Por Floren Luengo*
Negar la existencia de las mujeres, lesbianas y otras identidades
Marta Dillon [1]
vulneradas por el patriarcado, negar el modo en que los temas
que se tratan en los medios hacen a la coyuntura sin tener
perspectiva de género reproduce opresión y distorsiona
lo que sucede cotidianamente en las calles, casas y escuelas.
Hace que las noticias se cuenten mal, que no se puedan
entender los modos que opera la economía.

El periodismo feminista no sólo se origina desde la academia, sino también en toda aquella persona u organización que levanta sucesos de sus barrios, de la calle, de comedores, bibliotecas populares, juntas vecinales e infinitos otros lugares desde donde comunicar y hacer de la cotidianeidad un hecho social con historia.
En este marco no solo implica que sea una práctica de mujeres para mujeres, sino que comprende una visión analítica de la realidad la cual desnuda las tramas de poder, el sistema de opresión y desigualdad, y concibe a las personas como sujetas políticas de derecho. De modo que las denuncias y reivindicaciones son ejes primarios de su puesta en acción.
El camino de la profesión feminista
Hartas de leer y escuchar cómo educar a las niñas para que sean buenas madres, qué lugar es el deseado por otros para ellas, así como los mil y un consejos de belleza que se transmiten en la prensa hegemónica local y mundial, en Argentina los grupos organizados de mujeres manifiestan sus voces y deciden mostrarse como sujetas políticas de un tiempo y espacio determinado.
Marcando un hito histórico de la profesión, Petrona Rosende de la Sierra (uruguaya nacionalizada argentina), es la primera periodista de Argentina y fundadora de un diario en Nuestra América: La Aljaba (1830- 1831). El nombre significa el estuche donde las guerreras guardaban sus flechas. La idea se establece en un clima de guerra civil durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas. Pensemos que para la Argentina de ese entonces, el periódico debatía la educación, religión, política y liberación femenina.
De modo que en medio de guerras, de unitarios y federales, de impuestos a los grandes terratenientes, las mujeres están denunciando la falta de derechos, la defensa por los derechos humanos de todos y todas las habitantes, las libertades de pensamiento, el cese de la violencia, así como la necesidad de ser parte de las decisiones políticas de un país. Es clara la intención de ejercer el periodismo desde ellas mismas, cuyos relatos se encuentran reflejados en vivencias colectivas de muchas otras mujeres.
Algo interesante es que solo pocas de ellas gozaban del privilegio de leer y escribir, por lo que la profesión también estaba pensando, estimo, en la escritura de relatos destinados a las lecturas colectivas. Por ejemplo: las mujeres migrantes, trabajadoras domésticas que tenían a cargo niñeces, se reunían, y la que sabía leer porque su “patrón/patrona” le había enseñado, leía para todas. De modo que, la apropiación de la lectoescritura ha sido clave para la emancipación de las mujeres en este sistema heteropatriarcal.

Avanza el tiempo y el pensamiento heterogéneo y colectivo de las mujeres toma otra forma: las revistas. Nuestra Causa (Buenos Aires, 1919-1921), Vida Femenina (Buenos Aires, 1933-1942) y Acción Femenina (Santiago, 1922-1939) son ejemplos de ello. Ellas representan los discursos de mujeres organizadas en asociaciones o partidos políticos[2] mediante entrevistas, artículos de discusión, crítica literaria, información de actividades de las organizaciones feministas y notas de prensa de interés para el movimiento.
Parece ser, entonces, que el periodismo feminista introduce una nueva noción al acto de producir y reproducir hechos sociales. Tiene una innovadora capacidad de tomar las vivencias personales y domésticas de las mujeres y volcarlas al acto público, instalando otra manera de leer el mundo en la agenda mediática. “Se trata de una identidad que se enuncia en forma de manifiesto”, como afirma la periodista feminista Florencia Alcaráz.
Aquí y ahora: periodismo organizado
En la actualidad, las estrategias que se utilizan en el diverso mundo del periodismo y la comunicación feminista engloba experiencias como “Altavoz: Mujeres haciendo política”. Se trata de charlas entre periodistas y entrevistadas como Graciela Camaño, Miriam Bregman, Gisela Marziotta, Romina Del Plá y Ofelia Fernández. Este grupo de Periodistas Argentinas nació en 2018 al ritmo de la marea verde que reivindica, entre otras cosas, la Ley del aborto seguro, legal y gratuito.
En el mismo año, la organización Periodistas Unidas nace con la iniciativa de denunciar, bajo el lema “No nos callamos más”, los acosos recibidos en el mundo del periodismo deportivo, que califican como “muy machista”. La periodista Carolina Andamo, aseguró que para muchos de sus compañeros varones de trabajo “es raro que una mujer se siente y analice un partido de fútbol o redacte una noticia deportiva“.

Respecto a la comunicación popular, el funcionamiento de las radios comunitarias en Argentina, nucleadas en Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO), están protagonizadas generalmente por mujeres muy jóvenes. En el año 2019 fue el Primer Encuentro de Mujeres y Géneros de la Red y entre las conclusiones, las compañeras destacaron que en momentos de angustia y sufrimiento del pueblo, son las mujeres las que ponen el cuerpo para salir adelante, así como en el campo de la disputa cultural y de la comunicación popular.
Por su parte, la periodista Diana Zuarzo, trabajadora de la TV Pública, el pasado 26 de marzo de 2020, junto al Presidente Alberto Fernández, preguntó en un canal estatal acerca de la población trans en Argentina: situación diaria, cupo laboral, también la crisis habitacional y de sanidad en la que viven cotidianamente.
No fue magia, dicen las peronistas. Todas esas experiencias significan logros de una disputa constante. La historia ha comenzado con la denuncia y la erradicación de toda forma de violencia en la humanidad, y hasta que ello no acontezca, cada vez seremos más las personas que innovemos en las maneras de comunicar para transformar el mundo en el que vivimos. Ante esto, es extensiva la demanda de formación con perspectiva de género a las profesiones que trabajen sobre los sentidos y modos de pensar que se transmiten e instalan en la sociedad.
* Periodista, columnista del programa La Marea (Radio Futura – FM 90.5), responsable de la sección Feminismos de Revista Trinchera, editora del portal Luchelatinoamérica y colaboradora de Agencia Timón.
Fuentes:
[1] Por un periodismo feminista. Feminacida. Link: https://feminacida.com.ar/por-un-periodismo-feminista-2/ [2] En Argentina, Nuestra Causa se asocia a la Unión Feminista Nacional junto con la producción de las militantes del Partido Feminista Nacional y de las feministas socialistas; Vida Femenina se asocia a la sección femenina del Partido Socialista. Valles Ruiz, y Castelli Olvera (s/f). Prensa y feminismo en América Latina en las primeras décadas del siglo XX.