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En diferentes artículos anteriores se analizó la bestialidad imperial y las atrocidades cometidas por el imperio norteamericano para perpetrarse como el amo y señor del planeta. Sea en la región del mundo que sea los norteamericanos desplegaron su política exterior, que tiene un solo objetivo: ser los gendarmes y que todo salga como ellos pretenden. Pero el paso de las décadas y errores de diversa índole -producto de su insaciabilidad y voracidad- los han hecho perder no solo legitimidad, sino -concretamente- fuerza.

Sin lugar a dudas Nuestra América es considerada por los norteamericanos (sin importar el partido) como su reserva estratégica para perdurar como hegemón. Pero la reciente etapa de gobiernos progresistas y revolucionarios iniciada con la llegada en 1999 de Hugo Chávez, la hasta entonces “controlada” región nuestroamericana, comenzó a rebelarse.

La experiencia vivida en esos años llevó a muchos pueblos de la región a comprender no solo que se podía vivir de otra manera, sino que había formas de enfrentar al imperio, al tiempo que aparecían otros actores en el ajedrez global, fundamentalmente Rusia y China.

Ilustración: Entornointeligente.com

Algunos números

En estos días el investigador del CONICET y profesor de la Universidad Nacional de Quilmes, Bernabé Malacalza[1], publicaba un comparativo de las donaciones realizadas por EEUU y por China en Nuestra América. Mientras el primero lo ha hecho en 83 millones de dólares (lo cual equivale al 9% del total y es menos de la suma de lo que recibieron el Congo y Nigeria), el país asiático lleva donados 665 millones de dólares, una cifra ocho veces mayor.

La prioridad para los norteamericanos siguen siendo países selectos: Colombia y Venezuela (a su empleado Guaido) para desestabilizar al chavismo, a Haití (para que no cambie de signo político), y a los países del famoso Triángulo Norte (Guatemala, El salvador y Honduras) donde lo importante para el imperio es frenar la migración hacia sus fronteras, y seguir fomentando la supuesta “lucha contra el narcotráfico”. La pieza clave para esto último parece ser el México de López Obrador quien se comprometió a fomentar el trabajo de calidad en su país, también como una forma de contener la migración centroamericana.

La visita de AMLO a los EEUU del magnate de peluquín no hace más que reforzar esta teoría. La reciente ratificación del T-MEC, entre muchas otras cosas, permitirá a México relanzar su industria manufacturera, generar puestos de trabajo genuinos y sacar a gran parte de su pueblo de la precarización a la que llevaron décadas de políticas neoliberales, la desregulación, la privatización y fomento a la maquila. Datos no menores son las crecientes inversiones chinas en el país Azteca, que pone los pelos de punta al imperio.

El dragón avanza y ocupa casilleros a su paso

A los 665 millones de dólares donados por China en insumos y equipamiento médico para enfrentar la pandemia, hay que sumarle los créditos otorgados por el China Development Bank y el China Eximbank, y los acuerdos previamente realizados por el gigante asiático con diferentes países del continente, fundamentalmente en materia de extracción petrolera y minera y granos.

Lugar que deja vacío el imperio norteamericano, lo ocupa sin dudarlo el gigante asiático, y donde sigue invirtiendo EEUU, ahora también lo hace China. Mientras EEUU mantiene un política selectiva a la hora de otorgar préstamos o dar donaciones, los chinos abren la billetera y reparten billetes verdes. Esto se suma a la disputa abierta entre las dos potencias en la carrera por la instalación de la tecnología 5G, en la cual la asiática pareciera estar en franca ventaja ante la anglosajona.

Muy pocos son los países de la región que no reciben ayuda financiera de China, o que aún no hayan firmado algún acuerdo político o comercial. Además de los vínculos históricos con la Cuba de Fidel, y de la alianza política estratégica con Venezuela, uno de los puntos predilectos del mandarín Xi y empresarios chinos es Panamá.

Desde que en 2017 los panameños quitaran su apoyo a Taiwan y reconocieran que China es una sola, las inversiones y la atención asiática en el país latinoamericano crecieron exponencialmente. Tal es el punto que según la oficina del portavoz del Ministerio de Exteriores chino, el país asiático se ha convertido en el segundo socio más importante del Canal de Panamá. En 2019 el intercambio comercial entre ambas naciones “alcanzó 8.387 millones de dólares, lo que es un 19,4% más que en el año anterior[2], en tanto las exportaciones panameñas a China crecieron un 444,5% sólo el año pasado.

Diferencias ante la crisis económica global

Producto de la pandemia, la recesión global será inevitable. Mal que le pese a los liberales o a quienes pretenden insistir con abrir la cuarentena para “recuperar” la economía, los números dan cuenta de que sólo sería una locura y una irresponsabilidad sanitaria.

Según datos del propio FMI en su actualización de perspectivas para este 2020, la caída de la actividad mundial alcanzará un 4,9%. Dato no menor para relacionar con lo antes dicho es el desglose por región: Nuestra América caería un 9,4%, EEUU un 8%, la Zona Euro un 10,2% y Japón un 5,8%; sin embargo China crecería un 1%.

Nuevamente, mientras las políticas de EEUU sirven para salvar a bancos, entidades financieras y el sistema especulativo privado (poco y nada para el pueblo), las políticas de China están focalizadas a rescatar empresas productivas, salvaguardar los puestos de trabajo y fortalecer los mecanismos de control para que el dinero destinado sirva para paliar la situación.

La pandemia, lejos de aminorar la conflictividad entre los EEUU y China, parece haberla potenciado. La carrera presidencial en vísperas  de una nueva elección en gringolandia, han hecho que las declaraciones anti-china se hayan vuelto moneda corriente. Para Trump todo es culpa de China y del Partido Comunista Chino y sus aliados en el continente: Venezuela, Cuba y Nicaragua, lo que despectivamente llama “la troica del mal”.

Pero como afirma el general retirado del ejército chino Liu Mingfu: “Estados Unidos no tiene miedo de una China socialista, tiene miedo de una China fuerte. Estados Unidos preferiría una China socialista pobre que una China capitalista poderosa”. Bloquear a Venezuela, Cuba y Nicaragua, hacerles la guerra desde todos los planos, no solo es un intento por alinear a todo el continente en su lógica exterior, sino un desesperado intento por debilitar a China en la región. Cosa que por el momento y en perspectiva a futuro, parece no estar saliéndole del todo bien.


Nicolás Sampedro
Nicolás Sampedro

Prefiero escuchar antes que hablar. Ser esquemático y metódico en el trabajo me ha dado algún resultado. Intento encontrar y compartir ideas y conceptos que hagan pensar. Me irritan las injusticias, perder el tiempo y fallarle en algo a les demás.

Referencias:
[1] Malacalza, Bernabé. (2020). La rivalidad Estados Unidos-China en América Latina. ¿Hacia dónde fue la ayuda en la región durante la pandemia? CENITAL. Buenos Aires. Disponible en: https://www.cenital.com/la-rivalidad-estados-unidos-china-en-america-latina/

[2] https://mundo.sputniknews.com/politica/202007101092034597-pekin-destaca-el-valor-del-canal-del-panama-para-la-economia-y-el-transporte-naval/

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