


El feriado del 12 de octubre (Día de la Diversidad Cultural o el Día que comenzó la Resistencia Indígena) tuvo lugar en Plaza Moreno, La Plata, a eso de las 16 horas, una concentración opositora al Gobierno nacional que quedó diluida en una multipicidad de reclamos que, sin consigna clara, se propuso juntar la mayor cantidad de personas. La oposición al gobierno de Alberto Fernández no tiene un horizonte colmado de propuestas. Por el contrario, todo lo que hace el gobierno está mal y ese es el reclamo.
Se concentraron allí personas antivacunas, antisistema, antigobierno, antibarbijo, seguidores de Anonymus en contra del maltrato animal, grupos que estaban desde antes reunidos tomando mate, familias que paseaban con sus hijos e hijas, trabajadores de la economía informal y muchos bocinazos de autos cuyos dueños ondeaban banderas de Argentina, entre otros.










La palabra, por momentos virulenta, era intermediada por el partido libertario y cedida, según ellos, a bioquímicos que explicaban que la vacuna era un invento para controlarnos y que no tenía fundamentos científicos para una enfermedad que no existe. También había médicos que estaban en contra del barbijo y que decían que “respiramos dióxiodo de carbono y éste es más letal que el COVID – 19”. Otras personas arengaban en contra del nuevo orden mundial y luego se decían librepensadores y terminaban con arengas de una Argentina libre de corrupción.
Algunos afrimaban que la cura era el dióxido de cloro; otros pedían juicio político a Cristina Fernández y a Alberto Fernández por traición a la Patria porque “ni en tiempos de Macri la destrucción de la sociedad y de la economía fue tan grande”. En resumen, un despifalrro de energía, de palabras y de combustible para estos librepensadores que creen saber más que la OMS, que piensan que la economía se soluciona con más empréstitos y que el reclamo político no es más que la convicción de que todo lo que haga el peronismo siempre estará mal.