TIEMPO DE LECTURA: 6 min.

Por Maia Cubric*

“Me sentía frío, ridículo, cumpliendo mi misión de periodista. ¡Qué hacía yo ahí, con la lapicera en la mano, en lugar de estar apretando el gatillo de una ametralladora!”

Jorge Ricardo Masetti

Jorge Ricardo Masetti nació el 31 de mayo de 1929 en Avellaneda. Fue periodista, escritor, revolucionario, Comandante del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) en la Argentina y fundador de Prensa Latina, el primer proyecto comunicacional latinoamericano que problematizó y disputó con el monopolio comunicacional.

En 1958, Masetti trabajaba para Radio El Mundo, cuando decidió viajar a Cuba para ver con sus propios ojos esa revolución que se estaba gestando y de la que tanto se hablaba. Así lo expresó en el prólogo de Los que luchan y los que lloran, obra que Rodolfo Walsh describió como “la mayor hazaña individual del periodismo argentino”:“La única forma de saberlo, de despejar los interrogantes que siempre dejaban abiertos los cables de las agencias noticiosas, de conocer si realmente la causa del Movimiento 26 de Julio merecía la adhesión de quienes querían la libertad de Latinoamérica, era ir hasta Fidel Castro y plantearle claramente las preguntas que nos hacíamos aquí”. Motivado por su compromiso con la verdad, llegó a La Habana con pocos contactos, pero con la convicción de encontrar a Fidel.

El reportaje se escondía entre las montañas de una Cuba enardecida y Masetti caminó las sierras durante meses para encontrar a Fidel. En el trascurso fue tomando la forma de un revolucionario, porque no podía ignorar las injusticias. Se internó en Sierra Maestra, sabiendo que solo allí encontraría la revolución. Vivió ráfagas de tiros que bajaban desde los aviones enviados por la dictadura de Fulgencio Batista, conoció campesinos y empezó a comprender, cada vez más, la realidad cubana: la miseria, la pobreza, la violencia, la represión con la que el imperio pretendía instalarse en la isla. Y también, la resistencia, la fuerza y la lucha de un pueblo harto, que estaba dispuesto a dejar su vida por la causa.

Los niveles de violencia, los asesinatos que imponía el régimen militar y el innegable compromiso con la realidad del periodista argentino encontraron en la revolución por la liberación de los pueblos, la respuesta a siglos de opresión. Masetti entendió, en ese trayecto, que la respuesta era necesariamente práctica: “¡Qué hacía yo ahí, con la lapicera en la mano, en lugar de estar apretando el gatillo de una ametralladora!”,pensaba mientras escribía desde un hospital levantado por el Ejército Rebelde para les herides por las metrallas de Batista.

Hizo su recorrido, pieza histórica necesaria e indispensable en la lectura, y entrevistó al Comandante Che Guevara y al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Una vez obtenido el material, luego de meses en Sierra Maestra, se encaminó hacia la capital de Cuba, pero en el camino se enteró que dicha entrevista no había llegado “bien” a Buenos Aires. Y ahí, su compromiso con la palabra y su acto heroico en busca de la verdad, volvió a cobrar sentido porque decidió, pese a todo lo vivido, volver a internarse en las sierras para conseguir nuevamente las palabras de quienes lideraban la revolución junto al pueblo.

En su vuelta a la selva, el peligro era cada vez más visible y constante. Masetti entiende la importancia que la posible revolución generaba en el mundo político mundial y desde allí la extrema violencia con la que la dictadura avanzaba. Cada vez corría más riesgos su vida, porque cualquier persona afín, o con intención de indagar un poco más en los movimientos revolucionarios, era asesinada. La dictadura de Batista censuraba cualquier modo y medio de expresión que no fuese el de las grandes empresas. Y un periodista con el compromiso de Masetti representaba todo lo opuesto, porque como expresaba: “no se puede ser imparcial entre el bien y el mal”.

Cuando Guevara lo vio, nuevamente en la Sierra, y luego de saber que la entrevista no había llegado a destino, comprendió que Jorge Ricardo Masetti no era un simple periodista. En ese campamento, hablaron de la revolución, de cambiar el sistema del mundo, de la liberación. Masetti logró entrevistar, por segunda vez, a los mártires revolucionarios y terminó de conocer, y sentir, profundamente la realidad cubana. A esta altura de los hechos, Cuba ya era parte de su carne, como lo era el compromiso por luchar contra las injusticias en cualquier lugar del mundo.

El Masetti que volvió a la Argentina ya no era el mismo que el que se había ido. El 16 de junio de 1959, funda en Cuba, Prensa Latina, un proyecto de Ernesto Guevara para dar batalla a la hegemonía mundial en el campo de la comunicación. En 1961, junto a Rodolfo Walsh, logró descifrar los mensajes secretos norteamericanos y descubrió la contraofensiva que preparaba el imperio con la idea de invadir nuevamente la isla, y desembarcar en Playa Girón. Masetti no solo puso al descubierto la carta secreta yanqui, sino que también tomó el fusil para combatir convencido y defender las tierras revolucionarias cubanas. En octubre de ese año, participó de una misión en Argel, África-la primera misión internacionalista cubana-, donde también entrevistó al Frente de Liberación Nacional argelino.

Siendo su único objetivo de vida la liberación de los pueblos, Masetti se unió al Che Guevara en la construcción de un foco guerrillero en el sur del continente. Creó el Ejército Guerrillero del Pueblo y fue apodado Comandante Segundo. El 21 de junio de 1963, con treinta compañeros, ingresaron a la Argentina cruzando desde el límite fronterizo de Tarija, hacia Orán. Pasaron meses en la selva y luego de resistir una emboscada del ataque armado, Masetti decide volver a la base de Bolivia. La historia no acabó allí: el Comandante Segundo volvió a Salta entre el 21 y el 24 de septiembre de ese año, junto a otros diez compañeros, pero esta vez ingresaron divididos en dos grupos a la selva norteña.

El 18 de abril una patrulla de gendarmes encontró a los guerrilleros en la zona de El Bananal y comenzó un tiroteo que terminó con la vida de gendarmes y guerrilleros. Masetti logró escapar y se escondió en la selva. La última vez que fue visto por sus compañeros fue el 21 de abril de 1964. Todavía la familia pide por su cuerpo.

“Que su nombre siga casi tan ignorado en su país como el pedazo de selva que esconde sus huesos era previsible para Jorge Masetti. Periodista, sabía cómo se construyen renombres y se tejen olvidos. Guerrillero, pudo presumir que si era derrotado el enemigo sería el dueño momentáneo de su historia […] Masetti no aparece nunca. Se ha disuelto en la selva, en la lluvia, en el tiempo. En algún lugar desconocido el cadáver del comandante Segundo empuña un fusil herrumbrado”,escribió Rodolfo Walsh en su recuerdo.

A 56 años de su desaparición forzada, Masetti sigue vivo en su ejemplo. El periodista comprometido, que se hace carne en la lucha y que cuando el momento histórico lo demanda deja su vida por eso, es una de las tantas enseñanzas que supo plasmar. La palabra empeñada. La lucha por defender el ideal antiimperialista. La lapicera y el fusil. Son solo algunas insignias de las huellas que dejó Masetti y que nunca se van a borrar. Porque, como bien expresaba: “Ningún revolucionario termina, sin prolongarse en su lucha y en su ejemplo. Su grito jamás se apaga, sin que encuentre el eco de mil gargantas jóvenes que lo renueven. Su sangre jamás se coagula, sin que la asimile la tierra por la cual la derramó.

Esa es su única, íntima y reconfortable recompensa”.


* Periodista, conductora del programa La Marea (Radio Futura - FM 90.5), columnista del programa No Se Mancha (Radio Estación Sur – FM 91.7), colaboradora de Revista Trinchera y de Agencia Timón.

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