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Por Dayana López Villalobos

Irán envía cinco buques a Venezuela cargados de combustibles y aditivos, sorteando las barreras impuestas por EEUU en el marco de la pandemia por Covid-19. En represalia, los gringos anuncian la venta de CITGO, refinería venezolana en territorio estadounidense.


Las relaciones entre la República Bolivariana de Venezuela y la República Islámica de Irán están estrechamente relacionadas con la producción petrolera. Ambas naciones integran la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) desde su fundación en septiembre de 1960.

Sin embargo, fue en el año 2001 que sus relaciones experimentaron un giro importante tras la primera visita del presidente venezolano Hugo Chávez Frías a Irán en el marco de una gira por el Medio Oriente, que tuvo como objetivo reflotar la OPEP para recuperar los precios del petróleo, bajo un esquema de complementariedad entre sus miembros, implementando los recortes de producción acordados y que, hasta el momento, nadie cumplía.

Cuando Chávez ganó las elecciones presidenciales en diciembre de 1998, el petróleo cotizaba en 7 $USD (dólares estadounidenses) por barril. En sólo cinco meses el precio se había duplicado gracias a las primeras medidas presidenciales. Alcanzó en mayo de 1999 los 14,9 $USD / barril. Para septiembre de ese año, Venezuela había implementado un recorte de 0,6 MBD (Millones de Barriles Diarios), llevando su producción a 2,7 MBD y recuperando la cotización que ya rondaba los 22 $USD.

“Señores, vamos a respetarnos todos la producción. La OPEP no puede ser un club de pinochos”, había arengado Chávez en el discurso de sus primeros 100 días de Gobierno. No sólo se recuperó rápidamente el precio del petróleo, beneficiando a los países OPEP, sino que esta gira de Chávez por Medio Oriente permitió a Venezuela diversificar sus relaciones comerciales y de cooperación con países como Irán.

Relaciones Venezuela –Irán

Dos elementos marcaron la consolidación de las relaciones: el ascenso al poder de Mahmud Ahmadinejad en la presidencia de Irán (2005) y la agenda antiimperialista de común entre ambos países.

A partir de entonces se afianzó una relación de cooperación mutua que se verificó en los poblados más recónditos del territorio caribeño, donde a la par de la recuperación de tierras ociosas en poder de latifundistas, el campesinado venezolano empezó a operar maquinaria agrícola iraní, gracias a un convenio que incluyó la instalación de la fábrica Venirán en Venezuela, que no sólo producía tractores sino vehículos para uso particular.

Es así como en el parque automotor venezolano circulan autos con nombres como “Turpial”, “Centauro” y “Orinoco”. Pero este es apenas un ejemplo concreto de cómo el pueblo venezolano se vio beneficiado por los más de 300 convenios de cooperación firmados entre Venezuela e Irán en materia científica, tecnológica, industrial, de infraestructura, soberanía alimentaria y vivienda.

En el marco de una visita del entonces presidente iraní Mahmud Ahmadinejad a Caracas, el 22 de junio de 2012, Chávez le agradecía y reconocía el impulso de Irán a la recién creada Gran Misión Vivienda Venezuela:

“Tu debes recordar cuando en Teherán conversábamos sobre vivienda y todas tus sabias orientaciones, recomendaciones. Con tu ministro de Vivienda, el Ministro de Industria, fuimos a visitar un valle  muy hermoso donde estaban construyendo una gran ciudad nueva en Irán. Parán, allá fuimos, a Parán. Y luego tu enviaste una comisión de expertos en vivienda, el Ministro, vinieron los empresarios iraníes y me da mucho gusto decirte que a partir de allí se desató con mucha fuerza la Gran Misión Vivienda Venezuela”.

Ahmadinejad, invitado a una entrega de viviendas, le respondía a Chávez: “Le agradezco a mi querido amigo, a mi querido hermano que se está esforzando en este camino de la construcción de viviendas, eso es la vista y la mira revolucionaria y popular del presidente Chávez. Los líderes revolucionarios siempre están con el pueblo y al lado del pueblo”.

A la fecha la GMVV ha otorgado más de 3 millones de viviendas en Venezuela. Es así como estos líderes –y con ellos sus pueblos– tejieron fuertes lazos que trascendieron lo diplomático, al punto que, en mayo de 2011 el Departamento de Estado norteamericano anunció sanciones a PDVSA por enviar crudo a Irán entre los años 2008 y 2011, a contracorriente del bloqueo comercial impuesto por Estados Unidos desde 2006, como represalia por los proyectos iraníes de enriquecimiento de uranio. El presidente venezolano rechazaba estas acciones y, en un tuit, asumía las consecuencias.

La coherencia iraní

Estamos, es sabido, en el marco de una pandemia mundial. Venezuela e Irán son dos países fuertemente afectados por las sanciones criminales estadounidenses, que no han cesado durante esta particular coyuntura planetaria, a pesar de los llamados de atención propinados en instancias internacionales como Naciones Unidas (ONU) y el BRICS.

El bloqueo estadounidense contra Venezuela ha afectado drásticamente su capacidad de producción de petróleo y sus derivados, al encontrarse imposibilitada de garantizar mantenimiento adecuado a la infraestructura de extracción y refinación de la estatal PDVSA. En consecuencia, el primer país en reservas internacionales de petróleo, perdió su capacidad de autoabastecerse de combustible para consumo interno.

La respuesta de Irán es coherente y contundente. Ha establecido con Venezuela un convenio de suministros,enviando cinco buques tanqueros cargados de combustibles y aditivos para la industria petrolera y ya se encuentran surcando el océano Atlántico hacia las costas venezolanas en el Mar Caribe. Ellos son Fortune, Petunia, Forest, Faxon y Clavell y estarían arribando paulatinamente a las refinerías de PDVSA en los próximos 10 días.

Mientras esto ocurre, el Departamento de Estado Norteamericano se pone de nuevo a la carga y amenaza con evitar el arribo de estos buques a Venezuela, hecho denunciado ante el Consejo de Seguridad de la ONU el pasado viernes 22 de mayo por el embajador venezolano ante el organismo, Samuel Moncada.

La respuesta de Estados Unidos no se hace esperar. Anuncian la venta de acciones de CITGO, refinería venezolana en territorio norteamericano, arrebatada al país como parte de las sanciones coercitivas unilaterales contra Venezuela, cuyo objetivo expreso es derrocar al presidente Nicolás Maduro.

El Estado Venezolano dispuso escoltar por aire, tierra y mar a las embarcaciones ante eventuales ataques norteamericanos, con apoyo de las Fuerzas Armadas y las Milicias Populares, como un ejercicio de soberanía. El primer buque, el Fortune (o IranFazel), ya está en aguas venezolanas y esto es celebrado por el pueblo, en Venezuela y en Irán, como una victoria popular.


* Comunicadora Social (UNICA/VE). Especialista en Prácticas Sociales de Lectura y Escritura (UNGS/AR).
Diplomada en Diseño Editorial por el Instituto Internacional de Periodismo “José Martí” de La Habana.

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