US$ 562 millones y le fueron pre-encargadas 780 millones de dosis. El precio que pagará el Estado por cada una de esas vacunas es de US$ 31/dosis. Esto le generará ingresos cercanos a los US$ 24.000 millones de dólares.
Por su parte, Pfizer/BioNTech recibió US$ 268 millones, le pre-encargaron 1.280 millones de dosis a un costo promedio de 18,5 dólares por unidad. El ingreso aproximado sería de US$ 23.680 millones de dólares. El negocio es literalmente monumental: invierten poco, no asumen riesgos o posibles daños colaterales en la población, y tienen ganancias siderales.
La acumulación originaria
Es importante en este punto retomar valoraciones y análisis realizados por la Organización Mundial de la Salud y la Oxfam, donde se da cuenta de las desigualdades a la hora de obtener la preciada vacuna contra el Covid-19.
Según lo grafica Curcio en su artículo, “de los 128 millones de dosis de vacunas administradas hasta la fecha, más de tres cuartas partes se han aplicado en tan solo 10 países que representan el 60% del PIB mundial. Casi 130 países, con 2500 millones de habitantes, todavía no han iniciado la vacunación (OMS). Se estima que, a mediados de año, tan solo se habrá vacunado a un 3 % de la población de los países con menores recursos, y en el mejor de los casos, a una quinta parte, para finales de 2021 (Oxfam) lo que a su vez retardaría la recuperación no solo económica de esos países, sino de las condiciones de vida de su población. EEUU ha recibido el 25% de todas las vacunas disponibles a nivel mundial y la Unión Europea el 12,6%”.
Al respecto, el director del portal Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele se pregunta: “¿Pfizer negociando que se instalen bases militares si no se paga la vacuna? ¿Bases militares de qué país nos quieren instalar si supuestamente no abonamos la totalidad de las vacunas adquiridas?”.
Del mismo modo que se denunciaron estas condiciones absurdas, debe denunciarse la canallada, la mentira mediática descarada, de parte de un medio como Infobae (aliada del Washington Post de Jeff Bezos, uno de los hombres más ricos del mundo y propietario de Amazon). Este portal titulaba que el perrito faldero del imperio, Juan Guaido, había conseguido vacunas del sistema Covax para Venezuela. Vacunas que supuestamente el gobierno de Nicolás Maduro no había podido conseguir.
Pero la realidad dista mucho de la ficción inventada por los voceros mediáticos del imperio. Tal como lo explica una publicación del portal Misión Verdad, esta información no fue otra cosa que una operación mediática para agredir a la República Bolivariana de Venezuela y a su presidente Nicolás Maduro Moros. El impacto de la noticia -lógicamente- servía de insumo para que el aparato mediático occidental antichavista eche a andar afirmando que Maduro era negligente o que no aceptaba las vacunas de AstraZeneca/Oxford por un tema ideológico.
En los hechos, el bloqueo financiero y comercial que EE.UU impone de manera arbitraria y unilateral ha llevado a que los recursos del Estado venezolano sean limitados. Ante la escases de recursos, el gobierno se vio en la obligación de pensar muy bien los costos a pagar y la efectividad de esas vacunas antes de comprarlas. A ello se debe sumar el hecho de que la Unión Europea frenó la vacunación con vacunas de AstraZeneca, producto de que personas vacunadas con dosis de esta farmacéutica inglesa habían tenido graves efectos secundarios.
Para Venezuela, el riesgo de participar del sistema Covax era doble: primero porque nadie regala nada, cada país paga por esas dosis y el país caribeño debería haber entregado 18 millones de dólares, con la posibilidad latente de que las entidades financieras bloqueen ese dinero y lo pierdan. Por otro lado, que las vacunas de AstraZeneca causaran efectos no deseados en la población podría servir incluso a los antichavistas venezolanos para volver a operar sobre el gobierno, señalando que habían comprado vacunas en mal estado o lo que se les ocurriera. Como se puede observar, eran motivos suficientes para descartar esa compra y avanzar en otro tipo de vacunas. Pero como siempre, la prensa anti-chavista lo utilizó como elemento para una nueva opereta mediática.
Negocio vs. humanidad
Alberto Fernández fue uno de los primeros en proponer en el G20 que las vacunas contra el Covid-19 debían ser públicas, para que todos los países puedan vacunar a su población. Países como la India y Sudáfrica presentaron una iniciativa ante la OMC en octubre del 2020 y mandatarios de más de 100 países se plegaron al pedido de que las patentes de las vacunas se liberen, pero oh casualidad, EE.UU, la Unión Europea y Gran Bretaña se niegan a hacerlo. Los países que mayor poder de compra tienen son los que impiden el libre acceso a las vacunas, argumentando que eso podría alentar la desinversión del sector privado (que, como vimos, puso una cuarta parte de lo que pusieron los Estados).
Está claro, EEUU y grupos inversores como BlackRock, que tiene acciones en farmacéuticas como Pfizer/BioNTech, pretenden imponer su marca a como dé lugar. No les importa cómo hay que condicionar países, ya sea invadirlos, someterlos a presiones o sancionarlos para lograr ese objetivo. En definitiva lo que les importa es aumentar su “rentabilidad empresarial” y no permitir que la influencia rusa o china siga expandiéndose. Pero todo parece indicar que el tiro les saldrá por la culata.
En tanto a los pueblos, lo único que nos queda son la lucha, la resistencia y el cuidado comunitario. Pero por sobre todas las cosas, nos queda la solidaridad. Como cantaba el cantor del pueblo venezolano, “ayúdenla… ayúdenla que sea humana la humanidad”.
Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.
Los atentados en tres salones de masajes de Atlanta (Georgia, Estados Unidos), el pasado 16 de marzo, terminaron con la vida de 8 personas, de las cuales 7 eran mujeres, y 6 de ellas de origen asiático y asiático-estadounidense.
Los oficiales de seguridad encargados del caso dijeron no haber determinado aún el motivo que impulsó a cometer la masacre a Robert Aaron Long, varón blanco de 21 años detenido horas después y confeso autor de los ataques. Lo que sí descartaron rápidamente fue que se tratase de un crimen de odio racista, a partir de las propias declaraciones del asesino, quien había justificado el hecho con “un problema de adicción sexual ” y que había tenido “un mal día”. Además, había explicado, según la policía, que era un cliente frecuente de estos spas, lugares que veía como “una tentación que quería eliminar”.
Políticos, activistas y miembros de la comunidad, no obstante, no tuvieron dudas de que en lo ocurrido laten el racismo y la discriminación hacia una comunidad víctima de sobredimensionados pero persistentes y violentos estereotipos raciales y de género. Para Long, la “adicción al sexo” es una cortina para esconder los prejuicios misóginos contra las mujeres asiáticas.
Chris Sweda / Chicago Tribune
Muchas veces la conciencia contra ciertas injusticias se despierta con tragedias que colman el vaso. Miles de estadounidenses se manifestaron en las calles de Atlanta, Washington, Nueva York y otras ciudades para protestar contra el racismo asiático.
La masacre suscitó discusiones dormidas contra este tipo de racismo en los Estados Unidos, donde se minimiza la violencia sistémica que experimentan las poblaciones de origen asiático que nacieron o viven en el país, y mucho más se deja de lado la conexión estrecha e innegable entre el racismo y el sexismo, que en su conjunto hacen a la columna vertebral de un imperio atravesado históricamente por un sistema de supremacía blanca, que se sostiene en el patriarcado, la xenofobia, y el racismo contra negros, afrodescendientes, asiáticos y latinos.
El oficial del caso dejó claro en sus palabras una idea polémica, pero muy arraigada en la sociedad: debía ser por un motivo o el otro, no podían ser ambos. Claramente esa insinuación generó incredulidad entre muchas mujeres asiático-estadounidenses, para quienes el racismo y el sexismo siempre han estado vinculados de manera intrínseca. El racismo suele presentarse como insinuaciones sexuales indeseadas y, a su vez, el acoso sexual muchas veces es abiertamente racista.
ATAQUES EN AUMENTO
Estos tiroteos se dieron en el marco de un patrón creciente de violencia contra esta comunidad, pero que encuentra sus raíces en una historia mucho más larga, aunque silenciada, de discriminación y violencia de género.
Estas mujeres fueron percibidas a lo largo de la historia de los Estados Unidos en objetos de hipersexualización y fetichización deshumanizante. Sus identidades han sido distorsionadas bajo prismas de sumisión o exotismo, y especialmente vulnerables cuando son personas de clase trabajadora o de la periferia de las grandes ciudades.
La concepción violenta de que estas mujeres deberían estar disponibles sexualmente para los hombres se debe en parte a la perpetuación desenfrenada de los estereotipos sobre las mujeres asiáticas como objetos para el consumo masculino, vistas por un lado como dóciles, sumisas y sexualmente disponibles; y por el otro, como exóticas, manipuladoras y peligrosas, que amenazan la masculinidad y “la moral estadounidense”. La mirada de los otros sobre ellas las identifica como “prostitutas perpetuas”, sin importar si realmente se encuentran en esa situación, como consecuencia misma de la sexualización a la que son sometidas.
“No soy tu fetiche” Ed Jones / AFP
En los últimos días, medios de comunicación del establishment yankee y autoridades gubernamentales intentaron dirigir la responsabilidad directa por el aumento de esta violencia hacia una figura: Donald Trump. La retórica del ex presidente republicano sobre China y sus dichos con respecto al coronavirus, como llamarlo el “virus chino” o “la gripe kung”, ha sido catalogada como la principal contribución a este sentimiento anti-asiático.
Un estudio de octubre de 2020 del Pew Research Center descubrió que, tras el inicio de la presidencia de Trump, las opiniones contra China aumentaron en un 20% en Estados Unidos. Desde el inicio de la pandemia, un informe del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo de la Universidad de California arrojó que aumentaron casi un 150% los crímenes contra asiáticos en las 16 principales ciudades de Estados Unidos.
Además, el grupo Stop AAPI Hate, que fue creado frente al aumento de episodios de odio y discriminación racista hacia estadounidenses de origen asiático e isleños del Pacífico (AAPI) durante la pandemia de coronavirus, reportó alrededor de 3.800 casos de ataques contra los ciudadanos de origen asiático en suelo estadounidense, incluidas agresiones verbales y físicas, discriminación y abusos contra sus derechos. El 68% de las víctimas eran mujeres.
Stop AAPI Hate is proud to announce our latest national report, measuring anti-Asian hate incidents from March 2020-Feb 2021. In the last 12 months, we have tracked 3,795 hate incident reports from APIs in all 50 states and DC. pic.twitter.com/fbKUUdByvj
Más allá de la pandemia, según datos del Instituto Asiático y Pacífico sobre Violencia de Género, entre el 21 y el 55 por ciento de las mujeres asiáticas en los EE.UU. experimentaron violencia física y/o sexual íntima durante su vida.
Innegablemente el racismo explícito del magnate de peluquín rubio es un factor significativo en el envalentonamiento y la impunidad de sus seguidores. Pero entonces, ¿Biden llegó para ponerle fin? El presidente, junto a la VP Kamala Harris, no tardó en visitar el lugar de los hechos, reconocer el “aumento vertiginoso” de acoso y violencia contra los asiático-estadounidenses y lamentar que el odio “a menudo se ha encontrado con el silencio en Estados Unidos”. Olvidó mencionar que el mensaje de Washington en la política exterior sigue siendo exactamente el mismo que en la era Trump: China, y por ende el pueblo chino, son el enemigo del país.
Un enfoque internacional que no sorprende y que no hace más que reflejar una larga historia de política exterior estadounidense en Asia, centrada en la dominación y la violencia, alimentada por el racismo. Menospreciar y deshumanizar a los asiáticos ha sido clave para justificar guerras interminables y la expansión del militarismo estadounidense, lo cual tiene consecuencias directas para los asiáticos y asiático-estadounidenses, especialmente las mujeres.
ESTEREOTIPOS DE LARGA HISTORIA IMPERIAL
De acuerdo a activistas e investigadores del racismo anti-asiático, la fuente de este estereotipo que recae sobre las mujeres asiático-estadounidenses, que las somete a violencias de todo tipo, se encuentra en el imperialismo occidental, la supremacía blanca y las leyes anti-inmigración y anti-mestizaje de finales del siglo XIX y principios del XX.
A finales de la década de 1860, los estadounidenses blancos comenzaron a formar sus opiniones o impresiones sobre las mujeres asiáticas, particularmente chinas, y los legisladores buscaron formas de desterrar o regular su entrada a EE.UU. Con este objetivo se establece una de las primeras políticas de exclusión del país, la Ley Page de 1875, que prohibía el ingreso de “mujeres chinas inmorales” con “propósitos lascivos e inmorales”, es decir, con “fines de prostitución”. Esta ley sentó las bases para la aprobación de la Ley de Exclusión China en 1882, que prohibía la migración de trabajadores chinos a los Estados Unidos, y que no se abolió hasta 1943.
Mientras tanto, el militarismo y la política exterior de Estados Unidos perjudicaba particularmente a las mujeres asiáticas, económica, social y físicamente. Estas asociaciones que los estadounidenses ya tenían de las mujeres asiáticas con un comportamiento “lascivo e inmoral” se amplifica cuando Estados Unidos comienza una serie de excursiones imperiales o guerras en la región de Asia Pacífico.
Como consecuencia, las comunidades locales sufrían la peor parte de la devastación y las mujeres eran arrasadas por grandes pérdidas. En el caso de Corea, las mujeres fueron durante mucho tiempo un daño colateral de la política exterior militarizada del imperio del norte. La Guerra de Corea de 1950-1953 condujo al caos social y político, separó familias, dejó a millones de personas huérfanas y viudas, y mujeres sin hogar ni trabajo, obligándolas a prostituirse, según explicó Katharine H.S. Moon, experta en prostitución militar estadounidense en Corea del Sur y autora del libro Sex Among Allies.
Archivo histórico
La pobreza y las privaciones de la guerra originaron una industria de la prostitución para militares estadounidenses asignados a Corea, Filipinas, Tailandia y Vietnam, lo cual agravó los estereotipos de las mujeres asiáticas como objetos sexuales exóticos o manipuladoras que intentaban “cazar” maridos.
Más de un millón de mujeres coreanas tuvieron que prostituirse en “campamentos” que rodeaban las bases militares estadounidenses en Corea del Sur. Un sistema de prostitución militar controlado por el gobierno del país y apoyado por el ejército estadounidense para fortalecer las alianzas militares y escapar de la pobreza impuesta por el poder colonial.
Estos “campamentos” facilitaron la inmigración de miles de “novias de guerra” coreanas a los Estados Unidos, con todo un sistema que se transportó. A medida que las fuerzas armadas estadounidenses reducían su presencia de tropas en Asia, los establecimientos de los campamentos comenzaron a enviar a sus madamas y mujeres en situación de prostitución al país norteamericano a través de matrimonios negociados con militares estadounidenses.
Muchas de estas mujeres coreanas explotadas llegaron al sur de los Estados Unidos, una región que alberga muchas bases militares nacionales y que fue testigo de la proliferación de la prostitución militar. Para la década de 1980, el comercio sexual coreano-estadounidense se extendería desde estas ciudades militares del sur a otras partes del país.
Muchas de las mujeres explotadas que fueron llevadas a Estados Unidos como esposas, luego se separaron o divorciaron de sus maridos y abrieron establecimientos de masajes. Esto contribuyó a la percepción de que todos los spas gestionados por asiáticos son ilícitos y las mujeres que trabajan allí en realidad están en situación de prostitución.
Si bien no está claro si las empresas de masajes donde ocurrieron los asesinatos tenían algún vínculo con la prostitución, los expertos y activistas dijeron que era casi imposible divorciar la fetichización de las mujeres asiáticas del caso, independientemente de si Long será acusado de un crimen de odio.
Desde la Ley de Exclusión China, hasta el encarcelamiento de japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, la vigilancia dirigida a musulmanes y sudasiáticos después del atentado a las Torres Gemelas, y el uso de los asiáticos como “chivos expiatorios” por la pandemia, existe en los Estados Unidos una historia estructural de disciminación, marginación y violencia hacia las comunidades de origen asiático, con mayor virulencia contra las mujeres. Durante los siguientes 150 años, las mujeres asiático-estadounidenses siguieron siendo encasilladas como un peligro moral.
El movimiento de lucha contra el odio anti-asiático está en ascenso en el país del norte y se encuentra en un proceso de organización y articulación con otros grupos históricamente oprimidos, como Black Lives Matter. Un desafío que trasciende la elección del presidente de turno y que consiste en destruir estereotipos y concepciones racistas y misóginas que encuentran las bases en el propio imperialismo y poder colonial estadounidense.
Nací en el interior de Buenos Aires: los porteños nos confunden con ParqueChacabuco.De crianza gorila, devenida en pseudo-troska por contraste, hoyperonista por convicción.Mi canción favorita a los 10 años era Los Salierisde Charly, de León Gieco.
El mandatario uruguayo calificó de “lastre” al Mercosur. «Lo que no puede ser ni debe ser (el Mercosur) es un lastre. No estamos dispuestos a que sea un corset en el cual nuestro país no se puede mover, y por eso hemos hablado con todos los presidentes de la flexibilización. Uruguay necesita avanzar, nuestro pueblo nos exige avanzar en el concierto internacional».
«Si nos hemos convertido en una carga lo lamento, lo más fácil es bajarse del barco» le contestó Alberto Fernández.
Brasil, Uruguay y Paraguay se enfrentan a Argentina en tensa cumbre del Mercosur – France 24Las reacciones en ambos márgenes del Río de la Plata no tardaron en aparecer. Los gorilas antiperonistas uruguayos vitorearon una vez más a Lacalle Pou. La primera vez había sido en su tour por todos los medios de Clarín. Si bien Uruguay pasó a ser de los peores países de Latinoamérica en combate a la pandemia, los medios hegemónicos argentinos, aliados del neoliberalismo, olvidaron al gobernante uruguayo. Hoy lo reflotan para hacerle críticas como tiros por elevación a Alberto Fernández.
En Uruguay, de este lado del charco, lo primero que surgió en las redes fue un chovinismo berreta, un nacionalismo de segunda mano. Los cuadros de primera línea de la derecha autóctona junto con periodistas y figuras mediáticas salieron en twitter en una coreografía perfecta a decir “yo, uruguayo”.
Se despertó el más elemental antiporteñismo uruguayo que no sabe más de Argentina por la televisión y piensa que Chaco, Formosa y Tierra del Fuego son lo mismo que la Ciudad de Buenos Aires. Enseguida aparecieron los fantasmas de Jorge Battlle y su “los argentinos son una manga de ladrones del primero hasta el último”, o la crítica de José Mujica hacia Cristina Fernández de Kirchner cuando dijo al lado de un micrófono abierto: “esta vieja es peor que el tuerto (Néstor Kirchner)”.
Lacalle Pou cuida mucho sus palabras y las prepara. Por eso, haber elegido “lastre” no es una casualidad. Como así tampoco la reacción en redes de sus seguidores y una campaña con el hashtag #URUEXIT, haciendo juego con la campaña por la salida, que luego se concretó, de Reino Unido de la Unión Europea que se llamó Brexit.
Lacalle Pou: “Necesitamos que el Mercosur no sea un lastre para Uruguay”. Esta estrategia se enmarca en una semana donde Argentina salió del Grupo de Lima, donde el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea se pospuso para 2023, donde Uruguay cada día rompe récord de contagiados por covid-19.
La cortina de humo es perfecta y es calco de la táctica del Brexit, sumado a que este deseo ya lo había planteado Luis Alberto Lacalle, padre del actual Presidente y del Mercosur, en la campaña presidencial de 2009.
Ni lerda ni perezosa, la Academia Nacional de Economía, reducto del liberalismo a ultranza en Uruguay, salió a respaldar al gobierno. La Academia está presidida por María Dolores Benavente, abonada de los think tanks uruguayos y una de las alumnas preferidas de Alejandro Vegh Villegas, ministro de Economía en la dictadura por dos períodos.
Su vicepresidente es Ignacio de Posadas, quien fuera ministro de Economía y Finanzas entre 1992 y 1995, durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle. El “Chicago-boy” Carlos Steneri, fue uno de los responsables de la negociación del canje de deuda tras la crisis de 2002, también integra el Consejo Directivo.
En 2005, al comienzo de la primera presidencia frenteamplista, Steneri fue designado Director de la Unidad de Gestión de Deuda del Ministerio de Economía y Finanzas, cargo que ocupó hasta el 2010. Aquí vemos cómo el liberalismo ha impregnado al progresismo desarrollista y que la visión de la deuda sigue siendo monolítica, no acorde a los intereses nacionales.
En el diccionario de la burguesía uruguaya no existe la palabra integración. Simplemente hay que liberalizar las economías y el dios Mercado resolverá los desajustes del propio sistema, pero poco y nada se habla de las desigualdades.
La burguesía uruguaya es un caso interesante para estudiar. Nunca en la historia ha promovido siquiera una industrialización y un desarrollo productivo dentro de un marco capitalista, para el crecimiento del país. Siempre hemos sido furgón de cola, con resabios de un feudalismo colonial. El capitalismo uruguayo es deforme y dependiente.
Esta “suicida flexibilización” como bien apuntó Aram Aharonian, servirá para condenar cincuenta años más a Uruguay a ser un país agroexportador, donde se sucedan temporadas buenas y malas según las commodities. Si las materias primas van al alza, será un veranillo… que pronto será un invierno desolador cuando el precio de estas vuelvan a caer. Winter is coming, dirían los ingleses…
Como dice un rapero: «por amor y por vicio… se convirtió en mi oficio.» La palabra se milita. Junto café con palabras para subsistir en este paréntesis, desde la periferia.
Fue anunciada el viernes 19 de marzo último y ratificado días después en Dar es Saalam, capital económica tanzana. Pero, ¿cómo está el rol de las mujeres en la política africana? Hoy en día, Hassan es la segunda mandataria presidencial africana, junto a Salehwork Zewde, mujer que rige los destinos de Etiopía desde 2018 junto al premier Ahmed Abiy.
Se dice que en un país musulmán es muy difícil que las mujeres alcancen puestos políticos claves o de alta consideración. Tanzania tiene una gran población musulmana y ahora tiene a Samia Suluhu Hassan como su presidenta. De 61 años y perfil bajo, pero muy firme en sus convicciones, Hassan tiene la responsabilidad de manejar a la República Unida de Tanzania. Ejerció como vicepresidenta de Magufuli, elegido por primera vez en 2015 y reelegido en 2020. Ella cumplirá los cuatro años restantes del mandato del difunto Magufuli, que finaliza en octubre de 2025. Se rumoreaba que el presidente se había contagiado de coronavirus. Sin embargo, Hassan ha detallado que el político murió de un ataque cardíaco.
Se sabe que en los países de mayoría musulmana como Tanzania las mujeres tienen puestos significativos. Y no sólo en África. Hay mujeres en la administración en países tan diversos como Emiratos Árabes Unidos, Irán, Siria, Líbano, Pakistán e Indonesia. ¿Esto significa un crecimiento del rol de las mujeres en la política en naciones de mayoría islámica? Claro, pero falta mucho aún.
Ellen Johnson Sirleaf, ex presidenta de Liberia
Volviendo a tierras africanas, la cuestión es interesante. Un poco de historia reciente puede ayudar. Ellen Johnson-Sirleaf fue la primera mujer en ser elegida presidenta en África, quien ha recibido el Nobel de la Paz en 2011 por su lucha no violenta por los derechos de la mujer y por trabajar en la construcción de la paz en su país, Liberia. Gobernó desde el 2006 hasta el 2018, llevando políticas neoliberales a uno de los países independientes más viejos de la historia africana moderna. Funcionaria del Banco Mundial, educada en Estados Unidos (recordemos que el imperialismo fundó Liberia en el decenio de 1820 y le otorgó la independencia al país en 1847), Johnson-Sirleaf es miembro del Consejo de Mujeres Líderes Mundiales, una red internacional de actuales y ex mujeres Presidentas y Primeras Ministras, cuya misión es movilizar el mayor nivel de mujeres dirigentes a nivel mundial para la acción colectiva sobre cuestiones de importancia como un desarrollo equitativo.
Luego vino la etíope Salehwork Zewde, también procedente de las burocracias de los organismos internacionales. En 2018 se convirtió en presidenta del país federal y multiétnico de Etiopía, que también tiene la figura fuerte del Primer Ministro, en este caso el Premio Nobel de la Paz Ahmed Abiy. Por eso hay que aclarar algo. Su rol es meramente representativo y no ejecutivo. Todo lo maneja Abiy. La única chapa de Zewde es haber sido funcionaria de las Naciones Unidas, en la parte de los asuntos africanos. Así y todo, en Etiopía van ganado terreno de a poco dirigentes feministas en un país marcado por el tradicionalismo de la milenaria iglesia cristiana ortodoxa abisinia y las facciones musulmanes del norte. Por ejemplo, en el Tribunal Supremo de Justicia, la feminista Meaza Ashenafi es su presidenta y le ha dado impulso a las organizaciones feministas etíopes desde hace un tiempo.
Salehwork Zewde, presidenta de Etiopía
Un dato que no es menor nos informa que África Subsahariana es uno de los lugares donde hay una activa participación política de las mujeres en los parlamentos, sobre todo en los países australes del continente. De hecho, África Subsahariana ocupa un digno tercer puesto detrás de Europa y América Latina. Por ejemplo, Ruanda es el país del mundo con más mujeres en su Parlamento.
Con una Cámara de Diputados compuesta en un 61,3% por mujeres, Ruanda es el país con mayor representación parlamentaria femenina del mundo. Así lo indica un informe de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el empoderamiento de las Mujeres. Detrás de Ruanda, apenas en otros dos países las mujeres con mayoría en la Cámara baja: Cuba, con una representación femenina de 53,2%, y Bolivia, donde el porcentaje asciende a 53,1%. Cuarto aparece Emiratos Árabes Unidos, con una distribución 50/50 entre hombres y mujeres.
En el caso de Argentina, tras la sanción de la Ley de Paridad de Género, el país ascendió al puesto 19 a nivel mundial. En la Cámara de Diputados, el 40,9% de las bancas están ocupadas por mujeres. En el Senado, el porcentaje es similar: 40,3%.
Las mujeres africanas han avanzado mucho en países como Sudáfrica, Zambia, Zimbabwe, Malawi, Burundi, Angola, Namibia, Mozambique, Lesotho, Botswana y Madagascar. El caso a destacar es el de Saara Kuugongelwa, Primera Ministra y Jefa de Gobierno de Namibia desde 2015, quien también ha puesto en la agenda una mirada feminista en el país de África Sudoccidental. Pero en otros aún falta mucho. En la pequeña Esuatini (antes Swazilandia), última monarquía absoluta de África, la población femenina tiene pocos derechos efectivos, dependiente siempre de maridos, padres y hermanos.
Saara Kuugongelwa, primer ministra de Namibia
En el Magreb y el Sahel las cosas son algo distintas. Túnez tiene una de las políticas más favorables a los derechos femeninos, seguido por Argelia. No es tan así en Marruecos, Mali, Mauritania, Níger, Chad y Sudán. En la Libia bajo gobierno de Muammar al Gadafi (1969-2011) el país ha hecho notables avances en los derechos de la mujer, enfrentando el tradicionalismo sunna de los musulmanes del Sahara y el Magreb.
En África Occidental la cosa es diversa. Burkina Faso, en tiempos del líder revolucionario socialista Thomas Sankara (1983-1987), fue uno de los más avanzados en políticas de género de África Occidental. También en el Benín socialista del líder pragmático Mathias Kerekou (1972-1991) hubo organizaciones femeninas que crecieron y lograron derechos. Lo mismo puede decirse del gobierno socialista de Manuel Pinto da Costa en Santo Tomé y Príncipe (1975-1991).
Ameenah Gurib Fakim, ex presidenta de la isla de Mauricio
Sin embargo, en países como Sierra Leona, Nigeria, Gambia, Senegal, Togo, Guinea Bissau, Camerún y Costa de Marfil, las mujeres sufren violencia machista, guerras civiles endémicas, mutilaciones genitales, masacres étnicas y hay un alto porcentaje de enfermas de SIDA.
La última presidenta de África antes de la elección de Salehwork, la mauriciana Ameenah Gurib-Fakim, dimitió en marzo de 2018. Sin poder ejecutivo, renunció tras ser acusada de usar una tarjeta de crédito de una ONG a la que representaba, para uso privado, hecho que ella desmintió; mientras, hombres con cargos de corrupción siguen en puestos políticos en el continente.
Las mujeres africanas continúan abriéndose camino y ocupan alcaldías de capitales y ciudades tan importantes como Durban (Sudáfrica), que alberga el principal puerto de África. No obstante, las mujeres que llegan a altos puestos políticos, no son del todo progresistas y feministas. Muchas de ellas siguen las políticas patriarcales y representando fuerzas reaccionarias.
Aún así, crecen día a día tendencias más prometedoras y en contextos muy difíciles, por cierto. En el noreste de Nigeria, campo de batalla contra el islamismo radical sunna de Boko Haram, existen colectivos de mujeres en primera línea que trabajan como lideresas comunitarias y en proyectos de personas desplazadas. Sin olvidar que, en todos los países africanos, florecen asociaciones de mujeres que luchan cada día por los derechos políticos, civiles, sociales, económicos, culturales, religiosos y sanitarios, como así también por los colectivos plurinacionales y plurisexuales.
Mauricio Piñero
Cuentan las crónicas que nació como el hijo de nadie. Luchando por la Patria Grande, como Internacionalista y antiimperialista. Tripero de alma y cuerpo, siempre junto a la patriada barrial. La historia descolonizada es mi pasión como docente de la Escuela Pública y de los barrios. Las noticias sobre los pueblos que luchan como forma de viajar hacia una verdadera justicia social global.
Se cumplieron 45 años de aquel 24 de marzo de 1976 en el que se dio el último golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez y dio comienzo a una dictadura que duró 7 años. El deporte -como muchos otros espacios- no estuvo exento de la situación de aquel entonces y las instituciones deportivas cumplieron con un rol más que importante para la sociedad.
Mientras los partidos y los sindicatos tenían prohibidas sus actividades y eran controlados fuertemente, la represión avanzó en las calles, y los clubes, que no fueron intervenidos por la dictadura, se transformaron en un lugar seguro y en un espacio en el que se podía estar tranquilx: muchas familias del barrio optaron por enviar a sus hijxs a que participen en las actividades que se nucleaban allí.
En aquellos momentos, la ayuda y contención de dichos entes se vio reflejada en el aumento considerable del número de societarios. En la actualidad, los clubes más reconocidos, e incluso los barriales, siguen ese camino y brindan un apoyo gigantesco para contener a la sociedad como en aquellos tiempos y combatir la pandemia: desde brindar un plato de comida y asilo, a ser lugares que funcionan como vacunatorios.
Los Clubes y los socios honorarios
Pese a lo mencionado, varios fueron los dirigentes que cometieron errores en aquel entonces y permitieron que dictadores y genocidas formen parte de los clubes y tengan la distinción de socios honorarios, que solo puede acordar la Asamblea de Representantes, a propuesta de la Comisión Directiva, o a solicitud de trescientos (300) asociados con derecho a voto, a favor de personas que, perteneciendo o no al club, le hayan prestado señalados servicios.
River fue uno de los equipos que supo tener a varios dictadores y genocidas como socios vitalicios/honorarios: Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti fueron algunos de ellos, mismos que festejaron el 25 de junio en los palcos del Monumental el Mundial ganado por la selección Argentina. Sin embargo, en el 21° aniversario del golpe de Estado, a través de una medida impulsada por Alfredo Bravo -victima del terrorismo de Estado y socio vitalicio del club-, el “Millonario” decidió dar de baja el reconocimiento de los perpetuadores del horror.
Un caso reconocido de aquel entonces se dio en enero de 1979, cuando el arquero Ubaldo Fillol se resistió a renovar su contrato con River y fue citado por el vicealmirante Carlos Alberto Lacoste -la cara del Ente Autárquico Mundial 78 (EAM)- a su despacho. Ahí le apuntaron con fusiles para amedrentarlo, episodio que evidenció la relación de conveniencia de los clubes del fútbol argentino con la última dictadura cívico-militar.
El dictador Roberto Viola, segundo presidente de facto en 1981, condenado por crímenes cometidos durante la dictadura en el Juicio a las Juntas e indultado en 1990 por Carlos Menem, recibió el carnet de socio vitalicio de Colón en junio de 1981. Junto a él, también recibieron la distinción Lacoste y el contraalmirante Rodolfo Luchetta, gobernador de facto de la provincia de Santa Fe. Si bien Viola murió en 1994 con sus reconocimientos vigentes, en 2011 el Sabalero le quitó su condición de socio vitalicio.
Argentinos Juniors tuvo como socio y titular de la Comisión de Patrimonio a Carlos Suárez Mason -ex jefe del Primer Cuerpo del Ejército durante la última dictadura-, en años en los que Luis Segura era vicepresidente del club. Luego, en 1980, fue declarado socio honorario por utilizar dinero de YPF y la aerolínea Austral para retener a Diego Maradona; el Bicho de la paternal recién le sacó dichas distinciones en 1999.
Boca nombró socios honorarios a los genocidas Emilio Massera y Alcides López Aufranc, general e instructor de torturadores que reprimió a trabajadores en el Cordobazo y en Villa Constitución; la distinción se daría por sus servicios prestados a la construcción del estadio -que nunca se levantó- en la desaparecida Ciudad Deportiva. Sin embargo, el actual presidente del Xeneize Jorge Amor Ameal con la junta directiva, en una reparación de la memoria histórica del club, propusieron a la asamblea de representantes la quita de estas distinciones.
Clubes y socios restituyentes
Durante los años recientes y en contraste con épocas anteriores, en Argentina el compromiso y las indagaciones sobre los lazos entre deporte y dictadura crecieron considerablemente: cada institución deportiva encontró su camino por el cual caminar y llegar a una reparación histórica y de justicia. Por eso, varias instituciones de importancia del fútbol nacional se pusieron la camiseta y lanzaron una campaña para restablecer los carnets de socies desaparecides en la última dictadura cívico-militar.
A través de su Subcomisión de Derechos Humanos, San Lorenzo, en agosto de 2019, fue el primer club en entregar a familiares de 17 socixs e hinchas desaparecidxs carnets de socixs honorarixs. Un homenaje para no olvidar, para seguir elevando el grito de Justicia y para no claudicar en la búsqueda de la verdad. Banfield le siguió los pasos y un mes después restituyó su condición de asociadxs a lxs desaparecidxs que la perdieron durante el terrorismo de Estado, en una convocatoria en la que las Madres de Plaza de Mayo fueron las invitadas especiales. Poco tiempo después, Ferro se sumó al movimiento e hizo un acto de características similares que muestra en la puerta 6 del estadio, los 17 rostros de desaparecidos y desaparecidas a los que allí se les rinde tributo y memoria.
Hace una semana, el plantel de fútbol femenino de Racing visitó el sitio en el que funcionó uno de los centros clandestinos de detención erigidos por los dictadores, cercano a los estadios de Racing e Independiente. A su vez, la Academia anunció que restituirá la condición de socixs a les detenidxs-desaparecidxs por la última dictadura cívico-eclesiástico-militar, en el marco de la reparación de la memoria histórica social.
La idea fue planteada al Departamento de Socios hace algunos meses por cinco socios: Jorge Watts, Osvaldo Santoro, Carlos Ulanovsky, Miguel Laborde y Carlos Krug. Watts fue detenido-desaparecido durante 1978 en el centro clandestino El Vesubio y uno de los fundadores de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y falleció el último 3 de marzo de Covid-19. Por su parte, Carlos Krug, socio vitalicio y hermano de Alberto Krug, secuestrado desde el 2 de diciembre de 1976, mencionó: «Sólo tengo palabras de agradecimientos hacia Racing por este acto de reparación que está empezando a gestarse. Es un sueño para mí».
La construcción de Argentinos Juniors se dio mediante la Subcomisión de Derechos Humanos; entre les 7 socies del club cuyos familiares recibirán sus carnés aparece Raymundo Gleyzer, cineasta y cronista, autor de una síntesis que reivindica su existencia y la de muchos: «Nosotros no hacemos films para morir, sino para vivir, para vivir mejor. Y si se nos va la vida en ello, vendrán otros que continuarán».
Estudiantes de La Plata hizo lo propio y, gracias al efecto contagio, ya son varios los clubes que decidieron tomar cartas en el asunto para sumar a sus socies desaparecides. A su vez, Argentinos Juniors también busca en la actualidad restituir como socies a aquellos que tenían esa condición al momento de haber desaparecido.
Por último, tanto Boca como River anunciaron en conjunto la semana pasada que buscarán la reincorporación de sus socies desaparecides en la dictadura por medio de sus familiares para reivindicar su condición y conocer sus historias de vida, para de esta manera fortalecer dichos vínculos y fomentar este acto a diferentes asociaciones.
No solo son los clubes que tienen como deporte estrella al fútbol los que reivindican a socies y deportistas, hay organizaciones deportivas que se sumaron a la propuesta de los organismos de Derechos Humanos que, frente a la imposibilidad de movilizarse debido a los límites que impone la pandemia, impulsan plantar árboles para sembrar memoria.
Incluso en varias ciudades -Roma, Italia y Puerto Madryn, en el sur argentino- se realizó la nueva edición de “La Carrera de Miguel”, prueba atlética (con circuitos y para caminantes) que recuerda a les 30.000 desaparecides en la figura del tucumano Miguel Sánchez, corredor de fondo, empleado bancario, poeta, futbolista y militante, secuestrado el 8 de enero de 1978 por un grupo de las fuerzas represivas en el hogar en que vivía con su familia en Berazategui, Provincia de Buenos Aires.
También se sabe que existe una larga nómina de desaparecides que practicaban deporte de manera federada. La investigadora de la provincia de San Juan, Carola Ochoa, realizó un estudio y llegó a la cifra de 157 jugadores de rugby desaparecides. Su trabajo desembocó en un torneo homenaje, que ya lleva cinco ediciones, dedicado a elles.
A pesar de la pandemia y el distanciamiento físico, el pueblo argentino y las instituciones deportivas no paran, siguen trabajando y pregonando la Memoria, la Verdad y la Justicia pese a levantarse en ciertas redes el discurso negacionista. Hoy más que nunca se entiende la situación y el rol que cumplieron estos espacios en esos siete años de dictadura en el que el pueblo sufrió, y por eso desde el deporte y este espacio se dice NUNCA MÁS.
Eduard Paz
Proveniente del sur, me instalé enla ciudad de las diagonales.Fiel pensante que la política yel deporte vande la mano. Siempre me vas a tener al servicio de la comunicación del puebloy su deporte.
“La Mapu, la tierra, se va a recuperar, lleva miles de años recuperándose, pero le va a costar porque hay un desequilibrio ambiental. Y ese costo lo estamos pagando todos hoy, y seguramente serán puntos para reflexionar sobre qué es lo que estamos haciendo como sociedad”, reflexionó Orlando Carriqueo, Werken (vocero) de la Coordinadora del Parlamento del Pueblo Mapuche, cuando le preguntamos sobre los incendios que desde enero condenan a las tierras de la comarca andina.
La Mapu es violentada por fuego casi constantemente. Las causas pueden ser intencionales o no, pero la discusión siempre presente es cómo se lo enfrenta. Una vez generados los focos de incendios su gravedad va a depender de la rapidez con la que se actúe y la cantidad de recursos disponibles para ello. Las condiciones climáticas son otro factor a considerar.
La responsabilidad del origen del fuego suele ser otra de las disputas que se repite en estos escenarios, se responsabiliza a comunidades originarias bajo discursos de odio y discriminación para ocultar a los verdaderos responsables. “Se potencia un discurso en una situación compleja, como es un incendio, que está destrozando la zona y que ha ocasionado más de 300 casas incendiadas, muertes y muchas pérdidas”, relata Carriqueo, y concluye “justamente para nosotros es muy grave que, de todas esas circunstancias, el pueblo mapuche sea responsabilizado, la Justicia tiene que poder resolverlo”.
Los hechos
El 24 de enero se localizó el primer foco de incendio en El Mirador, barrio de la periferia de la localidad de El Bolsón, a causa de un fogón mal apagado. La ausencia de lluvias, los 35 grados de temperatura y el cambio de sentido del viento provocaron que el fuego avanzara 13 kilómetros sobre las tierras del paraje Cuesta del Ternero y que llegara hasta el Cerro Piltriquitrón. A las condiciones climáticas se le sumaron la falta de recursos para combatir el incendio, el difícil acceso a zonas rurales para ambulancias y bomberos, y la falta de acceso al agua en los barrios más humildes, quienes además fueron los más perjudicados.
Recién al décimo día de comenzados los incendios, el intendente Hugo Pogliano pidió refuerzos al gobierno nacional. Mientras tanto, brigadistas y vecines autoconvocades de El Bolsón y alrededores se organizaron para controlar la situación. Esto permitió crear campañas de comunicación para conseguir donaciones y entrenar a personas para que sean capaces de ayudar a brigadistas a combatir el fuego.
El 12 de febrero, vecines que habían estado combatiendo el fuego se acercaron a una reunión con el intendente Pogliano en Cuesta del Ternero, donde se expresaron demandas y pedidos al municipio. Al día siguiente, el mismo intendente denunció al encuentro como un intento de secuestro por “15 personas, algunas encapuchadas y otras con las caras pintadas de negro, portando machetes y armas blancas”. Medios de comunicación de todo el país aseguraron que se trataba de mapuches y militantes de Juan Grabois.
Los incendios se controlaron y extinguieron, al igual que su presencia en el tan codiciado y polémico Prime Time de los principales medios de comunicación. Sin embargo, comenzó marzo y los incendios volvieron. Esta vez fueron afectadas las localidades de Las Golondrinas, Cholila, Cerro Radal, El Maitén, El Hoyo, Epuyén y Lago Puelo por focos de incendios iniciados casi en simultáneo, en un rango de tres horas. Los resultados fueron más de 300 viviendas destruidas, tres fallecides y ciudades enteras sin agua ni luz.
La gravedad del asunto despertó las alarmas del Estado. Desde Nación se puso a disposición toda maquinaria y recurso necesario para controlar la situación. El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, presentó una denuncia penal luego de asegurar que registros indicaron que el fuego se prendió intencionalmente. Además, anunció que la zona recibirá un Aporte del Tesoro Nacional (ATN) por 200 millones de pesos para su reconstrucción. Si bien fueron medidas muy necesarias y bien recibidas, no dejan de ser reaccionarias.
Del otro lado de la grieta, encontramos que personajes políticos del PRO y partidarios aseguraron que los incendios fueron generados por mapuches en forma de protesta. La Coordinadora del Parlamento del Pueblo Mapuche decidió realizar una denuncia a Alberto Weretilneck, Miguel Ángel Pichetto y Patricia Bullrich en la fiscalía de Bariloche por discriminación.
“Estaba hablando con la abogada sobre la posibilidad de presentarnos como querellantes de una segunda acción que busca forzar el avance de la causa, porque ni siquiera fue caratulada como ‘Weretilneck, Pichetto y Bullrich por delito de discriminación o xenofobia’ fue caratulada ‘NN sobre averiguación de delito’, totalmente diferente”, nos comentó Carriqueo.
En los primeros 50 días del año se incendiaron 60.000 hectáreas en el territorio argentino. Y se sigue contando, siguen activos los focos de incendio en la Patagonia.
Basta de Terricidios
Los escenarios actuales presentan discusiones que deben ser analizarlas para llegar a una síntesis que permita erradicar estos terricidios. En el último tiempo, el término “territorio” tuvo una resignificación que amplía la discusión y adopta conceptos de comunidades originarias. Se habla de terricidio porque se entiende a las zonas afectadas como territorios que trascienden no sólo en lo biológico, sino también en lo cultural e identitario.
Pero lejos están de entenderse estas ideas en el imaginario social que presentan los grandes monopolios de comunicación. Por el contrario, nos encontramos con escenas mediáticas protagonizadas por difamaciones y estigmatizaciones. Consecuentemente, se persigue a las personas atentadas en estos discursos de odio.
¿Para la generación de incendios? Una Justicia responsable que ponga fin con especulaciones empresariales. Una Justicia que no permita discriminaciones a comunidades indígenas para correr del centro de atención al verdadero responsable. Y una comunicación que deje de ser cómplice e informe a los pueblos, no que propague odio hacia ellos.
¿Para el control de incendios? Un Estado que cuente con planes de prevención y de acción. Un Estado que invierta en recursos y la correcta distribución de ellos.
Estos son los planteos que recorren el país pero que se los percibe individualmente y no permiten ser analizados en conjunto para visualizar los conflictos estructurales. La Patagonia siempre fue un campo de batalla entre especulaciones inmobiliarias y grandes proyectos mineros que buscan ganancias a toda costa, incluso si se deben incendiar bosques por ello. Llegó el momento de discutir sobre la soberanía de los territorios y de los derechos de los pueblos a vivirlos.
Todo fuego es político.
Agustina Flores
Hija de los vientos patagónicos. Compañera (in)esperada de la militancia para la liberación. Entusiasta del puño y la letra. Lo personal es político, el periodismo también.
Desde mitad de los años ochenta, la epidemia de VIH golpeó al pueblo argentino, matando y marginando a les que batallaban contra ella. A comienzos de los años 2000, en La Plata, se juntaron un grupo de militantes y personas con VIH para crear A.D.D.H.H.E.S (Autoconvocadxs en Defensa de las personas viviendo con VIH-SIDA), buscando visibilizar las problemáticas de un sector de la sociedad discriminado y despojado de sus derechos. En el 2008, obligades por la necesidad de trabajo, apuntaron a recuperar los viejos galpones del ferrocarril de Tolosa, que desde la década del sesenta se encontraban abandonados.
Gastón Melio, referente de ADDHHES, cuenta que por aquellos años la naturaleza se había apoderado de las tejas de Marsella, las enredaderas habían trepado las cabreadas y los ladrillos de adobe, hechos en Los Hornos Hoffman, ubicados en el actual Wall Mart de Camino Centenario, corrían peligro de derrumbe si no se trabajaba rápido en ellos; había también árboles que habían superado las chimeneas y tumbado parte del techo. Pusieron manos a la obra, primero estuvieron semanas desmalezando los tres galpones que estaban abandonados, luego taparon fosas, ya que el central, el que da la espalda a la vía, servía de taller mecánico, y después se planificó construir un suelo de concreto y techo, porque la mayoría de las tejas se habían volado.
Conseguida una infraestructura digna, ADDHHES trabajó en conjunto con el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner para convertir ese territorio húmedo y abandonado, en el nuevo lugar de trabajo de las personas con VIH-SIDA. Allí se puso la Textil Estrella Azul, que desde ese momento hasta hoy, a pesar del endeudamiento y las políticas neoliberales de Mauricio Macri, nunca apagó sus máquinas.
***
Milagros le da un sorbo al mate y vuelve a poner la vista en su mesa de trabajo, encorva mínimamente la espalda, gira su cuello hasta hacerlo sonar y apunta nuevamente sus ojos a la overlock de dos hilos. Se encuentra en un cuarto con unas veinte personas y la misma cantidad de máquinas de coser, suena una cumbia colombiana, pero el “Tic, tic, tic, tic” es el que marca el ritmo. En el aire hay olor a aceite quemado. Menos los pulgares, apoya todos los dedos sobre la tela celeste, las uñas rojas le resaltan; con el pie derecho aprieta el pedal de la máquina y comienza a coser. El “Tic, tic, tic, tic” se pierde con el sonido en el aire y se mezcla con el “Chuc, chuc, chuc, chuc” que comienza a llegar del norte, a la estación de Tolosa. El nuevo ruido que invade el área de trabajo, y también la hace vibrar, es el Tren Roca de las 11:45, que viene llegando a horario desde Retiro. Un alto parlante adelanta su llegada, en quince minutos cortarán para almorzar.
Desde la máquina de al lado, a medio metro de distancia, Zule le pregunta – ¿Cómo viene eso?
-Te digo que hoy voy a soñar con estos puños elásticos- contesta Milagros.
A las siete de la mañana arrancaron a coser. Apoyadas contra las paredes, hay pilas interminables de camisolines médicos. Desde junio del año pasado, en la textil de Comunidad Ferroviaria se trabaja en licitaciones que concedió el Ministerio de Salud para hacer uniformes médicos, destinados al personal que viene trabajando desde marzo del 2020 en los hospitales de la Argentina por la pandemia causada por el Covid-19.
-Te digo que estoy igual, hoy sueño con las pantuflitas y con la voz del megáfono- contesta Zule.
La licitación consta de un camisolín de cuerpo entero, pantuflas y una gorra.
Milagros toma otro mate y vuelve a girar su cuello, esta vez le tronan los huesos de la cervical, suspira y vuelve a ponerse a coser. La música que sonaba pegó un giro y ahora desde el pequeño parlantito suena el último disco del Indio Solari, el “Tic, tic, tic, tic” de las máquinas se esconde y parece marcarle el ritmo a la batería.
***
Franco Carignano se toma unos segundos para responder la pregunta, en el reflejo de sus anteojos se ve un vagón oxidado.
– Acá trabajamos para poner a la Argentina de pie. Y es muy fuerte para nosotros hacerlo acá, porque en este lugar se vivieron los años más felices de nuestro pueblo, en este predio estaba la síntesis de lo que siempre quisimos. Imaginate a tres mil quinientas personas trabajando, no te digo en los tres galpones en los que hoy estamos con la Corriente Nuestra Patria, te hablo de todo el predio, todas las naves estas. Y la derecha alineada como siempre a los intereses internacionales, le cerró las puertas a esto, como prohibieron hablar del General, cortaron las locomotoras a la mitad ¡Coches hechos, todos con nuestras manos, agarraron un soplete y lo cortaron a la mitad! Y como no sabe hacer de otra manera nuestro pueblo, resistió, y aunque fue saqueado y vendido por migajas por todas las generaciones venideras, no pudieron tirar abajo este lugar.
Franco se saca sus anteojos y limpia los cristales empañados, por su mejilla desciende una lágrima.
– Hoy, entendiendo todo eso, acá nos ponemos a laburar, y sí, no somos más de setenta, pero le resolvemos el sueldo a compañeres desocupades de la CTD Aníbal Verón (Coordinadora de Trabajadores Desocupados), y fijate qué loco que los que resignifican estos galpones, estas paredes con trabajo, son desocupades, y algunes hasta con tradición ferroviaria en sus familias. Estos galpones son la síntesis de una nación que ya no existe más, porque fue saqueada, fusilada y regalada. Pero ahora, cada vez que de acá sale una caja de sorrentinos, una remera o una bicicleta de madera, un país más justo se anima y se esperanza a renacer.
***
Un sol anaranjado y cálido se esconde tras las chimeneas que hace décadas dejaron de ahumar en Tolosa. Mezclado con la lejanía de un tren de carga que parte hacía el Puerto de Ensenada, se escucha una cuerda de tambores. Artigas, el perro de Edu, deja tres ladridos en el aire y da la impresión de que las paredes de la Comunidad Ferroviaria mueven la cadera.
El candombe es la música de les negres, de les pobres, les humildes y despojades de todo.
Hoy, en La Plata, son esas mismas personas las que se organizan bajo lo que quedó de las tejas anaranjadas traídas de Marsella, para volver a poner sobre los rieles este tren, que es la Argentina.
Cuando estaba en la panza, mi vieja me cantaba «Significado de Patria» para tranquilizarme. En la comunicación y organización popular encontré la clave para poder «ser la revancha de todxs aquellxs». Como todo buen platense, sé lo que es ganar una Copa Libertadores.
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